EZLN, Disneylandia en el sureste mexicano (Parte 6)

Canibalismo jacobino

Restif de la Bretonne, quizá el más agudo e informado observador del París revolucionario, presenció las matanzas. Quedó horrorizado por lo que vio e intentó convencerse a sí mismo que los caníbales no eran habitantes de su amada ciudad
Servando Rocha 1

Un hombre camina por la calle Medellín, en la colonia Roma, ha comprado pan. Se detiene en un puesto de comida para llevar quesadillas. Cuando el hombre retoma su andar, una combi se le empareja, abre su puerta trasera y se escucha a una mujer gritar: ¡cuidado, escápate! Al instante tres sujetos descienden del vehículo para obligarlo a subir, pero él se resiste. Entonces los agresores disparan sus armas. El hombre se desploma, la combi arranca y lo atropella. 2

Así fue ejecutado Napoleón Glockner, militante de las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN), el 5 de noviembre de 1976, en la ciudad de México.

Aquel día también fue ajusticiada su compañera de organización y pareja afectiva, Nora Rivera. Poco antes, ésta fue secuestrada y retenida en la combi, de modo que presenció el asesinato de Napoleón. Fue ella quien advirtió a gritos que escapara. Nora estaba embarazada, a pesar de eso fue torturada, estrangulada y la remataron con un tiro en la frente. Así describe la escena un familiar que accede al vehículo incautado:

«Delante de mí quitaron los sellos a la camioneta y me hicieron subir. Estaba toda manchada de sangre […] El cuerpo de Nora tenía un lazo de cortina en el cuello, quemaduras y golpes en distintas partes. Se le veía su pancita, por su embarazo de pocos meses» 3

Por mucho tiempo se consideró que ambos crímenes fueron perpetrados por el aparato de seguridad del Estado, sin embargo, fue la guerrilla quien asesinó a sus propios militantes, pues los consideraba traidores por revelar información a la policía tras ser sometidos a torturas. Éste comunicado lo confirma:

«El cinco de noviembre pasado, militantes de las Fuerzas de Liberación Nacional ajusticiaron a Napoleón Glockner y Nora Rivera, que en el año de 1974 denunciaron el sitio donde se encontraba la Casa de Seguridad Central de nuestra Organización, en Nepantla, Estado de México […] Martín y Ana […] en el mes de noviembre de 1974 son reincorporados a las filas profesionales de las FLN […] Identificaron ellos las voces de Napoleón Glockner y Nora Rivera cuando conduciendo a los enemigos pidieron la rendición de nuestros compañeros. Así mismo el traidor Napoleón Glockner denunció a los compañeros urbanos que por su carácter dentro de la Organización conocía, según informes obtenidos por las FLN y un informe oficial que obra en nuestro poder […]
A partir de la orden de nuestra Dirección Nacional, de proceder a la localización, aprehensión y ejecución de los traidores, se iniciaron los procedimientos para lograrlo. […] Cumplidos los anteriores procedimientos por cuadros urbanos no profesionales –de las EYOL-, obtenidos los sitios de trabajo, de vivienda, horarios y tipo de actividad de los traidores, se estrechó la vigilancia sobre ellos para lograr su captura. El conocimiento que Napoleón Glockner tenía de nuestras prácticas de seguridad, seguimiento y demás normas y medidas, hacía más difícil su captura. Por lo mismo se aceptó la alternativa de ejecución en el lugar si oponía resistencia y no se lograba su reducción.
Operación: Distribuidos los compañeros profesionales y equipos en los sitios escogidos y garantizando en todo momento la seguridad, el poder de fuego y la retirada de quienes participarían, se procedió a detener a los traidores. Nora Rivera pudo ser aprehendida y sometida y Napoléon Glockner inició una resistencia que implicó su ejecución en el lugar, procedimiento que se realizó utilizando una pistola calibre 22 a la que previamente se adaptó un silenciador (producido por la organización), retirándose los compañeros con Nora Rivera, a bordo de un vehículo Combi VW alquilado. Por haber ocurrido una falla eléctrica en el sector donde se realizó la acción, se produjo un “embotellamiento” de vehículos en la zona, que implicó la necesidad, procediendo antes a la ejecución de Nora, de abandonar el vehículo. […]»

Comandante Alfredo. Comunicado confidencial a todos los militantes de las FLN, México, 1976 4

Éste caso está ligado al nacimiento del EZLN, pues los victimarios, poco después de las ejecuciones, se trasladan a Chiapas donde fundan el núcleo guerrillero zapatista.
Mas no se piense que se trata de un hecho aislado. El leninismo armado impuso normas severas a su militancia, quebrantarlas se consideraba una traición, de modo que cualquier integrante de la organización corría el riego de ser eliminado. Fue así que se instituyeron purgas para depurar de indeseables a la estructura guerrillera. Justo como lo expresan sus publicaciones:

«Como ha ocurrido en todo proceso revolucionario, se colaron en nuestras filas elementos aventureros e inmaduros, que al sentir el rigor de una disciplina por conciencia y la seriedad de un compromiso con el pueblo, desertaron, huyeron poniendo en peligro a varios compañeros –tanto profesionales como urbanos- pues si voluntariamente renegaban de sus ideas revolucionarias, no era difícil que pusieran en manos del enemigo los conocimientos que tenían sobre la organización, convirtiéndose en traidores y delatores, por lo que hubo que proceder a su localización y ejecución, con el fin de preservar la seguridad de los demás compañeros»

Nepantla. Órgano de agitación y comunicación interna de las FLN. N°29 5

Aquellos considerados enemigos no sólo eran cazados, sino desaparecidos. La guerrilla cometió desapariciones forzadas contra su propia militancia. El caso Blaisten es emblemático:

El argentino Eduardo Blaisten fue estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de México, activo durante la huelga de 1968. Comienza a colaborar en las FLN tras la represión al movimiento. Pasa a la clandestinidad luego que la policía lo ubica. Desde el año de 1971 se ignora su paradero. Todo indica que sus compañeros de armas lo asesinaron y desaparecieron su cadáver. Al parecer, Blaisten pretendía abandonar la guerrilla por discrepar con la dirigencia.

A través de un comunicado, el comandante Manuel informa del crimen:

«Tras detenerlo se procedió a desarmarlo y posteriormente ejecutarlo, por violaciones graves a la disciplina y desmoralización, comisión llevada a cabo por nuestros militantes con toda seguridad, en forma humanitaria y sepultado en un lugar conocido sólo por los integrantes de dicha comisión»

Comunicado confidencial a todos los militantes de las Fuerzas de Liberación Nacional, 6 de agosto de 1971 6

No fue un caso aislado. En 1974, expedicionarios guerrilleros se adentran en la Selva Lacandona. En la montaña las tensiones aumentan, al igual que las víctimas. El siguiente testimonio da cuenta del asesinato y desaparición de un sobreviviente en Nepantla:

«Nosotros creíamos que la policía había dejado al “Babuchas” en libertad para infiltrarnos. En una ocasión, mientras el “Babuchas” estaba asomándose a una cueva, “Abelardo” creyó escuchar que cortaba cartucho a nuestras espaldas para matarnos y cuando éste volteó le disparó en el estómago, mientras que el “Babuchas” alcanzó a dispararle en un dedo. No pudimos evitar que se desangrara ahí mismo. Lo enterramos en la cavidad de un árbol […]»

“Ramón” ex-militante de las FLN 7

Rápidamente, la violencia fratricida se hace habitual, de modo que no había necesidad de quebrantar algún ordenamiento para ser eliminado, bastaba con tener discapacidad. Así ocurrió con un líder estudiantil, que fue incorporado al núcleo armado, al que ejecutan y desaparecen tan sólo por ser parapléjico:

«Por indiscreciones de un compañero me enteré de que a un muchacho llamado “Sebastián”, que no podía caminar, lo habían dormido porque no lo podían traer a Villahermosa. Me di cuenta de que la organización mataba a la gente que no le servía, así que decidí darme a la fuga, ahí mismo en la selva, sin que se dieran cuenta»

“Ramón” ex-militante de las FLN 8

Tales desapariciones expresan canibalismo jacobino, ya que el poder revolucionario se nutre con los cadáveres de su propia gente.

Con el paso del tiempo los ajusticiamientos continuaron implacables. La clandestinidad extrema vuelve intolerable la vida dentro de la organización, incrementándose las deserciones, la insubordinación y las rupturas. Por eso, en los años 70 y 80, las muertes no cesaron, ya fuera en enfrentamientos con el enemigo o a manos de sus compañeros. 9

Ante la dificultad para disciplinar a la militancia, en 1980 se reglamenta la vida interna a través de Los Estatutos de las FLN 10. Se trata de normas que instauran una estructura burocrática con jerarquía militar inflexible. Ahí se definen como marxistas-leninistas cuyo objetivo es tomar el poder para establecer una república popular socialista, mediante la violencia revolucionaria.

Dichos Estatutos están compuestos por capítulos. De estos, el dedicado a la disciplina es el décimo, y se titula “De las faltas y las penas”. Ahí se especifican las faltas graves: Incumplir deberes de militante, desertar, traicionar, delatar “así sea bajo engaño, amenaza o tortura de cualquier índole”, insubordinarse, el fraccionalismo, desmoralizar, desobedecer, huir de combate, abandonar heridos o pertenencias de la organización, el informismo, faltar al respeto, calumniar, amenazar compañeros, no hacer guardia, no cuidar armas o bienes de la organización, usar dinero sin permiso, tomar alcohol o drogas, tener o invitar a tener relaciones sexuales sin autorización superior, la mentira u ocultar información, provocar accidentes o comprometer la seguridad por imprudencia, el machismo, el feminismo o atentar contra personas del pueblo trabajador “que no colaboren con el enemigo”. Estas faltas podían castigarse con la muerte.

Es así como se funda una autocracia de carácter militar, con moral retrógrada, enemiga de la individualidad y carente de empatía.

Significativo que el diseño del proyecto neozapatismo se encuentre en unos estatutos sanguinarios que marcan su destino.

No obstante, el EZLN pretende negar su pasado. Así lo ha manifestado el subcomandante Marcos, al deslindarse de la necrofagia bolchevique, aduciendo que él no militaba en las FLN cuando sucedieron los ajusticiamientos. 11

De nueva cuenta, la realidad demuestra la falsedad en los dichos de Marcos, pues los fusilamientos prosiguieron inalterados durante su mandato, al grado de ocasionar una masacre entre su base social. Aunque eso será abordado en la siguiente entrega.

[Continuará]

NEL

Notas

1. La cita hace referencia al Terror del gobierno jacobino, en 1792. Del libro La Facción Caníbal. Historia del vandalismo ilustrado. Servando Rocha. La Felguera Ediciones. 2012.

2. Descripción del asesinato en base a datos del libro Veinte de cobre. Memoria de la clandestinidad. Fritz Glockner. Editorial Planeta. México. 2010.

3. Del reportaje Minerva Glockner, testigo de primera linea. Carlos Marín. Revista Proceso. Número 980. 13 de Agosto 1996.

4. Comunicado confidencial a todos los militantes de las FLN, México, 1976. Archivo General de la Nación, Dirección Federal de Seguridad, Expediente 009-011-005, H-55-57, 9-X-80.
Citado en el libro El suspiro del silencio. De la reconstrucción de las Fuerzas de Liberación Nacional a la fundación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (1974-1983) Adela Cedillo. México, D.F., Ciudad Universitaria, Noviembre de 2010. https://repositorio.unam.mx/contenidos/ficha/el-suspiro-del-silencio-de-la-reconstruccion-de-las-fuerzas-de-liberacion-nacional-a-la-fundacion-del-ejercito-zapatis-372586

5. “Nuestra Historia”, Nepantla, órgano de agitación y comunicación interna de las FLN, no. 9, año 2, México, 15 de marzo de 1980, p. 12. Archivo General de la Nación, Dirección Federal de Seguridad, Expediente 009-011-005, 4 de junio de 1980.
Citado en el libro El fuego y el silencio. Historia de las Fuerzas de Liberación Nacional mexicanas (1969-1974). Adela Cedillo. México, D.F., Ciudad Universitaria, 2008. https://repositorio.unam.mx/contenidos/ficha/el-fuego-y-el-silencio-historia-de-las-fuerzas-de-liberacion-nacional-mexicanas-1969-1974-354890

6. Comunicado confidencial a todos los militantes de las Fuerzas de Liberación Nacional, 6 de agosto de 1971. Archivo General de la Nación, Dirección Federal de Seguridad, Expediente 11-212-74, L-11, H-35.
Citado en el libro El fuego y el silencio. Historia de las Fuerzas de Liberación Nacional mexicanas (1969-1974). Adela Cedillo …

7. Raúl Sergio Morales Villarreal, conocido como Martín o Babuchas, fue asesinado y desaparecido en la localidad chiapaneca de Yaxoquintelá.
“Entrevista con “Ramón”, 4 de enero de 2004. Citada en el libro El suspiro del silencio. De la reconstrucción de las Fuerzas de Liberación Nacional a la fundación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (1974-1983) Adela Cedillo …

8. Sebastián era el pseudónimo de Rafael Vidal Jesús, quien había sido dirigente estudiantil de Villahermosa y que utilizaba muletas.
Entrevista con “Ramón”, 4 de enero de 2004. Citada en el libro El suspiro del silencio. De la reconstrucción de las Fuerzas de Liberación Nacional a la fundación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (1974-1983) Adela Cedillo …

9. Algunos casos dignos de mención:

Urbano, militante de las FLN, logra renunciar sin ser asesinado, aunque poco después es aprehendido por la policía, en lo que parece ser una delación de sus ex-camaradas. Actualmente se encuentra desaparecido. (Coatzacoalcos, 1977).
El comandante Ismael es asesinado por sus subalternos para así poder fugarse. (Macuspana, 1980).

Respecto a la obligación de sacrificar la vida ante una inminente captura, están los sucesos de Tabasco (1975) y de Puebla (1983), donde guerrilleros cercados por soldados se niegan a rendirse y pelean hasta ser abatidos. No tenían opción, de ser capturados les esperaba una muerte horrenda a manos del ejército, y si acaso sobrevivían, sus compañeros los matarían por considerarles delatores.

Con información del libro El suspiro del silencio. De la reconstrucción de las Fuerzas de Liberación Nacional a la fundación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (1974-1983) Adela Cedillo …

10. “Estatutos de las FLN”, 27 de noviembre de 1980. Archivo General de la Nación, Dirección Federal de Seguridad, Expediente 009-011-005, L-1, H-115, p. 2.

Citados en el libro El suspiro del silencio. De la reconstrucción de las Fuerzas de Liberación Nacional a la fundación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (1974-1983). Adela Cedillo …

11. Durante una entrevista, Marcos declaró ignorar lo referente a las ejecuciones, señalando que habría de preguntar a los viejos militantes.
El sueño zapatista. Entrevistas con el Subcomandante Marcos, el mayor Moisés y el comandante Tacho, del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Yvon Le Bot. Barcelona, Plaza y Janés, 1997.

EZLN, Disneylandia en el sureste mexicano (Parte 5)

Infancias militarizadas

«No hay niños combatientes en el EZLN,
o sea que no hay niños soldados.»
Subcomandante Marcos 1.

Niño soldado en la tropa zapatista. San Cristóbal de las Casas. 1994.

Niño soldado en la toma de San Cristóbal 2.

Es 1 de enero de 1994. El Ejército Zapatista ha tomado la ciudad de San Cristóbal de las Casas. Al rededor del palacio de gobierno se concentran los insurrectos. En la vía pública, el subcomandante Marcos hace declaraciones a la prensa, mientras civiles se acercan a mirar. Ahí mismo, un camarógrafo filma a la tropa; son jóvenes guerrilleros entre los que sobresalen menores de edad. La cámara graba a una niña, luego hace un acercamiento al rostro de un niño; ambos usan uniforme guerrillero, cargan mochila, y sujetan un arma.3. No hay duda, el EZLN utilizó infancias en la guerra.

Así inicia este viaje a la tierra de los niños en el Disney World de la Selva Lacandona. En el fantástico mundo donde caben muchos mundos, los niños soldados tienen el súper poder de ser invisibles, pues nadie parece verlos.

Desde 1994, se sabe que existen menores de edad en las filas del EZLN. Hay evidencia de la participación de infancias en los combates del 94, no sólo el material videográfico lo confirma, sino las propias declaraciones de la militancia zapatista.

Uno de los testimonios más elocuentes es de la mayor Ana María, quien dirigió la toma de San Cristóbal, ella reconoce que hubo participación infantil durante la ofensiva armada:

«Ahorita tenemos muchas niñas y niños dentro de las milicias, hay niños de ocho y nueve años que están inquietos, ven a un insurgente y van y acarician el arma, dicen “yo también quiero uno, quiero ser insurgente” y juegan a serlo. […] Ellos también van a las reuniones y muchos se molestan porque les decimos que no pueden jugar a las armas hasta que crezcan. Entonces tenemos que aceptarlos, claro que no los llevamos a pelear pero muchos sí se ponen duros y dicen ‘quiero ir’, por eso hubo algunos de ellos aquí, cuando venimos atacar San Cristóbal» 4.

La mayor expresa naturalidad al mencionar la presencia infantil en el conflicto bélico, quizá sea porque ella misma fue una niña soldado. Revisemos cómo es que se incorpora al agrupamiento armado:

Ana María es originaria de Lázaro Cárdenas, un poblado tsotsil del municipio de Huitiupán. Esa comunidad fue la primera base de apoyo de la guerrilla. Al hermano mayor de Ana María (conocido como Paco) lo recluta la organización armada, pero su notoriedad como líder agrario le impide pasar a la clandestinidad, entonces acuerda ceder a las infancias de su comunidad para la guerra revolucionaria:

«El acuerdo al que llegaron las FLN y la familia de “Paco” es que, en vista de que los mayores no podían dejar de trabajar la tierra y de sostener la lucha pública, la organización se llevaría a sus hijos menores para formarlos en las ciudades como cuadros técnicos o profesionales de la guerrilla. Los adolescentes debieron aceptar el convenio no sólo por decisión de los más adultos, sino porque ellos eran la generación directamente afectada por falta de tierras (además de que a las mujeres les estaba negada su posesión). De esta manera, “Paco” y sus hermanos entregaron a sus hijos “Pancho” o “Frank”, “Jorge”, “Petul”, “Javier”, “Yolanda”, “Cecilia”, “Mario” y “Benjamín” a las FLN. Todos tenían entre once y catorce años y estaban a prueba para ver si podían adaptarse a los requerimientos de la organización.»

Testimonio de Rene, militante profesional de las FLN 5.

Así, éste sistema de captación de infancias se convierte en norma; las comunidades bases de apoyo acceden a entregar a sus niños para ser adiestrados, adoctrinados y utilizados por el EZLN. Aunque la pobreza y la marginación fueron determinantes para tal acuerdo, pues la organización armada representaba una opción escolar y laboral. De modo que niñas y niños son empujados a incorporarse a la tropa, en un intento por sobrevivir.

Si el asunto es grave, para las niñas lo es más, ya que ellas acceden a enrolarse para escapar de los matrimonios forzados. Como las mujeres no tienen derechos agrarios, por los usos y costumbres indígenas, se convierten en una carga económica familiar, por eso los varones adultos acuerdan la venta de las niñas, supuestamente, para asegurarles la subsistencia. Es así que el Ejército Zapatista se presenta como una alternativa para escapar de los casamientos no consentidos.

Para Ana María, el matrimonio forzado fue lo que motivó aceptara su entrega al EZLN. De haber permanecido en su comunidad le esperaba el mismo destino de sus hermanas; casarse con cualquiera capaz de pagar la dote. 6.

Circunstancias similares afrontó la mayor Maribel. Ella nace en una población tseltal del municipio de Altamirano. Su padre, Mario, es enganchado por el EZLN y designado responsable local, eso ocasiona que toda su comunidad se involucre con el zapatismo. Los hombres de su familia acuerdan ceder a los menores de edad; su hermano y ella son los primeros, apenas tenían 12 y 14 años de edad. Posteriormente, los cuatro hermanos menores de Maribel se incorporan. Así, con el reclutamiento de un patriarca indígena se logra alistar a seis niños combatientes. 7.

Ingresar al EZLN representó para Maribel un escape a la función de cónyuge que le esperaba en la sociedad indígena. 8. Era un desafío individual a la institución matrimonial.

Pero no sólo la amenaza de los casamientos arreglados arroja a las infancias a enrolarse, la presión de su entorno les manipula para que se sacrifiquen por la colectividad. Tal como lo describe la mayor Maribel:

«Veía todo el sufrimiento de las demás mujeres, de mi mamá, de mis hermanos, de mis tíos, de mis abuelos. Como que esa vida era injusta. Pero como te decía, agarré rápidamente un compromiso desde muy pequeña, entonces, ¿por qué ahora no? Ya teniendo catorce años, ¿por qué no agarrar el compromiso de hacer algo por esta organización que se llama EZLN?» 9.

Aquí se hace evidente que las infancias indígenas fueron coaccionadas. Niños y niñas, cuyas edades iban de los ocho a los catorce años, persuadidos de que su obligación era modificar el porvenir de su colectividad, para lo cual debían renunciar a su identidad y someterse a los dictados de una jerarquía militar. De modo que los adultos, quienes en realidad acordaron los reclutamientos, trasladan sus responsabilidades a las infancias que “voluntariamente” ingresan a la organización armada. En última instancia, no tiene sentido distinguir entre reclutamiento forzados o voluntarios, en tanto se manipule a las infancias.

Una vez que los niños quedan bajo control del agrupamiento armado su vida se desarrolla en la clandestinidad. Son confinados en casas de seguridad, donde se impone una severa disciplina.

Cuenta Ana María que fue trasladada a diversas casas de seguridad (San Cristóbal, Ciudad de México y Tijuana) donde estuvo a las órdenes de la estructura jerárquica que establecía una división del trabajo basada en el grado militar. 10.

Una consecuencia de la clandestinidad zapatista es el aculturamiento; a los menores de edad se les aísla de su entorno indígena para implantar la cultura occidental que es indispensable para el adoctrinamiento ideológico al que se les somete. La instrucción escolar es otro factor primordial en la adaptación de los niños al entorno sociocultural hegemónico. El mayor insurgente Mario narra su violento aprendizaje:

«Estaba yo chavo cuando me integré, tenía 11 años. Lo que a mí se me encargó era aprender algo en la ciudad, algo manual para que luego yo les enseñara a otros. Primero estuve yo estudiando enfermería, quería ser doctor. […] Aprendí pediatría y medicina preventiva, era muy cabrón para inyectar, tenía mucha práctica, a diario lo hacía, yo salía a vacunar a la gente. También estuve, desgraciadamente, en la sala de partos, era yo muy chavo, 12 años.» 11.

La disciplina militar aplicada a las infancias zapatistas implicaba sufrimiento emocional y físico. Un valioso testimonio lo aporta el teniente insurgente Frank:

«Fueron látigo, pero muy buenos maestros […] Entonces empezó, vamos a decirlo así, el via crusis para nosotros, […] empezó la cuestión de la disciplina, y nosotros “desmadrosos”, venimos de pueblos y comunidades, analfabetas, con la dificultad para adaptarnos al medio, para conocer los conocimientos que nos tenían que dar, que era difícil, que era una barrera con la que se toparon los primeros compañeros con nosotros, desde disciplinar a este cabrón, porque había ese obstáculo, a pesar de que yo hablaba la castilla, yo ya leía textos, estudiaba, pero a parte, somos flojos y desordenados, sin método […] leemos un texto y nos dormimos.» 12.

Aquellos niños experimentaron grandes dosis de libertad en la selva, sin embargo, en el EZLN se vieron forzados a acatar ordenamientos infamantes que perseguían dominar su voluntad. Su jornada de entrenamiento iniciaba de madrugada con preparación física, continuaba con aleccionamiento ideológico, seguido de instrucción laboral intercalada con quehaceres domésticos. El gozo y la diversión desaparecieron bajo el sistema disciplinario castrense. Con tal combinación autoritaria, se fue extinguiendo la insumisión indígena.

Ni siquiera las relaciones afectivas escapaban del escrutinio de los mandos, según lo refiere el teniente Frank:

«Me mandan castigado, pero bueno, ya tenía el conocimiento, ya tenía experiencia por decir, y me castigan por un simple hecho ¿no?, porque no avisé que estaba enamorando a una compañera, pues uno tiene su corazoncito ¿no?» 13.

Así como la estructura armada intervenía en la vida amorosa, también estaba presente en la formación ideológica. De nuevo las palabras de Frank:

«Para la formación de comisarios políticos, Juan nos decía van a leer A los pobres del campo, van a leer otros libros, cuadernitos de Martha Harnecker, el de marxismo, donde se estudia qué es el valor , qué es la plusvalía y qué es la mercancía; esa es la parte más difícil para nosotros, porque es un lenguaje que no estaba a nuestro alcance, a nuestro nivel, había que entenderlo, por más que nos decían qué es valor, pues si te explican claro que sí, pero en el lenguaje de indígena, de pueblo que somos, ¿cómo lo interpretas? Y creo que ahí comienza el trabajo importante de nosotros los comisarios, aquí hay un texto, que vamos a tener que explicarlo, porque lo vamos aterrizar a lenguaje del pueblo» 14.

Lenin, Martha Harnecker, y teoría del valor. Bolchevismo duro era lo que introducían en las mentes de adolescentes nativos convertidos en agentes reclutadores. Adquiere relevancia éste testimonio ahora que los jefes zapatistas reniegan de tal ideología, a pesar de que su manera de conducirse se corresponde con el autoritarismo marxista.

Contrario a la publicidad promovida por el EZLN, es innegable que el credo leninista le fue inculcado a su militancia. Así mismo, son abrumadoras las pruebas de participación infantil en sus filas. No obstante, en su empeño por negarlo, pervierten la realidad, aferrándose a delirantes falsificaciones elevadas a verdad absoluta.

Ahora bien, es preciso mencionar lo establecido en el derecho internacional respecto al uso de infancias en operaciones bélicas; la Corte Penal Internacional considera crimen de guerra el reclutar y utilizar como soldados a personas menores de 15 años. Si se toma en cuenta que el EZLN asumió que la guerra revolucionaria debería ajustarse a las disposiciones de la Convención de Ginebra 15. , que igualmente proscribe la utilización de niños soldados, es claro que los mandos zapatistas son victimarios conscientes de sus acciones.

Sin embargo, como el anarquismo no basa sus reflexiones en preceptos dictados por instituciones, nuestra condena a utilizar infancias en la guerra es consecuencia del rechazo al sometimiento de la gente, en especial de la más vulnerable. Un viejo anarquista afirmó que los seres humanos poseen dos cualidades fundamentales, «la facultad de pensar y la facultad, la necesidad de rebelarse» 16.. La tragedia consiste en que el EZLN deforma esas cualidades en las infancias indígenas, reduciendo su existencia a ser meras piezas del aparato militar.
Se ha visto que los niños soldados son la base del Ejército Zapatista. De existir autocrítica al interior del zapatismo, tendría que abordarse el asunto con honestidad, no obstante, la jerarquía ha optado por simular que nada sucedió. No solo eso, el mando hace mofa de los niños de las comunidades que controla, así ocurrió en reciente alocución de Marcos, quien expresó sus intenciones de eliminar a un grupo de infantes llamados Comando Palomitas:

«Originalmente, mi plan con el Comando Palomitas era eliminarlo. [..] Mi plan es que fuera el Comando Palomitas e irlos arrojando al mar y nomas gritar ¡palomita al agua!» 17.

Tal bufonada delata la conducta del jefe militar, pues efectivamente, la organización armada que él dirige eliminó a uno de los primeros infantes reclutados. Eso indican los testimonios; Benjamín, integrante del grupo inicial de niños soldados y que fue parte del primer núcleo guerrillero zapatista, terminó siendo ejecutado por indisciplina 18..

Así es, entre las numerosas atrocidades cometidas por el EZLN sobresalen los ajusticiamientos. Próximamente se analizará esa práctica.

[Continuará]

NEL

 

Notas:

1. Tomado de El EZLN responde. Comunicado del Subcomandante Insurgente Marcos. México, Febrero del 2001. https://web.archive.org/web/20170407185012/http://palabra.ezln.org.mx/comunicados/2001/2001_02_09.htm

2. Fotograma del documental La última década del siglo XX (1990-1999). Director: Eduardo Carrasco Zanini. México, 2001. https://archive.org/details/ultimadecada

3. Descripción de una sección del video Declaración de Guerra del EZLN 1 de Enero 1994 https://www.youtube.com/watch?v=G2VRBQMguzc

4. Fragmento de la entrevista a la mayor Ana María.

‘No nos dejen solas’: Entrevista con la comandanta Ramona y la Mayor Ana María. Doble Jornada. Suplemento del periódico La Jornada, 7 de marzo de 1994. Matilde Pérez y Laura Castellanos. https://web.archive.org/web/20200325093431/https://www.cedoz.org/site/content.php?doc=355

5. Entrevista con Rene, 15 de junio de 2009. Citada en El suspiro del silencio. De la reconstrucción de las Fuerzas de Liberación Nacional a la fundación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (1974-1983) Adela Cedillo https://web.archive.org/web/20201227223849/http://132.248.9.195/ptb2010/noviembre/0665097/0665097_A1.pdf

6. «Un acto que determinaría en los años por venir su pensamiento político fue la “venta de sus hermanas”, llegada la edad de casarlas. Ella narra que sus hermanas fueron casadas sin consentimiento, siendo ésta una decisión de los varones de cada familia, padres y marido. Al ser separada de su hermana, Ana María pidió explicaciones a su padre. Quería entender por qué había entregado a sus hermanas sin que ellas estuvieran de acuerdo. El padre respondió que era una forma de garantizarles una vida, porque él no las podía mantener.»

Experiencia de la participación política de mujeres zapatistas y transformación de la comunidad. Rosaluz Pérez Espinosa. Tesis doctoral. UNICACH. 14 de Diciembre 2021. https://archive.org/details/tesis-rosaluz-perez

7. Datos obtenidos del testimonio de la mayor Maribel.
Experiencia de la participación política de mujeres zapatistas y transformación de la comunidad. Rosaluz Pérez Espinosa…

8. «Maribel [..] era la hermana mayor y tenía, por tanto, muchas responsabilidades en el trabajo doméstico y de cuidado de los hermanitos. Además, su tiempo de asistir a la escuela en su comunidad había terminado. Su única perspectiva y futuro era esperar el momento de casarse y reproducir la misma forma de vida que se imponía a todas las mujeres casadas.»

Experiencia de la participación política de mujeres zapatistas y transformación de la comunidad. Rosaluz Pérez Espinosa…

9. Entrevista con la mayor Maribel. Hilary Klein. 2007.
Citada en Experiencia de la participación política de mujeres zapatistas y transformación de la comunidad. Rosaluz Pérez Espinosa…

10. Epílogo. Entregarse a la lucha. Historia oral de la mayor Ana María. ZAPATA VIVE. Guiomar Rovira y Rosaluz Pérez. Editorial Sexto Piso. Año 2024. https://archive.org/details/epilogo-zapata-vive_202502

11. ¡Zapata vive! La rebelión indígena de Chiapas contada por sus protagonistas. Guiomar Rovira.
Barcelona, Virus Editorial, 1994. Página 69.

12. Formación de un comisario político de las FLN. Entrevista con el Co. Teniente Insurgente Frank. Junio 2019.
Dignificar la historia IV. Toma de pueblos (1983-1993). Cuadernos de trabajo. Grupo Editorial La Casa de Todas y Todos. 2021. Apodaca, Nuevo León, México.

13. Formación de un comisario político de las FLN. Entrevista con el Co. Teniente Insurgente Frank. Junio 2019…

14. Formación de un comisario político de las FLN. Entrevista con el Co. Teniente Insurgente Frank. Junio 2019…

15. En los estatutos de la organización se afirma que el EZLN se acoge las Convenciones de Ginebra.
“Estatutos de las FLN”, 27 de noviembre de 1980, Exp. 009-011-005, L-1, H-115, p. 2. Archivo General de la Nación. Dirección Federal de Seguridad. Citado en El suspiro del silencio. De la reconstrucción de las Fuerzas de Liberación Nacional a la fundación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (1974-1983)…

16. Mijail Bakunin. Dios y el Estado.

17. La Cofa del Vigía: Señales al mañana. Capitán Insurgente Marcos. https://enlacezapatista.ezln.org.mx/wp-content/uploads/2024/12/000103_0252.mp3?_=31
Mesas de la Primera Sesión de los Encuentros de Resistencia y Rebeldía Cideci-Unitierra. San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México, 29 de diciembre de 2024.

18. La investigadora Adela Cedillo hace una escueta relación de su asesinato: «Por comentarios que recabé, supe que […]“Benjamín” fue ajusticiado por problemas de conducta.»
El suspiro del silencio. De la reconstrucción de las Fuerzas de Liberación Nacional a la fundación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (1974-1983)

Anarquía post-izquierda. Dejando atrás a la izquierda

Introducción

La crítica anárquica hacia el izquierdismo comenzó desde que la “izquierda” adquirió su razón política. El temprano movimiento anarquista surgió de las mismas luchas que el resto de los movimientos socialistas (los cuales conformaron la izquierda política), aunque terminó distanciándose de estos. En un principio, el anarquismo, y los demás socialismos, fueron consecuencia del catalizador social ocasionado por la Era de las Revoluciones (las Revoluciones Inglesa, Estadounidense y Francesa). Este fue el periodo histórico en el que el capitalismo temprano se desarrolló a partir del cerco a las tierras comunes para así destruir la autosuficiencia comunal, imponiendo la industrialización productiva con un sistema fabril basado en técnicas científicas y con la expansión forzada de la economía de mercado a lo largo del mundo. Pero la Idea anarquista siempre ha tenido implicaciones profundas, más radicales y más integrales que la simple crítica socialista de la explotación del trabajo bajo el capitalismo. De modo que la Idea anarquista nace tanto del catalizador social de la Era de las Revoluciones, como de la imaginación crítica de individuos que intentan abolir toda forma de enajenación y dominación sociales.

La Idea anarquista tiene una imborrable base individualista, la cual consolida su crítica social, exponiendo siempre, y en todas partes, que solo individualidades libres pueden crear una sociedad libre y no alienada. A su vez, esta base individualista ha incluido la idea de que la explotación y la opresión de cualquier individuo disminuye la libertad y la integridad de todas las personas. Son muy diferentes las ideologías colectivistas de la izquierda política, en las que el individuo es permanentemente devaluado, denigrado y denegado, tanto en la teoría como en la práctica — aunque siempre con la fachada ideológica destinada a engañar ingenuos. Esto previene a auténticos anarquistas para tomar distancia de autoritarios de izquierda, de derecha o de centro, quienes tranquilamente explotan masivamente, oprimen y, repetidamente encarcelan y asesinan en masa, para capturar, proteger y expandir sus posiciones de Poder económico y político.

Porque les anarquistas comprenden que solo personas libremente organizadas pueden crear comunidades libres, elles rechazan sacrificar al individuo, o a la comunidad, para alcanzar un Poder que inevitablemente impediría el surgimiento de la sociedad libre. Pero, dados los orígenes casi comunes del movimiento anarquista y de la izquierda socialista, así como sus batallas históricas para seducir o capturar, de varias maneras, el apoyo del movimiento obrero internacional, no es sorpresa que en el curso de los siglos XIX y XX, los socialistas a menudo adopten aspectos de la teoría y la práctica anarquistas como propias, mientras que algunos anarquistas han tomado aspectos de la teoría y práctica izquierdistas en algunas síntesis anarco-izquierdistas. Esto, a pesar que, en el mundo, las luchas de la izquierda por libertad individual y social, han sido en la práctica un fracaso o un fraude. Donde sea que la izquierda socialista haya organizado y tomado exitosamente el Poder, en el mejor de los casos, reformó (y rehabilitó) al capitalismo, o en el peor, instauró nuevas tiranías, con políticas asesinas – algunas de proporciones genocidas.

Por eso, con la espectacular desintegración internacional de la izquierda política, siguiendo al colapso de la URSS, es tiempo para que todes les anarquistas evalúen cada compromiso, que haya habido o que aun exista, con los decadentes restos de la izquierda. Cualquier utilidad que pudo tener en el pasado, para los anarquistas, el haberse comprometido con el izquierdismo se está evaporando con la progresiva desaparición de la izquierda, incluso como una oposición simbólica a las fundamentales instituciones del capitalismo: el trabajo asalariado, la producción de mercancías, y el dominio del valor.

Izquierdistas en ambientes anarquistas

La veloz caída de la izquierda política del escenario histórico, ha dejado a la escena anarquista internacional como la única opción revolucionaria anti-capitalista. Es claro que el ambiente anarquista ha crecido de la noche a la mañana, en la ultima década, la mayor parte de su crecimiento viene de jóvenes atraídos por sus significativas, vitales e iconoclastas actividades y publicaciones, pero una importante minoría de este crecimiento viene de antiguos izquierdistas quienes han – a veces lentamente o, a veces, sospechosamente rápido – comprendido que los anarquistas todo el tiempo tuvieron razón en sus críticas a la autoridad política y a todo Estado. Desafortunadamente, su ser izquierdista no se esfuma – ni cambia de posición – rápidamente. La mayoría de los ex-izquierdistas que se acercan a ambientes ácratas traen consigo, consciente o inconscientemente, muchas de las actitudes, prejuicios, prácticas y creencias izquierdistas de sus antiguos círculos políticos. Por supuesto, no todas esas actitudes, prácticas y creencias son necesariamente autoritarias o anti-anarquistas, aunque en realidad, muchas sí lo son.

Parte del problema es que muchos ex-izquierdistas tienden a malinterpretar el anarquismo como una especie de izquierdismo anti-estatal, ignorando y restando importancia a su imborrable fundamento individualista, considerándolo irrelevante para las luchas sociales. Muchos simplemente no advierten la enorme división entre un movimiento político auto-organizado que busca abolir toda forma de alienación social y un mero movimiento político que busca reorganizar la producción de una forma más igualitaria. Algunos entienden bastante bien la división, pero buscan de cualquier manera transformar, por varias razones, el ambiente anarquista en un simple movimiento político. Algunos ex-izquierdistas lo hacen por considerar que abolir la alienación es imposible o improbable. Otros por mantener un franco rechazo a incluir cualquier componente individualista (cultural, o sexual) de la teoría y la practica sociales. Algunos simplemente se dan cuenta de que nunca conseguirán una posición de Poder en un movimiento genuinamente anarquista y optan por construir organizaciones políticas estrechas con más espacio para la manipulación. Los hay que ajenos al pensamiento y a la acción autónomos, se sienten sencillamente irritados y fastidiados con muchos aspectos de la tradición anarquista, desean impulsar elementos del izquierdismo que les ayuden a sentirse menos perturbados y más seguros dentro del ambiente anárquico – de tal manera que puedan desempeñar sus roles de cuadros o militantes, aunque sin explícitas ideologías autoritarias como guías.

Con el fin de comprender las controversias actuales en el ambiente ácrata, las anarquistas necesitan permanecer constantemente atentas -y cuidadosamente críticas- ante todo esto. Los ataques ad hominem al interior de la escena anárquica no son nada nuevo, y la mayoría, son una pérdida de tiempo, porque se reemplaza la crítica racional por posicionamientos personales. Frecuentemente, el pensamiento crítico es simplemente ignorado por quienes son incapaces de sostener sus propios posicionamientos, y su único recurso es hacer acusaciones sin sustento e irrelevantes, o intentar difamar. Aunque la crítica ad hominem a las identidades puede ser relevante, especialmente cuando estas son tan fuertes que incluyen hábitos, prejuicios y dependencias a menudo inconscientes. Tales hábitos, prejuicios y dependencias – izquierdistas o no – deben estar en la mira de la crítica anarquista.

Recuperación y la izquierda del Capital

Históricamente, la gran mayoría de la teoría y práctica izquierdistas funcionan como leal oposición al capitalismo. Los izquierdistas han sido (a veces con estruendo) críticos de aspectos específicos del capitalismo, pero siempre listos para reconciliarse con el sistema capitalista internacional, ahí donde sean capaces de extraer un pedazo de Poder a cambio de reformas parciales – a veces, solo con la vaga promesa de reformas parciales. Por esta razón, con frecuencia el izquierdismo es calificado, justificadamente, (tanto por ultraizquierdistas como por anarquistas) de ser la izquierda del capital.

El problema no es que esos izquierdistas se nombren anti-capitalistas sin serlo, a pesar de que algunos utilizan tales mentiras para obtener posiciones de poder en movimientos opositores. El problema más grande es que el izquierdismo sostiene teorías deficientes y contradictorias sobre el capitalismo y el cambio social. Como resultado, su práctica siempre tiende hacia la recuperación (o a la cooptación y reintegración) de la rebelión social. Siempre con la mira puesta en la organización, las izquierdas utilizan una variedad de tácticas en sus intentos por reificar y mediar las luchas sociales (representar y sustituir, imponer ideologías gregarias y el moralismo gregario, y últimamente, ejerciendo la represión violenta). Regularmente, los izquierdistas utilizan serenamente todas estas tácticas brutales y explícitamente autoritarias, de hecho. Pero estas tácticas (excepto la última) pueden también ser – y con frecuencia han sido – usadas de maneras más sutiles y explícitamente menos autoritarias, los ejemplos más importantes para nuestro propósito son las acciones históricas y actuales de muchos (aunque no todos) anarquistas de izquierda.

Generalmente, la reificación es descrita como “cosificación”. Es decir, la conversión de un proceso vital complejo en un conglomerado de objetos y hechos mecanizados, fríos y muertos. La mediación política (una forma práctica de reificación) es el intento de intervenir en los conflictos como arbitro o representante. A fin de cuentas, estas son las características fundamentales y definitivas de toda la teoría y practica izquierdistas. El izquierdismo siempre involucra la reificacion y la mediación de la revuelta social, mientras las anarquistas coherentes rechazan esta reificacion de la revuelta. El pronunciamiento de la anarquía post-izquierda pretende ayudar a que el rechazo a la reificacion de la revuelta sea más solido, extendido y consciente de lo que ya es.

La anarquía como una teoría y critica a la organización

Uno de los principios fundamentales del anarquismo es que la organización social debe servir a los individuos y los grupos libres, no al revés. La anarquía no puede existir cuando individualidades o grupos sociales son dominados – sin importar si la dominación es facilitada y forzada por fuerzas externas o por su propia organización.

Para les anarquistas, la estrategia central de los aspirantes a revolucionarios, ha sido la auto-organización no mediada (anti-autoritaria, a menudo informal o minimalista) de las radicales (en base a la afinidad y/o actividades teórico/practicas especificas) con el propósito de alentar y participar en la auto-organización de la rebelión y la insurrección contra el Estado y el Capital en todas sus formas. Incluso entre la gran parte de los anarquistas de izquierda siempre ha habido al menos algún nivel de entendimiento de que las organizaciones mediadoras son altamente inestables e ineludiblemente abiertas a la recuperación, requiriendo vigilancia constante y luchas que impidan su completa recuperación.

Sin embargo, para todo izquierdista (incluyendo anarquistas de izquierda) la estrategia central está siempre expresamente enfocada, por un lado, en la creación de organizaciones mediadoras entre el Estado y el Capital, y las masas de personas descontentas y relativamente sin Poder, por el otro lado. A menudo estas organizaciones están enfocadas en mediar entre capitalistas y trabajadores, o entre el Estado y la clase obrera. Aunque algunas otras mediaciones implican una oposición especial hacia ciertas instituciones en particular, o involucrar la participación de grupos específicos (minorías sociales, subgrupos de clase trabajadora, etc.) por lo regular.

Estas organizaciones mediadoras incluyen a partidos políticos, sindicatos, organizaciones políticas de masas, frentes, etc. Sus metas siempre son cristalizar y enfriar aspectos generales de la revuelta social para fijar conformaciones ideológicas y activistas congruentes. La construcción de organizaciones formales mediadoras necesariamente involucra al menos algún nivel de:

Reduccionismo. Solo algunos aspectos particulares de la lucha social son incluidos dentro de estas organizaciones. Otros aspectos son ignorados, invalidados o suprimidos, conduciendo a una mayor fragmentación de la lucha. Lo cual, asimismo, facilita la manipulación por las élites y su eventual transformación en grupos gestores, puramente reformistas, vaciados de toda critica radical.

Especialización o profesionalización. Quienes mayor involucramiento tengan en la operación cotidiana de la organización serán seleccionados, o auto-seleccionados, para asumir responsabilidades cada vez más especializadas dentro de la organización, a menudo conduciendo a una división oficial entre líderes y liderados, con grados de poder e influencia, introducidos en forma de puestos intermedios en la evolución de la jerarquía organizacional.

Remplazo. Progresivamente la organización formal se convierte en el centro de la estrategia y la táctica, en lugar de la gente-en-rebelión. En la teoría y en la práctica las personas tienden a ser progresivamente sustituidas por la organización, el liderazgo – especialmente si se ha formalizado – tiende a sustituirse a sí mismo por la organización como un todo, y eventualmente un líder máximo a menudo emerge, quien termina personalizando y controlando a la organización.

Ideología. La organización se convierte en el sujeto primario de la teoría con roles individuales asignados que deben cumplirse, en vez de que la gente construya sus propias teorías. Todas, menos las organizaciones anarquistas más auto-conscientes, tienden a adaptar algún tipo de ideología colectivista, en la cual el grupo social es percibido como un ente con mayor realidad política que el individuo libre. En donde la soberanía popular recae, allí se encuentra la autoridad política; si la soberanía popular no se disuelve sobre cada una de las personas, siempre se requerirá del sometimiento de los individuos al grupo, de alguna forma.

En contraste, todas las teorías de auto-organización anarquista (en varias formas y con distintos niveles) proponen:

Autonomía individual y grupal con libre iniciativa. El individuo autónomo es la base fundamental de toda teoría genuinamente anarquista sobre la organización, sin la individualidad autónoma cualquier otro nivel de autonomía es imposible. La libertad de iniciativa es igualmente fundamental tanto para el individuo como para el grupo. Sin poderes superiores llega la habilidad y la necesidad de que todas las decisiones sean tomadas en el punto de impacto inmediato. (Como nota al margen, los post-estructuralistas y post-modernistas que niegan la existencia de la individualidad autónoma anárquica, a menudo equivocan la validez de la critica del sujeto metafísico, para dar a entender que es pura ficción el proceso vivido subjetivamente — una especie de auto-engaño que haría imposible e innecesaria la teoría social.)

Libre asociación. La asociación nunca es libre si es forzada. Esto significa que las personas son libres de asociarse con cualquiera, en la combinación que deseen y así mismo, de disociarse o rechazar la organización.

Rechazo a la autoridad política, por lo tanto, a la ideología. La palabra “anarquía” significa literalmente sin poder o sin autoridad. Ambos, sin poder ni autoridad, significan la no existencia de autoridad política sobre las personas mismas, quienes pueden y deberían tomar todas sus decisiones independientemente, como lo consideren oportuno. La mayor parte de las construcciones ideológicas sirven para legitimar la autoridad de una u otra élite, o institución, que toman decisiones por las personas, o para deslegitimar la toma de decisiones por la gente misma.

Organización pequeña, simple, informal, temporal y transparente. Gran parte de los anarquistas encuentran que los pequeños grupos cara a cara permiten una participación más completa con la mínima cantidad de especialización innecesaria. Las estructuradas sencillas y con organización menos compleja ofrecen pocas oportunidades para el desarrollo de jerarquías y burocracias. La organización informal es las más cambiante y la más capaz de adaptarse continuamente ante nuevas condiciones. Una organización abierta y transparente es la más accesible y controlable por sus integrantes. A mayor tamaño en la organización, más susceptible será a desarrollar rigidez, especialización y, eventualmente, jerarquías. Las organizaciones tienen un tiempo de vida útil y es extraño que alguna organización anarquista sea tan importante para existir por generaciones.

Organizaciones descentralizadas y federadas con toma directa de decisiones y respeto a las minorías. Cuando grandes organizaciones formales y complejas son necesarias, solo pueden continuar siendo autogestionadas, por sus integrantes, si son descentralizadas y federadas. Cuando los grupos cara-a-cara – con la posibilidad de total participación en la discusión cordial y toma de decisiones- se vuelven inviables debido al tamaño, el mejor recurso es descentralizar la organización en una estructura federal con muchos grupos pequeños. O cuando los grupos pequeños necesitan organizarse con grupos de compañeros para conducir mejor problemas a gran escala, es preferible la libre federación – con autodeterminacion absoluta a cualquier nivel empezando desde la base. Mientras los grupos conserven un tamaño manejable, las asambleas con todos los involucrados deberán ser capaces de tomar decisiones directamente, según los métodos que acuerden. Sin embargo, las minorías nunca deben ser forzadas por las mayorías, sobre la base de alguna concepción ficticia de dirección grupal. La anarquía no es democracia directa, aunque las anarquistas puedan usar métodos democráticos para la toma de decisiones, cuando y donde deseen. El único respeto verdadero por las opiniones de las minorías implica aceptar que estas tienen la misma fuerza que las mayorías, requiriendo de negociaciones y el mayor nivel de acuerdo mutuo para una efectiva y estable toma decisiones grupal.

Al final, la mayor diferencia es que los anarquistas respaldan la auto-organización, mientras que los izquierdistas pretenden organizarte a ti. Para los izquierdistas el énfasis siempre lo ponen en el reclutamiento para sus organizaciones, para que así tú te desempeñes como militante, o cuadro, sirviendo a sus propósitos. Ellos no quieren verte decidir, por determinación propia, cuál será tu teoría y tu accionar, pues eso no les permitirías manipularte. Les anarquistas desean que establezcas tu propio accionar y tu propia teoría, que auto-organices tus acciones con quienes piensen como tú. Los izquierdistas quieren crear la unidad ideológica, estratégica y táctica a través de la “auto-disciplina” (auto-represión) cuando sea posible, o con disciplina organizacional (amenaza de castigos) cuando sea necesario. En ambos casos, se espera que entregues tu autonomía para que sigas un camino heterónomo, que decidieron por ti.

La anarquía como teoría y crítica de la ideología

La crítica anarquista de la ideología data de la obra maestra de Max Stirner, aunque el mismo no usó este termino para describir su crítica. La ideología es el medio por el cual la alienación, la dominación y la explotación son racionalizados y justificados por medio de la deformación del pensamiento y la comunicación humanas. En esencia todas las ideologías involucran la substitución de abstracciones o imágenes extrañas (o incompletas) para la subjetividad humana. Las ideologías son sistemas de falsa conciencia en los que las personas no se ven a si mismas como sujetos en su relación con el mundo. En cambio, se conciben como subordinadas a una u otra entidad, o entidades, abstractas que se confunden como los verdaderos sujetos o actores de su mundo.

Donde sea que algún sistema de ideas y deberes se encuentre estructurado con una abstracción como centro – asignando, en beneficio propio, roles y deberes a la gente – es siempre una ideología. Todas las formas de ideología están estructuradas alrededor de diferentes abstracciones que sirven a los intereses de estructuras sociales jerárquicas y alienantes, por eso son la jerarquía y la alienación dominantes en la esfera del pensamiento y la comunicación. Aun si la ideología, retóricamente se opone a la jerarquía y a la alienación, permaneciendo formalmente coherente en su pretendida oposición, tenderá a deteriorase su fachada ideológica.

No importa si la abstracción es Dios, el Estado, el Partido, la Organización, la Tecnología, la Familia, la Humanidad, la Paz, la Ecología, la Naturaleza, el Trabajo, el Amor o incluso la Libertad; si esto es concebido y presentado como si fuera un sujeto activo con una esencia propia que demanda de nosotros, entonces es el centro de una ideología. El Capitalismo, el Individualismo, el Comunismo, el Socialismo y el Pacifismo son aspectos ideológicos importantes como son concebidos. La religión y la moralidad son siempre, por definición, ideológicos. Incluso la resistencia, la revolución y la anarquía, a menudo toman dimensiones ideológicas, cuando no tenemos cuidado en mantener una critica consciente sobre cómo estamos pensando y cuales son los propósitos de nuestros pensamientos. La ideología es casi omnipresente, desde anuncios publicitarios y comerciales, a tratados académicos y estudios científicos, casi todos los aspectos del pensamiento y la comunicación contemporánea son ideológicos, y para los humanos su significado real se encuentra perdido bajo capas de mistificación y confusión.

El izquierdismo, como la reificación y la medición de la rebelión social, siempre es ideológico, porque demanda que la gente se conciba así misma, antes que nada, en términos de su representación y sus relaciones al interior de las organizaciones, y de los sectores oprimidos, que son considerados más reales que los individuos que se asocian para crearlas. Para los izquierdistas la historia nunca es hecha por individualidades, sino por organizaciones, grupos sociales y —sobre todo, para los marxistas – por las clases sociales. Cada gran organización izquierdista, normalmente, ajusta su legitimación ideológica con elementos importantes, confiando que todos sus miembros los aprenderán y defenderán, si no hacen proselitismo. Una crítica seria o un cuestionamiento ideológico, es arriesgarse a ser expulsado de la organización.

Las anarquistas post-izquierda rechazan todas las ideologías en favor de la construcción individual y grupal de la auto-teoría. La auto-teoría individual es la teoría en la cual el individuo íntegro en-contexto (en todas sus relaciones, con toda su historia, deseos y proyectos, etc) es siempre el centro subjetivo de la percepción, del entendimiento y la acción. La auto-teoría comunal se basa en el grupo como sujeto, pero siempre con una profunda conciencia de los individuos (y sus propias auto-teorías) como creadores del agrupamiento u organización. La organizaciones anarquistas no-ideológicas (o grupos informales) están siempre explícitamente basadas en la autonomía de los individuos que las constituyen, lo que las diferencia de las organizaciones izquierdistas clásicas que requieren la subordinación de la autonomía personal como requisito para su membresía.

Ni dios, ni amo, ni orden moral: La anarquía como crítica de la moral y el moralismo

La crítica anarquista hacia la moral también proviene de “El Único y su propiedad”, obra maestra de Max Stirner. La moralidad es un sistema de valores reificados – valores abstractos que son sacados de cualquier contexto, puestos en una piedra y transformados en creencias incuestionables, para ser aplicados independientemente de las metas, deseos y pensamientos, a pesar de la situación en la que se encuentre la persona. El moralismo no es solo la práctica de reducir valores vivos a una moral reificada, sino de considerarse uno mismo mejor que los otros, por haberse sometido a una moralidad (rectitud personal) y de hacer proselitismo para la adopción de la moralidad como herramienta de cambio social.

A menudo, cuando una persona abre los ojos debido a un escándalo o una desilusión, empieza a excavar en las ideologías y recibe ideas, que toda su vida ha asumido como normales, en aparente coherencia y con el poder de la nueva respuesta que encontró (ya sea en la religión, el izquierdismo o incluso en el anarquismo), puede llevarle a creer que ahora ha encontrado la Verdad (con V mayúscula). Una vez que esto comienza, regularmente la gente tiende hacia el camino del moralismo, con sus consiguientes problemas de elitismo e ideología. Tras sucumbir a esta ilusión de haber encontrado la única verdad que solucionaría todo “si” solo el resto de la gente también entendiera. La tentación es ver esta única Verdad como la solución al Problema en cuestión, alrededor del cual todo debe ser teorizado, lo cual lleva a construir un sistema de valores absolutos en defensa de su Solución mágica al Problema, a la que esta Verdad apunta. En este punto, el moralismo sustituye al pensamiento crítico.

Las diversas formas de izquierda promueven distintos tipos de moralidad y moralismo, aunque generalmente dentro del izquierdismo el Problema está en que la gente es explotada por capitalistas (dominada por estos o alienada de la sociedad o del proceso productivo, etc.). La Verdad dice que “El Pueblo” debe tener el control de la Economía (y/o de la Sociedad) en sus manos. El Obstáculo más grande para esto es la Propiedad y el Control de los Medios de Producción por la Clase Capitalista, seguido por el monopolio del uso legal de la violencia a través del Estado. Para revertirlo, la gente debe aproximarse con fervor evangélico, para convencerles de rechazar todos los aspectos, ideas y valores del capitalismo y adoptar la cultura, las ideas y valores de una noción idealizada de la Clase Trabajadora, con el propósito de tomar posesión de los Medios de Producción, deteniendo el poder de la Clase Capitalista y constituyendo el poder de la Clase Trabajadora (o sus instituciones representativas, si es que no de su Comité Central o su Líder Supremo) sobre toda la sociedad… Esto conduce a menudo hacia algunas formas de Obrerismo (a menudo incluyendo la adopción de la imagen dominante de la cultura de la clase trabajadora, en otras palabras, el estilo de vida de la clase trabajadora) una creencia (comúnmente Científica) en la Salvación Organizacional, otra creencia en la Ciencia (con la inevitable victoria del proletariado) de la Lucha de Clases, etc. Y por lo tanto, tácticas consistentes en la construcción del fetichismo de Una Verdadera Organización de la Clase Trabajadora para responder al Poder Político y Económico. Un completo sistema de valores es construido alrededor de una específica y simplificada concepción del mundo, con categorías morales del bien y el mal que son reemplazadas por la evaluación crítica en términos de la subjetividad individual y comunal.

El descenso hacia el moralismo nunca es un proceso automático. Es una tendencia que se manifiesta naturalmente donde sea que la gente inicie el camino de la critica social reificada. La moralidad siempre involucra la desviación en el desarrollo de una coherente teoría crítica propia y social. Lo cual crea un corto circuito en el desarrollo de la estrategia y tácticas apropiadas para esta teoría critica y fomenta un énfasis en la salvación personal y colectiva a través del cumplimiento de los ideales de esta moralidad, idealizando una cultura, o estilo de vida, por su virtud y eminencia, mientras se demoniza todo lo demás, como parte de las tentaciones o perversiones del mal.

Un énfasis inevitable se convierte en intento continuo e insignificante por reforzar los límites de la virtud y el mal, por medio de vigilar las vidas de cualquiera que diga ser miembro sectorial del grupo propio, mientras denuncia de manera mojigata a los otros grupos. En el ambiente obrerista, por ejemplo, esto significa atacar a cualquier que no cante con himnos las virtudes de la organización de la clase obrera (y especialmente a las virtudes de la Única Verdadera forma de Organización), o a las virtudes de la imagen dominante de la Clase Trabajadora o su estilo de vida (ya sea beber cerveza en vez de vino, rechazar subculturas de moda o conducir un auto marca Ford o Chevy en vez de BMW o Volvo). El objetivo, por supuesto, es mantener los limites de la inclusión y la exclusión entre el grupo propio y grupo ajeno (siendo el grupo ajeno representado en los países industrializados por las Clases Media y Alta, o los Burgueses y Pequeño Burgueses, o los grandes y pequeños Jefes y Capitalistas).

Cumplir con la moralidad significa sacrificar determinados deseos y tentaciones (sin importar la situación en la que pueda encontrarse) en favor de la recompensa de la virtud. Nunca comas carne. Nunca conduzcas un todoterreno. Nunca trabajes ocho horas. Nunca seas un rompehuelgas. Nunca votes. Nunca hables con la policía. Nunca recibas dinero del gobierno. Nunca pagues multas. Nunca…etc, etc. No es una manera muy atractiva de llevar la vida para alguien interesado en pensar críticamente el mundo y en evaluar que hacer por uno mismo.

Rechazar la Moralidad involucra la construcción de una teoría critica de uno mismo y de la sociedad (siempre auto-critica, provisoria y nunca integral) en la cual el objetivo claro de acabar con la alienación social nunca es confundido con objetivos parciales reificados. Esto involucra enfatizar lo que la gente debe obtener con la critica radical y la solidaridad, en vez de aquello que la gente debe sacrificar o renunciar con el propósito de vivir vidas virtuosas de una moralidad políticamente correcta.

La anarquía post-izquierda: Ni izquierda, ni derecha, sino autonomía

La anarquía post-izquierda no es algo nuevo, ni diferente. Tampoco es un programa político o una ideología. No significa en modo alguno, un tipo de facción o secta al interior del más generalista ambiente anarquista. De ninguna manera es una abertura hacia la derecha política; la derecha y la izquierda siempre han tenido mucho más en común entre sí que con el anarquismo. Y no intenta, desde luego, ser una nueva mercancía en el, ya bastante lleno, mercado de ideas seudo-radicales. Es simplemente un intento de restablecer las más fundamentales e importantes posiciones anarquistas dentro del contexto de desintegración internacional de la izquierda política.

Si queremos evitar ser derribados por los escombros del izquierdismo a medida que este se desmorona, necesitamos disociarnos completa, consciente y explícitamente de sus múltiples fallos – y especialmente de sus posiciones inválidas que le han conducido a tales yerros. Esto no quiere decir que sea imposible que a los anarquistas también se les consideren izquierdistas – ha habido una larga, y muchas veces honorable, historia de anarquistas y síntesis de izquierda. No significa que nuestra situación actual impida a cualquiera- incluso a un anarco-izquierdista – confrontar el hecho de que los defectos prácticos del izquierdismo requieren una completa crítica y un explicito quiebre con cada aspecto de la izquierda.

Los anarco-izquierdistas no pueden seguir evadiendo el someter su propio izquierdismo a una crítica intensiva. Desde ahora, es simplemente insuficiente (no es que haya sido suficiente alguna vez) proyectar todas las fallas del izquierdismo en sus variantes más claramente nocivas, ni en algunos episodios nefastos de la practica izquierdista, como son el leninismo, el trotskismo o el stalinismo. Las críticas al estatismo de izquierda, o a organizaciones y partidos izquierdistas solo han sido la punta de una critica que ahora explícitamente debe abarcar el iceberg completo de la izquierda, incluyendo esos aspectos, que desde hace tanto, se han incorporado en las tradiciones de la practica anarquista. Cualquier rechazo a ampliar y profundizar la critica hacia el izquierdismo constituye un rechazo al esfuerzo por el auto-examen, necesario para una genuina auto-comprensión. Y obstinarse en evadir la auto-comprensión nunca podrá ser justificada por alguien que busca el cambio social radical.

Tenemos ahora una oportunidad histórica sin precedentes, ante la abundancia de recursos para la crítica, puede rehacerse un movimiento anarquista internacional que sea capaz de desarrollarse por sí mismo, sin que se incline ante ningún otro movimiento. Lo único que nos queda es tomar esta oportunidad para reformular críticamente nuestras teorías anarquistas y reinventar nuestras prácticas anárquicas a la luz de nuestros deseos y objetivos esenciales.

¡Rechacemos la reificación de la revuelta!

¡El izquierdismo ha muerto!

¡Viva la anarquía!

Jason McQuinn

El mazo del iconoclasta

 

“Dad rienda suelta a las pasiones inmorales”

Mijaíl Bakunin

 

Aunque el fatalismo impenitente que se ha instalado en nuestras mentes nos impida verlo, somos, en realidad, una numerosa pléyade de “desafectos al sistema”. Ideologizados o intelectualmente “vírgenes”, ductos o instintivos, necesitarios de autonomía o carentes de pan, pocos son los crédulos o satisfechos, que se atreven a afirmar que el mundo está constituido tal y como debería.

Para quienes pongan en duda tal aserto solo tienen que sacar a colación, en una conversación cualquiera y con cualquiera de sus semejantes, el tema -que a fuerza de ser recurrente se ha pretendido convertir en demagógico- del hambre o la guerra, y serán solo una minoría los que acepten con agrado tales cosas.

No hace falta mirar las tripas de esta “máquina mal engrasada” para saber que sus engranajes están ajados y casi completamente obstruidos, con unas válvulas silbantes que señalan una rápida y alarmante subida de la temperatura… todos los indicios de que el “artefacto social” está al borde del colapso.

Pero, ¿Quién le dará el último empujoncito?

Quizás algunos aprecien esta valoración como exagerada y excesivamente optimista, no obstante, mientras se dirime esta cuestión, la máquina sigue funcionando, a trancas y barrancas, forzando al máximo su capacidad, mostrándole a los ojos menos exigentes una carcasa flamante y reluciente, aunque chorreando sangre ajena como si fuera aceite… sin embargo, no podemos obviar que lo más curioso del caso es que haya sido en semejantes condiciones, precisamente en ese estado de declive y agonía, como ha conseguido mantenerse activa durante las más hondas simas de tiempo, a través de milenios e, incluso, hasta nuestros días, ¿peca ahora mi análisis de “triunfalismo”?

El sistema está “muriendo” desde que nació, existiendo a marchas forzadas, lleva marcado a fuego el signo de la desaparición. Y si aún no se ha logrado no es por los peregrinos motivos que se nos suele aducir.

Dejando de lado las intrincadas “fórmulas materialistas”, las mismas que determinan que un hombre debe renunciar a coger una manzana de un árbol si antes no se ha equipado con la correspondiente escalera, aún a pesar de que pudiera acceder a ella con un simple palo; las mismas que posponen la Revolución, aunque sea tan vital como la lluvia en el desierto, a los lugares que hayan sido “obsequiados” con los galardones capitalistas, y a unos tiempos más “propicios”. Hay otras muchas “incongruencias” que hasta la cabeza del corazón más ardiente está dispuesta a dar por sentado.

Se nos dice con voz quejosa: “Es que nuestro número es ínfimo, comparados con otros periodos históricos somos menos que una minoría”. Dígansele tales pequeñeces a Fanelli cuando se encontró en España con un grupo que llegaba con dificultades a la veintena, díganselo a Anselmo Lorenzo y a Morago, y al que a la postre sería el movimiento obrero más fecundo y vigoroso de la estúpidamente llamada “Europa occidental”. ¿Quién se atreverá a replicar tales cosas a los oídos de los “apóstoles” errantes que, a lomos de jumentos, iban difundiendo “la Idea” por sierras, cortijos y aldeas, sin más calor que el de las hogueras, sin más medios que la vehemencia y cuatro palabras grabadas a fuego en el alma?

Llegan entonces otros llantos: “Es que hoy estamos menos instruidos, y “revolucionariamente” menos preparados, que nunca”. Retumbarían aún, en los montes y cerros, las risas de aquellos campesinos de Jerez, en 1892, o la de los peones de la Patagonia, en 1921, si alguien hallara el valor de espetarles tales cosas. Qué le digan a un cantero o a un jornalero, orgullosamente analfabetos, la falta que les hacían las teorías y los libros, para sacudir de sus espinazos el yugo del patrón y del cacique.

Gastan entonces el último cartucho: “Es que hoy la gente es mucho más “comodona”, la vida hoy es más fácil, y las “mejoras sociales” mitigan las causas por las que rebelarse”. He ahí el argumento de la renuncia; reunid los arrestos para alargar vuestra voz hasta el mal llamado “Tercer Mundo”, decidles que su hambre es fingida, que su sed es una ilusión y que su mortalidad es una “quimera” de sus mentes. Convencedles de que el “maná” les caerá de sus cielos ennegrecidos -previa intoxicación de las chimeneas capitalistas- y de que sus tierras -explotadas por la globalización- serán fértiles, y de que sus ríos insalubres -gracias al “savoir-faire” industrialista- rebosarán de peces. Levantad la voz hasta África y habladles a sus habitantes de esas “mejoras sociales” que deshincharán los estómagos de sus hijos, de cómo los avances capitalistas han acabado con las muertes por inanición, también con el raquitismo o con las enfermedades más cruentas; decidles eso y posiblemente os escupan a la cara. ¿Pero por qué marchar tan lejos? ¡Abrid de una vez la ventana!, os conmino a ello, y si no sois insensibles, o rematadamente imbéciles, veréis desfilar antes vuestros ojos verdaderas legiones de “hambrientos y desamparados”, mesnadas de nómadas sin domicilio, de personas embargadas y desalojadas por impago, de obreros asfixiados ante el ocaso mensual, observareis, con vuestros propios ojos, ejércitos de adultos y niños, nacidos aquí y allá, que abordan las basuras con el digno e imperante fin de alimentarse… son “ejércitos del hambre”, a los que les sobran motivos para convertirse en “ejércitos del odio”.

La situación no ha cambiado nada con respecto al decimonónico inicio de las luchas sociales “explícitas”, el número no ha variado, la “ilustración” sigue sin ser imprescindible, y la miseria no ha dado un solo paso hacia atrás… los motivos para Rebelarse siguen siendo los mismos, lo único que ha cambiado es la disposición para ello; tan solo se ha modificado nuestra Voluntad.

Para quienes hayan llegado hasta aquí, compartiendo tal razonamiento, el dilema se exhibe diáfano: “si eso es así, ¿qué hacer?”.

Parecen que todas las medidas están ya agotadas, toda la propaganda hecha, todas las “asociaciones” formadas, todos los métodos puestos en práctica… pues si es realmente así, quizás lo que haya que cambiar es el carácter de los mismos.

La gente habla de renunciar a los métodos “específicamente violentos”, arguyen tanto la mala aceptación popular como toda una suerte de, respetabilísimos, motivos morales; pues perfecto. Nada hay que objetar al respecto, ya sea por motivos “pragmáticos” o “éticos”, se considera que la “violencia” no es el camino a seguir; compartimos, absolutamente, este planteamiento en cuanto a vidas humanas se refiere, pues no hay Revolución que se haya cimentado sobre la fuerza y la sangre, que no haya tenido necesidad de recurrir posteriormente a ambas para poder perpetuarse sobre el propio pueblo que lucho para erigirla. Nosotros como Bakunin, “no queremos destruir hombres sino instituciones”.

Es verdad que sobre este asunto algunas actitudes se nos antojan decididamente hipócritas, las mismas que apoyan cualquier acción violenta mientras esta esté respaldada por las “masas armadas”, y que, sin embargo, condenarían inexorablemente a cualquiera que realizara semejantes actos en solitario o con un escogido número de colaboradores… es como si la verdad fuera más “verdad” cuando es ratificada por el número, como si el asesinato dejara de serlo en cuanto el “pueblo” diera su consentimiento. Son estas las opiniones de quienes condenarían al Durruti ilegalista, expropiador y “propagandista por los hechos” de los años 20, si no hubiera sido eclipsado por la mítica del luchador miliciano de los años 30.

Pero estas “dobleces faciales” no consiguen desalentarnos de nuestros propósitos, nuestra meta no es inmolar la voluntad, ni la dignidad ni la vida de nadie, la única voluntad que queremos deponer, la única dignidad que queremos escarnecer y la única vida que queremos aniquilar es la del Estado y el Capital, solo de ellos aceptaremos un acto de genuflexión. Obviamente esto pasa por derrotar a los sujetos que utilizan tan “formidables herramientas”, no siendo estos Molochs unos “entes” dotados de vida propia, es contra quienes dirigen sus riendas contra los que cargamos las escopetas, pero no es la destrucción sistemática de estos mequetrefes y pusilánimes lo que buscamos, lo que pretendemos es reducir a cenizas los instrumentos que les han permitido auparse sobre el resto.

Las fórmulas para crear un ambiente propicio para que el descontento popular pueda estallar en una Revolución a “gran escala”, son variadas, y ante la anterior pregunta, ese sempiterno “¿qué hacer”?, solo hallamos una respuesta válida: “Haced todo lo que esté en vuestra mano, mientras no entre en los cursos de la legalidad”.

Algunos optan por adscribirse al sindicalismo; muy bien, pero que no os toque la larga e infecciosa mano de la legalidad, que esta sea una condición que quiera adjudicaros el Estado, y no una que reclaméis vosotros. No legalicéis vuestras manifestaciones, que no concurran vuestras huelgas por las vías legales, dejad de circunscribir vuestros actos al “marco de la ley”, retomad el sabotaje que antaño os hizo grandes, olvidad a vuestras huestes de abogados, y encaraos, frente a frente, con el enemigo mortal que supone toda Autoridad… de lo contrario esa arma letal, que un día infundió terror a la burguesía, hoy yacerá muerta, tal y como muchos prevén.

Quizás vuestras pulsiones os escoren hacia la “propaganda escrita”; muy bien, pero que cada una de vuestras palabras sea merecedora del más profundo odio gubernamental, que cada uno de vuestros panfletos provoquen la más recalcitrante iracundia en los estómagos “bien alimentados”, que cada una de vuestras letras sea un delito, que cada una de vuestras frases sea un crimen, escribid cada grafía esperando recibir por ella la más dura de las condenas judiciales, que cada gota de tinta que emane de vuestra pluma sea digna de acabar en prisión.

Para aquellos que estén sedientos de actos es para los que ofrecemos nuestra propia alternativa, si alguien vuelve a interrogaros sobre “¿qué hacer?” ya no os quedareis mudos de respuestas… es hora de dar el penúltimo Mazazo del Iconoclasta.

Como sujetos dotados de sensibilidad os repugna la violencia física contra las personas; muy bien, ¿pero qué os impide lanzar toda esa violencia contra la “materia inerte”?, los iconoclastas originales levantaban sus mazos contra todas las imágenes que eran merecedoras de culto entre la población; hoy la cosa no ha cambiado en demasía, también se trata de canalizar nuestra furia contra todos los nuevos fetiches de esta civilización. Armemos nuestro odio y carguémoslo contra todos los símbolos existentes hasta convertirlos en meras ruinas, ¿los métodos? Desde los más sencillos a los más complejos, ¿qué importa el “cómo” mientras no se ponga en peligro la existencia de nadie? Tan solo hemos de elegir el objetivo, y destruir, de una vez para siempre, todas las efigies y deidades que sean dignas de idolatría y admiración en esta corrompida sociedad actual. Acabemos con los objetos que exigen su pleitesía y así no tendrán a quién regalarle sus reverencias, obediencia y sumisión, acabemos con el receptáculo de sus alabanzas y pondremos fin a su superchería y humilde constricción, y si los reconstruyen, volvamos a volatilizarlos, hasta que no les quede nada ni nadie a los que venerar.

Es la vieja máxima proudhoniana: “Demoliendo, edificaremos”.

Destruyamos de manera compulsiva, liberados al fin de la moral burguesa y sus idearios; eso si, sin arriesgarnos, sin comprometernos, pues es mucho más cómodo ir la cárcel por escribir estas andanadas que por llevarlas a la práctica, pero que nada nos limite, que no tengamos ni un solo reparo en destruir todos y cada uno de los iconos que se han convertido en el ornamento del sistema, destruyamos sin paliativos; y que solo nuestros sentimientos sean capaces de derretir la cera que mantiene unidas nuestras alas.

Será entonces cuando podremos reproducir lo que nos auspiciaba Bakunin, pues: “Algún día el yunque, cansado de ser yunque, pasará a ser martillo”.

 

El Hombre Guillotina

 

Un casino en llamas

Los efectos combinados de la epidemia del Coronavirus y las repercusiones de la globalización –sobre la que actúa con creciente peso la carrera desenfrenada por apoderarse de la tierra y de los metales raros, necesarios para la construcción de satélites, la digitalización de la producción y de la sociedad, y la llamada transición energética–, abren escenarios impredecibles. Por un lado, asistimos a una aceleración sin precedentes hacia el control totalitario; por otro, la valorización del capital parece cada vez más frágil, poniendo en tela de juicio directamente al Estado. No sólo las condiciones materiales, la salud y la libertad están decayendo, sino que esto está ocurriendo a través de una experiencia de masas, y a escala internacional. El poder ondea la bandera de la necesidad, pero impera la contingencia.

Probemos sustituir «nocividad» por «epidemia»: «A pesar de todas sus evidentes ventajas como método de gobierno, la proscripción de la conciencia no escatima en la devastación de la sociedad, que en sí se corrompe irreversiblemente. Y cuando pretende actuar como garante de la supervivencia de la humanidad, sólo añade a su habitual irrealismo un simulacro de guerra contra la nocividad, el último truco tramposo en un casino en llamas». Lo que le da cierto aire de final de juego a todo esto, no son las pretendidas «crisis insuperables del capitalismo», sino los límites ecológicos del Planeta, los cuales cada vez son mas difíciles de enmascarar con los avances tecnológicos.

En este escenario, un proyecto revolucionario no puede prescindir del análisis cuidadoso de sus «puntos de aplicación». Y aquí volvemos a la cuestión del espacio público. Por una suerte de paradoja, el municipalismo libertario de Bookchin es una de las referencias del «confederalismo democrático» que experimentan las comunidades kurdas en el contexto de la guerra de guerrillas. Dejemos por un momento de lado cuánto hay de autopromoción del PKK en tal referencia. Nos interesa otra línea de razonamiento. Los ejemplos históricos en los que se fundamentó la propuesta Bookchiniana eran los clubes de la Revolución Francesa, la Comuna y la democracia directa de los Consejos. Hace más de veinte años, alguien señaló que era imposible sacar esos ejemplos de organización federalista de su contexto material y psicológico: el movimiento insurreccional. Sin esa ruptura –continuaba el razonamiento– no se construye ningún espacio real de diálogo en las ciudades del Estado. La idea de una secesión progresiva de la dominación mediante municipios libertarios federados entre sí progresivamente, no es sólo una ilusión que antepone los efectos a las causas, sino también el terreno abierto para cualquier tipo de cogestión institucional. El hecho que Bookchin haya aterrizado en la propuesta de las listas cívicas para presentarse a elecciones municipales, no es un accidente en el camino, ni un ejemplo flagrante de inconsistencia personal: es la conclusión lógica de quienes piensan que el «modelo insurreccional» es un fantasma del pasado, un legado del siglo XIX que impidió la formulación y la práctica de una política libertaria acorde a los tiempos. Ahora, no sólo ese fantasma ha vuelto a vagar por el mundo con creciente frecuencia, sino que bajo su «hechizo» las experiencias de democracia directa que realmente merecen ser criticadas, han tomado forma (las demás se critican a sí mismas por la dañina irrealidad en la que se retuercen). Y la crítica, como vimos antes respecto a los consejos obreros, no puede detenerse en la forma (unanimidad versus mayoría, delegados revocables versus portavoces permanentes, etc.), sino que debe descender al nivel del contenido: que no es tanto en el discurso sino en la práctica donde se transforma la vida, lo que se pone en común más allá de las palabras, la relación entre la autoorganización de la violencia y el diálogo real, los ámbitos sociales que se ven tocados y desbordados por la lucha. En resumen, el grado de irreversibilidad alcanzado por el movimiento.

No es casual que quienes piensan en términos de proyección de «ese dominio público, donde la libertad puede desplegar sus seducciones y convertirse en una realidad tangible», sean, sobre todo, quienes se mantienen más alejados de los choques sociales que permiten su formación. Esa es nuestra limitante, que ciertas fórmulas mágicas («destruir el trabajo», «dinamitar lo existente»…) ayudan a disimular. Ahora bien, si realmente deseamos soltar el vaso, es cuestión de ir más allá de esas fórmulas. Y luego, pensar en el anarquismo, no sólo como una metodología insurreccional –si nos limitamos a eso, no abandonamos el ámbito de la forma– sino como proyecto revolucionario. Como un conjunto articulado de contenidos en constante búsqueda de sus «puntos de aplicación». La práctica de los grupos de afinidad y la coordinación informal, nos indican cómo deben organizarse los compañeros; en el mejor de los casos, nos sugieren cómo intervenir en cierto contexto, a partir de determinados ángulos de ataque, que permiten abrir ciertas brechas; pero en sí mismas –precisamente porque un proyecto requiere de un método, pero no es simplemente un método– permiten que transpire muy poco de la vida por la cual están luchando; por ejemplo: las primeras medidas comunistas que intentan adoptar en un contexto insurreccional.

Massimo Passamani

 

Fragmento de “La palabra y la cosa: a propósito del proyecto revolucionario”; Los Días y las Noches: Rivista anarchica. Número 11. Julio 2020.

 

Traducción Corrispondenze Anarchiche.