ACERCA DE LOS CUIDADOS Y EL DULCE OLOR DE LA DINAMITA

Comunicado año 1. Número 1.

Mujeres, esclavas del esclavo: animad a vuestros compañeros a sacudir el yugo que nos oprime a todos por igual. Rechazad las mentiras y embustes de los verdugos ensotanados: arrojadles al hocico sus “reliquias” y sus monos ridículos y engrosad las filas de las libertarias que, unidas a los rebeldes, hacen propaganda, con la pluma, la palabra, y, también con el fusil o la dinamita, destruyendo las madrigueras donde habitan los lobos del poder, del dinero y de la religión. ¡Adelante mujeres libertarias!

Francisca J. Mendoza ¡Tierra!. Núm. 481. 28 de diciembre de 1912

Aproximadamente a las 22 horas del 9 de septiembre de 2023 colocamos un artefacto explosivo hecho con dinamita y gas butano en un camión de carga en la calle 31 de Escárcega, Campeche, con la intención de sabotear la guerra contra la selva que el gobierno de méxico está llevando a cabo con la construcción del llamado “tren maya”.

I. ¡NO ES SOLO UN TREN, NO ES MAYA!

Se trata de un proyecto de destrucción por reordenamiento territorial que pretende instaurar un modelo de “polos del desarrollo” cuyos efectos serán la expansión de las relaciones plenamente capitalistas en la península de Yucatán, lo que provocará la proletarización, desplazamiento forzado, contaminación generalizada, despojo y destrucción de nuestras formas de vida. NO LO ACEPTAMOS.

Este proyecto se impuso a través del funcionamiento de la maquinaria militarista estatal en contubernio con las mafias agrarias que funcionan desde tiempos coloniales en la península de Yucatán; y en las“consultas” amañadas que se hicieron, nunca se nos preguntó a las mujeres de la región nuestra opinión. POR ESO TUVIMOS QUE RECURRIR A LA PROPAGANDA POR EL HECHO, PARA DEJAR CLARO NUESTRO REPUDIO AL PROYECTO.

¡No queremos ver destruida la selva! ¡No queremos dejar nuestras formas comunitarias de vida! ¡No queremos que nuestras hijas se conviertan en sus cocineras, en sus sirvientas o en sus objetos de violación! Y eso es lo que nos ofrece la violencia de su “desarrollo” con el tren.

¡Nuestrxs hijxs serán libres! ¡Libres como la selva! Nosotras no queremos violencia, pero han sido el gobierno y los burgueses explotadores los que con violencia está destruyendo nuestras formas de vida, nuestros cuerpos, nuestros territorios! ¡Y vamos a defendernos!

¡En este escenario de anfiteatros y devastación que nos quieren imponer, las ética del cuidado en nuestras manos tendrá que adquirir el dulce olor de la dinamita!

II. DISFRÁZ DE MUJER. PIEL PATRIARCAL

Hoy, los comentaristas del poder se jactan —como si fuera un “avance”—, de que en las próximas elecciones en el territorio ocupado por el estado mexicano serán mujeres las candidatas presidenciales. Como si con solo cambiar el cuerpo se cambiara la política. Pero queremos decirles a estas señoras que su feminismo burgués, blanco, racista, de élites, es una basura que no vamos a digerir. Porque tenemos claro que el Estado es la forma jurídica que organiza la violencia del patriarcado, del capital y del colonialismo para someternos. ¡Por eso al estado hay que atacarlo,porque es la fuente de la violencia patriarcal! ¡NADA QUE VENGA DEL ESTADO SERÁ OTRA COSA MÁS QUE VIOLENCIA PATRIARCAL Y RACISMO POR MÁS QUE SE PONGAN UNA MÁSCARA CON CUERPO DE MUJER!

¡No somos mujeres de la selva, somos la selva defendiéndose!

!VIVA LA INSURRECIÓN ANÁRQUICA!

Desde algún lugar de la selva en la península de Yucatán,

Coordinadora de mujeres anarquistas por la defensa de nuestro cuerpo-territorio

¡Presos anarquistas libertad! !Mónica Caballero, Francisco Solar y Alfredo Cóspito, Libertad!

p.d. Saludamos a las compas del comando feminista informal de acción antiautoritaria que han accionado en otros lugares del territorio ocupado por México, porque ellas nos inspiraron para tomar esta vía. Ahora iniciamos el camino en coordinación.

[Recibido vía email]

APOLOGÍA A LA ESPECIFICIDAD ASOCIATIVA

A propósito del «sectarismo» (intrínsecamente) anárquico

«[…] La Internacional fue fundada para remplazar las sectas socialistas o semisocialistas por una organización real de la clase obrera con vistas a la lucha […], la Internacional no hubiera podido afirmarse si el espíritu de secta no hubiese sido ya aplastado por la marcha de la historia […] Las sectas están justificadas (históricamente) mientras la clase obrera aún no ha madurado para un movimiento histórico independiente. Pero en cuanto ha alcanzado esa madurez, todas las sectas se hacen esencialmente reaccionarias. […] La historia de la Internacional también ha sido una lucha continua del Consejo General contra las sectas […] A fines de 1868 ingresó en la Internacional el ruso Bakunin con el fin de crear en el seno de ella y bajo su propia dirección una segunda Internacional titulada “Alianza de la Democracia Socialista”. Bakunin, hombre sin ningún conocimiento teórico, exigió que esta secta particular dirigiese la propaganda científica de la Internacional, propaganda que quería hacer especialidad de esta segunda Internacional en el seno de la Internacional. Su programa estaba compuesto de retazos superficialmente hilvanados de ideas pequeñoburguesas arrebañadas de acá y de allá: […] el ateísmo como dogma obligatorio para los miembros de la Internacional, etc., y en calidad de dogma principal la abstención (proudhonista) del movimiento político. Esta fábula infantil fue acogida con simpatía (y hasta cierto punto es apoyada aún hoy) en Italia y en España […] y también entre algunos fatuos, ambiciosos y hueros doctrinarios en la Suiza Latina y en Bélgica […] Las resoluciones 1, 2, 3 y IX dan ahora al Comité de Nueva York armas legales para terminar con todo sectarismo y con todos los grupos diletantes, expulsándolos si llega el caso […]»

K. Marx, Carta a Friedrich Bolte, 23 de noviembre de 1871(1)

Desde la derrota del anarcosindicalismo español, la reiteración es un hecho frecuente en el contexto babélico en que penosamente acontece la vida del denominado «movimiento anarquista».(2) Como si se tratara de El Día de la marmota(3) , estamos condenados a repetir la misma experiencia de forma indefinida. Una y otra vez, los desplazamientos ideológicos y las conceptualizaciones ajenas cobran presencia en nuestras tiendas. Así —de nueva cuenta—, emergen en el debate las nociones de «secta», «sectarismo» y «sectario». No tenemos la menor oportunidad de escapar de este círculo vicioso. Al igual que a Phil Connors (Bill Murray) en la célebre comedia, todos los días nos remachan la misma canción (¡a las seis de la mañana!), obligados a repetirnos en un ciclo infinito del que no nos salva ni el suicidio.

Quizá, para quienes provienen de las llamadas «izquierdas» —que felizmente ya han evolucionado a posicionamientos «libertarios»— y hoy comparten codo a codo la misma barricada, estas imprecaciones siempre han estado ahí, al alcance de la mano. Listas para esgrimirse a la menor provocación. Por lo que asumen que tales palabrotas son parte de nuestro léxico o que se inscriben en una suerte de vocabulario universal del que tenemos que servirnos por obligación.

Para las y los compañeros que llevamos algunos años en la lucha, es inevitable la sensación de déjà vécu que provoca la remasterización de esta opereta bufa. En efecto, no es la primera ocasión que tenemos que enfrentar estos epítetos y, definitivamente, no será la última. Se repiten como mantra invocando la «aplastante marcha de la historia» (san Charlie de Tréveris, dixit). La triste constatación, es que esta liturgia ocurre, incluso, en los entresijos de la praxis —viva y actuante hoy mismo—, de la Tendencia Informal Anárquica (TIA). Una tendencia donde no caben las prácticas uniformadoras como tampoco tiene cabida la repetición; es decir, las intentonas frentistas ni las tentativas de «unidad táctica» y «responsabilidad colectiva».

La TIA se reafirma en la crítica y el conflicto permanente con todas y cada una de las formas y estrategias del poder; en la experimentación constante y la búsqueda incasable de la liberación total; en el marco de la guerra contra todo lo existente a través de la práctica continuada de la insurrección individual. Todo lo cual, debería entenderse como una tensión constante —no una realización—, incitada por quienes no alojan esperanzas en Revoluciones salvadoras ni regímenes porvenir y, hacen a un lado TODA la mitografía. Conscientes que la Anarquía no puede reducirse al decimonónico «asalto al cielo» ni a la trasnochada «trasformación» de ciertas estructuras; mucho menos, a la instauración de un sistema de (auto)gobierno ni al modo de (auto)gestión de la producción. Léase: las prácticas onanistas en torno al Comunismo libertario.

Sin embargo, estas anotaciones no deben concebirse como un pontificado que se ejerce desde el confort de la neutralidad y/o la abstracción ideológica, sino que aspiran ser una reafirmación de principios profundamente autocrítica. Yo también (en algún momento de mi vida) caí en la trampa de la «unidad táctica» y renegué de nuestro «sectarismo» en aras de «la unidad de las luchas revolucionarias», cuya concreción resultaba ser el desiderátum de las reflexiones de época. Basta una lectura rápida de los desvaríos frentistas de Guillén(4) , para aquilatar el tamaño monumental de las desvirtuaciones sesenteras, setenteras y, hasta ochenteras, del recién bautizado «anarquismo revolucionario», fuertemente influenciado por la Autonomía leninista.(5)

Pero aquellos experimentos que hoy nos resultan enteramente absurdos —a cuatro décadas de distancia—, no eran producto de la repetición. Muy al contrario, pretendían reorganizar el campo de entendimientos y significaciones de una cosmovisión anárquica que enfrentaba desplazamientos y reubicaciones conceptuales en busca de condiciones favorables que le permitieran abandonar el inmovilismo al que había sido condenado el «movimiento». Se enfrentaba, entonces, una transformación societaria con profundos cambios en la configuración de clases, actores y potenciales «sujetos revolucionarios»; en un contexto donde el trabajo comenzaba a perder su condición central.(6) El propio Estado se alejaba de aquél papel vigoroso que sustentaba el principio de autoridad, atravesando un proceso de redefinición de su rol histórico.

A la luz de estos eventos, el resurgir de la desfachatez anárquica animó un conjunto de prácticas transgresoras impregnadas de hedonismo —con su inocultable afición por la libertad intransigente, su pertinaz aliento insurreccional y su talente parricida—, que sustituyeron de inmediato y sin demasiados cargos de conciencia, los modelos acéticos y sacrificiales de los recipientes organizativos tradicionales (ya fuesen sindicatos libertarios, federaciones de síntesis o partidos especificistas), animados por la informalidad y el placer de la acción anárquica. A la vez que dejaba constancia del imperioso esfuerzo de contrastación, refutación e incluso secesión de la hegemonía revolucionaria de la época (definida por la ortodoxia marxiana-leninoide), remarcando los elementos de distinción teórico-práctica que nos convierten, desde tiempos inmemoriales, en una «secta»; o sea, en una especie distinta y en una expresión radical de ruptura; lo que nos ha permitido siempre reconocer y desarrollar nuestra singularidad.

Aquella herejía nos hizo acreedores entonces, como nos había hecho antes y nos vuelve a hacer ahora, del apelativo «sectarios». Es decir, quienes alimentan la «doctrina que se aparta de la ortodoxia» o se «secciona».

Esta acusación, no solo se nos imputaba desde la visión eclesiástica totalizadora del fascismo rojo que sometía las luchas por aquellos años, sino se esgrimía también desde las desvirtuaciones pragmáticas del anarcoleninismo, en impúdica armonía con la gramática del frentismo anti-imperialista. Lamentablemente, muchos compañeros y compañeras huyeron de nuestra «secta» enarbolando banderas ajenas y se sumaron al redil de la «Iglesia». Algunos ofrendaron sus vidas, impregnados de fe, consolidando dictaduras; otrxs, hoy militan en partidos electoreros como el Partido por la Victoria del Pueblo.(7) Desde luego, más allá de sus pretensiones hegemónicas, estas «opciones» ideológicas y organizativas —trazadas en cada uno de estos ámbitos—, estaban demasiado emparentadas con la especialización vanguardista, el reformismo socialdemócrata y la demagogia populista (según los casos), como para que los «sectarios» de ayer, de hoy y de siempre las consideráramos atractivas.

Consultando el tumbaburros: conceptos y definiciones en torno al «sectarismo»(8)

Según el Diccionario de uso del español María Moliner,(9) se denomina:

Secta: Doctrina enseñada por un maestro y seguida por sus adeptos. Particularmente, la doctrina y el conjunto de sus adeptos. Doctrina considerada errónea, o que se aparta de la tradicional u oficial, y, especialmente, la que se considera perniciosa para sus adeptos: “Secta destructiva”. Conjunto de los adeptos de una secta.

Sectario: -a (adv. sectariamente) 1 adj. y n. (de) Seguidor de cierta secta. 2 Se aplica al que sigue fanáticamente una doctrina, y su actitud, opiniones, etc. → *Intransigente, * partidario.

Sectarismo: m. Cualidad o actitud de sectario.

Si consultamos el Diccionario Etimológico Indoeuropeo de la Lengua Española, éste nos revela que el sustantivo «secta» (sectam) es el femenino de un participio obsoleto del latín sequor («seguir») que proviene de la raíz indoeuropea *sek.(10) También coincide con esta acepción el Oxford Latin Dictionary.(11) Y, en la misma tesitura, se inscribe el Diccionario Teológico Enciclopédico; por lo que se infiere que «la secta tiene como primer punto de referencia, no ya una doctrina particular, sino […] la pertenencia a un grupo con una identidad bien definida y distinta del ambiente social más amplio […] La oposición se manifiesta entonces en el plano de la doctrina, de la moral, del ritual y de la disciplina y estructuración del grupo».(12)

Empero, en torno a esta elucidación existen fuertes discrepancias, ya que la raíz indoeuropea sek en realidad tiene tres significaciones que dan lugar a tres verbos latinos: 1. secare (cegar/cortar), 2. sequor (seguir), 3. siccare (secar). Este último, viene del vocablo latín siccus («seco») que tiene una raíz indoeuropea muy diferente (*seik). No obstante, secare o sectum («cortar»), de donde deriva el vocablo latín sectio (sector/sección/segmento) sí parece estar relacionada con la voz latina y castellana «secta», al igual que los verbos sequor, sequi, sequire («seguir», «proseguir», «secuencia»). En este sentido, el Dictionnaire étymologique de la langue Latine. Histoire des mots de Alfred Ernout y Antoine Meillet, nos brinda cierta «solución» al combinar los verbos sequor (seguir) y siccus («seco»), concluyendo que secta podría derivar más bien del frecuentativo verbal sector. (13) Al respecto, no deja de ser curioso —sin incurrir en una paronomasia— que el sustantivo femenino «sedición», que procede del latín seditio, seditionis («alejamiento», «desunión», «ida lejos», «apartamiento de un poder establecido o una marcha común», de donde también proviene «sublevación»), aunque derivado de una raíz indoeuropea completamente diferente (*ei, que significa «ir»), guarde una estrecha relación conceptual con la noción de «secta» entendida como la «doctrina que se aparta de la ortodoxia» o se «secciona de lo establecido».

En el contexto religioso, estos nominativos («secta», «sectario» y «sectarismo») están ampliamente documentados en la religión judaica. Concretamente, a su regreso del exilio (en el siglo VI a. N.E.) se popularizó entre los israelitas la idea de un Dios único y, de la mano de esta concepción monoteísta, comenzó a adjetivarse como «secta» o «facción» a todo grupo que se alejara de la hegemonía religiosa, considerándola una «práctica desleal». En este tenor, en la Biblia se menciona como facciones del judaísmo a los saduceos, fariseos, nazarenos y cristianos. Al apartarse de las ideas ortodoxas y las prácticas del judaísmo se les denominó «sectarios».

Este epíteto cobró aún más fuerza en el ámbito del monopolio del catolicismo integrista. La Iglesia católica se considera «la única sociedad universal instituida por Jesucristo que tiene un derecho legítimo a la lealtad de todos los hombres», por lo que se ostenta como «la única guardiana de toda la enseñanza de Jesucristo, que debe ser aceptada en su totalidad por toda la humanidad».(14) Al asumirse poseedora de la «verdad universal», toda disidencia era concebida como un posicionamiento «sectario» y condenada por «herejía». De esta manera, el gnosticismo, el maniqueísmo, el arrianismo, los albigenses, los husitas y el protestantismo de fecha posterior, quedarían inscriptos como «sectas herejes» en las Epístolas del Nuevo Testamento. Particularmente, la Epístola a los Gálatas (5,20), menciona «las peleas, disensiones (y), sectas», como «obras de la carne» y, Simeón Pedro (alias san Pedro), en su Segunda Epístola(2,1) advierte sobre los «falsos maestros que introducirán sectas perniciosas».(15)

Entre las denominaciones «protestantes», particularmente en Alemania y el Reino Unido, donde existen iglesias estatales o iglesias nacionales (también es el caso de la Iglesia Nacional de Islandia y la Iglesia del Pueblo Danés), igualmente se califica como «secta» a toda disidencia. La obediencia a la autoridad civil en materia religiosa es un prerrequisito necesario, llegando a afirmar que solo «la prédica de la Palabra de Dios pura y sin mezcla, la administración legítima de los Sacramentos y la identificación histórica con la vida nacional de un pueblo, le da derecho a una denominación a considerarse como Iglesia; en ausencia de estos requisitos, no es más que una secta».(16)

Incluso los anabaptistas, uno de los movimientos milenaristas cristianos que más han rechazado la catalogación de «secta» y que, paradójicamente, ha sido tachado como tal —por las iglesias católica, luterana, anglicana y ortodoxa rusa, entre otras—; al imponer el comunismo en Münster,(17) endurecieron la persecución de los «sectarios» demonizando a los exogrupos; o sea, a toda disidencia al régimen. Aquella ciudad-Estado teocrático-comunista —tan defendida por Tolstoi desde su delirante concepción del anarquismo—, se transformó en infierno y purgatorio para los «sectarios» en nombre de «las fantasías de una lucha final y destructora contra ‘los poderosos’ y de un mundo perfecto en que el interés egoísta sería abolido para siempre».(18)

Si revisamos algunos glosarios de terminología socio-política, podemos constatar que las nociones «secta», «sectario» y «sectarismo» siempre se han inscrito en el ánimo peyorativo sin importar las filiaciones conceptuales de sus autores. Surgidos en el terreno de las confrontaciones religiosas, estos vocablos se volvieron «modulares» y se trasplantaron —con toda la connotación axiológicamente negativa— a una amplia diversidad de terrenos ideológicos. Así, se introdujeron al léxico político, cobrando significativa presencia en el vocabulario marxiano en el siglo XIX. Sin embargo, existe evidencia de su uso (y abuso) en el siglo XVIII. De ello da cuenta el rabioso antisemitismo de los más destacados philosophes de la Ilustración. En su Essai sur les mœurs et l’ esprit del nations(19) (1756), Voltaire se descose dotando de autoridad «intelectual» al racismo y arremete con odio contra la «secta judía».

Para el autor de La envidia y la sociedad, el sociólogo Helmut Schoeck, los términos «secta» y «sectarismo», poseen «un significado peyorativo, debido a que las sectas han estado siempre en oposición a los grupos mayoritarios» (cursivas mías).(20) Su homólogo Karl-Heinz Hillman, no objeta en lo más mínimo esta definición al especificar que la «secta» es una «comunidad religiosa o política que, oponiéndose a una organización social mayor (confesión religiosa, partido) se separa de ella» (cursivas mías).(21) Mientras que el Vocabulario técnico y científico de la política de Arlotti, confirma la exégesis denominando «secta» (en su primera acepción) al «Conjunto de personas que profesan una misma doctrina». Y, «B. En un s. especial, más usual y siempre peyorativo, se dice de un grupo de hombres que adhieren estrictamente a una doctrina muy definida, y a quienes esta adhesión une fuertemente entre sí, al mismo tiempo que los separa de los demás» (cursivas mías).(22)

En el ámbito de la sociología de la religión se distinguen varios tipos de organización religiosa (iglesia, denominación, culto y secta), aunque se presentan dificultades en cuanto a su definición y delimitación. De tal suerte, no solo nos topamos con distintos significados de la palabra «secta», sino que también encontramos diferentes usos del término. Max Weber, en su edición revisada de La ética protestante y el espíritu del capitalismo (1920), profundizó en la oposición binaria entre «Iglesia» y «secta». A la «Iglesia», la definió como «un instituto de gracia que administra bienes religiosos de salvación como una fundación fideicomisaria y la pertenencia a la cual es (idealmente) obligatoria»(cursivas en el original).(23) Mientras que describió a la «secta» como «una asociación voluntaria integrada exclusivamente por personas (idealmente) cualificadas en sentido ético-religioso, en la que se ingresa voluntariamente si se es aceptado en virtud de la confirmación religiosa» (cursivas en el original).(24) O, lo que es lo mismo, a la «Iglesia» como una institución de salvación que privilegia la extensión de su influencia y, a la «secta», como un grupo contractual que hace hincapié en la intensidad de vida de sus miembros. Por ello, «por su sentido y esencia ha de renunciar necesariamente a la universalidad y basarse en el acuerdo libre de sus miembros.» (cursivas en el original).(25)

Weber, dejaba manifiesto de este modo la oposición entre el ideal ortodoxo y heterodoxo; entendida la ortodoxia como una estructura organizativa y doctrinal monopólica que privilegia su hegemonía («Iglesia») y, la perspectiva heterodoxa de quienes, desde múltiples y variadas interpretaciones, no quieren ser parte de un todo y se asocian libremente («secta»). En este sentido, se refiere a la «ecclesia pura» que busca la «secta» en contraste con la «Iglesia». Según esta reflexión weberiana: «La secta tiene el ideal de la ‘ecclesia pura’ (de ahí el nombre de ‘puritanos’), […] de cuyo seno son excluidos los carneros sarnosos con el fin de que no ofendan la mirada de Dios». Razón por la que «rechaza las indulgencias eclesiásticas y el carisma oficial».(26)

El sociólogo y teólogo protestante Ernst Troeltsch —quien fue discípulo de Weber—, en sus esfuerzos por perfeccionar la tipología weberiana, distinguió las discrepancias (entre «secta» e «Iglesia») de los objetivos. Con este fin, señaló la habilidad de la Iglesia para adaptarse a la sociedad, estableciendo lazos de «compromiso con los Estados». De manera contraria, identificó que la «secta» se distancia de la sociedad y rechaza la adaptación y el diálogo, reafirmando «su cuestionamiento al orden social». Troeltsch, concuerda plenamente con las reflexiones de su maestro y colega que aseveran que «La iglesia es una institución»; de la misma manera que coincide en la valoración de la «secta» como «una sociedad voluntaria».(27) Empero, añade a su análisis la categoría del «misticismo». Lo que para Troeltsch «conduce a la formación de grupos sobre una base puramente personal, con forma no permanente, que también tiende a debilitar tanto el significado de las formas de culto y doctrina como del elemento histórico» (cursivas mías).(28)

En dirección análoga, se revalidan los objetivos de la Iglesia marxiana. No es casual que don Friedrich Engels, remate su introducción a La lucha de clases en Francia, con una analogía entre el desarrollo de la ideología marxiana y el ascenso de los cristianos en el Imperio romano (de ser una secta a ser la religión de Estado).(29) Tales consideraciones, nos muestran claramente como don Friedrich (principal inversionista y fundador de la Iglesia marxiana), imaginó la hegemonía en el Estado y la sociedad. De este modo, la ideología marxiana triunfaría porque sus ideas, valores y objetivos, serían las ideas, valores y objetivos dominantes, impuestos mediante la religión de Estado. Una vez alcanzada «esa madurez, todas las sectas se hacen esencialmente reaccionarias» (san Charlie, dixit). En otras palabras, la herejía anárquica (equivocista) tendría la merecida condena eclesiástica. De tal suerte, se extirparía toda su radicalidad, se esterilizará su pasión y se castrarán sus prácticas; remitiendo al «sectario» al ostracismo, a la hoguera o al manicomio.

La iglesia marxiana contra el «sectarismo» anárquico

La gramática anti-sectaria alcanzó preeminencia en medio de los entuertos de la Primera Internacional entre 1864 y 1872. Si bien durante sus primeros años las discrepancias conceptuales entre proudhonianos, blanquistas, lassalleanos y marxistas se habían solventado sin mayores berrinches en el seno de la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT); en 1868 las tensiones se incrementaron con la incorporación de Bakunin y un nutrido grupo de afines. Los anarquistas llegaban a echar por tierra todo el onanismo economicista de san Charlie y sus acólitos, colocando en la mira el «mal más grave». Es decir, al Estado (en particular) y, a toda autoridad (en general). Así, erigieron su más fuerte especificidad teórica en el supuesto de que la propiedad o, genéricamente, la relación con los medios de producción, no era el único y excluyente factor de dominación de «clases», sino que las propias instancias de dominación —y el Estado muy particularmente— eran también mecanismos generadores de grupos sociales a los que cabria reputar de privilegiados.

Por si fuera poco todo lo anterior, los anarquistas defendían con uñas y dientes la plena autonomía de las diferentes secciones de la AIT frente al centralismo estatutario del Consejo General. Este posicionamiento, provocó la ruptura definitiva con los marxistas durante la celebración del V Congreso de la Asociación en 1872. Las posturas teórico-prácticas eran irreconciliables y marcadamente antagónicas. Para san Charlie, la Internacional debía ser el órgano centralizador y rector del «movimiento»; mientras que para el anarquista ruso y sus afines, tenía que ser una conspiración planetaria carente de órgano de dirección, centrada en el individuo concreto y su libertad; capaz de erradicar de la faz de la tierra toda autoridad, aún aquella que se instituyera en nombre del proletariado. Al anteponer la libertad individual y, la asociación voluntaria y autónoma «al desarrollo histórico de la sociedad», recibieron la condena eterna de la Iglesia marxiana y fueron acusados de «sectarios»; convirtiéndose en blanco de la ira de san Charlie y sus fervientes sacristanes.

Sin embargo, el manejo del apelativo «sectario», como sinónimo de anarquista, ya contaba con larga data entre la nomenclatura marxiana. En las páginas del Manifiesto comunista (1848), tanto san Charlie como don Friedrich, dan prueba fehaciente de su condena a las «sectas reaccionarias». Durante los días de la Comuna de París, el léxico anti-sectario se acrecienta contra «Herr Bakunin» y sus afines, por objetar la formación de un «partido obrero», la toma del poder por la «clase trabajadora» y el establecimiento de un «gobierno proletario». Precisamente, esa estrategia autoritaria fue la que adoptó la nueva alianza entre blanquistas y marxianos, dejando constancia de ello en la Conferencia de Londres de septiembre de 1871.(30) Aquel equinoccio de otoño (boreal), Édouard Villant y Constant Martin, junto a otros connotados exponentes del partido blanquista exilados en Londres, incriminaron el «sectarismo bakunista» con la misma saña que san Charlie. Ese ambiente propició los ánimos de la sexta sección de la Conferencia, para arremeter contra la Alianza anarquista(31) , culpándolos de actuar en detrimento del desarrollo de la Internacional, con la intención sectaria de «promover la abstención política y el ateísmo», como principios fundamentales de la Asociación.(32)

En una carta dirigida a Theodor Cuno, fechada en Londres el 24 de enero de 1872, don Friedrich embestía, en tono burlón, contra el «intrigante» Bakunin y su círculo de «sectarios».(33) En la misma misiva, se mostraba optimista y convencido de que un proceso evolutivo estaba propiciando el avance del capitalismo en la mayor parte del mundo, lo que incrementaba el antagonismo entre los capitalistas y los obreros asalariados y, con ello, la emergencia inevitable de una conciencia de clase cada vez más homogénea, dando por sentado que esta incidencia pondría fin al capitalismo, provocando que «el Estado se derrumbará por sí solo» como parte del desarrollo inexorable de la historia. Pero, ni las tesis de san Charlie ni los pronósticos de su mecenas don Friedrich, se han verificado con el devenir de los acontecimientos; corroborando que el «progreso» y la «evolución social» son una pésima invención de la Iglesia marxiana, una fantasía que se metamorfosea y multiplica, adoptando nuevas maneras de reproducir más de lo mismo.

En efecto, la expansión ilimitada de un proceso de «evolución social» y el «desarrollo inexorable de la historia»,(34) son el dogma central de la religión marxiana. Su fe irreflexiva en el progreso humano no tiene límites. Para el eterno inquilino de Highgate, el animal humano ensancharía su poder mediante la fuerza motriz del progreso científico-técnico —de la mano de la evolución ético-política—, transformando a la Humanidad en el auténtico ser supremo a venerar por los siglos de los siglos. Esta concepción positivista y evolucionista de la historia es la peculiaridad de fondo de la religión marxiana, lo que requiere un acto de fe mucho mayor que la fe que exige cualquier otra religión. De ahí sus predicciones sobre la sustitución del «gobierno de los hombres» por la «administración de las cosas» una vez alcanzado el paraíso terrenal, o sea, el comunismo: «la solución al enigma resuelto de la historia».(35)

Claro está, cualquier concepción que se aparte de esta visión monoteísta(36) es un acto sacrílego que debilita tanto el significado de la estructura organizativa, como las formas monopólicas de culto y doctrina, haciéndose acreedora de la condena de la Iglesia marxiana por su «esencia reaccionaria». Esto sitúa en automático a todas las posturas críticas, discrepantes y/o escisionarias en la categoría de «sectas». De tal suerte, se colocan fuera de tiempo y lugar, en un movimiento asincrónico con «la tendencia histórica a la unidad del movimiento proletario» y, por ende, ajeno al «mundo real».

Llama particularmente la atención una contradicción que se presenta en la doctrina marxiana, a manera de constante, en torno a la crítica de la historia y la tentación teleológica sobre la realización inexorable del desarrollo objetivo. En su modo de concebir la historia —como un movimiento encaminado hacia un objetivo universal—subyace la idea de un desarrollo teleológico que le asigna un propósito predeterminado a la historia. Lo que evidencia la reencarnación de la teodicea cristiana en el mito de la Humanidad con mayúscula. Así, se sustituyó la narrativa de la redención divina por la del progreso mediante los esfuerzos del animal humano transmutado en agente moral colectivo; confirmándonos que la historieta marxiana de la «autorrealización humana», descansa en el mito apocalíptico y embona con la verborrea de Jesús anunciando el fin del viejo mundo y la llegada de uno nuevo que se establecería en su lugar.

En su excelente libro En pos del milenio, Cohn resume los rasgos definitorios de la religión marxiana: «lo que Marx aportó al movimiento comunista no fue el fruto de sus largos años de estudio en los campos de la economía y la sociología, sino una fantasía casi apocalíptica […]».(37) Ciertamente, san Charlie recicló las concepciones apocalípticas en términos científicos, transformándolas en metáforas de las esperanzas racionales que inspiraron a los fascismos rojo, pardo y negro. Un enfoque del que cierto anarquismo —heredero del racionalismo— es deudor en demasía.

En defensa del «sectarismo» anárquico

La religión marxiana se impuso en Rusia a sangre y fuego con el golpe de Estado bolchevique. Vladímir Ilich Uliánov (alias Lenin) se encargaría de canonizar el dogma —glorificando su carácter metafísico con pretensiones ontológicas y metahistóricas— e implementarlo como instrumento disciplinario y herramienta de dominación. Como no podía ser de otra manera, la fe institucional produjo sus sumos sacerdotes que, a la postre, resultarían «más papistas que el Papa»; alcanzando el paroxismo dogmático con el ascenso de la ortodoxia soviética posterior a 1930 y, el desarrollo de las escuelas adscritas al estalinismo (léase: la mayoría de las corrientes marxianas que se implantaron en el llamado Tercer Mundo). Ciertamente, en este contexto, se exacerbó en la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) la «lucha contra el sectarismo».(38)

Los juicios-circos, los encarcelamientos masivos, la vigilancia estatal y las ejecuciones extrajudiciales —Cheká mediante—,(39) fueron la respuesta al «sectarismo» en la tierra de los «soviets» durante 70 años de fascismo rojo. Miles de anarquistas, marxianos críticos, mencheviques, social-revolucionarios y, otros «sicofantes» fueron a dar con sus huesos a los campos de concentración creados por Trotsky, acusados de «sectarismo». En esos mismos campos de exterminio, cumplirían condena los sobrevivientes de la masacre de Kronstadt, bajo la misma acusación. En Alemania del Este, Albania, Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Polonia, Rumania, China, Corea del Norte, Mongolia, Cuba, Camboya y Etiopia, los «sectarios» fueron objeto de persecución e igualmente terminaron asesinados a manos de sus respectivos Estados/iglesias.

El destino de los «sectarios» no ha sido (ni es) diferente en los diversos ejércitos guerrilleros y/o partidos armados. En África, Asia y América Latina, sobran ejemplos fehacientes que lo corroboran. El «sectarismo» y sus equivalentes («faccionalismo», «divisionismo», «diversionismo» y, «fraccionalismo») —equiparados siempre con «traición» a la dogmática marxiana—, son «delitos tipificados» expiados con la muerte. El rito profuso de la pena capital contra sus militantes, por haber incurrido en tales «faltas», generalmente es justificado por estas organizaciones autoritarias como «penalidad disciplinaria encaminada a educar y organizar a las masas». De hecho, estos «argumentos» cuentan con el apoyo de la pedagogía marxiana contemporánea; el propio Paolo Freire —haciendo gala de su apego a la doctrina de san Charlie—, refiere que el sectarismo «tiene una matriz preponderantemente emocional y acrítica; es arrogante, antidialogal y por eso anticomunicativa. Es reaccionaria […] el sectario nada crea, porque no ama».(40)

Este «delito», susceptible del último suplicio al interior de las organizaciones guerrilleras, frecuentemente es la «causa» que se esgrime para condenar las discrepancias teórico-prácticas en los «juicios revolucionarios». A lo largo de los años, se han acumulado en tiendas guerrilleras incontables asesinatos (no siempre por fusilamiento), bajo la acusación de conductas «faccionalistas», «divisionistas», «diversionistas», «fraccionalistas» o, «sectarias»; como el ocurrido en 1967 en Colombia contra algunos militantes del Ejercito de Liberación Nacional (ELN)(41) o; el vil asesinato en 1975 del poeta Roque Dalton al interior del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) —señalado primero por «actuaciones sectarias» y, calumniado después, como «agente de la CIA»— y; la matanza de 164 guerrilleros en Tacueyó, ejecutada por ordenes de los comandante de uno de los Frentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), tristemente célebre por su espectacularidad.(42)

La «lucha contra el sectarismo» tampoco se detiene al interior de las cárceles. La cacería de «sectarios» continua tras muros y barrotes, teniendo que cuidar nuestras espaldas no sólo de la represión de los esbirros de la dominación sino también de la puñalada «compañera». Por regla general, quien piensa diferente a la dogmática marxiana (casi siempre dominante entre los denominados «presos y presas políticas») está sujeto a acoso si no se adhiere a la Iglesia predominante. Esta persecución no aplica únicamente para individualidades que se reivindiquen abiertamente anárquicas sino incluye a los propios miembros de esos partidos armados quienes son vigilados constantemente con el fin de detectar en ellos comportamientos «faccionalistas», «divisionistas», «diversionistas», «fraccionalistas» o, «sectarios». En estos menesteres, el Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso (PCP-SL) puso especial esmero aplicando sus «instrumentos disciplinarios» al interior de las prisiones. La intitulada «inspección jerárquica», el «examen ideológico», las «sanciones normalizadoras» y los «castigos», son algunas de las herramientas más frecuentes empleadas para corregir el «sectarismo».

Si bien el horror fascista del PCP-SL merece ser incluido en los records Guinness, el uso de estas «dinámicas» no se limita a la bazofia maoísta-indigenista ni se circunscribe a la región latinoamericana; en el viejo continente también se amontonan ejemplos de orgánicas autoritarias con idéntica actuación. Lo que nos confirma —una vez más— que el «sectarismo» solo se persigue desde la gramática del poder. Es decir, desde la lógica dogmática y aplanadora del pensamiento hegemónico que siempre hemos confrontado desde la perspectiva anárquica.

Por eso sorprende que haya quienes se asuman anarquistas y recurran a la condena al “sectarismo” como medio evasor del debate con las compañeras y compañeros que discrepan (sincera y públicamente) de sus maromas y acomodos teórico-prácticos. Pero aún causa más asombro que haya quienes se angustien al compartir tiendas con «sectarios» y no les moleste la presencia de connotados violadores en nuestros entornos. Llama la atención que incomoden las posturas «puristas» mientras se rinde culto a la «práctica por la práctica» sin hacer mayores distinciones entre fascistas y compañeros. Resulta inverosímil que quienes alguna vez fueron capaces de identificar el «autismo» en ciertos insurgentes —incapaces de reaccionar ante los acontecimientos y abandonar la parálisis—, hoy sufran «bipolaridad» severa, al grado de olvidar todo lo que fueron, renunciando a la pasión y a su veneno en aras de alianzas políticas y frentes unitarios.

Es lamentable que en lugar de refutar determinada teoría o una práctica específica con argumentos, se tienda a descalificar a priori empleando una sarta de clichés izquierdistas que daba por desterrados de nuestros círculos. Es la vieja falacia del «espantapájaros». Aparentan refutar mediante la imposición de una idea que no corresponde con la línea de argumentación del debate, así evitan abordar el tema de fondo atacando al muñeco de paja. Aflige el desprecio por el debate y la negativa a reflexionar. Apena el uso de patrones morales y sentimentales. Preocupa ver que sobreviven tantos lastres. Lo paradójico es que se presenten como el «nuevo anarquismo» teniendo tantas semejanzas con lo viejo.

Espero que todo se reduzca a sensaciones momentáneas frente a las constantes presiones del entorno y los altibajos de la guerra anárquica. Lapsos propios de las transformaciones individuales; una suerte de tropezón fugaz que se desvanece una vez que retomamos el camino negro de la Anarquía y atizamos nuestros principios.

Identificar la «práctica» como un lugar de encuentro «con otrxs (no necesariamente anarquistas)»,(43) donde se han venido «enriqueciendo y potenciando nuestras visiones y capacidades»(44) y; priorizando los «vínculos a partir de prácticas comunes antes de hacerlo por etiquetas vacías o consignas repetidas»(45) , es reducir la guerra anárquica a la política. Buscar alianzas que brinden «posibilidades de crecer»(46) , solo contribuye a enaltecer la «ley del número». En efecto «el papel aguanta absolutamente todo»(47) : nos podrán afirmar que esas alianzas no se establecen de «manera indiscriminada» o que se contempla algún «tipo de filtro» a la hora de forjarlas pero, en lo concreto, quienes nos hemos «aventurado a transitar los caminos del conflicto» y no vivimos de «ensoñaciones frente al computador»(48) , aprendimos en el transcurso de la lucha que las «alianzas prácticas» —ciertamente, «alianzas tácticas» en los hechos— requieren la más absoluta candidez o, el acomodo político más desvergonzado de los implicados. Consciente que la «revolución política» solo produce nuevos dirigentes, nuevos pactos sociales y nuevos Estados, Bakunin siempre apostó por prescindir de la política.

Quedarnos varados en el plano «práctico» exhibe la carencia de pensamiento propio y, sobre todo, la ausencia de praxis. Abandonar el campo de la elaboración teórica en favor de la «práctica», es entregarse de antemano —como marionetas— a los movimientos del poder. Es ponernos a merced del enemigo; es darle la victoria anticipada al fascismo (negro, pardo o rojo). La práctica y la teoría, desde la perspectiva anárquica, son inherentes. Una alimenta a la otra. Justo en esas dos dimensiones se sustenta nuestra especificidad. No existe un «anarquismo práctico» como tampoco existe un «anarquismo teórico». Quien se asuma exclusivamente en uno de estos bandos, podrá ser cualquier cosa menos anarquista.

Invariablemente, cada vez que la «práctica» se separa de la teoría o, viceversa, la guerra anárquica se sumerge en una fase decadente y se agota. Como nos recuerda el compañero Alfredo Bonanno, cada vez que se renuncia a la práctica y se abandona la acción, prolifera la producción teórica y se multiplican las conferencias académicas y la charlatanería de café. Empero, de manera inversamente proporcional, cada vez que se abandona la elaboración teórica, abunda el activismo insulso, se centuplica el quehacerismo y, la guerra anárquica degenera en vanguardia armada y se diluye en las aguas negras de las prácticas limitadas a los especialistas.

Si bien es cierto que la Anarquía es insurreccional por naturaleza, no todos los insurrectos ni todas las insurrecciones son anárquicas. Las diversas tonalidades del fascismo también le apuestan a la insurrección mediante la disforia de las «masas». La miseria, la desesperación y la ansiedad de la multitud, son los vehículos del resentimiento que, inevitablemente, desembocan en fascismos. No es casual que el Frente Nacional en Francia llame a dirimir diferencias y a superar el «sectarismo», como tampoco es fortuito que coincidamos en muchos de los objetivos. Hoy la lucha contra la nocividad posindustrial, la lucha contra la quinta revolución tecno-industrial, la defensa de la biodiversidad, la lucha contra la precariedad, incluso la lucha contra la dictadura sanitaria impuesta de forma global a raíz de la pandemia de la Covid-19 y, la propia revuelta anticapitalista, tiene variados puntos de encuentros con los fascismos.

Si forjamos nuestra afinidad priorizando los «vínculos a partir de prácticas comunes» podemos estar allanando nuestro camino al cadalso y/o aceitando la guillotina con la que nos cortarán la cabeza. Sin duda, cuesta andar en un suelo tan resbaladizo pero, las condiciones del pavimento siempre han sido las mismas desde tiempos inmemoriales.

En el siglo XIX, coincidimos en los objetivos con blanquistas, populistas (mal llamados nihilistas), nacionalistas y, marxianos; también en el siglo XX, incontables contingencias nos pusieron los mismos objetivos en la mira que a los fascismos de ocasión. Solo quienes forjaron «vínculos a partir de prácticas comunes» sin mayores reflexiones, terminaron sus días en las filas blanquistas, populistas, nacionalistas, marxianas, fascistas, bolcheviques y nacionalsocialistas. Sobran ejemplos de «conversos» que abandonaron la «secta» anárquica y se sumaron al blanquismo, al populismo, al nacionalismo, al marxismo, motivados por la «práctica». Ya ni mencionar las defecciones durante el fascismo italiano y los alistamientos en filas bolcheviques durante los primeros días de la Revolución rusa. Mención de honor merecen los vínculos en nombre de la «práctica» de ciertos sectores del anarcosindicalismo español con el falangismo. Se trata entonces, de afirmar las diferencias o, más bien, afirmarse en las diferencias; de ahí nuestra vocación intrínsecamente «sectaria» y nuestra propensión al «purismo».

La teoría y la práctica anárquica se oponen a toda lógica utilitaria e instrumental, lo que imposibilita tejer «vínculos a partir de prácticas comunes». Nuestros vínculos se bordan —no se tejen— a través de la ética que, en verdad, es una etiología; es decir, un motivo, una causa, un exceso de principios comprometido única y exclusivamente con la Libertad. Por eso, para quienes nos reivindicamos anarquistas con premeditación y alevosía, no existen «medios» sino «fines»; fines concretos e inmediatos que dotan de vida a la Anarquía y nos regalan esos instantes efímeros de ausencia de autoridad y alimentan nuestras pasiones y deseos de liberación total en cada ataque a la dominación, a sus infraestructuras y sus personeros. Por eso asumo —consciente y decididamente— nuestro carácter «sectario» y, me dispongo a defenderlo como intransigencia anárquica hasta las últimas consecuencias.

Gustavo Rodríguez, Planeta Tierra, 19 de octubre de 2021.

(Extraído del folleto «Apología a la especificidad asociativa».)

NOTAS:

1. «Briefe und Auszüge aus Briefen von Joh. Phil. Becker, Jos». Traducido del alemán. Dietzgen, Friedrich Engels, Karl Marx und A. an F. A. Sorge und Andere, Stuttgart, 1906; disponible en ruso en Marx, K. y Engels, F.; Obras Escogidas, 1ª ed., t. XXVI, Moscú, 1935. En español se encuentra recogido en C. Marx y, F. Engels, Obras Escogidas, en tres tomos, Editorial Progreso, Moscú, 1974, t. II. Se puede consultar una versión íntegra de esta carta en la edición digitalizada de KCL, Bakunin, Mijail; La Libertad: https://circulosemiotico.files.wordpress.com/2012/10/bakunin-la-libertad.pdf (consultado: 18/10/2021).

2. Un ente extremadamente heterogéneo, incapaz de producir las modificaciones críticas, metodológicas y organizativas que permitan la reaparición protagónica de la Anarquía en nuestro tiempo y el desarrollo de su potencia negativa.

3. Groundhog Day (El día de la marmota en Argentina, Chile, México y Venezuela; Hechizo del tiempo en el resto de Latinoamérica y, Atrapado en el tiempo en el Estado español), es una comedia de ciencia ficción estadounidense, realizada en 1993 bajo el sello Columbia Pictures. Fue dirigida por Harold Ramis, con libreto del propio Ramis en coautoría con Danny Rubin y, protagonizada por Bill Murray (Phill) y Andie MacDowell (Rita). 4. Vid., Guillén, Abraham; Desafío al Pentágono. La guerrilla latinoamericana, Editorial Andes, Montevideo, 1969; Estrategia de la guerrilla urbana, Ediciones Liberación, Montevideo, 1970 y; Lecciones de la guerrilla latinoamericana, en: Hodges Donald C. y Guillén, Abraham, Revaloración de la guerrilla urbana, Ediciones El Caballito, México, D.F., 1977.

5. No olvidemos que la hegemonía marxista-leninista tiene más de siete décadas; durante este prolongado período ha impuesto sus expresiones modélicas en nombre de la «unidad revolucionaria» produciendo descomunales desvirtuaciones en nuestras tiendas. Tales desvirtuaciones, llevaron al Movimiento 2 de Junio a diluirse en la Fracción del Ejército Rojo (RAF) y las Revolutionäre Zellen (Células Revolucionarias) huyendo del «sectarismo» en el marco del frentismo revolucionario— y a operar con apoyo de la Stassi y la KGB, hasta concluir sus días como mercenarios a las órdenes de Saddam Hussein y Al-Fatah, presumiendo el más pedestre antisemitismo. Indudablemente, para estas agrupaciones anti-imperialistas no había contradicción en colaborar y coordinarse con los esbirros de la policía secreta alemana y soviética. Desde su perspectiva frentista, en contra del «sectarismo», todas estas agencias represivas eran aliados «tácticos». Como diría Joaquín Sabina: “Siempre que luchan la KGB contra la CIA, gana al final, la policía”.

6. Esto fue así, al menos en aquellas sociedades que poseían una extraordinaria acumulación de bienes disponibles y habían alcanzado «un sorprendente desarrollo tecnológico» (para expresarlo dentro de las aspiraciones de época) .

7. Un bochornoso ejemplo es la otrora Federación Anarquista Uruguaya (FAU) y su degeneración —huyendo del «sectarismo»— en partido electorero (Partido de la Victoria del Pueblo). Para mayor información Vid., https://es.wikipedia.org/wiki/Partido_por_la_Victoria_del_Pueblo (consultado: 18/10/2021).

8. Seguramente, este segmento explicativo les resulte aburrido (y hasta petulante a muchos compañeros y compañeras), por lo que me disculpo de antemano. Confieso mi ignorancia supina; así que no me queda más recurso que ir discurriendo a través de los libros el tema que nos ocupa.

9. Moliner, María, Diccionario del uso del español, Editorial Gredos, Madrid, 2007, p. 2674.

10. Roberts, Edward A., (trad.) Bárbara Pastor, Diccionario Etimológico Indoeuropeo de la Lengua Española. Colección Alianza Diccionarios, Alianza Ed., Madrid, 2013, p. 152.

11. Oxford Latin Dictionary; ed. P. G. W. Glare (2nd Edn.), Oxford University Press, Oxford, 2012.

12. Pacomio, Luciano, Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995.

13. Ernout, Alfred y Meillet, Antoine, Dictionnaire étymologique de la langue Latine. Histoire des mots, Klincksieck, Paris, 1951, p. 608.

14. Weber, Nichola; Sect and Sects. The Catholic Encyclopedia, Vol. 13., Robert Appleton Company, New York, 1912. Disponible en: http://www.newadvent.org/cathen/13674a.htm (consultado: 18/10/2021).

15. Ibídem.

16. Kalb, Ernst Kirchen und Sekten der Gegenwart (Iglesias y sectas de la actualidad), Verlag der Buchhandlung der Evang. Gesellschaft, Stuttgart, 1905.

17. Desde los primeros días del año 1533, los anabaptistas liderados por el «propheta» Jan Matthys, decretaron el «comunismo cristiano» en Münster. Con este fin, ordenaron a los habitantes de la ciudad poner su dinero en un fondo comunal destinado a la compra de víveres, la distribución de propaganda y, el reclutamiento de mercenarios para la defensa del régimen y la erradicación de cualquier subvención. Para asegurar el nuevo orden social y la vida en comunidad, se quemó la biblioteca y se crearon comedores comunitarios, donde se alimentaba a la población mientras les leían la Biblia; también ordenaron que puertas y ventanas de todas las casas permanecieran abiertas las 24 horas del día y, se decretó la pena capital contra los «sectarios». En la primavera de 1534, tras la captura y ejecución de Matthys por fuerzas leales a la Iglesia, su discípulo Jan Bockelson (Juan de Leyden) se autoproclamaría rey de Münster, dando continuidad a la teocracia comunista. Bajo su mando el terror alcanzó su punto máximo, haciendo de las ejecuciones un espectáculo cotidiano, mientras consolidaba el comunismo de «bienes y mujeres». Así, los comunistas cristianos liderados por Jan Bockelson, llegarían a ejecutar a toda persona que intentara huir de la ciudad, ocultase alimentos en su domicilio y a todas las mujeres adolecentes que se negaran a desposarse en el régimen de poligamia forzada implementado por el rey-profeta.

18. Cohn, Norman; En pos del Milenio. Revolucionarios milenaristas y anarquistas místicos de la Edad Media, Pepitas de calabaza ed., Logroño, 2015, p. 401.

19. Existe edición en español: Ensayo sobre las costumbres y el espíritu de las naciones, Biblioteca Hachette de Filosofía, Buenos Aires, 1959. Para aquilatar el racismo racionalista de Voltaire en su justa dimensión, es muy recomendable echarle un ojo a su Diccionario filosófico, Akal, Madrid, 2007.

20. Schoeck, Helmut; Diccionario de sociología, Herder Editorial, Barcelona, 1985.

21. Hillmann, Karl-Heinz; Diccionario enciclopédico de sociología, Herder Editorial, Barcelona, 2001.

22. Arlotti, Raúl; Vocabulario técnico y científico de la política, Editorial Dunken, Buenos Aires, 2003.

23. Weber, Max; La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Navarro Pérez, Jorge. ed., Villacañas, José Luis. pról., Ediciones Istmo, Colección Fundamentos Nº 135, Madrid, 1998, p. 268.

24. Idid.

25. Ibid., p. 312.

26. Weber, Max.; Economía y sociedad. Esbozo de sociología comprensiva, Fondo de Cultura Económica, México, 2005. p. 932.

27. Troeltsch, E.; The Social Teaching of the Christian Churches, George Allen & Unwin Ltd-The Macmillan Company, London-N.Y, 1950. p. 993.

28. Ibid.

29. Engels, Friedrich; Introducción [a Karl Marx, Klassenkämpfe in Frankreich 1848 bis 1850], en: Marx-Engels-Werke (MEW) Band. XXII, p.p. 526-527.

30. El posicionamiento marxiano sobre el «partido obrero» y el «gobierno proletario» quedó plasmado en la Resolución IX, sobre la «Acción política de la clase trabajadora», acordada el 25 de julio de 1871 —misma que se realizó a puerta cerrada por ordenes de Engels— y, «ratificada» por «22 delegados con plenos derechos y 10 con voz pero sin voto», en base a la moción blanquista durante la Conferencia de Londres. Vid. Dommanget, Maurice, «La Première Internationale», Revue d’histoire économique et sociale, 1962, Vol. 40. No. 4, pp. 553-556.

31. La Alianza Internacional de la Democracia Socialista, fue una sociedad secreta anarquista, fundada por Bakunin y sus afines en Ginebra, en septiembre de 1868, con el fin de coordinar una conspiración global a través de la Primera Internacional.

32. F. Engels, «Bericht über die Allianz der Sozialistischen Demokratie, vorgelegt dem Haager Kongreß im Namen des Generalrats», 1872, en Marx-Engels-Werke (MEW), Band. XVIII, pp. 138 y ss.

33. Publicado por vez primera de manera parcial en el libro: Engels, F.; Politisches Vermächtnis. Aus unveröffentlichten Briefen, Berlín, 1920; en forma completa en la revista Die Geselschaft, núm. 11, Berlín, 1925. Recogido en: C. Marx, C. y Engels, F.; Obras Escogidas, en tres tomos, Editorial Progreso, Moscú, 1974, t. II. Disponible en línea: https://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/e24-1-72.htm (consultado: 18/10/2021).

34. No deja de ser una flagrante contradicción que san Charlie argumentara sus sistemáticos ataques al «sectarismo» a partir de esta concepción del desarrollo inexorable de la historia, echando mano de la visión evolucionista, mientras que en múltiples artículos de prensa, al igual que en los Grundrisse de 1857-1858, cuestionó efusivamente todo evolucionismo de la historia. Curiosamente, sus acólitos pocas veces reflexionan al respecto.

35. Marx, K, Tercer Manuscrito (Propiedad privada y comunismo), en Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, disponible en línea: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/manuscritos/man3.htm (consultado: 18/10/2021).

36. Haciendo honor a la verdad, debo reconocer que los marxianos han rechazado siempre las creencias monoteístas pero jamás han superado el modo monoteísta de pensar. Ciertamente, tras estas concepciones se oculta la fe ciega en el «dios Humanidad» y la creencia en la historia como un movimiento encaminado hacia un propósito universal: «el progreso de la humanidad». El mito del progreso es un claro vestigio del cambio radical en los asuntos humanos anunciado y esperado por el cristianismo. De ahí las similitudes entre la religión que don Friedrich se inventó a partir de la vida y los sermones de san Charlie y, la que se inventó san Pablo, a partir de la vida y los sermones de Jesús.

37. Op. cit., Cohn, Norman, p. 404.

38. La gran paradoja del dogma marxiano es haber impulsado el desarrollo «sectario» entre sus adeptos, engendrando infinidad de «sectas» que se reclaman entre sí ser los auténticos herederos de la vida y obra de san Charlie.

39. «Comisión Extraordinaria» concebida por Lenin tras la Revolución de Octubre e instaurada en diciembre de 1917, bajo la dirección de Félix Dzerzhinski, como organismo derepresión encargado de la seguridad del nuevo Estado socialista. Con el tiempo esta agencia de policía secreta cambió de nombre, hasta convertirse en 1954 en el KGB (Comité para la Seguridad del Estado).

40. Freire, P., La educación como práctica de la libertad, ICIRA, Santiago de Chile, 1969, p.51.

41. Este hecho ha quedado recogido en diferentes textos, para mayor información vale consultar: Correa, Medardo; Sueño inconcluso, Artes Gráficas Caviher Ltda., Bogotá, 1997, p. 67 y ss. y; Medina Gallego, Carlos; ELN. Una historia de los orígenes, Rodríguez Quito Editores, Bogotá, 2001, p. 231-247.

42. Entre noviembre de 1985 y enero de 1986 fueron asesinados 164 guerrilleros pertenecientes al Comando Ricardo Franco Frente-Sur (CRF-FS) de la Coordinadora Nacional Guerrillera (CNG), por órdenes de sus comandantes tras juicio sumario acusados de «traición» y «faccionalismo». Vid., Cuesta Novoa, José, Vergüenzas históricas, Tacueyó, el comienzo del desencanto, Intermedio Editores, Bogotá, 2002.

43. Chile: Comunicado de Mónica Caballero y Francisco Solar. Disponible en línea: https://anarquia.info/chile-comunicado-de-monica-caballero-y-francisco-solar/ (consultado: 18/10/2021).

44. Id.

45. Id.

46. Id.

47. Id.

48. Id.

Anarquía subversiva, pasado y presente. Una breve mirada ilegalista, individualista y nihilista

“El objetivo de la revolución es crear nuevos arreglos; la insurrección nos impulsa a no admitir tales arreglos, sino arreglarnos por nosotros mismos, y a no poner ninguna esperanza en «instituciones» deslumbrantes”. – Max Stirner

“No me sigas… No te guío… No camines delante de mí… No te seguiré… Haz tu propio camino… Conviértete en ti mismo.” – Prisioneros de la Conspiración Células de Fuego

“Sé que habrá un final para esta lucha entre el enorme arsenal del Estado y yo. Sé que seré vencido, que seré el más débil, pero espero poder hacerle pagar cara la victoria.” – Octave Garnier

Un día como hoy, hace más de 100 años, el 21 de abril de 1913, el anarquista ilegalista e individualista Raymond Callemin fue ejecutado en la guillotina por orden del Estado francés. En el aniversario de su ejecución escribo esto en memoria de todos los que han caído o han sido encarcelados en la guerra social.

La corriente ilegalista es una rama del anarquismo individualista. En lugar de ser explotado, forzado a trabajar para algún tirano acaudalado, el ilegalista elige robarles. Es una ética anti-trabajo para que la autonomía personal se efectúe, inmediatamente, en la vida real a través de la expropiación individual, también conocida como restitución individual.

La restitución individual adquirió notoriedad en Francia en las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX, dando origen a lo que se conocería como ilegalismo. Los defensores de la expropiación individual fueron anarquistas como Clement Duval y Marius Jacob. Marius Jacob robaba para financiarse a sí mismo, así como al movimiento anarquista y a otras causas. Este es el principal factor que distingue al ilegalismo de la restitución individual: los ilegalistas robaban únicamente para sí mismos. Aunque algunos ilegalistas financiaron periódicos anarco-individualistas con el producto de sus expropiaciones y dieron dinero a compañeros que lo necesitaban.

Los ilegalistas, muchos de los cuales, inspirados por Max Stirner y Friedrich Nietzsche tenían una opinión; ¿Por qué esperar a que el rebaño pasivo de la clase explotada y pobre se levantara y expropiara a los ricos? Los pobres parecían bastante satisfechos con las condiciones en las que vivían. ¿Por qué los ilegalistas tendrían que esperar a que los trabajadores explotados adquirieran conciencia revolucionaria? ¿Por qué seguir viviendo explotados y trabajando hasta la muerte mientras esperan una futura revolución social que quizá nunca llegue? Los anarquistas ilegalistas no tenían fe en la lucha obrera, así que decidieron contraatacar y robar a los ricos, fue una inclinación puramente egoísta.

Stirner los habría llamado “egoístas conscientes”, expropiando sus vidas para sí mismos, sin pedir permiso para existir. Se negaron a ser esclavos de los amos y del Estado. ilegalistas eligieron robar mediante una deliberada revuelta contra la sociedad.

Los ilegalistas ácratas robaron, dispararon, apuñalaron, falsificaron dinero y provocaron uno que otro incendio por toda Europa, pero sobre todo en Francia, Bélgica e Italia. Hubo tiroteos con la policía. Largas condenas de cárcel y ejecuciones.

Uno de esos grupos anarco-ilegalistas sería inmortalizado como “La banda Bonnot”.

Raymond Callemin nació en Bélgica, fue socialista mas se hizo anárquico tras desilusionarse del reformista Partido Socialista Belga. Influido por el anarquismo, Raymond abandona el partido junto con Victor Serge y Jean De Boe, igualmente desilusionados con el socialismo electoral. Juntos publican un periódico anarquista individualista, “Le Revolte”, totalmente hostil a sindicatos y partidos, además tenía afinidad con la “insurrección permanente en contra de la burguesía”.

Octave Garnier, huido de Francia, se establece en Bélgica para evitar ser reclutado por el ejército. Ya había cometido varias expropiaciones contra adinerados, por lo que había pasado un tiempo en prisión. Se inició en el sindicalismo, pero no tardó en sentir repugnancia por los dirigentes sindicales, que eran como patrones que utilizan y manipulan a los trabajadores a su conveniencia. Se unió entonces a las filas anarquistas. Al no poder ejercer su profesión, para sobrevivir se vio obligado a realizar trabajos serviles y ser un esclavo asalariado en empleos despreciables, así que se convierte en un ilegalista de convicción.

Estos cuatro anarquistas tenían poco más de 20 años, se conocieron a través de los círculos ácratas de Bélgica y compartían un odio mutuo hacia los ricos y su sistema de explotación. Raymond y Octave cometieron muchos robos juntos, además se dedicaron a falsificar monedas.

Victor Serge escribía artículos para Le Revolte, lo que le valió la atención del Estado belga. Como estaba refugiado en Bélgica desde su infancia, al Estado le resultó muy fácil deshacerse de él. Fue expulsado del país por subversivo peligroso. Se marcha a Francia donde crea una comuna libertaria con otros anarquistas. Poco después, Octave Garnier, sobre el que pesaba una orden de aprehensión, sigue a Victor hasta Francia junto a Raymond.

En Francia se encuentran con Jules Bonnot, que estaba huyendo. Jules tenía poco más de 30 años, era un ex soldado y un comprometido anarquista ilegal. La policía lo buscaba por un asesinato, que en realidad se debió al disparo accidental a un compañero. Jules, que tenía mucha experiencia en expropiaciones exitosas, propuso a Octave y Raymond realizar juntos un gran proyecto. Los dos aceptaron encantados la oferta de Jules, hartos de no obtener lo suficiente en sus atracos, y arriesgando mucho por la contraofensiva.

Los tres, junto con otro anarquista, Eugène Dieudonné, idearon un plan para robar a un empleado bancario que iba a entregar dinero. Empezaron robando un coche de gama alta en un barrio burgués a las afueras de París. Jules aprendió a conducir en el ejército, así que sería el conductor en la huida. Raymond, Octave y Eugene asaltarían al empleado del banco. Así, el 21 de diciembre de 1911, a plena luz del día, robaron al empleado. Retuvieron al guardia que escoltaba al empleado cuando salían del banco. Octave exigió le entregara el maletín. Raymond lo tomó e intentó dirigirse al auto para escapar. Pero el empleado no lo soltó. Octave le disparó dos veces en el pecho (el empleado quedó malherido pero no murió). Se dieron a la fuga a toda velocidad por las calles de París en uno de los mejores modelos de autos de la época. Era la primera vez que se utilizaba un automóvil para un atraco a mano armada en Francia, por lo que los medios de comunicación les apodaron “autobandidos”.

Con ese robo obtuvieron $5000 francos, aunque no les agradó. Esperaban obtener mucho más. Días después del robo al empleado bancario, entraron en una armería apoderándose de un arsenal, incluidos fusiles de gran potencia. Al poco tiempo, el 2 de enero de 1912, irrumpieron en la casa de un rico burgués, matándolo a él y a su empleada. Se llevaron $30,000 francos de ese robo. Pronto huyeron a Bélgica llevando a cabo más robos y disparando a 3 policías por el camino. Luego volvieron a París para robar otro banco, aunque esta vez atracarían el establecimiento. Durante el robo dispararon a 3 burócratas bancarios. Después se ofreció una recompensa de $700,000 francos por las cabezas de los anarquistas. El banco robado, Société Générale, ofreció otros $100,000 francos por su captura.

Existe un profundo nihilismo, egoísmo y antirreformismo dentro de la praxis ilegalista, que es continuada hoy en día por agrupaciones como la Conspiración de Células de Fuego, la Federación Anarquista Informal/Frente Revolucionario Internacional, e individuos como los anarco-nihilistas chilenos Sebastián Oversluij (que fue asesinado a tiros mientras expropiaba un banco) y Mauricio Morales que murió cuando la bomba que transportaba en su mochila detonó prematuramente.

La actual anarquía insurreccional también tiene un linaje directo con esta historia ácrata. Muchos de los principales componentes de las ideas y la praxis que comprenden el ilegalismo y la restitución individual (que incluye la propaganda por el hecho, que es la acción directa individual contra la clase burguesa, su propiedad y sus lacayos, es decir, policías, idiotas y jueces, con la esperanza de que la acción inspire a otros a seguir su ejemplo; la anti-organización en las formas de insurrección individual, grupos de afinidad y organización informal; además del rechazo extremo a la izquierda y a su estrategia reformista) también se encuentran en las diferentes corrientes del anarquismo insurreccional moderno.

Lo que los medios de comunicación y la policía calificaron como “Banda Bonnot” era un grupo de afinidad. Jules Bonnot no era líder del grupo, no había ninguno. A los individuos que componían los diferentes grupos de afinidad que llevaron a cabo los llamados crímenes se les atribuyó la pertenencia a la “Banda Bonnot”, eran simplemente individuos con objetivos comunes que se unieron para llevar a cabo esas acciones. El Estado francés utilizó este nombre para señalar a cualquier anarquista que se le antojara participante en alguno de los llamados crímenes.

El 30 de marzo de 1912, André Soudy (un anarquista que actuó en algunas de las expropiaciones del grupo) fue capturado por la policía. Unos días más tarde, otro anarquista implicado en algunos robos, Édouard Carouy, fue detenido. El 7 de abril, Raymond Callemin. A finales de abril, 28 anarquistas habían sido detenidos en relación con la “Banda Bonnot”.

El 28 de abril, la policía descubre en París el escondite de Jules Bonnot. 500 policías armados rodean la casa. Jules se niega a entregarse y se inicia el tiroteo. Tras horas de intercambio de disparos, la policía detona una bomba en la fachada de la casa. Cuando irrumpen en la casa descubren a Jules enrollado en un colchón, él seguía disparándoles. Le dieron un tiro en la cabeza y murió más tarde en el hospital por las heridas.

El 14 de mayo, la policía descubre el lugar donde se encontraban Octave Garnier y René Valet (otro miembro del grupo). 300 policías y 800 soldados rodean el edificio. Al igual que Bonnot, ambos se niegan a rendirse. El asedio dura horas, la policía detona una bomba y vuela parte de la edificación matando a Octave. René, malherido, sigue disparando y muere poco después.

Un año mas tarde, el 3 de febrero de 1913, Raymond Callemin y muchos otros anarquistas, entre ellos Victor Serge, son juzgados por el estado francés por su presunta participación en la “Banda de Bonnot”. Aunque Raymond cometió muchos robos y mató a tiros a un burócrata bancario, muchos de los que fueron juzgados no participaron en ninguno de los supuestos crímenes atribuidos a la “Banda Bonnot”. El Estado francés, sediento de venganza, después de matarlos a tiros y hacerlos volar con explosivos, manda encerrar, ejecutar, y exiliar a numerosos anarquistas. El 21 de abril de 1913, Raymond Callemin, Étienne Monier y André Soudy fueron ejecutados en la guillotina. A muchos de los coacusados se les condenó a cadena perpetua y trabajos forzados en colonias penales francesas.

Esta práctica vengativa de los Estados sigue llevándose a cabo hoy en día, con los juicios de Scripta Manent en Italia, directamente relacionados con el tiro en la rodilla del director de una empresa de energía nuclear por parte de los anarquistas lindividualistas Alfredo Caspito y Nicola Gia, y otras acciones ofensivas en Italia. Los juicios represivos en Rusia contra anarquistas, antifascistas y el caso de la organización “RED” fabricada por el FSB (Servicio Federal de Seguridad). En represalia, el anarco-comunista Mikhail Zhlobitsky detonó el pasado octubre una bomba en la sede regional del Servicio Federal de Seguridad ruso en Arkhangelsk, muriendo en la acción. Así, el FSB llevó a cabo otra ronda represiva contra los anarquistas después del atentado, encarcelando, interrogando y presentando cargos falsos contra muchos de ellos como venganza por el ataque. El 22 de marzo de 2019 una célula de la Federación Anarquista Informal autodenominada FAI/FRI Facción Vengativa – Mikhail Zholbitsky llevó a cabo un ataque con granadas contra la embajada rusa en Atenas, Grecia, como venganza por la represión llevada a cabo por el Estado ruso contra anarquistas.

Cualquier corriente del anarquismo que haga propia el individuo, no hace diferencia, en tanto sea subversiva y esté en conflicto con cualquier autoridad que intente vulnerar la autonomía individual. La guerra en curso contra la sociedad industrial capitalista ha ocasionado daños durante más de 200 años, cobrado muchas vidas de anarquistas y aún más encarcelamientos. El mismo espíritu insurreccional de no mediación y de no compromiso con la autoridad sigue fluyendo en la actual anarquía subversiva. En solidaridad con todos los anarquistas encarcelados y en guerra con la sociedad industrial capitalista.

Renzo Connors

2019

Texto original Subversive Anarchy Past and Present

La marca de la vida

En búsqueda de una forma imaginativa de destruir lo existente

Ideas nacidas de los hechos, palabras acompañadas por la acción que conlleva la marca de la vida. Hemos dejado incapacitado a Roberto Adinolfi, uno de tantos farsantes del átomo, de alma cándida y conciencia tranquila. Roberto Adinolfi, ingeniero nuclear, administrador a cargo de Ansaldo Nuclear; conduce el Consorcio Ansaldo Fiat como director técnico, empresa creada para el diseño de las plantas italianas de Montalto di Castro y Trino Vercellese; en el pasado colaboró en la renovación de Superfénix y en la construcción de la planta de Cernavoda en Rumania. Antes que la tecnología nuclear cayera en desgracia, fue de los principales responsables, junto a Scajola, de su retorno a Italia. Miembro de Unicem [Comisión de Regulación Nuclear] y vicepresidente de la Sociedad Nuclear Italiana. Forma parte de la junta administrativa de la Plataforma Tecnológica Europea de Energía Nuclear Sostenible.

A pesar que nos desagrada la retórica de la violencia, tomamos con gusto las armas y con placer llenamos los cargadores. Empuñar un revólver, elegir y seguir al objetivo, coordinar la mente y el tacto fueron pasos necesarios. La consecuencia lógica del ideal de justicia implica riesgos, pero al mismo tiempo, confluyen sensaciones placenteras. Un pequeño fragmento de justicia; el plomo en la pierna es recuerdo imborrable para un gris asesino. El objetivo fue un científico deslucido, un tecnócrata (tristemente palabra de moda) que detrás de una neutralidad ficticia esconde el largo brazo del capital. Un directivo poco propenso a apariciones públicas, aunque responsable del diseño y operación de instalaciones nucleares que han causado y siguen causando muertes por todo el mundo. No solo ha proyectado la creación de mortíferas industrias, sino que ha urdido complicidades de la empresa Ansaldo con los poderes; científicos, políticos y económicos.

En el siglo pasado, ​​la ciencia prometió una época dorada, pero hoy en día nos lleva a la destrucción y a la esclavitud totales. El binomio ciencia-tecnología nunca ha estado al servicio de la humanidad, en su sentido más profundo muestra una imperiosa necesidad por eliminar lo que es irracional, por deshumanizar, aniquilar y destruir a la humanidad. El capitalismo, con ayuda de la ciencia, tiende a anular los conflictos, hoy el individuo es libre de reafirmar su subjetividad a través del consumo y la producción de mercancías. La máquina ordena, el ser humano cumple. El capital ordena, el cliente consume. La ciencia ordena, la tecnología mata. Estado y ciencia, capitalismo y tecnología son una sola cosa, un solo Moloch.

Acuerdos de colaboración cada vez más estrechos entre Estados, capitalismo trasnacional, ciencia sin escrúpulos y tecnología criminal están acabando con el planeta. En el norte, a pocos kilómetros, en Francia, Suiza, Rumania, las centrales nucleares son innumerables. En la Unión Europea hay ciento noventa y siete, doce dentro de las fronteras italianas. Adinolfi sabe bien que es solo cuestión de tiempo antes que un Fukushima europeo siembre la muerte en nuestro continente. Estamos seguros, ingeniero, que aunque sea por solo un segundo, te has sentido responsable por la espada de Damocles que pende sobre nuestras cabezas. Tenemos malas noticias para ti: por cada acción existe una reacción igual y opuesta, y tu cuerpo lo demuestra. Con nuestro accionar, te devolvemos una ínfima parte del sufrimiento que tú, hombre de ciencia, has vertido sobre el mundo.

Roberto Adinolfi, líder de Ansaldo Nuclear, tentáculo de Finmeccanica, pulpo artificial monstruoso. Sus tentáculos están en todas partes, estrangulando, asesinando y oprimiendo. Finmeccanica quiere decir Ansaldo Energía con sus tumbas nucleares. Finmeccanica significa Ansaldo Breda, con sus trenes de alta velocidad que devastan la Tierra. Finmeccanica significa Selex Sistemi Integrati, Dirstechinical Service Inc. Elsag Datamat equipando a la policía racista estadounidense para el control de la frontera con México, con su delirante diseño de muros electrónicos contra migrantes en Libia, y el suministro de tecnología sofisticada para carabineros de Chile. Finmeccanica Alenia significa Avio Alenia, Selex Galileo con sus bombarderos F35 de combate, y los terribles aviones no tripulados. Finmeccanica significa centros policiales en el Salto de Quirra, Cerdeña. Finmeccanica significa bio y nano tecnologías. Finmeccanica significa muerte y sufrimiento, las nuevas fronteras del capitalismo italiano.

Los seres humanos están hechos de materia y sueños. Nuestro sueño es una humanidad libre de toda forma de esclavitud, que crezca en armonía con la naturaleza. Un sueño que hacemos vivir en el instante que luchamos por conseguirlo. Nuestro sueño tiene para nosotros un nombre, “anarquía”, y estamos dispuestos a todo para realizarlo. No estamos solos en esta aventura, en todo el mundo una nueva anarquía está floreciendo, opuesta al anarquismo ideológico y falso, anarquismo vacío de cualquier aliento de vida, que solo se hace efectivo en la teoría, en el asistir a asambleas y manifestaciones, y en la cobardía de un ciudadanismo que apesta a muerte. Una nueva anarquía se está levantando entre las ruinas de ese anarquismo, miles de células que se comunican entre sí a través de miles de acciones.

Damiano Bolano, Giorgos Nikolopoulos, Panayiotis Argyrou, Gerasimos Tsakalos, Michalis Nikolopoulos, Olga Ikonomidou, Christos Tsakalos, Haris Hatzimichelakis, los miembros encarcelados de la Conspiración de Células de Fuego (CCF) FAI son los hermanos y hermanas que dedicaron su determinación y coraje a la lucha, su coherencia y proyección nos han hecho fuertes. Camenish, Pombo da Silva, Eat y Billy, Tortuga, Silvia Costa, y tantos otros prisioneros en las cárceles de todo el mundo; Rusia, México, Chile, Indonesia, Suiza, Estados Unidos, fueron quienes nos enseñaron a no temer a la cárcel. De Blasi, Pinones, Di Napoli, Cinieri, Morales, Sole, Baleno y otros tantos asesinados por la represión estatal, nos enseñaron a no temer a la muerte. Fueron desconocidos hermanos y hermanas de la FAI/FRI italiana, que impulsan el proyecto de la organización informal. Con su determinación, constancia y persistencia, a pesar del pesimismo general, en contra de la crítica malintencionada, contrario a un realismo desesperanzado, contra todo y todos, han logrado mantener viva la llama de la nueva anarquía. Una llama encendida como sol cuando hermanas y hermanos de la CCF han aportado con su coraje-acción-organización.

Si fuéramos más realistas no hubiéramos tomado las armas. Si fuéramos más realistas no afrontaríamos tantos riesgos, viviríamos nuestra existencia produciendo y consumiendo, quizá indignándonos. Somos amantes locos de la libertad, nunca renunciaremos a la revolución ni a la destrucción completa del Estado y su violencia. En nuestra revuelta anárquica y nihilista, con la esperanza de un futuro sin fronteras, sin guerras, sin clases sociales, sin economía, sin explotados ni explotadores. La posibilidad de realizar este sueño es para nosotros como un rayo de luz en la oscuridad. A pesar de lo tenue de ese rayo, siempre valdrá la pena buscarlo, cueste lo que cueste engrandeceremos nuestras vidas.

Ustedes, anarquistas que nos acusan de ser poco realistas, aventureros, suicidas, provocativos y mártires, les decimos que con su lucha “social”, con su ciudadanismo hacen que se fortalezca la democracia. Siempre en la búsqueda de consenso, sin llegar a cruzar el límite de lo “posible” y lo “racional”, la única brújula que orienta su acción es el código penal. Dispuestos a arriesgarse solo hasta cierto punto, siempre dispuestos a encontrar infinitas justificaciones ideológicas para no aceptar sus propios miedos. Estamos seguros de que algún día tendrán la última palabra sobre nosotros, como en el pasado la tuvieron sobre otras experiencias de la lucha armada. En algunos años escribirán un bello libro sobre esta historia, criticarán nuestros errores y deficiencias. Desde las alturas de su “coherencia” nada es lo suficientemente revolucionario, pero nadie, ni siquiera ustedes serán capaces de quitarnos el placer de haber realizado y vivido, aquí y ahora, nuestra revolución.

Al considerar la vida de la inmensa mayoría, nos damos cuenta que los anarquistas no estamos tan lejos de la enajenación de aquellos que producen, consumen y mueren. Nosotros somos productores y consumidores de cultura radical y música alternativa, poco a poco, muy lentamente, morimos sin haber tomado las armas ni haber disparado contra el opresor. Toda nuestra tensión revolucionaria se desahoga con los encendidos artículos de publicaciones y sitios de internet, también con las apasionadas letras de nuestras canciones, o en los esporádicos enfrentamientos callejeros, suficiente para acallar la conciencia propia. Claro que hacemos autocrítica, no nos sentimos diferentes de los demás anarquistas por empuñar una estúpida pistola, tan solo hemos dado un paso de los muchos que hay que dar para escapar de la enajenación del “Ahora no es el momento…” “Los tiempos no están maduros…”

Vencer el miedo ha sido más sencillo de lo que hubiéramos imaginado. Haciendo ahora lo que ayer creíamos imposible, es la única solución que hemos encontrado para derribar el muro de la opresión cotidiana, de impotencia y de resignación que, hasta ahora, hemos visto es la salida de un anarquismo insurreccionalista de fachada, que por falta de coraje legitima al Poder. Se podría buscar “consenso” golpeando ahí donde hay malestar social, por ejemplo, contra algún funcionario de Equitalia [oficina de recaudación de impuestos], aunque con esa acción no se busque tal “consenso”. Lo que ahora buscamos es complicidad. Hace poco, una célula de la FAI/FRI hirió de gravedad a un burócrata de Equitalia, acción que ha tenido una amplia aceptación, algo que los denominados anarquistas “sociales” han intentado obtener en numerosas ocasiones, pero sin mucho éxito. Los hermanos y hermanas del “Nucleo por la libertad de Eat y Billy” han demostrado con su accionar que la coherencia da resultados, y que no es necesario limitarse a acciones que buscan obtener “consenso.” Estos compañeros han acabado con la maldición que durante mucho tiempo cargaron en sus espaldas los anarquistas, aquella que mal interpretaba la búsqueda de consenso social, atando de manos a quienes son conscientes de la urgencia de accionar, aquí y ahora.

En estos tiempos existe la certeza de que el Estado-Capital se hunde, por eso no puede ser abolida la idea de libertad. La idea de lucha social con la cual nos identificamos, y con la que deseamos activar, es la del pueblo armado contra cualquier Estado, cualquier político, y cualquier opresión económica. Nosotros no nos reconocemos con la ciudadanía indignada por el mal funcionamiento del sistema, del que quieren seguir siendo parte. Intercambiar rabia e indignación en lugar de un proceso de rebelión contra lo establecido es una peligrosa señal de miopía revolucionaria. Vincularse con compañeros (incluso si son honestos) que laboran en el campo de la democracia disidente con grupos que presionan a políticos y empresarios, donde la generosidad se transforma en asistencialismo, es contribuir a que la conflictividad sea tornada espectáculo por los medios de comunicación. Solo radicalizando el conflicto nos orientaremos hacia caminos de libertad individual y social. Identificar el objetivo, “golpear donde más duele”, saber reconocer al enemigo aunque aparente ser cordero. Hacer trabajo que permita transitar del arma de la crítica a la crítica armada. No hay retórica ni espectáculo cuando una acción propicia la coincidencia entre instrumentos y objetivos.

Con esta acción nace el “Núcleo Olga.” Nos adherimos con entusiasmo a la FAI/FRI, uniéndonos a tantos otros grupos de la nueva internacional anarquista por todo el mundo; México, Chile, Perú, Argentina, Indonesia, Rusia, Inglaterra, Italia, España, Grecia … Operación proyectada y realizado por anarquistas sin experiencia militante ni especialización, sencillamente anarquistas. Con esta primera acción, deseamos definitivamente trazar una línea entre nosotros y el anarquismo que se conforma tan solo con palabrerías y se hunde en el gregarismo.

Hemos tomado el nombre de una hermana nuestra de la CCF, Olga Ikonomidou, debido a su coherencia y fuerza como parte de la “Célula de integrantes encarcelados de la CCF”, instalada en el corazón de la FAI/FRI. En nuestra próxima acción, usaremos el nombre de otro hermano griego, una acción para cada uno de ellos. Con Adinolfi herido, proponemos una campaña de lucha contra Finmeccanica, el pulpo asesino. Hoy Ansaldo Nuclear, mañana otro de sus tentáculos. Invitamos a todos los grupos e individualidades de la FAI a atacar esa monstruosidad con todos los medios necesarios.

¡Larga vida a la Conspiración de Células de Fuego!

¡Larga vida a la FAI/FRI!

¡Viva La Anarquía!

Núcleo Olga FAI/FRI

Mayo 2012

Entrevista a Alfredo Maria Bonanno, por Tierra y Tempestad

Alfredo, ¿qué es la anarquía para ti?

Es una buena pregunta, no sé qué es la anarquía. Yo pienso que es una tensión, una aspiración, un ideal, como la revolución anárquica. Yo no sé qué es la revolución… Es un proceso, una tentativa, no es algo que esté en un lugar preciso, que podamos ir a ver, medir. La anarquía, como la revolución anárquica, no tiene medida, no tiene un punto de referencia histórico, no es que en España en 1936 hayan alcanzado la anarquía, no es verdad, o en Ucrania, o en México, son estados tentativos de acercamiento. Para mí la anarquía sería la ausencia del principio supremo, del Arque, ausencia del dominio, del poder, ausencia total, ¿qué hombre puede lograr la ausencia total del poder? ¿cómo lo puede lograr? Nos podemos acercar, buscando contribuir a construir una sociedad mejor a la que tenemos hoy. No es que eso sea la anarquía, sería otra forma de poder múltiple contra la que los anarquistas lucharían en nombre de la anarquía, evidentemente eso no será la anarquía.

¿Y la revolución anarquista?

Hay que ver si para vos es la misma cosa que la anarquía, por lo que dijimos antes, o si tal vez tiene alguna cosa distinta, o si le llamamos revolución anárquica a un proceso organizativo que se acerca a la destrucción del poder. Si decimos sólo revolución, es un proceso, pero no es un proceso necesariamente de destrucción del poder, pero puede significar la construcción de un poder, incluso peor. En una época se decía revolución social en vez de revolución anárquica, por lo menos en Europa, y había incluso una revista de Kropotkin que se llamaba Revolución Social . Pero hoy hablar de revolución social es muy equivoco, mejor es hablar de revolución anárquica, siempre como un proyecto, no como una cosa precisa que está acá o allá; siempre como un proceso, siempre es una realización parcial, nosotros luchamos por la revolución anárquica pero lo que realizamos no es la revolución anárquica, la revolución anárquica viene después, entonces empezamos de nuevo, entonces ¿que hacen los anarquistas? Siempre están recomenzando de nuevo. Muchos compañeros tienen miedo de esto, de estar recomenzando siempre de nuevo… ¿cómo hacer posible que nosotros peleemos sólo para tener que comenzar de nuevo? ¿es posible que los anarquistas estén destinados a vivir solo de la lucha? A mí me parece que sí, no sé, a menos que uno quiera convertirse en presidente de la república, puede ser…

¿Cual es tu definición de anárquista, de insurreccionalista? ¿Qué significa eso?

Soy anarquista, lo de insurreccionalista hay que ver, no es mi definición, es de los periódicos, usan esta definición los diarios en todo el mundo, en todos lados desde Islandia hasta Filipinas, desde Bielorrusia hasta América Latina; con nuestra fuerza no podemos hacer nada, todos hablan de anarquismo insurreccionalista, fíjate que la misma cosa sucedió con los nihilistas rusos en la segunda mitad del siglo XIX, ellos no se llamaban nihilistas, fueron los diarios que los llamaron nihilistas y al final ellos mismos terminaron llamándose nihilistas y no podés hacer nada.

Hablar de insurrección es una cosa y hacer la insurrección es otra cosa, son dos cosas distintas… si nosotros nos limitamos a hablar de insurrección terminamos como los periodistas, hacemos charlas, chácharas sobre la insurrección… ¿Podemos realizar la insurrección? ¿Los anarquistas pueden realizar la insurrección? No, no más de cuanto pueden hacer la revolución; no es que los anarquistas luchando hacen la revolución, la revolución o la insurrección es un proceso, se desarrolla de acuerdo a ciertas transformaciones del capital, del poder. Lo que podemos hacer nosotros es el proyecto insurreccional, es una cosa mucho más pequeña, que tiene que ver con la insurrección hasta cierto punto pero no es la insurrección… Por lo tanto, el engaño de los diarios, de ciertos críticos, como Amorós -este compañero español-, es que hablan de insurreccionalismo, cuando nosotros no hablamos de insurreccionalismo como si fuese una ideología, nosotros hablamos de un proyecto de insurrección, es otra cosa. ¿Comprenden? no sabemos qué es la insurrección, cuando la miramos decimos ‘bueno’. Pero, además, te da un poco de miedo la insurrección, porque no sabés qué hacer bien si no tenés un proyecto antes. He visto ciertas situaciones en las que cierta gente se alborota, y vos con toda tu práctica, toda tu experiencia “y yo ¿qué carajo tengo que hacer?”. Y uno tiene miedo, porque se siente extraño, porque en la potencia del proceso insurreccional o revolucionario nosotros somos extraños; y si no somos extraños y estamos junto a los demás, nos hacemos arrastrar por el proceso, como si nadáramos en el mar o en el río, nos hacemos arrastrar, ¿y nuestro proyecto?

¿Puedes explicar brevemente en qué consiste el proyecto insurreccional?

El proyecto insurreccional evidentemente tiene que tener un conocimiento de la realidad, un conocimiento de la situación en la que uno se encuentra. Por ejemplo, ustedes son uruguayos, trabajan en Uruguay, conocen los elementos de la situación en Uruguay, y también las relaciones internacionales del capitalismo acerca de la situación uruguaya, algo que solamente ustedes pueden hacer. Porque en el estado actual en el que vivimos, lo que sucede en China tiene consecuencias en el Uruguay. Las transformaciones del capital son a nivel global. Entonces, saber esto es importante para poder definir el proyecto insurreccional. Pero esto, queda ligado, en el momento, a acciones de los grupos de afinidad, al estudio y profundización, a encontrar los medios para las acciones, no es una cosa simple. Esto constituye a grandes rasgos el proyecto insurreccional. Y al mismo tiempo es parte del proyecto, estar atentos a la posibilidad de un proceso insurreccional, a lo que está pasando, e incluso a las cosas que parecen poco importantes; transformaciones del poder del punto de vista político, por ejemplo, un poder más o menos represivo, un poder más socialdemócrata, la desaparición o el retorno de viejas formas de gestión socialdemócrata, como el Partido Comunista.

Acá todavía existe el Partido Comunista y es obviamente un signo de atraso -el Partido Comunista va desapareciendo en todo el mundo, desaparecerá hasta en China-. Esto quiere decir que el Uruguay, desde el punto de vista de la gestión global, es un país más atrasado. Tendrá que desaparecer el Partido Comunista, no es un elemento de la lucha política insertado en la gestión global del capital. Esto lo tiene que ver el proyecto insurrecional y preguntarse ¿por qué en Uruguay está el Partido Comunista? Ahora, el proyecto insurreccional es no solamente el estudio de la situación en la que vos te encontrás, sino también de la situación política. No es suficiente que los anarquistas se declaren en contra de la política, tienen también que saber qué es la política, quiénes son los enemigos, cómo se organizan los enemigos; tienen que saberlo, saber cómo está conformado el ejército, qué significa el ejército… no es porque nosotros estamos en contra de la armas, en contra de la violencia, que no nos interesa nada del ejército; sí que nos interesa. Esto es parte del proyecto insurreccional. Es algo muy complejo, muy articulado.

Muchos compañeros piensan que solamente se trata de charlar un poco, no es verdad. Estamos hablando de insurrección para ver cuál es la relación entre proceso y proyecto. Pero en efecto el proyecto habla poco del proceso insurreccional, ¿qué podés decir del proceso insurreccional? Poco. Mientras mucho se puede decir de la gestión del poder, de cómo está estructurado el poder. ¿Por qué existe esta estructura en Uruguay? ¿Por qué se da esta “linda” recuperación más que en Europa? “Vamos todos juntos, caminamos todos juntos”. Es un modo del poder político, que en Uruguay advierte la precariedad, la inestabilidad de este tipo de gestión, y llama a la recuperación, a colaborar para otorgar mayor fuerza. El Partido Comunista del Uruguay no es que no se da cuenta de que miente, no existe como fuerza política, se da cuenta de esto, y por esto llama a la gente para que colabore. ¿El Partido Comunista ha llamado alguna vez a alguien para que colabore? No, lo que hace es dominar, ha siempre buscado dividir, no colaborar. El concepto de colaboración, de solidaridad es un concepto extraño al Partido Comunista, pero acá lo hace porque se siente débil. Yo insisto siempre con los compañeros: el proyecto insurreccional comprende un análisis político de la situación; porque después siguiendo en el camino todo parece distinto, no sabés qué hay detrás; todo se resuelve en la policía, sin embargo atrás de la policía hay muchas cosas. Si no estudiaste antes, no sabés qué hay detrás.

¿Con una teoría insurreccional no se genera un nuevo «ismo»? ¿Qué puede detener este proceso tan dinámico como lo es el proceso insurreccional?

De hecho es esto lo que estamos diciendo, lo que están haciendo los diarios. ¿Por qué los diarios de todo el mundo hablan de insurreccionalismo? Para detener, para frenar, para criminalizar estos intentos de los compañeros de organizarse de manera diferente. Para decir “estos son terroristas”. Cualquier “ismo” es peligroso, porque es como una camisa de fuerza que cierra, aprieta la realidad. La realidad es vida, es movimiento, es cambio contínuo. ¿Qué tiene que ver con el “ismo”? Poco. Pero no viene de nosotros este “ismo”, viene de los diarios, viene de los intentos de criminalizarte. Si nosotros hubiésemos hablado desde el primer momento de anarquismo insurreccionalista, hubiéramos sido unos imbéciles. Ya que del todo imbéciles no parecemos, no lo dijimos. Los que hablan así son los periodistas y los teóricos (más o menos), llámenlos así, hablan de insurreccionalismo, es más, de ideologías insurreccionalistas. Tratan de tomar distancias, “nosotros no tenemos nada que ver con ellos, esta es gente que pone bombas, son personas peligrosas… Bonanno es uno que antes entraba y salía de los bancos con pistola”. (Igual no es tan fácil entrar y salir con una pistola). Esto lo hacen para mostrar lo malo y lo peligroso que sos.

¿Qué es para ti el grupo de afinidad? ¿Cuál es su importancia en el proceso insurreccional?

El grupo de afinidad es un vínculo entre compañeros, que es muy difícil de definir. De todas formas no es ciertamente una relación afectiva, no es una relación de amor, no es una relación de simple conocimiento, no es una amistad, no es todas estas cosas, es otra cosa. Definirlo no es fácil. Es conocimiento, es profundización; experimentar algo juntos; también pequeñas cosas, también tratar de recurrir a ocasiones para ver cómo reacciona el otro, verlo en la vida de todos los días, cómo se comporta. Porque es inútil que los dos hagamos un discurso “musculoso” y tratemos de parecer fuertes, y después cuando hay una pequeña cosa, por la calle hay alguien que nos hace “buh!”, yo me asusto y me escapo corriendo. Entonces decís “¿qué discurso hiciste hasta ahora?” Son muchas las ocasiones que hay que utilizar para estudiar, profundizar y recoger la afinidad. De la misma manera, en la misma situación, y en lugar de escaparme yo comienzo a disparar o a hacer cosas excesivas, tampoco está bien. Escaparse o hacer algo excesivo es lo mismo. Encontrar el control de sí mismo es la esencia fundamental de la relación de afinidad. Uno tiene que confiar, tener confianza en el otro. En esos casos vos pensás que el otro se comporte de la manera adecuada, es decir, ni demasiado miedoso ni excesivo, porque las dos cosas son erradas. En los procesos insurreccionales los grupos tienen la función de saber qué hay que hacer de distinto de lo que está haciendo el proceso. Por lo tanto el proceso se mueve en un determinado sentido, los grupos tratan de tener un proyecto ligeramente distinto. Porque no está dicho que el proceso que se mueve, sepa lo que hay que hacer. A veces los procesos revolucionarios, insurreccionales, tienen naturaleza violenta, extremadamente violenta (la gente rompe todo porque justamente reacciona de manera violenta a la represión, a los siglos de miseria, de pobreza, de sufrimiento, de dolor, y todo eso explota). El revolucionario anarquista que es parte de los grupos de afinidad debe saber qué hacer, porque si él también explota… Por ejemplo, cuando en el ‘36 hubo en España la toma del poder fascista, los compañeros anarquistas se adueñaron de las armas, porque sabían donde estaban las armas. No es una casualidad que Ascaso haya muerto enfrente de un cuartel, porque trataba de conseguir armas. Porque si no se toman las armas de los soldados, ¿la gente qué hace? Rompe todo, pero sin las armas no sé puede hacer nada. Luego hubo todos los errores sucesivos en la revolución española… Pero se movieron los compañeros españoles actuando como compañeros conscientes, que sabían hacia donde ir, no yendo a donde iba la masa, sino buscando las cosas necesarias para hacer la revolución.

¿El proyecto insurreccional sólo busca debilitar al Poder? ¿Atacar para debilitarlo? ¿Solo eso?

Probablemente este es uno de los objetivos. Porque si tú atacas al poder en más lugares, principio de la guerrilla: si atacás en distintos lugares, no donde se mueve el proceso insurreccional, sino también donde el proceso insurreccional no se está moviendo, debilitás el poder permitiendo un crecimiento, dando indicaciones para un crecimiento del proceso insurreccional. Además das medios a los compañeros, por lo tanto a los grupos de afinidad que están dentro del proceso pero que además tienen un proyecto en mente; les das medios, ideas, etc., que pueden transmitir a los demás.

Por ejemplo, si lo piensas, un proceso insurreccional puede comenzar con una manifestación, como por ejemplo, podía ser la manifestación de los cien mil en Atenas en ocasión de la muerte de Alex. Ahora, cien mil personas son muchas, pero al mismo tiempo no son muchas. Tomados uno por uno, ¿saben lo que están haciendo? No, no lo saben. Saben que están enojados. Y no es suficiente. El proyecto es algo de pocos, de pocos compañeros conscientes de qué hacer porque lo estudiaron antes, aprendieron a nadar antes. No es que nadan, aprenden a nadar en la manifestación. Saben a dónde ir, saben qué hacer. Esto contribuye a debilitar el poder por un lado, porque si el poder dice “estos quieren atacar al parlamento”, se ponen todos enfrente al parlamento y ahí se termina todo. Si entonces ven que hay cien ataques distintos en toda la ciudad, se preguntan “¿qué tenemos que hacer?” No lo saben. La explosión de rabia del proceso insurreccional toma otro camino, se expande. ¿Entendés la diferencia, la enorme diferencia de una cosa de este tipo? ¿qué hubiese pasado en Atenas, si hubiesen estado quinientos anarquistas capaces de llevar a cabo acciones en grupos separados en toda la ciudad?, ¿qué hubiera pasado con esos cien mil? Estos iban a destruir toda la ciudad. No hay dudas sobre eso.

¿Qué es la organización informal?

La organización informal es, antes que nada, informal, es decir, no es fija, no dura en el tiempo, no tiene una sigla, porque es justamente libre de forma y es reconstruida cada vez para lograr un objetivo, para atacar un objetivo que es bastante importante, significativo y grande, porque un único grupo de afinidad que normalmente es constituido por pocos compañeros no puede atacarlo solo. Entonces, se juntan más grupos de afinidad y constituyen una organización informal para atacar a ese objetivo. Pero esta organización informal, que dura hasta atacar a ese objetivo, luego se disuelve. Por lo tanto no es la Federación Anarquista Informal; aquí lo informal es teórico, pero en la realidad metemos la firma. Una organización informal no puede tener una firma. ¿Por qué no puede tener una firma? Porque no tiene un objetivo cuantitativo, no busca agarrar a la gente e ingresarla, no razona de esta manera. Solo tiene un objetivo, pero que podría ser un objetivo que perjudica los intereses de una parte de la gente. Por ejemplo la cuestión acá en Uruguay de la minería daña una cierta zona del Uruguay, yo no sé donde se encuentra, por lo tanto es una cantidad de gente limitada, serán cinco mil o cincuenta mil personas, no lo sé. Entonces, estas personas, que no son anarquistas, pueden estar involucradas en la lucha contra ese objetivo por parte de esa organización informal, es decir, de estos grupos de afinidad que son parte de la organización informal. La organización informal, en este caso, tiene que hablar con estas personas, pero no para que se vuelvan anarquistas. No tiene que hablar en cuanto anarquistas, sino como alguien que, aunque sea anarquista, no quiere hacer que se vuelvan anarquistas esas personas, sino que quiere colaborar con ellos para destruir ese objetivo. Estas personas pueden organizarse por sí mismas, con la ayuda de los anarquistas, en los que definimos núcleos de base, o sea, organizaciones de base que se pueden llamar como quieran, que no son constituidas por anarquistas, sino que tienen presencia anarquista, pero no son anarquistas. Porque la gente no quiere volverse anarquista para destruir la minería.

Dices que el método de ataque, para ser anarquista, tiene que ser sencillo, simple y reproducible. Cuando el objetivo es más complejo y se forma una organización informal, ¿no deja de ser, entonces, un objetivo simple, sencillo y reproducible?

Estamos hablando de dos cosas distintas. Porque el objetivo simple y reproducible es cuando el ataque es del grupo, mientras el objetivo más complejo, donde está la presencia de la organización informal, parece simple pero es una cosa compleja. Son dos cosas distintas. Esa es una lucha específica, es una lucha de grupos de afinidad. Son dos cosas distintas. La lucha de los grupos de afinidad, el ataque, tiene que ser reproducible. El ataque de la organización informal dura cierto tiempo, es también reproducible, pero en su conjunto se trata de algo extremadamente complicado. Puede verse como modelo, como método anarquista de la destrucción, como método para relacionarse con la gente, como método para debatir con las personas, de intentos de crear grupos de afinidad, que son parte de la organización informal y que intervienen para hacer algunas cosas que la gente no puede hacer, utilizan algunos métodos, esos métodos de los que hablábamos antes (los medios de comunicación inflan esos métodos) que los grupos de afinidad tienen y que, por lo tanto, son parte también de la organización informal, pero sin embargo, la gente no los tiene. El deber de los anarquistas, de la organización informal, es entonces la de realizar acciones relativas a esos objetivos que la gente no puede realizar, pero que no sean acciones que asusten a la gente. Y que sean también coordinadas con lo que la gente efectivamente advierte, siente. Porque el objetivo es de las personas, la minería perjudica a las personas, no perjudica a los anarquistas. Los anarquistas están colaborando con la gente.

¿Entonces hay dos tipos de ataques? Los que son realizados por los grupos de afinidad…

…los simples y reproducibles, y los que son una cosa más compleja. Tanto es así que requiere la unión de más grupos de afinidad en una organización informal.

Y estos ataques de la organización informal no pueden asustar a la gente…

… como acciones específicas realizadas por los grupos de afinidad que son parte de la organización informal; hacen cosas que tienen que saber hacer, porque si haces cosas demasiado grandes, demasiado importantes, asustas a las personas. Enseguida los diarios escriben “estos son terroristas” y la gente se asusta. Tienen que ser importantes pero no demasiado. Estamos hablando de otro tipo de situaciones, que se llama lucha intermedia o lucha específica; es una situación distinta, en la que hay necesidad de una organización más grande que la organización informal. Pero todo lo que hay que hacer, hay que hacerlo con cabeza, razonando.

¿Cómo se puede generalizar una lucha particular?

No lo sé, porque esto es el sueño de todos los anarquistas. Nosotros realizamos una lucha limitada, circunscrita, pero tiene que ser limpia en el método. Es el método lo que se generaliza, no la lucha. Lo que nosotros tratamos de generalizar es el método. Ahora, si el método es confuso, ¿qué carajo se generaliza? Porque la lucha ¿cómo hace para generalizarse? No existe una minería en Montevideo, por lo tanto ¿cómo se hace para generalizar la lucha contra la minería en Montevideo? Pero se puede generalizar el método, entonces es el método que tiene que ser limpio.

¿El método cuál es? ¿El ataque simple, reproducible?

El ataque, sí. Éste es importante, porque si no, no se puede generalizar la lucha que se quiere generalizar.

¿Hay una necesidad, por lo menos en primera instancia, de que existan espacios más estables y organizados, donde los compañeros puedan conocerse y vincularse, y luego formar estos grupos de afinidad?

No son dos cosas ligadas entre sí. Los espacios autogestionados, no los espacios liberados (en realidad no existen espacios liberados, estas son chácharas de los marxistas), los espacios donde los compañeros se encuentran son importantes… Ustedes tienen ese centro, (…) son espacios importantes porque los compañeros se encuentran allí, probablemente los grupos de afinidad pueden surgir a partir de que los compañeros se encuentren allí; probablemente, no es seguro. Porque también pueden encontrarse por la calle. En cualquier caso, todos los procesos de conocimiento, de profundización que requiere el desarrollo de la afinidad… Algunos, la mayoría de esos procesos, no se pueden dar en los grupos anarquistas; hay que realizarlos en la calle, porque en los grupos se habla, se discute, y la mayoría de estos procesos de conocimiento no son chácharas, son cosas que hay que hacer.

¿Qué son las armas para los anarquistas?

Una fea bestia son las armas. Pero son instrumentos, son instrumentos. Además todos los Estados prohíben el uso de las armas, porque el Estado no puede permitir que los ciudadanos utilicen las armas; cuando lo permite, como en los Estados Unidos, se necesita un permiso. En Estados Unidos hay una gran difusión de armas pero están todas registradas. En sí el arma, como objeto es una cosa que a mí me perturba, pero me doy cuenta de que el conocimiento de las armas, no de todas, sino de algunas para mí es indispensable. Y no es una cosa fácil de resolver. Porque el Estado sabe bien cuan peligrosa puede ser un arma en las manos de los revolucionarios. Entonces prohíbe su posesión, ya que si no se posee no se puede aprender. Esto sin necesidad de sacralizarlo, y volverlo un mito. La pistola es un objeto asqueroso. Lo mismo que el puñal. Si se tiene un puñal y no se sabe utilizar, es inútil; se debe saber como se empuña. No se empuña así, sino así. Si alguien no sabe qué hacer, debe averiguar cómo se hace.

Tu propuesta, que es una propuesta distinta a otras de organización informal, como por ejemplo de la de la Federación Anarquista Informal

La diversidad consiste en el hecho de que la Federación Anarquista Informal no es informal. Es una organización cerrada. Como cualquier otra organización cerrada.

Además el hecho de que hay compañeros que no se conocen entre sí, que están en distintos países, que es una sigla para…

Pero la sigla es el problema. Porque la sigla denuncia la finalidad cuantitativa, del crecimiento cuantitativo de compañeros, de la organización informal. Ahora, la organización informal no debe tener como fin el crecimiento cuantitativo, porque la organización informal es la suma de grupos de afinidad, entonces los que deben crecer son los grupos de afinidad, no la organización informal. ¿Qué necesidad hay de que una organización informal tenga una sigla? Ya que los grupos de afinidad no tienen una sigla, el crecimiento cuantitativo ocurre a través del conocimiento, de la construcción de nuevos grupos informales, que luego pueden o no entrar en la organización informal, como grupos, no como individuos. El crecimiento de la organización informal es un sinsentido, que para crecer necesita un punto de referencia, porque si no, ¿cómo se hace para saber? El punto de referencia es una sigla. La sigla es una cosa formal. Es inútil que te definas “informal” si luego estás formalizado. Esta es la contradicción. Muchos compañeros que han sentido sobre la cuestión, se dejan fascinar por tantos discursos, algunos de los cuales son un poco, digamos, excesivos.

¿Qué cosas son excesivas?

Tantos discursos sobre el hecho de destruir el mundo, son un poco excesivos. La organización informal puede hacer ciertas cosas, pero no puede destruir el mundo. Las cosas que puede hacer se refieren a un objetivo específico, pueden destruir la minería, no pueden destruir todo el Uruguay, no es posible. Aparte eso, muchos compañeros, especialmente los jóvenes, se dejan fascinar por las grandes palabras, por las actitudes fuertes pero la contradicción existe siempre.

¿Cuál es tu opinión sobre las teorías y tácticas del Poder Popular?

No es una respuesta fácil, en primer lugar porque no conozco mucho sobre esas teorías.

¿No existen en Europa?

Que yo sepa, no. Pero pienso una cosa, desde la ignorancia; que la palabra «poder» me asusta.

¿Cuál es tu opinión sobre estas teorías anti-desarrollistas (combatir el avance del desarrollo capitalista)? ¿Son compatibles con los grupos de afinidad, la organización informal, el proyecto anarquista insurreccional?

Debería conocer este proyecto. No conozco mucho este concepto. ¿Son las teorías de [Miguel] Amorós?

Por ejemplo.

No las conozco. No sé que decirte. Sobre la cuestión de la tecnología te puedo hablar. Sobre la cuestión de combatir contra el desarrollo, sería mejor un Capital menos desarrollado.

El Capital todo el tiempo tiene que expandirse; entonces tú atacas los lugares donde este se está desarrollando. En el caso de Uruguay, por ejemplo, ¿dónde se expande el Capital? Con las nuevas infraestructuras, con la regasificadora, son los lugares donde el Capital se expande para sobrevivir. Se dice que tienes que atacar, no al capitalismo en funcionamiento, sino a las partes nuevas donde se expande para sobrevivir. El tema es si esto es compatible con la lucha de los grupos de afinidad.

Es decir, ¿se trata del ataque a los procesos de desarrollo del Capital, y no al Capital?

Sí, hacia los nuevos desarrollos, por ejemplo.

No sé, yo no veo esta diferencia, pero podría no entenderlo.

Es una elección de objetivos de ataque. Por ejemplo, antes que un cuartel, se ataca a… la obra de construcción de una regasificadora

El Capital es un proceso. No tiene una parte más atrasada y otra más avanzada. O sea, tiene ciertamente una zona más atrasada y otra más avanzada, pero, ya que el proceso es globalizante, la parte más atrasada está comprendida en la parte más avanzada. En determinados aspectos, la situación de Uruguay está más atrasada que la de Suecia, o Suiza o Alemania, desde el punto de vista del Capital, de la gestión del Capital. Algunos procesos de gestión que son normales en Alemania serían extraños en Uruguay. Esto no quiere decir que no haya relación entre el Capital alemán y el uruguayo. Hay una relación a nivel mundial solo que gestiona dos partes diferentes. No sé si estamos hablando de eso.

Creo que no… ¿En qué momento te hiciste anarquista? ¿En que contexto?

Yo procedo de la lucha contra Dios, digamos, del ateísmo. Desde que era pequeño, porque vengo de una escuela de curas. Conocí a los anarquistas a través del ateísmo.

¿En que años?

60, 61… 58, 59… Linda la anarquía pero los anarquistas no me gustan. Y lo que escribían los anarquistas, tampoco me gustaba. Entonces empecé a escribir libros anarquistas. Es por eso que no leo libros anarquistas.

¿Qué libros anarquistas empezaste a escribir?

Lucha y poder. Luego El placer armado.

Habla de tu experiencia cuando escribiste este texto, El placer armado. El contexto y cuál ha sido el impacto en el movimiento anarquista y también en la sociedad.

Este es un texto que tiene una difusión enorme en todo el mundo. Cuando lo escribí, era 1977. Lo escribí en pocos días para llevarlo a Bolonia, donde había un encuentro de tres días con la participación de 150.000 compañeros de todo el mundo, y era un evento importante. En un momento que en Italia había un cambio en las estructuras armadas y en la acción. El 77 fue un año de cambio. Es algo complicado explicar la situación italiana. De todas formas, solamente en esos días se vendieron 5.000 copias de El placer armado directamente. Lo cual no quiere decir nada, porque con 100.000 personas, 5.000 copias no son muchas. Pero si hubiésemos tenido 20.000, se hubiesen vendido 20.000. El texto respondía al sentir de los compañeros que estaban presentes. Sin embargo, la experiencia más importante de aquellos 3 días, para mí, ha sido esta: vi como un pequeño trozo de papel, puede desencadenar una situación revolucionaria… un trozo de papel. No lo escribí sólo, sino con otro compañero. Bolonia es una ciudad circular, con una estructura medieval, la ciudad es redonda; había 150.000 compañeros, y la población, las tiendas todas cerradas, no había tranvía, no había nada, estaba toda la ciudad bloqueada, no había ni un policía, nada de policía. Luego supimos que la ciudad estaba rodeada por la policía, pero la policía estaba rodeada por los trabajadores del Partido Comunista, que habían llegado de toda la Emilia.

Bolonia es la capital de Emilia, una región de Italia. Esto no lo sabíamos. No había policía, eso lo sabíamos. Entonces, los dirigentes del movimiento comunista, y los extraparlamentarios, los autónomos, también estaba Acción Revolucionaria, estaban todas las estructuras armadas… todos tenían armas. Los dirigentes habían sugerido que, después de esos tres días, en lugar de destruir toda la ciudad, cosa que tenía posibilidades de suceder, se haría una manifestación desde la plaza de la universidad hasta otra enorme plaza, donde estaba un clown, futuro premio Nobel, que se llama Dario Fo, que hacía un espectáculo. Entonces, el proyecto era este: reunir a las 150.000 personas, de los cuales al menos 30.000 estaban armadas, y llevarlas a ver al clown. Nosotros habíamos pedido a la universidad una sala, un local y habíamos hecho, no yo, otro compañero, una pequeña octavilla en la que se decía a quien no estaba de acuerdo con la manifestación que nos reuniríamos en esa sala. Nosotros pensamos en cien compañeros, trescientos. Nos dieron una sala para mil. Vinieron 25.000… un trozo de papel. Tuvieron que armar de apuro todos los micrófonos, porque estaba la sala, la sala vecina, la calle, la plaza. La propuesta contenida en ese pequeño trozo de papel era: “quien no esté de acuerdo con la manifestación de cierre de estos tres días, nos veamos en tal lugar de la universidad”. No había nadie que dejara hablar, porque tal vez estuvieran algunos de los dirigentes, pero eran silenciados con silbatos. Nadie podía hablar. Me dejaron hablar solo a mi. ¿Y la propuesta cual era? Demos un paso atrás… para entender la propuesta. El Partido Comunista quería demostrar ser capaz de gestionar Italia. Entonces, ¿qué hizo? “Con 150.000 personas de izquierda, autorizar al cardenal hacer una misa con los fascistas en la plaza principal de la ciudad.”

El cardenal y los fascistas estaban rodeados por los paracaidistas de la Folgore, un cuerpo especial del ejército que defendía esa plaza. No había policía, estaban los fascistas en esta plaza, y 150.000 personas marchando a 300 metros. ¿Nuestra propuesta cuál era? Quien no esté de acuerdo, rompe la marcha y se ataca la plaza; atacamos a los fascistas. Esto estaba escrito en el trozo de papel. Pero, ya que yo tenía que hablar, la responsabilidad de dejar morir a 50 personas era mía, y no tuve corazón. Dije que no. Hablé, no podía no hablar. Yo estaba de acuerdo con atacar la plaza, pero no podía asumir la responsabilidad. Si hubiésemos tenido una estructura constituida por grupos de afinidad, y hubiéramos discutido, con un proyecto insurreccional desde antes… aquí lo importante. ¿De dónde viene esta charla que estamos teniendo? La experiencia de cosas de este tipo. Si no sería un cretino que diría “ataquemos”. Yo no soy un general del ejército, soy un compañero. ¿Cómo hago para decir “ataquemos”? Claro, podríamos decirlo”, pero ¿cuánta gente moriría? Si en cambio tuviésemos un proyecto, si hubiésemos estado más grupos de afinidad, la cosa hubiera sido distinta.

¿Cómo, por ejemplo, hubiese sido distinta?

Hubiera sido distinto porque lo hubiésemos discutido antes. Se hubieran estudiado calles diferentes. Yo no conozco Bolonia. Sabes que feo es estar en una situación así en una ciudad que no conoces. Conozco Bolonia, pero sólo las calles principales. No sabía por dónde podíamos llegar, qué estrategias emplear, por dónde sacar a esa gente, el acceso a las casas, ¿entiendes? ¿Qué mierda hacemos?, yo no lo sé. Desde que hicimos la octavilla hasta cuando nos juntamos 25.000 personas, habían pasado 2 horas. ¿En dos horas, qué mierda haces? Esta responsabilidad no la asumo. En este caso estamos pagando las consecuencias de no tener un proyecto insurreccional organizado antes, con una estructura de grupos de afinidad que funcionan, y con los cuales seríamos capaces de atacar. Yo no tengo el corazón de mandar a 20.000 personas para que se dejen masacrar. ¿Estamos locos? Esta es la experiencia de El placer armado. No digo que El placer armado haya hecho mover a estas 25.000 personas, estas 25.000 personas se acercaron por un trozo de papel. No estaba escrito “Bonanno”, estaba escrito “los anarquistas”.

¿Y El placer armado generó lo mismo? ¿Generó que mucha gente se planteara un montón de cosas? ¿Por qué el paralelismo?

No. Era la misma situación. Los mismos tres días. Estos compañeros compraron 5.000 copias de El placer armado. Yo no sé si hay una relación. Yo estoy diciendo que en aquel momento, en el momento que este libro salió, cuando se distribuyeron todas las copias que teníamos, en ese momento sucedió esta experiencia que produjo un trozo de papel. Para mí es una cosa extraordinaria. Se ve que en efecto, cuando hay un hecho revolucionario no se necesitan grandes medios. Cuando se desencadenó la revolución francesa, Demoulins subió arriba de una silla para decir cuatro palabras. No son necesarias grandes cosas porque la situación está madura. ¿Entiendes? No es tampoco el trozo de papel, es la situación, es el proceso que está maduro, no el proyecto, que además no estaba, y hubiera sido lo mismo. Estaba el proyecto, y estaba el proceso.

¿Qué piensas hoy de El placer armado?

Es un libro viejo. Para mí un lindo libro, que releí últimamente, y nunca leo mis libros, no me gusta leer mis libros. Pero lo releí, porque me preguntaba ¿por qué se sigue imprimiendo? ¿Por qué razón? No lo sé.

[Compañera presente] Tiene un lindo título.

El título es la mitad del libro. Rompe los dos tercios del libro. Es un lindo libro igualmente hoy. No es solamente una cuestión de medios y de razonamientos, es también una cuestión de corazón.

Hablas de este placer armado y toda esta cuestión de la lucha armada, para nosotros anarquistas no es que tengamos una necesidad de lucha armada. Parece una cosa parecida: el placer armado y la lucha armada.

Para mí no es algo similar.

Parece similar, pero puede ser una cosa antitética.

Es una cosa antitética… Puede ser una equivocación buscada.

¿Una provocación?

No precisamente… yo me encontré en situaciones de enfrentamientos armados, y pensaba cuando era más joven que uno era portador de la libertad. Decís “yo soy anarquista, por lo tanto yo soy la libertad”, no es verdad. Nosotros no llevamos la libertad. Si estamos en un lugar de enfrentamiento, donde se utilizan armas, lamentablemente la libertad está lejos. Pero hay que hacer cosas que muchas veces tienen poco que ver con la libertad. Estas cosas se pueden hacer con placer… tengo mis dudas. Si se pudieran hacer con placer, sería ya un paso adelante. Pero no siempre se pueden hacer con placer. A veces uno está obligado a hacerlas.

Recientemente fue planteado este problema por los periodistas, porque hubo un infortunio en una reivindicación en la que unos compañeros habían escrito algo que se podría haber evitado, algo sobre el placer. Entonces los periodistas hicieron una conexión. Pero yo no me refería a esto, no es que si tú empuñas una pistola lo haces con placer. No. El placer está en el proyecto armado, debería entrar en el proyecto armado porque contribuye a la liberación. Este debería ser el placer. No empuñar una pistola. La pistola siempre es una cosa más bien dolorosa. Qué nadie sienta placer por empuñar una pistola… sería un pistolero. Es diferente.

Has conocido la cárcel en varias ocasiones. Puedes contar algo, cómo ha sido la relación entre compañeros, dentro y fuera de la cárcel, la solidaridad, también la represión…

Hice más o menos 15 años de cárcel, en total. Conocí 100 cárceles, 101 o 99, y pocos compañeros en la cárcel, porque me tienen siempre en aislamiento, aparte la experiencia en Grecia, que fue bastante particular. En Italia no conocí a muchos compañeros porque siempre me mantienen separado. Los compañeros que conocí son compañeros como los demás. No había una situación particular porque estábamos en la cárcel.

¿Y el desarrollo de la situación en la cárcel?

¡Ah! Tú dices la lucha en la cárcel.

No. ¿Por qué caíste, siempre por atracos, etc.? ¿Cómo fue?

Porque cometimos errores. Los atracos están todos bien, si hablamos de atracos. O acciones. En una acción, tu decides el momento, cómo, dónde, cuándo, nunca la policía lo debe saber. Pero, ponemos un 90% de probabilidades a tu favor, si cometes un error, se reduce a 70, si cometes dos se reduce a 30, si cometes 3, se reduce a 0. Es necesario no cometer errores. Desgraciadamente siempre se cometen errores. Porque hay una cosa que no se podía imaginar. Este discurso es importante aunque no tenga que ver.

¿Tú has caído siempre por lo mismo?

No, no. Las primeras condenas fueron por las cosas escritas. Una vez estuve condenado a un año y ocho meses por haber escrito cómo se derriba una torre de alta tensión. Esto evidentemente molestó, porque en Italia en 9 años han sido derribadas 1200 torres de alta tensión. También por otras razones, por artículos en periódicos. Ahora el delito de opinión se despenalizó, porque con Berlusconi… él es más “bueno”. En el proceso Marini me condenaron por atraco y propaganda subversiva. Dos condenas. Una condena en suspenso en la que durante dos años no podía hacer nada, si no me iba 10 años adentro. Básicamente delitos de opinión y atracos.

¿Cuál fue el proceso más largo?

El proceso Marini. Había unos 80 compañeros, también ligados con otros procesos, con el proceso de Parma, el más largo y el más complejo. Normalmente por atraco son 4 o 5 años. En Italia no es muy alta la pena por atraco. En Grecia es más alta. En Grecia Christos fue condenado a 8 años y 9 meses, puede llegar a 12 con agravantes.

¿Cuál es tu perspectiva de la lucha anarquista insurreccionalista hoy en Europa?

¿En Europa? No es fácil. No lo sé. Para mí cometimos un gravísimo error, los anarquistas, 10 años atrás, 12 años atrás, cuando renunciamos ‒yo personalmente no, pero sí muchos otros compañeros‒ a la perspectiva de una organización internacional anarquista, insurreccionalista, informal. La propuesta era la de unir más estructuras informales de lucha en la perspectiva de que en el Mediterráneo, mucho antes que la insurrección del No TAV, que es de hace 15 años.

¿Costantino Cavalieri lo escribió?

Lo escribí yo, él lo publicó.

[La compañera de Alfredo dice que Costantino contribuyó a desterrar…]

No es importante quién lo escribió. De todas formas la responsabilidad de desterrar fue de muchos, también del Estado …

[La compañera de Alfredo remarca la actuación de Costantino en un encuentro en Velletri, cerca de Roma, en el que hablaba del FIES, que no tenía nada que ver]

La propuesta la hice yo cuando fuimos a Grecia. La propuesta fue hecha en 1993, en Grecia, durante una serie de conferencias.

¿Y no es esto institucionalizar la informalidad?

No, es institucionalizar una relación internacional. Mantener dentro de ciertos límites de relación internacional. Es decir, los compañeros intercambian información. No es una organización de lucha, sino solamente de información. Se dan reuniones periódicas, se intercambia información, y luego cada organización informal, cada grupo de afinidad deciden si utilizar esa información o no utilizarla. Hubiese sido un gran instrumento de conocimiento si hubiese funcionado. No de lucha, de conocimiento para desarrollar las luchas. De por sí es algo formalizado, pero sólo para el intercambio de información. Ese hubiera sido un instrumento de perspectiva, pero ahora no existe y no parece que haya grandes posibilidades de lucha. Hay situaciones locales, en Italia hay dos o tres, hay una en Bruselas; pero, por ejemplo, no es posible hacer nada en Ámsterdam, donde hay situaciones muy pacificadas, o es muy difícil hacer algo en París, donde hay una situación extremadamente dispersa. Están muy aislados entre sí, no hay relaciones entre ellos, sino la de hacer unas charlas juntos. Esto no quiere decir nada, porque París es una ciudad siempre sorprendente. Hacer previsiones es siempre malo porque se espera que la realidad contradiga lo que se previó.

¿En Italia y Grecia?

En Grecia es un poco distinto. En Italia está bastante pacificada la cosa…

¿Por la represión?

No es particularmente feroz.

¿Y por qué?

Porque está en una fase de asentamiento socialdemócrata. Está claramente desaparecida la izquierda, y la derecha no existe más, por lo tanto tienen que encontrar un nuevo camino, como la de nos queremos todos. Pero no son todavía lo bastante inteligentes para hacer este discurso. Pero dirás que no son tan estúpidos, como para recurrir solamente a la represión. Están a mitad del camino, como todas las cosas que se hacen en Italia. Ni carne ni pez, ni macho ni hembra, ni blanco ni negro… está mitad del camino.

Es una nación gris, siempre fue una nación que nunca pudo dar señales de sí misma… con todas las chácharas que se dicen sobre los italianos, son chácharas, los italianos son fundamentalmente unos embaucadores. Les gusta charlar, hablar. También en los períodos, digamos, más significativos: en los años 70, en Italia efectivamente se realizaron más de 500.000 acciones. De estas 500.000 acciones que se hicieron, no se habló. Por eso podrían haber sido hechas en Suecia, no en Italia, pero cuando el italiano comienza a hablar no se calla más. Deberían dejar de hablar. Desgraciadamente, hablan.

¿Crees que hay un potencial para la lucha anarquista insurreccional en esta región?

Yo pienso que esta parte del mundo es mejor que Europa.

¿Por qué?

Antes que nada por una cuestión de corazón. Ustedes son personas distintas, son personas menos viejas, son más jóvenes. Más amantes de la vida. Europa es un continente viejo, demasiado asfixiante. Demasiadas chácharas, demasiados sofismos, demasiadas tradiciones, demasiados conocimientos, demasiada Grecia, demasiada Roma. Estas estupideces son demasiado sofocantes. Demasiada filosofía. Demasiado Hegel. Pero ustedes también tienen algunos pesos de los que liberarse. Demasiadas estructuras armadas clásicas pesadas en el pasado, que aún hoy tienen un cierto peso, un cierto significado, persisten. Tener las ideas claras sobre ciertos problemas y ciertos límites no está mal. Esto es difícil para mí. En Italia esto es un dato clarísimo, no hay problema. Aquí quizás pueda haber todavía algún problema. Un discurso sobre los límites del otro demonio. No del primero, sino del segundo, tal vez no sería malo. Estoy sugiriendo una profundización sobre un problema de ustedes, que solamente ustedes pueden hacer. La mística de la clandestinidad de las organizaciones armadas. Ese es un gran problema, que en Italia no está más.

¿Hay una mitología de que esa lucha es “la lucha”?

No “la lucha”. Que es una lucha importante sin la cual no se pueden hacer muchas otras cosas; como si fuese una especie de tutela, de garantía para hacer otras cosas. No es así. No estoy de acuerdo.

¿Y Grecia?

Grecia es toda una interrogante. Pero hasta cierto punto, porque no están los intereses norteamericanos. Ellos no tienen interés en hacer volver a los poderes fuertes en Grecia. Cuando se termine la plata de los armadores griegos que son muy pero muy ricos, entre los más ricos del mundo, desaparecerá la derecha, la extrema derecha de los nazis. Luego, si va a haber una reestructuración de la estructura capitalista en Grecia a los niveles europeos es muy difícil, porque Grecia no está al nivel europeo, es una estructura basada en la mediana burguesía, es decir hay una distancia entre estos enormemente ricos y el resto, hay una gran brecha. Falta la industria, falta la agricultura industrial. En un país de 11 millones de habitantes, donde la mayoría, 5 millones, vive en Atenas, una ciudad caótica, se la arreglan más o menos. Si no viven a costa del Estado, no tienen actividades industriales. Las zonas industriales griegas, en el nordeste, donde está Tesalónica, es bastante pequeña, como para sustentar a 11 millones de personas. Entonces nunca podrá estar al nivel de Europa, al nivel de Alemania o de Francia. Por lo tanto siempre habrá problemas. Pero no irresolubles. No como para declarar un proceso insurreccional. Además no hay que olvidar que Grecia soportó demasiado, cuando se habla de Grecia, porque sí, son gente combativa, de la experiencia, de la resistencia vieja, de la resistencia más reciente, pero están un poco cansados de todo eso. Los jóvenes ciertamente. Es importante saber que poco antes del comienzo de la dictadura en el 69, dos barcos llenos de jóvenes de la pequeña burguesía griega, iban a estudiar a Italia… muchas familias mandan a estudiar a Italia a los hijos, todos los que estudian farmacéutica, porque allá no existe la facultad de farmacéutica, el 50% de los médicos estudian en Italia. Algunos también en Francia, en Inglaterra, los que se lo pueden permitir. Estos mil o dos mil jóvenes, luego volvieron a Grecia, eran un elemento de ideas europeas que llevaban a Grecia. Hoy no pasa una cosa así, porque está internet, la comunicación es más directa. Pero es una cuestión de discurso, no de experiencias prácticas.

¿Cuál es la debilidad y la fortaleza del movimiento anarquista griego?

La fuerza para mí es la gran cantidad de compañeros que se animan a salir a la calle. Y la debilidad es la gran cantidad de variantes que hay… son 100 mil, hay 100 mil que piensan de manera distinta. Cada uno piensa a su manera. Y juntar a dos, no digo que piensen de la misma manera pero parecido, es un esfuerzo considerable. Esta es un poco la debilidad. Cada compañero griego no busca, no digo de no aceptar las ideas del otro, sino de acercarse un poquito, para intentar hacer cualquier cosa juntos. Porque si no, cada uno se queda amo de su cabeza y solo se queda en su cabeza.

Revista Tierra y Tempestad. Números 19 y 20.
Montevideo, 25 de noviembre de 2013.