Sabía mandar, porque supo antes aprender a obedecer.
COMUNICADO CONFIDENCIAL A TODOS LOS MILITANTES DE LAS FUERZAS DE LIBERACION NACIONAL. México. 1 de octubre de 1976.

El escribir sobre las luchas que dimos y vivimos los anarquistas es complicado y más si esta lucha la dimos con una organización no anarquista. Es complicado porque nuestras palabras serán críticas y juiciosas, por lo mismo las guardamos con un gran silencio y el tiempo las empieza a perder. Este escrito pretende no olvidar la lucha que dimos y vivimos. Es el inicio de una reflexión a voz alta de una experiencia en México y concretamente en Chiapas. Falta mucho por hablar, escribir y debatir. Ojalá empecemos.

I

A principios de los años noventas, en la ciudad de Querétaro (México), me empecé a acercar a las ideas anarquistas por medio de música, lecturas de revistas, fanzines, y escasos libros sobre el tema que se podían conseguir. Después me involucré en la militancia con una organización anarquista mexicana. Así emprendí mi participación en lo que se llamaba la “Red Amor y Rabia” (y posteriormente Federación Anarquista Revolucionaria Amor y Rabia, FARAR) la cual se estableció en la Ciudad de México. Dicha Red, pretendía crear grupos anarquistas en México (ya existían en Canadá y EEUU) [1] para trabajar sobre diferentes temas y con una base ideológica de anarquismo revolucionario [2] . Nunca se lograron crear grupos en el territorio mexicano y el único grupo más o menos consolidado fue el de la Ciudad de México con la publicación de un periódico como medio de propaganda y organización. Sinceramente mi conocimiento teórico sobre el anarquismo era muy básico y mucho más básico su práctica en la realidad que vivíamos. Así que militar en una organización anarquista sonaba muy bonito pero no tenía claro qué era eso, además de que en la ciudad de Querétaro fui el único militante de Amor y Rabia.

En el tratar de entender el anarquismo y su militancia vino el primero de enero de 1994. En Chiapas, México, se hace la rebelión armada del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), da a conocer su Declaración de la Selva Lacandona (o Declaración de guerra) e invita al pueblo mexicano a luchar y participar en su guerra revolucionaria contra el gobierno mexicano [3] .

La rebelión nos causó sorpresa, admiración, simpatía, encanto, dudas y muchas más dudas. Sabíamos que no era una rebelión de tintes anarquistas por su Declaración de la Selva Lacandona y después, por las palabras de sus mandos militares con su nacionalismo mexicano y con una organización basada en la jerarquía política y militar. Pero sabíamos como anarquistas revolucionarios que la rebelión se justificaba y que debíamos de apoyar:
“(…) la utilización de cualquier medio necesario para emancipar a la humanidad y alcanzar el fin de la guerra, la pobreza, el hambre, la miseria. Apoyamos el uso de tácticas diversas contra el actual sistema y para el desarrollo de una revolución social. (…) el anarquismo es un cuerpo viviente de teoría y práctica conectado directamente a las experiencias vividas por los oprimidos en las luchas por su liberación” [4] .

Además nos atrapó y nos entusiasmó su discurso: del no poder; del anti autoritarismo y la horizontalidad en sus pueblos y en su organización; y de la creación de una autonomía en donde se podría construir una sociedad diferente con los pueblos.

En síntesis: creíamos que se podía hacer una revolución en toda la extensión de la palabra y que como anarquistas teníamos que pelear y luchar en esa revolución para destruir y cambiar esta sociedad autoritaria. Teníamos que ver y participar con ellos, nos volcamos en el apoyo total para y con el EZLN.

Así que a principios de 1994 algunos compañeros y compañeras fueron a buscar a la gente del EZLN en Chiapas, y los encontraron. Con ellos se llegaron a unos acuerdos de ayuda material y para la creación de un proyecto en zona zapatista. Los acuerdos fueron con su dirigencia política-militar: el Subcomandante I. Marcos y el Mayor I. Moisés (hoy llamados Subcomandante I. Galeano y Subcomandante I. Moisés).

¿En qué consistía el proyecto? En crear un canal directo de apoyo con los pueblos zapatistas y eso se tenía que hacer con un “campamento de solidaridad directa” (no queríamos participar en los llamados campamentos civiles por la paz del Centro de Derechos Humanos “Fray Bartolomé de las Casas”, nos parecía una simulación y además los controlaba la iglesia católica).

Se trabajaban tres temas: educación, salud y mujeres (además a largo plazo se tenía que hacer un sistema de agua potable y la electrificación de la comunidad). El proyecto inició el primero de mayo de 1996 en la comunidad zapatista Santa Rosa el Copán del municipio de las Margaritas [5] (el trabajo en dicho lugar tenía unas limitantes que la dirigencia zapatista había puesto: no entrometerse en la vida, organización y política de la comunidad); el campamento de solidaridad directa se llamó “Mártires de Chicago” y a la escuela primaria que se abrió le pusimos el nombre de “Escuela Anti autoritaria Primero de Mayo” (remarco las palabras “le pusimos el nombre” porque a las personas de la comunidad no les pedimos su opinión sobre ese asunto y así en demás cuestiones del proyecto). Teníamos mucha teoría anarquista y la queríamos aplicar en dicha comunidad, pero el problema era que en la práctica no sabíamos cómo trabajar los temas del proyecto desde el punto de vista anarquista, o desde ningún otro, me atrevo a decir. También, la vida diaria en el campamento era lo contrario a la buena convivencia entre compañeros de ideas, y nos salía todo lo malo que podíamos tener: nulo trabajo en colectividad, muchos egos, engaños, mentiras, falta de ganas de trabajar con la comunidad, soberbia, antisolidarios entre nosotros y expulsiones. Además no contábamos con suficientes compañeros para sostener el proyecto. Lo poco que teníamos de organización se concentró en Chiapas. Por todo lo anterior el proyecto se tuvo que acabar [6] e, igualmente, el periódico y la organización Amor y Rabia en México [7] .

Recapitulando: el zapatismo con nuestra complicidad nos absorbió.

II
A pesar de la mala experiencia vivida y de la decepción de trabajar con compañeros anarquistas, seguía creyendo que el zapatismo era una opción política para cambiar la sociedad y llegar a una libertad construida entre todos. Para llegar a esa libertad se tenía que trabajar y desarrollar la autonomía propuesta por los zapatistas, pero ¿cómo era esa autonomía? Era, en palabras del Comandante David “la facultad de los pueblos indígenas para tomar decisiones sobre diferentes niveles de vida: político, económico, social, cultural, religioso y territorial”; era el “tomar decisiones solitos para el bienestar del pueblo” y “que solitos los pueblos puedan moverse, pensar, actuar… para lo que ellos quieren pero con libertad y de acuerdo con su idea” [8].

Entonces, de forma individual (de 1997 a 2006), participé [9] en la construcción de la educación autónoma zapatista en una parte de la Zona de los Altos de Chiapas, que es llamada las Comunidades del Sur de San Cristóbal de la Casas [10] y después en gran parte de la Zona de los Altos de Chiapas con el Caracol II “Resistencia y Rebeldía por la Humanidad”.

La manera de participar fue a través de una organización no gubernamental (llamada Formación y Capacitación A.C. FOCA) de San Cristóbal de las Casas que estaba vinculada y, en una parte, integrada al zapatismo de las Comunidades del Sur. Fue una experiencia de casi 9 años en donde se pasó de un asistencialismo a la construcción con los pueblos, comunidades y grupos de una educación autónoma zapatista. Se hizo todo lo posible para que la educación surgiera de los pueblos y fuera de ellos. Fueron años en los cuales llegué a pensar que de verdad se construía otra educación: libre, autónoma, crítica, pensante, diversa, que era de todo el pueblo y para todo el pueblo, y que su construcción surgiría de los pueblos, sería una de las maneras de emancipar y cambiar la sociedad.

En estos años conocí cómo funcionaban, al interior, los pueblos zapatistas; este conocimiento y aprendizaje siempre fue con respeto a sus decisiones y a su manera de concebir su actuar. Sin embargo, se daban muchas contradicciones entre lo que yo pensaba como anarquista y lo que hacían los pueblos zapatistas, pero lo justificaba porque pensaba: “no seas cuadrado, ni dogmático, ni purista”, “no es sencillo hacer un cambio en la sociedad y además es muy lento”, “claro, como tú vienes de la ciudad y aquí es el mundo indígena, no entiendes todo”, “no quieras poner el discurso anarquista a la práctica”, “es que son sus decisiones”. En resumen, y como escribió un compa del difunto Comité de Solidaridad con México de Ámsterdam hace ya unos años: “Nosotr@s actuamos de la manera que much@s «militantes» hacen: dejamos de lado nuestros propios sentimientos, dudas y críticas por el interés de la «causa». Más tarde supimos que habíamos cometido un gran error. Este es uno de los errores de los que hemos aprendido, pero seguro que cometimos más”. [11]

Las Contradicciones

Las contradicciones que uno tenía, que después se convertirían en críticas, y más adelante en rompimiento con el EZLN se pueden resumir en dos cuestiones:

Los dobles discursos y el autoritarismo:

El primer gran problema con el zapatismo es que existe un discurso hacia fuera que mayoritariamente está dirigido a la sociedad civil, al pueblo de México, a sus simpatizantes e incluso a sus bases, y otro discurso hacia dentro que solo es para su estructura interna como organización.

El discurso hacia fuera insiste en que en los llamados territorios zapatistas se ejerce una autonomía en donde: el pueblo (los de abajo) es el que decide todo; en el que la manera de trabajar la salud, la educación, la justicia y demás se arregla en las asambleas comunitarias (se dice que en esas asambleas todo se discute, se reflexiona y se llegan a sus conclusiones); que la base de la resistencia y la lucha se basa en el pueblo y que uno de sus principios, como organización, es su mandar obedeciendo que surge de ese pueblo.
Pero el discurso, y además la práctica, hacia dentro es lo contrario: existe un arriba y un abajo. Los de arriba son los mandos políticos-militares y los líderes comunitarios (Comandantes); ellos son los que dicen la última palabra en los proyectos de cualquier tipo; ellos son los que determinan si el trabajo de educación, salud, justicia, gobierno, etcétera va bien o mal y ellos son quienes toman las decisiones políticas del zapatismo. Lo de abajo es la base y todos los responsables locales y regionales que siguen las órdenes que se tienen que cumplir; que hacen reuniones en sus pueblos donde solo se leen los escritos de la Comandancia Zapatista; que las asambleas solo sirven para cuestiones logísticas que pide la organización, o para arreglar problemas internos de la comunidad.

Ello conlleva al segundo problema: el autoritarismo. Porque en las decisiones que se toman arriba no puede existir la discusión, el diálogo, la reflexión y el compartir ideas con sus bases zapatistas. No existen esas asambleas en donde se discute una propuesta o una decisión política. No existe ese caminar preguntando. No es cierto eso de que: “Aquí manda el pueblo y el gobierno obedece”. Lo que existe es una autonomía en donde se manda y se obedece.

Para sustentar lo anterior narro dos ejemplos que viví:

1. Ejemplo en la educación autónoma en la Zona Altos:

Para el año 2003 se crean las Juntas de Buen Gobierno en los territorios zapatistas: en teoría era la aplicación de los Acuerdos de San Andrés Sakam ́chen, debería ser un avance en la autonomía y el contrapeso para equilibrar el desarrollo de los municipios autónomos y de las comunidades, para dejar que la voz de los pueblos la dijeran ellos, y no el EZLN, pues en el discurso el EZLN es lo militar, y sus bases son lo civil.

En educación, una de las áreas principales de la autonomía zapatista, se decía que “debería de procederse (como) en la política, o sea de abajo a arriba” construyendo una educación que venga de los pueblos, en donde se toma su palabra. En donde, como decía la coordinación de educación de la Zona Altos, la educación autónoma debería: “Enseñar aprendiendo y educar produciendo nuevos mundos. Debemos saber que nadie educa a nadie, ni nadie se educa solo sino que la educación nos la daremos entre todos o sea en colectivo” [12] . Y además “(…) nosotros en consulta con los ancianos, con los pueblos, con los representantes, con la mujeres, los hombres, los jóvenes, quienes dieron su punto de vista para empezar a trazar o planear una guía de trabajo que sirviera como un plan para las escuelas primarias autónomas” [13] .

El problema con lo anterior es que solo era un discurso, que se oye muy bien, pero en la práctica ¿qué se hacía? Pues lo que se hizo fue quitar los pocos y costosos avances que existían en algunos lugares de la Zona Altos de Chiapas, se impuso una manera de trabajar y un plan de estudios para todos los pueblos desde la llamada Coordinación General del Sistema de Educación Rebelde Autónomo Zapatista de Liberación Nacional – Zona Altos de Chiapas. El plan de estudios [14] fue hecho por una persona (el Coordinador de Educación) y en su mayoría, era una copia de los planes de estudio de la educación primaria del gobierno mexicano, lo diferente es que en los temas sociales o del medio ambiente se cambiaban por temas zapatistas o revolucionarios o de lucha.

A las bases zapatistas y a toda la estructura civil no se les pedía su opinión sobre lo que supuestamente estaban construyendo en colectivo. La realidad era que nunca se les preguntó a los pueblos, comunidades o grupos zapatistas: ¿Qué es, cómo es y por qué nuestra educación autónoma? o platicar sobre ¿cuáles son nuestros conocimientos o saberes que como pueblos debemos enseñar a nuestros niños? Incluso existían promotores de educación que ya tenía un tiempo trabajando y ni a ellos se les pidió opinión.

Lo más importante era que la educación autónoma zapatista se tenía que trabajar ¡ya! porque esas eran las ordenes, entonces lo fundamental es que se debían de abrir escuelas y nombrar promotores en todos los pueblos (muchas veces se nombraban promotores que no querían ser, o salían de la Secundaria Rebelde Autónoma Zapatista “Primero de Enero” de Oventik y no sabían qué hacer en el trabajo educativo).

La Junta de Buen Gobierno, y su Coordinación General del Sistema de Educación Rebelde Autónomo Zapatista de Liberación Nacional, lo que llevó a cabo fue una unificación de la educación autónoma zapatista. El resultado inmediato fue la imposición y el control de la manera de querer hacer la educación autónoma de la Zona Altos. Como se decía entonces, desde la Coordinación de Educación: una sola educación.

Desgraciadamente se llegaba a situaciones donde el Coordinador general de educación, o el Comandante con influencia, o el mando militar regional o general conocía a alguien que trabajaba la educación, le gustaba su discurso y lo llevaban a dar una plática o un taller con los promotores de educación, sin ninguna relación con lo que se tenía planeado trabajar en la educación autónoma.

2. Ejemplo con la Sexta Declaración de la Selva Lacandona

Para la mitad de junio (exactamente el día 19) del año 2005 se declara la alerta roja en territorio zapatista. El motivo de la alerta (el discurso hacia afuera) era una consulta a toda la estructura del EZLN (tropa insurgente, comandantes, responsables locales y regionales y bases de apoyo) y esta consulta en palabras del EZLN era: “un balance de la etapa en la que está nuestra organización y un análisis de la situación nacional actual. Además, les está proponiendo a sus bases de apoyo, quienes constituyen el mando supremo de nuestro movimiento, un nuevo paso en la lucha, un paso que implica (…) arriesgarse a perder lo mucho o poco que se ha logrado (…)”, después nos decían“(…) pues por eso se consulta a todos, por eso se pregunta a todos, por eso se toma el acuerdo de todos (…) Ahora el colectivo que somos tomará una decisión. Se están sopesando los pros y los contras (…) Ahora vamos a decidir si hacemos otra cosa y el resultado lo haremos público en su momento (…)”. [15]

Al finalizar junio se da a conocer en los medios de comunicación la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, que actualmente sigue vigente. En la parte final dice: “Por mientras lo piensan, les decimos que, hoy, en el sexto mes del año de 2005, los hombres, mujeres, niños y ancianos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional ya nos decidimos y ya suscribimos esta Sexta Declaración de la Selva Lacandona, y firmaron los que saben y los que no lo pusieron su huella, pero ya son menos los que no saben porque ya se avanzó la educación aquí en este territorio en rebeldía por la humanidad y contra el neoliberalismo, o sea en cielo y tierra zapatistas”. [16]

De nueva cuenta, se escucha muy bien el discurso, pero la realidad fue distinta y se hizo todo lo contrario: Contaré de manera breve cómo se vivió la alerta roja en el Caracol de Resistencia y Rebeldía por la Humanidad de Oventik de la Zona Altos:

Se convoca a una reunión urgente a toda la gente zapatista que estaba trabajando en el Caracol (promotores de educación, de salud, artesanas, autoridades) en el auditorio “Emiliano Zapata” de Oventik. La reunión estaba presidida por varios Comandantes y ellos explicaban que se decreta una alerta roja porque había llegado la orden del mando, que se pasaría a otra etapa de lucha y que habrían de hacer unas preguntas muy importantes [17] . Las preguntas eran para todos los reunidos ahí y se tenían que contestar en ese mismo momento. La primera pregunta era de la siguiente manera:

¿Quieren seguir en la lucha? Y tenían que contestar “sí” o “no”. Si contestabas que “no” te ibas, agarrabas tus cosas que tuvieras y te salías de la organización zapatista (del EZLN).
Si tu respuesta era afirmativa tenías derecho a que te dijeran y a contestar la siguiente pregunta:
¿Estás de acuerdo que se luche conjuntamente con los trabajadores de la ciudad y del campo, con otros indígenas, jóvenes, mujeres, ancianos y ancianas, niños y niñas, etcétera?
-De nueva cuenta se tenía que contestar “sí” o “no”. Si contestabas que “no” te ibas, agarrabas tus cosas y te salías de la organización.
Si tu respuesta fue afirmativa hacías un juramento que consistía en que no renunciarías a la lucha zapatista. Se juraba y finalmente los Comandantes daban la indicación de que cada quien regresara a su casa en su comunidad, pueblo o grupo y ahí serían avisados sobre lo que seguiría.

Pocas semanas después, como ya dije, apareció en los medios de comunicación la Sexta Declaración. A nadie de la base zapatista se le leyó o se le consultó o se discutió, antes que apareciera públicamente, la Sexta Declaración para que opinara si estaban de acuerdo o no y la firmaran. La Sexta Declaración la base zapatista la conoció hasta que apareció públicamente.

A MODO DE CONCLUSIÓN

Es decir, en estas cuestiones que uno creía como anarquista y que veía en el zapatismo: la autonomía, el autogobierno, la autogestión, la horizontalidad, las asambleas pues se esfuman y se convierten en mentiras. Y no es que uno quisiera que el EZLN fuese anarquista y que la construcción de la autonomía fuera todo bonito, correcto y sin errores. No, creer eso es un despropósito pues toda construcción social tiene fallas, errores, malentendidos y caídas. Porque lo que uno entendía es que entre todos íbamos a construir un espacio de libertad con la práctica de la autonomía. Desgraciadamente eso en el zapatismo es imposible. El mandar, la disciplina y el cumplir las órdenes de los superiores es lo más importante.

No existía, ni se quería, una apropiación real de la base a las supuestas ideas zapatistas que se decían en el discurso. Lo que se hacía era construir una autonomía autoritaria: Sí, parece una contradicción usar esas dos palabras juntas pero la autonomía zapatista solo se puede entender así: como una forma de gobierno autoritaria. Bien manejada y bien publicitada, pues tienen dos formas de hacer su gobierno: la de propaganda, que con mucho trabajo se lleva a la práctica (Juntas de Buen Gobierno, Municipios Autónomos, promotores de salud y educación) y la que llamo oficial, con la que como organización nacieron, crecieron y desarrollaron (su estructura político – militar). Estas dos formas conviven y se ayudan para realizar su gobierno autónomo, pero entran en grandes conflictos y quienes realmente mandan son los últimos. (No debemos de malentender estas afirmaciones: las bases zapatistas, los comandantes, los responsables locales y regionales, las Juntas de Buen Gobierno, los promotores aceptan este tipo y forma de gobierno y de autoridad, pues les ha servido en su lucha. Se sienten contentos con él y es la manera de trabajar que ellos consideran exitosa) [18] .

Al ver este panorama y analizarlo ¿cómo se podía seguir con ellos? , ¿cómo podía justificar todo el discurso que se decía de autonomía? ¿por qué aceptar esta forma de gobierno autoritario y sus prácticas autoritarias? ¿por qué aceptaba el doble discurso? , ¿por qué no decirles esas críticas a los “compañeros” zapatistas? Sencillamente porque no se podía hacer, porque si se hacía o tan siquiera se insinuaba, se percibía como algo mal visto y empezaban las desconfianzas, el negarte información, las advertencias de que nada se podía cuestionar, los castigos y la expulsión [19] .

Como anarquista no fui crítico y no fui consciente de lo que hacía. Nuestras críticas, tan brutales contra la sociedad capitalista, las dejamos estacionadas para no quedar mal ante los compañeros y simpatizantes zapatistas, ni para aparecer como dogmáticos, sectarios y puristas.

Como anarquista toleré actos nefastos: autoritarismo, engaños, mentiras y dobles discursos. Como anarquista no dije mi palabra y me quedé callado ante esos actos negativos del zapatismo porque, pensé, que “no había que afectar al movimiento”, porque “no es el momento”, porque “seríamos unos traidores, unos vendidos y unos infiltrados del gobierno”, “porque esto va a cambiar y apenas empieza” o porque “como somos mestizos blancos pues queremos imponer nuestro pensamiento colonialista”.

Han pasado 25 años desde que nos acercamos e implicamos con el zapatismo, hace 25 años creí que se había abierto una ventana para una revolución, pero el resultado fue que solo me encadené, muy contento, al típico autoritarismo que pulula en las organizaciones de izquierda o democráticas mexicanas.

La supuesta revolución se quedó en todo un show: en pasamontañas y paliacates, en discursos dobles bonitos, en encuentros de todo tipo del zapatismo con sus simpatizantes, en alertas rojas, en buenos gobiernos, en autonomías autoritarias y en jugar al clandestino armado.

Después de 25 años puedo decir que el anarquismo nada tiene que hacer con el EZLN. El zapatismo lo único que quiere es cooptar gente[20] para su organización, aceptando su discurso y su práctica autoritarias sin chistar. Y si realmente nos asumimos anarquistas ese tipo de ideas y prácticas las debemos de rechazar.

Sigo creyendo que se puede y se necesita hacer una revolución. Lo seguiré diciendo e insistiendo, porque el ser humano debe ser libre. Porque lo que viví en los pueblos, en las comunidades y en las rancherías es que cuando se habla, se pregunta, se discute y se cree en unas ideas se puede hacer cualquier cosa, sin necesidad de recursos económicos ni líderes iluminados o mesiánicos, eso sencillamente es uno de los comienzos para encender una revolución.

Porque siempre seguiré creyendo que no necesitamos ni obedecer ni mandar, y por lo mismo no necesitamos de buenos gobiernos, ni de concejos de gobiernos, ni de comandantes, ni de asambleas manipuladas, ni nada parecido. Porque lo que necesitamos es liberarnos entre todos y de todo, con el pensamiento, la palabra, la acción y la organización honesta y sincera.

México 2018-2019.

Javier Herrera

Ponencia presentada en el II Congreso Internacional de Investigadorxs sobre Anarquismo(s). Montevideo, Uruguay. 2019.


 

1 La Red Amor y Rabia se fundó en 1989 con grupos anarquista de EEUU y Canadá.

2 Para entender la idea de anarquismo revolucionario se puede ver el escrito de Wayne Price: “Una historia del grupo anarquista norteamericano Amor y rabia” en http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=5465

3 Comandancia General del EZLN. Declaración de la Selva Lacandona. Chiapas. México. 1993.

4 Amor y Rabia. “Declaración política de Amor y Rabia”. Amor y Rabia una publicación mensual anarquista revolucionaria. Número 0. Enero de 1993. Ciudad de México, p. 8.

5 Santa Rosa el Copán fue la cabecera municipal rebelde del municipio “Libertad de los Pueblos Mayas”, ver: CCRI-CG-EZLN. Parte de guerra y creación de ocho municipios. 11 de diciembre de 1994.

6 Amor y Rabia de EEUU continuó con el proyecto pero solo con cuestiones materiales para la comunidad, ver: “Anarchist Project in Chiapas” en Love & Rage. Volume 8. Number 5, Nov./Dec. 1997. EEUU, p.9.

7 La historia de Amor y Rabia México y su proyecto en zona zapatista merecería un escrito extenso pues mucha gente desconoce, e incluso, malinterpreta lo realizado y lo reduce a caprichos personales de excompañeros anarquistas.

8 Comandante David. Apuntes personales. Chiapas, México. 2006.

9 Esta decisión de seguir participando con el zapatismo también la tomaron varios compañeros anarquistas que estuvieron en el campamento de solidaridad directa “Mártires de Chicago” de Amor y Rabia, y cada uno lo hizo a su manera.

10 Como su nombre lo dice, son comunidades que están ubicadas al Sur del municipio de San Cristóbal de la Casas, pero también abarca los municipios chiapanecos de Amatenango del Valle, Teopisca, Tzimol y Venustiano Carranza. Son comunidades zapatistas de muchos años, no declaradas oficialmente, y que bien podrían formar una o dos municipios autónomos.

11 Gerónimo/Jeroen. “La solidaridad como automatismo ciego. Evaluación sobre el Comité de Solidaridad con México de Ámsterdam”. Revista Ekintza Zuzena. País vasco. Número 26 en https://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article228

12 Apuntes personales. Chiapas, México. 2005.

13 Entrevista a Amos, realizada por Eduardo Luis Nachman durante su estadía en Oventic, Territorio Autónomo Zapatista del Estado de Chiapas. 2004 en: http://comunidadabiertadeaprendizaje.blogspot.com/2008/09/entrevista-
amos-realizada-por-eduardo.html

14 En el doble discurso zapatista el plan de estudios se llama guías de trabajo.

15 S.I. Marcos. A la sociedad civil. 21 de Junio del 2005. México.

16 E.Z.L.N. Sexta Declaración de la Selva Lacandona. Junio del 2005. México.

17 Este tipo de preguntas es lo que en el doble discurso zapatista se llama consulta o votación de los pueblos. Otro ejemplo es cuando a los pueblos se les preguntó si querían declarar la guerra al gobierno mexicano, Adela Cedillo las describe como “preguntas retoricas “. Puede consultarse “Las Fuerzas de Liberación Nacional y el surgimiento del EZLN” en https://mx.ivoox.com/es/fuerzas-liberacion-nacional-surgimiento-audios-mp3_rf_39513883_1.html

18 Para entender más se pude ver la siguiente tesis: Cedillo. “El suspiro del silencio. De la reconstrucción de las fuerzas de Liberación Nacional a la fundación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (1974-1983)”. México. 2010.

19 Si los mandos consideraban que merecías una expulsión de la organización te borraban totalmente y no existías en ninguna parte tanto en territorio zapatista como fuera de él.

20 En el doble discurso zapatista se llaman “iniciativas de los zapatistas”. Esta cooptación de gente las realizó en los comités civiles de dialogo, en las coordinadoras, en la otra campaña y recientemente con el Consejo Indígena de Gobierno.