ACERCA DE LOS CUIDADOS Y EL DULCE OLOR DE LA DINAMITA

Comunicado año 1. Número 1.

Mujeres, esclavas del esclavo: animad a vuestros compañeros a sacudir el yugo que nos oprime a todos por igual. Rechazad las mentiras y embustes de los verdugos ensotanados: arrojadles al hocico sus “reliquias” y sus monos ridículos y engrosad las filas de las libertarias que, unidas a los rebeldes, hacen propaganda, con la pluma, la palabra, y, también con el fusil o la dinamita, destruyendo las madrigueras donde habitan los lobos del poder, del dinero y de la religión. ¡Adelante mujeres libertarias!

Francisca J. Mendoza ¡Tierra!. Núm. 481. 28 de diciembre de 1912

Aproximadamente a las 22 horas del 9 de septiembre de 2023 colocamos un artefacto explosivo hecho con dinamita y gas butano en un camión de carga en la calle 31 de Escárcega, Campeche, con la intención de sabotear la guerra contra la selva que el gobierno de méxico está llevando a cabo con la construcción del llamado “tren maya”.

I. ¡NO ES SOLO UN TREN, NO ES MAYA!

Se trata de un proyecto de destrucción por reordenamiento territorial que pretende instaurar un modelo de “polos del desarrollo” cuyos efectos serán la expansión de las relaciones plenamente capitalistas en la península de Yucatán, lo que provocará la proletarización, desplazamiento forzado, contaminación generalizada, despojo y destrucción de nuestras formas de vida. NO LO ACEPTAMOS.

Este proyecto se impuso a través del funcionamiento de la maquinaria militarista estatal en contubernio con las mafias agrarias que funcionan desde tiempos coloniales en la península de Yucatán; y en las“consultas” amañadas que se hicieron, nunca se nos preguntó a las mujeres de la región nuestra opinión. POR ESO TUVIMOS QUE RECURRIR A LA PROPAGANDA POR EL HECHO, PARA DEJAR CLARO NUESTRO REPUDIO AL PROYECTO.

¡No queremos ver destruida la selva! ¡No queremos dejar nuestras formas comunitarias de vida! ¡No queremos que nuestras hijas se conviertan en sus cocineras, en sus sirvientas o en sus objetos de violación! Y eso es lo que nos ofrece la violencia de su “desarrollo” con el tren.

¡Nuestrxs hijxs serán libres! ¡Libres como la selva! Nosotras no queremos violencia, pero han sido el gobierno y los burgueses explotadores los que con violencia está destruyendo nuestras formas de vida, nuestros cuerpos, nuestros territorios! ¡Y vamos a defendernos!

¡En este escenario de anfiteatros y devastación que nos quieren imponer, las ética del cuidado en nuestras manos tendrá que adquirir el dulce olor de la dinamita!

II. DISFRÁZ DE MUJER. PIEL PATRIARCAL

Hoy, los comentaristas del poder se jactan —como si fuera un “avance”—, de que en las próximas elecciones en el territorio ocupado por el estado mexicano serán mujeres las candidatas presidenciales. Como si con solo cambiar el cuerpo se cambiara la política. Pero queremos decirles a estas señoras que su feminismo burgués, blanco, racista, de élites, es una basura que no vamos a digerir. Porque tenemos claro que el Estado es la forma jurídica que organiza la violencia del patriarcado, del capital y del colonialismo para someternos. ¡Por eso al estado hay que atacarlo,porque es la fuente de la violencia patriarcal! ¡NADA QUE VENGA DEL ESTADO SERÁ OTRA COSA MÁS QUE VIOLENCIA PATRIARCAL Y RACISMO POR MÁS QUE SE PONGAN UNA MÁSCARA CON CUERPO DE MUJER!

¡No somos mujeres de la selva, somos la selva defendiéndose!

!VIVA LA INSURRECIÓN ANÁRQUICA!

Desde algún lugar de la selva en la península de Yucatán,

Coordinadora de mujeres anarquistas por la defensa de nuestro cuerpo-territorio

¡Presos anarquistas libertad! !Mónica Caballero, Francisco Solar y Alfredo Cóspito, Libertad!

p.d. Saludamos a las compas del comando feminista informal de acción antiautoritaria que han accionado en otros lugares del territorio ocupado por México, porque ellas nos inspiraron para tomar esta vía. Ahora iniciamos el camino en coordinación.

[Recibido vía email]

Una cuestión de privilegios

En estos días, entre los círculos anarquistas se habla mucho de privilegios. El “privilegio masculino”, el “privilegio de la piel blanca”, el “privilegio del primer mundo” y frases similares aparecen regularmente en las discusiones, pero sin un análisis real que las respalde, como si todos entendieran exactamente lo que significan. De hecho, no es tan difícil entender el significado de estas frases. Su clara implicación es que si la opresión y explotación que se experimenta en esta sociedad no es tan intensa como la que otra persona sufre, entonces se tiene un privilegio en relación con esa otra persona. Pero tal concepción de privilegio es inútil desde una perspectiva anarquista y revolucionaria. Solo tiene significado en relación con el concepto reformista de igualdad ante la ley, que es siempre igualdad de explotación y opresión. Para quienes no tenemos ningún interés en los derechos, sino que queremos la libertad de determinar nuestras propias vidas y, por lo tanto, encontrar la única igualdad que merece la pena perseguir -que es la igualdad de acceso a todo lo que es necesario para determinar las condiciones de nuestra existencia- es decir, para quienes la destrucción del orden social y la transformación revolucionaria de la realidad son los primeros pasos esenciales para apropiarnos de nuestras vidas, debe desarrollarse un concepto de privilegio muy diferente.

Vivimos en una sociedad de clases. Esto ha sido así porque la acumulación de riqueza y poder en unas cuantas manos ha dado lugar al Estado y al Capital. Los pocos que gobiernan determinan las condiciones bajo las cuales todo existe, institucionalizando relaciones sociales que mantienen y expanden su control sobre la riqueza y el poder. La clase gobernante estructura estas relaciones de tal manera que la supervivencia de las clases explotadas depende de que continúen participando en la reproducción de estas relaciones, garantizando así la continuidad de la sociedad de clases. Por lo tanto, se puede decir que la clase gobernante estructura las relaciones sociales de tal manera que la reproducción continua de la sociedad siempre privilegiará a la clase dominante y a sus necesidades. En cualquier sociedad de clases, es decir, en cualquier sociedad en la que existan el Estado y la economía, realmente solo la clase dominante tiene privilegios.

Pero la clase dominante no se impone a una población pasiva. La historia de la sociedad de clases es siempre la historia de la lucha entre clases, la historia de los explotados que intentan ganar su vida y las condiciones sociales para determinarse a sí mismos. Por lo tanto, está en el interés de la clase dominante el estructurar las relaciones sociales de tal manera que se creen divisiones dentro de la clase explotada nublando su comprensión de la naturaleza de su lucha y de su enemigo. La clase dominante logra esto a través de varias instituciones, identidades e ideologías como nación, raza, género, ocupación, sexo, etc. No es difícil ver cómo la clase dominante usa estas estructuras para sus propios fines. Impone a la gente categorías sociales específicas, determinando “privilegios” definidos en términos de tales categorías. Quienes otorgan una categoría definen sus vidas en sus términos, que no es lo mismo a tener privilegios. Esto se vuelve especialmente claro cuando alguien que no pertenece a la clase dominante rebasa sus límites. Sus supuestos privilegios pueden desaparecer instantáneamente. Además, estos “privilegios” otorgados por el orden imperante, a través de categorías sociales, a las personas explotadas en realidad no son más que la disminución en la intensidad de explotación y opresión experimentadas por estas personas. Por ello, es menos probable que los hombres sean acosados sexualmente que las mujeres, además tienden a recibir mayor compensación monetaria por el mismo nivel de explotación laboral. Los blancos son menos propensos a ser acosados por la policía, también es menos probable que se les apliquen largas condenas en prisión como a las personas no blancas, incuso les resulta más fácil conseguir un empleo. Los heterosexuales generalmente no tienen que preocuparse por golpizas, o ser excluidos, a causa de su atracción sexual. La lista podría continuar, pero creo que el punto está claro. Todos estos supuestos privilegios no son más que una relajación mínima de las condiciones de explotación experimentadas en estas categorías sociales específicas. Su intención es convencer a las personas que tienen más en común con los explotadores que con aquellos que no poseen sus mismos privilegios, o sea, persuadir que el verdadero enemigo no es la clase dominante, sino quien tiene un nivel de explotación menos intenso.

Bajo esta luz, que los moralistas reconozcan el privilegio propio y renuncien a él no tiene sentido. No sirve para nada en la implementación de un proyecto revolucionario dirigido a destruir toda norma. Como hemos visto, los denominados privilegios, enumerados por radicales en su mea culpa, no son más que medios para construir identidades sociales que sirven a la clase hegemónica para producir divisiones artificiales entre quienes explota. Entonces, si deseamos echar a andar un proyecto revolucionario que destruya toda norma y privilegio, nuestra tarea no será renunciar a algún privilegio fantasma que nunca ha sido realmente nuestro, sino exponer y accionar más allá de las identidades artificiales que sofocan nuestra individualidad y nos paralizan en la batalla contra el orden establecido. Como en realidad la clase dominante es la única que tiene privilegios, la destrucción de privilegios solo ocurrirá cuando destruyamos toda norma.

Wolfi Landstreicher

 

Más allá del feminismo, más allá del género

A fin de crear una revolución que pueda poner fin a todo tipo de dominación, es necesario acabar con las tendencias a las que todxs nos vemos sometidxs. Esto requiere que seamos conscientes del papel que esta sociedad nos impone y busquemos sus puntos débiles, con el objetivo de descubrir sus límites y traspasarlos.

La sexualidad es una expresion esencial de los deseos y las pasiones individuales, de la llama que puede encender tanto el amor como la revuelta. Así puede ser una fuerza importante de los deseos de cada unx de nosotrxs, que puede alzarnos más allá de la masa como seres únicxs e indomables. El género por otro lado, es un intermediario construido por el orden social para inhibir la energía sexual, enclaustrarla y limitarla, direccionándola hacia la reproducción de este orden de dominación y sumisión. De esta manera se convierte en un impedimento del intento de decidir libremente como queremos vivir y relacionarnos. No obstante, hasta ahora, al hombre se le ha concedido mayor libertad en hacer valer su voluntad dentro de estos roles que a la mujer, lo que explica de forma bastante razonable porque hay más anarquistas, revolucionarios y gente que actúa fuera de la legalidad que son hombres y no mujeres. Las mujeres que han sido fuertes, que se han rebelado lo han sido porque han sobrepasado su feminidad.

Lamentablemente el Movimiento de Liberación de la Mujer (MLM) que resurgió en los 60, no prosperó en el desarrollo de un análisis profundo de la naturaleza de la dominación en su totalidad y del papel jugado por el género en su reproducción. Un movimiento que apareció ante la necesidad de liberarnos de los roles de género para ser así individuxs completxs y autosuficientes, fue transformado en una especialización como la mayor parte de las luchas parciales de la época. Garantizando de esta manera la imposibilidad de llevar a cabo un análisis global dentro de este contexto.

Esta especialización es el feminismo actual, que comenzó desarrollándose fuera del MLM a finales de los años 60. Su objetivo, no era tanto la liberación de la mujer como individualidad de los límites impuestos por los papeles asignados a su género, como la liberación de la “mujer” como categoría social. Junto a las corrientes políticas principales, este proyecto consistió en obtener derechos, reconocimiento y protección para las mujeres como una categoría social, reconocida conforme a la legislación. En teoría, el feminismo radical se movió más allá de la legalidad con el objetivo de liberar a las mujeres como una categoría social, de la dominación masculina. Dado que la dominación masculina no es explorada suficientemente como parte de la dominación total -inclusive por las anarcofeministas- la retórica del feminismo radical, frecuentemente adquiere un estilo similar al de las luchas de liberación nacional. Pero a pesar de las diferencias en el método y la teoría, la practica del feminismo liberal (burgués, principal) y el feminismo radical a menudo son coincidentes. Esto no es una casualidad.

La especialización del feminismo radical consiste en centrarse por completo en los sufrimientos de la mujer a manos del hombre. Si esta catalogación fuese alguna vez completada, la especialización no seria durante más tiempo necesaria y habría llegado el momento de trasladarse mas allá de la lista de ofensas sufridas, hacia un intento real y actual de analizar la naturaleza de la opresión de la mujer en esta sociedad, y llevar a cabo acciones reales y muy meditadas para acabar con esta opresión. Así que el mantenimiento de esta especialización requiere que las feministas amplíen este catalogo al infinito, incluso hasta el punto de dar explicaciones por las acciones opresivas llevadas a cabo por mujeres en puestos de poder, como expresiones de poder patriarcal, y así de esta manera liberaría a estas mujeres de las responsabilidades de sus acciones. Cualquier análisis serio de las complejas relaciones de dominación, como las que existen actualmente, es dejado de lado a favor de una ideología en la cual el hombre domina y la mujer es la víctima de esta dominación.

Pero la creación de una identidad en base a la propia opresión, sobre la victimización sufrida, no proporciona la fuerza o la independencia. En lugar de esto crea una necesidad de protección y seguridad que eclipsa el deseo de libertad e independencia. En el reino de lo teórico y psicológico, una abstracta y universal “hermandad femenina” puede encontrar esta necesidad, pero a fin de suministrar una base para esta hermandad, de “mística feminidad”, la cual fue expuesta en los años 60 como una construcción cultural que apoyaba a la dominación masculina, es revivida en la forma de espiritualidad de mujer, culto a la diosa y una variedad de otras ideologías feministas. El intento de liberar a la mujer como categoría social alcanza su apoteosis en la recreación de los roles del género femenino en el nombre de una elusiva solidaridad de género. El hecho de que muchas feministas radicales hayan recurrido a policías, tribunales, y otros programas estatales de protección de mujeres (imitando así al feminismo burgués.) sólo sirve para subrayar la falsa naturaleza de la “hermandad” que proclaman. A pesar de que ha habido intentos de moverse más allá de estos límites dentro del contexto de feminismo, esta especialización ha sido su mejor definición durante tres décadas. En la forma en la que ha sido practicada, ha fallado al presentar un desafió revolucionario tanto contra el género como contra la dominación. El proyecto anarquista de liberación global nos llama a movernos más allá de estos límites hasta el punto de atacar al género en si mismo, con el objetivo de convertirnos en seres completxs, definibles no como un conglomerado de identidades sociales, sino como únicxs y completxs individuxs.

Es un estereotipo y un error afirmar que los hombres y las mujeres han sufrido iguales opresiones dentro de sus roles de género. Los roles del género masculino han permitido al hombre una gran libertad de acción para la afirmación de su propia voluntad. Por ello la liberación de la mujer de sus roles de género no consiste en ser más masculina sino mas bien en ir más allá de su feminidad, así para los hombres la cuestión no es ser más femenino sino en ir más allá de su masculinidad. La cuestión es descubrir que el centro de la unicidad que esta en cada unx de nosotrxs, va más allá de todos los roles sociales y de la forma en que cada unx actúa, vive y piensa en el mundo, tanto en el dominio sexual como en todos los otros.

Separar el género en función de la sexualidad, desde la totalidad de nuestro ser, fijando características específicas según el género al que se pertenezca, sirve para perpetuar el actual orden social. Como consecuencia de ello, la energía sexual, que podría ser un extraordinario potencial revolucionario, es encauzada hacia la reproducción de las relaciones de dominación y sumisión, de dependencia y desesperación. La miseria sexual que esto ha producido y su explotación comercial esta por todos lados. La inadecuada llamada de la gente a “abrazar tanto la la masculinidad como la feminidad” cae en la falta de análisis sobre estos conceptos, ya que ambos son invenciones sociales que sirven a los propósitos del poder.

Así que, cambiar la naturaleza de los roles de genero, aumentar su numero o modificar su forma, es inútil desde una perspectiva revolucionaria, ya que esto solo sirve para ajustar mecánicamente la forma de los conductos que canalizan nuestra energía sexual. En lugar de esto, necesitamos reapropiarnos de nuestra energía sexual para reintegrarla en la totalidad de nuestros seres a fin de hacernos tan extensxs y poderosxs como para explotar cada conducto e inundar el terreno de la existencia con nuestro ser indómito. Esto no es una tarea terapeútica, sino una revuelta insolente – una que emane desde nuestra fuerza y nuestra negativa a retroceder. Si nuestro deseo es destruir toda dominación, entonces es necesario que nos movamos más allá de todo lo que nos reprime, mas allá del feminismo, si y mas allá del género, porque aquí es donde encontramos la capacidad de crear nuestra indomable individualidad que nos conducirá contra toda dominación sin vacilación. Si deseamos destruir la lógica de la sumisión, este debe ser nuestro mínimo objetivo.

Willful Disobedience Vol. 2, No. 8.