La Banda Bonnot, en memoria

Al rededor del año 1910, la población de Francia quedó atemorizada ante el surgimiento de un tipo de “bandolerismo” inspirado por teorías proyectadas y defendidas en el ámbito anarquista. Sucedió que la juventud anarquista se aglutinaba en torno a un tal Jules Bonnot, él mismo un ácrata perseguido por la policía y calificado de peligroso.

Bonnot le había declarado la guerra a la sociedad, era su guerra personal. La conflictividad ocasionada lo colocó en la mira. Se vio obligado a huir para evitar ser detenido por delinquir contra las condiciones que provocan injusticia social. Encontró afinidad y refugio con compañeros y amistades, pasando de uno a otro, comprometiendo involuntariamente a muchas personas que no tenían nada que ver con sus actividades ilegalistas. Como resultado, la policía detuvo a muchos de ellos y, ciertamente, acusó a un gran número de participar en una supuesta conspiración criminal. En concreto, incriminaron a un tal Dieudonné, al que se condenó a muerte.

Podría decirse que, en aquel momento, el ambiente anarquista se encontraba en efervescencia. La primera guerra mundial estaba por iniciarse, y las posiciones anarquistas evolucionaban, buscando una especie de madurez, adoptando nuevas nociones y prácticas, especialmente después de la traducción del libro de Stirner “El Único y lo que le es propio”.

Aunque los anarquistas arrestados fueron tratados como una banda organizada, en realidad no existía ninguna banda, ni ninguna organización constituida, solo individuos con opiniones similares. No tenían jefes, ni impulsores, su única conexión era su visión anárquica.

Bonnot y Garnier, con algunos de sus amigos, se conjuntaron tras coincidir en las formas de accionar, convirtiéndose en una amenaza para la policía, pero acusar a la filosofía anarquista de ser responsable de los crímenes cometidos por ellos es absurdo y torpe. Todos los partidos políticos que han existido practicaron, alguna vez, la violencia y organizado el “extremismo”; la mayoría de las sectas cristianas lo hicieron, también realistas, republicanos, socialistas, comunistas, etc., siguieron la misma tradición.

La particularidad de la “tesis” del “ilegalismo”, que seguían Bonnot y sus amigos, no fue nada nuevo. Antes de 1900 aparecieron numerosos “ilegalistas” que pretendían arrebatar a la burguesía parte de sus vanas propiedades. Por supuesto que estos “ilegalistas” expresaron ideales puros y coincidieron en atacar a los “enemigos del pueblo”. Pueden mencionarse algunos muy característicos como Pini, Duval, Ravachol y, especialmente, Jacob, capturado luego de realizar una serie de operaciones típicamente idealistas. (Pese a que Jacob mató de un tiro a un policía, él no fue condenado a muerte, sino recluido en la Guayana Francesa de por vida. Salió de prisión después de 25 años)

Me gustaría escribir un poco sobre Stirner, el verdadero divulgador del individualismo tal como lo concibo, pero no puedo hacerlo aquí ni ahora.

Stirner dio a la banda de Bonnot argumentos sólidos. Nada le estaba prohibido al individuo, ni a su “yo”. Cito: «La masa está de un lado y yo del otro… mostraré de lo que soy capaz. No soy un “yo” al lado de otro “yo ”, soy uno solo, el “único”… puedo hacer lo que me plazca, es este “yo” el que vive, se desarrolla y se da forma».

Así, las ideas ilegalistas se arraigaron entre la juventud al encontrarse en nuevos espacios de debate. De modo que discutieron y decidieron su proyecto. ¿Por qué deberíamos sorprendernos? Eso es humano y lo demostraron siendo humanos todo el tiempo.

El accionar de la banda comenzó el 11 de noviembre de 1911, cuando dos sujetos bajan de un automóvil para asaltar a un administrador bancario en céntrica calle de París, le disparan por resistirse y le arrebatan bolsas de dinero. El hombre resultó gravemente herido y sus agresores escaparon. Mediante denuncias y fotografías se logra identificar a Garnier, compañero de Bonnot. Así, la policía se entera que los ladrones eran anarquistas. Existe el antecedente de la banda de Jacob, 12 años atrás. Por tanto, se dedican a localizar y arrestar a toda persona relacionada con Bonnot.

En este punto aparece el caso de Dieudonné, un hombre inocente que no tenía nada que ver con el caso, pero que fue enviado a prisión de por vida tras anularle la pena capital. En su caso, lo único que tuvo que hacer la policía fue incriminarlo e inducir a las víctimas a reconocerlo. Muy sencillo, pero no tan eficaz, ya que no se atrevieron a ejecutar la sentencia. Dieudonne finalmente fue excarcelado de la Guayana Francesa, 12 años después.

Todos los implicados con la banda Bonnot eran abiertamente anarquistas, fueron cientos de personas a las que no se procesó, pero fueron fichadas. Cuando se celebró el juicio el 3 de febrero de 1913, presentaron a veintitrés personas ante los tribunales de París. Era verdad que algunos de ellos ayudaron a Bonnot y Garnier en la realización de algunos robos, sin embargo, justificaron la “acción directa”. Además, como afirmó uno de ellos, querían “vivir la vida”, darle “sentido” a la existencia. También necesitaban el dinero. En fin, demasiadas razones. ¡Que dios bendiga sus almas!

De todos modos, veintitrés presuntos cómplices (tres mujeres entre ellos) lucharon contra los jueces durante dos semanas, del 3 al 27 de febrero. Cuatro de ellos fueron absueltos, un escritor y las tres mujeres. Luego, aquel escritor fue vuelto a juzgar por otro cargo y pasó ocho años preso. Después escapó de la Guayana Francesa y aún vive, sano, satisfecho y felizmente libre. En cuanto al resto, cuatro fueron condenados a muerte, a tres los guillotinaron y a uno le conmutaron la condena de ejecución por prisión perpetua. De los demás, cuatro recibieron cadena perpetua y el resto condenas de diversa duración. Entre los que no fueron arrestados, algunos desaparecieron y nunca más se supo de ellos.

Bonnot, Garnier y dos más, Valet y Dubois, cayeron en combate, muriendo con las armas en la mano. Después de un año de ser perseguidos, Bonnot y Dubois fueron sitiados en una casa y acribillados ahí mismo. Garnier y Valet tampoco se rindieron, como Bonnot, resistieron valientemente el asedio, hiriendo a varios policías y soldados que los rodearon antes de morir. No me queda espacio para detallar todo lo que hicieron estos hombres. Tampoco puedo determinar si estuvieron bien o mal, y no quiero hacerlo. La banda de Bonnot quizá fue un fracaso, eso no me importa. Estas personas vivieron sus vidas, y se mantuvieron firmes desafiando a la muerte. Murieron valientemente, enfrentándose a la policía y al ejército, o dirigiéndose con una sonrisa hacia la guillotina.

(De una charla realizada en el Foyer Individualise d’Etudes Sociales, París)

Ernest Bertran

Traducción de artículo publicado en Minus One #13 Marzo/Abril 1966

APOLOGÍA A LA ESPECIFICIDAD ASOCIATIVA

A propósito del «sectarismo» (intrínsecamente) anárquico

«[…] La Internacional fue fundada para remplazar las sectas socialistas o semisocialistas por una organización real de la clase obrera con vistas a la lucha […], la Internacional no hubiera podido afirmarse si el espíritu de secta no hubiese sido ya aplastado por la marcha de la historia […] Las sectas están justificadas (históricamente) mientras la clase obrera aún no ha madurado para un movimiento histórico independiente. Pero en cuanto ha alcanzado esa madurez, todas las sectas se hacen esencialmente reaccionarias. […] La historia de la Internacional también ha sido una lucha continua del Consejo General contra las sectas […] A fines de 1868 ingresó en la Internacional el ruso Bakunin con el fin de crear en el seno de ella y bajo su propia dirección una segunda Internacional titulada “Alianza de la Democracia Socialista”. Bakunin, hombre sin ningún conocimiento teórico, exigió que esta secta particular dirigiese la propaganda científica de la Internacional, propaganda que quería hacer especialidad de esta segunda Internacional en el seno de la Internacional. Su programa estaba compuesto de retazos superficialmente hilvanados de ideas pequeñoburguesas arrebañadas de acá y de allá: […] el ateísmo como dogma obligatorio para los miembros de la Internacional, etc., y en calidad de dogma principal la abstención (proudhonista) del movimiento político. Esta fábula infantil fue acogida con simpatía (y hasta cierto punto es apoyada aún hoy) en Italia y en España […] y también entre algunos fatuos, ambiciosos y hueros doctrinarios en la Suiza Latina y en Bélgica […] Las resoluciones 1, 2, 3 y IX dan ahora al Comité de Nueva York armas legales para terminar con todo sectarismo y con todos los grupos diletantes, expulsándolos si llega el caso […]»

K. Marx, Carta a Friedrich Bolte, 23 de noviembre de 1871(1)

Desde la derrota del anarcosindicalismo español, la reiteración es un hecho frecuente en el contexto babélico en que penosamente acontece la vida del denominado «movimiento anarquista».(2) Como si se tratara de El Día de la marmota(3) , estamos condenados a repetir la misma experiencia de forma indefinida. Una y otra vez, los desplazamientos ideológicos y las conceptualizaciones ajenas cobran presencia en nuestras tiendas. Así —de nueva cuenta—, emergen en el debate las nociones de «secta», «sectarismo» y «sectario». No tenemos la menor oportunidad de escapar de este círculo vicioso. Al igual que a Phil Connors (Bill Murray) en la célebre comedia, todos los días nos remachan la misma canción (¡a las seis de la mañana!), obligados a repetirnos en un ciclo infinito del que no nos salva ni el suicidio.

Quizá, para quienes provienen de las llamadas «izquierdas» —que felizmente ya han evolucionado a posicionamientos «libertarios»— y hoy comparten codo a codo la misma barricada, estas imprecaciones siempre han estado ahí, al alcance de la mano. Listas para esgrimirse a la menor provocación. Por lo que asumen que tales palabrotas son parte de nuestro léxico o que se inscriben en una suerte de vocabulario universal del que tenemos que servirnos por obligación.

Para las y los compañeros que llevamos algunos años en la lucha, es inevitable la sensación de déjà vécu que provoca la remasterización de esta opereta bufa. En efecto, no es la primera ocasión que tenemos que enfrentar estos epítetos y, definitivamente, no será la última. Se repiten como mantra invocando la «aplastante marcha de la historia» (san Charlie de Tréveris, dixit). La triste constatación, es que esta liturgia ocurre, incluso, en los entresijos de la praxis —viva y actuante hoy mismo—, de la Tendencia Informal Anárquica (TIA). Una tendencia donde no caben las prácticas uniformadoras como tampoco tiene cabida la repetición; es decir, las intentonas frentistas ni las tentativas de «unidad táctica» y «responsabilidad colectiva».

La TIA se reafirma en la crítica y el conflicto permanente con todas y cada una de las formas y estrategias del poder; en la experimentación constante y la búsqueda incasable de la liberación total; en el marco de la guerra contra todo lo existente a través de la práctica continuada de la insurrección individual. Todo lo cual, debería entenderse como una tensión constante —no una realización—, incitada por quienes no alojan esperanzas en Revoluciones salvadoras ni regímenes porvenir y, hacen a un lado TODA la mitografía. Conscientes que la Anarquía no puede reducirse al decimonónico «asalto al cielo» ni a la trasnochada «trasformación» de ciertas estructuras; mucho menos, a la instauración de un sistema de (auto)gobierno ni al modo de (auto)gestión de la producción. Léase: las prácticas onanistas en torno al Comunismo libertario.

Sin embargo, estas anotaciones no deben concebirse como un pontificado que se ejerce desde el confort de la neutralidad y/o la abstracción ideológica, sino que aspiran ser una reafirmación de principios profundamente autocrítica. Yo también (en algún momento de mi vida) caí en la trampa de la «unidad táctica» y renegué de nuestro «sectarismo» en aras de «la unidad de las luchas revolucionarias», cuya concreción resultaba ser el desiderátum de las reflexiones de época. Basta una lectura rápida de los desvaríos frentistas de Guillén(4) , para aquilatar el tamaño monumental de las desvirtuaciones sesenteras, setenteras y, hasta ochenteras, del recién bautizado «anarquismo revolucionario», fuertemente influenciado por la Autonomía leninista.(5)

Pero aquellos experimentos que hoy nos resultan enteramente absurdos —a cuatro décadas de distancia—, no eran producto de la repetición. Muy al contrario, pretendían reorganizar el campo de entendimientos y significaciones de una cosmovisión anárquica que enfrentaba desplazamientos y reubicaciones conceptuales en busca de condiciones favorables que le permitieran abandonar el inmovilismo al que había sido condenado el «movimiento». Se enfrentaba, entonces, una transformación societaria con profundos cambios en la configuración de clases, actores y potenciales «sujetos revolucionarios»; en un contexto donde el trabajo comenzaba a perder su condición central.(6) El propio Estado se alejaba de aquél papel vigoroso que sustentaba el principio de autoridad, atravesando un proceso de redefinición de su rol histórico.

A la luz de estos eventos, el resurgir de la desfachatez anárquica animó un conjunto de prácticas transgresoras impregnadas de hedonismo —con su inocultable afición por la libertad intransigente, su pertinaz aliento insurreccional y su talente parricida—, que sustituyeron de inmediato y sin demasiados cargos de conciencia, los modelos acéticos y sacrificiales de los recipientes organizativos tradicionales (ya fuesen sindicatos libertarios, federaciones de síntesis o partidos especificistas), animados por la informalidad y el placer de la acción anárquica. A la vez que dejaba constancia del imperioso esfuerzo de contrastación, refutación e incluso secesión de la hegemonía revolucionaria de la época (definida por la ortodoxia marxiana-leninoide), remarcando los elementos de distinción teórico-práctica que nos convierten, desde tiempos inmemoriales, en una «secta»; o sea, en una especie distinta y en una expresión radical de ruptura; lo que nos ha permitido siempre reconocer y desarrollar nuestra singularidad.

Aquella herejía nos hizo acreedores entonces, como nos había hecho antes y nos vuelve a hacer ahora, del apelativo «sectarios». Es decir, quienes alimentan la «doctrina que se aparta de la ortodoxia» o se «secciona».

Esta acusación, no solo se nos imputaba desde la visión eclesiástica totalizadora del fascismo rojo que sometía las luchas por aquellos años, sino se esgrimía también desde las desvirtuaciones pragmáticas del anarcoleninismo, en impúdica armonía con la gramática del frentismo anti-imperialista. Lamentablemente, muchos compañeros y compañeras huyeron de nuestra «secta» enarbolando banderas ajenas y se sumaron al redil de la «Iglesia». Algunos ofrendaron sus vidas, impregnados de fe, consolidando dictaduras; otrxs, hoy militan en partidos electoreros como el Partido por la Victoria del Pueblo.(7) Desde luego, más allá de sus pretensiones hegemónicas, estas «opciones» ideológicas y organizativas —trazadas en cada uno de estos ámbitos—, estaban demasiado emparentadas con la especialización vanguardista, el reformismo socialdemócrata y la demagogia populista (según los casos), como para que los «sectarios» de ayer, de hoy y de siempre las consideráramos atractivas.

Consultando el tumbaburros: conceptos y definiciones en torno al «sectarismo»(8)

Según el Diccionario de uso del español María Moliner,(9) se denomina:

Secta: Doctrina enseñada por un maestro y seguida por sus adeptos. Particularmente, la doctrina y el conjunto de sus adeptos. Doctrina considerada errónea, o que se aparta de la tradicional u oficial, y, especialmente, la que se considera perniciosa para sus adeptos: “Secta destructiva”. Conjunto de los adeptos de una secta.

Sectario: -a (adv. sectariamente) 1 adj. y n. (de) Seguidor de cierta secta. 2 Se aplica al que sigue fanáticamente una doctrina, y su actitud, opiniones, etc. → *Intransigente, * partidario.

Sectarismo: m. Cualidad o actitud de sectario.

Si consultamos el Diccionario Etimológico Indoeuropeo de la Lengua Española, éste nos revela que el sustantivo «secta» (sectam) es el femenino de un participio obsoleto del latín sequor («seguir») que proviene de la raíz indoeuropea *sek.(10) También coincide con esta acepción el Oxford Latin Dictionary.(11) Y, en la misma tesitura, se inscribe el Diccionario Teológico Enciclopédico; por lo que se infiere que «la secta tiene como primer punto de referencia, no ya una doctrina particular, sino […] la pertenencia a un grupo con una identidad bien definida y distinta del ambiente social más amplio […] La oposición se manifiesta entonces en el plano de la doctrina, de la moral, del ritual y de la disciplina y estructuración del grupo».(12)

Empero, en torno a esta elucidación existen fuertes discrepancias, ya que la raíz indoeuropea sek en realidad tiene tres significaciones que dan lugar a tres verbos latinos: 1. secare (cegar/cortar), 2. sequor (seguir), 3. siccare (secar). Este último, viene del vocablo latín siccus («seco») que tiene una raíz indoeuropea muy diferente (*seik). No obstante, secare o sectum («cortar»), de donde deriva el vocablo latín sectio (sector/sección/segmento) sí parece estar relacionada con la voz latina y castellana «secta», al igual que los verbos sequor, sequi, sequire («seguir», «proseguir», «secuencia»). En este sentido, el Dictionnaire étymologique de la langue Latine. Histoire des mots de Alfred Ernout y Antoine Meillet, nos brinda cierta «solución» al combinar los verbos sequor (seguir) y siccus («seco»), concluyendo que secta podría derivar más bien del frecuentativo verbal sector. (13) Al respecto, no deja de ser curioso —sin incurrir en una paronomasia— que el sustantivo femenino «sedición», que procede del latín seditio, seditionis («alejamiento», «desunión», «ida lejos», «apartamiento de un poder establecido o una marcha común», de donde también proviene «sublevación»), aunque derivado de una raíz indoeuropea completamente diferente (*ei, que significa «ir»), guarde una estrecha relación conceptual con la noción de «secta» entendida como la «doctrina que se aparta de la ortodoxia» o se «secciona de lo establecido».

En el contexto religioso, estos nominativos («secta», «sectario» y «sectarismo») están ampliamente documentados en la religión judaica. Concretamente, a su regreso del exilio (en el siglo VI a. N.E.) se popularizó entre los israelitas la idea de un Dios único y, de la mano de esta concepción monoteísta, comenzó a adjetivarse como «secta» o «facción» a todo grupo que se alejara de la hegemonía religiosa, considerándola una «práctica desleal». En este tenor, en la Biblia se menciona como facciones del judaísmo a los saduceos, fariseos, nazarenos y cristianos. Al apartarse de las ideas ortodoxas y las prácticas del judaísmo se les denominó «sectarios».

Este epíteto cobró aún más fuerza en el ámbito del monopolio del catolicismo integrista. La Iglesia católica se considera «la única sociedad universal instituida por Jesucristo que tiene un derecho legítimo a la lealtad de todos los hombres», por lo que se ostenta como «la única guardiana de toda la enseñanza de Jesucristo, que debe ser aceptada en su totalidad por toda la humanidad».(14) Al asumirse poseedora de la «verdad universal», toda disidencia era concebida como un posicionamiento «sectario» y condenada por «herejía». De esta manera, el gnosticismo, el maniqueísmo, el arrianismo, los albigenses, los husitas y el protestantismo de fecha posterior, quedarían inscriptos como «sectas herejes» en las Epístolas del Nuevo Testamento. Particularmente, la Epístola a los Gálatas (5,20), menciona «las peleas, disensiones (y), sectas», como «obras de la carne» y, Simeón Pedro (alias san Pedro), en su Segunda Epístola(2,1) advierte sobre los «falsos maestros que introducirán sectas perniciosas».(15)

Entre las denominaciones «protestantes», particularmente en Alemania y el Reino Unido, donde existen iglesias estatales o iglesias nacionales (también es el caso de la Iglesia Nacional de Islandia y la Iglesia del Pueblo Danés), igualmente se califica como «secta» a toda disidencia. La obediencia a la autoridad civil en materia religiosa es un prerrequisito necesario, llegando a afirmar que solo «la prédica de la Palabra de Dios pura y sin mezcla, la administración legítima de los Sacramentos y la identificación histórica con la vida nacional de un pueblo, le da derecho a una denominación a considerarse como Iglesia; en ausencia de estos requisitos, no es más que una secta».(16)

Incluso los anabaptistas, uno de los movimientos milenaristas cristianos que más han rechazado la catalogación de «secta» y que, paradójicamente, ha sido tachado como tal —por las iglesias católica, luterana, anglicana y ortodoxa rusa, entre otras—; al imponer el comunismo en Münster,(17) endurecieron la persecución de los «sectarios» demonizando a los exogrupos; o sea, a toda disidencia al régimen. Aquella ciudad-Estado teocrático-comunista —tan defendida por Tolstoi desde su delirante concepción del anarquismo—, se transformó en infierno y purgatorio para los «sectarios» en nombre de «las fantasías de una lucha final y destructora contra ‘los poderosos’ y de un mundo perfecto en que el interés egoísta sería abolido para siempre».(18)

Si revisamos algunos glosarios de terminología socio-política, podemos constatar que las nociones «secta», «sectario» y «sectarismo» siempre se han inscrito en el ánimo peyorativo sin importar las filiaciones conceptuales de sus autores. Surgidos en el terreno de las confrontaciones religiosas, estos vocablos se volvieron «modulares» y se trasplantaron —con toda la connotación axiológicamente negativa— a una amplia diversidad de terrenos ideológicos. Así, se introdujeron al léxico político, cobrando significativa presencia en el vocabulario marxiano en el siglo XIX. Sin embargo, existe evidencia de su uso (y abuso) en el siglo XVIII. De ello da cuenta el rabioso antisemitismo de los más destacados philosophes de la Ilustración. En su Essai sur les mœurs et l’ esprit del nations(19) (1756), Voltaire se descose dotando de autoridad «intelectual» al racismo y arremete con odio contra la «secta judía».

Para el autor de La envidia y la sociedad, el sociólogo Helmut Schoeck, los términos «secta» y «sectarismo», poseen «un significado peyorativo, debido a que las sectas han estado siempre en oposición a los grupos mayoritarios» (cursivas mías).(20) Su homólogo Karl-Heinz Hillman, no objeta en lo más mínimo esta definición al especificar que la «secta» es una «comunidad religiosa o política que, oponiéndose a una organización social mayor (confesión religiosa, partido) se separa de ella» (cursivas mías).(21) Mientras que el Vocabulario técnico y científico de la política de Arlotti, confirma la exégesis denominando «secta» (en su primera acepción) al «Conjunto de personas que profesan una misma doctrina». Y, «B. En un s. especial, más usual y siempre peyorativo, se dice de un grupo de hombres que adhieren estrictamente a una doctrina muy definida, y a quienes esta adhesión une fuertemente entre sí, al mismo tiempo que los separa de los demás» (cursivas mías).(22)

En el ámbito de la sociología de la religión se distinguen varios tipos de organización religiosa (iglesia, denominación, culto y secta), aunque se presentan dificultades en cuanto a su definición y delimitación. De tal suerte, no solo nos topamos con distintos significados de la palabra «secta», sino que también encontramos diferentes usos del término. Max Weber, en su edición revisada de La ética protestante y el espíritu del capitalismo (1920), profundizó en la oposición binaria entre «Iglesia» y «secta». A la «Iglesia», la definió como «un instituto de gracia que administra bienes religiosos de salvación como una fundación fideicomisaria y la pertenencia a la cual es (idealmente) obligatoria»(cursivas en el original).(23) Mientras que describió a la «secta» como «una asociación voluntaria integrada exclusivamente por personas (idealmente) cualificadas en sentido ético-religioso, en la que se ingresa voluntariamente si se es aceptado en virtud de la confirmación religiosa» (cursivas en el original).(24) O, lo que es lo mismo, a la «Iglesia» como una institución de salvación que privilegia la extensión de su influencia y, a la «secta», como un grupo contractual que hace hincapié en la intensidad de vida de sus miembros. Por ello, «por su sentido y esencia ha de renunciar necesariamente a la universalidad y basarse en el acuerdo libre de sus miembros.» (cursivas en el original).(25)

Weber, dejaba manifiesto de este modo la oposición entre el ideal ortodoxo y heterodoxo; entendida la ortodoxia como una estructura organizativa y doctrinal monopólica que privilegia su hegemonía («Iglesia») y, la perspectiva heterodoxa de quienes, desde múltiples y variadas interpretaciones, no quieren ser parte de un todo y se asocian libremente («secta»). En este sentido, se refiere a la «ecclesia pura» que busca la «secta» en contraste con la «Iglesia». Según esta reflexión weberiana: «La secta tiene el ideal de la ‘ecclesia pura’ (de ahí el nombre de ‘puritanos’), […] de cuyo seno son excluidos los carneros sarnosos con el fin de que no ofendan la mirada de Dios». Razón por la que «rechaza las indulgencias eclesiásticas y el carisma oficial».(26)

El sociólogo y teólogo protestante Ernst Troeltsch —quien fue discípulo de Weber—, en sus esfuerzos por perfeccionar la tipología weberiana, distinguió las discrepancias (entre «secta» e «Iglesia») de los objetivos. Con este fin, señaló la habilidad de la Iglesia para adaptarse a la sociedad, estableciendo lazos de «compromiso con los Estados». De manera contraria, identificó que la «secta» se distancia de la sociedad y rechaza la adaptación y el diálogo, reafirmando «su cuestionamiento al orden social». Troeltsch, concuerda plenamente con las reflexiones de su maestro y colega que aseveran que «La iglesia es una institución»; de la misma manera que coincide en la valoración de la «secta» como «una sociedad voluntaria».(27) Empero, añade a su análisis la categoría del «misticismo». Lo que para Troeltsch «conduce a la formación de grupos sobre una base puramente personal, con forma no permanente, que también tiende a debilitar tanto el significado de las formas de culto y doctrina como del elemento histórico» (cursivas mías).(28)

En dirección análoga, se revalidan los objetivos de la Iglesia marxiana. No es casual que don Friedrich Engels, remate su introducción a La lucha de clases en Francia, con una analogía entre el desarrollo de la ideología marxiana y el ascenso de los cristianos en el Imperio romano (de ser una secta a ser la religión de Estado).(29) Tales consideraciones, nos muestran claramente como don Friedrich (principal inversionista y fundador de la Iglesia marxiana), imaginó la hegemonía en el Estado y la sociedad. De este modo, la ideología marxiana triunfaría porque sus ideas, valores y objetivos, serían las ideas, valores y objetivos dominantes, impuestos mediante la religión de Estado. Una vez alcanzada «esa madurez, todas las sectas se hacen esencialmente reaccionarias» (san Charlie, dixit). En otras palabras, la herejía anárquica (equivocista) tendría la merecida condena eclesiástica. De tal suerte, se extirparía toda su radicalidad, se esterilizará su pasión y se castrarán sus prácticas; remitiendo al «sectario» al ostracismo, a la hoguera o al manicomio.

La iglesia marxiana contra el «sectarismo» anárquico

La gramática anti-sectaria alcanzó preeminencia en medio de los entuertos de la Primera Internacional entre 1864 y 1872. Si bien durante sus primeros años las discrepancias conceptuales entre proudhonianos, blanquistas, lassalleanos y marxistas se habían solventado sin mayores berrinches en el seno de la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT); en 1868 las tensiones se incrementaron con la incorporación de Bakunin y un nutrido grupo de afines. Los anarquistas llegaban a echar por tierra todo el onanismo economicista de san Charlie y sus acólitos, colocando en la mira el «mal más grave». Es decir, al Estado (en particular) y, a toda autoridad (en general). Así, erigieron su más fuerte especificidad teórica en el supuesto de que la propiedad o, genéricamente, la relación con los medios de producción, no era el único y excluyente factor de dominación de «clases», sino que las propias instancias de dominación —y el Estado muy particularmente— eran también mecanismos generadores de grupos sociales a los que cabria reputar de privilegiados.

Por si fuera poco todo lo anterior, los anarquistas defendían con uñas y dientes la plena autonomía de las diferentes secciones de la AIT frente al centralismo estatutario del Consejo General. Este posicionamiento, provocó la ruptura definitiva con los marxistas durante la celebración del V Congreso de la Asociación en 1872. Las posturas teórico-prácticas eran irreconciliables y marcadamente antagónicas. Para san Charlie, la Internacional debía ser el órgano centralizador y rector del «movimiento»; mientras que para el anarquista ruso y sus afines, tenía que ser una conspiración planetaria carente de órgano de dirección, centrada en el individuo concreto y su libertad; capaz de erradicar de la faz de la tierra toda autoridad, aún aquella que se instituyera en nombre del proletariado. Al anteponer la libertad individual y, la asociación voluntaria y autónoma «al desarrollo histórico de la sociedad», recibieron la condena eterna de la Iglesia marxiana y fueron acusados de «sectarios»; convirtiéndose en blanco de la ira de san Charlie y sus fervientes sacristanes.

Sin embargo, el manejo del apelativo «sectario», como sinónimo de anarquista, ya contaba con larga data entre la nomenclatura marxiana. En las páginas del Manifiesto comunista (1848), tanto san Charlie como don Friedrich, dan prueba fehaciente de su condena a las «sectas reaccionarias». Durante los días de la Comuna de París, el léxico anti-sectario se acrecienta contra «Herr Bakunin» y sus afines, por objetar la formación de un «partido obrero», la toma del poder por la «clase trabajadora» y el establecimiento de un «gobierno proletario». Precisamente, esa estrategia autoritaria fue la que adoptó la nueva alianza entre blanquistas y marxianos, dejando constancia de ello en la Conferencia de Londres de septiembre de 1871.(30) Aquel equinoccio de otoño (boreal), Édouard Villant y Constant Martin, junto a otros connotados exponentes del partido blanquista exilados en Londres, incriminaron el «sectarismo bakunista» con la misma saña que san Charlie. Ese ambiente propició los ánimos de la sexta sección de la Conferencia, para arremeter contra la Alianza anarquista(31) , culpándolos de actuar en detrimento del desarrollo de la Internacional, con la intención sectaria de «promover la abstención política y el ateísmo», como principios fundamentales de la Asociación.(32)

En una carta dirigida a Theodor Cuno, fechada en Londres el 24 de enero de 1872, don Friedrich embestía, en tono burlón, contra el «intrigante» Bakunin y su círculo de «sectarios».(33) En la misma misiva, se mostraba optimista y convencido de que un proceso evolutivo estaba propiciando el avance del capitalismo en la mayor parte del mundo, lo que incrementaba el antagonismo entre los capitalistas y los obreros asalariados y, con ello, la emergencia inevitable de una conciencia de clase cada vez más homogénea, dando por sentado que esta incidencia pondría fin al capitalismo, provocando que «el Estado se derrumbará por sí solo» como parte del desarrollo inexorable de la historia. Pero, ni las tesis de san Charlie ni los pronósticos de su mecenas don Friedrich, se han verificado con el devenir de los acontecimientos; corroborando que el «progreso» y la «evolución social» son una pésima invención de la Iglesia marxiana, una fantasía que se metamorfosea y multiplica, adoptando nuevas maneras de reproducir más de lo mismo.

En efecto, la expansión ilimitada de un proceso de «evolución social» y el «desarrollo inexorable de la historia»,(34) son el dogma central de la religión marxiana. Su fe irreflexiva en el progreso humano no tiene límites. Para el eterno inquilino de Highgate, el animal humano ensancharía su poder mediante la fuerza motriz del progreso científico-técnico —de la mano de la evolución ético-política—, transformando a la Humanidad en el auténtico ser supremo a venerar por los siglos de los siglos. Esta concepción positivista y evolucionista de la historia es la peculiaridad de fondo de la religión marxiana, lo que requiere un acto de fe mucho mayor que la fe que exige cualquier otra religión. De ahí sus predicciones sobre la sustitución del «gobierno de los hombres» por la «administración de las cosas» una vez alcanzado el paraíso terrenal, o sea, el comunismo: «la solución al enigma resuelto de la historia».(35)

Claro está, cualquier concepción que se aparte de esta visión monoteísta(36) es un acto sacrílego que debilita tanto el significado de la estructura organizativa, como las formas monopólicas de culto y doctrina, haciéndose acreedora de la condena de la Iglesia marxiana por su «esencia reaccionaria». Esto sitúa en automático a todas las posturas críticas, discrepantes y/o escisionarias en la categoría de «sectas». De tal suerte, se colocan fuera de tiempo y lugar, en un movimiento asincrónico con «la tendencia histórica a la unidad del movimiento proletario» y, por ende, ajeno al «mundo real».

Llama particularmente la atención una contradicción que se presenta en la doctrina marxiana, a manera de constante, en torno a la crítica de la historia y la tentación teleológica sobre la realización inexorable del desarrollo objetivo. En su modo de concebir la historia —como un movimiento encaminado hacia un objetivo universal—subyace la idea de un desarrollo teleológico que le asigna un propósito predeterminado a la historia. Lo que evidencia la reencarnación de la teodicea cristiana en el mito de la Humanidad con mayúscula. Así, se sustituyó la narrativa de la redención divina por la del progreso mediante los esfuerzos del animal humano transmutado en agente moral colectivo; confirmándonos que la historieta marxiana de la «autorrealización humana», descansa en el mito apocalíptico y embona con la verborrea de Jesús anunciando el fin del viejo mundo y la llegada de uno nuevo que se establecería en su lugar.

En su excelente libro En pos del milenio, Cohn resume los rasgos definitorios de la religión marxiana: «lo que Marx aportó al movimiento comunista no fue el fruto de sus largos años de estudio en los campos de la economía y la sociología, sino una fantasía casi apocalíptica […]».(37) Ciertamente, san Charlie recicló las concepciones apocalípticas en términos científicos, transformándolas en metáforas de las esperanzas racionales que inspiraron a los fascismos rojo, pardo y negro. Un enfoque del que cierto anarquismo —heredero del racionalismo— es deudor en demasía.

En defensa del «sectarismo» anárquico

La religión marxiana se impuso en Rusia a sangre y fuego con el golpe de Estado bolchevique. Vladímir Ilich Uliánov (alias Lenin) se encargaría de canonizar el dogma —glorificando su carácter metafísico con pretensiones ontológicas y metahistóricas— e implementarlo como instrumento disciplinario y herramienta de dominación. Como no podía ser de otra manera, la fe institucional produjo sus sumos sacerdotes que, a la postre, resultarían «más papistas que el Papa»; alcanzando el paroxismo dogmático con el ascenso de la ortodoxia soviética posterior a 1930 y, el desarrollo de las escuelas adscritas al estalinismo (léase: la mayoría de las corrientes marxianas que se implantaron en el llamado Tercer Mundo). Ciertamente, en este contexto, se exacerbó en la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) la «lucha contra el sectarismo».(38)

Los juicios-circos, los encarcelamientos masivos, la vigilancia estatal y las ejecuciones extrajudiciales —Cheká mediante—,(39) fueron la respuesta al «sectarismo» en la tierra de los «soviets» durante 70 años de fascismo rojo. Miles de anarquistas, marxianos críticos, mencheviques, social-revolucionarios y, otros «sicofantes» fueron a dar con sus huesos a los campos de concentración creados por Trotsky, acusados de «sectarismo». En esos mismos campos de exterminio, cumplirían condena los sobrevivientes de la masacre de Kronstadt, bajo la misma acusación. En Alemania del Este, Albania, Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Polonia, Rumania, China, Corea del Norte, Mongolia, Cuba, Camboya y Etiopia, los «sectarios» fueron objeto de persecución e igualmente terminaron asesinados a manos de sus respectivos Estados/iglesias.

El destino de los «sectarios» no ha sido (ni es) diferente en los diversos ejércitos guerrilleros y/o partidos armados. En África, Asia y América Latina, sobran ejemplos fehacientes que lo corroboran. El «sectarismo» y sus equivalentes («faccionalismo», «divisionismo», «diversionismo» y, «fraccionalismo») —equiparados siempre con «traición» a la dogmática marxiana—, son «delitos tipificados» expiados con la muerte. El rito profuso de la pena capital contra sus militantes, por haber incurrido en tales «faltas», generalmente es justificado por estas organizaciones autoritarias como «penalidad disciplinaria encaminada a educar y organizar a las masas». De hecho, estos «argumentos» cuentan con el apoyo de la pedagogía marxiana contemporánea; el propio Paolo Freire —haciendo gala de su apego a la doctrina de san Charlie—, refiere que el sectarismo «tiene una matriz preponderantemente emocional y acrítica; es arrogante, antidialogal y por eso anticomunicativa. Es reaccionaria […] el sectario nada crea, porque no ama».(40)

Este «delito», susceptible del último suplicio al interior de las organizaciones guerrilleras, frecuentemente es la «causa» que se esgrime para condenar las discrepancias teórico-prácticas en los «juicios revolucionarios». A lo largo de los años, se han acumulado en tiendas guerrilleras incontables asesinatos (no siempre por fusilamiento), bajo la acusación de conductas «faccionalistas», «divisionistas», «diversionistas», «fraccionalistas» o, «sectarias»; como el ocurrido en 1967 en Colombia contra algunos militantes del Ejercito de Liberación Nacional (ELN)(41) o; el vil asesinato en 1975 del poeta Roque Dalton al interior del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) —señalado primero por «actuaciones sectarias» y, calumniado después, como «agente de la CIA»— y; la matanza de 164 guerrilleros en Tacueyó, ejecutada por ordenes de los comandante de uno de los Frentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), tristemente célebre por su espectacularidad.(42)

La «lucha contra el sectarismo» tampoco se detiene al interior de las cárceles. La cacería de «sectarios» continua tras muros y barrotes, teniendo que cuidar nuestras espaldas no sólo de la represión de los esbirros de la dominación sino también de la puñalada «compañera». Por regla general, quien piensa diferente a la dogmática marxiana (casi siempre dominante entre los denominados «presos y presas políticas») está sujeto a acoso si no se adhiere a la Iglesia predominante. Esta persecución no aplica únicamente para individualidades que se reivindiquen abiertamente anárquicas sino incluye a los propios miembros de esos partidos armados quienes son vigilados constantemente con el fin de detectar en ellos comportamientos «faccionalistas», «divisionistas», «diversionistas», «fraccionalistas» o, «sectarios». En estos menesteres, el Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso (PCP-SL) puso especial esmero aplicando sus «instrumentos disciplinarios» al interior de las prisiones. La intitulada «inspección jerárquica», el «examen ideológico», las «sanciones normalizadoras» y los «castigos», son algunas de las herramientas más frecuentes empleadas para corregir el «sectarismo».

Si bien el horror fascista del PCP-SL merece ser incluido en los records Guinness, el uso de estas «dinámicas» no se limita a la bazofia maoísta-indigenista ni se circunscribe a la región latinoamericana; en el viejo continente también se amontonan ejemplos de orgánicas autoritarias con idéntica actuación. Lo que nos confirma —una vez más— que el «sectarismo» solo se persigue desde la gramática del poder. Es decir, desde la lógica dogmática y aplanadora del pensamiento hegemónico que siempre hemos confrontado desde la perspectiva anárquica.

Por eso sorprende que haya quienes se asuman anarquistas y recurran a la condena al “sectarismo” como medio evasor del debate con las compañeras y compañeros que discrepan (sincera y públicamente) de sus maromas y acomodos teórico-prácticos. Pero aún causa más asombro que haya quienes se angustien al compartir tiendas con «sectarios» y no les moleste la presencia de connotados violadores en nuestros entornos. Llama la atención que incomoden las posturas «puristas» mientras se rinde culto a la «práctica por la práctica» sin hacer mayores distinciones entre fascistas y compañeros. Resulta inverosímil que quienes alguna vez fueron capaces de identificar el «autismo» en ciertos insurgentes —incapaces de reaccionar ante los acontecimientos y abandonar la parálisis—, hoy sufran «bipolaridad» severa, al grado de olvidar todo lo que fueron, renunciando a la pasión y a su veneno en aras de alianzas políticas y frentes unitarios.

Es lamentable que en lugar de refutar determinada teoría o una práctica específica con argumentos, se tienda a descalificar a priori empleando una sarta de clichés izquierdistas que daba por desterrados de nuestros círculos. Es la vieja falacia del «espantapájaros». Aparentan refutar mediante la imposición de una idea que no corresponde con la línea de argumentación del debate, así evitan abordar el tema de fondo atacando al muñeco de paja. Aflige el desprecio por el debate y la negativa a reflexionar. Apena el uso de patrones morales y sentimentales. Preocupa ver que sobreviven tantos lastres. Lo paradójico es que se presenten como el «nuevo anarquismo» teniendo tantas semejanzas con lo viejo.

Espero que todo se reduzca a sensaciones momentáneas frente a las constantes presiones del entorno y los altibajos de la guerra anárquica. Lapsos propios de las transformaciones individuales; una suerte de tropezón fugaz que se desvanece una vez que retomamos el camino negro de la Anarquía y atizamos nuestros principios.

Identificar la «práctica» como un lugar de encuentro «con otrxs (no necesariamente anarquistas)»,(43) donde se han venido «enriqueciendo y potenciando nuestras visiones y capacidades»(44) y; priorizando los «vínculos a partir de prácticas comunes antes de hacerlo por etiquetas vacías o consignas repetidas»(45) , es reducir la guerra anárquica a la política. Buscar alianzas que brinden «posibilidades de crecer»(46) , solo contribuye a enaltecer la «ley del número». En efecto «el papel aguanta absolutamente todo»(47) : nos podrán afirmar que esas alianzas no se establecen de «manera indiscriminada» o que se contempla algún «tipo de filtro» a la hora de forjarlas pero, en lo concreto, quienes nos hemos «aventurado a transitar los caminos del conflicto» y no vivimos de «ensoñaciones frente al computador»(48) , aprendimos en el transcurso de la lucha que las «alianzas prácticas» —ciertamente, «alianzas tácticas» en los hechos— requieren la más absoluta candidez o, el acomodo político más desvergonzado de los implicados. Consciente que la «revolución política» solo produce nuevos dirigentes, nuevos pactos sociales y nuevos Estados, Bakunin siempre apostó por prescindir de la política.

Quedarnos varados en el plano «práctico» exhibe la carencia de pensamiento propio y, sobre todo, la ausencia de praxis. Abandonar el campo de la elaboración teórica en favor de la «práctica», es entregarse de antemano —como marionetas— a los movimientos del poder. Es ponernos a merced del enemigo; es darle la victoria anticipada al fascismo (negro, pardo o rojo). La práctica y la teoría, desde la perspectiva anárquica, son inherentes. Una alimenta a la otra. Justo en esas dos dimensiones se sustenta nuestra especificidad. No existe un «anarquismo práctico» como tampoco existe un «anarquismo teórico». Quien se asuma exclusivamente en uno de estos bandos, podrá ser cualquier cosa menos anarquista.

Invariablemente, cada vez que la «práctica» se separa de la teoría o, viceversa, la guerra anárquica se sumerge en una fase decadente y se agota. Como nos recuerda el compañero Alfredo Bonanno, cada vez que se renuncia a la práctica y se abandona la acción, prolifera la producción teórica y se multiplican las conferencias académicas y la charlatanería de café. Empero, de manera inversamente proporcional, cada vez que se abandona la elaboración teórica, abunda el activismo insulso, se centuplica el quehacerismo y, la guerra anárquica degenera en vanguardia armada y se diluye en las aguas negras de las prácticas limitadas a los especialistas.

Si bien es cierto que la Anarquía es insurreccional por naturaleza, no todos los insurrectos ni todas las insurrecciones son anárquicas. Las diversas tonalidades del fascismo también le apuestan a la insurrección mediante la disforia de las «masas». La miseria, la desesperación y la ansiedad de la multitud, son los vehículos del resentimiento que, inevitablemente, desembocan en fascismos. No es casual que el Frente Nacional en Francia llame a dirimir diferencias y a superar el «sectarismo», como tampoco es fortuito que coincidamos en muchos de los objetivos. Hoy la lucha contra la nocividad posindustrial, la lucha contra la quinta revolución tecno-industrial, la defensa de la biodiversidad, la lucha contra la precariedad, incluso la lucha contra la dictadura sanitaria impuesta de forma global a raíz de la pandemia de la Covid-19 y, la propia revuelta anticapitalista, tiene variados puntos de encuentros con los fascismos.

Si forjamos nuestra afinidad priorizando los «vínculos a partir de prácticas comunes» podemos estar allanando nuestro camino al cadalso y/o aceitando la guillotina con la que nos cortarán la cabeza. Sin duda, cuesta andar en un suelo tan resbaladizo pero, las condiciones del pavimento siempre han sido las mismas desde tiempos inmemoriales.

En el siglo XIX, coincidimos en los objetivos con blanquistas, populistas (mal llamados nihilistas), nacionalistas y, marxianos; también en el siglo XX, incontables contingencias nos pusieron los mismos objetivos en la mira que a los fascismos de ocasión. Solo quienes forjaron «vínculos a partir de prácticas comunes» sin mayores reflexiones, terminaron sus días en las filas blanquistas, populistas, nacionalistas, marxianas, fascistas, bolcheviques y nacionalsocialistas. Sobran ejemplos de «conversos» que abandonaron la «secta» anárquica y se sumaron al blanquismo, al populismo, al nacionalismo, al marxismo, motivados por la «práctica». Ya ni mencionar las defecciones durante el fascismo italiano y los alistamientos en filas bolcheviques durante los primeros días de la Revolución rusa. Mención de honor merecen los vínculos en nombre de la «práctica» de ciertos sectores del anarcosindicalismo español con el falangismo. Se trata entonces, de afirmar las diferencias o, más bien, afirmarse en las diferencias; de ahí nuestra vocación intrínsecamente «sectaria» y nuestra propensión al «purismo».

La teoría y la práctica anárquica se oponen a toda lógica utilitaria e instrumental, lo que imposibilita tejer «vínculos a partir de prácticas comunes». Nuestros vínculos se bordan —no se tejen— a través de la ética que, en verdad, es una etiología; es decir, un motivo, una causa, un exceso de principios comprometido única y exclusivamente con la Libertad. Por eso, para quienes nos reivindicamos anarquistas con premeditación y alevosía, no existen «medios» sino «fines»; fines concretos e inmediatos que dotan de vida a la Anarquía y nos regalan esos instantes efímeros de ausencia de autoridad y alimentan nuestras pasiones y deseos de liberación total en cada ataque a la dominación, a sus infraestructuras y sus personeros. Por eso asumo —consciente y decididamente— nuestro carácter «sectario» y, me dispongo a defenderlo como intransigencia anárquica hasta las últimas consecuencias.

Gustavo Rodríguez, Planeta Tierra, 19 de octubre de 2021.

(Extraído del folleto «Apología a la especificidad asociativa».)

NOTAS:

1. «Briefe und Auszüge aus Briefen von Joh. Phil. Becker, Jos». Traducido del alemán. Dietzgen, Friedrich Engels, Karl Marx und A. an F. A. Sorge und Andere, Stuttgart, 1906; disponible en ruso en Marx, K. y Engels, F.; Obras Escogidas, 1ª ed., t. XXVI, Moscú, 1935. En español se encuentra recogido en C. Marx y, F. Engels, Obras Escogidas, en tres tomos, Editorial Progreso, Moscú, 1974, t. II. Se puede consultar una versión íntegra de esta carta en la edición digitalizada de KCL, Bakunin, Mijail; La Libertad: https://circulosemiotico.files.wordpress.com/2012/10/bakunin-la-libertad.pdf (consultado: 18/10/2021).

2. Un ente extremadamente heterogéneo, incapaz de producir las modificaciones críticas, metodológicas y organizativas que permitan la reaparición protagónica de la Anarquía en nuestro tiempo y el desarrollo de su potencia negativa.

3. Groundhog Day (El día de la marmota en Argentina, Chile, México y Venezuela; Hechizo del tiempo en el resto de Latinoamérica y, Atrapado en el tiempo en el Estado español), es una comedia de ciencia ficción estadounidense, realizada en 1993 bajo el sello Columbia Pictures. Fue dirigida por Harold Ramis, con libreto del propio Ramis en coautoría con Danny Rubin y, protagonizada por Bill Murray (Phill) y Andie MacDowell (Rita). 4. Vid., Guillén, Abraham; Desafío al Pentágono. La guerrilla latinoamericana, Editorial Andes, Montevideo, 1969; Estrategia de la guerrilla urbana, Ediciones Liberación, Montevideo, 1970 y; Lecciones de la guerrilla latinoamericana, en: Hodges Donald C. y Guillén, Abraham, Revaloración de la guerrilla urbana, Ediciones El Caballito, México, D.F., 1977.

5. No olvidemos que la hegemonía marxista-leninista tiene más de siete décadas; durante este prolongado período ha impuesto sus expresiones modélicas en nombre de la «unidad revolucionaria» produciendo descomunales desvirtuaciones en nuestras tiendas. Tales desvirtuaciones, llevaron al Movimiento 2 de Junio a diluirse en la Fracción del Ejército Rojo (RAF) y las Revolutionäre Zellen (Células Revolucionarias) huyendo del «sectarismo» en el marco del frentismo revolucionario— y a operar con apoyo de la Stassi y la KGB, hasta concluir sus días como mercenarios a las órdenes de Saddam Hussein y Al-Fatah, presumiendo el más pedestre antisemitismo. Indudablemente, para estas agrupaciones anti-imperialistas no había contradicción en colaborar y coordinarse con los esbirros de la policía secreta alemana y soviética. Desde su perspectiva frentista, en contra del «sectarismo», todas estas agencias represivas eran aliados «tácticos». Como diría Joaquín Sabina: “Siempre que luchan la KGB contra la CIA, gana al final, la policía”.

6. Esto fue así, al menos en aquellas sociedades que poseían una extraordinaria acumulación de bienes disponibles y habían alcanzado «un sorprendente desarrollo tecnológico» (para expresarlo dentro de las aspiraciones de época) .

7. Un bochornoso ejemplo es la otrora Federación Anarquista Uruguaya (FAU) y su degeneración —huyendo del «sectarismo»— en partido electorero (Partido de la Victoria del Pueblo). Para mayor información Vid., https://es.wikipedia.org/wiki/Partido_por_la_Victoria_del_Pueblo (consultado: 18/10/2021).

8. Seguramente, este segmento explicativo les resulte aburrido (y hasta petulante a muchos compañeros y compañeras), por lo que me disculpo de antemano. Confieso mi ignorancia supina; así que no me queda más recurso que ir discurriendo a través de los libros el tema que nos ocupa.

9. Moliner, María, Diccionario del uso del español, Editorial Gredos, Madrid, 2007, p. 2674.

10. Roberts, Edward A., (trad.) Bárbara Pastor, Diccionario Etimológico Indoeuropeo de la Lengua Española. Colección Alianza Diccionarios, Alianza Ed., Madrid, 2013, p. 152.

11. Oxford Latin Dictionary; ed. P. G. W. Glare (2nd Edn.), Oxford University Press, Oxford, 2012.

12. Pacomio, Luciano, Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995.

13. Ernout, Alfred y Meillet, Antoine, Dictionnaire étymologique de la langue Latine. Histoire des mots, Klincksieck, Paris, 1951, p. 608.

14. Weber, Nichola; Sect and Sects. The Catholic Encyclopedia, Vol. 13., Robert Appleton Company, New York, 1912. Disponible en: http://www.newadvent.org/cathen/13674a.htm (consultado: 18/10/2021).

15. Ibídem.

16. Kalb, Ernst Kirchen und Sekten der Gegenwart (Iglesias y sectas de la actualidad), Verlag der Buchhandlung der Evang. Gesellschaft, Stuttgart, 1905.

17. Desde los primeros días del año 1533, los anabaptistas liderados por el «propheta» Jan Matthys, decretaron el «comunismo cristiano» en Münster. Con este fin, ordenaron a los habitantes de la ciudad poner su dinero en un fondo comunal destinado a la compra de víveres, la distribución de propaganda y, el reclutamiento de mercenarios para la defensa del régimen y la erradicación de cualquier subvención. Para asegurar el nuevo orden social y la vida en comunidad, se quemó la biblioteca y se crearon comedores comunitarios, donde se alimentaba a la población mientras les leían la Biblia; también ordenaron que puertas y ventanas de todas las casas permanecieran abiertas las 24 horas del día y, se decretó la pena capital contra los «sectarios». En la primavera de 1534, tras la captura y ejecución de Matthys por fuerzas leales a la Iglesia, su discípulo Jan Bockelson (Juan de Leyden) se autoproclamaría rey de Münster, dando continuidad a la teocracia comunista. Bajo su mando el terror alcanzó su punto máximo, haciendo de las ejecuciones un espectáculo cotidiano, mientras consolidaba el comunismo de «bienes y mujeres». Así, los comunistas cristianos liderados por Jan Bockelson, llegarían a ejecutar a toda persona que intentara huir de la ciudad, ocultase alimentos en su domicilio y a todas las mujeres adolecentes que se negaran a desposarse en el régimen de poligamia forzada implementado por el rey-profeta.

18. Cohn, Norman; En pos del Milenio. Revolucionarios milenaristas y anarquistas místicos de la Edad Media, Pepitas de calabaza ed., Logroño, 2015, p. 401.

19. Existe edición en español: Ensayo sobre las costumbres y el espíritu de las naciones, Biblioteca Hachette de Filosofía, Buenos Aires, 1959. Para aquilatar el racismo racionalista de Voltaire en su justa dimensión, es muy recomendable echarle un ojo a su Diccionario filosófico, Akal, Madrid, 2007.

20. Schoeck, Helmut; Diccionario de sociología, Herder Editorial, Barcelona, 1985.

21. Hillmann, Karl-Heinz; Diccionario enciclopédico de sociología, Herder Editorial, Barcelona, 2001.

22. Arlotti, Raúl; Vocabulario técnico y científico de la política, Editorial Dunken, Buenos Aires, 2003.

23. Weber, Max; La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Navarro Pérez, Jorge. ed., Villacañas, José Luis. pról., Ediciones Istmo, Colección Fundamentos Nº 135, Madrid, 1998, p. 268.

24. Idid.

25. Ibid., p. 312.

26. Weber, Max.; Economía y sociedad. Esbozo de sociología comprensiva, Fondo de Cultura Económica, México, 2005. p. 932.

27. Troeltsch, E.; The Social Teaching of the Christian Churches, George Allen & Unwin Ltd-The Macmillan Company, London-N.Y, 1950. p. 993.

28. Ibid.

29. Engels, Friedrich; Introducción [a Karl Marx, Klassenkämpfe in Frankreich 1848 bis 1850], en: Marx-Engels-Werke (MEW) Band. XXII, p.p. 526-527.

30. El posicionamiento marxiano sobre el «partido obrero» y el «gobierno proletario» quedó plasmado en la Resolución IX, sobre la «Acción política de la clase trabajadora», acordada el 25 de julio de 1871 —misma que se realizó a puerta cerrada por ordenes de Engels— y, «ratificada» por «22 delegados con plenos derechos y 10 con voz pero sin voto», en base a la moción blanquista durante la Conferencia de Londres. Vid. Dommanget, Maurice, «La Première Internationale», Revue d’histoire économique et sociale, 1962, Vol. 40. No. 4, pp. 553-556.

31. La Alianza Internacional de la Democracia Socialista, fue una sociedad secreta anarquista, fundada por Bakunin y sus afines en Ginebra, en septiembre de 1868, con el fin de coordinar una conspiración global a través de la Primera Internacional.

32. F. Engels, «Bericht über die Allianz der Sozialistischen Demokratie, vorgelegt dem Haager Kongreß im Namen des Generalrats», 1872, en Marx-Engels-Werke (MEW), Band. XVIII, pp. 138 y ss.

33. Publicado por vez primera de manera parcial en el libro: Engels, F.; Politisches Vermächtnis. Aus unveröffentlichten Briefen, Berlín, 1920; en forma completa en la revista Die Geselschaft, núm. 11, Berlín, 1925. Recogido en: C. Marx, C. y Engels, F.; Obras Escogidas, en tres tomos, Editorial Progreso, Moscú, 1974, t. II. Disponible en línea: https://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/e24-1-72.htm (consultado: 18/10/2021).

34. No deja de ser una flagrante contradicción que san Charlie argumentara sus sistemáticos ataques al «sectarismo» a partir de esta concepción del desarrollo inexorable de la historia, echando mano de la visión evolucionista, mientras que en múltiples artículos de prensa, al igual que en los Grundrisse de 1857-1858, cuestionó efusivamente todo evolucionismo de la historia. Curiosamente, sus acólitos pocas veces reflexionan al respecto.

35. Marx, K, Tercer Manuscrito (Propiedad privada y comunismo), en Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, disponible en línea: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/manuscritos/man3.htm (consultado: 18/10/2021).

36. Haciendo honor a la verdad, debo reconocer que los marxianos han rechazado siempre las creencias monoteístas pero jamás han superado el modo monoteísta de pensar. Ciertamente, tras estas concepciones se oculta la fe ciega en el «dios Humanidad» y la creencia en la historia como un movimiento encaminado hacia un propósito universal: «el progreso de la humanidad». El mito del progreso es un claro vestigio del cambio radical en los asuntos humanos anunciado y esperado por el cristianismo. De ahí las similitudes entre la religión que don Friedrich se inventó a partir de la vida y los sermones de san Charlie y, la que se inventó san Pablo, a partir de la vida y los sermones de Jesús.

37. Op. cit., Cohn, Norman, p. 404.

38. La gran paradoja del dogma marxiano es haber impulsado el desarrollo «sectario» entre sus adeptos, engendrando infinidad de «sectas» que se reclaman entre sí ser los auténticos herederos de la vida y obra de san Charlie.

39. «Comisión Extraordinaria» concebida por Lenin tras la Revolución de Octubre e instaurada en diciembre de 1917, bajo la dirección de Félix Dzerzhinski, como organismo derepresión encargado de la seguridad del nuevo Estado socialista. Con el tiempo esta agencia de policía secreta cambió de nombre, hasta convertirse en 1954 en el KGB (Comité para la Seguridad del Estado).

40. Freire, P., La educación como práctica de la libertad, ICIRA, Santiago de Chile, 1969, p.51.

41. Este hecho ha quedado recogido en diferentes textos, para mayor información vale consultar: Correa, Medardo; Sueño inconcluso, Artes Gráficas Caviher Ltda., Bogotá, 1997, p. 67 y ss. y; Medina Gallego, Carlos; ELN. Una historia de los orígenes, Rodríguez Quito Editores, Bogotá, 2001, p. 231-247.

42. Entre noviembre de 1985 y enero de 1986 fueron asesinados 164 guerrilleros pertenecientes al Comando Ricardo Franco Frente-Sur (CRF-FS) de la Coordinadora Nacional Guerrillera (CNG), por órdenes de sus comandantes tras juicio sumario acusados de «traición» y «faccionalismo». Vid., Cuesta Novoa, José, Vergüenzas históricas, Tacueyó, el comienzo del desencanto, Intermedio Editores, Bogotá, 2002.

43. Chile: Comunicado de Mónica Caballero y Francisco Solar. Disponible en línea: https://anarquia.info/chile-comunicado-de-monica-caballero-y-francisco-solar/ (consultado: 18/10/2021).

44. Id.

45. Id.

46. Id.

47. Id.

48. Id.

Anarquía subversiva, pasado y presente. Una breve mirada ilegalista, individualista y nihilista

“El objetivo de la revolución es crear nuevos arreglos; la insurrección nos impulsa a no admitir tales arreglos, sino arreglarnos por nosotros mismos, y a no poner ninguna esperanza en «instituciones» deslumbrantes”. – Max Stirner

“No me sigas… No te guío… No camines delante de mí… No te seguiré… Haz tu propio camino… Conviértete en ti mismo.” – Prisioneros de la Conspiración Células de Fuego

“Sé que habrá un final para esta lucha entre el enorme arsenal del Estado y yo. Sé que seré vencido, que seré el más débil, pero espero poder hacerle pagar cara la victoria.” – Octave Garnier

Un día como hoy, hace más de 100 años, el 21 de abril de 1913, el anarquista ilegalista e individualista Raymond Callemin fue ejecutado en la guillotina por orden del Estado francés. En el aniversario de su ejecución escribo esto en memoria de todos los que han caído o han sido encarcelados en la guerra social.

La corriente ilegalista es una rama del anarquismo individualista. En lugar de ser explotado, forzado a trabajar para algún tirano acaudalado, el ilegalista elige robarles. Es una ética anti-trabajo para que la autonomía personal se efectúe, inmediatamente, en la vida real a través de la expropiación individual, también conocida como restitución individual.

La restitución individual adquirió notoriedad en Francia en las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX, dando origen a lo que se conocería como ilegalismo. Los defensores de la expropiación individual fueron anarquistas como Clement Duval y Marius Jacob. Marius Jacob robaba para financiarse a sí mismo, así como al movimiento anarquista y a otras causas. Este es el principal factor que distingue al ilegalismo de la restitución individual: los ilegalistas robaban únicamente para sí mismos. Aunque algunos ilegalistas financiaron periódicos anarco-individualistas con el producto de sus expropiaciones y dieron dinero a compañeros que lo necesitaban.

Los ilegalistas, muchos de los cuales, inspirados por Max Stirner y Friedrich Nietzsche tenían una opinión; ¿Por qué esperar a que el rebaño pasivo de la clase explotada y pobre se levantara y expropiara a los ricos? Los pobres parecían bastante satisfechos con las condiciones en las que vivían. ¿Por qué los ilegalistas tendrían que esperar a que los trabajadores explotados adquirieran conciencia revolucionaria? ¿Por qué seguir viviendo explotados y trabajando hasta la muerte mientras esperan una futura revolución social que quizá nunca llegue? Los anarquistas ilegalistas no tenían fe en la lucha obrera, así que decidieron contraatacar y robar a los ricos, fue una inclinación puramente egoísta.

Stirner los habría llamado “egoístas conscientes”, expropiando sus vidas para sí mismos, sin pedir permiso para existir. Se negaron a ser esclavos de los amos y del Estado. ilegalistas eligieron robar mediante una deliberada revuelta contra la sociedad.

Los ilegalistas ácratas robaron, dispararon, apuñalaron, falsificaron dinero y provocaron uno que otro incendio por toda Europa, pero sobre todo en Francia, Bélgica e Italia. Hubo tiroteos con la policía. Largas condenas de cárcel y ejecuciones.

Uno de esos grupos anarco-ilegalistas sería inmortalizado como “La banda Bonnot”.

Raymond Callemin nació en Bélgica, fue socialista mas se hizo anárquico tras desilusionarse del reformista Partido Socialista Belga. Influido por el anarquismo, Raymond abandona el partido junto con Victor Serge y Jean De Boe, igualmente desilusionados con el socialismo electoral. Juntos publican un periódico anarquista individualista, “Le Revolte”, totalmente hostil a sindicatos y partidos, además tenía afinidad con la “insurrección permanente en contra de la burguesía”.

Octave Garnier, huido de Francia, se establece en Bélgica para evitar ser reclutado por el ejército. Ya había cometido varias expropiaciones contra adinerados, por lo que había pasado un tiempo en prisión. Se inició en el sindicalismo, pero no tardó en sentir repugnancia por los dirigentes sindicales, que eran como patrones que utilizan y manipulan a los trabajadores a su conveniencia. Se unió entonces a las filas anarquistas. Al no poder ejercer su profesión, para sobrevivir se vio obligado a realizar trabajos serviles y ser un esclavo asalariado en empleos despreciables, así que se convierte en un ilegalista de convicción.

Estos cuatro anarquistas tenían poco más de 20 años, se conocieron a través de los círculos ácratas de Bélgica y compartían un odio mutuo hacia los ricos y su sistema de explotación. Raymond y Octave cometieron muchos robos juntos, además se dedicaron a falsificar monedas.

Victor Serge escribía artículos para Le Revolte, lo que le valió la atención del Estado belga. Como estaba refugiado en Bélgica desde su infancia, al Estado le resultó muy fácil deshacerse de él. Fue expulsado del país por subversivo peligroso. Se marcha a Francia donde crea una comuna libertaria con otros anarquistas. Poco después, Octave Garnier, sobre el que pesaba una orden de aprehensión, sigue a Victor hasta Francia junto a Raymond.

En Francia se encuentran con Jules Bonnot, que estaba huyendo. Jules tenía poco más de 30 años, era un ex soldado y un comprometido anarquista ilegal. La policía lo buscaba por un asesinato, que en realidad se debió al disparo accidental a un compañero. Jules, que tenía mucha experiencia en expropiaciones exitosas, propuso a Octave y Raymond realizar juntos un gran proyecto. Los dos aceptaron encantados la oferta de Jules, hartos de no obtener lo suficiente en sus atracos, y arriesgando mucho por la contraofensiva.

Los tres, junto con otro anarquista, Eugène Dieudonné, idearon un plan para robar a un empleado bancario que iba a entregar dinero. Empezaron robando un coche de gama alta en un barrio burgués a las afueras de París. Jules aprendió a conducir en el ejército, así que sería el conductor en la huida. Raymond, Octave y Eugene asaltarían al empleado del banco. Así, el 21 de diciembre de 1911, a plena luz del día, robaron al empleado. Retuvieron al guardia que escoltaba al empleado cuando salían del banco. Octave exigió le entregara el maletín. Raymond lo tomó e intentó dirigirse al auto para escapar. Pero el empleado no lo soltó. Octave le disparó dos veces en el pecho (el empleado quedó malherido pero no murió). Se dieron a la fuga a toda velocidad por las calles de París en uno de los mejores modelos de autos de la época. Era la primera vez que se utilizaba un automóvil para un atraco a mano armada en Francia, por lo que los medios de comunicación les apodaron “autobandidos”.

Con ese robo obtuvieron $5000 francos, aunque no les agradó. Esperaban obtener mucho más. Días después del robo al empleado bancario, entraron en una armería apoderándose de un arsenal, incluidos fusiles de gran potencia. Al poco tiempo, el 2 de enero de 1912, irrumpieron en la casa de un rico burgués, matándolo a él y a su empleada. Se llevaron $30,000 francos de ese robo. Pronto huyeron a Bélgica llevando a cabo más robos y disparando a 3 policías por el camino. Luego volvieron a París para robar otro banco, aunque esta vez atracarían el establecimiento. Durante el robo dispararon a 3 burócratas bancarios. Después se ofreció una recompensa de $700,000 francos por las cabezas de los anarquistas. El banco robado, Société Générale, ofreció otros $100,000 francos por su captura.

Existe un profundo nihilismo, egoísmo y antirreformismo dentro de la praxis ilegalista, que es continuada hoy en día por agrupaciones como la Conspiración de Células de Fuego, la Federación Anarquista Informal/Frente Revolucionario Internacional, e individuos como los anarco-nihilistas chilenos Sebastián Oversluij (que fue asesinado a tiros mientras expropiaba un banco) y Mauricio Morales que murió cuando la bomba que transportaba en su mochila detonó prematuramente.

La actual anarquía insurreccional también tiene un linaje directo con esta historia ácrata. Muchos de los principales componentes de las ideas y la praxis que comprenden el ilegalismo y la restitución individual (que incluye la propaganda por el hecho, que es la acción directa individual contra la clase burguesa, su propiedad y sus lacayos, es decir, policías, idiotas y jueces, con la esperanza de que la acción inspire a otros a seguir su ejemplo; la anti-organización en las formas de insurrección individual, grupos de afinidad y organización informal; además del rechazo extremo a la izquierda y a su estrategia reformista) también se encuentran en las diferentes corrientes del anarquismo insurreccional moderno.

Lo que los medios de comunicación y la policía calificaron como “Banda Bonnot” era un grupo de afinidad. Jules Bonnot no era líder del grupo, no había ninguno. A los individuos que componían los diferentes grupos de afinidad que llevaron a cabo los llamados crímenes se les atribuyó la pertenencia a la “Banda Bonnot”, eran simplemente individuos con objetivos comunes que se unieron para llevar a cabo esas acciones. El Estado francés utilizó este nombre para señalar a cualquier anarquista que se le antojara participante en alguno de los llamados crímenes.

El 30 de marzo de 1912, André Soudy (un anarquista que actuó en algunas de las expropiaciones del grupo) fue capturado por la policía. Unos días más tarde, otro anarquista implicado en algunos robos, Édouard Carouy, fue detenido. El 7 de abril, Raymond Callemin. A finales de abril, 28 anarquistas habían sido detenidos en relación con la “Banda Bonnot”.

El 28 de abril, la policía descubre en París el escondite de Jules Bonnot. 500 policías armados rodean la casa. Jules se niega a entregarse y se inicia el tiroteo. Tras horas de intercambio de disparos, la policía detona una bomba en la fachada de la casa. Cuando irrumpen en la casa descubren a Jules enrollado en un colchón, él seguía disparándoles. Le dieron un tiro en la cabeza y murió más tarde en el hospital por las heridas.

El 14 de mayo, la policía descubre el lugar donde se encontraban Octave Garnier y René Valet (otro miembro del grupo). 300 policías y 800 soldados rodean el edificio. Al igual que Bonnot, ambos se niegan a rendirse. El asedio dura horas, la policía detona una bomba y vuela parte de la edificación matando a Octave. René, malherido, sigue disparando y muere poco después.

Un año mas tarde, el 3 de febrero de 1913, Raymond Callemin y muchos otros anarquistas, entre ellos Victor Serge, son juzgados por el estado francés por su presunta participación en la “Banda de Bonnot”. Aunque Raymond cometió muchos robos y mató a tiros a un burócrata bancario, muchos de los que fueron juzgados no participaron en ninguno de los supuestos crímenes atribuidos a la “Banda Bonnot”. El Estado francés, sediento de venganza, después de matarlos a tiros y hacerlos volar con explosivos, manda encerrar, ejecutar, y exiliar a numerosos anarquistas. El 21 de abril de 1913, Raymond Callemin, Étienne Monier y André Soudy fueron ejecutados en la guillotina. A muchos de los coacusados se les condenó a cadena perpetua y trabajos forzados en colonias penales francesas.

Esta práctica vengativa de los Estados sigue llevándose a cabo hoy en día, con los juicios de Scripta Manent en Italia, directamente relacionados con el tiro en la rodilla del director de una empresa de energía nuclear por parte de los anarquistas lindividualistas Alfredo Caspito y Nicola Gia, y otras acciones ofensivas en Italia. Los juicios represivos en Rusia contra anarquistas, antifascistas y el caso de la organización “RED” fabricada por el FSB (Servicio Federal de Seguridad). En represalia, el anarco-comunista Mikhail Zhlobitsky detonó el pasado octubre una bomba en la sede regional del Servicio Federal de Seguridad ruso en Arkhangelsk, muriendo en la acción. Así, el FSB llevó a cabo otra ronda represiva contra los anarquistas después del atentado, encarcelando, interrogando y presentando cargos falsos contra muchos de ellos como venganza por el ataque. El 22 de marzo de 2019 una célula de la Federación Anarquista Informal autodenominada FAI/FRI Facción Vengativa – Mikhail Zholbitsky llevó a cabo un ataque con granadas contra la embajada rusa en Atenas, Grecia, como venganza por la represión llevada a cabo por el Estado ruso contra anarquistas.

Cualquier corriente del anarquismo que haga propia el individuo, no hace diferencia, en tanto sea subversiva y esté en conflicto con cualquier autoridad que intente vulnerar la autonomía individual. La guerra en curso contra la sociedad industrial capitalista ha ocasionado daños durante más de 200 años, cobrado muchas vidas de anarquistas y aún más encarcelamientos. El mismo espíritu insurreccional de no mediación y de no compromiso con la autoridad sigue fluyendo en la actual anarquía subversiva. En solidaridad con todos los anarquistas encarcelados y en guerra con la sociedad industrial capitalista.

Renzo Connors

2019

Texto original Subversive Anarchy Past and Present

Entrevista a Marco Camenisch realizada por John Zerzan

Lago de Lugano 12 Junio 2017

Camenisch: Siendo un muchacho pensaba que para valorar y analizar algo necesitaba ir a la raíz. El análisis primitivista, más que cualquier otro, va a la raíz de las cosas. Creo que es necesario para una comprensión auténtica, para entender las cosas más a profundidad. Para entender donde vivimos, cuales son las raíces, las causas profundas de toda esta mierda en la cual vivimos.

La gente dice que es una mierda, aunque piensa que quizá sea necesaria, que sin ella no se podría vivir. Para hacer una comparación, dicen que sin la medicina moderna y la tecnológica, muchas personas morirían. Pero no dicen cuantas personas mueren a causa de la medicina, una verdadera matanza.

Zerzan: Como decía al principio Matteo; hoy, estas ideas no van en aumento, no son populares como lo fueron, digamos, hace veinte años ¿Tú que crees?

Camenisch: Quizás lo que está creciendo es la dependencia, dependencia a los miles de nuevos autos, que son y hacen más veloces siempre, y que luego de dos o tres años parecen haber existido siempre. Aunque creo que están aumentando también las contradicciones; por un lado se aceptan las críticas a la tecnología y al sistema, mientras por otro aumenta la dependencia a todo eso. Aumentando el sentido de impotencia.

Al mismo tiempo, también aumenta la conciencia del nivel de dependencia y de cómo las cosas van siempre empeorando Hay siempre más tensión, siempre más enfermedades, y pienso que se pueda llegar a un punto de ruptura interior, a nivel psicológico; ese momento llega cuando el nivel de dependencia crece a tal punto que, por ejemplo, entre el 30-40% de las personas, de población urbana, no puede estar sin psicofármacos.

Zerzan: No es una solución satisfactoria. Es la otra cara de la moneda, por ello muchas personas están buscando algo más, a un nivel de conciencia desconocido, que no logran articular. El hecho es que no son felices de depender de las cosas.

Camenisch: Son un poco como conejillos en una jaula, que para librarse de la alienación, o para hacerla más soportable, creen que deber correr sobre la rueda, siempre más rápidamente.

Zerzan: Característico de nosotros, que debemos ir siempre más veloces.

Camenisch: Pero se llega a un punto de ruptura en el que debemos rendirnos. Creo que ya estamos en el abismo. Incluso lo afirman los líderes del mundo tecnológico, sus análisis más optimistas sostienen que estamos en un punto de no retorno y que debamos resolverlo.

Zerzan: A propósito de la ruptura de la cual hablas, pienso que es inevitable, se llegará a un punto en el cual la gente no podrá más. Pero no hay certeza de que así sea, ojalá no suceda nunca, quizás no se llegará nunca al punto en el cual la gente no pueda de verdad más ¿Tú qué piensas, crees que sea inevitable? ¿Que haya bastantes personas listas para rebelarse?

Camenisch: ¡Bien! La reacción como parte de la antigua teoría de la miseria: pero es aún peor, pues la gente está dispuesta a rebelarse, más que dispuesta tiene el deber, es decir, si no hay más agua ¿qué se hace? Se debe luchar para sobrevivir, luchar por agua. La Unión Europea tiene programas en las metrópolis de la región mediterránea para garantizar la electricidad –es decir electrodomésticos como la TV y la computadora, para mantener la manipulación y el control de mentes y de corazones en clave anti-insurreccional– y el agua, porque sin agua se rebelan incluso los más sumisos esclavos.

Nuestra sociedad ha sido creada para satisfacer, de la manera más completa posible, necesidades reales y necesidades creadas artificialmente. Si no puede hacerlo, si el sistema no puede satisfacer esas necesidades, entonces es normal que haya rupturas, la dirección que tomen después no puede saberse.

Ahora existe una nueva forma de fascismo, esa nueva derecha que se ve, por ejemplo, en Alemania. Si por un lado aumentan las tendencias de derecha, por el otro avanza la conciencia de lo que hay que hacer, de lo que se puede hacer. Aquí también el capitalismo es muy eficiente, vemos que productos ecológicos o locales, pueden servir como sustitutos de la actividad revolucionaria, al punto de convertirse en una auténtica obsesión. Se sabe que lo orgánico es una estafa, un engaño capitalista que conforma su “nueva” careta verde. Si observamos cómo se lleva a cabo la producción, al final queda muy poco de orgánico. Te dicen que vienen justo de al lado de tu casa, pero en realidad lo traen de, digamos, China, y tú repitiendo: “¡Quiero orgánico!”

Está decayendo el nivel de análisis y de conciencia, para sobrevivir en medio de todo (entre intentar la salvación y tener la conciencia tranquila) con comercio justo, mercado bio, etcétera. Bueno, también yo me doy el lujo de elegir qué comprar, prefiero alimentos sin tóxicos y cultivados de forma respetuosa con el ambiente, de acuerdo, pero creo que no hay que darle tanta importancia a estas falsas prioridades.

Zerzan: Así, todo se reduce a una cuestión de consumo.

Camenisch: Con ello colaboramos amablemente del consumismo capitalista.

Matteo: Me recuerda el eterno dilema entre creación y destrucción. El problema es cuando nos centramos solo en uno de estos dos polos: si queremos contrarrestar al capitalismo, al sistema tecnoindustrial, tenemos que considerar alternativas, y viceversa. Lo mismo ocurre con la dualidad individuo-comunidad, es una danza continua entre estos dos polos.

Camenisch: Creo que incluso entre los pueblos primitivos es una contradicción, no una contradicción elaborada, en el sentido de que sea producto de una reflexión o experiencia común. En nuestro caso ha sido armada, experimentada en el aislamiento de una persona individual, dentro de los límites de sus capacidades, necesidades, trabajo, etc. Todo ello a expensas del sentido de comunidad, de centrarse en resolver problemas comunes, porque solo al vivirlos juntos existen problemas colectivos que resolver, normalmente esta capacidad es dejada de lado y se pierde. Es una cuestión de comunicación, y la auténtica comunicación se da directamente, cara a cara, solo es posible en comunidad; y esto atraviesa tanto cuestiones colectivas como individuales que afectan a la comunidad.

Zerzan: Cierto, alguien dijo a Mondeggi: “se necesitan asambleas constantes para hacer funcionar las cosas”. No es en automático, implica trabajar todo el tiempo sobre las diferentes cuestiones, no es solamente a nivel organizativo sino también personal.

Camenisch: La cuestión es que a nivel psicológico nos mantienen bajo control, se trata del enorme poder manipulador de los medios, aunque todo empieza en la escuela, por supuesto. Se puede eliminar a muchas personas sin resolver nada. Por ejemplo, la gente que piensa; ah, la naturaleza (o la ecología) es una cuestión secundaria, y cosas así. Dicen: hagamos la revolución, después veremos. Yo pregunto: ¿Quieren hacer la revolución y recibir un páramo, un lugar donde no es posible habitar?¿Qué lógica tiene eso? Lo mismo sucede cuando mencionas sus contradicciones a tu querido y apreciado compañero, no hay respuesta.

Aunque pienso que discutir tiene sentido, incluso a un nivel mínimo, individual o grupal; combinándolo con la acción, según las capacidades, para difundir estas ideas a un mayor número de personas. No podemos esperar que las cosas vayan por donde queremos que vayan, o que cambien como lo deseamos. Lo único que podemos esperar es que nunca olvidemos la capacidad del análisis radical para concientizar a la gente. Quizá adoptar principios comunitarios con personas con las que se tiene contacto o que son más cercanas. Tal vez lo que aglutine no sea el primitivismo, quizá sean años de solidarizarse con presos, etcétera. Aquí, por ejemplo, personalmente los compañeros comunistas me son muy cercanos, pero es necesario repetirlo de vez en cuando, buscando claridad – no para una tendencia específica, sino como anarquistas en general -, “no obstante, ahora colaboramos solidarizándonos de corazón con ellos y con otros, pero si hacemos la revolución, la insurrección o lo que sea, sabemos perfectamente que llegará una fase de confrontación respecto a la cuestión del autoritarismo, porque ellos desean conquistar el Estado, y yo no quiero eso, pues soy antiautoritario”.

Zerzan: Quiero preguntar algo, aunque no estás obligado a contestar, ¿qué piensas hacer ahora?

Camenisch: Respecto a la cuestión militante y a la lucha armada, ya he dicho que soy un veterano. Por conciencia propia, por razones de edad, y por estar bajo control, no puedo decir a los compañeros jóvenes “hagamos la lucha armada”. También en términos de eficacia sería contraproducente e irresponsable. Por tanto, repito que desde el punto de vista de mi militancia en la lucha armada, soy un veterano que hizo acciones y pagó por ello.

Bien. Lo que deseo es seguir haciendo traducciones. Ahora estoy dentro del sistema y sometido a la actual esclavitud burocrática que llaman libertad. No es por despreciar esta libertad que obtuve al dejar la prisión, la aprecio. Claramente puedo vivir un poco mejor, pero también con más contradicciones. Porque cuando estaba en la cárcel, solía decir: El mejor lugar para mí es la prisión… aparte de la libertad del hombre fugitivo, ave en el bosque. Luchar verdaderamente contra el sistema es la forma más elevada de libertad, cualitativamente hablando. Pienso seguir haciendo canastas, es el trabajo que aprendí del Estado suizo. Me dije: ¡Bien! Gracias Estado, me mostraste cómo producir estos artefactos, me has enseñado un oficio sin un alto nivel de contradicciones, porque no hago canastas de plástico, sino de materiales naturales. Ahora quiero organizar mi vida de manera que tenga la mitad del tiempo para continuar elaborando estas cosas, y la otra mitad más intelectual, trabajando en la computadora. Compré un equipo nuevo. Debo trabajar desde la computadora, porque hoy en día no es práctico hacerlo de otra manera, podría hacer manuscritos, pero entonces otra persona tendría que transcribirlos de todos modos. Así que yo mismo hago esa parte. La misma contraposición que con el teléfono móvil, podría decir que no deseo ensuciar mi alma usándolo, pero para organizarse en este mundo, en este sistema, en este momento, tendría que acudir a alguien más y pedir prestado su teléfono. Así que en la situación actual, es preciso usar esta basura tecnológica, porque si no estaría obligado a utilizar el de alguien más. Tampoco puedo criticar el uso del automóvil, porque mañana lo tengo que emplear, ahora mismo lo necesito para pequeños quehaceres, para encontrarme con gente e ir por ahí organizando debates. Como tú, que has venido en avión, y ahora en auto, no puedo decir: ¡qué asco! Un compañero hace una broma, pero hay que tomársela en serio: “¿Usas Google Maps, aunque seas primitivista?”.

Zerzan: Por eso haces canastas.

Camenisch: Hacer canastas es otra experiencia. Ahora hago trabajos para clasemedieros, que dicen: “¡Hermoso! ¡Ah, son lindas estas canastillas para bicicletas! O las obsequio, tengo una larga lista de personas a las que me gustaría regalárselas. Hay otras que sirven para ir de compras. Aquí hay una de ellas: es una muestra de lo valioso que son estos productos, esta la hice hace cuatro o cinco años en Lenzburg, sigue en una pieza, no se ha roto. Esta otra tiene muchos años. En este oficio se puede diferenciar entre las que hago yo y las que hacen niños sin sueldo, o con un sueldo ridículo, por ejemplo, ahora venden canastas por un euro, esa es la globalización. Para hacer una canasta como esta tengo que invertir 50 euros en el material, termino ganando unos 5 euros por hora, que no es mucho. Si la tratas adecuadamente, sin dañarla ni dejándola bajo la lluvia, puede durarte cuarenta o cincuenta años.

Zerzan: El reciente ensayo que estoy escribiendo trata sobre el tejido, la independencia de los tejedores que utilizaban telares manuales, los ludditas.

Camenisch: Eso puede aprenderse con relativa facilidad. Sabemos que los pueblos primitivos van por los caminos reuniendo lo que encuentran, unas hojas por ejemplo. En un instante crean una bolsa o una canasta, que puede que no les dure cincuenta años, pero pueden volver a hacerla sin complicaciones, ya que tienen un profundo conocimiento de la naturaleza, de los materiales, de dónde crecen, cuándo cosecharlos. Ahora nos hemos desviado de la senda, pero tengo la idea de organizar mi vida en ese sentido.

Zerzan: ¿Vas a permanecer en Ticino?

Camenisch: Sí, me gustaría quedarme por unos años. Soy de las montañas de Grigioni, en los Alpes, donde hay un cruce de muchas culturas. Pero aunque solo hables alemán hay mucha influencia latina, es diferente si vas a Zúrich o si vienes aquí. Es distinto el trato dado, como la hospitalidad. Tal vez no haya mucha diferencia cultural o en la forma de vida, ni en el idioma, pero no soy tan alemán como italiano, soy más latino. Si tuviera que vivir aquí, por la situación de represión italiana, es como si viviera en Italia, en cierto modo. Ahora que has venido lo sabes, aquí estoy más cerca de mi gente que en la región de Zúrich. Así que por muchas razones me gustaría venir a vivir aquí, y por supuesto. Tengo la perspectiva de irme a vivir a las montañas, posiblemente en una ambiente colectivo, con miras a la autosuficiencia, tener una tierra, etc. No cortar completamente las relaciones con los que viven en la metrópoli, pero buscar la autonomía propia, cultivar, hacer lo que hacía en el monte, cosechar, cazar, y crear un espacio donde los distintos compañeros puedan encontrarse, discutir, dormir y cocinar.

Ticino está relativamente cerca desde el punto de vista logístico, accesible desde el norte y el sur.

Zerzan: ¿No tienes la restricción de permanecer en Suiza?

Camenisch: No, no tengo restricciones, podría tomar mi pasaporte y viajar. Pero tengo el problema del proceso legal relacionado con la Operación Ardire. No sé si exista una orden de aprehensión para la Unión Europea. En 2015, archivaron el caso, pero no han informado nada. Un abogado en Italia descubrió accidentalmente que lo habían publicado en Internet, pero no directamente a las personas afectadas; aunque es posible que existan otros procedimientos abiertos de los que aún no han dicho nada.

Cuando me detuvieron en Italia, el tribunal de Génova decidió prohibirme de por vida regresar a Italia. Mi abogado dice que quizá ya no tiene validez legal, porque los acuerdos bilaterales han cambiado. No es posible que Italia pueda impedirme entrar. En aquel momento decían que yo era socialmente peligroso, una amenaza para el país. De acuerdo, entonces era verdad, pero ahora no pueden decir eso porque he pasado 30 años en prisión y he realizado una “resocialización exitosa”, no soy reincidente. He pensado posponer los viajes al extranjero hasta que haya cumplido mi condena, que será en mayo del año que viene (2018). Entonces depende, porque las cosas pueden cambiar deprisa, de la noche a la mañana: no más teléfonos, no más electricidad, ni más agua. Somos totalmente dependientes, pues no controlamos esos elementos. Nos pueden cortar el agua, ¿no es así? Así que mejor no olvidemos que se puede vivir sin todas esas cosas. Como con un apagón, que provoca el repunte de nacimientos luego de nueve meses, lo cual es una señal de que el instinto natural sigue ahí. Si no es aplastado por la televisión u otras actividades alienantes, aprendemos que hacer el amor es quizás mejor que ver una pantalla. Debemos contemplar esto como un antídoto para no desesperar, que no todo está perdido. Porque hay habilidades que tal vez se están perdiendo, pero siguen ahí, podemos sanar, estamos enfermos pero somos capaces de recuperar esas capacidades. Si lo queremos, o si nos obligan. Si no tenemos agua disponible en las tuberías, bueno, aún hay manantiales, podemos ir por agua, bañarnos. Pues el agua entubada significa adicción, puedes tomarla cuando quieras. Estos discursos a menudo hacen enfurecer a la gente, porque no tienen argumentos para rebatirlos. Seguro que tú también has experimentado estas cosas al discutir con la gente.

Zerzan: ¿Qué pasa cuándo se enfadan?

Camenisch: Al quedarse sin argumentos deben conceder que tienes la razón, eso les obliga a llegar a un acuerdo consigo mismos, ¿no? Tienen que admitir sus propias contradicciones. Si no son capaces de hacerlo, la reacción es el enfado hacia ti. A veces verás cómo reaccionan gritando para defenderse. Pero eso no es negativo, es un proceso que inicia con la agresión, pues has acabado con sus falsas certezas, les has quitado su sostén. Creo que a menudo, en un segundo momento, comprenden que un proceso de concienciación ha comenzado.

Zerzan: Hiciste que dieran un paso adelante.

Camenisch: Creo que tú, John, tienes muchas experiencias en torno a lo que puede ser la conciencia de las personas, más allá de las diferentes expresiones culturales o de lenguaje. Has escrito que este análisis, va a la raíz, que es algo que importa ¡Estamos en el camino correcto! Lo cual nos motiva para resistir. Y bueno, yo en lo personal estoy de acuerdo contigo en no ser pesimista sobre cómo están yendo las cosas. Escribiste, en uno de tus textos, una pequeña anécdota, si no recuerdo mal; hablabas sobre el sistema con una vecina, sobre los problemas existentes, y esta mujer dijo acertadamente: “Mira, todos tenemos el corazón roto”. Esto me hace pensar que debemos ser capaces de hablar un lenguaje distinto, la gente habla de otra manera, tiene una educación diferente, una forma diferente de expresar las cosas. Contamos con el análisis duro, que va a la raíz, pero esta mujer supo identificar adecuadamente que todos tenemos el corazón roto.

Zerzan: Paseábamos, entonces ella dijo: “No debemos olvidar nunca que todos tenemos el corazón roto”¡Vaya! Aún recuerdo ese momento.

Camenisch: A menudo utilizo esas palabras. Tenemos que curarnos, es un proceso de curación, debemos seguir adelante. Es que la civilización ha sido una enfermedad muy prolongada.

Zerzan: Estaba pensando en lo que me decía Matteo en estos días; que en el último periodo las luchas han sido en defensa de la Tierra, NO TAV, ZAD y muchas otras… debe ser así. Quizá en Estados Unidos sea más fácil entender esto porque existen pueblos indígenas, y para mí ese es el vínculo con las ideas primitivistas. Para ellos todo gira en torno a la Tierra, la Tierra lo es todo; muchos anarquistas no lo tienen en cuenta para nada, pero ahora estamos en medio de luchas que tienen que ver con la Tierra. Para la gente que fue a Standing Rock tal vez la situación sea otra, porque son lugares diferentes, por supuesto… pero muchos de ellos no estaban acostumbrados, normalmente practican un tipo específico de lucha militante: van a un lugar determinado, apoyan luchas… Pero en este caso participaban los nativos, los pueblos indígenas. ¿Por qué es tan importante? Para ellos es muy relevante porque la tierra es sagrada. En fin, ahora se puede decir que ha terminado, pero fue una experiencia muy interesante, la forma en que mucha gente… cómo decirlo, en teoría todo el mundo apoya a los indios, pero luego realmente no piensan mucho en ello. Repito, en Estados Unidos tenemos esa ventaja, que hay indígenas, todavía existen, los conocemos. Por supuesto, es una situación totalmente diferente a la tuya, pero aun así fue una sorpresa. ¡Vaya! Standing Rock se convirtió una gran experiencia, duró meses… Pero tal vez no haya terminado y la lucha regrese.

Camenisch: Siempre hay que saber empezar de cero, porque cada vez es un nuevo comienzo; por ejemplo cuando aparece una lucha como en Val di Susa, entonces el análisis radical se pone en práctica, está ahí para la gente. Quizá hay veces que no vemos el enfoque positivo que se ha desarrollado en las diversas situaciones, en los pequeños grupos, en las diversas luchas. Necesitamos una mezcla de pesimismo y optimismo. Las cuestiones están abiertas. Esta civilización apesta, este es el pesimismo que debemos intentar transmitir, la conciencia de que la civilización es letal. Pero la cuestión está abierta. Hay escritos de Jarach que me han gustado, en ellos afirma que los anarquistas no debemos ser tan duros, ni tan puros. La historia aún no ha demostrado qué tipo de organización es la adecuada para alcanzar el objetivo de la revolución, por lo que incluso nosotros, como anarquistas, debemos en algún momento dejar los prejuicios, sobre lo que entendemos por autoritario o antiautoritario, sobre cómo organizarnos con la gente normal, entre nosotros, o con los comunistas. Jarach afirma que la cuestión de la organización aún no se ha resuelto, no hay respuestas en la historia, toda está por probarse, no sabemos qué funciona mejor en una situación determinada. Porque el error que cometemos a menudo es que confundimos la acción y el pensamiento, pregonamos como si la revolución ya hubiera sucedido. Estamos en una situación determinada con unas condiciones determinadas, tendremos que actuar de forma contradictoria, y no podremos actuar si declaramos: ‘no tienes razón’. Creo que hay que tener mucho cuidado al hacer declaraciones, al decir que las cosas son así y así, tenemos que verificar las cosas, verificarlas nosotros mismos junto con otras personas. Y luego preguntarnos: ¿qué puede hacerse? Jarach, y creo que tú también John, dicen que el anarquismo es también una ideología moderna y por tanto debemos cuestionarla en su conexión con las luchas que nos rodean. No podemos afirmar que los indígenas sean auténticos primitivistas, o anarquistas, en realidad no lo son. ¿Nosotros lo somos? ¡No, tampoco!

Soy yo quien debe saber cómo cambiar, para después pedir a la gente que me rodea que cambie de un modo que respete la autodeterminación. Para mí quizá sea un atajo, pero cuando reflexiono sobre el anarquismo, el primitivismo está ahí, está dentro de él, es lógico, es obvio. Así como es lógico que para el concepto de anarquía (no digo anarquismo a propósito) la crítica a la civilización sea básica, fundamental, porque la civilización no tiene nada de anárquica, toda la historia lo demuestra y con mayor razón la actual. Muchas veces, en las discusiones digo que las cosas son simples: si se piensa en la revolución, en una auténtica revolución, el análisis anarquista-primitivista es en cierto modo obvio. Si no tienes estas herramientas para entender cómo son las cosas, creo que no tienes la oportunidad de ir a los cimientos, de ir realmente a la raíz de las cosas. Sin sin ir a la raíz no se puede profundizar, porque de lo contrario siempre se detendrá un cierto límite, que la próxima generación se encargará de superar. Aunque tal vez la próxima generación quiera Facebook, ¿no? O quizá no, dirán que es alienante, contraproducente, etc. ¿Pero qué le vas a decir a la generación más joven que ahora está acostumbrada a Facebook? Debes exponerle la crítica básica que aplicas contra los automóviles, que también utiliza.

Zerzan: Aunque la gente se está alejando de Facebook, no les controla lo suficiente.

Camenisch: ¡Je, je!… Es mucha variedad, y la variedad es importante para los acercamientos.

Lo último que me gustaría decir, aunque no sea importante, es que si ahora estoy en libertad después de todos estos años, se lo debo a la solidaridad que me han expresado directa o indirectamente. Si ahora soy libre para estar aquí y poder hablar contigo, no es por casualidad. Por supuesto, también es porque ‘el Estado es bondadoso y me ha liberado’, pero en gran parte es gracias a la solidaridad que he recibido todo este tiempo. No es una gran victoria, es una victoria muy pequeña, pero también tenemos que vivir para estas pequeñas victorias, ¿no? Este es el mensaje que quiero transmitir a la gente: estoy muy agradecido porque si puedo disfrutar de este periodo de libertad antes de morir, creo que se debe al principio de solidaridad. Creo que también se debe a una pequeñísima dosis de anti-pesimismo, no de optimismo sino de anti-pesimismo. Aunque me cuesta utilizar estos dos términos; optimismo, pesimismo. Creo que no deberían tener tanto peso en nuestras reflexiones, ni en las motivaciones para actuar. No debemos perdernos en esta dicotomía optimismo o pesimismo, victoria o derrota.

Zerzan: Yo también conozco a muchos pesimistas, pero no se rinden, siguen luchando, siguen reflexionando los hechos.

Camenisch: Verlo todo en términos de lo que funciona o de lo que no, de pesimismo u optimismo, nos incapacita, nos paraliza. Deberíamos dejar estas cosas para los visionarios y pensar no tanto en el futuro como en la realidad del ahora, teniendo claros nuestros objetivos. Actuar en el momento presente, hacer lo que podamos, sin ocultar nuestros objetivos, principios o lo que sea; y estar mentalmente abiertos, claros: Esto es lo que somos, ¿Nos aceptan? ¿No nos aceptan? ¡Adiós! Pero sin pensar que poseemos la verdad.

Matteo: Una pequeña cosa que añadir a lo que decías de la solidaridad. Nosotros también tenemos que darte las gracias: por la maravillosa persona que eres, por la fuerza que nos has transmitido, por el cariño y la cercanía que nos has expresado, por la ironía estimulante de tus críticas. Una vez dijiste algo muy profundo: “Quien ha probado el sabor de la libertad y la ha elegido como amante, no la dejará escapar fácilmente”. Las primeras veces que te vi en la cárcel me sorprendió lo consciente que eras de cómo iba la sociedad, lo acertadas que eran tus apreciaciones. Sabías más que la mayoría de los compañeros de fuera.

Camenisch: Sí, pero es estructural. Estás solo en tu celda, no tienes la posibilidad de comunicarte. La situación de la prisión es quizá una paradoja; te permite obtener mayor información, y entrar en contacto con muchas más situaciones y personas diferentes de todo el mundo.

Matteo: Estoy de acuerdo, pero no es solo el hecho de tener acceso a la información, es también la forma de interpretarla. Era como si estuvieras presente en las situaciones a las que hacías referencia, distinguías pequeñas discrepancias que la gente de fuera no podía ver.

Camenisch: Eso es lo fundamental por lo que se termina en la cárcel… ¡je, je! Si tienes esa forma de analizar, de enfocar las cosas, puede que por eso estés prisionero. La comunicación es fundamental para sentirse parte de una comunidad. Pienso: este es mi hermano ¿no? Hablo con él, me visita, esto es hacer comunidad. Comunidad imperfecta… comunidad muy dolorosa en el sentido de que para ser felices deberíamos vivirla, pero podemos vivir partes importantes de lo que una comunidad es, o debería ser, o podría ser. En este sentido la prisión era como un privilegio, ciertamente no elegido, una especie de reducto. Así me enteré de la lucha NO TAV y de todas las historias de las que hablábamos; eché un vistazo al conflicto mapuche y así sucesivamente. Entonces reconocí dónde empieza una comunidad, o lo que queda de ella, en nuestros corazones. Cuáles son las posibilidades de una comunidad en medio de todas estas restricciones que conducen a su extinción.

No es tanto un mérito como una condición. Cuando estuve preso en Italia hice muchos compañeros. Esos fueron los mejores momentos, cuando más viví los principios comunistas. Sin jerarquía, teníamos un modo de vida realmente colectivo en la cárcel. Los camaradas de allí, comunistas, todos trabajaban, todos escribían, todos estudiaban, pero no creo que nadie escribiera tanto como yo, ni a tanta gente. También le escribí a personas que son adversarios políticos; por ejemplo, cuando estuve en Biella había un grupo de Refundación Comunista. Por diversas razones tenían posiciones, objetivos y principios más avanzados que el resto de su partido, así que incluso con esta gente intenté ver qué podíamos tener en común para actuar juntos contra la represión. Cada vez se aclaraban más mis posiciones con respecto a las suyas, mis objetivos se radicalizaron más, etcétera. Pero los respeto y puedo estar de acuerdo en una pequeña parte de su actuar, eso nos dispone a ir un poco más lejos.

Durante ese tiempo no me aburrí ni un segundo, aunque la gente ordinaria, incluso a veces los compañeros que la han vivido, piensan que la cárcel es aburrida. Hay muchos momentos en los que no se puede hacer nada, eso es tedioso. Yo, en cambio, no tenía tiempo para contestar todas las cartas, luego trabajaba y siempre pensaba que no había hecho lo suficiente; se hacían las dos o las tres de la mañana escribiendo, traduciendo, pensando que tenía que terminar un trabajo o continuar una discusión sobre la situación de algún camarada o algo así. Creo que las horas que trabajé fueron muchas, pero nunca me aburrí. En todo momento tenía algo que hacer. Estaba con la mente afuera, no encerrado.

Zerzan: Tengo un amigo que lleva en la cárcel desde 1974, como tú es muy abierto de mente y con gran sentido del humor. Cuando lo visito en California me digo: ¿cómo puede ser?

Camenisch: De nuevo, es lo mismo que interiorizar la situación. Esta interiorización puede resolver la vida, por más humilde que esta sea. La libertad empieza aquí, en lo más profundo de tu interior, para luego realizarse hacia el exterior.

Zerzan: ¿Tuviste que enfrentar mucha violencia en la cárcel?

Camenisch: No, nunca. Hay otras formas. La prisión es un mundo muy complejo; hay momentos en que el entorno carcelario es muy pacífico, pero hay otros en que puede existir un motín u otras violencias. Puedes estar en una prisión justo después de haber brotado la violencia. Por ejemplo, tenía dos compañeros que, durante peleas brutales en la prisión, habían sido trasladados poco antes, por lo que no las habían vivido, o llegaron poco después cuando la situación se había “normalizado”. Así que todo es muy aleatorio. Hay prisiones como la de Stammheim con altos regímenes de aislamiento, pues los han modernizado mucho: es algo terrible si no tienes un corazón fuerte, o si no puedes comunicarte con la gente de afuera.

Zerzan: ¿Jugabas al ajedrez en la cárcel?

Camenisch: No, no, no. No tenía tiempo y no me interesaba. Escribir era lo mejor, jugar al ajedrez es una pérdida de tiempo, también porque no me gustan esos juegos para pasar el rato. Mantuve los mismos principios de vida que cuando estuve fuera, incluso de antes, cuando fui campesino y pastor, (que por supuesto es ser muy civilizado) cuando no imaginaba situaciones en las que fueran necesarias vacaciones, o descansos para luego volver al trabajo. Haces cosas que te satisfacen, son duras pero satisfactorias, no es necesario tomar vacaciones por la tensión si lo que haces es relajante, lo disfrutas y es sano. No tienes ese tipo de división, como los pueblos libres que no necesitan desarrollar el concepto de libertad, ni el de suicidio: en su condición no necesitan esas palabras, esos conceptos. Diría que es mejor hacer el amor que permanecer aburrido o jugar al ajedrez. Está claro que la cárcel te deja huella, hasta en el corazón. Si no tienes el corazón completamente roto, debes cuidar que la cárcel no te lo destruya definitivamente, pero si puedes vivir tranquilo todo irá bien. Entonces estás en una situación en la que ni siquiera consideras arrepentirte. Sé que existe el arrepentimiento, he oído hablar de él, pero nunca he pensado que pudiera arrepentirme. Está fuera del imaginario, debido a la base que tenemos, de cómo estamos hechos, cómo afrontamos las dificultades y los errores, que no son acciones equivocadas. Sí, he cometido muchos errores, pero en el fondo ninguna equivocación.

Contrapuntos

Las estrellas que conforman una misma constelación
pueden estar separadas por enormes distancias, así
como distintas pueden ser las dimensiones y el brillo.

Trataré de hacer una crítica, aunque parcial, del proyecto insurreccionalista y de la tesis armada, con una intención constructiva, explicando mi visión de la planificación anarquista y las modalidades con las cuales me gustaría organizarme. Me concentraré en el problema del crecimiento individual y colectivo, (“colectivo” para entenderse no es un todo abstracto y ambiguo, sino un grupo de  compañeros que eliges) que no puede ignorar la cuestión de cómo coordinarse tanto dentro de un grupo anarquista como con otros grupos, en la así llamada organización anarquista por afinidad.

Primero, es necesario contextualizar el período en el que se elaboró la tesis del proyecto insurreccionalista de los 70s: habían otras tensiones sociales, el movimiento real fue consistente y el movimiento anarquista específico ya estaba lo suficientemente polarizado. Hoy la situación es radicalmente diferente, desde todos los puntos de vista. Por lo tanto, creo que extrapolar estas teorías del contexto histórico, aplicándolas sin modificarlas ni contaminarlas, conlleva el riesgo de una idealización estéril. Además, el devenir cambiante de la realidad, de las luchas y del “movimiento” anarquista nos pone frente a nuevos métodos (y medios de coordinación) surgidos recientemente en el contexto de las luchas en Grecia, Italia, América del Sur, etc. hacia las cuales es importante no plantearse con un enfoque dogmático. Creo que es necesario hacer el esfuerzo de examinar las experiencias vividas, tanto por nosotros como por otros compañeros en el pasado, extrayendo ejemplo de lo que funcionó e identificando lo que no ha resultado útil a la hora de la práctica.

Personalmente creo que, a pesar del hecho de que la realidad nos ofrece muchas posibilidades, a fuerza de seguir los plazos de las luchas intermedias, muchas veces se pierde calidad. El radicalismo que debe distinguir a los anarquistas se ha ido diluyendo, ya que la proyectualidad pierde filo, limitada a luchas específicas. La organización del proyecto anarquista, incluida la tesis armada, parece haberse archivado para cuando sea la insurrección, adaptando el nivel del conflicto al alcance de las luchas intermedias o de un débil movimiento real.

Entre otras cosas, no estoy de acuerdo con lo que se dice de la insurrección, que se construye según reglas suficientemente conocidas y atendibles. En realidad no hay reglas ni orden, el movimiento real no es progresivo, salta hacia adelante y luego se estanca, es caótico y muchas veces ilegible. La acción que es perfecta para hoy mañana podría estar “demasiado adelantada”. Está bajo nuestros ojos la imposibilidad de reducir a reglas lo mutable e imprevisible del mundo que nos rodea (y, por tanto, también la posibilidad insurreccional). Esta indeterminación es evidente, es variable y múltiple como la vida misma. Muchas prácticas adoptadas, en luchas específicas y por el movimiento real, han sido forzadas, y no debido a análisis elaborados sobre el llamado “puente” entre el grupo anarquista específico y el movimiento real, sino por los impulsos que nacen de sentimientos espontáneos y viscerales del instante. Otros forzamientos, en cambio, han sido fuertemente influenciados por análisis de luchas intermedias. Es la alquimia de todas las formas y de otras circunstancias inesperadas lo que hace que la lucha se generalice.

De esto deriva que algunos intentos puedan ser contraproducentes y otros no, pero será difícil preverlo de antemano. Esperar el movimiento real, sin un simultáneo crecimiento individual y colectivo, es en mi opinión altamente contraproducente y nos priva de la posibilidad de elaborar una proyectualidad anarquista. El ataque constante y permanente en el aquí y ahora requiere en primer lugar una preparación que es crecimiento en sentido cualitativo, experimentación, práctica de métodos, técnicas y medios, reflexión teórica profundizada, constante entrenamiento de la tensión esencial en la lucha de rebeldes y revolucionarios anarquistas. No es una fórmula aritmética, no puede ignorar el camino anterior y, por tanto cambia, depende del individuo, de los compañeros que elija, de la situación a su alrededor, de cómo ha preferido ponerse a actuar. No nacemos sabiendo, el auto-aprendizaje es difícil y agotador, a veces desalentador, pero también puede dar satisfacciones inesperadas y, sobre todo, no está fuera de nuestro alcance.

Las pequeñas acciones reproducibles no deben abandonarse, pero debemos superarnos a nosotros mismos, experimentar con los medios disponibles para poder elegir el más adecuado en cada situación. No se trata de un aprendizaje como fin en sí mismo, sino que es parte del proyecto que se alimenta de una mirada que va más allá. Más allá de las condiciones dadas, los caminos trazados, los rituales de las protestas, en busca de la eficacia y la mejora continua fundamentales para los golpes lanzados tanto en el presente como en el futuro. Esta es la base que puede unir a anarquistas de diferentes tensiones. Una planificación clara puede desencadenar un mosaico de ataques cualitativamente significativos, lo que permitiría el desarrollarse de una planificación anarquista fuerte incluso en presencia de proyectos insurreccionales no homogéneos. Esto puede suceder cuando, a pesar de la diferencia en las tensiones metodológicas, existen afinidades que permiten una coordinación de anarquistas con diferentes formas de organización. El crecimiento, de hecho, no es solo individual, sino también colectivo. Lo cual nos lleva hacia las formas en como nos organizamos.

Deberíamos reflexionar más sobre este tema, ya que a menudo nos limitamos a la coordinación espontánea, al azar o a las evoluciones implícitas en una lucha específica a seguir, sin haber sido una elección tomada. La importancia de los grupos de afinidad próximos, sus grados de implicación, la coordinación entre ellos con el grupo anarquistas local y la coordinación entre otros grupos anarquistas, son todos elementos a construir, y no son pasos simples u obvios.

Comprender la conexión entre los grupos de afinidad y el grupo anarquista local específico permitiría enfocar mejor las fuerzas de los individuos y los grupos de afinidad, aunque con diferentes metodologías y tensiones, hacia objetivos comunes, proyectos específicos o generales. Con este fin, una planificación clara de las personas, los grupos de afinidad y el grupo anarquista local específico es un requisito esencial para comenzar a construir una base de proyecto para una organización informal cualitativamente sólida. Esto haría posible, dentro del grupo anarquista local, un entrelazado caótico similar a una telaraña de personas de ideas afines con diferentes grados de tensión, que se coordinan mediante el intercambio de experiencias, métodos, medios y técnicas basadas en las diferentes afinidades.

Caótico pues siempre debe dejarse espacio para el entrelazamiento del libre acuerdo a la espontaneidad y a la tensión individuales, en un juego simbiótico y alquímico entre organización y espontaneidad, complicidad y autonomía individual. Un término apropiado para referir esto es el de una galaxia anarquista de afinidad, que indica una proyecto anarquista expresado como coordinación caótica de grupos e individualidades heterogéneos y afines. Esto es posible cuando se elige expresamente coordinarse con compañeros que tienen diferentes métodos y proyectos a través de una confrontación sincera, ni arrogante ni dogmática. La sinceridad es muy importante, pues solo poniendo las cartas encima de la mesa se puede entender, fuera de inútiles dogmatismos, si las tensiones pueden coexistir o si están enfrentadas, quizá con diferentes caminos metodológicos pero aún entrelazados.

Obviamente, la confrontación no es suficiente, también es necesario experimentar en el campo, aprendiendo a juntar las diferentes fuerzas, sin tener miedo de repartirse las tareas que requiere un importante accionar organizado, de modo que el ataque sea incisivo sin la necesidad de convertirse en especialista, como temen algunos camaradas. Así podría alcanzarse ese equilibrio sutil que permite la existencia de un todo no hegemónico que deje espacio para el entramado coordinado y espontáneo del grupo anarquista.

En cuanto a la coordinación entre los diferentes grupos anarquistas, creo que hoy más que nunca, existe la necesidad de comunicación mutua, sincera, sencilla y no dogmática, para plantearnos seriamente la cuestión de construir un “área” anarquista fuerte – en un sentido cualitativo, no cuantitativo – y también, eventualmente, armada. Por ejemplo, la cuestión de las siglas y el anonimato. Creo que son medios, y que deberían ser analizados, discutidos y utilizados como tales. Ambos aportan ventajas y desventajas, y cada cual puede elegir el que más le convenga, en general o para una sola acción.

En los últimos años, la reivindicación ha adquirido nuevas connotaciones, convirtiéndose en un medio de comunicación y coordinación entre anarquistas. Esto no significa que deba ser necesariamente el único medio utilizado para este propósito, así como, por otro lado, su uso no implica automáticamente la búsqueda de fama, la construcción de una partido armado o una vanguardia. Además, dinámicas de liderazgo también se crean en las asambleas. No es una coincidencia que a menudo suceda que aquellos que saben escribir, hablar y teorizar mejor se conviertan, de cualquier manera, en una especie de jefe. Pero las asambleas, así como los escritos y debates, también son medios útiles. Siempre hay riesgos de vanguardia, liderazgo y especialización, pero una planificación clara y una práctica coherente lo pueden evitar.

Un discurso similar se aplica a Internet (siendo conscientes que es un instrumento de la dominación), al que a menudo se le asignan valores absolutos. Ciertamente ha demostrado ser útil y no debería evaluarse a priori, sino por los resultados obtenidos. Hay quienes lo usan como el único medio de comunicación, pues consideran que no conocerse personalmente hace que el trabajo de la represión sea más difícil. Creo que es mejor correr ese riesgo pues, de útil herramienta de coordinación, Internet puede convertirse en un medio de confrontación entre compañeros, además creo que reconocerse en otras personas es parte de la acción directa. Por otra parte, Internet es una herramienta fácilmente controlable y manipulable por la autoridad. En fin, creo que es posible identificar objetivos comunes y coordinarse con otros camaradas anarquistas, demoliendo las múltiples tiendas.

Haciendo un balance de las luchas emprendidas en el pasado, más o menos cercano, reconectar las relaciones entre las diferentes constelaciones, hacer que nuestra galaxia brille más intensamente para desestabilizar a la autoridad y crear el caos destructivo entre sus filas.

Tengo una tensión individualista o, como prefiero llamarla, individual, que para mí no es sinónimo de querer luchar en soledad. Por eso me cuestiono qué puede interesarme y ser útil de un proyecto de crecimiento que tienda hacia el método insurreccional o revolucionario. Todas las revoluciones han dado lugar a autoritarismos y dictaduras (como afirma E. Armand *), por lo que no me considero revolucionario, pero esto no significa que prejuzgando haya excluido dicha planificación. Esto se debe a que no quiero encasillarme en una metodología a priori, sino que deseo utilizar diferentes métodos, si son útiles, adecuados o agradables para mis propósitos, sin encerrarlos en compartimentos estancos, contaminándolos y mezclándolos, pescando de aquí y allá, sin detenerme en alguno. En un crecimiento infinito de la vida/lucha, en búsqueda continua de mi ser auto-liberador. Esta es la esencia de la anarquía: un proyecto ilimitado, permanente y en movimiento. «Y luego, veremos … Solo sé que el anarquista está en lucha permanente. Después otra nueva lucha». (Bruno Filippi).

Juan Sorroche

Publicado en la revista anarquista “I GIORNI E LE NOTTI” nº 1 – 05/2016 – de la cual soy uno de los redactores. Escrito antes de mi clandestinidad (que duró dos años). Mi captura y encarcelamiento ocurrieron en el mes de Mayo.


* “En la mayoría de los casos, los individualistas no son revolucionarios en el sentido sistemático y dogmático de la palabra. Sostienen que una revolución no aporta, más que una guerra, una verdadera mejora en la vida del individuo. En tiempos de revolución, los fanáticos de los partidos rivales y de las tendencias en lucha se preocupan más que nada por dominarse ente sí, y para conseguirlo se lastiman con una violencia y un odio muchas veces desconocido en ejércitos enemigos. Como la guerra, una revolución puede ser comparada con un acceso de fiebre: el enfermo se comporta de una manera muy distinta a la habitual. Pasada la fiebre, el paciente regresa a su estado anterior. La historia nos enseña que después de las revoluciones siempre se producen contramarchas que las apartan de sus objetivos originales. Es necesario, entonces, comenzar por el individuo. Esta noción debe propagarse de hombre a hombre: es criminal forzar a alguien a reaccionar de otra forma a la que él cree útil, ventajosa o agradable para su propia vida, su propio crecimiento y su propia felicidad. Que este crimen sea cometido por el Estado, por la ley, por la mayoría o por un individuo solitario no modifica el problema: es el mismo crimen. De hombre a hombre debe comunicarse el ideal del “individuo” que reacciona frente a “lo social”. Estas concepciones, como dije antes, deben ser fruto de una reflexión, o consecuencia de un temperamento reflexivo, y no el resultado de una sobreexitación pasajera, extraña a la naturaleza de quien las reivindica.” (E. Armand, Individualismo Anarquista)

Tomado del folleto “Los dos dragones de mi anarquismo”.