Aventar el temor a la muerte
Renunciar a todo deseo de Dominación
Frente al más humillado de nuestros semejantes.
No creer ni sufrir
Ni renunciar,
Sino aceptar,
Gozar,
Realizar la anarquía de la vida,
En medio del Orden de Vivir.
H. E. Read
Aventar el temor a la muerte
Renunciar a todo deseo de Dominación
Frente al más humillado de nuestros semejantes.
No creer ni sufrir
Ni renunciar,
Sino aceptar,
Gozar,
Realizar la anarquía de la vida,
En medio del Orden de Vivir.
H. E. Read
Nuestras convicciones nos llevan a afirmar que somos anarquistas sin remordimientos. Todxs lxs anarquistas por ser así, somos contrarixs a toda forma de poder, porque es donde comienza la explotación de las personas.
Entonces quienes rechazan esa relación deshumana están en contra del Estado porque representa la organización del poder en la sociedad; están en contra de la iglesias, porque son instituciones que ejercen el dominio material y espiritual utilizando los sentimientos religiosos y morales de las muchedumbres, justificando a lxs ricxs, defendiéndoles y compartiendo con ellxs privilegios y riquezas, complicidades y responsabilidades en la opresión sobre la gente. En pocas palabras lxs anarquistas estamos en contra de las instituciones, ya que en estas se concentran las causas ideológicas de la explotación de la personas, del robo mediante la propiedad, de las mentiras, de la degeneraciones, de la represiones y de la matanzas de miles de personas en todo el mundo. Nosotrxs estamos convencidxs (en contrapunto con cualquier otra ideología) que la sociedad, la comunidad humana puede organizarse de una manera tal que el individuo por si solo pueda tener la libertad de autodeterminarse gobernarse así mismo, desarrollando y enriqueciéndose de todas sus potencialidades, eligiendo su propio recorrido existencial, con la sensibilidad que lo caracteriza. Esta es la esencia pura de unas ideas que, desde un punto de vista revolucionario no se puede cuestionar.
En consecuencia a lo ya desarrollado, lxs anarquistas no se limitan a la contemplación mística de una hipotética sociedad del mañana. Es por eso que nos sentimos con razón de criticar a quienes, frente a unos actos concretos de sabotaje y ataque al sistema de la represión, han elegido acusarnos y criminalizarnos, a todxs lxs compañerxs coherentes con la práctica libertaria, que desde el valor que da la libertad, tenemos por dignidad el coraje de afirmar nuestras ideas, con la coherencia de los actos.
Estos son tristes acontecimientos de los tiempos actuales, tiempos de paz social, tiempos de compromisos para algunxs; y realidad de guerra social para otros.
En el heterogéneo universo anárquico existe por desgracia un grupo de individuxs bien asentadxs en el sistema, con el cual comparten tendencias autoritarias y privilegios, y que se denominan anarquistas.
Hay algunxs que tienen grandes “CEREBROS”, otrxs que tienen considerables cuentas bancarias y un status social; otrxs que son catedráticxs y que respaldan a las instituciones. En fin, todos ellos manifiestan su particular anarquismo con perfectos y espléndidos artículos en periódicos o en libros bien cuidados y carísimos. Tienen la peculiaridad, además de poner mucha atención en expresarse con claridad en contra del Estado y del Capital; del miedo a perder sus privilegios, la honradez de sus cuentas bancarias, la tranquilidad obtenida. Comparten mentalidades y comportamientos de las personas políticas del poder constituido. En la prensa del “régimen democrático” son pintadxs como lxs anarquistas buenxs, lxs con la “A” mayúscula, porque predican una sociedad ideal, que los demás tendrán que conseguir, y por la cual ellxs no están dispuestos a enfrentarse a lxs dominantes: enferman del terror que le tienen a sus amxs y gritan como locxs sus condenas a cada ataque realizado en contra de la opresión. Defienden las estructuras y a las personas de poder, venden “armas y maletas” a la pacificación social impuesta.
Por otro lado, hay compañerxs anarquistas que se caracterizan como misionerxs de la revolución del mañana. Estxs compañerxs, que tienen un concepto del anarquismo que no reniega de la necesidad de la insurrección generalizada, ni de la necesidad de la revuelta individual inmediata, son los que defienden la verdadera cultura libertaria, la anarquía auténtica, sin miedo a las consecuencias de sus ideas; por ello no sólo entienden la necesidad de insurrección de las muchedumbres populares, si no también la de cada individux, que en la sociedad actual se siente oprimidx, mutiladx, ofendidx en su propia dignidad de ser libre y que frente a esa situación se produzca la rebelión. Ciertamente no es posible reducir a única postura el inmenso universo anárquico, ya que está hecho de muchos puntos de vista, tantos como las personas que los componen. Por tanto nosotrxs intentamos trazar unas características con la clara intención de llegar a un animado y constructivo debate: la necesidad de salirse hoy de la actual apatía y falta de iniciativa.
Pensamos finalmente que cada persona a partir de ahora, de YA, no tiene porque renunciar a su propia autodeterminación por una falsa promesa de paz social inexistente o a causa de la ilusión “histórica” que solamente las fuerzas de las masas de explotados/as proletarios/as, de los/as oprimidos/as, de los/as excluidos/as puedan un día conseguir quizás el sueño de un mundo libre de la presencia de un Estado Capital, controlador de Nuestra Vida y Nuestro Futuro.
Pero, que queremos decir con autodeterminación individual, pues que si estás sin casa, okupes una; y si llega la policía y te desaloja, pues okupas otra; que si estás sin recursos económicos, procedas al reparto de la riqueza acumulada en las sedes capitalistas, consciente de que la riqueza es de todos/as y que nos ha sido usurpada, lo cual se traduce en asaltos a bancos y sedes donde se acumule la riqueza de más, producto de la explotación de las gentes.Pensamos que hay que apropiarse de la dignidad suficiente, que nos lleve a abandonar la actitud de autoconmiseración y atacar al capital sin miedo a perder la miseria que nos conceden.
La okupación, la expropiación, son respuestas y actitudes que no han sido inventadas por los/as anarquistas, son hechos tan difusos hoy en día que el sistema apenas los puede contener entre no pocas dificultades. Creemos firmemente en la fuerza del/a denominado/a “rebelde social” que lucha por mantener su dignidad frente a un poder que quiere obligarlo/a a la esclavitud y a la humillación de un trabajo asalariado. En este contexto nosotros/as los/as anarquistas tenemos el deber y la coherencia de estar a su lado, dándole una justificación y razón a sus actos, para llegar mañana unidos/as en la lucha decisoria hasta el final, para la emancipación social revolucionaria. Creemos firmemente que los/as rebeldes anárquicos/as tienen que hacer algo más que reivindicar la rebelión de los/as excluidos/as para lograr una forma de vida más placentera. El ataque contra el Estado Capital tiene un valor inmenso porque mantiene a la sociedad dentro de las condiciones de conflictos permanentes que cuestionan los proyectos de paz social de las doctrinas democráticas y de quienes han frenado siempre el movimiento convencidos/as de que el Estado y el Capital son invencibles. Por eso hay que comprender y utilizar los métodos que no acatan la ley de los/as ricos/as y poderosos/as ni sus códigos, el miserable discurso circunscrito en el marco democrático… De aquí que tenemos un amplio abanico de métodos, desde los panfletos hasta los huevos a la cara de los/as políticos/as, a la okupación de los espacios inutilizados, a los sabotajes, a la insumisión militar o social, al expropio de la riqueza acumulada en bancos o supermercados, al rechazo de los impuestos que financian cosas que no queremos, a las luchas de los/as presos/as. Para los/as anarquistas rebeldes, para con el poder y sus instituciones no hay diálogo, no puede haberlo, sólo hay conflictividad y enfrentamiento. Existe un horizonte común para todos/as, que es la tensión ideal, la ética de un comportamiento que llena la existencia de cada individux que se identifica con ese anarquismo de reducir a la “Razón de Estado”, un concepto de revuelta en orden espaciado, lejos de un visión política y oportunista. Un concepto de crecimiento de calidad con otros/as individuos/as, con un principio de autodeterminación de seres que se encuentran en si mismos/as las razones de su existencia y de ataques al Estado y al Capital.
Somos conscientes de vivir en un estado de guerra, de guerra social, en el que no queda sitio ni tiempo para mediar, porque el poder, desde que nacimos no perdió ni un segundo en declararse nuestro enemigo natural. Estamos firmemente convencidos/as de que son compañeros/as nuestros/as los/as que cada día mueren a causa de las drogas o enfermedades paralelas, víctimas de un sucio negocio que alimenta a los grupos criminales (mafias, cárteles) establecidos en todo el planeta y con relaciones inequívocas con gobiernos y sistemas bancarios. Son nuestros/as compañeros/as los/as que cada día mueren en prisiones reservadas a los/as pobres, víctimas de las condiciones sociales y de las palizas y torturas de los/as verdugos/as a sueldo del poder. Son nuestros/as compañeros/as los/as muertos/as en los accidentes laborales, víctimas en los campos de trabajo laborales del trabajo asalariado.
Estamos con el corazón y con el materialismo de la existencia de las miles de personas que sufren y luchan para mantener alta la bandera de la dignidad de los individuxs libres, convencidos/as de que con nuestros/as enemigos/as la libertad no se negocia: SE TOMA.
¿QUIÉN NO ES LIBRE HOY,PODRÁ SERLO UN MAÑANA?.
Colectivo de presos libertarios de Jaén 2
En estos últimos tiempos se ha iniciado un debate muy necesario, después de tantos años de parálisis dogmática y de mirarnos el ombligo de los años treinta. Los principales centros han sido, por una parte el insurreccionalismo anarquista representado sobre todo por los compañeros del Estado Italiano, y por la otra, los anarquistas primitivistas representados especialmente por las corrientes anglosajonas de “Green Anarchy” tanto en Oregón como en Reino Unido. Estas dos corrientes se entreveran en la corriente de “anarquía insurreccionalista verde o anticivilización”.
Es particularmente estimulante que el debate se haya desplazado desde el tedioso y repetitivo cnt’s-cgt’s (sea para distinguirse la una de la otra, o para fusionarse en quiméricas operaciones de unidad) a posiciones más frescas e interesantes, en el fondo es un debate interrumpido por más de 100 años de “anarquismo de Estado”.
LA CORRIENTE DOMINANTE, EL ANARQUISMO DE ESTADO.
El anarquismo de Estado es la corriente hegemónica (ser hegemónico ya es un mal principio) en el anarquismo del Estado español, y por su peso histórico esta corriente ha influido decisivamente en el anarquismo mundial y ha retrasado, de una manera difícil de determinar, el desarrollo de prácticas y de bases de pensamiento necesarias para acabar con el sistema. El actor mayoritario, pero no el único ni el principal, del anarquismo de Estado ha sido la organización anarcosindical, organización definida como no-anarquista, democrática y gradualista.
La principal característica del anarquismo de estado es su pretensión de heredar el sistema actual para “gestionarlo bien”, de ahí que su única elaboración modernizada sea la autogestión, entendida como la gestión directa, mediante la democracia directa, del mundo actual. Además el anarquismo de Estado preconiza una organización del presente en función del futuro, ¿¿cómo será ese futuro, si su presente está lleno de secretarías generales, votaciones, escisiones y expulsiones…??.
Así pues, los municipios actuales, los barrios dormitorios, las fábricas de armas y productos químicos, las minas, las fundiciones, las explotaciones agrícolas industriales y transgénicas, los criaderos de vacas locas…. serán gestionados correctamente, por comités de colectivización correctamente elegidos, que impondrán ritmos y horarios de trabajo aprobados autogestionariamente, la contaminación reducida paulatinamente y lo más importante, las tecnologías desarrolladas para y por la dominación, en sus buenas manos, se convertirán mágicamente en instrumentos de liberación.
Al fijarse como objetivo la gestión de un sistema centralizador, es necesario diseñar una macroorganización de comités delegados, las clásicas Confederaciones Ibéricas de Comunas, Confederaciones Continentales de Comunas hasta llegar a la Confederación Mundial de Comunas. Imaginamos que todo ello con Comisiones logísticas, estadísticas de gestión delegada, con un sistema contable común y, a ser posible, un idioma común … siguiendo la repugnante consigna de que “la anarquía no es el caos, sino la más alta expresión del orden”.
En el fondo nos encontramos con una incapacidad absoluta de concebir un mundo distinto del actual, y de este modo la rebeldía, un sentimiento anarquista, se vuelca en ver como podemos gestionar antiautoritariamente este mundo autoritario, no en como construir un mundo sin autoridad.
Tendremos pues delegaciones, directas, pero delegaciones, comités de colectivización, comités de coordinación, logísticos, de estadística, técnicos especialistas competentes (para vigilar los artefactos tecnológicos y el cumplimiento de los acuerdos), especialistas y gestores, en suma PODER y AUTORIDAD.
¿POR QUÉ TENEMOS TANTAS DIFICULTADES EN CONCEBIR UN MUNDO SIN AUTORIDAD?
Vivimos rodeados de la miseria, y sin embargo, todos hemos escuchado y todos somos partícipes de la idea de que siempre habrá pobres y ricos, poderosos y humildes, listos y tontos, habilidosos y torpes, extrovertidos y apocados, altruistas y aprovechados, vivales y pringados …
Este es un lastre que hemos mamado en la familia, consolidado en las instituciones de aprendizaje (escuela, primer trabajo, calle, pandilla) y, por supuesto a lo largo de toda una vida regulada por el orden del reloj y la continua sumisión, desde al presidente del gobierno al inspector del metro.
Pero no es sólo esto: el lastre trasciende nuestras cortas vidas, arrastramos los grilletes de una domesticación de siglos (7.500, 10.000, 20.000… años). No somos capaces de ver el mundo maravilloso de plenitud y goce en el que podríamos vivir, y sólo vemos posibles los tonos grises y anodinos de las metas alcanzables, porque llevamos las anteojeras de la domesticación. Y, desdichadamente, lo que llamamos “alcanzable” no son ni siquiera migajas: las rentas básicas, los ingresos sociales, los presupuestos participativos, la cogestión …. No dejan de ser piezas de un laberinto por el que no vamos a ninguna parte, por el que permanecemos en la dominación y la explotación.
LA POLÉMICA SOBRE LA TECNOLOGÍA
La polémica sobre la tecnología es fácilmente ridiculizable (anarco-pedro-picapiedra), sobretodo con la poco afortunada etiqueta de primitivismo; pero no afrontarla evidencia que realmente no se quiere llegar a ninguna parte y que sólo se busca una cierta “profundización” de la democracia: una democracia avanzada, un industrialismo blando, un control benevolente…
Los anarquistas defensores de la civilización tecnológica olvidan que esta es el resultado de siglos de selección a favor de las formas de dominio y de opresión más eficaces y que en el camino se quedaron aquellas prácticas que favorecían la autonomía o se enfrentaban directamente al poder.
Por ejemplo, hoy la mayoría hemos perdido las habilidades de procurarnos directamente la comida, no sabemos ni prepararla, ni siquiera los agricultores saben ya trabajar de un modo autónomo. Así hemos perdido una cosa (que para muchos seria una tecnología) y su lugar ha sido ocupado por el complejo de artefactos, productos químicos, transmutados genéticos, maniobras financieras y opresión alimentaria que constituyen la tecnología de la moderna agricultura industrial.
Otro ejemplo sería el del control del cuerpo de las mujeres por nosotras mismas: la mayoría (cada vez mayor) hemos perdido un conjunto de habilidades que nos permitía tener el control sobre la sexualidad y la reproducción. Estas habilidades han sido substituidas por sanitarios, sacerdotales, artefactos clínicos, substancias químicas, el poder económico farmacéutico, la mercantilización de la salud y cosificación del cuerpo, que constituyen la tecnología de la medicina industrializada.
Como vemos no es un debate vacío, no existe la tecnología nuclear mala (centralista contaminante, policíaca… ) y la tecnología nuclear buena (descentralizada, limpia, democráticamente vigilada). Existe simplemente la tecnología nuclear, ideada para abastecer centralizadamente a hiper-consumidores centralizados y cualquier cosa que se quiera construir con ella como base devendrá inevitablemente centralizada, contaminante y con vigilancia policíaca … y por tanto un instrumento de poder.
No existe una ingeniería genética mala (en manos de corporaciones, para fomentar el control, para discriminar… ) y una ingeniería genética buena (que nos sacará del hambre y nos curará todas las enfermedades…). Existe una tecnología ideada para controlar la naturaleza y sacar de ella el máximo provecho, para inmiscuirse en la intimidad de las personas, para controlar a los individuos, que precisa enormes medidas de seguridad, centralizados… Así pues, cualquier cosa que se quiera construir con ella como base devendrá inevitablemente un instrumento de control, de dominio sobre la sociedad y la naturaleza y por tanto, un instrumento de poder.
SER CAPACES DE ELEGIR
Puestos en este punto, no se trata por tanto de discutir sobre tal o cual artefacto: ¿sois partidarios de mantener la lavadora automática?, ¿y los WC?, ¿toleráis la calefacción?, los clavos se clavan con una piedra?, ¿vendréis andando al encuentro de Oviedo? …, sino de poder situarnos en una posición que nos permita conocer qué es lo que exactamente pagamos por cada cosa, qué implica cada una de ellas y elegir, siendo conscientes de lo que implica cada elección. Si elijo comer carne en cada comida, he de saber que consumo buena parte de los recursos vegetales que pueden servir para alimentar humanos (dejando aparte otras consideraciones de cariz ético), si elijo usar un coche privado, elijo un modelo energético determinado, un modelo industrial determinado, un modelo de infraestructuras determinado y he de estar de acuerdo en soportar la carga de la destrucción del territorio, de la naturaleza, del clima y de la ocupación del espacio cotidiano por este artefacto.
En todo caso hemos de ser capaces de elegir libremente, y a lo mejor como resultado no se opta por una cosa ni por otra, sino que en condiciones nuevas se presentan opciones nuevas mucho mejores y que nosotros, enredados en una cotidianidad envolvente y lastrados por una domesticación de siglos, no somos capaces siquiera de imaginar.
El hecho es que ahora mismo no tenemos elección, solo podremos vivir de otra manera en el momento en que nos liberemos de las ataduras y de las coerciones de la sociedad estatal/capitalista.
¿CÓMO QUEREMOS QUE SEA LA SOCIEDAD QUE QUEREMOS?.
Se exige a menudo una definición clara y precisa de la sociedad que queremos construir, se hacen preguntas concretas: ¿cómo se decidirán las cosas?, ¿si uno no quiere trabajar que pasará?, ¿las minorías podrán realizar sus proyectos?, ¿nadie asegurará los intercambios?,…Otras veces se pide si tal o cual práctica real es lo que buscamos: ¿no son antiautoritarios los zapatistas?, ¿en una cooperativa no son todos iguales?, ¿el ingreso social no podría ser una buena herramienta de movilización y de pedagogía entre los oprimidos?, ¿el Foro Social Mundial no es un organismo de debate con los pies en tierra?,…
Hemos de reconocer que no tenemos programa, ni programa ni receta, y además el hecho de tener un programa hoy sería condicionar de un modo autoritario el mañana.
Estamos convencidos de que solo podemos marcarnos un camino y un objetivo, LA LIBERTAD, y que será sorprendente, y para nosotros inimaginable, aquello que crearan las personas en cuanto queden libres de la sujeción de la autoridad y de la esclavitud del trabajo. No podemos imaginar un futuro exacto porque nuestra idea del futuro es un mundo cambiante y libre, diverso y de relaciones revocables, afín y contrario, nunca fijo ni estable. En contra de los ejemplos clásicos de sociedad futura de la colmena y el hormiguero, ejemplos muy queridos por los movimientos obrero y anarquista, nosotros preferimos el modelo de sociedad no acabada, el de un ecosistema lleno de interelaciones. Preferimos vernos como un bosque, un arrecife, una selva, lugares donde los individuos serán libres, en una sociedad libre pero cambiante. Libres de la autoridad, del estado y del capital, libres en el socialismo y la anarquía.
Que no queramos definir un futuro detalladamente no quiere decir que no valoremos el ejercicio de imaginar otras posibilidades, pero evidentemente imaginarlas, no dogmatizarlas. La capacidad de imaginar un futuro diferente es lo que nos mantiene en la lucha.
Por ejemplo, en un sistema de libertad, y por tanto de ausencia del privilegio, no se puede mantener, ni extender a toda la humanidad, el modelo de consumo de energía o el de producción de residuos de los países industrializados. Sin embargo, el modo concreto de afrontarlo escapa a nuestras posibilidades. Podemos imaginar sistemas alternativos, incluso podemos poner en marcha experiencias “piloto”, pero estamos delante de unos procesos en los que estarán implicados factores que no controlamos y aún no conocemos: si hacen falta fuentes nuevas de energía, o modalidades de consumo y distribución nuevas, o relaciones diferentes con los recursos naturales. Por tanto es evidente que esto lo han de solucionar aquellos que se enfrenten realmente al problema, y en este momento los ensayos, las experiencias, los experimentos, sólo son datos, más o menos valiosos.
¿CÓMO PRETENDEMOS LUCHAR PARA CONSEGUIR TODO ESTO?.
No concebimos la separación entre la lucha y los objetivos a conseguir, de este modo los medios y las metas se confunden. Esta es una idea clásica del anarquismo, de la que nacen las ideas, de acción directa y de autogestión (en sus diversas interpretaciones).
Por ejemplo, la mayor parte de las reivindicaciones vecinales de los años setenta, en el momento en que dejaron de ser la expresión de una idea y una práctica de cambio generalizado, se quedaron en nada: un semáforo fue una señalización, un parque un terreno urbanizado, un Centro Cívico un marco de institucionalización cultural. Dejaron de ser expresiones del deseo de construir un mundo habitable, no jerárquico y más natural. La labor de separar la lucha del objetivo fue muy rentable para los izquierdistas y para el poder municipal.
Hay pues, para nosotros, una diferencia notable con aquellos que se preparan para gestionar un cambio y que centran sus actividades en los preparativos para tomar el relevo en la gestión del sistema actual. También la hay con los “alternativos” que se quedan en lo cotidiano y no hacen el paso entre lo concreto y lo general. Por ejemplo, entre la alimentación en la sociedad occidental (abundancia, despilfarro, adulteración…) y la crisis alimentaria global que está acabando con miles de personas en la mayor parte del mundo, o entre la abolición de la deuda externa a la abolición del capitalismo.
Nosotros además no aceptamos una jerarquización de las luchas, en cada ámbito son iguales entre ellas, independientemente de los “grandes objetivos” perseguidos o de la dureza de los métodos. Así, igual de importante puede ser la lucha por un semáforo que la lucha contra las prisiones, todo depende de cómo y con que objetivos se haga.
Nuestros esfuerzos se dirigen hacia la consecución de espacios de libertad y autonomía, aunque sean individuales, ensanchamiento y mantenimiento de estos espacios, recuperar conocimientos, habilidades y prácticas perdidas a lo largo de la domesticación, intervenir siempre para promover la no delegación y la autonomía individual y/o colectiva en aquellos conflictos y luchas en los que participemos. En la autogestión de las luchas, podemos encontrar que el efecto de esta práctica es hacer ver que es posible actuar y relacionarse (entre nosotros y con el poder) de una manera diferente, y multiplicar de este modo las acciones directas.
Por último, es importante tener claro que cualquier actividad actual ha de tener siempre unos objetivos concretos: la abolición del estado, del capital y de la autoridad. Y al mismo tiempo la consecución de la anarquía como un modo de vida donde todos estemos en igualdad de condiciones para disfrutar, en usufructo, los recursos necesarios para vivir, conviviendo con todos los seres del planeta, con todos los sistemas, pero eso sí, sin modos autoritarios, SIN DOMESTICACIÓN. Hemos de tenerlo claro y decirlo.
LLAVOR D´ANARQUÍA
Barcelona, Enero de 2002
Piensa acerca de las experiencias corporales directas de tu vida. Nadie puede mentirte acerca de ello.
¿Cuántas horas al día pasas frente a la pantalla del televisor?, ¿frente a la pantalla de la computadora?, ¿detrás del parabrisas de tu automóvil?, ¿cuántas horas al día si sumas las tres?
¿De qué te estás protegiendo?
¿Cuánto de tu vida te llega por medio una pantalla, a través de terceros? (¿Mirar hacer las cosas, es tan emocionante como hacerlas tú misma? ¿Tienes suficiente tiempo para hacer todo lo que quieres? ¿Tienes la suficiente energía para ello?)
¿Y cuántas horas duermes al día? ¿Cómo te afecta el tiempo estandarizado, diseñado únicamente para sincronizar tus movimientos con los de millones de personas? ¿Cuánto tiempo pasas sin saber qué hora es? ¿Quién o qué controla tus horas y tus minutos?
Esas horas y esos minutos que, sumados, forman tu vida.
¿Puedes ponerle precio a un día hermoso, en el que los pájaros cantan y la gente pasea junta? ¿Cuánto dinero necesitas que te paguen para que permanezcas encerrado y vendas cosas o archives papeles? ¿Qué puedes llegar a obtener luego, que recompense este día de tu vida?
¿Cómo te afecta el estar entre el tumulto, rodeada por masas anónimas? ¿Te encuentras a ti misma limitando tus reacciones emocionales hacia otros seres humanos?
¿Y quién prepara tus comidas? ¿Comes sola a veces? ¿Son muchas las veces que comes de pie? ¿Cuánto sabes acerca de lo que comes y de dónde proviene? ¿Cuánto confías en eso? ¿De qué nos estamos privando al utilizar aparatos que nos ahorran trabajo? ¿y por los aparatos que nos ahorran pensar? ¿Cómo te afectan los requisitos de eficiencia que atribuyen mayor valor al producto antes que al proceso, al futuro antes que al presente, (ese momento presente que es cada vez más corto, a medida que nos aceleramos más y más hacia el futuro)? ¿Hacia qué nos estamos acelerando?
¿Estamos ahorrando tiempo? ¿Ahorrándolo para qué?
¿Cómo te afecta ser dirigida a través de caminos prescritos, en ascensores, autobuses, metros, escaleras mecánicas, autopistas y aceras? ¿Cómo te afecta el moverte, el trabajar, y el vivir en dos -y tres- dimensiones? ¿Cómo te afecta el estar organizada, inmovilizada, y programada; en vez de errante, vagando libre y espontáneamente?, ¿reciclando “basura”?, ¿liberando productos de las tiendas?
¿Cuánta libertad de movimiento posees: libertad de moverte a través del espacio, de moverte tan lejos como quieras, en nuevas e inexploradas direcciones?
¿Y cómo te afecta esperar?: esperar en filas, en medio del tráfico, esperar para comer, esperar al autobús, esperar para ir al baño; constantemente aprendiendo a castigar e ignorar tus necesidades espontáneas.
¿Y cómo te afecta el postergar tus deseos? ¿La represión sexual? ¿El aplazamiento o la negación del placer, comenzando en la niñez, junto con la supresión de todo lo espontáneo que hay dentro de ti: todo lo que evidencia tu naturaleza salvaje, tu pertenencia al reino animal?
¿Es peligroso el placer? ¿Podría ser placentero el peligro?
¿Necesitas a veces ver el cielo? (¿Aún puedes ver muchas estrellas en él?) ¿Necesitas a veces ver agua, hojas, plantas, animales? ¿Brillando, resplandeciendo, moviéndose?
¿Es por ello que tienes una mascota, un acuario y plantas de interior? ¿O son la televisión y el video, tu brillo, tu resplandor, tu movimiento?
¿Cuánto de tu vida te llega por medio de una pantalla, a través de terceros?
¿Te fascinan los videos de ti y tus amigos, como si fueras de algún modo más real en imágenes de lo que eres en vida?
¿Si hicieran una película de tu vida, valdría la pena mirarla? ¿Y cómo te sientes en situaciones de pasividad forzosa? ¿Cómo te afecta el incesante asalto de comunicación simbólica -sonora, visual, impresa, en carteles, videos, computadores, radio, voces robóticas- al ir vagando por un bosque de letreros? ¿Qué es lo que te están imponiendo?
¿Necesitas a veces soledad, tranquilidad, reflexión? ¿Lo recuerdas? ¿Pensar por ti misma, antes que por mera reacción a estímulos? ¿Te resulta difícil no mirar?
¿Es dejar de mirar justamente lo que no está permitido?
¿A dónde puedes ir y encontrar silencio y soledad? No silencio artificial, sino silencio puro. No aislamiento, sino una tierna soledad. ¿Cuántas veces te has detenido para hacerte preguntas como éstas?
¿Te encuentras cometiendo actos de violencia simbólica?
¿Te encuentras a veces sola, de tal manera que ni siquiera las palabras lo pueden expresar?
¿Te sientes a veces a punto de perder el control?
Crimethinc
Mientras la policía hacía retroceder brutalmente a los manifestantes de Davos, usando la violencia estatal para evitar manifestaciones en las cercanías del Foro Económico Mundial (FEM), 12,000 “representantes de grupos ciudadanos” se reunían en Porto Alegre, Brasil, para desarrollar una “alternativa” al modelo económico del FEM. Este encuentro, llamado el Foro Social Mundial (FSM), estaba organizado por diversos partidos -incluyendo al Partido dos Trabalhabores, que se encuentra en el poder en esa región de Brasil- y organizaciones.
Como es típico en la izquierda, el FSM trataba de atraer grupos de todo el espectro político radical y liberal (e incluso consiguió atraer a unos pocos grupos anarquistas y autónomos para que participaran). Así pues, su retórica fue tan superflua y vacía como su práctica. Hablando de crear un proyecto diferente para la globalización y desarrollando estrategias para establecer “los cimientos para un modelo económico más justo”, el foro en su conjunto enfatizó en una “mayor implicación ciudadana”, “más oportunidades para la participación democrática” en la economía global.
Aunque unas pocas voces disidentes-principalmente de los anarquistas y autónomos que cometieron el error de asistir al foro pedían el fin del capitalismo, está claro que la intención principal de este foro era, en realidad, encontrar un modo de preservar al actual orden social en una forma más humana y democrática, preservar la trayectoria del capitalismo de un modo que permita a más gente participar activamente.
Pero consideremos: ¿Merece la pena continuar en una marcha hacia la muerte porque hayamos erradicado el látigo y las picanas? ¿Significa algo el derecho a elegir quien dirigirá la marcha o cuales serán los detalles de su continuación, cuando la realidad básica sigue siendo la misma, con un fin que está garantizado: la muerte en sus sentido más pleno -de la creatividad, la imaginación, el gozo y la maravilla, y por último también de nuestro ser físico? En realidad, charlar sobre participación ciudadana es un absurdo en un mundo en el que más y más personas se ven empujadas de sus hogares y empujadas a la inmigración indocumentada en el intento de sobrevivir- por tanto, encontrándose excluidas de la ciudadanía y la “humanidad” tal como está reconocida por el estado- precisamente por las acciones de los estados democráticos.
Intentar hacer el actual orden social más justo y más ecológico es igualmente absurdo cuando se considera que éste se debe expandir para sobrevivir, y esta expansión significa la diseminación creciente de los venenos necesarios para la producción económica, la extensión creciente de la miseria, el desastre y la muerte. A la luz de las actuales condiciones de existencia, el Foro Social Mundial fue una farsa. Los métodos alternativos de explotación y dominación garantizan la destrucción de cualquier vida que merezca la pena vivir de la misma forma que lo hacen las formas actuales.
En última instancia sólo la destrucción total del actual orden social puede poner fin a la marcha hacia la muerte que es nuestra realidad civilizada, y todos aquellos que buscan solamente reestructurar los métodos por los que avanza esta marcha hacia la muerte son nuestros enemigos tanto como aquellos que actualmente la dirigen. Los anarquistas y revolucionarios harían bien en evitar dejarse engañar por absurdos como la Farsa Social Mundial. Tenemos cosas mejores que hacer.
Texto aparecido en la publicación Willful Disobedience con motivo del Foro Social Mundial de Porto Alegre del año 2001.