Una sugerencia

 

La palabrería vuelve ciego. Hace saltar los últimos puentes que aún quedan entre el pensamiento y la acción. A fuerza de ser sumergidos en ríos de palabras, a fuerza de dar vueltas, para finalmente no decir nada, a fuerza de participar con entusiasmo en el sinfín de palabras vacías, incluso las cosas más simples terminan volviéndose grandes enigmas como el origen del mundo o el sentido de la vida.

Tomemos como ejemplo una mina en Ariège, en el sur de Francia, que el Estado y un explotador quieren reabrir. No una mina cualquiera, sería demasiado simple: no, una mina de tungsteno, ese metal tan codiciado por la industria de armas y de aeronáutica. Un metal cuyos yacimientos son más bien raros y cuyo precio en el mercado no para de subir. Un metal mucho más duro que el plomo, y que por eso se encuentra en la cima de la lista de los componentes de municiones y de bombas perforantes. La explotación de una mina de tungsteno, como de cualquier otra mina, conlleva la devastación del territorio, una contaminación que favorece a terribles enfermedades e incluso a la degradación calculada de la salud de los menores, esto es obvio, a pesar de las fuertes dosis de neolengua a base de “tecnología verde”, “energía nuclear limpia”, “desarrollo sostenible” y otros “objetos inteligentes” que pueden vendernos todos sus promotores.

Después del anuncio del proyecto de reapertura de esta mina que fue cerrada en 1986 después de treinta años de explotación, una mina que constituye un interés estratégico asumido por Francia y su industria de defensa, el desbordamiento de palabrería, de oposición ciudadana, de recursos jurídicos y de “debates públicos” habrían podido provocar una auténtica inundación capaz de apagar o contener cualquier atisbo de revuelta o de reacción directa y sin compromisos. Afortunadamente no ha sido así, en la noche entre el 25 y el 26 de abril del 2018, algunos individuos anónimos han enfrentado la situación prendiendo fuego a los edificios de la mina de tungsteno de Salou, situada en Couflens, Ariège. Dos fuegos distintos han destruido un local técnico/laboratorio y han dañado un segundo edificio. Con medios simples: después de derribar con una maza un muro del laboratorio, estos individuos anónimos han introducido neumáticos colocándolos debajo de un depósito de 1000 litros de combustible. Sin necesidad de nada más, el depósito ha explotado, debastando el interior del edificio. En el segundo edificio, las llamas parecen haber tenido más dificultades para propagarse, pero aún así han causado daños. Este es un acto claro, directo, sin ambigüedades: destruir lo que nos destruye. Atacar los lugares donde se producen la devastación, la guerra y la opresión.

Quizás alguien dirá que también habría que hablar de la oposición que está habiendo en la región, generada por esta posible reapertura. Han habido manifestaciones, bloqueos, además de interpelaciones de responsables políticos o recursos jurídicos. Pero hablemos claramente, basta de palabrería: la propuesta anárquica no puede consistir en manifestaciones para “marcar nuestro desacuerdo” ni en bloqueos simbólicos “para llamar la atención”, o cualquier otra cosa no ligada a una tensión hacia la acción directa y la auto-organización. Para esto, ya existe todo un abanico de colores políticos, del rojo al verde y al amarillo, no hace falta que los anarquistas se metan también. Lo que nosotros proponemos es diferente, y no tiene nada que ver con una lógica democrática o basada en el consenso: el ataque directo, con los medios que cada uno considera oportunos. No para demostrar nada a nadie, ni para añadir una voz más radical a una protesta demasiado monótona, sino porque creemos que la única manera real de oponerse a este mundo de opresión y de explotación, es intentar destruirlo. Tanto a través de la acción, golpeando a las estructuras y a sus hombres, como a través del pensamiento, corrompiendo las ideologías que legitiman el poder y la mentalidad de obediencia y sumisión que lo sostienen.

Quizás otros aún dirán que hace falta hablar, con cifras en mano, de las devastaciones provocadas por una mina de tungsteno, de cuantos kilos hacen falta para construir un misil, o por qué no, de la manifestación sucesiva a este sabotaje, desfilando por las calles de Saint-Girons, “capital” de Couserans, la región en la que se encuentra el yacimiento. Una manifestación de 500 personas, que han respondido a la llamada de la CGT y de la Federación de cazadores (cuyo presidente local además es el propietario del terreno) a favor de la explotación del tungsteno y por la ocupación en la región, por parte de la industria bélica que ha contaminado el territorio. ¿Qué hacer frente a manifestantes así, frente a estos siervos del poder? No todos eran representantes políticos, grandes o pequeños burgueses del lugar. También había proletarios, pobres, campesinos. Como un reflejo de las fábricas de muerte, que no funcionan sólo con los ingenieros sino también gracias a los buenos explotados, probablemente incluso orgullosos de su propio trabajo y de su propia pericia. La responsabilidad individual no puede detenerse donde empieza “la clase”. Quien produce guerra, puede esperarse que le declaren la guerra.

Para terminar, y mirar un poco más allá, ¿de dónde proviene el tungsteno de la industria bélica, puesto que la minería de Salou estaba cerrada desde el 1986? Si los mayores productores a nivel mundial son China y Rusia, existen de todos modos importantes yacimientos en Europa mismo. Portugal produce alrededor de 700 toneladas de tungsteno al año, proveniente de las minas de Panasqueira en el municipio de Covilha (en el centro del país), Austria lanza al mercado más o menos la misma cantidad explotando los yacimientos de Mittersil en la región de Salisburgo. España produce 500 toneladas al año en la mina a cielo abierto de Barruecopardo, en la provincia de Salamanca. La producción de los otros países es más modesta, como en Noruega, donde se encuentra la mina a cielo abierto de Malviken en Nordland, y como en Inglaterra, donde desde el 2014 hay laboratorios para reabrir la vieja mina a cielo abierto de tungsteno Drakelands Mines en la región de Devon. Recordemos además que el tungsteno forma parte de la familia de los “metales raros” como el grafito, el cobalto, el indio, derivados del platino. Su explotación esen general extremadamente contaminante (China es el mayor productor de estos “metales raros”, sacrificando la salud de decenas de millones de seres humanos para esta actividad industrial que ha transformado enormes territorios en zonas completamente tóxicas). Ningún objeto tecnológico de hoy en día podría fabricarse sin estos metales, tanto si se trata de teléfonos móviles, transistores, molinos de viento o misiles. Para contrarestar la dependencia del abastecimiento de metales preciosos (más del 90 % de la importación en la Unión Europea es de origen chino), muchas empresas se han lanzado al “reciclaje” de metales raros, extrayéndolos de los residuos a través de otros procedimientos químicos extremadamente tóxicos. Y hace pocos años que se están alzando varias voces a favor de una explotación consecuente de las reservas de metales raros en territorio europeo. En el 2013 el proyecto EURARE, financiado en el ámbito del programa de investigación europeo Horizon 2020, ha reemprendido las exploraciones y ha presentado el año pasado su informe público. Es el preludio de posibles nuevas explotaciones mineraslocalizadas sobre todo en Suecia, Grecia, Finlandia y España, y en menor medida en Alemania, Noruega, Italia, Austria, Hungría y Portugal.

Entonces es difícil subestimar lai mportancia del sabotaje incendiario del pasado abril en Couflens: no solo ofrece una perfecta sugerencia a los enemigos de este mundo y a las luchas que podrían desarrollarse contra nuevas explotaciones mineras, sino que además es un ataque efectivo contra un pilar importante de la producción del dominio tecnológico que tiene una necesidad crucial de todos estos metales raros.

El mes pasado, han habido al menos otros dos ataques contra la explotación de las reservas naturales. En Kouaoua (Nueva Caledonia), el Serpentín del centro minero de la SLN ha sido incendiado una vez más por individuos anónimos (es la tercera vez en menos de un año), paralizando la industria del níquel, del cual un tercio de las reservas mundiales se encuentran en esta isla del Pacífico colonizada por el Estado francés. El Serpentín –una cinta transportadora de diez quilómetros– es fundamental para trasladar el mineral de la montaña al puerto. En Bauges (Savoia), han sido los “humanos como polillas” los que han reivindicado el ataque incendiario contra una cantera de Vicat, el tercer productor de cemento francés. Una subestación eléctrica, el edificio, la cabina de comando, los ordenadores de una máquina extractora y maquinaria diversa para la construcción han prendido fuego. “El cemento que sale de todos los poros de esta sociedad nos priva de vida, de sensaciones, de sustancia. Los bosques administrados de manera ecosostenible se parecen a fosas comunes” se lee en su texto, que concluye diciendo: “Esto no es nada más que un resplandor de incendio en el fondo del bosque, nada más que un resplandor, pero nos ayuda a movernos en la oscuridad, aunque sea con el precio de quemarnos las alas”. Una acción que ha puesto fin, también aquí de forma directa, a una de las actividades nocivas sobre las que se fundan el Estado y el Capital. Simplemente.

El control se hace más fuerte, las luchas pueden parecer desesperadas, las protestas callejeras más o menos radicales parecen abrir muy pocos horizontes subversivos, pero una cosa es segura y cierta: actuar siempre es posible. Un poco de creatividad, de determinación, algún esfuerzo para ver más allá de la apariencia, algún conocimiento básico. En pequeños grupos y a través de la acción directa, para golpear y destruir todo lo que perpetúa este mundo de autoridad.

Basta de palabrería legalista y de tentativas políticas. ¡Adelante por la anarquía con la libertad en el corazón!

Artículo sacado de Avis des Tempêtes, n.5, 15 mayo 2018

Traducción Revista Fenrir

 

Amabilismo

Amabilismo: tendencia más o menos codificada socialmente, de afrontar la realidad en términos dependientes de si los otros se comportan cordialmente; tiranía del decoro que impide pensar o actuar por uno mismo; modo de interacción basado en la ausencia de juicio crítico o autonomía.

Todes preferimos lo amistoso, sincero, agradable, amable. Pero en un mundo de miserable dominación, que debería provocarnos re-examinar todo radicalmente, lo amable puede ser lo falso.

La cara del dominio es frecuentemente amable, culturizada. Auschwitz viene a la memoria con sus gestores, que disfrutaban de Goethe y de Mozart. De forma similar, no fueron monstruos con aspecto demoníaco los que construyeron y lanzaron las bombas atómicas, sino amables intelectuales liberales. De la misma manera, considerando a aquellos que están virtualizando la vida, y quienes son los principales participantes de este orden podrido, tal como el amable-hombre-de-negocios (por cuenta propia o ajena) que es la columna vertebral de una existencia cruel de trabaja-y-compra, ocultando sus verdaderos horrores.

En casos de amabilismo se incluyen los pacifistas, cuya ética de la amabilidad les coloca, una y otra vez, en estúpidas y ritualizadas situaciones de no-ganar. Como Earth First[1] que rechaza enfrentarse a sus prejuicios ideológicos en lo alto de su organización. O Fifth Estate[2], cuyas importantes contribuciones corren el riesgo de ser eclipsadas por el liberalismo. Todas las causas parciales, desde el ecologismo hasta el feminismo, y toda la militancia a su servicio, son sólo maneras de evadirse de la necesidad de una ruptura cualitativa con el sistema.

Lo amable como perfecto enemigo del pensamiento táctico o analítico: sé afable, no dejes que tener ideas radicales influya en tu comportamiento social. Acepta los métodos pre-fabricados y los asfixiantes límites cotidianos. La respuesta condicionada a “jugar dentro de las reglas” —las reglas de la autoridad—, es la verdadera quientacolumna que tenemos dentro.

En el contexto de una vida social impuesta, que exige lo drástico como respuesta mínimamente saludable, el amabilismo se vuelve más y más infantil, conformista y peligroso. No puede otorgarnos alegría, sólo más rutina y aislamiento. El placer de la autenticidad existe sólo contra la raíz de esta sociedad. El amabilismo nos mantiene a todas y a todos en nuestros papeles impuestos, reproduciendo dócilmente todo cuanto supuestamente aborrecemos. Dejemos de ser amables hacia esta pesadilla y hacia todos aquellos que nos mantienen en ella.

Revista Insurrection


[1] Organización anarco-ecologista que realiza acciones no-violentas.

[2] Publicación anarquista estadounidense.

La revuelta de los Banlieusards

A MODO DE PROLOGO

Papá, he quemado tu coche y tu mezquita.

“¡Maldecidos! ¡Maldecidos! ¡Maldecidos!
Mi cabeza de halcón picotea los ojos de Jesús
mientras pende de la cruz.
Bato mis alas ante el rostro de Mahoma
y le dejo ciego.

Con mis garras arranco la carne del hindú,
del budista y de todo aquel que salmodia oraciones.
¡Escupo en sus creencias de crápulas!
Que María la inmaculada sea destrozada sobre ruedas:
¡Por causa de ella sean despreciadas todas las mujeres castas!”

Aleister Crowley

Esta maldición fue escrita por un mago que a principios del siglo XX era considerado “el hombre más malvado del mundo”. Pero también podría haber sido gritada por una parte de los jóvenes insurrectos que han asolado Francia durante un mes: aquellos que han destruido no ya iglesias y sinagogas, sino también mezquitas. Y esto, a pesar de que los disturbios inicialmente se recrudecieron a raíz del ataque con granadas lacrimógenas a una mezquita por parte de la policía. Estos muchachos, que le han prendido fuego a todo, afirman no tener ni dios ni ley.

“Si Dios existiera habría que matarlo, pues su sola existencia haría imposible la libertad humana”

Bakunin

¿Hay crimen contra la propiedad más horrible que el quemar iglesias, que además atenta contra la libertad religiosa y contra el arte? Todas las religiones patriarcales son criminales: desde el incendio de la Biblioteca de Alejandría, una de las 7 maravillas, por parte de los cristianos, hasta la destrucción de las grandes estatuas budistas por parte de los talibanes, pasando por las cámaras de gas para vengar al Jesús ario crucificado por los judíos, el nombre un “Dios Padre Todopoderoso” justifica todas las guerras, toda explotación, todo genocidio, todo régimen y toda opresión.

Cierto es que en estos disturbios también han ardido bibliotecas. Aquellos que han pretendido crear un movimiento de pánico generalizado hubieran quemado también todas las cafeterías para evitar que alguien pudiera sentarse tranquilamente a almorzar leyendo el periódico mientras sus barrios seguían tomados por la policía.

Francia es un Estado laico. La diosa Razón custodia los tres principios dimanantes de la revolución burguesa: Libertad, Igualdad y Fraternidad. Siendo esta la cultura oficial francesa, lógico que se generara en el qhetto cierto malestar ante la cultura que acabó haciendo arder los templos del saber.

Los renglones torcidos del Gran Arquitecto.

Gran parte de los burgueses franceses del siglo XVIII creían en Dios. No en Jehová ni en Cristo, sino en el Gran Arquitecto. Organizados en sociedades secretas piramidales, manipularon a las clases bajas para tomar el poder: hicieron la Revolución.

El Gran Arquitecto se enfrentó al reto de construir una sociedad de masas: de las mazmorras medievales a las galerías de celdas en panóptico, del taller a la fábrica, del burgo a la metrópoli. Del ghetto a los suburbios.

El Gran Arquitecto dio libertad política a las colonias: ya eran sus esclavas económicamente. Trajo consigo abundante mano de obra barata, y para encerrarla diseñó los Banlieus.

¿Es Dios un corrupto incompetente?

Gavroche

14 de Diciembre 2005

La revuelta de los Banlieusards

Sombras en la ciudad de las Luces.

“La revuelta se extiende, la guerrilla urbana se ha instalado en todos nuestros barrios. Injusticia social, violencia cotidiana, discriminación, marginación, condiciones de vida insoportables son las causas. Hoy ya es demasiado tarde para que los grandes duques adopten nuevas medidas para establecer condiciones de vida soportables en nuestros barrios, que de todas formas nunca han sido habitables y no lo serán jamás. No queremos dialogar con el gobierno; nuestros padres, nuestras familias ya han recibido demasiados abusos tras sus discursos. El diálogo se ha roto definitivamente, no piensen en adormecernos. No podrán manipularnos, a pesar de la utilización de imanes y portavoces que empujan a que hagan llamamientos a la calma. No tenemos armas de destrucción masiva, no tenemos bombarderos, tan sólo algunos petardos. Pero tiemblen pequeños barones de Neuilly, porque hoy estamos en nuestros barrios, pero de aquí unos días estaremos en la puerta de sus casas.
La lucha que acaba de comenzar será larga, y nuestro combate es justo. La sociedad nos ha creado, lo que prueba que esta civilización corre a su fin. No tenemos nada que perder, preferimos morir rodeados de sangre que de mierda.”

Combatientes de la revuelta del Banlieu 93.

“Banlieu” es el nombre que se da en Francia a los suburbios. No son barrios marginales, sino auténticas metrópolis, carentes de infraestructuras, en las que se hacinan millones de personas en condiciones insalubres. En la banlieu parisina,la geografía urbana es sumamente agresiva: el 47% de los hogares están concentrados en inmuebles de más de nueve niveles; y es muy habitual la superpoblación de viviendas. En Aulnay-Sous-Bois, barrio norte, el llamado “3000”, van a ser destruidas 14 torres de viviendas, y sus habitantes no van a ser realojados. A la carencia inicial de infraestructuras se añade el efecto de la privatización de los servicios públicos: cuando el gobierno privatiza Correos y el transporte público, estos servicios desaparecen de los barrios pobres. Habitualmente caen ascensores. Los servicios de recogida de basura funcionan de forma irregular. Son las Zonas Urbanas Sensibles (ZUS), tal como las califica el gobierno, y ascienden a unas 750 ZUS en toda Francia.

Para el Presupuesto Nacional del 2006, se han suprimido el 15% de los fondos destinados a la lucha contra la vivienda insalubre.

Más de 9 millones de personas viven en la banlieu parisina, el triple que el llamado París-intramuros. El “muro” que protege París de los gigantescos suburbios son las autopistas periféricas que ejercen de frontera entre el primer y el cuarto mundo.

El inmenso extrarradio de la capital francesa está, en su mayor parte, super-poblado por irreductibles franceses de nacimiento: hijos y nietos de inmigrantes llegados, a partir la década de los cincuenta, desde las antiguas colonias en África y América. Esta mano de obra barata fue, en gran parte, artífice (aunque no beneficiaria) del pujante desarrollo económico francés. Esta mano de obra barata fue recluida en barrios que, si bien eran ya ghettos para la época, hoy tiene que albergar (hacinar) también a sus hijos y nietos. Como si de un ciclo histórico se tratase, hay una regresión a la situación producida por la Revolución Industrial, cuando se creaban sórdidos barrios periféricos para amontonar allí a los nuevos proletarios venidos del campo.

A principios de siglo XX, la población de Clichy-sous-Bois era de 1010 habitantes; en el censo de 1999 se da cuenta de 24.121, suponemos que sin contar a los inmigrantes “ilegales”. El 39% de la población de Clichy tiene menos de 20 años de edad.

El desempleo es endémico y va en aumento. Según la Alcaldía de Clichy, en más de un cuarto de los hogares él o la cabeza de familia no tiene empleo. Si esto dice el Ayuntamiento, podremos aventurar que se trata de casi un tercio de cabezas de familia sin empleo. De la minoría de jóvenes que tienen uno, la mayoría es ocasional y sin contrato. El 40.3% no tiene diploma de ningún tipo. Los cuadros y profesionales superiores sólo suponen un 4% de la población activa.

En Francia, el desempleo entre los graduados universitarios en general es del 5%, pero para los graduados universitarios de origen magrebí es del 26.5%. Y apenas un 5% de los hijos de inmigrantes consiguen entrar en la universidad. Según acaba de reconocer el Primer Ministro Villepin; “El desempleo de los jóvenes alcanza en algunos barrios casi el 40%.”. El Observatorio Nacional de Zonas Urbanas Sensibles (ZUS) informa de que el promedio de desempleo en el 2004 fue del 20.7% en los suburbios: el doble del índice nacional. En edades comprendidas entre 16 y 25 años, afecta al 36% de la población masculina y al 40% de la femenina. Testimonio de una consejera de un centro de planificación del “barrio de los 3000”: “En 450 entrevistas con mujeres, no he recibido a más que a 10 que trabajaran, y no vayan a creer que tienen un CDI (contrato). No, son pequeños trabajos de interinidad, de algunos días, tareas de hogar en Roissy donde estas mujeres sufren acoso sexual.”

SOS Racisme denuncia regularmente casos de empleadores que sistemáticamente tiran directamente a la basura los curriculum de la gente “de color”.

En Francia hay más de 15.000 niños sin escolarizar, y el fracaso escolar afecta a unos 150.000 chicis cada año.

Hace años, jóvenes sociólogos hijos de franceses e hijos de inmigrantes, crearon una asociación llamada Banlieuscopie con el objeto de estudiar, analizar y presentar propuestas concretas a los poderes públicos para paliar el mal que afecta a esta juventud de la que el Estado se desentiende. Entregaba informes serios y científicos a diversos ministerios, que quedaban olvidados en los estantes de la administración. Banlieuescopie se acabó disolviendo: al Estado el problema llamado “banlieu” sólo le sugería la represión como respuesta.

“El estado nos está jodiendo / Y bueno, nosotros nos vamos a defender / No lo intentes comprender.”

Fonky Family. Canción “No intentes comprender”.

Desde hace unos diez años se viene imponiendo de facto el toque de queda en las cités (que es como los franceses llaman a los barrios pobres). Los accesos están controlados por polizontes y cámaras de seguridad.
La policía de proximidad fué sustituida por los CRS (Compañias Republicanas de Seguridad: antidisturbios) y por un cuerpo de élite creado al efecto, los BAC (Brigade Anti Criminalité), creado en 1994: todos sus miembros, escogidos entre la policía nacional, son varones, cinta negro de karate, y han de ser capaces de reducir a un sospechoso en 3 segundos cronometrados. Con su coche camuflado, provisto de un kit antidisturbios, con chalecos antibalas, irrumpen en la cité. Llevan a cabo rafles (batidas) indiscriminadas: realizan controles de identidad de manera violenta, con insultos racistas para provocar; si uno no calla y agacha la cabeza, se es golpeado y arrestado.
Luego en comisaría pueden encerrarte en una celda de un material irrompible y transparente, donde continuamente eres observado; o bien en otro tipo de celda más clásico, pero con el añadido de que hay un gran extractor que ventila aire frío en la celda, y otro que extrae el aire, formándose una corriente helada, y por mucho que protestes no van a darte tu chaqueta. Y olvídate de colchoneta y manta. Para dar más ambientación, este tipo de celda refrigerada está pintada de azul.
Y para los sin papeles, centros de detención especiales: Los Sangat.

“Hombres y mujeres vivimos día a día bajo violencias sociales mucho más devastadoras que un coche quemado. Aquellos que no entienden hoy la causa de los disturbios son amnésicos, ciegos o ambas cosas. De hecho, hace ya 30 años que los barrios reclamamos justicia; 25 años de revueltas, de motines, de manifestaciones, de marchas, de reuniones públicas, de gritos de cólera y de reivindicaciones precisas.
En Minguettes (1981), en Vaulx-en-Velin (1990), de Mantes-la-Jolie (1991) a Sartrouville (1991), de Dammarie-les-Lys (1997) a Toulusse (1998), de Lille (2000) a Clichy, el mensaje está claro:
¡Basta ya de crímenes policiales sin castigo, basta de controles por razones de raza, basta de escuelas basura, basta de paro programado, basta de alojamientos insalubres, basta de prisiones, basta de humillaciones! Basta de justicias paralelas que protegen a políticos corruptos y que condenan sistemáticamente a los más débiles!”

Movimiento de Inmigración en los Barrios.

El peso de la violencia estructural institucinalizada, violencia racial, económica, policial y judicial, unido al crecimiento del racismo entre la población francesa con el subsiguiente auge del Frente Nacional; la quema de edificios de inmigrantes y las numerosas palizas y asesinatos a manos de los boneheads (skinheads nazis) llevan tiempo provocando respuesta en los “barrios bajos”, que son, como hemos visto, auténticas grandes ciudades.

En el 2004 las denuncias contra la violencia policial aumentaron un 18.5% respecto del año anterior. Asimismo, en el 2004, 2.434 vehículos fueron incendiados. Según el Ministro de Interior Sarkozy; de Enero a Octubre del 2005, 9.000 autos policiales fueron apedreados, y entre 20 y 40 vehículos eran incendiados cada noche.
 

“Mejor que la policía no cometa un error o la gente se levantará / La cité es una bomba de tiempo / Desde el Jefe de Policía hasta el agente en las calles, todos son odiados.”

Canción “Frente a la policía”.

El jueves 27 de Octubre del 2005, en Clichy, un grupo de 10 jóvenes, estudiantes de secundaria en su mayoría, volvían de jugar al futbol cuando apareció la policía para identificarlos. Los muchachos huyeron, iniciándose una persecución policial. Tres de esos muchachos se metieron en un callejón, treparon por una subestación eléctrica y se electrocutaron. Zyad Benn (17 años) y Bounna Taroré (15), ambos nacidos en Francia y estudiantes del instituto nº3, murieron. Metin (23), inmigrante en proceso de regularización, sufrió quemaduras graves. El abogado de las familias de las víctimas ha puesto una querella contra la policía por omisión de auxilio.

Los muchachos que fueron detenidos quedaron en libertad sin cargos una hora después de su detención.

¿Por qué huyeron? En las banlieu los habitantes viven con miedo constante a los controles de identidad humillantes, a las detenciones arbitrarias, palizas impunes, vejaciones, torturas…miedo a acabar como cabeza de turco porque un delito fue cometido por un moro o un negro, y todos los moros y todos los negros son “iguales” ante la Ley. El racismo de la policía francesa es notorio, y bien conocido en las banlieu. Sarkozy mismo dijo que el “drama” había pasado después de la comisión de un delito en el cual estaban involucrados “jóvenes como ellos”, es decir, moros o negros.

Sarkozy negó la persecución policial. Sin embargo, el control policial existió: amigos de las víctimas fueron detenidos ¿Dejó huir la policía a los otros, sin más? ¿Por qué entonces esos tres chicos, tan cerca de sus casas, entraron en aquel callejón, treparon una valla y se metieron en una subestación eléctrica? La mentira tiene las patas cortas, pero las de Sarkozy, apoyadas por los medios de “comunicación”, han dado varias veces la vuelta al mundo.
 

Quien siembra miseria, recoge cólera.

“Para que salgan de una vez por todas de dudas, hemos decidido crear un movimiento de pánico general. Así estamos seguros de que no nos olvidarán y sabrán que si nos levantamos no es porque somos islamistas, sino porque nos han despreciado y dejado en el olvido social. Esto no es una guerra islamista. Es la voz de lo que el Estado llama zonas urbanas sensibles.”

Un insurrecto de Aulnoy-sous-Bois.
 
Los primeros disturbios empiezan el mismo jueves 27-10 al anochecer, tras las muertes de Zyad y Bounna, de las que es testigo al menos uno de sus amigos. Se queman 15 vehículos, se saquean y destruyen comercios. Los enfrentamientos contra la policía se saldan con 27 detenidos, y 23 policías y un periodista heridos. Ignoramos el número de manifestantes heridos. La policía realiza al menos un disparo y lanza gas lacrimógeno.

Viernes 28-10. Se agravan los disturbios, produciéndose en las grandes avenidas que bordean la barriada Chêne Pointou. Hay disparos con arma de fuego contra los coches de los gendarmes y los CRS. Arden coches de correos, 30 vehículos particulares, papeleras, contenedores; apedrean un camión de bomberos, se destruyen paradas de bus, y hay un conato de incendio en un colegio.

Sábado 29-10. Por la mañana, alrededor de 1000 personas participan en una marcha silenciosa y pacifica en Clichy, en memoria de Zyad y Bounna. A las 18:30, momento de la ruptura del ayuno, mientras la gente esta comiendo o se reune en las mezquitas para la Noche del Destino, la más sagrada del mes del Ramadán, noche que generalmente la gente pasa en la mezquita, las vacías calles de la cité du Chêne Pointou se llenan con unos 400 CRS y gendarmes. La policía empieza a provocar a diestro y siniestro, lanzando insultos racistas a los vecinos. Al cabo de una hora salen algunos jóvenes a hacer frente a la policía.

Domingo 30-10. A las 20:45 la policía lanza al menos una granada de gases lacrimógenos contra la mezquita Bilal de Bosquets, en Clichy. La mezquita esta llena de fieles en plena oración. Varias mujeres que se encuentran en la sala de oración reservada a ellas, están a punto de desmayarse. Cuando salen a la calle para respirar, varios policías las insultan, llamándolas “putas” y “guarras”. Esta misma noche un comunicado de la policía niega haber lanzado qranadas contra la mezquita, diciendo que el modelo de granada hallado es distinto del usado por la policía.

Lunes 31-10. Por la mañana, desde la prefectura de Bobigny, nueva versión oficial del ataque a la mezquita: La granada hallada en la mezquita sí es del tipo que usa la policía, pero ningún policía lanzó granadas dentro ni hacia la mezquita.
Por la noche los disturbios se extienden por toda la región de Seine-Saint-Denis. En Montfermeil arde el garaje de la policía municipal.
Un portavoz de uno de los sindicatos de policía describe la intensidad y el alcance de la insurrección como “guerra civil”, pidiendo la intervención del ejercito.

Martes 1-11. Los disturbios se extienden por otros nueve suburbios. Se queman 69 vehiculos. En Sevran, los chicos incedian dos aulas de una escuela primaria, y tres policías sufren lesiones leves. En Aulnoi-sous-Bois se lanzan cocteles molotov contra la alcaldía y piedras a la estación de bomberos. Enfrentamientos con los gendarmes y CRS.

Miércoles 2-11. 315 vehículos quemados. Dos escuelas primarias, una oficina de correos y un centro comercial son dañados, un concesionario de automóviles es destruido. Distintos grupos en distintos lugares apedrean furgones y coches policiales. En un movimiento de los disturbios hacia el oeste, a la zona de Hauts-de-Seine, se ataca una comisaria con cocteles molotov. 49 personas son detenidas por la policía.

SEGUNDA SEMANA.

Jueves 3-11. El fuego de la insurrección se extiende por Francia: ahora, además de extenderse por París, los disturbios llegan a Dijon, Bouches-Du-Rhone y Rouen. 500 vehículos quemados. Cerca de cien bomberos tratan de apagar un incendio en una fábrica de alfombras. 27 autobuses son pasto de las llamas. Se revientan las cristaleras de varios vehículos cerca de la estación de metro de La Chapelle.
Los trabajadores de Cercanias del RER inician una huelga y se interrumpe el trafico de la linea B entre el tramo que une París con el Aeropuerto Charles de Gaulle. Los manifestantes atacan la estación Le Blanc-Mesnil, fuerzan a un conductor a descender del tren y rompen las ventanillas.

Viernes 4-11. La insurrección llega a Lille y Toulouse. 900 vehículos calcinados. Se arroja un coctel molotov contra una sinagoga.

Sábado 5-11. Se pega fuego a 1.295 coches. Los disturbios ya se han extendido a 211 municipios de una docena de departamentos provinciales; abarcan desde la frontera norte y el Atlántico hasta el Mediterráneo. Los disturbios se extienden a Cannes y Niza. En Griqny se incendian dos escuelas. En Torcy, cerca de Eurodisney, se prende fuego a una estación de policía y a un centro de juventud. En la ciudad de Evreux, en Normandía, se incendian dos escuelas, una estación de correos y un centro comercial. En dicha ciudad, los manifestantes, armados con palos y bates de beisbol, hieren a 4 policías. Por primera vez, se queman coches en pleno centro de París, cuatro de ellos en la histórica Plaza de la República. Un tribunal de primera instancia cercano a Paris es arrasado por las llamas. 7 helicópteros apoyan a la policía. 349 personas son detenidas. Según el País del lunes 7, la noche del sábado  al domingo “El fuego destruyó un número indeterminado de comisarías, escuelas, institutos, gimnasios, bibliotecas, agencias bancarias, supermercados, peluquerías y autobuses.”
 
Domingo 6-11. Durante el día, se ataca en Lille a un equipo de la cadena de noticias belga RTBF, hiriendo a un cámara; y en Aubervilliers se le propina una paliza a una periodista coreana de la cadena KBS. 
Por la noche en Grigny los insurrectos disparan a la policía con pistolas y rifles de grueso calibre, hiriendo a 34, 3 de ellos de gravedad. Se atacan iglesias católicas con bombas molotov en Liévin, Lens y Sète.
1.408 vehículos son pasto de las llamas, 982 de ellos fuera de París. Se incendia un autobús turístico polaco.
En Toulouse, lanzan un coche en llamas por las escaleras de la boca del metro de Reynerie.
395 personas son detenidas.

-Los disturbios saltan la frontera para visitar Bélgica. En Saint-Gillis, Bruselas, se incendian 5 automóviles.

Lunes 7-11. Muere un anciano de 61 años a consecuencia de las lesiones sufridas por una paliza cuando se enfrentó a varios jóvenes que habían quemado un contenedor en el suburbio de Stains.
El canal de t.v. France 3 decide dejar de publicar las cifras de vehículos incendiados.
De Villepin anuncia en el canal de t.v. TF1 el despliegue de 8.000 policías a los que se sumará una reserva de 1.500.
Tres bloggers franceses son arrestados por incentivar la insurrección.
La Unión de Organizaciones Francesas Islámicas publica una fatwa condenando la violencia.
El alcalde de Le Raincy, donde sólo han ardido 6 vehículos desde el inicio de los disturbios, declara el toque de queda. 

Disturbios en 274 municipios franceses. 1.300 vehículos calcinados. En Toulouse, un joven pierde una mano al estallar una granada lacrimógena lanzada por la policía. En Pau, arde el liceo (instituto de secundaria) Saint-john Perse. También arden 2 escuelas en Valenciennes, y un gimnasio en Villepintes. Varios policías pegan una brutal paliza a un chico. 186 detenidos. 36 policías heridos, dos de ellos por balines.

-Alemania: 5 coches arden en Berlín y 3 en Bremen.
-Bélgica: Disturbios en Bruselas.

Martes 8-11. El presidente Jacques Chirac declara el estado de emergencia, y la reactivación de una ley de 1955, usada para reprimir revueltas anticoloniales, y por vez primera usada en suelo francés, que permite a los prefectos imponer el toque de queda por un periodo de 12 días. Las personas que vulneren el toque de queda serán encarceladas por dos meses, y pagarán 3.750 euros de multa. Sarkozy anuncia que las familias de los detenidos dejarán de recibir ayudas sociales. Toque de queda en Orleans y Amiens. 1.500 gendarmes y CRS se suman a los ya desplegados.

Disturbios en 116 municipios. 617 vehículos incendiados. se ataca una iglesia protestante en Meulan. Clausura del transporte público en Lyon tras el lanzamiento de varios cocteles molotov a una estación de trenes. 280 personas son detenidas. 12 policías heridos.

-Estado Español: Durante el día, un concejal del opositor PP en el ayuntamiento de Sevilla pide “medidas policiales drásticas para acabar con la quema de coches y contenedores que se han producido en los últimos días”.
Por la noche, arden 3 comercios en Leganés y Vallecas. Se queman 2 coches en Hospitalet de Llobregat. En Las Palmas un coche y dos contenedores son pasto de las llamas.
La televisión, las radios y los periódicos del estado español reciben instrucciones, por parte del Ministerio del Interior, de no “alarmar a la población ni provocar un <<efecto contagio>>”. La censura está servida.

-Bélgica: 17 vehículos incendiados y 7 detenidos.

Miercoles 9-11. Sarkozy ordena la expulsión de todos los extranjeros, incluso aquellos con permiso de residencia, que sean condenados por participar en los disturbios. El euro cae en su nivel más bajo frente al dolar en los últimos 2 años. Los empresarios y comerciantes franceses expresan su preocupación. Se proclama el toque de queda en 38 áreas, incluyendo París, Marsella, Niza, Cannes, Estrasburgo, Lyon y Toulusse.

En Arras se prende fuego a 2 grandes superficies de muebles, una empresa y una sala de fiestas. 482 vehículos calcinados. 203 personas detenidas. 1 policía herido, con fractura en una muñeca, suma la baja 108 en las fuerzas del “orden”.

-Bélgica: Arden al menos 15 vehículos: 10 en Bruselas, otros en Amberes, Lokeren, Malinas y Ledeberg.

TERCERA SEMANA.

Jueves 10-11. Una emisora local emite un video que recoge el momento en que dos policías golpean en la cabeza a un joven de 19 años, durante los disturbios en Courneuve, Seine-Saint-Denis. 7 poblaciones de Alpes-Maritimes se suman al toque de queda. Se incendian 463 vehículos. 201 personas son detenidas.
 
-Alemania: Se queman al menos diez vehículos y una motocicleta en Berlín y Colonia. En Altenburgo, se lanzan tres coctel molotov contra una escuela.

Viernes 11-11. Seis agentes que lincharon a un joven el lunes día 7, así como los 2 agentes que aparecieron en televisión el día anterior golpeando a un joven, son detenidos provisionalmente.

Se ataca una mezquita con cocteles molotov. 502 vehículos incendiados en el estado francés. 206 personas detenidas.

Sábado 12-11. En París es impuesta una orden de prohibición de concentraciones públicas, con duración de 22 horas. Unos 3000 agentes controlan la metrópoli, 12.000 el resto de Francia. A pesar de la prohibición, unas 1500 personas se manifiestan por la tarde en la plaza Saint Michel, Barrio Latino, protestando contra el toque de queda y la expulsión de los inmigrantes detenidos por los disturbios.

Por la noche, en los suburbios de París, se arroja una bola de metal desde un edificio de apartamentos, hiriendo a un policía. En Lyon, donde numerosos escaparates de comercios multinacionales son destrozados, 10 personas quedan detenidas. En Carpentras arden una mezquita y una escuela. En Saint Quentin, un coctel molotov estalla en la cara de un policía, que queda herido de gravedad. Más de 500 vehículos son incendiados en toda Francia. 212 personas son detenidas, uno de los detenidos, de diez años de edad.

-Resto Europa: En Barcelona, durante el día, las fuerzas policiales revientan una concentración-protesta frente al consulado francés, deteniendo a 5 personas.
En el centro de Madrid se queman papeleras, en Vallecas se pega fuego a los bancos. En todo Madrid arden al menos 7 coches.
En Bruselas se incendian 15 vehículos.
En Holanda se prende fuego a dos coches en Rotterdam.
En Atenas, sendos concesionarios de Citröen y Mercedes Benz son pasto de las llamas, con un saldo de 20 automóviles incendiados.

Domingo 13-11: 285 vehículos calcinados. 115 detenidos. Cinco policías heridos. En Lyon, la tercera ciudad del país, los disturbios llegan al centro de la ciudad. Se lanza un coctel molotov a la gran mezquita, sin apenas causar daños. Atacadas escuelas en Estrasburgo, Carpentras y Toulousse.

-Resto Europa: Disturbios en Holanda, Bélgica y Grecia.
En Holanda, al menos dos coches quemados en la ciudad de Rotterdam, donde la policía hizo un gran despliegue de efectivos.
En Bélgica se incendian 27 vehículos. Disturbios en Bruselas, Lieja, Charleroi, Louvan-La-Neuve, Binche, Colfontainelos y Mouscron. En Lieja un menor de edad, que participaba en la revuelta, sufre quemaduras graves. 50 personas detenidas.
En Atenas se asaltan varios establecimientos con vinculación francesa.
 
Lunes 14-11: El gobierno francés prorroga por 3 meses el estado de emergencia. 215 vehículos en llamas.

Martes 15-11: Un parlamentario del partido conservador gobernante anuncia una reforma de la ley de inmigración, con el objetivo de restringir la reunificación familiar (no conceder permisos de residencia a inmigrantes por el hecho de tener familia en Francia) y de endurecer la lucha contra las personas que están en el país como “ilegales”.

Dos focos de incendio devastan la iglesia de Saint Jeans d`Ars, en Dromê. 164 vehículos carbonizados.

Miercoles 16-11: Bernard Accoyer, jefe del grupo parlamentario del partido gobernante, UMP, y Gerard Larcher, ministro de empleo, en sendas declaraciones a distintos medios, afirman que la poligamia es sin duda una de las causas del estallido de la violencia. Sarkozy, al ser preguntado al respecto, informa que se está tramitando la expulsión de 10 inmigrantes condenados por los disturbios. La cifra palidece en comparación con los más de 2.000 franceses detenidos. ¿No era esta una revuelta de inmigrantes?

CUARTA SEMANA.

Jueves 17-11: 98 vehículos carbonizados. La insurrección continúa. ¿Cuanto tiempo durará?

C´est la racaille? Et bien: j´en suis.

Juicios Concorde: la condena aterriza antes de que la vista haya despegado.
 
“En Bobigny, cerca de París, en el Palacio de Justicia, al que la policía trasladó a 40 detenidos, se vivió un escándalo enorme cuando el juez condenó a un joven negro a partir de un testimonio escrito de un policía que hablaba de un “joven de tipo norteafricano”. En muchos casos los documentos testimoniales de los policías bajo juramento presentaban tantas coincidencias que casi se les podía definir como “inquietantemente idénticos”. Los asistentes al juicio denunciaron un montaje policial.”

El País 8-11-05. Nótese que el juez condena al muchacho negro cuando el testimonio policial habla de un joven magrebí.

Justicia exprés: juicios tan rápidos como faltos de toda posibilidad real de defensa.

El palo…
 
Medidas del Estado de Emergencia:

-La poli puede realizar registros domiciliarios, día y noche, sin autorización judicial.
-Implantación del toque de queda en una ciudad o en determinados barrios. De forma genérica o para determinadas franjas de edad, e incluso para determinado grupo de población.
-Sanciones de dos meses de carcel y multa de 3.750 euros por incumplir el toque de queda.
-Creación de zonas de seguridad con acceso restringido.
-Medidas de confinamiento para personas determinadas, o prohibición de acceso a zonas específicas.
-Los prefectos pueden asignar una residencia forzada a personas individuales.
-Se permite cerrar locales como salas de espectáculos y lugares de reunión.
-La policía podrá requisar cualquier tipo de armas, incluidas las de caza, aunque el propietario disponga de permiso.

…Y la zanahoria.

Más promesas que en un circo electoral:

-Todos los jóvenes de menos de 25 años que viven en una de las 750 zonas sensibles serán citados en los próximos tres meses en el Instituto Nacional de Empleo para una “entrevista en profundidad”.
-Creación de una prima de 1.000 euros para incitar a los que cobran ayudas sociales a encontrar un empleo.
-20.000 contratos de apoyo al empleo y contratos “de futuro” reservados a los barrios desfavorecidos.
-Puesta en marcha de 15 nuevas zonas de desarrollo empresarial en áreas urbanas.
-Los medios de la Agencia de Renovación Urbana serán aumentados en un 25% en los próximos 2 años.
-Creación de 5.000 puestos de asistentes pedagógicos en los 1.200 colegios de barrios sensibles.
-Posibilidad de empezar la formación profesional con 14 años en vez de con 16.
-Establecimiento de 100.000 becas de estudio, en función de las notas, en septiembre del 2006.
-Creación de una Agencia de Cohesión Social e Igualdad de Posibilidades.
-Las 14.000 asociaciones subvencionadas por el Estado recibirán 100 millones de euros más en el 2006.

“No pararemos hasta matar al menos a dos policias”.

Joven banlieusard.
 

La principal consigna de la insurrección está clara: sangre por sangre.
No hay reivindicaciones mínimas frente al estado que puedan ser empleadas por los recuperadores: a modo de objetivo mínimo la insurrección se plantea matar a dos policías; como objetivo final acabar con todos. Y acaso también con todo lo existente: capitalismo y democracia.
 
¿Plantean acaso alguna alternativa? Se les acusa de carecer de “programa revolucionario”. Estos nuevos revolucionarios crecidos en el Cuarto Mundo no tienen programa: han visto cómo las luchas de sus padres y sus hermanos mayores han sido siempre traicionadas por los pactos de sus líderes a cambio de falsas promesas del gobierno.

“La juventud ha de llegar a tiempo a la cita fijada / En efecto: para mearse sobre la bandera tricolor / El puto estandarte del partido de los cerdos / ¿Soy muy hardcore? ¡Pero si me gustaría verles a todos muertos! / Sueño a veces verles martirizados, mártires en un film gore…”

NTM. Canción “Plus jamais ça”. Album “París bajo las bombas”. 1995.

Si algo une a los protagonistas de tal movimiento subversivo es un factor de clase, económico, material: son el Lumpen; la clase social que está por debajo del proletariado. Y, en estos tiempos en que vivimos engañados respecto a nuestra condición de proletarios; cuando por tener coche, casa e hipoteca nos creemos “clase media”, irrumpe en escena una clase social que no es nueva, pero cada día aumenta , y que lleva décadas siendo silenciada y “barrida bajo la alfombra” para que no moleste al turista: el Lumpen, siendo la clase social inferior a todas, resulta ser la superior en cuanto a consciencia de clase. No hacía falta que viniera Sarkozy a llamarles <<racailles>> (escoria, canallas, gentuza, chusma), en los banlieus franceses ya llevan más de 30 años siendo tratados como basura, con los antidisturbios de barrenderos.

“A Sarkozy no le gusta esta gente y quiere desembarazarse de esta escoria a golpes de porras y de gases lacrimógenos. Y lo dice alto y claro en medio de una ciudad caliente a las once de la noche. La respuesta está en la calle. La tolerancia cero funciona en ambos sentidos.”

Mathieu Kassovitz.

Cuando Sarkozy escupe la palabra racaille, vuelve a sonar una vieja canción de la Comuna de París (1871), “La Canaille” (La Chusma), compuesta por Jean Bautiste Clément -autor también de “Tiempo de cerezas”-, canción que describe la vida y miserias del proletariado de la época, y reivindica el título con el que la burguesía insulta al pueblo. El estribillo dice: “C´est la canaille? Et bien: j´en suis.” (¿Es eso ser chusma? Pues bien: yo lo soy).

La clase media es un engaño. Y el consumo es aún menos que el opio del pueblo: es un sucedáneo del opio. El Lumpen no puede permitirse muchos lujos; pero cuando recicla comida, o roba en el super, o ahora que directamente saquea, come la misma mierda adulterada que todos: sucedáneos en lata. Pero el pies negros que manga una botella de buen vino y la comparte con los colegas en la okupa, seguramente disfruta más de la vida que muchos ejecutivos con cara de estreñidos que podrían comprar la bodega entera.
Todo lo que el dinero puede pagar no son más que pseudo-gratificaciones: compensaciones por una vida no vivida. Ya sea una playstation o un fin de semana en un parque temático, ya sea un jet privado o un chalet en las Seycheles, lo que uno gasta en ocio,por mucho que sea, no basta para amortizar la deuda existencial que tenemos con nuestras propias vidas. Los burgueses están, en ese sentido, tan alienados como nosotros mismos; pero lo están a nuestra costa.
Y el Lumpen sabe, por su experiencia vital, que es más feo pedir que robar.

Si, amigo proletario, el Lumpen es una clase social en aumento; mas no se nutre sólo de inmigrantes: expedientes de regulación de empleo, despidos masivos, precariedad laboral; en una palabra, paro, y tú o tus hijos irán a vivir a ese barrio que no te atreves a pisar, en un apartamento de 30 m cuadrados. O quizá estés ya allí leyendo esto. Y temiendo a tus vecinos porque sabes que si le pegan fuego a tu coche no te podrás permitir comprar otro.

No tenemos miedo a los coches en llamas porque llevamos un mundo nuevo en nuestras bicicletas.

La quema indiscriminada de vehículos no es un método muy popular que digamos de cara a la opinión pública, pero no negaremos que es un método muy eficaz de llamar su atención. Los “casseurs” (destructores) atacan a la sociedad de consumo en su raíz: el coche, vehículo del narcisismo, indicador del éxito, fantasía erótica y sublimación  de la potencia sexual; con el refuerzo de que, en Europa, los veinteañeros suelen tener más facil conseguir un coche que un piso como picadero.

Si Francia celebrase hoy un “día sin coches”, obtendría un éxito sin precedentes.

“Los jóvenes que queman coches han comprendido todo de la sociedad. No los queman porque no pueden tenerlos: los queman para no tener que desearlos.”

Frédéric Beigbeder. “13´99 Euros”

Con la violenta separación entre el cabeza de familia y sus cuatro ruedas, el cuerpo social no ha sido decapitado; pero le han sido cortados los talones: cerca de 10.000 vehículos incendiados, autobuses incluidos, significan muchos miles de personas sin poder ir a trabajar. Muchos servicios de autobús, metro, tren y cercanías han sido suspendidos.

No ha sido decapitado (todavía) porque el gobierno y la oligarquía siguen existiendo: sus coches no arden; son los coches de los curritos y algún pequeño comerciante sin garaje. -Pausa publicitaria: “Parece ser que con la revalorización de las plazas de aparcamiento, su precio se va a poner por las nubes. Invierta en Parkings De Francia. Es un consejo sólo para el 1% de la población, que es quien puede permitírselo.”

Poca gracia le harán nuestros chistes a aquellos cuyo coche ha ardido. Aunque, paradojicamente, haya más de uno que le han quemado el coche y como reacción ha ido a quemar el coche del vecino, o el de su patrón, o todos los que pueda. Es la gente que ya no tiene nada que perder la que, arriesgando su libertad y a veces su vida, apuesta por el caos y la destrucción.

El cuarto mundo silenciado por el cuarto poder.

Han ardido muchas comisarias, innumerables bancos y comercios. Pero no salen en los media: los coches son más fotogénicos. Ver un coche ardiendo asusta al proletario, que se cree a sí mismo pequeño propietario. Pero ver una comisaría en llamas podría inculcarle ideas nocivas para el sistema. También arden muchas escuelas e institutos: teniendo en cuenta que la edad media de los insurrectos es de 12 a 18 años, es facil de comprender. Si hay algo todavía más bonito en esta vida que ser rebelde es ser joven y rebelde. Y quemar tu propia escuela.

No es un problema racial, es un problema social llamado racismo.

El Neocolonialismo también funciona de puertas para adentro. Y, para confirmarlo, contra la revuelta del cuarto mundo se invoca una ley promulgada durante la guerra de independencia argelina. Francia nunca ha reconocido públicamente la guerra sucia, el terrorismo de estado que usó contra el pueblo argelino. Peor aún: el 23-2-05, los diputados y senadores franceses adoptaron una ley que reconoce “la obra realizada por Francia” en sus antiguas colonias; el artículo 4 exige que los programas escolares “reconozcan en particular la labor positiva de la presencia francesa en ultramar”.
Lógico que ardan tantas escuelas.

Moros, negros, eslavos, portuqueses, españoles, asiáticos e incluso un buen número de franceses vive en las cités. Hijos de inmigrantes e hijos de franceses, integrados en el contexto social de la pobreza, hermanados por la exclusión. Pero un francés que ha nacido en la cité siempre tendrá más posibilidades de salir de allí que el hijo de argelinos con el que se ha criado en las calles.

No hay ni un sólo africano en el gobierno, ni en la Asamblea Nacional, ni presentando un programa de televisión. Sin embargo, hay media docena de ellos en la Selección Nacional de futbol, xej. Zidane, no tan lejana ganadora de un Mundial. Mas de uno, si hubiera sufrido una lesión de tobillo cuando era niño, estaria ahora quemando coches en la cité.

Afortunadamente, los insurrectos no tienen líderes, ni los quieren. No luchan por echar a Sarkozy (aunque su dimisión sea un objetivo, y su muerte el mayor deseo), ni por tener representantes políticos. Lo quieren todo, y lo quieren ya.

Tampoco es esta una insurrección de inmigrantes, por mucho que el gobierno francés y los media traten de hacer creer. El 95% de los insurrectos (Según El Mundo 15-11-05) han nacido en Francia. Y una parte de ellos son hijos de franceses.

“La segregación abarca también al ocio: en las discotecas, un individuo llamado Bouba, de 1,90 y 100 kilos de peso, te hace comprender enseguida que poco importa tu nacionalidad francesa: “Désolé, toi, tu rentres pas!” (lo siento, tú no entras). Si es amable, añade: “Désolé, c´est la direction; moi, je fais que mon boulot, faut bien que je gagne ma vie!” (lo siento, órdenes de la dirección; yo sólo hago mi trabajo, necesito ganarme la vida)…Lo más patético es que la juventud que puede entrar baila a ritmo de Johnny Clegg y Savuka S.”

Achour Bouteldja.

“Party” (fiesta) significa, en argot de ciertos grupos antisistema estadounidenses, “disturbios”. Cuando por el color de tu piel no te dejan entrar en sus discotecas, es normal que se busquen otros medios para deshaogar la frustración acumulada en un trabajo de mierda o por la desesperación del paro.

Más de un curriki de banlieu podrá asegurar, acompañando sus palabras con una irónica sonrisa, que la auténtica causa de la insurrección es el aburrimiento.

“¿La jornada? Dormir, ir a ver a los amigos, jugar a la Play…y por la noche, quedar: a las 9 vamos a hacerle la guerra a la policía. Amo ver a los CRS con pánico, agachados detrás de sus escudos. Estamos en Matrix.”

Joven Banleuisard.

La muerte de dos chavales por causa de la policía no ha sido el origen de los disturbios, sino su detonante: no es nada extraño que la policía francesa elimine a algún chaval (a veces niños chicos) en su celosa defensa de la ley republicana y el orden ilustrado. Casi cada mes hay un muerto por disparos policiales o en comisaría, y casi siempre los muchachos son de los mismos barrios. Tampoco es una novedad que a cada muerte le siga una algarada violenta como respuesta. Para ese tipo de reacción las instituciones de la república francesa estaban preparadas (CRS, alcaldes, ONG´s, autoridades religiosas, etc).
Pero se han encontrado cara a cara con una juventud que está cansada de encerrarse con los amigos y jugar a la Play como único recurso para matar el tiempo: han decidido recuperar la calle como espacio para sus juegos.

“París es una fiesta”.

Ernst Hemingway.

La insurrección es una afirmación lúdica al tiempo que luddica* una saturnal conciencia dionisíaca un carnaval de pasamontañas violencia orgiástica un colocón de adrenalina: un potlach** en el que, a falta de bienes personales que llevar a la hogera, con gran alegría se quema generosamente lo ajeno, sobre todo si pertenece al estado.
La insurrección tiene “duende”. En un mundo muerto, las ciudades en llamas anuncian que vivir es posible, y sobre-vivir superfluo. 

*De “Luddista” (destructor de máquinas), revuelta antitecnológica de finales del siglo XVIII, principios del XIX.
**Fiesta de ciertos pueblos “primitivos”, en la que un miembro de la tribu regalaba todo lo que tenía, excepto una parte que iba destinada a la hoguera.

Muere un obrero jubilado.

No puede culparse a todo un movimiento, sobre todo a un movimiento espontáneo, de las acciones de uno de sus miembros. De cualquier manera, ese anciano se encaró con unos jóvenes a causa del incendio de un contenedor. Quizás se enfrentó a ellos, o amenazó con denunciarles. Actuó como un agente de la ley, aún cuando no era su trabajo. Y los que le golpearon no pretendían matarlo:
 
“La mujer del fallecido sostiene que el puñetazo que dieron a su marido no era mortal por sí mismo. Es decir, que arrastraba problemas neurológicos severos y la agresión complicó las cosas.”

Le Mond 15-11-05.

“Son unos canallas, arremeten contra los símbolos de todas las religiones de Francia”.

Sarkozy.

Nicolás Sarkozy vuelve a usar su exabrupto favorito contra los insurrectos, a raíz de la quema de la iglesia de Saint Jeans d`Ars, en La Monnaie, Romans-sur-Isère (Dromê). Nada dijo cuando la policía ataco la mezquita de Clichy, salvo un cobarde “nosotros no hemos sido”. Sarkozy también había alentado la idea, propagada por los media, de que el terrorismo islámico estaba detrás de los disturbios.

De hecho, en las ciudades y barrios donde el terrorismo islámico está bien estructurado no ha habido incendios; las rondas de voluntarios musulmanes pacificadores (con birrete y vestidos de blanco a la moda salafista) no han sido obedecidas por los insurrectos, y en algunos casos han sido rechazadas violentamente.

La canalla no respeta nada, y ya han sido pasto de las llamas iglesias, mezquitas y sinagogas. Se definen a sí mismos “Sans foi et sans loi” (Sin fe y sin ley). El Lumpen ha comprendido que el único templo que ilumina, es el que arde.

“Detrás de esta guerrilla urbana están grupos traficantes de droga”.

Sarkozy.

Cierto es que la mafia y las bandas abundan en los suburbios, donde el paro no deja más salida que el trapicheo. Pero si hay algo que no le conviene a los traficantes, es una insurrección que joda el negocio, con el toque de queda y los barrios sitiados por la policía.

Al gobierno sí que le interesa tener cada cité inundada de droga: recordemos el plan de la C.I.A. en los 70 para llenar los barrios negros estadounidenses de heroína, y más específicamente convertir en adictos a los luchadores del Partido de los Panteras Negras. O el plan Zona Especial Norte, en los 80 en el Estado Español, que hizo lo propio en Euskadi.

El gobierno y la policía franceses, como los de todos los países, si que deben estar llenos de grandes trapicheros.

Respecto al problema de las bandas, una insurrección es la mejor solución que podía darse: al igual que en la revuelta de Los Ángeles (1992), en que las bandas rivales “Bloods” y “Creeps” firmaron un acuerdo (alto el fuego y unión contra la policía) entre sí y con las bandas de sudamericanos; en Francia los pandilleros han dejado de matarse entre sí para hacer frente al enemigo común.

“[La revuelta la] organizaron los líderes de las pandillas, ansiosos de sacar corriendo a la policía para vender drogas, y los imanes musulmanes que buscan carne de cañón para la jihad.”

Editorial de Libération.

Esto es lo que vomita un periódico supuestamente izquierdista. La presidenta del Partido Comunista, Marie-Georges Buffet, al ser interrogada sobre si los muchachos que queman carros son víctimas o delincuentes, contestó de inmediato: “Delincuentes”.
El periódico del PC comentó que la insurrección es “una consecuencia desastrosa de medidas desastrosas”, y pidió una investigación sobre la muerte de Zyad y Bounna, como si no se supieran ya los hechos y el pueblo no hubiera dado su veredicto. El PC ha organizado manifestaciones “por la paz”. 

¿Dónde están los partidos de extrema izquierda, esos que recogen un 13% de los votos?

Leemos en un comunicado de CNT-AIT Toulouse:”Las asociaciones, los partidos y los sindicatos de izquierda y de extrema-izquierda han hecho todo lo posible por sofocar el movimiento de contestación espontánea surgido en Clichy el 27-10-05. Vemos la posición de la dirección del PCF el 3-11: “reestablecer el orden es una urgencia extrema. Los responsables de la violencia y de la degradación deben ser sancionados…” o “la violencia cotidiana en los barrios es quizá debida a los gamberros y traficantes, de Arlette Laguiller. L.O. más todavía: “la ola de revuelta y violencia que sacude hoy la periferia y los barrios populares suscita inquietud en la población…” de Alain Krivine. Estas palabras iban en línea directa con las maniobras de poder. Tales discursos han permitido hacer aceptar a la población el Estado de Urgencia.”

Lo cierto es que la CNT francesa en sus comunicados, aunque no ha condenado a los insurrectos sino al gobierno, se suele limitar a pedir medidas reformistas, como la dimisión de Sarkozy.

“En mi hogar nos regimos por severas normas musulmanas. A mi padre no le gusta que me maquille. Mis hermanos no quieren que vaya a trabajar sola. A mi padre nunca se le ha pasado por la cabeza someterme a la ablación del clítoris, o exigirme llevar siempre puesto el chador. Prefiere verme con el pelo cubierto, pero hay otras mujeres que no tienen elección ni derecho de palabra.”

Yasmina.

¿Y para cuando una insurrección de mujeres, armadas con tijeras y cuchillos de cocina?

De todas formas, el machismo de los musulmanes es uno de los argumentos que ahora usan los políticos y los media (antes les daba igual) contra unos insurrectos que responden quemando mezquitas.

“Si la violencia de las últimas semanas ha revelado algo positivo, ha sido hasta que punto han fracasado los grupos musulmanes extremistas a la hora de penetrar de manera significativa en la cultura de la juventud urbana de los suburbios.”

Mark Le Vigne, Universidad de California.

Pero en las barricadas sigue ausente una muchacha con una teta al aire: la Libertad guiando al Pueblo. Lo de la teta es opcional (aunque le da un aire clásico a la par que romántico al cuadro): respecto al vestuario basta con que después de los disturbios pueda quitarse el pasamontañas, y no para ponerse el “chador” (velo). Y, que carajo, que quemen el chador y también sus sujetadores si les sale de los ovarios.

Teenage warning.

La insurrección de los banlieusards es fruto de las contradicciones económicas y culturales de una sociedad enferma de ambición y racismo. 30 años de tensiones y protestas venían avisando. Pero el gobierno francés sólo supo emplear más mano dura. Como dice el sabio Sun Tzu en “El Arte de la Guerra”, nunca acorrales a una fiera herida, pues será más peligrosa que nunca y, redobladas sus energías, luchará a muerte. 

La insurrección de los banlieusards es fruto de las contradicciones del sistema capitalista. Pero quedarnos en este punto sería igual a atribuirla a los movimientos de los astros o al paso de un cometa: una fatalidad histórica.

Si la “madre patria” francesa hubiese acogido en su seno a estos extranjeros que nacieron en ella; si el “papá estado” los hubiese adoptado como a hijos propios ¿Hubiera estallado la revuelta? Si no hubiese retirado a nuestros amigos los policías de barrio para cambiarlos por robocops, si hubiese cumplido las promesas de integración y ayudas a los suburbios, si hubiese fomentado los centros de cultura en barrios en los que actualmente no hay ni un cine, generando una cultura de ocio sano frente a los problemas de la delincuencia y la drogadicción, en definitiva, si no se hubiese violentado sistemáticamente al sector más pobre y desprotegido de la población ¿Habría crecido una generación violenta?

No nos atrevemos a asegurar que no. Cierto que, antes de ser una revuelta anticapitalista, hay un factor de desigualdad ante la posibilidad de encontrar un puesto de trabajo, y por lo tanto una inadaptación a la sociedad de consumo que ejerce como causa del anticapitalismo. La sociedad de consumo se ve así rechazada no a causa de un rechazo generalizado a la opulencia, sino, en mayor medida, por la amarga consciencia de no poder competir por ella. Se fragua así un motín instintivo, nihilista, que no plantea nada salvo la destrucción de todo. Y, aunque nosotros somos de la opinión que este sistema no puede ser reformado, ni mantenido, sino que debe ser destruido, también creemos que la violencia no es un fin en si misma, y que como medio debe ser empleada con inteligencia. Los Banlieusards han quemado los coches de sus vecinos, cuando deberian haber buscado el apoyo de los trabajadores, en una época de grandes huelgas, y los estudiantes. Los grupos aislados que han cometido actos imprudentes, como pegar fuego a un autobús sin percatarse de que quedaba gente dentro, han provocado el rechazo del pueblo. Y, cuando el pueblo cierra sus puertas a los amotinados, la insurrección muere sin que sus golpes contra la Realidad hayan conseguido transformarla. El Banlieusard ha pretendido crear una situación de pánico generalizado, pero París ha bebido ya demasiado terror revolucionario a lo largo de su historia como para impresionarse ahora. Los banlieusards no son terroristas islámicos, ni terroristas siquiera. Son un movimiento espontaneo, popular, heterogeneo, que se auto-organiza en guerrilla urbana mediante grupos de afinidad. Pero no ha alcanzado una comprensión de la Acción Directa más allá de la violencia. Y cuando decimos más allá no nos referimos a “desvinculada de”, sino “no confundida con”. Pero la explicación a los actos irresponsables de algunos de estos revolucionarios la encontramos en su juventud. Desde niños de 10 años hasta chavales de 24, esta es una insurrección protagonizada por jóvenes.

Pero no hemos respondido a la pregunta: Si la “madre patria” francesa hubiese acogido en su seno a estos extranjeros que nacieron en ella; si el “papá estado” los hubiese adoptado como a hijos propios ¿Hubiera estallado la revuelta?
La insurrección de los banlieusards es fruto de las contradicciones del sistema. Pero, si el sistema capitalista, basado en la explotación piramidal de muchos hombres por una minoría cada escalón más reducida, hubiese eliminado el handicap racial, e integrado en su way of life a los hijos de inmigrantes, habría conseguido hacer la explotación menos humillante. Y, teóricamente, hubiera conseguido reforzarse: a menor malestar social, menor disidencia.
Pero resulta que esto no es así. El sistema no puede eliminar el racismo sin sufrir una fuerte conmoción.

La divisa de la República Francesa, heredera de la Revolución Francesa, es “Igualdad, Fraternidad, Libertad”. Pero la Revolución Francesa, desde el momento en que la Burguesía tomó el poder, traicionó estos ideales. Ideales que deben ser la consigna de la revolución del mañana. Ideales a todas luces complementarios: igualdad económica junto a libertad de pensamiento y acción crean un mundo de hermanos. Bakunin decía: libertad sin socialismo es libertinaje, injusticia; socialismo sin libertad es barbarie y opresión. Entiéndase la palabra “socialismo” en su acepción del S. XIX.
De libertad y de igualdad se ha hablado ya mucho. La revuelta de los Banlieusards nos habla sobre todo de fraternidad. Es aquí donde vemos y saludamos su aportación al ¿marchito? ¿creciente? movimiento revolucionario internacional.

La insurrección de los banlieusards es fruto de las contradicciones del sistema patriarcal. El Patriarcado es el poder basado en la sumisión a la figura paterna, y su sublimación en toda figura de autoridad. El gobierno es edípicamente interiorizado como padre de la nación, siendo la madre el territorio sobre el que gobierna. Y, aunque no nos guste nuestro gobierno, quien se casa con nuestra madre pasa a ser nuestro padrastro. De acuerdo a la programación que la vida familiar inculca en nuestras cabezas desde la más tierna infancia, nos acostumbramos a recibir órdenes de un padre que, en nuestra temprana infancia, se nos aparenta Dios y Todopoderoso. La religión está diseñada específicamente para inculcar este modelo machista y gerontocrático. Conforme vamos despegando de la familia, buscamos a alguien que siga pensando por nosotros, ya sea un líder, un jefe, un esposo si soy mujer, o bien ser uno mismo líder, jefe, esposo, padre en definitiva. Esto no quiere decir que quien sea huerfano de padre vaya a convertirse en revolucionario, pero sí que probablemente estará descondicionado y mal adaptado, y, en alguna faceta de su vida, puede ser conflictivo con el sistema. Pero si no hay padre a mano, siempre se encontrará un buen modelo paterno: el profesor, el poli de barrio…

Decíamos que el sistema no puede eliminar el racismo sin sufrir una fuerte conmoción. Esto es a causa de la Fraternidad. La Fraternidad es una forma de estructuración de la sociedad consistente en la horizontalidad, la abolición de las jerarquías. Todo lo contrario al sistema Patriarcal. En una Fraternidad bien entendida, todos sus integrantes son hermanos: no hay por tanto ni padre, ni jefe, ni más liderazgo que la razón. Si toda la raza humana se hermanara, haríamos temblar los pilares de la dominación. El sistema nos quiere a cada uno de nuestro padre y de nuestra madre, y ni siquiera insiste demasiado para con nuestras “obligaciones” respecto a nuestros hermanos biológicos. Y cuando a mis amigos les llamo “hermano” o “hermana”, es un pequeño acto revolucionario.

En Clichy-sous-Bois murieron dos adolescentes por culpa de la policía, sin tiempo de llegar a comprender en toda su magnitud que tenían millones de hermanos, no sólo en Francia, sino también algunos repartidos por Bélgica, Holanda, Alemania, Grecia y España.

Esos hermanos han tratado de vengar su muerte atacando no sólo los intereses del estado y el capitalismo -cebándose particularmente en la paternalista red de servicios sociales: los centros educativos, centros sociales, hogares del jubilado, ambulatorios-. Estos muchachos han tomado como blanco favorito de su ira el coche, objeto que, como decíamos más arriba, es el vehículo del narcisismo, fantasía erótica y sublimación  de la potencia sexual; y, sobre todo, el instrumento de afirmación del “pater familia”, símbolo del nivel de presupuesto familiar.

Destruir los humildes vehículos de vecinos, padres y hermanos mayores es un enfrentamiento de una audacia pocas veces vista. Es quemar los apoyos que puedas tener en tu entorno más cercano; es cuestionar (no con palabras, sino con hechos) todos los valores del trabajador aplicado, del comunitarismo patriarcal familiar.

¿Se puede ir más allá en este sentido? Sí. El factor primero que caracteriza a la insurrección como un ataque claro contra el Patriarcado y la Gerontocracia es la destrucción de templos de todas las religiones indiscriminadamente. Son hechos más aislados que el ataque a los coches, pero mucho más significativos. El hecho de quemar el templo de tu padre, su mezquita, revela hasta que punto llega el conflicto generacional el la cité. Los jóvenes no sólo se rebelan contra un país adoptivo que les rechaza: rebelándose contra sus padres biológicos, se rebelan a un tiempo contra todo orden establecido.

El conflicto de integración cultural en las banlieu, conflicto que millones de jóvenes han tenido que soportar entre la farsa liberal del modelo occidental y la rígida cultura musulmana, ha acabado estallando: ni pa’ uno ni pa’l otro. Estos chicos han empezado a encontrarse a sí mismos, a raíz de no reconocer más familia que a sus “hermanos”, ni más cultura que la gestada en el barrio.

Ahora sólo faltan las mujeres, víctimas entre la espada y la pared, siendo la espada una cimitarra que ha sido usada durante siglos para la ablación, y aunque ahora pocas veces se emplee para tal fin, el que la porta sigue queriendo castrar su vida. Y ¿que hay en la pared? Anuncios. Anuncios de cirugía estética, “Se busca…para sexo. Grandes ingresos”, anuncios eróticos de electrodomésticos y frívolos anuncios de perfume. También hay una pintada del Frente Nacional, para que recuerde el tipo de miradas que puede encontrar si consigue salir de la cité.

Velos para protegerla de la mirada de los hombres, en barrios donde son habituales las violaciones en grupo. Matrimonios a la fuerza. Esto por un lado. Por el otro, viejos de la “clase media” que ofrecen un matrimonio rentable. Jóvenes francesitos que no sabes si te miran porque les gustaría follarte o porque les gustaría matarte, o ambas cosas ¿Por qué me mira así? Amigas que sabes que no son racistas pero sientes que han crecido escuchando “moros de mierda” hasta que se les ha quedado grabado como un disco rayado.
 
Para que la revolución social funcione, es preciso una Revolución Sexual, que rompa con la represión y la agresión, que son dos caras de la misma moneda patriarcal; pues quien me castra, aunque sea imponiéndome un chador, me está agrediendo sexualmente, y quien abusa de mí, me está castrando psicológicamente impidiéndome disfrutar en relaciones futuras.
Una Revolución Sexual de la juventud, que rompa al mismo tiempo contra los celos, síntoma de carencia afectiva y posesividad enfermiza, y contra el sexo mecánico que busca follar para batir records, síntoma de desapego emocional y desprecio.
Es tarea de la Revolución Sexual explorar modelos no alienantes de familia, pasando de la familia biológica a familia humana, de la endogámia a la exogamia en un sentido figurado, para librarnos de la educación autoritaria que hemos recibido, y poder ofrecer a los niños de hoy y del mañana crecer en un proyecto de sociedad libre que avanza al tiempo que se va desmoronando la sociedad existente.

Ni putas ni sumisas, pero tampoco integradas.
Ni dios, ni amo, ni marido ni partido.

Texto perpetrado por Gavroche. Uno más que está todavía aprendiendo a amar, y ya sabe odiar. Dedicado a tod@s l@s agitadores y propagandistas cuyos textos me han inspirado y/o he plagiado para la confección de este.

Copia y difunde.

20 de Noviembre 2005.

La irradiación pornográfica del neozapatismo

A la memoria del compañero Joël Fieux, y tantas otras víctimas del porno revolucionario.

 

Lo bello no es ni la envoltura ni el objeto encubierto, sino el objeto en su velo. Desvelado se mostraría infinitamente insignificante.

—Walter Benjamin

 

A finales del siglo pasado la imposición del neoliberalismo a sangre y fuego nos anunciaba el “fin de la historia” y nos auguraba el destino manifiesto de la humanidad con el arribo de una irrefutable cosmogonía fundada en la libertad de empresas y mercados, en la democracia parlamentaria y en la “globalización” capitalista. Sólo nos quedaba esperar —sin mayores sobresaltos— la arrolladora expansión de su definitivo imperio. En medio de esta trama adversa la insurrección de los sinrostro, señalando todo lo que había de podrido al interior de esta nueva panacea, fue un recordatorio necesario desde la recóndita Selva Lacandona que advertía, sin cortapisas y a todo pulmón, que nada había detenido el curso de la historia y que los excluidos continuaban en pie de guerra contra la dominación y lo atestiguaban con contundencia histórica, excediendo con creces el efímero “fin de la historia”.

La irrupción del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) causó gran fascinación entre los filántropos de todos los colores desde los primeros momentos de aquella madrugada inaugural del año 1994. La irradiación pornográfica del neozapatismo pronto provocó una suerte de coacción icónica que comenzó a propagarse por contagio desatando una epidemia viral que inundó las redes telemáticas de hipercomunicación anestésica. El denominado “movimiento anarquista” no quedó exento de su alcance, entregándose en cuerpo y alma a cultivar admiración y solidaridad. Ese “movimiento anarquista”, precario e incoloro, aún no se recuperaba por esos eneros de la tamaña embriaguez producida por la estrepitosa implosión de su archienemigo histórico: el “socialismo realmente existente” o capitalismo de Estado. Las precariedades de este “movimiento” imposibilitaron el aprovechamiento de condiciones favorables ante el campo particularmente fértil que dejaba a su paso la hecatombe soviética y la anhelada confirmación de todas las tesis anárquicas ancestrales. La ausencia de color, además, le había impedido apropiarse de la historicidad concreta de la que formaba parte, soslayando la necesaria renovación teórico–práctica y la correspondiente innovación de un modelo de organización y acción consecuente con los tiempos.

El “movimiento anarquista”, carente de paradigma, caía rendido a los brazos del EZLN dejando que los efectos narcóticos de la hipercomunicación anestésica, acompañados de una generosa porción de vaselina, cumplieran su objetivo. Sin embargo, sería injusto no matizar esta afirmación y continuar ocultando las honrosas excepciones que alzaron sus voces críticas desde los primeros intentos de penetración. Ése fue el caso de Charles Reeve, Sylvie Deneuve, Marc Geoffroy y de nuestro compañero Massimo Passamani, entre otros. De tal suerte, de paso por Montpellier a mediados de 1995, llegaba a mis manos Au–dela des passes–montagnes. Para mi sorpresa, ése no sería el único manuscrito crítico que me harían llegar los compañeros europeos.

En Brescia también me entregarían un documento de autoría anónima y, al finalizar mi charla en el Politécnico de Tesalónica, otro. Éste estaba en inglés y me lo otorgarían los propios autores: una joven pareja que no dejó de denunciar los desvaríos nacionalistas del EZLN, la clara intención socialdemócrata de sus discursos y la fuerte alineación jerárquica que caracterizaba su estructura. De regreso en Barcelona, en el acogedor departamento de Diego Camacho (Abel Paz), el veterano luchador anarcosindicalista me cuestionaría de nueva cuenta en torno a los mismos tópicos, haciendo énfasis en el tremendo desatino que estábamos cometiendo al alimentar estos desvaríos leninistas en lugar de renovar nuestro andamiaje teórico–práctico y reconstruir al “movimiento”. Al despedirnos, tras despotricar contra los remanentes del exilio cenetista en México, retomaría el tema neozapatista sentenciando sonriente: «Chaval, te digo lo mismo que le he dicho a Iñaki que se ha convertido en su embajador en Barcelona: lo del tal Marcos es una zarzuela y los zapatistas tienen de anarquistas lo que tienen de católicos mis cojones». Un año y dos meses después pude comprobar la veracidad de su sentencia.

Pero sería deshonesto de mi parte proseguir con este texto sin entonar el mea máxima culpa del confiteor. A estas alturas cabe darnos la licencia de un pequeño paréntesis y hacer pública mi “grande culpa”: Si bien es cierto que a lo largo y ancho de aquella tourné encontré incontables críticas, el motivo de nuestra encomienda era cimentar las bases del “apoyo crítico” al neozapatismo al interior de nuestras tiendas y fundamentar los nexos históricos entre anarquismo y zapatismo. Bastaba con desempolvar a Ricardo Flores Magón y el guión del nuevo culebrón revolucionario estaría listo para escena.

La solidaridad libertaria —cada vez menos crítica— comenzó a fluir por tuberías. Las recaudaciones de fondos eran copiosas y llegaban directamente a las cuentas destinadas a este fin, lo que aunado a las fuertes donaciones de partidos políticos, fundaciones, asociaciones de ayuda humanitaria, ministerios, gobiernos municipales, eurodiputados y una que otra exprimera dama socialdemócrata, sumaban un nutrido botín solidario. Por nuestra parte, y con apoyos exclusivamente libertarios, abríamos las puertas en precarias condiciones del Campamento de Solidaridad Directa “Mártires de Chicago” en pleno corazón de la Selva Lacandona. Considerábamos que con la cooperación directa de compañeros internacionalistas podíamos darle continuidad al proyecto de la Federación Anarquista Revolucionaria Amor y Rabia/Love and Rage Revolutionary Anarchist Federation, que impulsaba una escuelita antiautoritaria (la Escuela Antiautoritaria “Primero de Mayo”, Santa Rosa El Copán, municipio de Las Margaritas) y la Casa de la Mujer “Margarita Ortega” en la misma localidad selvática.

Pronto germinarían las abismales contradicciones. Los lineamientos y objetivos del EZLN y los fundamentos teórico–prácticos de la anarquía no tenían el más mínimo punto de encuentro. Comenzábamos a constatar —aunque no todos lo quisieran ver y mucho menos aceptar— los privilegios de la jerarquía militar y el control autoritario que ejercían sobre la población, expulsando de las comunidades y despojando de sus tierras a quienes consideraban “desafectos” y, decidiendo impunemente el libre tránsito de la población, llegando incluso a impedir el acceso a los centros de salud. Asimismo, el reclutamiento forzado, el uso y abuso constante de la privación de libertad (a régimen de aguachile) y el castigo físico eran hechos cotidianos. Por esas fechas comenzaba a verificarse la inminente corrupción que hoy hace estragos en sus feudos, facilitando el enriquecimiento del sector más cercano a la élite dirigente, controlando el monopolio del transporte, los establecimientos de distribución de víveres y la crianza de ganado vacuno y porcino para su explotación comercial.

También pudimos confirmar la condición y posición de las mujeres en los territorios dominados por el EZLN, más allá de la verborrea discursiva y los escenarios montados para consumo exterior en los Caracoles y las patéticas “escuelitas zapatistas”. Las mujeres no sólo tienen una participación nula en la toma de decisiones sustanciales sino que continúan subordinadas ejerciendo los papeles de género tradicionales, ocupándose de la preparación de alimentos, el lavado de la ropa, el cuidado de los hijos y la crianza de los animales de corral, además de la doble jornada que representa el apoyo a los hombres en las labores agrícolas y la recolección y traslado de la leña. Para las llamadas “insurgentes” la condición y posición es idéntica, aunque varía en dependencia del grado de jerarquía que ostenten en la estructura político militar, gozando solamente del “privilegio” de acceso al aborto a diferencia de las mujeres en las comunidades que persisten sin poder ejercer la libre interrupción del embarazo sometidas a las estrategias de crecimiento poblacional del EZLN o como consecuencia de la imposición de la moralina católica.

Debería ser obvio que en un ambiente tan despótico las críticas son inadmisibles. Para entonces, el subcomediante Marcos barajeaba la propuesta de incursionar en la farsa electorera aprovechando la popularidad obtenida con el alzamiento y el ofrecimiento de la candidatura presidencial por parte del desaparecido Partido Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (PFCRN). Ante los acontecimientos, no dudé en externar mis críticas en derredor de semejante oportunismo —propio del más facultado de los discípulos de Niccolò di Bernardo dei Machiavelli—, lo que inmediatamente resultó en mi inapelable expulsión del territorio controlado por el EZLN.

No faltó la versión jocosa que trataba de añadirle folklore a tales atropellos y corrió la voz de que la expulsión había sido motivada por mis invariables “indisciplinas”, entre las que destacaba la gota que derramó la copa: haberme hecho pasar por el propio subcomediante para gozar de los favores sexuales de una periodista pequebú de esas que llegaban a la selva hambrientas de exclusivas con el micrófono en una mano y el calzón en la otra. Lo cierto es que a la sazón no sólo me habían expulsado del “territorio zapatista” (sic) —comunicado mediante, firmado por el infraescrito— acusándome de actuar “como los demás políticos”, sino que habían encarcelado con cargos de “desacato” y “deserción” a Matt M., miembro de la Federación Anarquista Revolucionaria Amor y Rabia, contando con el silencio cómplice de los “compañeros” de organización.

Dos años más tarde, el 23 de mayo de 1998, fenecía la Federación con casi una década de esfuerzos y un gran bagaje teórico–práctico. Durante el último encuentro continental celebrado en el Hunter College en la ciudad de Nueva York, la organización se disolvería tras tres años de encontronazos irreconciliables entre sus dos principales facciones. Las posturas antípodas se reprochaban mutuamente ser los “saboteadores” del proyecto. Unos eran acusados de “antiorganizacionistas”, los otros de maoístas. El “pluralismo revolucionario”, postulado como bandera de lucha en 1995, se revelaba como una estrategia centralista que comenzaba a surtir efecto a mediano plazo.

Curiosamente, esta estrategia tuvo su origen en San Cristóbal de las Casas durante la prolongada estancia de algunos miembros del Comité Coordinador de Amor y Rabia. Se presentarían primero algunos análisis favorables sobre los desvaríos históricos del pensamiento ácrata (la Makhnovchina, la Plataforma y el anarco–bolchevismo de 1937); después continuarían las tesis sobre la importancia del “poder dual”, el “municipalismo autónomo”, el “federalismo democrático” y, por último, se avalaría la estrategia de “línea de masas” y se aplaudían las bondades del “Poder Popular”. Evidentemente, éste era el final de la Federación.

En México, los satélites de esta suerte de coup d’ État de poca monta, acto seguido de una profunda purga expulsando a toda la disidencia, intentarían darle continuidad al trabajo editorial bajo otro título poco original. Sus impulsores se diluirían en el fallido Frente Zapatista de Liberación Nacional, abandonando para siempre todo proyecto ácrata. Sin embargo, aquella nefasta maniobra blanquista quedó sepultada en la historia reciente del anarquismo continental bajo un alud de vaselina y una tenaz campaña difamatoria que aún persiste en estos días.

Como bien afirmaban las compañeras y los compañeros de la extinta Coordinadora Informal Anarquista: «El subcomediante Marcos conoce muy bien las bondades de la vaselina».1 Este grasoso artilugio soslaya el dolor y facilita la penetración. La ingrávida positividad de la vaselina evita la negatividad del desgarro. Extirpa toda resistencia de lo real y la negatividad de lo otro. Es por ello que el sistema de dominación incrementa el proceso de positividad de la sociedad y subvenciona la producción de vaselina incorporándola a la canasta básica.

Quizás este exceso de positividad, latente en todos los rincones sociales, es lo que ha impedido a muchos compañeros poder expulsar de lo más recóndito de sus entrañas —por muy enérgicamente que pujen— la larga penetración que les invade. La creciente ausencia de negatividad en nuestras tiendas ha producido las más exuberantes desvirtuaciones, alimentando propuestas “estratégicas” y alianzas “tácticas” disparatadas que comienzan a mostrarnos un desbarajuste teórico–práctico de proporciones adversas. Tal vez si estos compañeros seducidos por las doctrinas ajenas se dieran la oportunidad de detener el inútil hiperactivismo que les embarga y abandonaran, aunque fuera momentáneamente, el quéhacerismo, tendrían la ocasión de reflexionar desde una perspectiva más antiautoritaria y dar una respuesta contundente a la brutal penetración de la que están siendo objeto sin percatarse.

Baudrillard señala que

El único fantasma en juego en el porno, si es que hay uno, no es el del sexo, sino el de lo real, y su absorción, absorción en otra cosa distinta de lo real, en lo hiperreal […] La dimensión de lo real es abolida por el efecto de zoom anatómico, la distancia de la mirada deja paso a una representación instantánea y exacerbada: la del sexo en estado puro, despojada no sólo de toda seducción, sino incluso de la virtualidad de su imagen —sexo tan próximo que se confunde con su propia representación: fin del espacio perspectivo, que también es el de lo imaginario y el del fantasma— fin de la escena, fin de la ilusión.2

La falta de distancia y la exposición hiperrealista aniquila toda negatividad y anula cualquier posibilidad de accionar erótico dando paso a la exhibición pornográfica, es decir, a la lógica capitalista donde todo se reduce a mercancía. La destrucción de la transgresión erótica se consuma en el porno cotidiano de la irradiación transparente. Esa irradiación carente de luz —que no alumbra sino penetra— que hace todo transparente. Desprovista de la luminosidad que engendra la tensión negativa, esta ausencia de luz impide la representación de las acciones y la liberación de las pasiones en el teatro del mundo. Sobre el cadáver de la negatividad hoy se erige la transparencia, o sea, la exposición pornográfica.

Esa irradiación transparente ha convertido al Ejército Zapatista de Liberación Nacional en una pornoguerrilla. La guerrilla de la transparencia. Una guerrilla sin color, desprovista de toda singularidad, que se despidió de la insurrección renunciando a toda tensión negativa. En el trascurso de su Larga Marcha hacia la positivización el EZLN ha experimentado una profunda metamorfosis que concluye en la absoluta domesticación que hoy les amolda a un nuevo espacio de confort, apoltronándose en la dimensión del precio. El neozapatismo hoy puede sintetizarse como la “guerrilla” del espectáculo, por eso su apuesta por los medios telemáticos y la reciente incorporación de la farsa electorera a su amplio menú de opciones.

Sin duda, el mayor de los hermanos Marx tenía razón en aquello de la repetición de la historia: primero como tragedia, luego como farsa.3 Hoy la farsa se refleja en múltiples espejos de actos pornográficos de un leninismo posmoderno que se ha venido despojando de todos sus lastres, arrojando por la borda a tiranos y verdugos que presagiaban su inexorable destino trágico. Bajo el maquillaje de la transparencia, la tolerancia, la horizontalidad, la autonomía y el confederalismo democrático se disponen para la nueva película abusando del close up biológico. Algunos cambios imperceptibles acomodan el guión y cambia la locación del rodaje: de la Selva Lacandona se traslada a las montañas del Rojava en el legendario Kurdistán. El cartel que avisa el estreno nos muestra un nuevo protagonista. En los avances se deja ver en un privilegiado primer plano a Abdullah Öcalan posando con una ajustada tanga rojo y negra. Un intrépido zoom al pecho nos muestra a todo detalle una flamante A circulada tatuada con esmero sobre un desvanecido garabato que aparenta haber sido una hoz y un martillo. De nueva cuenta su irradiación pornográfica provoca esa suerte de coacción icónica que se propaga por contagio desatando una nueva epidemia viral que comienza a inundar las redes telemáticas de hipercomunicación anestésica. El “movimiento anarquista”, una vez más, no queda exento de su alcance.

Gustavo Rodríguez

Planeta Tierra, 19 de marzo 2017.

Prólogo a la edición en castellano de Beyond the balaclavas of South East Mexico (Au–dela des passe’montagnes du Sud–Est mexicain), de Charles Reeve, Sylvie Deneuve y Marc Geoffroy. Detrás de la máscara: más allá de los pasamontañas del sureste mexicano, Editorial Pensamiento Ilícito.


Notas

1 Véase El “Otro Circo” y su resplandor cegador —Reflexiones a propósito de la Otra Campaña y su lógica recuperadora (Anexo III de Detrás de la máscara…).

2 Jean Baudrillard, De la seducción, Madrid: Ediciones Cátedra, 2011, pp. 34 ss.

3 Vid Karl Marx, El 18 Brumario de Luis Bonaparte, Buenos Aires: Longseller, , 2005, p. 17. La frase puede leerse al comienzo del libro y reza así: “Hegel dice, en alguna parte, que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal se repiten, para decirlo de alguna manera, dos veces. Pero se olvidó de añadir: la primera, como tragedia, y la segunda, como farsa”.

Entrevista con Alfredo Bonnano

Entrevista realizada por el corresponsal de Columna Negra durante un encuentro en la ciudad de Monza, Italia, en Noviembre de 2011. Ahí se discutió sobre la actualidad represiva mundial y la cuestión mapuche, entre otros temas. De ese intercambio de ideas con Alfredo María Bonanno devino lo siguiente:

 

Columna Negra (CN): Considerando los escenarios de crisis a escala global, caracterizados por la deslegitimación masiva de los referentes políticos tradicionales, la desestabilizaciones económicas y sociales como las vividas en Grecia y España, etc. ¿cómo podemos comprender la emergencia de las practicas insurreccionalistas que usted planteó desde fines de la década del ’70 hasta mediados de los ’90s, considerando las diferencias del momento actual en el contexto donde estas ideas fueron desarrolladas?

Alfredo María Bonnano (AMB): Es cierto que hay considerables dificultades de parte del capital internacional para reestructurar la propia organización represiva y productiva. Esta situación, que ya se acarrea desde algunos años, viene de la llamada “crisis”, pero no se trata de una crisis en el sentido de contradicción radical que anuncia el pasaje a una situación que podría devenir intolerable por el futuro de la gestión capitalista. No hay nada en estas enfermedades periódicas del dominio que sea pueda conducir de manera determinante a una posible situación irrecuperable y entonces revolucionaria. Para que este acontecimiento pueda comenzar a tener algunos elementos de sentido revolucionario (mayores dificultades de recuperación y de control de parte del capital internacional) se necesita de nuestra participación activa, y es aquí donde es primordial la intervención insurreccional real y verdadera.
Las experiencias hechas a partir de los años setenta, hasta por lo menos al final de los años noventa, demuestran que las realizaciones de carácter insurreccional como ataques en contra de responsables y estructuras del capital, sabotajes a la producción, abstención política y productiva, expropiación, reapropiación del tiempo, etc. – pueden contribuir al terreno fértil en el cual se puede avanzar hacia la insurrección verdadera, o sea la materialización de una serie de ataques de amplia dimensión que puedan tener como resultado transformaciones visibles (políticamente recuperadas en formas de procesos modificativos de las estructuras de dominio) o bien transformaciones menos visibles pero más duraderas y eficaces, es decir realizaciones prácticas que contribuyan a formulaciones de lo que hemos llamado “proyecto insurreccional”.

CN: Siguiendo diversos análisis, las crisis actuales se presentan como expresión de una situación de catástrofe generalizada, la que se visibiliza, entre otras cosas, en un abierto alejamiento de los estados de sus máscaras democráticas, y en la abierta militarización de la represión. Sobre esto, ¿De qué manera la prácticas del anarquismo insurreccional pueden propiciar una resistencia y generar las condiciones de ruptura que permitan poner el escenario de una manifiesta guerra social en ciernes de parte de los explotados?

AMB: Ninguna catástrofe general, al menos en mi opinión. Se trata de las dificultades que el capital está experimentando a nivel represivo y productivo, incluso debido a algunos procesos especulativos financieros que se han establecido y que han demostrado ser completamente incapaces de garantizar una mayor seguridad y mayores ganancias. La estructura subyacente de la producción económica se encuentra relativamente al margen de los desastres provocados por la especulación, y el capital se ha puesto a cubierto procediendo a reducir el despilfarro, reducir los costos de producción, despedir a algunos sectores sociales productivos menos garantizados, y así sucesivamente. Para esto ha tenido que darse por fuerza una capacidad represiva policial mayor, medios de control más grandes y más eficientes, en una palabra, incluso a prepararse militarmente para una posible fase transitoria de la guerra civil.
En definitiva, lo que está intentando realizar el proyecto represivo y productivo en curso es simplemente una restructuración a todos los niveles, para garantizar ingresos base a los grandes inversionistas extranjeros y tranquilidad para la explotación, lo cual ha sido siempre su objetivo. Es nuestra tarea intervenir en el choque con la máxima decisión posible, para buscar combatir este proceso. Los medios que tenemos disponibles son los insurreccionales: el ataque, la autonomía organizativa de estructuras mínimas de base, la informalidad de esas estructuras, la destrucción del enemigo, y la autogestión generalizada.

CN: Otro de los factores relevantes que ha surgido durante los últimos tiempos es el empoderamiento ciudadanista que ha tendido a reforzar posiciones izquierdistas que son movidas tanto por la precarización de sus vidas, como una defensa ante las grandes coorporaciones, ayudando a frenar la proliferación de dinámicas antagonistas. En este sentido, por un lado ¿cuáles son las posibilidades que pueden abrirse desde las prácticas anarquistas para frenar este ímpetu ciudadano? Y por otro, ¿cómo cree usted que desde la trinchera antagonista podemos romper con el arrinconamiento al que hemos sido llevados por el ciudadanismo, y lograr ir allá de ubicarnos “a la izquierda de la izquierda”?

AMB: Cualquier forma camuflada de cambio, como puede ser el ciudadanismo, tarde o temprano muestra su cola política y se ve desenmascarado por los hechos. Se trata de colaboraciones indirectas que el poder recibe de parte de aquellos que temen lo peor y por eso se adaptan a obtener una simple extensión de la cadena. No se necesitan grandes análisis para indicar lo que se necesita hacer en contra de estos lamebotas del capital. En su lugar, hay que comprometerse por el ataque que podemos realizar con nuestras fuerzas, sin buscar posibles compromisos con fuerzas políticas que no nos pertenecen y que hoy en día constituyen la última línea ofensiva del capital, la que es quizás la más eficaz en la recuperación.
El proyecto insurreccional, identificable en la organización informal de base y en el asalto destructivo contra toda realización de la represión, necesita sin duda alguna de ideas, informaciones más detalladas y conocimientos que difieren en función de las diferentes situaciones geográficas que se presentan, pero no puede alejarse de sus directrices principales: ataque, autonomía, informalidad, y autogestión.

CN: Entendiendo que la crítica anárquica tiene como eje constituyente el problema del Estado, ¿cuáles cree que son los puntos de cuestionamiento y trabajo respecto a una crítica anti-estatal que se vuelven imperiosos desarrollar para favorecer el actual despliegue de prácticas anarquistas?

AMB: Los anarquistas son evidentemente antiestatales. La crítica anarquista es directa a la aniquilación del Estado, aunque la práctica no se limita a la espera que el Estado se encuentre en dificultad para salir a las calles y luchar concretamente en darle el último empujón. Casi siempre los anarquistas están presentes en luchas intermedias, o sea, determinadas por problemáticas locales que la gente tiene en lugares geográficamente determinados. Estas luchas buscan reducir la represión que pesa sobre una pequeña parte de la población de un lugar, pero tienen una gran importancia para todos los explotados en general si se plantean correctamente enfocadas desde el punto de vista del método y del proyecto insurreccional.

CN: Las propuestas de la acción informal surgieron como una búsqueda de formas de ataque más directo. No obstante, ya durante la década de los ’90, con el “Caso Marini” se han llevado a cabo por parte del Estado una identificación de las prácticas informales (ya sea por montaje o infiltración),  llegando al actual proceso contra la FAI-FRI y el “Caso Bombas” en Chile. Respecto a esto, y según su experiencia, ¿qué elementos de la propuesta y las prácticas de informalidad deben ser revisados?

AMB: El Estado ha trabajado casi por veinte años antes de enfocar de manera precisa (hasta cierto punto) las estructuras organizativas informales de base y el método insurreccional. De hecho, el poder no tiene medios suficientes para predecir todas las iniciativas informales debido a la enorme potencialidad creativa de éstas últimas. Cuando el ataque se realiza a partir de las características organizativas informales, o sea de manera extendida en el territorio, libre de cualquier contaminación política, directo a destruir pequeños objetivos -y no por este motivo menos significativos; en otras palabras, cuando se evita centralizarse hacia un único objetivo, o hacia pocos objetivos bien visibles y calificados, [la acción] no puede ser fácilmente detenida. Se tendría que poner mucha atención en la elección de estos objetivos, evitando dejarse seducir por aquellos extremadamente visibles (hace falta pensar a los recientes ataques que en Grecia los compañeros están realizando en contra del Parlamento del país), que por esto están más protegidos y al final son de escasa importancia. El estudio de los objetivos corresponde al conocimiento del territorio y también al análisis de la relación que trascurre entre capital local y capital internacional. Muchos de estos conocimientos son ahora fácilmente identificables (basta pensar en lo que se puede encontrar en Internet) pero algunas otras son más difíciles y requieren un estudio verdaderamente profundo.

CN: En el contexto de luchas de liberación nacional y la relación con los movimientos anarquistas, en particular con la del pueblo mapuche en Chile, hemos tomado en cuenta su análisis y propuestas escritas en el 76; “Anarquismo y Liberación Nacional”. En el caso mapuche, desde los años 90, principalmente dos pensamientos antagonistas se ven enfrentados. El primero incluye a nuevas generaciones mapuche con planteamientos políticos anticapitalistas, de reconstrucción política-económica y cultural, autónoma es decir, sin ningún caso de integración al Estado chileno. Su visión política traspasa las fronteras de su territorialidad reconociendo en otros pueblos del territorio de chile, y del mundo a hermanxs explotados, aprendiendo y solidarizándose con sus experiencias de lucha. La segunda, grupos mapuche que postulan una representatividad política dentro del Estado, inclinándose a formar partidos mapuche nacionalistas y tener reconocimiento constitucional, marginando las luchas reales de resistencia mapuche autónomas, a simples grupos minoritarios, por el hecho de no conformarse ni identificarse con la izquierda mapuche, y menos con la socialdemocracia mapuche.

Entendiendo este nuevo contexto, de mapuches partidistas integracionistas, como una situación que se ha dado en otros movimientos de Liberación Nacional del mundo, pero que en Chile es un fenómeno reciente post dictadura Pinochet–democracia. ¿Qué podría comentar o sugerir, desde su conocimiento en experiencias de liberación actuales? ¿Qué ideas podríamos plantear en nuestra propuesta de lucha anticapitalista, mapuche e internacionalista, en apoyo y defensa ante el nuevo pensamiento de algunas comunidades mapuches hermanas?

AMB: La lucha de liberación nacional siempre ha sido vista por parte de un anarquista como fase intermedia, como lucha intermedia. Esto, en mi opinión, sucede también hoy día con la lucha del pueblo mapuche. Ninguna posición política de compromiso tendría que ser aceptada, más que la de una radical y completa liberación respecto al Estado chileno. Se trata de una posición que solo teóricamente es muy simple, pero en lo practico presenta muchas dificultades en cuanto no es aceptada enseguida, sin objeción, por parte de muchas fuerzas que se ilusionan con poder colaborar ,dentro de ciertos límites, con las fuerzas del izquierdismo progresista chileno, para luego alejarse e ir más allá. Se trata una pura ilusión cuantitativa, o sea, que piensan a través de atraerse a cuanta más gente sea posible a su lado para realizar una presión eficaz contra el Estado chileno. Básicamente, ese camino no tiene salida, y el caso irlandés, y muchos ejemplos africanos, están allí para dar testimonio.

Hoy en día, el pueblo Mapuche se encuentra en condiciones bien definidas. Puede entender que la única opción que le queda es la de una clara lucha en contra del Estado chileno y en contra de todos los Estados. De la creación de una entidad mapuche no-estatal en un futuro próximo, libre de la hegemonía chilena, pueden surgir muchas posibilidades de liberación, pero quizás también algunas posibilidades de una nueva forma estatal mas pequeña, y por lo mismo, represiva. No hay que temer, el destino de las luchas de liberación nacionales a menudo es ese. Se tendrá que volver a empezar la lucha en el mismo punto que se dejó, sin miedo y sin contradicciones políticas.
De todas maneras, por el momento no es tanto una cuestión de lo que sucederá después de la “liberación”, sino de aquello que se tiene que hacer hoy, antes de la “liberación”. Y lo que se tiene que hacer hoy corresponde precisamente con la lucha insurreccional anarquista en contra del Estado chileno.