Contrapuntos

Las estrellas que conforman una misma constelación
pueden estar separadas por enormes distancias, así
como distintas pueden ser las dimensiones y el brillo.

Trataré de hacer una crítica, aunque parcial, del proyecto insurreccionalista y de la tesis armada, con una intención constructiva, explicando mi visión de la planificación anarquista y las modalidades con las cuales me gustaría organizarme. Me concentraré en el problema del crecimiento individual y colectivo, (“colectivo” para entenderse no es un todo abstracto y ambiguo, sino un grupo de  compañeros que eliges) que no puede ignorar la cuestión de cómo coordinarse tanto dentro de un grupo anarquista como con otros grupos, en la así llamada organización anarquista por afinidad.

Primero, es necesario contextualizar el período en el que se elaboró la tesis del proyecto insurreccionalista de los 70s: habían otras tensiones sociales, el movimiento real fue consistente y el movimiento anarquista específico ya estaba lo suficientemente polarizado. Hoy la situación es radicalmente diferente, desde todos los puntos de vista. Por lo tanto, creo que extrapolar estas teorías del contexto histórico, aplicándolas sin modificarlas ni contaminarlas, conlleva el riesgo de una idealización estéril. Además, el devenir cambiante de la realidad, de las luchas y del “movimiento” anarquista nos pone frente a nuevos métodos (y medios de coordinación) surgidos recientemente en el contexto de las luchas en Grecia, Italia, América del Sur, etc. hacia las cuales es importante no plantearse con un enfoque dogmático. Creo que es necesario hacer el esfuerzo de examinar las experiencias vividas, tanto por nosotros como por otros compañeros en el pasado, extrayendo ejemplo de lo que funcionó e identificando lo que no ha resultado útil a la hora de la práctica.

Personalmente creo que, a pesar del hecho de que la realidad nos ofrece muchas posibilidades, a fuerza de seguir los plazos de las luchas intermedias, muchas veces se pierde calidad. El radicalismo que debe distinguir a los anarquistas se ha ido diluyendo, ya que la proyectualidad pierde filo, limitada a luchas específicas. La organización del proyecto anarquista, incluida la tesis armada, parece haberse archivado para cuando sea la insurrección, adaptando el nivel del conflicto al alcance de las luchas intermedias o de un débil movimiento real.

Entre otras cosas, no estoy de acuerdo con lo que se dice de la insurrección, que se construye según reglas suficientemente conocidas y atendibles. En realidad no hay reglas ni orden, el movimiento real no es progresivo, salta hacia adelante y luego se estanca, es caótico y muchas veces ilegible. La acción que es perfecta para hoy mañana podría estar “demasiado adelantada”. Está bajo nuestros ojos la imposibilidad de reducir a reglas lo mutable e imprevisible del mundo que nos rodea (y, por tanto, también la posibilidad insurreccional). Esta indeterminación es evidente, es variable y múltiple como la vida misma. Muchas prácticas adoptadas, en luchas específicas y por el movimiento real, han sido forzadas, y no debido a análisis elaborados sobre el llamado “puente” entre el grupo anarquista específico y el movimiento real, sino por los impulsos que nacen de sentimientos espontáneos y viscerales del instante. Otros forzamientos, en cambio, han sido fuertemente influenciados por análisis de luchas intermedias. Es la alquimia de todas las formas y de otras circunstancias inesperadas lo que hace que la lucha se generalice.

De esto deriva que algunos intentos puedan ser contraproducentes y otros no, pero será difícil preverlo de antemano. Esperar el movimiento real, sin un simultáneo crecimiento individual y colectivo, es en mi opinión altamente contraproducente y nos priva de la posibilidad de elaborar una proyectualidad anarquista. El ataque constante y permanente en el aquí y ahora requiere en primer lugar una preparación que es crecimiento en sentido cualitativo, experimentación, práctica de métodos, técnicas y medios, reflexión teórica profundizada, constante entrenamiento de la tensión esencial en la lucha de rebeldes y revolucionarios anarquistas. No es una fórmula aritmética, no puede ignorar el camino anterior y, por tanto cambia, depende del individuo, de los compañeros que elija, de la situación a su alrededor, de cómo ha preferido ponerse a actuar. No nacemos sabiendo, el auto-aprendizaje es difícil y agotador, a veces desalentador, pero también puede dar satisfacciones inesperadas y, sobre todo, no está fuera de nuestro alcance.

Las pequeñas acciones reproducibles no deben abandonarse, pero debemos superarnos a nosotros mismos, experimentar con los medios disponibles para poder elegir el más adecuado en cada situación. No se trata de un aprendizaje como fin en sí mismo, sino que es parte del proyecto que se alimenta de una mirada que va más allá. Más allá de las condiciones dadas, los caminos trazados, los rituales de las protestas, en busca de la eficacia y la mejora continua fundamentales para los golpes lanzados tanto en el presente como en el futuro. Esta es la base que puede unir a anarquistas de diferentes tensiones. Una planificación clara puede desencadenar un mosaico de ataques cualitativamente significativos, lo que permitiría el desarrollarse de una planificación anarquista fuerte incluso en presencia de proyectos insurreccionales no homogéneos. Esto puede suceder cuando, a pesar de la diferencia en las tensiones metodológicas, existen afinidades que permiten una coordinación de anarquistas con diferentes formas de organización. El crecimiento, de hecho, no es solo individual, sino también colectivo. Lo cual nos lleva hacia las formas en como nos organizamos.

Deberíamos reflexionar más sobre este tema, ya que a menudo nos limitamos a la coordinación espontánea, al azar o a las evoluciones implícitas en una lucha específica a seguir, sin haber sido una elección tomada. La importancia de los grupos de afinidad próximos, sus grados de implicación, la coordinación entre ellos con el grupo anarquistas local y la coordinación entre otros grupos anarquistas, son todos elementos a construir, y no son pasos simples u obvios.

Comprender la conexión entre los grupos de afinidad y el grupo anarquista local específico permitiría enfocar mejor las fuerzas de los individuos y los grupos de afinidad, aunque con diferentes metodologías y tensiones, hacia objetivos comunes, proyectos específicos o generales. Con este fin, una planificación clara de las personas, los grupos de afinidad y el grupo anarquista local específico es un requisito esencial para comenzar a construir una base de proyecto para una organización informal cualitativamente sólida. Esto haría posible, dentro del grupo anarquista local, un entrelazado caótico similar a una telaraña de personas de ideas afines con diferentes grados de tensión, que se coordinan mediante el intercambio de experiencias, métodos, medios y técnicas basadas en las diferentes afinidades.

Caótico pues siempre debe dejarse espacio para el entrelazamiento del libre acuerdo a la espontaneidad y a la tensión individuales, en un juego simbiótico y alquímico entre organización y espontaneidad, complicidad y autonomía individual. Un término apropiado para referir esto es el de una galaxia anarquista de afinidad, que indica una proyecto anarquista expresado como coordinación caótica de grupos e individualidades heterogéneos y afines. Esto es posible cuando se elige expresamente coordinarse con compañeros que tienen diferentes métodos y proyectos a través de una confrontación sincera, ni arrogante ni dogmática. La sinceridad es muy importante, pues solo poniendo las cartas encima de la mesa se puede entender, fuera de inútiles dogmatismos, si las tensiones pueden coexistir o si están enfrentadas, quizá con diferentes caminos metodológicos pero aún entrelazados.

Obviamente, la confrontación no es suficiente, también es necesario experimentar en el campo, aprendiendo a juntar las diferentes fuerzas, sin tener miedo de repartirse las tareas que requiere un importante accionar organizado, de modo que el ataque sea incisivo sin la necesidad de convertirse en especialista, como temen algunos camaradas. Así podría alcanzarse ese equilibrio sutil que permite la existencia de un todo no hegemónico que deje espacio para el entramado coordinado y espontáneo del grupo anarquista.

En cuanto a la coordinación entre los diferentes grupos anarquistas, creo que hoy más que nunca, existe la necesidad de comunicación mutua, sincera, sencilla y no dogmática, para plantearnos seriamente la cuestión de construir un “área” anarquista fuerte – en un sentido cualitativo, no cuantitativo – y también, eventualmente, armada. Por ejemplo, la cuestión de las siglas y el anonimato. Creo que son medios, y que deberían ser analizados, discutidos y utilizados como tales. Ambos aportan ventajas y desventajas, y cada cual puede elegir el que más le convenga, en general o para una sola acción.

En los últimos años, la reivindicación ha adquirido nuevas connotaciones, convirtiéndose en un medio de comunicación y coordinación entre anarquistas. Esto no significa que deba ser necesariamente el único medio utilizado para este propósito, así como, por otro lado, su uso no implica automáticamente la búsqueda de fama, la construcción de una partido armado o una vanguardia. Además, dinámicas de liderazgo también se crean en las asambleas. No es una coincidencia que a menudo suceda que aquellos que saben escribir, hablar y teorizar mejor se conviertan, de cualquier manera, en una especie de jefe. Pero las asambleas, así como los escritos y debates, también son medios útiles. Siempre hay riesgos de vanguardia, liderazgo y especialización, pero una planificación clara y una práctica coherente lo pueden evitar.

Un discurso similar se aplica a Internet (siendo conscientes que es un instrumento de la dominación), al que a menudo se le asignan valores absolutos. Ciertamente ha demostrado ser útil y no debería evaluarse a priori, sino por los resultados obtenidos. Hay quienes lo usan como el único medio de comunicación, pues consideran que no conocerse personalmente hace que el trabajo de la represión sea más difícil. Creo que es mejor correr ese riesgo pues, de útil herramienta de coordinación, Internet puede convertirse en un medio de confrontación entre compañeros, además creo que reconocerse en otras personas es parte de la acción directa. Por otra parte, Internet es una herramienta fácilmente controlable y manipulable por la autoridad. En fin, creo que es posible identificar objetivos comunes y coordinarse con otros camaradas anarquistas, demoliendo las múltiples tiendas.

Haciendo un balance de las luchas emprendidas en el pasado, más o menos cercano, reconectar las relaciones entre las diferentes constelaciones, hacer que nuestra galaxia brille más intensamente para desestabilizar a la autoridad y crear el caos destructivo entre sus filas.

Tengo una tensión individualista o, como prefiero llamarla, individual, que para mí no es sinónimo de querer luchar en soledad. Por eso me cuestiono qué puede interesarme y ser útil de un proyecto de crecimiento que tienda hacia el método insurreccional o revolucionario. Todas las revoluciones han dado lugar a autoritarismos y dictaduras (como afirma E. Armand *), por lo que no me considero revolucionario, pero esto no significa que prejuzgando haya excluido dicha planificación. Esto se debe a que no quiero encasillarme en una metodología a priori, sino que deseo utilizar diferentes métodos, si son útiles, adecuados o agradables para mis propósitos, sin encerrarlos en compartimentos estancos, contaminándolos y mezclándolos, pescando de aquí y allá, sin detenerme en alguno. En un crecimiento infinito de la vida/lucha, en búsqueda continua de mi ser auto-liberador. Esta es la esencia de la anarquía: un proyecto ilimitado, permanente y en movimiento. «Y luego, veremos … Solo sé que el anarquista está en lucha permanente. Después otra nueva lucha». (Bruno Filippi).

Juan Sorroche

Publicado en la revista anarquista “I GIORNI E LE NOTTI” nº 1 – 05/2016 – de la cual soy uno de los redactores. Escrito antes de mi clandestinidad (que duró dos años). Mi captura y encarcelamiento ocurrieron en el mes de Mayo.


* “En la mayoría de los casos, los individualistas no son revolucionarios en el sentido sistemático y dogmático de la palabra. Sostienen que una revolución no aporta, más que una guerra, una verdadera mejora en la vida del individuo. En tiempos de revolución, los fanáticos de los partidos rivales y de las tendencias en lucha se preocupan más que nada por dominarse ente sí, y para conseguirlo se lastiman con una violencia y un odio muchas veces desconocido en ejércitos enemigos. Como la guerra, una revolución puede ser comparada con un acceso de fiebre: el enfermo se comporta de una manera muy distinta a la habitual. Pasada la fiebre, el paciente regresa a su estado anterior. La historia nos enseña que después de las revoluciones siempre se producen contramarchas que las apartan de sus objetivos originales. Es necesario, entonces, comenzar por el individuo. Esta noción debe propagarse de hombre a hombre: es criminal forzar a alguien a reaccionar de otra forma a la que él cree útil, ventajosa o agradable para su propia vida, su propio crecimiento y su propia felicidad. Que este crimen sea cometido por el Estado, por la ley, por la mayoría o por un individuo solitario no modifica el problema: es el mismo crimen. De hombre a hombre debe comunicarse el ideal del “individuo” que reacciona frente a “lo social”. Estas concepciones, como dije antes, deben ser fruto de una reflexión, o consecuencia de un temperamento reflexivo, y no el resultado de una sobreexitación pasajera, extraña a la naturaleza de quien las reivindica.” (E. Armand, Individualismo Anarquista)

Tomado del folleto “Los dos dragones de mi anarquismo”.

A 10 años del Caso Bombas: un pequeño ejercicio de memoria acerca de la ofensiva antiautoritaria en el territorio dominado por el Estado chileno

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Los primeros años de conflictividad antiestatal desde la vuelta a la democracia

La lucha anticapitalista no se detuvo con la desarticulación de los grupos político militares de los ’80-’90, más bien, la vuelta a la democracia no hizo más que propiciar el rebrote de distintas tendencias revolucionarias caracterizadas en su mayoría por ser expresiones autónomas contrarias a los partidos políticos, dentro de las cuales los entornos ácratas y antiautoritarixs fueron asumiendo un papel fundamental a partir del desarrollo de diferentes instancias organizativas y de propaganda.

En ese sentido, la regeneración de los grupos libertarios se desarrolló principalmente través de la propaganda y el contacto entre los viejos militantes y las nuevas generaciones. Es así como, por ejemplo, es posible advertir en la Revista El Irreverente, de junio de 1993, una breve nota biográfica de Cosme Paules, militante libertario que combatió con Durruti en la Guerra Civil española y que luego de un largo exilio por América, se estableció en Chile, participando activamente del movimiento libertario local. Además, dicho ejemplar da cuenta en un apartado del material recibido, entre los cuales destacan los periódicos Acción Directa n°1 (Febrero ‘91) y Acción Libertaria n°6 (Noviembre ’92).

En Santiago los intentos organizativos de esos primeros años lograron consumarse en la creación de la Federación Anarquista Libertaria (FAL) creada con “el anhelo de coordinación para los grupos e individualidades activas en la escena ácrata de esta ciudad”, pero prontamente este esfuerzo organizativo “se fue disgregando por las contradicciones en su seno, entre sectores que ponían en primer lugar el enfrentamiento y la lucha callejera, y otros más preocupados por la organización formal y lograr cierta respetabilidad política para el incipiente movimiento anarquista de esos años”.

Por otra parte, un importante papel cumplieron los distintos grupos anticapitalistas que se desarrollaron en los espacios universitarios, como, por ejemplo, La Punta, la Vanguardia, el Cordón Macul, la Resistencia Autónoma Estudiantil (RAE), la Coordinadora Revolucionaria del Pedagógico (CRP), todos caracterizados por desarrollar enfrentamientos callejeros contra la policía y difundir comunicados y panfletos con distintas consignas revolucionarias, pero que de manera transversal exigían la libertad de lxs presxs políticxs. Al mismo tiempo, en la difusión de las ideas libertarias se desarrollaron una serie de iniciativas de propaganda a través de fanzines, muchas veces vinculados directamente a los grupos de lucha callejera, como por ejemplo El Estopín (vocero de la Federación antes señalada), El Francotirador o el pasquín Todos Moriremos.

Pero la respuesta del Estado no se hizo esperar y en la conmemoración del 11 de septiembre de 1998 caía en las barricadas de la población La Pincoya la compañera Claudia López. La editorial de la edición n°6 del fanzine El Francotirador se referirá a la compañera como “una luchadora que pertenecía a la Coordinadora Revolucionaria del Pedagógico, una minoría activa que plantea la unidad de acción de anarquistas y marxistas, la acción directa como forma de lucha, la autogestión y la solidaridad…”.

Sus compañerxs, organizados para conmemorar los 20 años de su asesinato son claros al afirmar respecto a la muerte de la compañera que:

“(…) la chica [como le decían] haya estado esa noche en la Pincoya no obedece a la casualidad o algún momentáneo impulso rebelde sino a una decisión y a un camino trazado desde hace años en luchas y enfrentamientos callejeros, tanto en universidades como en distintas poblaciones, de igual forma en su activa participación en coordinaciones combativas, aunando fuerzas entre distintas experiencias autónomas y luchas antiestatales”.

Bajo estas condiciones, los primeros años del nuevo milenio estuvieron marcados por el avance en la lucha por la liberación de los presxs políticxs de la Cárcel de Alta Seguridad, alcanzando su máxima tensión en abril de 2004 cuando estos, iniciaron una huelga de hambre por beneficios intra-penitenciarios que se tradujo en una serie de manifestaciones de apoyo y solidaridad en el centro de Santiago con diversos enfrentamientos callejeros, además de la quema de un local de Mc Donald’s y un cajero en Santiago, y producto de ataques con explosivos, la destrucción de un banco en la misma ciudad y parte de un oleoducto en Talcahuano. Finalmente, “el 10 de agosto de 2004 se promulgó la ley que otorgó la libertad a un gran número de presxs políticxs, pero aún quedaban algunos casos especiales que no pudieron acceder a este beneficio”.

A fines de ese mismo año la crítica a la globalización y a las políticas imperialistas de EEUU tuvieron su prueba de fuego con la Cumbre Internacional del APEC, donde la posición libertaria no se hizo esperar. Ya para julio la publicación Rojoscuro anunciaba la realización de esta Cumbre tras afirmar que “ya se vislumbra y organiza la subversión contra esta cumbre (…) Nos referimos a los que desde ya conspiran contra la agenda de encuentros del capital Internacional”, siendo el preámbulo de múltiples enfrentamientos contra la policía en el centro de Santiago. Uno de los panfletos de esos días, firmado por el grupo Ideácrata, señala “Ni Bush, Ni APEC, Ni Capitalismo. Exigimos la libertad, pero no se la exigimos a las autoridades sino a todos los oprimidos por el sistema económico y la jerarquía social”.

Como consecuencia de los enfrentamientos de estos años, es que el Estado responderá modificando la Ley de Control de Armas y Explosivos, tipificando la bomba incendiaria tipo “molotov” como un arma, estableciendo penas entre 3 años y un día a 10 años, contra quienes fueran detenidxs portando o sorprendidxs lanzando artefactos incendiarios.

La agudización del conflicto y el desarrollo de ataques explosivos

Así las cosas, el año 2005 marcó una diferencia en la forma de actuar de los grupos revolucionarios tras desarrollarse una decena de ataques con artefactos explosivos a distintos símbolos del poder y el capital, pero también porque dentro de la diversidad de reivindicaciones es posible identificar una clara presencia anarquista. Por ejemplo, en el atentado contra el Banco Santander ocurrido el 6 de julio, que destruyó su infraestructura a pesar de ser detectado por el GOPE (Grupo de Operaciones Policiales Especiales), además de encontrar panfletos que exigían la libertad de los presxs políticxs, estos fueron firmados por la Brigada Luigi Luccheni, reivindicando la figura de un anarquista de acción que dio muerte en 1898 a la emperatriz Isabel de Baviera Sissí, en Génova.

Fue que partir de ese año que, la violencia política de carácter anarquista fue marcando una clara distancia con los antiguos grupos marxistas-leninistas, pues en cuanto a medios y fines, “los anarquistas construyen organización horizontal y buscan la destrucción del Estado y la autoridad. Al interior de estas orgánicas no existen dirigentes, mandos altos ni mandos medios. Los organigramas de las anteriores estructuras son inaplicables a esta nueva realidad”.

Si bien durante el año siguiente se desarrollaron la misma cantidad de ataques con explosivos además de dos ataques incendiarios, es preciso hacer un par de distinciones. En primer lugar, el año 2005 la mayoría de los objetivos fueron entidades financieras, mientras que, el año 2006 se atacan con explosivos más instituciones ligadas al Estado, como, por ejemplo, la ANI (Agencia Nacional de Inteligencia), El Consejo de Defensa del Estado, la sede nacional de Gendarmería y la Provincial de Educación. En segundo lugar, si el año 2005 tres de los diez atentados fueron adjudicados, al año siguiente fueron ocho de diez ataques, siendo tres de ellos reivindicados por las Fuerzas autónomas y destructivas León Czolgozc (el ataque a la ANI, a un banco -por la columna internacionalista-, y contra la Catedral Castrense), quienes llevan su nombre para reivindicar la figura del anarquista de origen polaco que dio muerte al presidente de Estados Unidos William McKinley el año 1901. A su vez, otros ataques también reivindicaron a anarquistas de acción como Antonio Román Román, Miguel Arcángel Rosigna y Tamayo Gavilán.

En ese sentido, el contenido de los panfletos encontrados también da cuenta de una acción antiestatal. Por ejemplo, el panfleto del atentado a la ANI dirá “(…) con este ataque evidenciamos que la ‘inteligencia’ del Estado es tan frágil y destructible como estos cristales rotos”. Por su parte, los panfletos encontrados en el ataque contra el Banco de Chile, del 16 de julio de 2006, señalan que “El ser humano siempre ha querido y querrá vivir en libertad. Esta guerra social la ganaremos. La insurrección libertaria ocurrida en España en 1936 no ha terminado…. ¡A las Barricadas!”.

Prontamente se hizo ver la respuesta a las distintas expresiones de violencia política por parte del Estado, encabezado por el gobierno socialista de Michelle Bachelet. Tras el ataque explosivo contra la ANI el gobierno advirtió que “la justicia indagará quienes son, que creen que hay otro código; un código distinto al diálogo razonado y civilizado. (…) en Chile los vamos a erradicar y el que insista en ello se enfrentará a la justicia”. Y ese año la respuesta del Estado no se hizo esperar.

Pues fue a partir del ataque con una bomba incendiaria a una de las ventanas del palacio de gobierno, en el marco de una nueva conmemoración del 11 de septiembre, que el Estado dio inicio no solo a una nueva ofensiva represiva, sino que recurrió a las viejas prácticas utilizadas para desarticular a los grupos político-militares, recurriendo a un viejo conocido de principios de los ’90 el entonces subsecretario de Interior, actual Ministro del Interior de Bachelet, Belisario Velasco, para responder por dicho ataque.

Así, la madrugada del 26 de septiembre fue allanada por Carabineros del GOPE la okupa “La Mansión Siniestra” ubicada en el centro de Santiago. Dicho allanamiento resultó ser un festín mediático tras describir el espacio como una “fábrica de bombas molotov”, al mostrar decenas de botellas de vidrio vacías, mucha propaganda anárquica, lienzos, libros y fotografías. Del allanamiento resultaron seis anarquistas detenidxs y procesadxs por asociación ilícita, tenencia de artefactos incendiarios y receptación, pero tras derrumbarse gran parte de las acusaciones, consiguieron salir a la calle.

El trasfondo de dicha jugada represiva estuvo en la utilización de los medios de comunicación como forma de criminalización de los Centros Sociales Okupados, espacios de encuentro, difusión de ideas y prácticas de libertad y resistencia anticapitalista, siendo el primero de muchos hostigamientos mediáticos, policiales y jurídicos en contra de estos espacios y sus ocupantes, hasta el punto que cuatro años más tarde, estos, en las alucinaciones del fiscal Peña, encargado de la operación Salamandra que dio inicio al Caso Bombas, constituyeron verdaderos “centros de poder”, punto al que nos referiremos más adelante.

Sin embargo, la violencia política expresada a través de la furia incontenible de los bombazos no solo no pararía, sino que se intensificaría en los años siguientes a partir de la proliferación de los grupos afines y las ideas insurreccionalistas. Durante el año 2007 se atacaron tres sedes de partidos políticos: la juventud del Partido Socialista, el Partido por la Democracia y la Democracia Cristiana, todos partidos de la coalición de gobierno. El primero de ellos, adjudicado por el grupo Fuerzas Autónomas y Destructivas León Czolgosz, señala:

“(…) Desde los comienzos de esta dictadura ‘democrática’ y capitalista, el partido socialista ha sido el encargado de traicionar, boicotear, encarcelar y asesinar a los jóvenes luchadores de los años 90 en adelante, convirtiéndose en los herederos aplicados de la dictadura militar.

Estos socialistas de partido son los que hoy se jactan de su opresiva labor señalando que su accionar criminal ‘no ha causado ninguna muerte’ desde sus gobiernos concertacionistas: Cristian Castillo, Claudia López, Andrés Soto Pantoja, Alex Lemún, Ariel Antonioletti, Daniel Menco. Todos ellos, son solo algunos de los [que] han caído bajo sus cobardes balas”.

Por otra parte, este año estuvo marcado también por el desarrollo de asaltos a entidades bancarias. El primero fue el asalto al Banco Santander, el 9 de septiembre, mientras que, el segundo al Banco Security, el 18 de octubre. Si bien dichos asaltos no fueron adjudicados, por estas expropiaciones y tras la persecución desatada producto de la muerte del Cabo Luis Moyano, son acusados y condenados varios compañeros tras un largo proceso judicial. En la actualidad, dos de ellos siguen en prisión: Juan Aliste Vega y Marcelo Villarroel.

A su vez, a fin de año, con motivo la conmemoración de los 100 años de la matanza de la Escuela Santa María el 21 de diciembre de 1907, es que durante el mes de diciembre se reivindicaron 3 ataques con explosivos, dos de ellos por el Grupo de ataque anticapitalista mártires de la Escuela de Santa María. El otro, por la Federación Revuelta. Sección antipolicial Antonio Ramón Ramón, que tras el ataque a la 18 Comisaría de Ñuñoa, en su comunicado advertía:

“A 100 años de la masacre de la escuela santa maría de Iquique, grupos autónomos contra el capital y el Estado.
Multipliquemos los bombardeos que destruyen los muros de este podrido mundo.
Fuerza a la destrucción del Estado, fábrica de cadáveres.
Aquí estamos. 100 años después”

En un proceso paralelo, los Centros Sociales comenzaron también a radicalizar sus posiciones ya sea por un proceso reflexivo propio, o bien, empujados por los hechos. Tal es el caso del espacio La Casita ubicada en Pudahuel, luego de la muerte del anarquista Jonny Cariqueo:

“Después de la muerte de Jonny, el proceso de tensionar ideas y cuestionarnos nuestras prácticas, reflexionando lo vivido, nos empujó a dejar atrás distintos conceptos que ya no nos satisfacían, como el de ‘popular’. Comprendimos que es una idea muy vaga o ambigua cuando se busca la confrontación con el poder”.

Jonny fue un compañero anarquista cercano a este Centro Social que murió producto de las torturas policiales, al ser detenido luego de una marcha conmemorativa el día del joven combatiente del año 2008, como represalia directa del poder tras la muerte de un policía en los enfrentamientos del 11 de septiembre pasado, en la misma comuna. Esto llevó a sus compañeros a reivindicar su figura y tener todo un proceso de discusión interna que los llevó a asumir un acercamiento a las ideas y prácticas libertarias.

En ese mismo sentido, la propaganda antiautoritaria de esos años da cuenta también de este proceso. Varias son las publicaciones que discuten ideas y prácticas como la afinidad, la organización informal, la lucha anticarcelaria y la solidaridad con los presxs políticxs, Del mismo modo, los espacios autónomos se conforman como espacios donde se practican estas ideas: la organización es informal y por afinidad, se dan una serie de discusiones y conversatorios de distinta índole, se desarrollan actividades solidarias con lxs presxs y las bibliotecas tienen puntos de acopio para sus encomiendas.

Y los ataques siguen. En el segundo semestre del 2008 se producen la misma cantidad de atentados que en todo el año 2006. Iglesias, bancos, consulados, comisarías y el Club Social de la PDI. La mayoría son reivindicados por grupos que se denominan insurreccionales. Por ejemplo, el atentado al Consulado argentino, fue adjudicado por la Célula insurreccional Ravachol, en directa solidaridad con los compañeros Freddy Fuentevilla y Marcelo Villarroel, detenidos en dicho país luego de pasar a la clandestinidad. En su comunicado se afirma que “(…) La solidaridad deja de ser una palabra cuando esta se materializa en actos de combate, que van directos contra los intereses capitalistas y sus instituciones”.

Con todo, a fines de año se dará un hecho particular, con la adjudicación del doble atentado perpetrado por las Columnas armadas y desalmadas Jean Marc Roullian contra una sucursal de Movistar y la Automotora Derco Center, que denunció la aparición del llamado Frente Anarquista Revolucionario (FAR) organización que aparece a mediados de ese año y que, es cuestionada abiertamente por reivindicar hechos inexistentes con un lenguaje contradictorio y por lo menos, cuestionable.

La muerte de un compañero en acción y la articulación del Caso Bombas

Hasta aquí, la respuesta del poder no pasaba más que por declaraciones de las autoridades repudiando los hechos, al mismo tiempo que presionaba a la fiscalía Oriente, encargada de la investigación, para que hallara a lxs responsables. Por otra parte, se utilizaba el diario el Mercurio como portavoz de las diligencias. Así, por ejemplo, este medio, dirá el 4 de diciembre del año 2008, que “(…) Efectivos de Inteligencia de Carabineros ya tienen detectados a, al menos, cuatro grupos anarquistas ligados a la serie de bombazos efectuados en la capital…”.

Pero el año 2008 finaliza con las declaraciones a la policía de Gustavo Fuentes Aliaga, alias “El Grillo”, conocido traficante de drogas de Macul con Grecia, autodenominado anarquista, detenido tras apuñalar a su pareja la noche del 31 de diciembre. En sus declaraciones afirmó haber realizado algunos ataques con bombas y tener antecedentes para localizar a lxs sospechosxs de estos. Con estos datos, en vísperas de año nuevo, fueron allanadas cinco okupas con la excusa de dar con su paradero. No obstante, al mismo tiempo que se requisaban distintas pertenencias para las indagatorias, todas ellas sin resultados, dicho personaje permanecía en dependencias de la policía. En consecuencia, se abrió una línea investigativa que relacionaba directamente los ataques con los Centros Sociales Okupados.

En la desesperación de la Fiscalía y la prensa por hallar responsables, la tesis anteriormente señalada se reforzó con la muerte del compañero Mauricio Morales, la madrugada del 22 de mayo, al estallar aceleradamente el artefacto explosivo que dirigiría contra la escuela de Gendarmería. Mauricio participaba en distintos Centros Sociales y Bibliotecas Autónomas, la mayoría ocupadas. Por lo que, ese mismo día, nuevamente distintas okupas del centro de la ciudad fueron allanadas. Esta vez un compañero del CSO La Idea fue detenido, luego de que la policía encontrara pólvora en una habitación. Este no fue el caso de la Biblioteca antiautoritaria Sacco y Vanzetti, espacio que resistió al allanamiento en conjunto con lxs anónimxs solidarixs que se agolparon en las afueras hasta la madrugada, resultando de los enfrentamientos 9 compañerxs detenidxs.

A decir de lxs compañerxs de Mauricio Morales, en el libro llamado Mauri… La ofensiva no te olvida:

“Mauri era, es, un compañero anarquista, en realidad aprendiz de anarquista como burlonamente le gustaba llamarse. Un hermano que a lo largo de su vida atravesó por distintas etapas, cruzando tendencias y aristas en la crítica al capital, el Estado y la autoridad. Partidario de la organización social, de la organización de masas, derivó a lo largo de los años en la construcción de planteamientos tendientes a la afinidad y la libre asociación. Ya en el último momento de su vida se consideraba a si mismo como individualista antisocial, abrazando la idea nihilista”.
 
Como un presagio de acontecimientos posteriores el periódico Peste Negra anunciaba la presencia de agentes de la policía y jueces italianos en el país durante el año 2008 a propósito de los ataques con explosivos. Dicha estadía se relaciona con la asesoría prestada acerca de los sucesos represivos ocurridos en Italia con el Caso Cervantes y Marini (por el fiscal Antonio Marini), que luego de 10 años de investigación (1994-2004) terminó condenando a casi una decena de compañeros por asociación subversiva con fines terroristas, tras decenas de ataques a distintas instituciones del Estado y símbolos de la Unión Europea.

Más interesante resulta aún que mucho antes que se concretara el Caso Bombas y la Operación Salamandra que le dio origen, esta publicación tal vez sin vislumbrarlo, publicó en su artículo un extracto de la revista Conspiración editada en España, que analizaba el caso Marini, siendo un claro ejemplo del actuar del poder en Italia y posteriormente en Chile:

“El problema es evidente. El Estado no logra identificar a los responsables materiales de las acciones de ataque producidas en el pasado, así como no les será fácil identificar a los responsables materiales de otras acciones de ataque que sufrirá en el futuro. Viceversa, le es extremadamente fácil conocer quien las sostiene abiertamente. Ante la imposibilidad de detener la acción, al Estado no le queda cosa que intentar inmovilizar la idea, en la vana esperanza de que de esta manera se ponga fin también a la primera.

Las autoridades del Estado inventan entonces la existencia de una organización militar estructurada en dos niveles, uno público y legal al que pertenecerían numerosos anarquistas conocidos por su actividad, el otro, oculto e ilegal, al cual pertenecerían todos los anarquistas ya detenidos por otros motivos, al cual poder atribuir los gestos de revuelta que, por la simplicidad de los medios usados, pueden haber sido cometidos por cualquiera. De este modo se castiga por segunda vez a los anarquistas detenidos, considerados responsables de haber llevado a cabo la acción, y al mismo tiempo se puede reprimir también al que difunde abiertamente la idea. He aquí el porqué de la prisa del fiscal Marini en especificar que no se trata de un proceso a las ideas, cuando en realidad es de esto mismo de lo que se trata. La única cosa compartida por los anarquistas imputados en este proceso es la idea anarquista, y no la militancia en una organización armada específica que por otra parte nunca ha existido”.

Visto de este punto de vista, el Caso Bombas era la crónica de una muerte anunciada. Pero los ataques seguían e incluso eran más osados, como, por ejemplo, el ataque al Club Balthus y al gimnasio Sport Life, el 11 de agosto, o al Hotel Marriot, sucedido el 3 de noviembre, o a la Iglesia de los Sacramentinos el 21 de noviembre, etc. El poder no tenía cómo parar esta ofensiva y tanto la prensa como el gobierno presionan a la fiscalía. De esto da cuenta el diario El Mercurio, en palabras del Ministro del Interior, Patricio Rosende, al afirmar que:

“(…) ya llevamos demasiado tiempo sin resultados concretos; a nosotros nos gustaría que las fiscalías nos proporcionaran o nos pidieran mayores antecedentes. Por su parte, los fiscales insistieron en que hasta ahora, los indicios aportados por la policía uniformada son difusos y no tienen el sustento necesario para conseguir que un juez avale una acusación en contra de determinadas personas”.

No obstante, nuevamente los Centros Sociales fueron atacados por medio de allanamientos, esta vez el 11 de diciembre, bajo pretexto de desarrollarse elecciones presidenciales libre de manifestaciones, pero los objetos allanados y mostrados como evidencia a través de la prensa no eran más que libros, revistas y material político de diversa índole. Desde esta perspectiva, su objetivo era mostrar una vez más la relación entre las okupas y los ataques con explosivos, atacando directamente a estos espacios y con ello, a las ideas y prácticas de libertad.

En este contexto, es que resulta electo como presidente Sebastián Piñera y con el cambio de coalición de gobierno también se propició un cambio en la línea investigativa. Para ello, se cimentó un escenario de críticas a través de la prensa luego del ataque a una sucursal bancaria ubicada a pocas cuadras del domicilio del presidente, a principios de junio de 2010. En respuesta, el nuevo Ministro del interior, Rodrigo Hinzpeter afirmó que “(…) Creo que en materia de bombas hemos ido con una investigación más lenta de lo que los chilenos necesitan. Le tengo temor de que nos acostumbremos a vivir en una sociedad en la cual se ponen bombas. Yo no quiero que el día de mañana tengamos que lamentar no haber sido más enérgicos y más firmes con este tipo de delincuencia, con este tipo de terrorismo”.

Una semana después el mismo medio anunciaba a Alejandro Peña como el nuevo fiscal encargado del proceso. Si bien este cambio de Fiscalía tuvo un argumento jurídico, en términos políticos el cambio de fiscal representó un sombrío cambio en la línea investigativa que se tradujo en aplicar la figura de asociación ilícita ocupada en contra de organizaciones de narcotraficantes para desarrollarla en contra de los Centros Sociales y los entornos antiautoritarios. Para ello la prensa fue implacable, semanalmente se publicaban listas de sospechosos, se revelaban sus perfiles, creaban líderes ficticios ligados a organizaciones subversivas, etc. Lo que la Fiscalía Oriente no se atrevió a hacer en más de 5 años por falta de pruebas, la Fiscalía Sur lo hizo en menos de dos meses.

El resultado quedó a la vista la madrugada del 14 de agosto de 2010, día en que se desarrolló una de las operaciones represivas más grotescas de los últimos años. 14 compañerxs fueron detenidos en múltiples allanamientos, dando inicio a toda una campaña por la libertad de las compañerxs presxs que terminaría años más tarde con todxs ellxs en la calle. […]

X anónimx

 

Fragmento tomado de ACONTRATIEMPO Revista del Archivo Histórico La Revuelta. Año III. N°3. Segundo Semestre 2020. Santiago, región chilena.

Paolo Schicchi, un ‘vagamundo’ que quiso matar a Malatesta

Entre los vagamundos que nutrieron los orígenes del anarquismo comunista, me gustaría focalizar la atención en la figura de uno de ellos, el siciliano Paolo Schicchi. Un personaje con una vida fascinante y apasionada.[…]

Tras su paso por la universidad fue alistado en el ejército, del cual desertaría en 1889, abandonando el cuerpo de artillería de montaña (Turín) en el cual estaba destinado. Cruzando los Alpes hasta alcanzar la ciudad de Saint Imier, en Suiza, logró escapar de Italia y entró en el mundo de los vagamundos y perseguidos por las leyes de sus países de origen. Tras una breve estancia en Suiza se asentó en París en el contexto de la Exposición Universal. Allí abandonó sus posicionamientos republicanos y aceptó el anarcocomunismo como ideal de lucha. Formó parte de un grupo de estudiantes libertarios y se relacionó con anarquistas destacados como Saverio Merlino, un amigo personal de Malatesta, o el anarcocomunista e ilegalista Luigi Galleani, quien en el siglo XX se haría famoso en Estados Unidos por las acciones y atentados promocionados por su entorno, como el que ocasionó 38 víctimas mortales en la Bolsa de Nueva York en 1920.

Por su notoria implicación en el anarquismo parisino, fue puesto en busca y captura por las fuerzas policiales, lo que provocó un nuevo cambio de aires para nuestro protagonista. Inició tras este momento un fugaz periplo por Malta y Sicilia, en donde publicaría en Catania Il Picconiere. Posteriormente se encontrará su rastro en la ciudad de Marsella, en donde se relacionará con el anarquismo local y dejará fuertes lazos de afinidad. Ante la proximidad del 1º de mayo de 1891 regresó a Sicilia, concretamente la ciudad de Palermo, en donde aprovechó para poner una bomba en un cuartel militar y huir posteriormente a Ginebra, Suiza, uno de los nexos internacionales del anarquismo.

Éste fue su destino inmediatamente anterior a su llegada al llano barcelonés, en donde tenía ya bastantes contactos, especialmente con otros apátridas y vagamundos como él, como fueron los franceses Octavio Jahn y Paul Bernard, con quienes había coincidido antes de que éstos entrasen en territorio español, el primero en València y el segundo en el llano barcelonés.

En Suiza editó los periódicos Pensiero e Dinamite! y La Croce di Savoia, en los cuales Schicchi hizo alegatos en pro de la insurrección, el uso de la dinamita, el genocidio de burgueses y, especialmente, una crítica rotunda contra los planteamientos malatestianos aparecidos en el Congreso de Capolago de enero de 1891, en el cual Schicchi participó, siendo uno de los principales partidarios de la informalidad organizativa. Desde entonces su odio y repulsa por Malatesta llegó hasta el extremo de la obsesión, aunque era un hecho que no chocaba con el carácter apasionado e incendiario de Schicchi.

Perseguido por sus actividades en Suiza, a finales de 1891 se asentó en Barcelona. Su paso por Barcelona fue breve, pero su huella perduró en el tiempo fruto de su fuerte personalidad.[…]

 


 

El conocido anarquista Errico Malatesta llegó a Europa en el verano de 1889 y, al poco de establecerse, puso sobre la mesa unas propuestas encaminadas a la creación de un partido anárquico internacional. Un partido insurreccional y no parlamentario, aunque veladamente público, que sirviese de nexo unificador de la praxis anarquista, al tiempo que dejaba las discusiones sobre los modelos de sociedad futura aparcadas de lado.

A desagrado de los posicionamientos más informalistas del anarcocomunismo, lo cierto fue que a partir de entonces un sector del anarcocomunismo defendió posicionamientos organizativos diferentes. Este hecho fue bastante rompedor en la realidad europea, hasta entonces predominantemente informalista. […]

El punto álgido de las disputas entre anarcocomunistas, a nivel internacional, coincidió con el encuentro en el llano barcelonés de Malatesta y uno de sus más acérrimos contrincantes, Paolo Schicchi. Éste último en el pasado Congreso de Capolago (enero de 1891), se mostró muy crítico con la creación de la sección italiana del partido anarquista internacional, preconizado por Malatesta en 1889. Schicchi llevaba poco tiempo en Barcelona, al parecer huyendo de la represión desencadenada por sus aportaciones propagandísticas y otro tipo de acciones en Suiza. Buscaba en ella refugio, no en vano históricamente se había considerado dicha plaza un sitio en donde el perseguido era poco molestado. Malatesta llegó a Barcelona invitado por el entorno antiadjetivista, con quienes tenía buenas relaciones.

En el contexto de su gira estatal, Malatesta tenía previsto visitar varias localidades como Barcelona, Zaragoza, varias de Euskadi, Valladolid, Madrid o Sevilla. Desgraciadamente, el alzamiento jerezano de enero de 1892 y la consiguiente represión antianarquista que se desató, aconsejó el cancelarla y que Malatesta y algunos de sus promotores, como Pere Esteve o Adrián del Valle, optasen por huir de España. Sin embargo, gran parte de la gira se produjo y los posicionamientos malatestianos se escucharon en Catalunya, Aragón, Euskadi y otras localidades del estado. […]

Parece ser que Schicchi durante su residencia en Barcelona sí que encontró contactos afines entre los anarquistas locales. La radicalidad de sus planteamientos encontraron sinergias entre otros grupos de migrantes, como el originado alrededor del francés Paul Bernard, quien por entonces recientemente también residía en Barcelona. De igual modo encontró apoyo entre italianos partidarios de la informalidad y anarquistas autóctonos, especialmente entre quienes integraron El Revolucionario, precursor inmediato de El Porvenir Anarquista, en donde Schicchi y los suyos protagonizaron uno de los episodios más recordado de la polémica entre malatestianos y antiorganicistas, como fue la serie de descalificaciones mostradas contra Malatesta, y el reto a muerte que el siciliano propuso al insigne padre del anarcocomunismo, ya que en mitad del debate acalorado surgido tras Capolago, de Schicchi se había afirmado que era un provocador o un agente infiltrado.

Su paso por el llano barcelonés fue breve y acabó trágicamente tras ser detenido como un posible autor del atentado de la Plaça Reial en febrero de 1892. Pese a encontrarse con numerosos compañeros anarquistas en una conocida taberna de la calle Gran de Gràcia la noche del atentado, él y los suyos fueron detenidos. La Policía le seguía el rastro desde su llegada al llano, mediante informes de algunos chivatos y por el secuestro de su correspondencia.

Schicchi declaró en un posterior juicio celebrado en Viterbo en el año 1893 que su detención en Barcelona no se sustentaba en ninguna prueba, que fue duramente torturado junto a sus compañeros y que, tras conocer la suerte de la compañera de Paul Bernard, quien murió a consecuencia del trato recibido, decidió vengarse poniendo una bomba contra un edificio relacionado con el gobierno español.

Sobre el aspecto de su compra de la libertad, Renato Souvarine afirmaría que en Barcelona tenía una compañera, Maria Margales, quien mediante colectas y las aportaciones del padre de Schicchi, consiguió sobornar a los carceleros que le custodiaban.

Como Paulí Pallàs o el madrileño Francisco Ruiz, revistió su acto contra el consulado en Génova de un cierto heroísmo que, por ejemplo, faltó en el atentado de la Plaça Reial de 1892, el cual nunca en su vida asumió como propio 227. Cuando intentó poner la bomba en el consulado español, se percató que debajo del inmueble existía una vivienda obrera, con lo que mientras la mecha estaba encendida, el siciliano consiguió antes de que se produjese la explosión retirar varios cartuchos de dinamita, así como las cápsulas de fulminato de mercurio del aparato, produciéndose así únicamente la explosión de la pólvora pírica y algún cartucho que aún quedó montado. Para el código de honor entre anarquistas, su acción en Génova fue muy loable, porque ante su derecho innegable a la venganza, lo rechazó por no hacer daño a una familia trabajadora. Un acto que recordaba mucho al caso que se producirá ese mismo 1893 en Madrid, con el atentado de Francisco Ruiz contra la residencia de Cánovas del Castillo.

Schicchi fue condenado en Viterbo a doce años de presidio por la bomba de Génova y por el atentado contra la caserna militar de 1891. En esos años, apartado de la realidad anarquista, el movimiento no le olvidó, aunque no siempre acorde con lo que supuestamente el italiano pensaba. A las habituales colectas en favor suya, se llegaron a producir intentos de colocarlo en listas electorales de candidaturas fantasma, con el objetivo de lograr su inmunidad parlamentaria. Su reclusión finalizó en 1904, cuando quedó bajo libertad vigilada. Durante esos años perdidos conoció la dura realidad de las cárceles italianas de Oneglia, Alessandria, Pallanza y Orbetello. Tras su liberación, se estableció primero en Collesano hasta que en 1908 se trasladó a Milán, en donde fue director del periódico La Protesta Umana, del grupo anárquico alrededor de Nell Giacomelli y Ettore Molinari.

Pese haber conservado el reconocimiento y la popularidad a inicios del siglo XX, esos años de encierro, originados en gran parte por su activismo en Barcelona, le apartaron de la primera linea anarquista, perdiendo así el entorno más informal del anarcocomunismo a una de sus figuras más carismáticas. Sin embargo, una vez recuperada la libertad, el espíritu optimista y revolucionario de Schicchi volvió a resurgir. Participó en diferentes grupos y periódicos italianos y norteamericanos, en donde sus seguidores se encontraban entre el entorno de los galleanistas.

Más allá de sus labores propagandísticas y participación en acciones, destacó también por fomentar su vertiente artística, siendo el escritor de varias obras literarias de carácter dramático. Por ello logró recibir incluso algún premio literario, demostrando que Schicchi era ante todo una persona sensible y apasionada.

Con el auge del fascismo en Italia fue activo en la lucha antifascista, teniendo contacto con otros conocidos activistas del exilio, como fue la figura del mítico anarquista y expropiador Severino Di Giovanni, un migrante italiano que nutrirá las filas del anarquismo bonaerense […]

En ese contexto antifascista, en el verano de 1930 intentó organizar junto a otros compañeros como Salvatore Renda, de Trapani, y Filippo Gramignano, de Borgo Scita, un movimiento insurreccional antifascista en Sicilia, con el objetivo que fuese la primera piedra de toque de una lucha insurreccional destinada a destruir el fascismo. Otros anarquistas que colaboraron y participaron en los preparativos fueron Paolo Caponetto, el socialista Ignazio Soresi, un tal Francofonte, Vicenzo Mazzone y Lucia Caponetto. Como nota curiosa, tanto Vicenzo Mazzone como Paolo Caponetto lucharon como brigadistas en la Guerra Civil Española.

Tras el fracaso de su plan insurreccional, Schicchi fue juzgado y condenado a prisión. En las cárceles italianas de aquel tiempo conoció a figuras como Gramsci o Sandro Pertini y, al igual que en el encierro originado en 1893, renunció a cualquier medida de gracia o campaña en favor de su libertad. En 1937 pasó a vivir bajo arresto domiciliario, el mismo destino que Malatesta vivió en sus últimos días bajo el influjo del fascismo.

Recobrará la libertad coincidiendo con la liberación aliada de Sicilia en 1943, mientras permanecía ingresado en la clínica de su amigo y compañero el doctor Pasqualino, de Palermo. Ya en un contexto con la guerra en el recuerdo, seguirá colaborando en sus últimos años de vida en nuevos periódicos libertarios o trabajando con Renato Souvarine en estudios históricos, lo que le comportó en su cénit vital, no sin olvidarse del todo algunas de sus controvertidas polémicas pasadas, un gran reconocimiento en la memoria de los anarquistas italianos. Murió el 12 de diciembre de 1950, aunque su rastro sigue presente gracias a los espacios que en Sicilia aún recuerdan su compromiso con la Libertad.

Francisco Fernández Gómez

 

Tomado de «Anarcocomunismo en España (1882-1896). El grupo de “Gràcia” y sus relaciones internacionales. Tesis Doctoral. Francisco de Paula Fernández Gómez. Septiembre 2014»

 

 

 

Un casino en llamas

Los efectos combinados de la epidemia del Coronavirus y las repercusiones de la globalización –sobre la que actúa con creciente peso la carrera desenfrenada por apoderarse de la tierra y de los metales raros, necesarios para la construcción de satélites, la digitalización de la producción y de la sociedad, y la llamada transición energética–, abren escenarios impredecibles. Por un lado, asistimos a una aceleración sin precedentes hacia el control totalitario; por otro, la valorización del capital parece cada vez más frágil, poniendo en tela de juicio directamente al Estado. No sólo las condiciones materiales, la salud y la libertad están decayendo, sino que esto está ocurriendo a través de una experiencia de masas, y a escala internacional. El poder ondea la bandera de la necesidad, pero impera la contingencia.

Probemos sustituir «nocividad» por «epidemia»: «A pesar de todas sus evidentes ventajas como método de gobierno, la proscripción de la conciencia no escatima en la devastación de la sociedad, que en sí se corrompe irreversiblemente. Y cuando pretende actuar como garante de la supervivencia de la humanidad, sólo añade a su habitual irrealismo un simulacro de guerra contra la nocividad, el último truco tramposo en un casino en llamas». Lo que le da cierto aire de final de juego a todo esto, no son las pretendidas «crisis insuperables del capitalismo», sino los límites ecológicos del Planeta, los cuales cada vez son mas difíciles de enmascarar con los avances tecnológicos.

En este escenario, un proyecto revolucionario no puede prescindir del análisis cuidadoso de sus «puntos de aplicación». Y aquí volvemos a la cuestión del espacio público. Por una suerte de paradoja, el municipalismo libertario de Bookchin es una de las referencias del «confederalismo democrático» que experimentan las comunidades kurdas en el contexto de la guerra de guerrillas. Dejemos por un momento de lado cuánto hay de autopromoción del PKK en tal referencia. Nos interesa otra línea de razonamiento. Los ejemplos históricos en los que se fundamentó la propuesta Bookchiniana eran los clubes de la Revolución Francesa, la Comuna y la democracia directa de los Consejos. Hace más de veinte años, alguien señaló que era imposible sacar esos ejemplos de organización federalista de su contexto material y psicológico: el movimiento insurreccional. Sin esa ruptura –continuaba el razonamiento– no se construye ningún espacio real de diálogo en las ciudades del Estado. La idea de una secesión progresiva de la dominación mediante municipios libertarios federados entre sí progresivamente, no es sólo una ilusión que antepone los efectos a las causas, sino también el terreno abierto para cualquier tipo de cogestión institucional. El hecho que Bookchin haya aterrizado en la propuesta de las listas cívicas para presentarse a elecciones municipales, no es un accidente en el camino, ni un ejemplo flagrante de inconsistencia personal: es la conclusión lógica de quienes piensan que el «modelo insurreccional» es un fantasma del pasado, un legado del siglo XIX que impidió la formulación y la práctica de una política libertaria acorde a los tiempos. Ahora, no sólo ese fantasma ha vuelto a vagar por el mundo con creciente frecuencia, sino que bajo su «hechizo» las experiencias de democracia directa que realmente merecen ser criticadas, han tomado forma (las demás se critican a sí mismas por la dañina irrealidad en la que se retuercen). Y la crítica, como vimos antes respecto a los consejos obreros, no puede detenerse en la forma (unanimidad versus mayoría, delegados revocables versus portavoces permanentes, etc.), sino que debe descender al nivel del contenido: que no es tanto en el discurso sino en la práctica donde se transforma la vida, lo que se pone en común más allá de las palabras, la relación entre la autoorganización de la violencia y el diálogo real, los ámbitos sociales que se ven tocados y desbordados por la lucha. En resumen, el grado de irreversibilidad alcanzado por el movimiento.

No es casual que quienes piensan en términos de proyección de «ese dominio público, donde la libertad puede desplegar sus seducciones y convertirse en una realidad tangible», sean, sobre todo, quienes se mantienen más alejados de los choques sociales que permiten su formación. Esa es nuestra limitante, que ciertas fórmulas mágicas («destruir el trabajo», «dinamitar lo existente»…) ayudan a disimular. Ahora bien, si realmente deseamos soltar el vaso, es cuestión de ir más allá de esas fórmulas. Y luego, pensar en el anarquismo, no sólo como una metodología insurreccional –si nos limitamos a eso, no abandonamos el ámbito de la forma– sino como proyecto revolucionario. Como un conjunto articulado de contenidos en constante búsqueda de sus «puntos de aplicación». La práctica de los grupos de afinidad y la coordinación informal, nos indican cómo deben organizarse los compañeros; en el mejor de los casos, nos sugieren cómo intervenir en cierto contexto, a partir de determinados ángulos de ataque, que permiten abrir ciertas brechas; pero en sí mismas –precisamente porque un proyecto requiere de un método, pero no es simplemente un método– permiten que transpire muy poco de la vida por la cual están luchando; por ejemplo: las primeras medidas comunistas que intentan adoptar en un contexto insurreccional.

Massimo Passamani

 

Fragmento de “La palabra y la cosa: a propósito del proyecto revolucionario”; Los Días y las Noches: Rivista anarchica. Número 11. Julio 2020.

 

Traducción Corrispondenze Anarchiche.

 

 

Sobre anarquistas antiorganización

Como es sabido, dentro de la Internacional, Bakunin se confrontó con conceptos marxistas relativos a la autoridad, la burocracia y el centralismo, todos elementos nocivos para el movimiento revolucionario. De ahí en adelante los antiautoritarios debatieron y desarrollaron el tema de la organización. (1)

La sección italiana de la primera Internacional fue al mismo tiempo una asociación socialista, anarquista, comunista, colectivista, atea, revolucionaria y federalista. (2) Organizó diversos congresos regionales entre 1871 y 1880, aunque para 1880 estaba debilitada a causa de la continua represión. Era integrada por cuatro tendencias diferentes: la evolucionista, la socialista revolucionaria, la comunista anárquica, y la individualista. El anarquismo renació de sus cenizas, (3) se hizo un movimiento plural que comprendía tanto a militantes que simpatizaban con el organizacionismo, como a los denominados antiorganización, a los individualistas y a los amantes de la “propaganda por el hecho”.

Los organizacionistas proyectaban un “partido”, tal como lo concebía Malatesta, en el sentido de “asociación entre anarquistas”, comenzando en el Congreso de Capolago de 1891. Pero era un proceso tardado, y Capolago formaba parte de un desarrollo largo y difícil: la siguiente asamblea general se efectuó dieciséis años después en Roma (1907), pasarían otros ocho años antes de una nueva reunión general (Pisa, Enero 1915). El término de la Primera Guerra Mundial, y la Revolución Rusa, fueron factores que contribuyeron a acelerar el proceso organizativo: así, finalizada la década se habían realizado conferencias y congresos que culminaron en la fundación de la Unión Comunista Anarquista Italiana en 1919, convertida en Unión Anarquista Italiana en 1920.

A comienzos del siglo XX, y muchos años después, la gran mayoría de los anarquistas italianos eran afines a la tendencia antiorganización. Es necesario aclarar que, a pesar de tal definición, no rechazan organizarse. Enormes diferencias los separan de los individualistas, con los cuales a menudo se les identifica erróneamente. Estos últimos tienen influencia del pensamiento de Max Stirner en combinación con ideas de Friedrich Nietzsche. En cambio, el pensamiento político antiorganización procede de Bakunin, Kropotkin, Gori, Reclus etc. Al contrario de los individualistas, los antiorganización reconocen el valor de la acción colectiva y el protagonismo del proletariado en el proceso revolucionario.

Hay que señalar que la cuestión antiorganizativa siempre ha sido objeto de debate en el movimiento. Los antiorganización niegan la validez a las estructuras formales, porque ven en estas signos elitistas y burocráticos, no obstante consideran necesario organizarse para el accionar revolucionario, rechazando cualquier proyecto formal, pero reconociendo el valor a la acción colectiva. La antiorganización anarquista deja el camino abierto a otro factor: el deseo personal.

Luigi Galleani es sin duda la figura clave entre los círculos antiorganización, su personificación más acabada. Activo, principalmente, en Italia y Estados Unidos, ahí reside entre 1901 y 1919, orador y editor, promovió eficazmente una red solidaria entre anarquistas dedicados a la acción directa y a la revuelta contra la autoridad, teniendo como objetivo común desencadenar la revolución social trasnacional que permita a la gente explotada gestionar una sociedad libre y comunista.

El primer seudónimo: Mentana

Galleani nace en Vercelli el 12 agosto 1861, de padres burgueses y monárquicos; estudia leyes en la Universidad de Turín y pronto se vuelve un ardiente republicano. Termina sus estudios pero no obtiene la licenciatura, prefiere dedicarse a actividades políticas. Como muchos jóvenes demócratas está influenciado por el mito de la Unificación italiana y tiene gran estimación por personajes como Carlo Pisacane, Giuseppe Garibaldi y Giuseppe Mazzini, de los que admira su lucha sin descanso y su devoción a la causa. Estos, como Felice Orsini, el nacionalista que intenta asesinar a Napoleón III en 1858, encarnan la voluntad humana y el progreso social. No es casual que firme sus artículos con el seudónimo de Mentana, la ciudad donde las fuerzas de Garibaldi chocaron con tropas del clero, el 3 noviembre 1867, en su intento por conquistar Roma. (4)

La sección italiana de la Internacional mantiene estrechas relaciones con Unificación Democrática. Participan nacionalistas, conspiradores, voluntarios garibaldianos e integrantes de sociedades obreras que fundan los primeros núcleos de la Internacional y se vinculan con la Comuna de París en 1871, hecho que provoca la oposición de Mazzini por una parte, y el apoyo de Mikail Bakunin por la otra. Sobre todo en su primera fase, de 1870 a 1874, la Internacional tuvo gran influencia de Bakunin, gracias al trabajo de militantes como Fanelli, Friscia, Gambuzzi, Dramis, y otros más, Ceretti, Suzzara-Verdi, Castellazzo. (5)

Entre 1881 y 1885, un Galleani republicano se acerca gradualmente al socialismo. Escribe para varias publicaciones locales, incluyendo “¡La Boje!” de Vercelli, además se adhiere al Partido del Trabajo Italiano, que abarca a socialistas legalistas y antiparlamentarios. Participa en el congreso de Bolonia de 1888. En el primer número de “¡La Boje!” hace su presentación: “¿Quienes somos? Un puñado de rebeldes, hijos de la revolución, nacidos para la revolución”. (6)

Es muy activo en las luchas obreras y campesinas entre Piamonte y Liguria. Desde joven estaba llamado a ser un figura. Su aspecto físico y su presencia revelaban la personalidad: alto, robusto, vestido elegantemente, y el aspecto fiero lo hacían parecer severo. Pero lo que más impacta y preocupa a la policía es el hecho de ser un orador excepcional. Su vibrante voz es capaz de tocar las fibras de todos los explotados que lo escuchan.(7)

Perseguido por la policía, se ve obligado a refugiarse en París, un lugar central para la subversión trasnacional. Aquí se reúne con varios militantes; Malatesta, Paolo Schicchi, Saverio Merlino, Galileo Palla y Amilcare Cipriani. Participa en las protestas del 1° de Mayo, y es probablemente uno de los autores del volante incendiario que incita a los trabajadores a utilizar la vía armada e imponerse con violencia para vencer definitivamente.(8) Fue encarcelado y posteriormente expulsado, entonces se dirige a Luxemburgo y llega a Suiza, donde establece estrechas relaciones con Elisée Reclus. un afamado geógrafo y teórico del anarquismo, el cual lo hospeda por meses e influye en su formación con su analogía entre naturaleza y anarquía, en donde la naturaleza es sinónimo de armonía, equilibrio y anarquía, según su lema; “La anarquía es la máxima expresión del orden”. Por ello, comprende que la historia es un proceso de evolución y revolución (en el que la segunda es la aceleración de la primera) enmarcándose dentro del proceso de desarrollo y progreso, cuya última etapa es precisamente la anarquía.(9)

Dicha filosofía influye en Galleani de dos maneras. En primer lugar, fortalece la idea de que la destrucción es el primer paso para liberarse de todos esas construcciones antinaturales que oprimen a la humanidad y abre el camino a la anarquía. En segundo lugar, sugiere que la gente – anarquista – no necesita estructuras artificiales para organizarse ya que pueden cooperar mutuamente.

En enero de 1891 participa en el congreso de Capolago donde ochenta delegados debaten por tres días, aprobándose un manifiesto y un programa socialista revolucionario (anarquista), elaborado por Malatesta, Merlino, Gori, Pellaco, Cipriani y el mismo Galleani, en el que se señala a la revolución como el único medio para eliminar la opresión social y así alcanzar el socialismo, rechazando el parlamentarismo. Los delegados no adoptan una estructura estable, simplemente nombran comités regionales sin capacidad de decisión, respetando así los principios de libertad y autonomía de grupos e individuos con respecto a la organización, establecidos en el Congreso St Imier de 1872. (10)

En Capolago también se decide reavivar la agitación revolucionaria, con ocasión del 1° de mayo, designándose a Cipriani y Galleani como oradores encargados de hacer recorridos propagandísticos por la península. El arte de la oratoria en Galleani se considera la mejor manera de provocar en los trabajadores la acción. (11) Así, viajan por Italia realizando cientos de mítines y conferencias, a pesar de los obstáculos puestos por la policía.

Un viaje, pero no vacacional

En 1892, junto con Pietro Gori, representa a los anarquistas en el Congreso de Génova del Partido Obrero Italiano, convertido luego en Partido Socialista Italiano, donde tiene un papel fundamental en el rompimiento con los socialistas legalistas.

Menos de dos años después, entre diciembre de 1893 y enero de 1894 explota la revuelta, en Sicilia primero, después en Lunigiana y Carrara. Galleani es arrestado por asociación delictiva, es decir anarquista. El proceso tiene lugar cuando la represión contra los responsables de la insurrección está en su punto culminante. Es condenado a tres años de prisión y cinco de destierro en Pantelleria y Favignana. La vida en estas colonias penitenciarias, en las islas mediterráneas, es tan difícil como en cualquier cárcel, con cientos de prisioneros sometidos a la violencia de los guardias, que provocan innumerables actos de rebelión. Durante su estancia en Pantelleria se las arregla para establecer una escuela racionalista en la población (12) para enseñar a jóvenes de la isla. Vive por su cuenta, y conoce a María Rallo, una rebelde local de veinticinco años que lo acompañará a los Estados Unidos (13). También se hace amigo de Andrea Salsedo que se unirá en sus proyectos más allá del océano. (14)

Mientras tanto en el continente, socialistas, republicanos y anarquistas, se manifiestan por la liberación de los cientos de prisioneros políticos confinados en el archipiélago. El Partido Socialista decide postular a los presos más reconocidos como candidatos al Parlamento con el objetivo de liberarlos, incluyendo a Galleani, a pesar de su oposición. Son nominados en julio de 1897. (15) En respuesta a esta táctica impuesta, algunos anarquistas de Pantelleria, Ponza, Ventotene y Lampedusa editan el número único de “I Morti”, el 2 de noviembre de 1898, en el que destaca el artículo de Galleani titulado “Immota Fides”, donde expresa, una vez más, que los anarquistas nunca aceptarían la liberación a cambio de participar en elecciones. Este artículo indica claramente su firmeza e influirá en sus compañeros, especialmente en los más jóvenes. (16)

A finales de 1899, después de tres años preso, escapa de Pantelleria y se marcha a Túnez, luego a Alejandría, y posteriormente a el Cairo, gracias a una red de apoyo que interviene en la operación. Dicha red se extiende desde Paterson a Londres (Reclus) pasando por Túnez (Emidio Recchioni) y Nápoles (Niccolò Converti).

A inicios de siglo, el pensamiento de Galleani ha madurado, sus convicciones son más firmes que nunca. (17) Además de Reclus, Kropotkin influyó profundamente en sus ideas. Desde 1877 Reclus y Kroptkin son buenos amigos, ambos geógrafos, comparten el mismo enfoque naturalista de la anarquía. incluso en Kroptkin sus convicciones se corresponden con la ciencia, en base a la solidaridad y la cooperación, exactamente lo opuesto al dominio. Aquí también la ciencia y la anarquía coinciden con el progreso, visto en términos de cierto determinismo científico e histórico, aunque no marxista. Sus observaciones sobre la vida de los animales y las personas, revelan que el “apoyo mutuo” es un importante “factor de la evolución” que prevalece en todos los niveles de vida animal y humana, a pesar de los conflictos existentes y el surgimiento del Estado, que en sí mismo es autoritario y opresivo. El apoyo mutuo es también la base de la ética, ya que cada persona depende del otro, y considera los derechos de los demás iguales a los suyos. (18)

Basado en las concepciones de Reclus y Kroptkin, Galleani está convencido de que cualquier organización artificial o formal es autoritaria por esencia, pues lleva a los individuos a asociarse en contra de la anarquía y de la naturaleza. Esta es la base de su ser antiorganizador. También comparte con Kroptkin la idea de que la historia es una lucha continua entre libertad y autoridad. La reafirmación completa de la libertad solo puede lograrse a través de una revolución social capaz de expropiar a la burguesía, destruir el Estado y establecer el comunismo que liberará a todos los explotados. (19)

Estos elementos cuentan con un factor de apoyo más, el del derecho a la revuelta, que en la militancia anarquista se convierte a veces en un deber.

Anarquismo antiorganizador

Galleani aún está en el Cairo cuando, el 29 de julio de 1900, Gaetano Bresci atenta de muerte contra Umberto I. Debe sentirse orgulloso del acto de su compañero, considerando su entusiasmo por las acciones individuales de la propaganda por el hecho. Los años ochenta y noventa del siglo XIX están marcados por una serie de asesinatos hacia gobernantes. Un grito de ira contra la miseria y la represión policial atravesó Europa: nombres como Ravachol, Léon-Jules Léauthier, Auguste Vaillant, Emile Henry, Sante Caserio, Paulino Pallas, Paolo Lega, Pietro Acciarito, Sofia Perowskaia, Michele Angiolillo, Luigi Lucheni, Clement Duval, etc. Los anarquistas están a la vanguardia, en un momento en que la revolución social parece ser cuestión de meses. El mismo Kropotkin estuvo a favor de la propaganda por el hecho en su juventud. Galleani siempre recordará estos nombres en la prensa anarquista y en sus discursos, mostrándolos como un ejemplo a los camaradas. (20) Para él, todo acto individual puede llegar a ser el comienzo de un levantamiento colectivo y debe considerarse un preludio del movimiento insurreccional de las masas.

Se establece en el Cairo durante aproximadamente un año y, después de un breve paso por Londres, llega a Nueva York en Octubre de 1901. Un mes antes, el 6 de septiembre, el anarquista León Czolgosz mata al presidente de los Estados Unidos, Mckinley, en Búfalo, por lo que es ejecutado en la silla eléctrica el 29 de Octubre.

Galleani se encarga de la redacción del periódico “La Questione Sociale”, anteriormente dirigido por Giuseppe Ciancabilla y posteriormente por Errico Malatesta, al asentarse en Paterson. Sin embargo, no permanece mucho tiempo, pues inicia con recorridos propagandísticos por Pensilvania, Connecticut y Vermont. Regresa a Paterson para apoyar la masiva huelga de la industria de la pintura en 1902. Para Galleani, el valor verdadero de las huelgas no está en obtener reformas o mejoras salariales, sino en la posibilidad de experimentar el boicot, el sabotaje y la revuelta. La huelga general insurreccional es el objetivo de su actividad revolucionaria. Durante meses incita a los trabajadores de Paterson desde las columnas de “La Questione Sociale”, también con folletos, carteles y conferencias. Entre junio y julio de 1902 la revuelta estalla, las fábricas de pintura son atacadas y destruidas. Galleani está en la primera línea de combate cuando un disparo lo hiere. Es buscado por la policía, por lo que se refugia en Montreal.

Desde su llegada a los Estados Unidos se aclaran los rasgos del anarquismo antiorganizador. No se desea la creación de organizaciones estables, ni políticas (federaciones anarquistas) ni económicas (sindicatos). A pesar de que algunos compañeros le aconsejan unirse a asociaciones obreras para influenciarlas con su propaganda, él desconfía enormemente de agrupamientos y líderes sindicales. Su visión es tan influyente entre los anarquistas italianoamericanos que, a pesar de ser el grupo étnico más vigoroso tanto en número como en implicación militante, nunca participaron notablemente dentro del movimiento obrero organizado. (21)

Por lo tanto, el propósito es organizar al movimiento, no a través de estructuras formales, sino con la pluma y la voz, es decir, con publicaciones, reuniones y mítines. Cuando habla, sus compañeros son asaltados por una personalidad magnética: toca su alma, hasta el punto de que muchos admiten que “sus propios pensamientos salen de aquellos labios”. (22)

Si muchos anarquistas aprecian la claridad de sus palabras, otros (sobre todo analfabetas) aceptan no entenderlas del todo, pues son demasiado “filosóficas”, pero escuchan con entusiasmo ya que es capaz de transmitir emociones y esperanzas. (23) “Después de escuchar a Galleani estás dispuesto a dispararle al primer policía que encuentres.” Hay cierta exageración en este testimonio de un joven militante, pero muestra la influencia que ejercía. (24) Dentro del movimiento, las conferencias y las reuniones van de la mano con actuaciones teatrales, conciertos, bailes, juegos y paseos en el bosque. Todos esos momentos son fundamentales para dar vida a una sociabilidad subversiva y fortalecer la solidaridad entre ácratas. (25) Para los galleanistas, la solidaridad concreta es la auténtica sustancia del anarquismo, que reemplaza a la organización formal.

En 1903, Galleani regresa ilegalmente a los Estados Unidos. Se establece en Barre, Vermont, donde comienza a editar un nuevo e incendiario periódico, “Cronaca Sovversiva”, que sacudirá el espíritu insumiso de los militantes jóvenes y pronto se convertirá en una herramienta esencial para organizar al movimiento. Da voz a las luchas obreras e ideas anarquistas contra el Estado, la Iglesia, el ejército, la familia y cualquier autoridad. Ofrece información de las acciones de compañeros en varias partes de un extenso territorio, se difunde a través de una sólida red de comunicación que vive gracias a las suscripciones de militantes y simpatizantes que se conocen especialmente durante los paseos por el bosque, las obras teatrales, las reuniones, etc. De estos elementos se entiende por qué Armando Borghi sostiene, recordando a los galleanistas, que los “antiorganizadores eran el grupo más organizado”. (26)

A principios del siglo XX la tendencia anti-organización está extendida no solo en los Estados Unidos, sino también en Italia. En contraste, como se mencionó al principio, el proceso organizacionista para crear una estructura nacional iba con lentitud, alcanzando sus primeros resultados hasta 1919. Entre los llamados organizacionistas se encuentran Errico Malatesta y Luigi Fabbri, creen que una estructura amplia, respetuosa del principio de autonomía, es más eficaz para provocar la revolución social. Además piensan que una organización formal es capaz de neutralizar, o limitar, la función de los líderes y la tendencia a acumularse el poder en unas cuantas manos, de la que incluso los anarquistas no logran escapar. En teoría, el único órgano de toma de decisiones son las asambleas, o congresos, donde se establecen comisiones que únicamente poseen poder de coordinación, como facilitar las relaciones entre los diferentes grupos. Por ejemplo, en el congreso se establece una dirigencia periódica para el movimiento, siguiendo así un mecanismo que puede definirse como “democracia directa”.

“Cronaca Sovversiva”

Por el contrario, Galleani está convencido de que cada organización está basada en dos posiciones, la delegación y la centralidad, que son equivalentes al parlamentarismo y al gobierno. Es por eso que los galleanistas repetidamente se niegan a constituir una federación anarquista en Estados Unidos. (27) “Un partido, cualquiera que sea el partido, posee un programa que es su carta constitutiva; tiene en las asambleas de delegados, de grupos o secciones, su parlamento; en los órganos rectores, juntas o comités ejecutivos, está su gobierno. En definitiva, es una superposición gradual de órganos con una auténtica jerarquía en diversos niveles, que poseen un vínculo: la disciplina. Infringirla se sanciona con penas que van del regaño, la excomunión, a la expulsión”

Los galleanistas identifican este proceso burocrático como el verdadero peligro de cualquier organización. Por eso dirá el compañero Guy Liberti: “Entiendo los peligros de la organización. Cuando una organización es adulta se vuelve conservadora, pero cuando alcanza su plena madurez se hace reaccionaria. Esto es para todas las organizaciones”. (29)

No obstante, rechazar la organización formal deja el campo abierto a otros mecanismos de poder relacionados con conceptos como carisma y liderazgo. “Galleani era el alma del movimiento”, dirá un anti-organizador declarando que su personalidad era en sí una herramienta organizativa. (30) Sus compañeros son conscientes de su importancia para el movimiento, así que lo apoyan económicamente durante años permitiendo se dedique completamente a la propaganda.

Al negarle cualquier valor a la organización formal, se evita que las decisiones importantes se tomen en congresos “oficiales”, sino en reuniones, más o menos limitadas: la cuestión es sutil pero no de poca importancia. En teoría, en un congreso “formal” diferentes posiciones tienen el mismo derecho de ser discutidas abiertamente, esto no siempre está garantizado en espacios más restringidas o, diríamos hoy, “informales”. Tal diversidad de métodos tienen un peso decisivo; por ejemplo, en quien debe administrar el periódico del movimiento. Un principio importante para los anarquistas es el de la rotación de las asignaciones, un principio no fácil de respetar o casi completamente desatendido por los antiorganizadores: “Cronaca Sovversiva” lo editó por más de quince años Galleani, y más tarde será su “heredero”, Raffaele Schiavina, quien dirigirá “L’Adunata dei Refrattari” durante cincuenta años consecutivos. (31)

Se plantean problemas similares en torno a los comités de apoyo a presos y en la gestión del dinero recaudado. Entre los anarquistas italo-americanos hay varias controversias sobre este tema. En general, la ausencia de una organización formal contribuye tanto a la falta de rotación en la toma de decisiones, como a aumentar los chismes y las “voces de corredor” que son siempre dañinas para los movimientos revolucionarios.

Buscado por la policía, Galleani vive clandestinamente en Barre durante años, protegido por un célebre grupo emigrado de Carrara, implicado con “Cronaca Sovversiva”, que logra vincular a grupos italianos en muchos rincones del mundo, desde los Estados Unidos a Europa, de África del Norte a Sudamérica y así hasta Australia.

En 1905, se imprime ¡La salud esté con ustedes! “un sencillo panfleto para todos aquellos compañeros que desean educarse” – se lee en “Cronaca Sovversiva” – de cubierta roja con la imagen de Ravachol, es en realidad un manual de explosivos compilado por Ettore Molinari y redactado por Galleani. La dinamita será eficazmente usada por el movimiento en los años venideros.

En el mismo año de 1905, Galleani se dirige a Francia donde permanece por un corto tiempo en el vano intento de crear algún hecho insurreccional. En los Estados Unidos comienza una larga ronda de conferencias (32), pero en diciembre de 1906 es detenido por la huelga de Paterson sucedida cinco años antes. Arrestado en New Jersey es procesado en abril de 1907. Se niega a jurar frente a la biblia, pese a ello es exonerado.

Tras su liberación, e inmediatamente después del Congreso Anarquista de 1907, escribe para “Cronaca Sovversiva” varios artículos titulados “¿El fin del anarquismo?” en respuesta a la entrevista publicada en “La Stampa” por Francesco Saverio Merlino, anarquista convertido al socialismo. Para Merlino el movimiento anarquista no tiene futuro; disminuido y casi completamente absorbido por el Partido Socialista. Al respecto escribe Paul Avrich años más tarde, “Galleani apoya las razones del comunismo anarquista contra el socialismo reformista, exaltando sus valores de espontaneidad, diversidad, autonomía e independencia, autodeterminación y acción directa en un mundo cada vez más conformista.” (33) Estos artículos tienen un gran eco dentro y fuera del movimiento y contribuyen a aumentar aún más el carisma de Galleani. Tal vez su pluma sea aún más poderosa que su voz. La controversia continúa con los socialistas parlamentarios y reformistas, adquiriendo mayor notoriedad entre los antiorganizadores, convirtiéndose en uno con esa militancia comprometida en el uso del manual de explosivos como señal inequívoca.

En 1910 surge la primera revolución del siglo XX, en México, a la que muchos anarquistas italo-americanos se unen con entusiasmo. Algunos mantienen el apoyo a los revolucionarios, aunque otros están decepcionados de la experiencia. Galleani es una voz crítica, incluso severa, contra Emiliano Zapata, Ricardo Flores Magón y su periódico Regeneración, acusando al Partido Liberal Mexicano de ser un partido más burgués que revolucionario. (34)

Cuando la polémica sobre la validez de la revolución mexicana todavía está fresca, en 1912, el ejército italiano invade Libia. Galliani se dedica a hacer campaña contra la guerra. (35) Ese mismo año “Cronaca Sovversiva” se traslada a Lynn, en Massachusetts. Galleani participa frecuentemente en conferencias: de 1912 a 1915 hace cientos de charlas, especialmente contra la guerra y los nacionalismos, en Massachusetts, Connecticut, Pensilvania, Ohio, Illinois, Colorado y California. En los momentos de ausencia deja el periódico en manos de Antonio Cavallazzi y Constante Zonchello.

Cuando la Primera Guerra Mundial estalla, en 1914, aumenta su actividad antimilitarista: Continúa haciendo conferencias y mítines, escribe decenas de artículos para “Cronaca Sovversiva” y otros periódicos anarquistas impresos en Italia, entre otros “L’Agitatore” de Boloña y “Volontà” de Ancona, dirigidos por Malatesta. (36) Por motivo de la guerra, rompe con Kropotkin y Cipriani, pues estos se alinean del lado francés en la guerra contra Alemania. Galleani rechaza cualquier guerra que no sea la guerra social, y una vez más da voz a las posturas anarquistas con el famoso lema “¡Contra la guerra, contra la paz, por la revolución social!”. (37)

Perseguido, arrestado, y liberado

Conjuntar la propaganda antimilitarista con la difusión de conflictos sociales coloca a Galleani siempre en primera línea. Son años extremadamente violentos, por lo que debe lidiar con la constante represión de la policía local, nacional y privada. El 20 de abril de 1914 es la masacre de Ludlow, que provoca una serie de protestas y sublevaciones por todo el país, con los anarquistas italianos protagonizando. (38)

El estallido de la gran guerra, la consiguiente intervención estadounidense, y la firme oposición al militarismo de los antiautoritarios debilitan las luchas sociales. Ha regresado recientemente de una gira propagandística por Pensilvania, en apoyo a una huelga minera, cuando (en octubre de 1916) fue arrestado acusado de incitar a la rebelión. Liberado con una fianza de diez mil dólares – pagada por sus colegas – comienza una nueva ronda de conferencias en Míchigan que lo mantiene ocupado hasta fin de año. La situación para los anarquistas se ha vuelto cada vez más crítica desde abril de 1917, fecha en la que Estados Unidos entra en el conflicto mundial. Es así que el congreso legislativo decreta la obligación para todo residente en suelo estadounidense a alistarse en el ejército. Para Mayo, Galleani escribe el artículo ¡Alistado!, sugiriendo a los compañeros eviten el alistamiento, ya que aprecia un primer paso hacia la conscripción obligatoria. (39) La policía prohíbe la expedición postal de “Cronaca Sovversiva”, registra las oficinas, como lo hace con la casa de Galleani, que es arrestado acusado de conspirar contra el llamado a las armas. Sale bajo fianza (trescientos dólares). “Cronaca Sovversiva” continúa circulando, primero a través de un correo privado y luego por medios propios, incluso en motocicleta. Las oficinas de los grupos galleanistas, diseminadas alrededor de Estados unidos, son allanadas varias veces durante 1917 y 1918 . El mismo Galleani es arrestado otra vez en Mayo, y nuevamente liberado. En Julio, las autoridades declaran ilegal a “Cronaca Sovversiva”, sin embargo, se imprimen dos números más clandestinamente.

Finalmente, en octubre de 1918, el congreso vota la expulsión de todo extranjero residente que se identifique como anarquista. El 24 de julio del siguiente año, Galleani será deportado a Italia, dejando atrás a su pareja y a cinco hijos. (40) En respuesta a la deportación, sus compañeros lanzan una operación de ataques con paquetes bomba, que son enviados a decenas de autoridades estadounidenses responsables de la represión contra el movimiento. (41)

Es arrestado al desembarcar en Génova, pero fue liberado rápidamente gracias a la presión de los trabajadores portuarios. (42) Los años del Bienio Rojo han culminado: los militantes italianos piden a Galleani se haga cargo de la redacción de un nuevo periódico, “Umanità Nova”, pero se niega. En 1920, se traslada a Vercelli y luego a Torino, donde comienza una nueva etapa de “Cronaca Sovversiva”. Sigue colaborando con anarquistas de todas las tendencias, incluidos los organizadores, además mantiene una gran relación con Malatesta, al que le tiene gran estima, aunque critica la fundación de la Unión Anarquista Italiana, durante la conferencia de Bolonia en julio de 1920. (43)

Se ve obligado a esconderse, pues la policía lo persigue por el contenido de sus artículos. Se le detiene y enjuicia; recibe una condena de año y medio. Es liberado en Diciembre de 1923, tiene 64 años de edad y padece diabetes. Estaba dedicado en revisar los artículos de debate con Merlino, y en completar la traducción italiana de las memorias de Clement Duval, (44) cuando lo detiene la policía de Mussolini y lo confina en Lipari. (45) Fue liberado hasta 1930, aunque bajo vigilancia estrecha. Se establece con Pasquale Binazzi y Zelmira Peroni en Caprigliola, donde muere el 4 de noviembre de 1931. (46)

El Hereje, G. Pimpino, El Vecc, Mentana, Minin: son algunos de los seudónimos que utilizó, aunque Galleani siempre fue el mismo, coherente con el ideal de la anarquía e irreductible. La determinación extrema con la que defendió su anarquismo, y su comportamiento ejemplar frente a la autoridad son elementos que lo hicieron admirado por al menos dos generaciones de anarquistas. Después de su muerte, decenas de sus artículos se reimprimieron en Estados Unidos primero, y luego en Italia. (47) Otra señal de lo importante que fue su figura. “¡Era realmente un maestro, un gran orador: era el mejor!”, afirmó uno de sus compañeros. (48) En estas palabras simples está encerrado todo el peso de su carisma.

 

Antonio Senta

Notas:

  1. Agradezco a Tomaso Marabini por el importante apoyo historiográfico brindado.
  2. Pier Carlo Masini, Gli Internazionalisti. La Banda del Matese 1876-1978 (Milano-Roma: Edizioni Avanti!, 1958), p. 129.
  3. Pier Carlo Masini, La Prima Internazionale, in Maurizio Antonioli e Pier Carlo Masini, Il sol dell’avvenire. L’anarchismo in Italia dalle origini alla Prima Guerra Mondiale, (Pisa: Biblioteca Franco Serantini, 1999), p. 15.
  4. Per una sua biografia cfr. Ugo Fedeli, Luigi Galleani. Quarant’anni di lotte rivoluzionarie 1891-1931 (Catania: Centrolibri 1984, prima ed. Cesena: Antistato 1956). Vedi anche Pier Carlo Masini, La giovinezza di Luigi Galleani, “Movimento Operaio, Milano, a. VI, n. 3, maggio-giugno 1954; Paolo Finzi, Antologia di storia anarchica, “Volontà”, Pistoia, marzo-aprile 1975, pp. 122-126; Camillo Levi [Paolo Finzi], L’anarchico dei due mondi, “A Rivista Anarchica”, Milano, aprile 1974; Redazione, Anarchist graffiti, “A Rivista Anarchica”, Milano, estate 1979. Paolo Finzi, L’eredità di Luigi Galleani, “A Rivista Anarchica”, Milano, ottobre 1981.
  5. Pier Carlo Masini, La Prima Internazionale cit.
  6. Luigi Galleani, Chi siamo?, “La Boje!”, Vercelli, 25 maggio 1885.
  7. Casellario Politico Centrale, Archivio Centrale dello Stato, Rome, fasc. Luigi Galleani.
  8. Gli anarchici al popolo in occasione del 1°Maggio, Paris, 1890, Service Historique de la Défense, Paris, archive N (IIIeme République 1872-1940), folder 7 N 1363.
  9. Elisée Reclus, Évolution et révolution, Genève, 1880; Elisée Reclus, L’Anarchie, Bruxelles, 1895.
  10. Giampietro Berti, Errico Malatesta e il movimento anarchico internazionale 1872-1932 (Milano: Franco Angeli, 2003), pp. 165-169.
  11. Luigi Galleani, Figure e figuri (Newark: Biblioteca de “L’Adunata dei Refrattari”, 1930), p. 182.
  12. Cfr. L’anarchico Galleani da Pantelleria a Favignana, “L’Avanti!”, Roma, p. 2.
  13. Natale Musarra, Una storia d’amore e di anarchia, “Sicilia Libertaria”, Ragusa, aprile 2007, p. 5.
  14. Cfr. “L’Avvenire Sociale”, Messina, 1901-1902.
  15. Cfr. Il comizio a favore della candidatura di Galleani, “Avanti!”, Roma, 20 marzo 1897, p. 3.
  16. Armando Borghi, Fermezza anarchica, “Umanità Nova”, Roma, 3 aprile 1960.
  17. Cfr. Melchior Seele [Raffale Schiavina], A fragment of Luigi Galleani’s life, in Marcus Graham, edited by, Man! An Anthology of Anarchist Ideas (Orkney: Cienfuegos press, 1974). http://www.katesharpleylibrary.net/d51cvp.
  18. Giampietro Berti, Determinismo scientifico e mutuo appoggio: Pëtr Kropotkin, in Giampietro Berti, Il pensiero anarchico dal Settecento al Novecento (Manduria-Bari-Roma: Lacaita, 1998), pp. 293-370. Cfr. anche Pëtr Kropotkin, The Scientific Basis of Anarchy, “The Nineteenth Century”, XXI, febbraio 1887, pp. 238-58.
  19. La primera edición de “El Apoyo Mutuo” es del 1902, pero tales concepciones circulan en la prensa anarquista una decena de años antes. Las ideas de comunismo anarquista y de interdependencia entre anarquismo, ciencia y evolución remontan a 1880.
  20. Cfr. Mentana, Faccia a Faccia col nemico. Cronache giudiziarie dell’anarchismo militante (East Boston, Mass: Gruppo Autonomo, 1914 e ristampato da Galzerano nel 2001).
  21. Paul Avrich, Anarchist voices. An oral history of anarchism in America (Oakland-Edinburgh, AK Press: 2005), p. 316.
  22. Cfr. Catina Willman e Concetta Silvestri, in Paul Avrich, Anarchist voices cit., pp. 111, 107. Vedi anche L’Adunata dei Refrattari, Il pensiero anarchico di Luigi Galleani, “L’Adunata dei Refrattari”, Newark, 5 novembre 1949; Jospeh Moro, Bartolomeo Provo, Harry Richal, Elide Sanchini, Alberico Pirani, in Paul Avrich, Anarchist voices cit., pp. 113, 117, 129, 138, 142; Paul Ghio, L’anarchisme aux Etats Unis (Paris: 1903), pp. 140-142.
  23. Alberico Pirani, in Paul Avrich, Anarchist voices cit., p. 142.
  24. La célebre frase de Carlo Buda, hermano de Mario Buda, referida por Charles Poggi, en Paul Avrich, Anarchist voices cit., p. 132.
  25. Sobre las dinámicas de los “socialistas subversivos” en particular en el área de Nueva York, la tesis de licenciatura de Marcella Bencivenni, Italian American radical culture in New York city: the politics and arts of the sovversivi, 1890-1940 (The City University of New York: 2003).
  26. Referido por Valerio Isca en Paul Avrich, Anarchist voices cit., p. 147.
  27. Cfr. “Cronaca Sovversiva”, Barre, Vermont, 18 gennaio 1908.
  28. Luigi Galleani, La fine dell’anarchismo? (Newark: edizione curata da vecchi lettori di “Cronaca Sovversiva”, 1925), p. 45.
  29. Guy Liberti, in Paul Avrich, Anarchist voices cit., p. 157.
  30. Ibidem.
  31. Sull’attività de “L’Adunata dei Refrattari” e sugli stretti legami con “Cronaca Sovversiva” cfr. I fondatori, Ricordi di casa nostra. Nel XXV anno de “L’Adunata”, “L’Adunata dei Refrattari”, New York, 13 aprile 1946, p. 1; Venticinque anni di vita e di battaglia, “L’Adunata dei Refrattari”, New York, 12 aprile 1947, p. 1; O. Maraviglia, L’anniversario, “L’Adunata dei Refrattari”, New York, 22 aprile 1950, p. 1; Tino, Compleanno 1922-1952, “L’Adunata dei Refrattari”, New York, 12 aprile 1952, p. 1;
  32. Para un recuento de su actividad propagandística, cfr., Vico Covi, La propaganda del compagno G. Pimpino a Philadelphia, Pa., “Cronaca Sovversiva”, 22 dicembre 1906.
  33. Paul Avrich, Review of Luigi Galleani, The End of Anarchism?, “Black Rose”, Boston, inverno 1983.
  34. Para entender mejor los términos de esta polémica, consultar “Régeneracion sezione italiana”, dirigido por un ex colaborador de Galleani, Ludovico Caminita. http://www.archivomagon.net/Periodico/RegeneracionItaliano/RegeneracionItaliano.html.
  35. Cfr. Mentana [Luigi Galleani], Madri d’Italia! Per Augusto Masetti (Lynn, Massachusetts: a cura della “Cronaca Sovversiva” e degli anarchici di Plainsville, Pa., 1913). Nel 1912 Galleani edita anche tre numeri di “Balilla”, un periodico antimilitarista per ragazzi.
  36. Questi articoli sono raccolti nel volume Una battaglia (Roma: Biblioteca de L’Adunata dei Refrattari 1947).
  37. Cfr. “Cronaca Sovversiva”, Lynn, Massachusetts, 3 aprile 1915.
  38. [Ugo Fedeli], Un trentennio di attività anarchica 1914-1945 (Cesena: L’Antistato, 1953), pp. 121-123.
  39. Mentana [Luigi Galleani], Matricolati!, “Cronaca Sovversiva”, Lynn, Massachusetts, 26 maggio 1917.
  40. Cfr. Paul Avrich, Sacco and Vanzetti. The anarchist background (Princeton, New Jersey: Princeton University Press 1991), Luigi Galleani ad nomen.
  41. Ibidem, pp. 137-148. Vedi anche una delle prime scene del film J. Edgar di Clint Eastwood (2011).
  42. Gli Editori, Prefazione, in Luigi Galleani, Una battaglia cit., pp. XII.
  43. Minin [Luigi Galleani], Attenti ai mali passi!, “Cronaca Sovversiva”, Torino, 17 luglio 1920.
  44. Luigi Galleani, La fine dell’anarchismo? cit.; Clemente Duval, Memorie autobiografiche (Newark: Biblioteca de “L’Adunata dei Refrattari” 1929).
  45. Según reporta Paul Avrich, en los años veinte Galleani logra regresar a los Estados Unidos por un breve periodo, rencontrándose con su familia.
  46. L’Adunata, È morto Luigi Galleani, “L’Adunata dei Refrattari”, 14 novembre 1931.
  47. Adicionalmente a los libros ya citados, cfr.: Aneliti e singulti (Newark: Biblioteca de “L’Adunata dei Refrattari” 1935); Mandateli lassù! (Cesena: Antistato 1954); Metodi della lotta socialista (Newark: “L’ Adunata dei Refrattari” 1972); Alcuni articoli dalla sua “Cronaca Sovversiva”, Pistoia: Archivio Famiglia Berneri 1984). Per una sua bibliografia, cfr. Ugo Fedeli, Luigi Galleani cit., pp. 124-131.
  48. Harry Richal, in Paul Avrich, Anarchist voices cit., p. 129.