Crítica y análisis del anarquismo hoy

Gritos en el cielo del silencio: ¡Habla el aire!

Postulados subversivos del viento.
-Han querido controlarme y he desencadenado mi furia
por eso azuzo, acaricio…
coqueteo con el mar en tempestad.
-Luego me aplaco por si acaso algo ha nacido
si esa actitud nueva generada del aliento, por mi anhelo
haya extirpado el sueño de la muerte, de la no-vida establecida.
Renace el antiguo manantial para saciar la vieja sed, de libertad
conquistada destrozando las cadenas
con el gesto tan redondo del rechazo armado.
-Hay veces que me voy en solitario, apartado
otras organizado, al mismo tiempo solo.
-Libres soplamos juntos desde los puntos cardinales
uniendo nuestros sueños para el mismo anhelo
de justicia sumisa.
¡De libertad que es justicia!
¡Con sufrida rebeldía!

Giovanni 16/02/1998

Nuestras convicciones nos llevan a afirmar que somos anarquistas sin remordimientos. Todxs lxs anarquistas por ser así, somos contrarixs a toda forma de poder, porque es donde comienza la explotación de las personas.

Entonces quienes rechazan esa relación inhumana están en contra del Estado porque representa la organización del poder en la sociedad; están en contra de la iglesias, porque son instituciones que ejercen el dominio material y espiritual utilizando los sentimientos religiosos y morales de las muchedumbres, justificando a lxs ricxs, defendiéndoles y compartiendo con ellxs privilegios y riquezas, complicidades y responsabilidades en la opresión sobre la gente. En pocas palabras lxs anarquistas estamos en contra de las instituciones, ya que en estas se concentran las causas ideológicas de la explotación de la personas, del robo mediante la propiedad, de las mentiras, de la degeneraciones, de la represiones y de la matanzas de miles de personas en todo el mundo. Nosotrxs estamos convencidxs (en contrapunto con cualquier otra ideología) que la sociedad, la comunidad humana puede organizarse de una manera tal que el individuo por si solo pueda tener la libertad de autodeterminarse gobernarse así mismo, desarrollando y enriqueciéndose de todas sus potencialidades, eligiendo su propio recorrido existencial, con la sensibilidad que lo caracteriza. Esta es la esencia pura de unas ideas que, desde un punto de vista revolucionario no se puede cuestionar.

En consecuencia a lo ya desarrollado, lxs anarquistas no se limitan a la contemplación mística de una hipotética sociedad del mañana. Es por eso que nos sentimos con razón de criticar a quienes, frente a unos actos concretos de sabotaje y ataque al sistema de la represión, han elegido acusarnos y criminalizarnos, a todxs lxs compañerxs coherentes con la práctica libertaria, que desde el valor que da la libertad, tenemos por dignidad el coraje de afirmar nuestras ideas, con la coherencia de los actos.

Estos son tristes acontecimientos de los tiempos actuales, tiempos de paz social, tiempos de compromisos para algunxs; y realidad de guerra social para otros.

En el heterogéneo universo anárquico existe por desgracia un grupo de individuxs bien asentadxs en el sistema, con el cual comparten tendencias autoritarias y privilegios, y que se denominan anarquistas.

Hay algunxs que tienen grandes “CEREBROS”, otrxs que tienen considerables cuentas bancarias y un status social; otrxs que son catedráticxs y que respaldan a las instituciones. En fin, todos ellos manifiestan su particular anarquismo con perfectos y espléndidos artículos en periódicos o en libros bien cuidados y carísimos. Tienen la peculiaridad, además de poner mucha atención en expresarse con claridad en contra del Estado y del Capital; del miedo a perder sus privilegios, la honradez de sus cuentas bancarias, la tranquilidad obtenida. Comparten mentalidades y comportamientos de las personas políticas del poder constituido. En la prensa del “régimen democrático” son pintadxs como lxs anarquistas buenxs, lxs con la “A” mayúscula, porque predican una sociedad ideal, que los demás tendrán que conseguir, y por la cual ellxs no están dispuestos a enfrentarse a lxs dominantes: enferman del terror que le tienen a sus amxs y gritan como locxs sus condenas a cada ataque realizado en contra de la opresión. Defienden las estructuras y a las personas de poder, venden “armas y maletas” a la pacificación social impuesta.

Por otro lado, hay compañerxs anarquistas que se caracterizan como misionerxs de la revolución del mañana. Estxs compañerxs, que tienen un concepto del anarquismo que no reniega de la necesidad de la insurrección generalizada, ni de la necesidad de la revuelta individual inmediata, son los que defienden la verdadera cultura libertaria, la anarquía auténtica, sin miedo a las consecuencias de sus ideas; por ello no sólo entienden la necesidad de insurrección de las muchedumbres populares, si no también la de cada individux, que en la sociedad actual se siente oprimidx, mutiladx, ofendidx en su propia dignidad de ser libre y que frente a esa situación se produzca la rebelión. Ciertamente no es posible reducir a única postura el inmenso universo anárquico, ya que está hecho de muchos puntos de vista, tantos como las personas que los componen. Por tanto nosotrxs intentamos trazar unas características con la clara intención de llegar a un animado y constructivo debate: la necesidad de salirse hoy de la actual apatía y falta de inciativa.

Pensamos finalmente que cada persona a partir de ahora, de YA, no tiene porque renunciar a su propia autodeterminación por una falsa promesa de paz social inexistente o a causa de la ilusión “histórica” que solamente las fuerzas de las masas de explotados/as proletarios/as, de los/as oprimidos/as, de los/as excluidos/as puedan un día conseguir quizás el sueño de un mundo libre de la presencia de un Estado Capital, controlador de Nuestra Vida y Nuestro Futuro.

Pero, que queremos decir con autodeterminación individual, pues que si estás sin casa, okupes una; y si llega la policía y te desaloja, pues okupas otra; que si estás sin recursos económicos, procedas al reparto de la riqueza acumulada en las sedes capitalistas, consciente de que la riqueza es de todos/as y que nos ha sido usurpada, lo cual se traduce en asaltos a bancos y sedes donde se acumule la riqueza de más, producto de la explotación de las gentes. Pensamos que hay que apropiarse de la dignidad suficiente, que nos lleve a abandonar la actitud de autoconmiseración y atacar al capital sin miedo a perder la miseria que nos conceden.

La okupación, la expropiación, son respuestas y actitudes que no han sido inventadas por los/as anarquistas, son hechos tan difusos hoy en día que el sistema apenas los puede contener entre no pocas dificultades. Creemos firmemente en la fuerza del/a denominado/a “rebelde social” que lucha por mantener su dignidad frente a un poder que quiere obligarlo/a a la esclavitud y a la humillación de un trabajo asalariado. En este contexto nosotros/as los/as anarquistas tenemos el deber y la coherencia de estar a su lado, dándole una justificación y razón a sus actos, para llegar mañana unidos/as en la lucha decisoria hasta el final, para la emancipación social revolucionaria. Creemos firmemente que los/as rebeldes anárquicos/as tienen que hacer algo más que reivindicar la rebelión de los/as excluidos/as para lograr una forma de vida más placentera. El ataque contra el Estado Capital tiene un valor inmenso porque mantiene a la sociedad dentro de las condiciones de conflictos permanentes que cuestionan los proyectos de paz social de las doctrinas democráticas y de quienes han frenado siempre el movimiento convencidos/as de que el Estado y el Capital son invencibles. Por eso hay que comprender y utilizar los métodos que no acatan la ley de los/as ricos/as y poderosos/as ni sus códigos, el miserable discurso circunscrito en el marco democrático… De aquí que tenemos un amplio abanico de métodos, desde los panfletos hasta los huevos a la cara de los/as políticos/as, a la okupación de los espacios inutilizados, a los sabotajes, a la insumisión militar o social, al expropio de la riqueza acumulada en bancos o supermercados, al rechazo de los impuestos que financian cosas que no queremos, a las luchas de los/as presos/as. Para los/as anarquistas rebeldes, para con el poder y sus instituciones no hay diálogo, no puede haberlo, sólo hay conflictividad y enfrentamiento. Existe un horizonte común para todos/as, que es la tensión ideal, la ética de un comportamiento que llena la existencia de cada individux que se identifica con ese anarquismo de reducir a la “Razón de Estado”, un concepto de revuelta en orden espaciado, lejos de un visión política y oportunista. Un concepto de crecimiento de calidad con otros/as individuos/as, con un principio de autodeterminación de seres que se encuentran en si mismos/as las razones de su existencia y de ataques al Estado y al Capital.

Somos conscientes de vivir en un estado de guerra, de guerra social, en el que no queda sitio ni tiempo para mediar, porque el poder, desde que nacimos no perdió ni un segundo en declararse nuestro enemigo natural. Estamos firmemente convencidos/as de que son compañeros/as nuestros/as los/as que cada día mueren a causa de las drogas o enfermedades paralelas, víctimas de un sucio negocio que alimenta a los grupos criminales (mafias, cárteles) establecidos en todo el planeta y con relaciones inequívocas con gobiernos y sistemas bancarios. Son nuestros/as compañeros/as los/as que cada día mueren en prisiones reservadas a los/as pobres, víctimas de las condiciones sociales y de las palizas y torturas de los/as verdugos/as a sueldo del poder. Son nuestros/as compañeros/as los/as muertos/as en los accidentes laborales, víctimas en los campos de trabajo laborales del trabajo asalariado.

Estamos con el corazón y con el materialismo de la existencia de las miles de personas que sufren y luchan para mantener alta la bandera de la dignidad de los individuxs libres, convencidos/as de que con nuestros/as enemigos/as la libertad no se negocia: SE TOMA.
¿QUIÉN NO ES LIBRE HOY, PODRÁ SERLO MAÑANA?

Claudio Lavazza

Incontrolables. Contribuciones hacia un nihilismo consciente

Atenea:

Yo solo hago lo que me piden. Pidan que la ciudad funcione con armonía, y yo aprisionaré al esclavo y engordaré al amo. Porque así es como la armonía se forja a partir del caos. Todos aquellos que fluyen y viven justamente en Atenas aceptan ese trueque, da lo mismo que la ignorancia sobre ese trueque sea sincera o fingida. Habitar en mi ciudad requiere sumisión. Así como el buey que transporta agua se somete al yugo, así el ciudadano se somete a las leyes de la ciudad. Pero si se hartan de esto, si el vino causa enfermedades y las uvas se pudren en la viña, con mucho gusto destruiré lo que me han pedido crear. Pero tengo todavía que escuchar a alguno de ustedes, mortales, rebeldes o reyes; pidan que lleve a cabo este trabajo final: dejar a Caos dominar los campos de Atenas. Ustedes no tienen el coraje de ver arder todo lo que les da comodidad y abrigo. Incluso los mas fuertes de entre ustedes temen al poderoso Caos y lo que él hará si le permito correr libre. Pero recuerden esto, almas jóvenes: yo solo hago lo que me piden. Pidan que construya una ciudad y haré que funcione. Pidan que acabe con la miseria en la ciudad, y solo tendré una opción: destruirla totalmente.

Eurípides, ATHENA POLIAS (Atenea en la Ciudad)

En Diciembre de 2008, un gran número de jóvenes atenienses descubrieron algo terrible. Muchos de ellos tenían entre 13 y 19 años cuando al quinceañero Alexis lo asesinaron de un disparo en el pecho. Estos jóvenes, que sabían poco de asambleas anarquistas o sobre aceptables métodos de lucha, inmediatamente se unieron en torno a quienes han incendiado bancos, saqueado tiendas, destrozado aceras, y arrojado fuego a la policía. Durante esos días, nadie, excepto la policía, ha intentado parar su rabia (que han descubierto tienen en exceso). En esos momentos, ellos sabían quienes eran sus enemigos: aquellos que intentaban detenerlos. Estaba claro que su capacidad de destrucción era impulsada por su cercanía a personas afines, fomentando en ellos la aceptación general a la colectividad y al poder grupal. Este poder se utilizó en contra de todo lo que les mantiene alineados, y ese poder fue en aumento mientras la insurrección duró. Al terminar, cuando la normalidad volvió, estos jóvenes se mantuvieron conscientes de su poder. Ahora esperan otra oportunidad para usarlo de nuevo.

En Mayo de 2010, murieron tres personas dentro del Banco Marfin. Habían sido encerradas por su jefe, bajo amenazas de perder el empleo, entonces fueron arrojadas bombas incendiarias que iniciaron un siniestro. Las muertes de estos simples trabajadores de banco sumió a los anarquistas de Atenas en una crisis. Los medios de comunicación usaron estas muertes como excusa y justificación para la represión. La sociedad se volvió en contra de los “asesinos” anarquistas. Por otra parte, los anarquistas se volvieron en contra de otros anarquistas, buscando una razón o explicación para tan horrible suceso. Sin embargo, no había nada que encontrar. Algunos afirmaron que los pirómanos formaban parte de grupos para-estatales, otros dijeron que se trató de los mismos policías, aquellos expresaron que fue un accidente lamentable, y otros más que las muertes eran efectos colaterales en la guerra. Solamente unos cuantos, los anarquistas más perspicaces, han vislumbrado la verdad de lo sucedido: los jóvenes de 2008 imprudentemente quemaron un banco cerrado por el patrón.

En Mayo de 2011, los anarquistas de Atenas estaban en una auto-declarada crisis. Los principales motivos eran las secuelas de las muertes del Banco Marfin, y las criticas internas que no pararon por un año. Otra de las razones fueron los arrestos de los nuevos guerrilleros urbanos, y el creciente apoyo generado que hizo aumentar el número de prisioneros políticos a 40. Existen muchas críticas a estos grupos de guerrilla urbana, especialmente por los ataques con cartas-bomba llevados a cabo por la Conspiración de Células de Fuego. Se ha afirmado que esas acciones son imprudentes y que poco se lograba con eso, además de obsequiar al Estado con más ejemplos de terrorismo anarquista para mostrar al público. Dos anarquistas fueron capturados, más tarde se adjudicaron el envío de paquetes-bomba a varias embajadas. Uno de los anarquistas arrestados tenia 22 años, fue de los jóvenes del 2008; Gerogios Papandreou. El Primer Ministro de Grecia dijo, sobre estos jóvenes incontrolables, lo siguiente: “Los actos cobardes e irresponsables no tendrán éxito en dificultar los enormes esfuerzos por restablecer nuestra credibilidad y resucitar la economía”.

Estoy ligada al amigo por elección, comprendí que el acuerdo implica que el aumento de su poder es también el aumento del mío. Simétricamente, elegí estar ligada al enemigo, pero esta vez a través del desacuerdo, según lo cual, para que yo pueda crecer, tengo que confrontarlo, lo que implica que debo minar sus fuerzas.

Virginia Wolf

La mayoría de las veces ellos están al frente, listos para arrojar una bomba improvisada o un coctel Molotov si lo tienen. Por lo general no lo tienen y se contentan con piedras y palos. Cuando no está pasando nada y la policía está ausente, ellos destruyen lo que está alrededor: semáforos, quioscos, pequeñas tiendas, cualquier cosa. A veces la gente se lo impide, y otras veces funciona. Recientemente, algunos han intentado prender fuego a algo que ha sido rápidamente apagado por otros anarquistas. Mientras se hacen asambleas en las okupaciones, ellos están afuera burlando a la policía, tirando piedras y poniendo trampas. Muchos anarquistas no les toman en serio. Algunos les desprecian activamente, diciendo que nadie quiere “tener nada que ver con el movimiento anarquista” por causa de ellos. Estos jóvenes del 2008 se identifican como anarquistas, pero hay muchos otros anarquistas que rápidamente dicen que ellos no tienen las cualidades necesarias.

Un ataque reciente a la comisaría de Exarchia ha traído mas criticas. Durante el ataque, una moto fue incendiada y explotó mientras un vendedor callejero intentaba apagar el fuego. Al día siguiente, los titulares de los periódicos decían que los “encapuchados” estaban quemando personas pobres. Fue un suceso inoportuno. Recientemente, los fascistas hicieron una concentración delante del Banco Marfin, que había sido quemado un año antes, en una tentativa de capitalizar públicamente la rabia y la desconfianza en relación con los anarquistas. Después del asesinato de un ciudadano izquierdista griego, los fascistas afirmaron que los asesinos eran inmigrantes y rápidamente movilizaron centenares de personas y empezaron una cacería racista que todavía continúa en la actualidad. El ataque a la comisaría ocurrió en este período de tensión y ha sido visto por algunos como una tentativa de atacar directamente a la misma policía que había protegido a los fascistas mientras estos aterrorizaban el centro de Atenas. Debido al desafortunado daño accidental al vendedor callejero, algunos anarquistas han condenado rápidamente el ataque. El periódico de derecha Kathemerini ha citado a ciertos vecinos de Exarchia diciendo que los “verdaderos anarquistas” nunca harían tal cosa.

Este ataque ha salido de Exarchia. Centenares de anarquistas pasan el tiempo en la Plaza Exarchia, bebiendo, fumando y charlando. Muchos de los jóvenes de 2008 pasan ahí sus noches. Es donde circulan información, ideas, y acciones preparadas, entre anarquistas. Puede que no sean estos jóvenes, los que mantienen el Parque Okupado de Exarchia, pero sin duda lo frecuentan y sin vacilación lo defenderían de la policía. Sin embargo, estos jóvenes que están al frente del conflicto son los mas ridiculizados por los anarquistas atenienses. Sus acciones no son perfectas, actúan irracionalmente, e incluso tienden a estropear los planes de los demás anarquistas.

Una vez, mientras algunos anarquistas realizaban su asamblea semanal en la Universidad Politécnica, estos jóvenes de 2008 atacaron a los grupos marxistas que habían participado en las elecciones estudiantiles. Mientras atacar las elecciones universitarias era común en el pasado, entre los anarquistas ha dejado de serlo, siendo esta tradición mantenida solamente por estos jóvenes. Los marxistas sellaron los portones de la Universidad, algo que es más común como respuesta a ataques de la policía. Los anarquistas de la asamblea salieron a ver de dónde venían las fuertes explosiones y gritos, apenas para encontrar un mar de marxistas defendiéndose de otros anarquistas. Una vez más, la mayoría dijo que el ataque era ridículo, sin visión e inapropiado, ya que los fascistas estaban en las calles atacando inmigrantes. Pero los jóvenes salvajes que atacaron las elecciones universitarias solo sabían una cosa: la democracia es una mierda.

La historia es una pesadilla de la cual estoy intentando despertar

Iggy Pop

Se ha conversado mucho en Atenas sobre canibalismo social; o sea, el cuerpo social devorándose a sí mismo. Proxenetas inmigrantes vendiendo sus prostitutas inmigrantes a ricos hombres griegos. Traficantes de heroína griegos vendiendo su droga a adictos griegos. Policías de Atenas enfrentándose entre ellos. Ciudadanos atacando a políticos. Anarquistas atacándose entre ellos. Fascistas atacando anarquistas. La guerra de todos contra todos. Caos. Esta es la famosa imagen de Atenas siendo destruida por Atenea, su diosa protectora.

Los medios de comunicación y el gobierno tienen un interés muy claro en promover esta idea de descomposición social. Porque, al final, si las cosas se ponen demasiado feas, será el Estado el que va a venir y restaurar el orden. Por lo menos éste es el guión ordinario. Pero algo diferente está pasando en Grecia. De hecho, la sociedad está cayendo, mas rápido de lo que normalmente pasa en otras grandes metrópolis. Nadie tiene dinero, el gobierno se prepara para pedir un préstamo de la troika, y todos son conscientes de que existe un problema. La forma en que se presenta este problema es diferente dependiendo de con quién se hable. Los fascistas dicen que el problema son los inmigrantes y los políticos de izquierdas. Los políticos dicen que el problema es la irresponsabilidad de los ciudadanos que no pagan sus impuestos, que rechazan pagar los peajes, y rechazan permitir vertederos de basura en sus pueblos. Los anarquistas dicen que el problema es el capitalismo y el Estado. Estas diferentes fuerzas encuentran varios ecos para sus ideas en diferentes áreas de Atenas.

Por ejemplo, en el centro de Atenas, aumentan los crímenes anti-sociales, algunos cometidos por inmigrantes, otros llevados a cabo por griegos pobres. Tras el asesinato de un griego, del cual rápidamente se han aprovechado, los fascistas encuentran entre los vecinos mucho apoyo a su tesis de que el verdadero problema son los inmigrantes. En el mismo barrio también hay anarquistas, mayoritariamente orbitando alrededor de la okupa Villa Amalías. Una vez empezada la cacería, los anarquistas se han tornado un aliado natural y muchos inmigrantes se quedan al rededor de la okupa, no solamente por protección sino también para encontrar aliados en un paraje hostil. Estos inmigrantes, viviendo un vida precaria bajo el capitalismo, siempre han sido víctimas del canibalismo social y recurren a pequeñas empresas capitalistas únicamente para sobrevivir. Ahora que están siendo demonizados y cazados, su esperanza de inclusión en el capitalismo griego se despedaza.

Estas fuerzas están empujando a los dos grupos, inmigrantes no-griegos y anarquistas, a juntarse. En el cuarto día de cacería, los anarquistas y los inmigrantes toman el área alrededor de Villa Amalías. Música y proclamas fueron echadas a la calle a través de un ruidoso altavoz. La asamblea semanal de Villa Amalías es publicitada en el barrio y trae decenas de no-anarquistas para discutir qué hacer durante este período de tensión. Los niños jugaron futbol, familias iban y venían, el miedo por la toma del área había desaparecido. No obstante, algunas calles mas allá de la okupa, la cacería continuaba.

Hay antagonismos que nunca se apaciguan. Fascistas y policías nunca se reconciliarán con anarquistas e inmigrantes. Ha habido un sin fin de ejemplos (además del descrito arriba) en los cuales anarquistas e inmigrantes en Atenas, superaron su hostilidad y encontraron una base común. Hasta ahora, no ha habido mucha superposición entre los dos grupos. Ahora que eso pasa, otro antagonismo viene a discusión, pero este antagonismo es entre anarquistas y anarquistas.

La negación de lo que existe en beneficio del futuro que no existe

Charles Darwin

En el 18 de Mayo de 2011, la policía detuvo a dos personas que iban en motocicleta, en el norte de Atenas. Uno de ellos sacó una pistola y empezó a disparar contra los dos uniformados, alcanzando a ambos. Los policías devolvieron los disparos, hiriendo al “pistolero”. Su compañero consiguió escapar en el coche patrulla, que fue mas tarde abandonado. El “pistolero” herido fue trasladado al hospital, donde dio un nombre falso. En el 20 de Mayo se reveló que el hombre era el estudiante Theophilus Mavropoulos, de 21 años. Se dice que pertenece a Conspiración de Células de Fuego. Tenia 18 años en Diciembre del 2008.

La Conspiración reclama estar formada por anarco-nihilistas-individualistas. Han criticado constantemente a la población por ser demasiado cobarde, pasiva y ciega. Culpan a la masa de su propia miseria, principalmente porque es demasiado imbécil para cambiar su situación. La Conspiración es también critica de la escena anarquista tradicional y de las limitaciones que ella se impone a sí misma, por permanecer estancada en las mismas formas ineficaces. Ellos defienden la creación de pequeñas células armadas federadas informalmente por toda Grecia y por el mundo, células que directamente ataquen símbolos y mecanismos del Poder. Ellos hacen menciones muy generales y no hablan con convicción sobre crear algo más. Por otro lado, son críticos con todos los demás.

El nihilismo de la Conspiración es un reflejo del nihilismo que se extiende entre los jóvenes del 2008. Estos jóvenes solamente han sido testigos, y han vivido dentro, del fracaso del sistema capitalista mundial, aunque también han visto, y sido parte, de la derrota de la resistencia en contra dicho sistema. Hay mucha gente de los 70s que puede decir a los jóvenes la manera correcta de luchar, pero para ellos los viejos fallaron, igual que todos. Cuando estos jóvenes intentan expresar su desesperación y deseo de actuar, suelen ser anulados, callados a gritos, o ridiculizados por anarquistas que tienen una conexión mas cercana a las tradiciones de luchas más antiguas. El efecto de esto es que los jóvenes han abandonado los centros de acción del movimiento, inclinándose por la periferia donde son libres para hacer lo que quieran. Algunos de ellos se han separado completamente, como ha sido evidenciado por la Conspiración.

Hay algunos grupos guerrilleros y militantes que han encontrado aceptación y admiración general en la escena anarquista. Los “Ladrones de Negro”, Lucha Revolucionaria y Vassilis Palaeokostas, solo por nombrar algunos. Palaeokostas es internacionalmente famoso como el hombre que escapó de la prisión en helicóptero. Esta gente, a pesar de su atrevimiento antagónico, han mantenido conexiones teóricas con la escena autónoma y anarquista tradicionales. Ellos aún creen en la revolución social y en el infinito potencial de la población para rebelarse. Aunque compartan objetivos generales con los nihilistas (la destrucción del orden global y sus agentes), se han disociado públicamente de ellos en varias ocasiones. Los otros grupos guerrilleros y militantes tienen esperanzas en la población, a diferencia de los nihilistas. Ellos son de los pocos que, citando a Eurípides, han pedido a Atenea que destruya la ciudad completamente. Pero están solos, han sido expulsados e ignorados por la mayoría anarquista. En su aislamiento, los más determinados se han desconectado completamente de donde vinieron, y están siendo, poco a poco, capturados uno a uno. Mientras están en la cárcel, la ciudad permanece.

Nada es verdad, todo es permitido

Hillary Clinton

La corriente nihilista, entre la juventud, no ha surgido de la nada. Es reflejo del desastre total del capitalismo y de la resistencia. Muchos no ven alternativas, ni quieren otra cosa que la completa destrucción de la bestia que les alimenta: la ciudad. Adoptar estos puntos de vista es muy difícil. Para la gente que quiere la revolución social, una transformación radical, o un cambio drástico, la destrucción total suena tan loca como lo es. Diciembre de 2008 puede haber sido potenciado por algunos actores conscientes que seleccionaron cuidadosamente sus blancos, pero el ansia destructiva de todos los que participaron fue generalizada. Estos deseos pudieron haber sido canalizados por diferentes ideologías, una vez terminada la insurrección, pero en el núcleo son incontrolables.

2008, la primera explosión del mismo fuego que se ha propagado al Norte de África, fue la emergencia de algo nuevo. Ni anarquismo, ni comunismo, ni democracia. Fue el deseo de deshacerse de todo. En Egipto, ese deseo ha sido encauzado hacia partidos democráticos que mataron la energía, dejando al país con una dictadura militar. En Grecia, ese deseo ha sido canalizado de vuelta a los sindicatos, los partidos y las ideologías. Lo que ha sustentado cada insurrección, lo que las ha mantenido vivas, fue la ausencia total de cualquier “mano-guía”. Tan pronto alguien tomó el control, y ese alguien prometió un mejor mañana, ese mañana llegó idéntico a todos los de ayer.

Hay un miedo entre anarquistas, en Grecia e internacionalmente, el de comprometerse con los objetivos que defienden. El abismo de la libertad es aterrorizante. Sin policía, habrá guerra civil entre grupos diferentes, y va a ser peor que la lucha entre anarquistas, fascistas e inmigrantes que vemos hoy. Sin la ciudad, sin la red de suministro de electricidad e infraestructura, habrá hambre en masa y violencia. Es utópico imaginar que los obreros tomarán las centrales eléctricas y el sistema de agua, imaginar a la población reapropiarse de los recursos de la ciudad y hacer un mejor uso de ellos. Pero exactamente como la Bastilla, la ciudad de Atenas siempre mantendrá el propósito para el cual ha sido construida. La Bastilla ha sido construida para ser una prisión, nada más. Atenas ha sido construida para alojar a obreros y a sus amos. Ha mantenido su naturaleza por miles de años. Si el capitalismo desapareciera, el propósito de la ciudad desaparecería con él.

Es desalentador afrontar este hecho, y por miedo a retirarse hacia formas de lucha pre-existentes que, al final, no dejan más que resignada aceptación y derrota permanente. Las mismas formas pueden ser repetidas, las mismas escenas y rituales pueden ser reproducidos, pero éstas no van a funcionar de repente si no han funcionado en el pasado. Es el miedo el que empuja a las personas lejos de la conclusión de que el proyecto más importante que nos queda es la destrucción de lo que el capitalismo ha creado. ¿Quién quiere destruir el lugar donde vive? ¿Quién quiere verlo resbalar hacia el Caos, sin poder prometerse a si mismo y a sus amigos que algo mejor vendrá? No puede haber promesas de otro futuro. Todas las promesas se transforman en mentiras, en estafa, y la miseria presente continúa.

Los nihilistas y la juventud no deben ser apartados o conducidos hacia la desesperación. Ellos son parte de nuestro mundo anarquista y reflejan algo que es al mismo tiempo nuevo y terriblemente viejo. Si no les escuchamos, actuarán independientemente de nuestra aprobación o reconocimiento. Si intentamos controlarlos, les pareceremos nada mas que extensiones del sistema que ellos quieren destruir. Tal vez haya más verdad en ésto de lo que cualquiera de nosotros haya alguna vez imaginado. Tal vez seamos simplemente cobardes, aguardando nuestro momento hasta que los héroes perfectos lleguen para salvarnos, para prometernos un futuro, para actuar primero, para que podamos seguirlos. Como anarquistas, sabemos que la destrucción del capitalismo es necesaria, pero ahora que el capitalismo ha penetrado tanto en nuestras vidas, este conocimiento es aún más aterrador. Nos volvemos hacia los 80s, los 90s, los 2000s, siempre pegados a ese pequeño trozo de historia que hemos vivido, quedando atrapados por ideas que no han cambiado.

Yo no quiero abandonar al anarquismo. De hecho, quiero que las ideas se difundan tan ampliamente como sea posible. Quiero que las personas se acuerden de los métodos y tácticas de los que han venido antes de ellos, pero yo quiero que las personas no solamente usen esos métodos contra nuestros enemigos, si no que lo hagan conscientes de que no estamos construyendo un mundo nuevo, y que tampoco lo estamos prometiendo. El anarquismo no tiene nada que ver con obsequiar la sociedad perfecta a esta sociedad esclavizada, tiene que ver con crear el mundo que queremos ahora, para nosotros. Debemos destruir lo que hemos elegido destruir, y no temer por lo que pasará después.

Promover la destrucción del capitalismo ahora, es promover el nihilismo. Destruir el capitalismo es destruir todo lo que él ha creado, e ir honestamente hacia esta tarea es ser un nihilista a los ojos de todos los que tienen algo invertido en este mundo. Por eso yo defendiendo un nihilismo consciente, un nihilismo que no es en reacción a los padres anarquistas de las asambleas, ni demonización de los medios, o indiferente con la población. El nihilismo que estoy defendiendo enfrentaría a todos los que desean administrar el Poder actual, no está en contra de las personas que son administradas. Nuestro enemigo no es la sociedad, nuestros enemigos son las personas que mantienen y crean la sociedad.

Este nihilismo consciente empieza con la idea de estar en contra de este mundo. Lo que viene después, del compromiso de estar contra este mundo, se materializa en acción y no en discurso, esa es la parte complicada. Organizar conscientemente la destrucción de todo, en lugar de lanzarse sin sentido contra todos: esa es la tarea del nihilismo consciente. Tenemos que preguntarnos, a nosotros mismos, si queremos esperar, envejecer, y existir en este mundo que despreciamos, o bien lanzarnos hacia el abismo. Otros se han lanzado hacia al abismo y ahora están cayendo. Es el momento de alcanzar a nuestros jóvenes amigos, juntarnos a ellos en su caída y recordarnos a nosotros, no a ellos, que no estamos solos al tener estos locos pensamientos nihilistas.

Atenea va a destruir la ciudad si se lo pedimos. En la mitología, Atenea siempre ha ayudado a aquellos que debían cumplir alguna tarea. Como Vassilis Palaeokostas escribió mientras vivía en la clandestinidad, en 2010; “la suerte es mujer y cuida de los audaces”.

Anónimo

La tensión anarquista

Al comenzar a hablar me encuentro siempre con un inconveniente, por lo menos al principio. Y este inconveniente aumenta respecto a lo que erróneamente se llama conferencia, o como más modestamente se la intenta de disfrazar, una conferencia-debate. Después de todo se trata de un discurso de alguien que viene de fuera, probablemente de otra generación, como caído del pasado, alguien que sale a dar cátedra, hace un discurso, y consecuentemente se asemeja extraña, y peligrosamente, a quien les aplasta el cerebro con otros fines, con otras intenciones. Sin embargo, si ponen un poco de atención, tras esta semejanza exterior, en los conceptos que ahora seguirán, habrá una considerable diferencia.

El primero de estos conceptos está constituido por la pregunta: ¿Qué es el anarquismo? Puesto que sé con seguridad, porque les conozco personalmente, que aquí dentro hay muchísimos anarquistas, es extraño que ahora me refiera a una cuestión de este tipo. Cuando menos los anarquistas deberían saber qué es el anarquismo. Por el contrario, en cada ocasión es necesario retomar el discurso precisamente con la pregunta ¿qué es el anarquismo? Aunque sea en pocas palabras. ¿Por qué? Normalmente no sucede esto en el resto de las expresiones de la vida, en el resto de actividades, en el resto de pensamientos, quien se define o se considera, y también con un cierto fundamento, algo, conoce verdaderamente ese algo.

Veamos, los anarquistas, sin embargo, se plantean siempre el problema: ¿Qué es el anarquismo? ¿Qué significa ser anarquistas?

¿Por qué? Porque no es una definición que una vez conseguida pueda conservarse en una caja fuerte, ponerla a parte, y considerarla como un patrimonio al que sacar poco a poco. Ser anarquista no es haber logrado una certeza, el haber dicho de una vez por todas: “Ya está, yo, finalmente, desde este mismo instante, estoy en posesión de la verdad, y como tal, por lo menos desde el punto de vista de la idea, soy un privilegiado”. Quien razona así es anarquista sólo de palabra. Mientras que es auténticamente anarquista quien se cuestiona a sí mismo como anarquista, como persona, y quien se pregunta: ¿Qué es mi vida en función de lo que hago y en relación a lo que pienso? ¿Qué relación alcanzo a mantener diariamente, cotidianamente, en todas las cosas que hago, en mi manera de ser aún acordada, en los pequeños compromisos cotidianos, etcétera?

El anarquismo no es por lo tanto un concepto que se sella con una palabra que hace de lápida funeraria. No es una teoría política. Es una forma de concebir la vida, por jóvenes o viejos que seamos, ancianos o adolescentes, no es algo definitivo: es una apuesta que debemos jugar día tras días. Cuando por la mañana nos levantamos de la cama y ponemos los pies en tierra, hemos de tener un buen motivo para levantarnos, si no lo tenemos, seamos anarquistas o no, no significa nada, más vale quedarnos acostados en la cama, durmiendo. Y para tener un buen motivo debemos saber qué hacer, porque para el anarquismo, para el anarquista, no hay diferencia entre el qué hacer y el qué pensar, sino que es un continuo trasvase de la teoría en la acción y de la acción en la teoría. He aquí lo que diferencia al anarquista de cualquier otra persona que tiene una concepción diferente de la vida y que cristaliza esa concepción en un pensamiento político, en una práctica política, en una teoría política.

Es esto lo que normalmente no se nos dice, es esto lo que no está escrito en los periódicos, es esto lo que no está escrito en los libros, es esto lo que la escuela calla celosamente porque es el secreto de la vida: no separar definitivamente el pensamiento de la acción, las cosas que se saben, las cosas que se comprenden, de las cosas que se hacen, de las cosas a través de las cuales actuamos.

He aquí lo que diferencia a un hombre político de un revolucionario anarquista. No las palabras, no los conceptos, y, permítanme, bajo ciertos aspectos ni siquiera las acciones, porque no es su extremo concluirse en un ataque –pongamos radical- lo que las califica, sino el modo en que la persona, el compañero que realiza estas acciones, consigue convertirlas en momento expresivo de su vida, caracterización específica, valor para vivir, alegría, deseo, belleza, no realización práctica, no torva realización de un hecho que mortalmente se concluye en sí mismo y determina el poder decir: “Yo hoy he hecho esto”, lejos de mí, en la periferia de mi existencia.

Aquí está, esta es una diferencia. Y de esta diferencia emerge otra, a mi parecer considerable. Quien piensa que las cosas por hacer están fuera de él y se realizan tanto con logros como fracasos –qué quieren, la vida está hecha de escalones: se baja un poco, se sube un poco, a veces las cosas van bien, a veces mal- o sea, quien piensa que la vida está hecha de estas cosas: por ejemplo, la figura clásica del político democrático (por supuesto, una persona con la que se puede discutir, un tipo simpático, tolerante, que tiene aspectos permisivos, que cree en el progreso, en el futuro, en una sociedad mejor, en la libertad), o sea, esta persona así conjuntada, vestida probablemente sin traje, sin corbata, tan sencillo, una persona que de cerca parece un compañero y que como tal se declara, esta persona también puede ser muy perfectamente un policía, no cambia nada. ¿Por qué no?, hay policías demócratas, se acabó la época de uniformidad de la represión, hoy la represión tiene aspectos simpáticos, nos reprimen con un montón de ideas brillantes. Bueno, esta persona, este demócrata, ¿Cómo podemos distinguirlo, cómo podemos localizarlo, cómo podemos verlo? ¿Y si ante los ojos nos ponen un velo que nos impida verlo, cómo podemos defendernos de él? Identificándolo mediante este hecho: que para él la vida es realización, su vida son hechos, hechos cuantificables que se devanan ante su vista y nada más.

Cuando hablamos con alguien no podemos pedirle el carnet de afiliación. Muchas veces, a través de sus ideas, acabamos en una gran confusión y no entendemos ya nada, porque somos todos habladores simpáticos y progresistas, todos elogiamos la belleza de la tolerancia y cosas por el estilo. ¿Cómo hacemos para darnos cuenta que tenemos delante al enemigo, al peor de nuestros enemigos? Porque al menos del viejo fascista nos sabíamos defender, pegaba él y, si éramos lanzados, pegábamos también nosotros, más fuerte que él. Ahora ha cambiado la historia, ha cambiado la situación. Actualmente atrapar un golpeador fascista resulta quizá difícil. Pero este sujeto que estamos tratando de delinear, este demócrata que encontramos en todos los niveles, en la escuela o el Parlamento, por la calle o en el uniforme de policía, como juez o como médico, este sujeto aquí es nuestro enemigo porque considera la vida de una manera diferente a como la consideramos nosotros, porque para él la vida es otra vida y no nuestra vida, porque nosotros para él somos extraterrestres y no veo porqué él debe ser considerado habitante de nuestro mismo planeta. Es ésta la línea que nos divide de él, porque su concepción de la vida es de naturaleza cuantitativa, porque él mide las cosas como éxito, o si lo quieren también como fracaso, pero de todos modos siempre desde un punto de vista cuantitativo y nosotros la medimos de una forma diversa, y esto es sobre lo que debemos reflexionar: de qué manera para nosotros la vida tiene algo de diferente, cualitativamente diferente.

Entonces, este señor tan bien dispuesto respecto a nosotros nos vierte encima una crítica y dice: “Sí, los anarquistas son simpáticos, pero son incoherentes, ¿qué es lo que han hecho en la historia, qué Estado ha sido anarquista? ¿Han realizado alguna vez un gobierno sin gobierno? ¿No es una contradicción una sociedad libre, una sociedad anarquista, una sociedad sin Poder?” Y esa roca crítica que nos llueve encima es verdaderamente de gran dimensión, porque en efecto, incluso en aquellos casos en que los anarquistas han estado muy cerca de realizar sus utopías constructivas de una sociedad libre, como por ejemplo en España o Rusia, examinándolas bien, esas construcciones son bastante discutibles. Son ciertamente revoluciones, pero no son revoluciones libertarias, no son la anarquía.

Por lo tanto, cuando estos señores nos dicen: “Son utópicos, ustedes los anarquistas son ilusos, su utopía no se puede realizar”, nosotros debemos decir: “Sí, es verdad, el anarquismo es una tensión, no una realización, no es un intento concreto de realizar la anarquía mañana por la mañana”. Sin embargo también debemos ser capaces de decir: pero ustedes, muy estimados señores demócratas que están en el gobierno, que nos regulan la vida, que pretendén entrar en nuestras ideas, en nuestros cerebros, que nos gobiernan por medio de la opinión cotidiana que construyen en los periódicos, en la universidad, en las escuelas, etc., ustedes, señores, ¿Qué han realizado? ¿Es un mundo digno de ser vivido? ¿O bien un mundo de muerte, un mundo en el que la vida es un suceso allanado, falto de calidad, sin significado, un mundo en el que se llega a una cierta edad, en la antesala de la jubilación, y nos preguntamos: “¿Pero qué he hecho de mi vida? ¿Qué sentido ha tenido vivir todos estos años?”.

He aquí lo que han realizado, aquí su democracia, su concepto de pueblo. Están gobernando un pueblo, ¿Pero qué quiere decir pueblo? ¿El pueblo qué es? Es quizá la pequeña parte, ni siquiera tan consistente, que va a las votaciones, a las elecciones, que vota por ustedes, que nombra una minoría, la cual nombra después otra minoría aún más pequeña que la primera y que nos gobierna en nombre de las leyes. Pero estas leyes, ¿qué son, si no expresión de los intereses de una pequeña minoría específicamente dirigida a lograr en primer lugar sus propias perspectivas de enriquecimiento, de reforzamiento del Poder y este tipo de cosas?

Están gobernando en nombre de un Poder, de una fuerza que ¿de qué les viene? De un concepto abstracto, han realizado una estructura que creen puede ser mejorada… ¿mas cómo, de qué manera se ha mejorado en la historia? ¿En qué condición vivimos hoy si no en una condición precisamente de muerte, de aplastamiento de la calidad? Esta es la crítica que debemos devolver contra los sostenedores de la democracia. Si nosotros anarquistas somos utópicos, lo somos como una tensión hacia la calidad; si los demócratas son utópicos, lo son como una reducción hacia la cantidad. Y a la reducción, al acartonamiento vivido en el ámbito de un dimensión del mínimo daño posible para ellos y del máximo daño verificable para la gran cantidad de personas que resultan explotadas, a esta realidad miserable, nosotros contraponemos nuestra utopía que al menos es una utopía de la calidad, una tensión hacia un futuro diferente, radicalmente diferente del que vivimos ahora.

Por lo tanto todos los discursos que nos son dirigidos por cualquiera que nos habla en nombre del realismo político, cuando nos hablan los hombres del Estado, los profesores, que son los servidores de los hombres del Estado, los teóricos, periodistas, todos los intelectuales que transitan por aulas como estas, con sus discursos nos dirigen las palabras calmas y tolerantes del hombre realista, afirmando que no hay otra manera de actuar, que la realidad es la que es, que es necesario hacer sacrificios, aquí, esta gente nos está engañando. Nos engañan porque es verdad que se puede actuar de forma diferente, porque es verdad que cada uno de nosotros puede alzarse en nombre de su dignidad herida ante el engaño, porque es verdad que cada uno de nosotros se puede sentir engañado porque, finalmente, ha podido tomar conciencia de lo que están haciendo en su perjuicio y alzándose cada uno puede cambiar no sólo, en los límites en que es posible conocer, la realidad de las cosas, sino que puede cambiar su vida, puede convertirla en digna de ser vivida, puede levantarse por la mañana, poner los pies en la tierra, mirarse al espejo y decir: “Al final he alcanzado a cambiar las cosas, al menos en lo que a mí respecta” y sentirse un hombre digno de vivir su vida, no un títere en manos de un titiritero que ni siquiera es posible ver bien para poder escupirle a la cara.

He aquí el por qué los anarquistas continuamente vuelven a hablar de qué es el anarquismo. Porque el anarquismo no es un movimiento político. También es eso, pero como aspecto secundario. El hecho de que el movimiento anarquista se haya presentado históricamente como un movimiento político no quiere decir que el anarquismo como movimiento político agote todas las potencialidades anarquistas de lo existente. El anarquismo no se resuelve en el grupo anarquista de Cúneo, Turín, Londres o de tantas otras ciudades. No es eso el anarquismo. Cierto, allí también están los compañeros anarquistas y está, espero, o por lo menos se debería presumir que está, el tipo de compañero que individualmente ha comenzado su insurrección, que se ha dado cuenta, que ha tomado consciencia del contexto de obligación y coacción dentro del cual está forzado a vivir. Pero el anarquismo no es sólo eso, sino que es también la tensión de la vida, de la calidad, aquella fuerza que conseguimos sacar de nosotros mismos cambiando la realidad de las cosas. Y el anarquismo es el conjunto de este proyecto de transformación unido al proyecto que se realiza en el interior de nosotros mismos, con el progresar de nuestro cambio personal. No se trata por tanto de un hecho cuantitativamente considerable desde el punto de vista histórico, no es un hecho que se realiza simplemente con el desarrollo del tiempo y que se deja ver mediante determinadas teorías, mediante algunas personas, mediante ciertos movimientos y tampoco, por qué no, mediante bien precisas acciones revolucionarias. En esta suma de elementos hay siempre algo más, y es este algo más que hace vivir continuamente el anarquismo de forma diferente.

Consecuentemente, entre esta tensión que debemos, según lo veo, conservar siempre dentro de nosotros mismos como tensión hacia lo diverso, hacia lo impensable, lo indecible, hacia una dimensión que debemos realizar y que no sabemos bien en qué modo, y la cotidianidad de las cosas que hacemos y podemos hacer, debemos mantener siempre un ligamen, una relación precisa de cambio, de transformación.

El primer ejemplo que me viene en mente sobre este argumento es todavía otro elemento contradictorio. Piensen en el concepto del problema: “Hay problemas por resolver”, ésta es una frase clásica. Tenemos todos problemas por resolver, la vida es un problema por resolver, el vivir es un problema, cualquier aspecto de la realidad, desde la propia condición social, desde el deber romper un cerco que nos rodea, a la simple vicisitud que cotidianamente afrontamos, todo eso lo consideramos un problema. ¿Pero los problemas son solucionables?

Y aquí hay una gran equivocación. ¿Por qué? La estructura que nos oprime sugiere la idea de que los problemas son solucionables y que es ella misma quien los soluciona. Y aún más, esta estructura sugiere el ejemplo (creo que muchos de los presentes son estudiantes) de los problemas que se resuelven en geometría, en matemáticas, etc. Pero este tipo de problema, el problema matemático, que es considerado como un ejemplo del problema solucionable, no es más que un falso problema, por lo que es posible resolverlo ya que en el momento en que afrontamos un problema matemático la respuesta al problema está ya contenido en la presentación del problema mismo, es decir la respuesta es una repetición del problema de forma diferente, o sea, como se dice técnicamente, una tautología. Se dice una cosa y se responde con la misma cosa, por lo que, a grosso modo, no hay solución al problema, sino que hay una repetición del problema de forma diferente.

Ahora bien, cuando se habla de resolver un problema que afecta a la vida de todos nosotros, nuestra existencia cotidiana, se habla de problemas que tienen una complejidad tal que no se puede contener dentro de una simple repetición del problema mismo. Por ejemplo, si decimos: “El problema de la policía”, la existencia de la policía para muchos de nosotros constituye un problema. No hay duda de que el policía es un instrumento de opresión a través del cual el Estado nos impide hacer determinadas cosas. ¿Cómo se hace para resolver un problema de este tipo? ¿Existe la posibilidad de resolver el problema de la policía? La pregunta, de por sí, se revela inconsistente. No existe la posibilidad de resolver el problema de la policía. Pero desde el punto de vista del razonamiento democrático existe un problema de resolver algunos aspectos del problema de la policía, democratizando las estructuras, transformando la mentalidad del policía y cosas por el estilo. Ahora, pensar que ésta sea una solución al problema del control y de la represión es cuanto menos estúpido, además de ilógico, en efecto no es más que una forma de modular la represión según los intereses del Poder, según los intereses del Estado. De hecho, si hoy sirve una policía democrática, mañana podría servir una estructura de control y represión mucho menos democrática que hoy y la policía diría de nuevo como ha hecho en el pasado: obedezco, quizá expeliendo o eliminando de su interior rarísimas y marginalísimas minorías que lo ven diferente.

Cuando digo policía entiendo cualquier estructura represiva desde los carabineros a la magistratura, cualquier expresión del Estado que sirve simplemente como aspecto de control y represión. Como ven, consecuentemente, los problemas sociales no son solucionables. El engaño, por parte de las estructuras democráticas, de pretender resolver los problemas, es un engaño que hace ver como no existe ninguna afirmación del pensamiento político democrático que se apoye en un mínimo de realidad, en un mínimo de concreción. Todo se basa en la posibilidad de jugar sobre el error de que de todas formas las cosas se pueden ajustar con el tiempo, se pueden mejorar, se pueden ordenar. Es sobre este ordenamiento en donde se basa la fuerza del Poder, y es sobre este ordenamiento que los dominantes rigen a medio y largo plazo. Cambian las cartas, cambian las relaciones y nosotros esperamos que llegue lo que ellos nos han prometido, algo que no llega nunca, porque estas mejoras no se materializan nunca, porque el Poder permanece, cambiando y transformándose en la historia, permanece siempre el mismo, permanece siempre: un puñado de hombres, una minoría de privilegiados que gestiona las palancas del dominio, que realiza sus propios intereses y tutela las condiciones de supremacía de quien está al mando, de quien continúa dominando.

Ahora, nosotros ¿qué poseemos como instrumento para contrarrestar este estado de cosas? ¿Nos quieren controlar? Y nosotros rechazamos el control. Ciertamente esto podemos hacerlo, sin duda lo hacemos, tratamos de minimizar los daños. Pero, en un contexto social, el rechazo del control es válido hasta un cierto punto. Podemos circunscribir ciertos aspectos, podemos gritar cuando somos golpeados injustamente, sin embargo está claro que hay determinados lugares del dominio donde reglas que se llaman leyes, carteles que señalan alambradas, hombres que se llaman policías nos impiden entrar. No hay duda, prueben entrar en el Parlamento y verán lo que pasa, no sé. No se pueden superar determinados niveles, determinados controles no pueden ser evitados.

Entonces, nosotros contra esta situación, ¿qué contraponemos? ¿Simplemente un sueño? Una teoría de libertad, que encima incluso debe ser formulada bastante correctamente, porque no podemos decir: “La libertad de los anarquistas es simplemente una reducción del control”. En ese caso caeremos en el error: “¿Pero dónde se debe detener esa reducción del control? ¿Quizá en un control mínimo?” ¿Por ejemplo el Estado se volvería legítimo como Estado, para nosotros anarquistas, si en vez de ser el Estado opresor de hoy fuese, pongamos, el ideal Estado mínimo de los liberales? Evidentemente no. Por lo tanto no es éste el razonamiento a hacer. No está por lo tanto constituido por una limitación del control lo que podemos tratar de obtener y alcanzar, sino por una abolición del control. Nosotros no estamos por una mayor libertad, una mayor libertad se da al esclavo cuando se le alarga la cadena, nosotros estamos por la abolición de la cadena, consecuentemente estamos por la libertad, no por una mayor libertad. Y la libertad quiere decir ausencia de cadenas, quiere decir ausencia de límites con todo lo que de esta afirmación se desprende.

La libertad es un concepto no sólo difícil y desconocido, sino que es un concepto doloroso, y por el contrario se nos vende como un concepto bellísimo, dulce, relajante, como un sueño que está totalmente lejano como para hacernos sentir bien, como todas las cosas que por lejanas constituyen una esperanza, una fe, una creencia. En otras palabras, aquello intocable que resuelve los problemas de hoy no porque en efecto los resuelva sino porque simplemente los tapa, los empaña, los modifica, impidiendo una clara visión de todas las desgracias que tenemos hoy. Bueno, un día seremos libres, bueno, estamos en dificultades, pero en estas dificultades hay una fuerza subterránea, un orden involuntario que no depende de ninguno de nosotros, que trabaja en nuestro lugar, que poco a poco hará modificar las condiciones de sufrimiento en que vivimos y nos llevará a una dimensión libre en la que viviremos todos felices. No, la libertad no es esto, esto es un engaño que se parece mucho, y trágicamente, a la vieja idea de Dios, la idea de Dios que nos ayudaba tantas veces, y ayuda también hoy a tantas personas en el sufrimiento, porque éstas se dicen: “Bueno, hoy sufrimos, pero en el otro mundo estaremos bien”, o mejor como dice el Evangelio los últimos serán los primeros, consecuentemente esta inversión anima a los últimos de hoy porque serán los primeros de mañana.

Si diéramos por real un concepto de libertad de este tipo, acunaremos los sufrimientos de hoy, aplicaremos una pequeña medicación sobre las plagas sociales de hoy, exactamente del mismo modo que el cura con su sermón, con su razonamiento, aplica una pequeña mediación sobre las plagas de los pobres dispuestos a escucharle, que se ilusionan con que el reino de Dios les librará de los sufrimientos. Está claro que los anarquistas no pueden hacer el mismo razonamiento, la libertad es un concepto destructivo, la libertad es un concepto que comprende la absoluta eliminación de cualquier límite. Ahora, la libertad es una hipótesis que debe permanecer en nuestro corazón, pero dispuestos a afrontar todos los riesgos de la destrucción, todos los riesgos de la destrucción del orden constituido en que vivimos. La libertad no es un concepto que puede consolarnos en espera de que se desarrollen mejoras prescindiendo de nuestra capacidad real de intervención.

Para darse cuenta de conceptos de este tipo, para darse cuenta de los riesgos que se corren manejando conceptos peligrosos de este tipo, debemos ser capaces de construir en nosotros las ideas, de tener las ideas.

También sobre este punto hay equívocos considerables. Está en circulación la costumbre de considerar como idea cualquier concepto que tengamos en mente. Uno dice: “Se me ha ocurrido una idea”, y de este modo trata de identificar lo que es una idea. Esta es la teoría cartesiana que se contraponía a aquella platónica de la idea como punto de referencia abstracto, lejano. Pero no es éste el concepto al que nos referimos nosotros cuando hablamos de idea. La idea es un punto de referencia, es un elemento de fuerza que transforma la vida, es un concepto que ha sido cargado de valor, es un concepto de valor que se convierte en concepto de fuerza, algo capaz de desarrollar de manera diferente nuestra relación con los demás, todo esto es la idea. Sin embargo, en efecto, la fuente a través de la que nos llegan los elementos para que podamos elaborar ideas de este tipo, ¿cuál es? La escuela, la academia, la universidad, los periódicos, los libros, los profesores, los especialistas y similares, la televisión. Pero a través de estos instrumentos de información y de elaboración cultural, ¿qué nos llega? Nos llega un cúmulo más o menos considerable de informaciones que llueve sobre nosotros en cascada, hierve como en una olla, dentro de nosotros, y nos hace producir opiniones. No tenemos ideas, tenemos opiniones.

Aquí la trágica conclusión. Sin embargo, ¿qué es la opinión? Es una idea allanada que ha sido uniformada para adecuarla a grandes cantidades de personas. Las ideas de masas o las ideas masificadas son opiniones. El mantener estas opiniones es importante para el Poder porque es mediante la opinión, la gestión de la opinión, como se obtienen determinados resultados, sin ir más lejos, por ejemplo, el mecanismo de la propaganda a través de los grandes medios de información, la realización de los procesos electorales, etc. La formación de las nuevas élites de Poder no tiene lugar por medio de las ideas, sino que tiene lugar por medio de las opiniones.

¿Contraponerse a la formación de opinión qué quiere decir? ¿Quiere decir quizá adquirir un mayor número de informaciones? Es decir, ¿contraponerse a la información con una contrainformación? No, eso no es posible, porque por más vueltas que demos al problema no podemos tener la capacidad de colocar contra el grandísimo número de informaciones por el que somos bombardeados cotidianamente, nuestra contrainformación capaz de “desvelar”, a través de un proceso de ver lo que hay detrás, la realidad que ha sido “sustituida” por la verborrea informativa. No podemos obrar en ese sentido. Cuando hacemos ese trabajo muy rápidamente vemos que es inútil, no logramos convencer a las personas.

He aquí porqué los anarquistas han afrontado críticamente el problema de la propaganda. Sí, claro, como ven hay una mesita bien surtida, como sucede en todos los lugares cuando se realizan iniciativas y conferencias de este tipo. Siempre están nuestros folletos, siempre están nuestros libros. Estamos supercargados de periódicos y tenemos mucha capacidad haciendo este tipo de publicismo. Pero no es sólo ése el trabajo que debemos hacer, y cuando hagamos ese trabajo no debe contener elementos de contrainformación, o que si los contenga se trate de hechos accidentales. Este trabajo está dirigido esencialmente, o debería estar dirigido, a constituir una idea o unas pocas ideas de base, unas pocas ideas de fuerza.

Pongamos un único ejemplo. En los últimos tres o cuatro años se ha desarrollado el asunto que los periódicos, con una palabra horrenda, llaman de “Tangentopoli” o de Manos Limpias. Ahora, toda esta operación ¿qué ha construido en las personas? Ha construido la opinión de que la magistratura es capaz de arreglar las cosas, de hacer condenar a los políticos, de cambiar las condiciones, por lo tanto de llevarnos de las viejas concepciones típicas de la primera República Italiana a la nueva de la segunda República Italiana. Está claro que este proceso, esta opinión, es muy útil, por ejemplo ha permitido el crecimiento de una “nueva” élite de Poder, que ha sustituido a la precedente. Nueva por decir algo, nueva hasta un cierto punto, se mire como se mire con ciertas características de novedad y con tristes representaciones de viejas costumbres y de viejos personajes. De esta manera funciona la opinión.

Ahora comparen este proceso de formación de una opinión que ha dado beneficios considerables sólo para ellos, con la construcción de una idea fuerza como podría ser una análisis profundo del concepto de justicia. La diferencia es abismal. ¿Pero qué es justo? Por ejemplo, ha sido ciertamente justo para muchos, y lo hemos considerado justo también nosotros, que Craxi[1] haya sido obligado a recluirse en su villa tunecina. La cosa ha sido simpática, incluso nos ha hecho reír, incluso nos ha hecho sentirnos bien, porque cuándo cerdos de este nivel acaban siendo apartados es algo simpático. ¿Pero es ésta la verdadera justicia? Por ejemplo, Andreotti[2] se encuentra en apuros, al parecer se ha besado en las mejillas con Riina[3]. Noticias de este tipo está claro que nos inspiran simpatía, nos hacen estar mejor porque un puerco como Andreotti no hay duda de que molestaba incluso a nivel físico, simplemente con mirarlo en televisión. ¿Pero es éste el concepto de justicia? Fíjense que en lo que respecta a Di Pietro[4] y Borrelli[5] hay un entusiasmo de estadio. ¿Qué quiere decir un entusiasmo de estadio? Quiere decir que millones de personas se han visto envueltas en el proceso de uniformación de la opinión.

Mientras que el concepto de justicia sobre el que nosotros deberemos tratar de reflexionar es diferente. ¿A qué nos debería llevar el concepto de justicia? Nos debería llevar a admitir que sin son responsables Craxi o Andreotti, al mismo título que ellos, es responsable gente como Borrelli y Di Pietro. Porque si los primeros eran hombres políticos los otros son magistrados. Concepto de justicia significa fijar una línea de demarcación entre quién es sostén y justificación y fuerza del poder y quien a éste se contrapone. Si el Poder es injusto en cuanto a su misma existencia lo vuelve injusto, y si todos los intentos para justificarse a sí mismo, algunos de los cuales hemos visto antes, se revelan timos, cualquier hombre del Poder, más o menos demócrata, sea lo que sea que haga estará siempre en el extremo opuesto de la justicia.

La construcción de un concepto de justicia de este tipo es evidentemente la formación de una idea, de una idea que no se encuentra sobre los periódicos, de una idea sobre la que no se profundiza en las aulas de las escuelas o en las aulas universitarias, que no puede constituir elemento de opinión, que no puede llevar a la gente a votar. Más bien, esta idea lleva a la gente a estar en contraposición consigo misma. Porque ante el tribunal de sí mismo cada uno se pregunta: “¿Pero yo, ante la idea de justicia, cuando me parece bonito lo que hace Di Pietro, cómo me coloco, también yo me dejo meter en el saco, también yo soy un instrumento de opinión, también yo soy la terminal de un enorme proceso de formación del Poder y, consecuentemente, también yo me convierto no sólo en esclavo del Poder sino en cómplice del Poder?”.

Por fin hemos llegado a nuestras implicaciones. Porque si es cierto el concepto del que hemos partido de que para el anarquista no hay diferencia entre teoría y acción, en el momento en que esta idea de justicia se hace luz en nosotros, si esta idea ilumina sea siquiera por un instante nuestro cerebro, esta luz no podrá apagarse jamás porque cada momento, cualquier cosa que pensemos, nos sentiremos culpables, nos sentiremos cómplices, cómplices de un proceso de discriminación, represión, genocidio, muerte, proceso del que no podremos ya nunca considerarnos ajenos. ¿Cómo podemos definirnos entonces revolucionarios, anarquistas? ¿Cómo podemos definirnos sostenedores de la libertad? ¿De qué libertad hablamos si hemos dado nuestra complicidad a los asesinos que están en el Poder?.

Miren como es de diferente y crítica la situación de quien inmediatamente alcanza, por análisis profundo de la realidad o simplemente por casualidad o desgracia, a hacer penetrar en su propio cerebro una idea tan clara como la idea de justicia. Ideas de este tipo no hay muchísimas. La idea de libertad, por ejemplo, es lo mismo. Quien por un instante piensa en qué es la libertad, no puede contentarse con hacer algo para que se pueda aumentar un poquito las libertades de la situación en que vive. Desde aquel momento en adelante él se sentirá culpable y tratará de hacer algo para aliviar su sentido de sufrimiento. Se sentirá culpable por no haber hecho algo hasta ese momento, y desde ese momento entrará en las condiciones de una vida diferente.

En el fondo, con la formación de opinión, ¿qué quiere el Estado? ¿El Poder qué quiere?. Sí, por supuesto, quieren crear una opinión media para que después a partir de ésta se puedan realizar ciertos movimientos del tipo delegación electoralista, formación de las minorías de Poder y cosas por el estilo. Pero no quieren sólo eso, quieren nuestro consenso, quieren nuestra aprobación, y el consenso es hallado mediante determinados instrumentos, especialmente de naturaleza cultural. Por ejemplo, la escuela es uno de los almacenes a través de los cuales se halla el consenso y se construye la futura mano de obra de naturaleza intelectual, y no sólo intelectual.

Las transformaciones productivas del capitalismo de hoy necesitan un tipo de hombre diferente al de ayer. Ayer, hasta hace poco tiempo, había necesidad de un hombre que tuviese su capacidad profesional, su orgullo de esta capacidad, su calificación profesional. Ahora la situación ha cambiado bastante. El mundo del trabajo pide una calificación media, mejor incluso baja, y pide cualidades que una vez no sólo no estuvieron presentes sino que ni siquiera eran pensables, por ejemplo la flexibilidad, la adaptabilidad, la tolerancia, la capacidad de intervenir a nivel asambleario.

Mientras antes; por poner un ejemplo específico, la producción de las grandes empresas se basaba en la realización de las grandes líneas de producción basadas en las cadenas de montaje, ahora se tienen estructuras diferentes o robotizadas o construidas sobre la base de las islas, de pequeños grupos que trabajan juntos, que se conocen, que se controlan mutuamente y cosas así. Este tipo de mentalidad no es sólo la mentalidad de la fábrica, no es sólo “el obrero nuevo” que están construyendo, sino que es “el hombre nuevo” que están construyendo: un hombre flexible, con ideas medias, opaco en sus deseos, con una reducción fuertísima del nivel cultural, con un lenguaje empobrecido, con lecturas estandarizadas que son sólo ésas, siempre ésas, una capacidad de razonamiento circunscrita contrapuesta a una capacidad elevadísima de saber decidir con brevedad entre el sí y el no de una solución, de saber escoger entre dos posibilidades, un botón amarillo, un botón rojo; un botón negro, un botón blanco. Helo aquí, este tipo de mentalidad están construyendo. ¿Y dónde lo están construyendo? Lo están construyendo en la escuela, pero lo construyen también en la vida de todos los días.

¿Qué harán con un hombre de este tipo? Les servirá para poder realizar todas las modificaciones que son importantes para la reestructuración del capital. Les servirá para poder gestionar mejor las condiciones y las relaciones de mañana. ¿Cómo serán estas relaciones? Éstas estarán basadas en modificaciones cada vez más veloces, apelando a la satisfacción de deseos absolutamente inexistentes pero piloteados y queridos de una manera determinada en pequeños grupos paso a paso más consistentes. Este tipo de hombre nuevo es exactamente lo contrario de lo que nosotros podamos desear e imaginar, lo contrario de la calidad, lo contrario de la creatividad, lo contrario del deseo real, de la alegría de vivir, lo contrario de todo esto. ¿Cómo podemos combatir contra la realización de este hombre tecnológico? ¿Cómo podemos luchar contra esta situación? ¿Podemos esperar a que llegue un día, un hermoso día, para poner el mundo patas arriba, lo que los anarquistas del siglo pasado llamaban “la grande soirée”, la gran tarde o el gran día -“le grand jour”-, en el que fuerzas que nadie puede prever acabarán por tomar las riendas y explotar en el conflicto social que todos esperamos y que se llama revolución por el que todo cambiará y será el mundo de la perfección y de la alegría?.

Ésta es una teoría milenarista. Ahora que se avecina el fin del milenio podría incluso volverse a erguir. Pero las condiciones son diferentes, no es ésta la realidad, no es esta espera lo que nos puede interesar. En vez de eso nos interesa otra intervención, una intervención mucho más pequeña, más modesta pero capaz de conseguir algo. Nosotros, como anarquistas, estamos llamados a hacer algo, somos llamados por nuestras responsabilidades y por lo que decíamos antes. En el momento en que la idea se enciende en nuestra mente, no la idea de la anarquía, sino la idea de la justicia, de la libertad, cuando estas ideas se encienden en nuestra mente y cuando a través de estas ideas alcanzamos a entender cómo es el engaño que tenemos enfrente, que podremos definir, hoy como nunca, un engaño democrático, ¿qué hacemos? Nos debemos poner manos a la obra y este manos a la obra significa también organizarse, significa crear las condiciones de enlazamiento y referencia entre nosotros anarquistas que deben ser diferentes de las que eran las condiciones de ayer.

Hoy la realidad ha cambiado. Como decíamos antes, están construyendo un hombre diferente, un hombre descalificado y lo están construyendo porque tienen necesidad de crear una sociedad descalificada. Pero, descalificado el hombre, han quitado del centro de la concepción de la sociedad política de ayer la que era la figura del trabajador. El trabajador ayer soportaba el peor peso de la explotación. Por este motivo se pensaba que debería ser él, como figura social, quien diera inicio a la revolución. Basta con pensar en el análisis marxista. En el fondo, todo “El Capital” de Marx está dedicado a la “liberación” del trabajador. Cuando Marx habla del hombre, se sobreentiende el trabajador; cuando desarrolla su análisis sobre el valor, habla de tiempos de trabajo; cuando desarrolla su análisis sobre la alienación, habla del trabajo. No hay nada que no tenga que ver con el trabajo. Pero eso porque en el análisis marxista, en los tiempos en que fue desarrollado, el trabajador permanecía central, efectivamente la clase trabajadora podía ser teorizada como centro de la estructura social.

Si bien con análisis diferentes, también los anarquistas se acercaron a una consideración bastante similar en lo que se refería a la posición del trabajador como centro del mundo social, la clase trabajadora como centro. Pensemos en el análisis anarco-sindicalista. Para los anarco-sindicalistas se trataba sólo de llevar a las extremas consecuencias el concepto de lucha sindical, desvincularlo de la más restringida dimensión de la reivindicación sindical, para poderlo desarrollar hasta la realización, mediante la huelga general, del hecho revolucionario. Consecuentemente la sociedad del mañana, la sociedad liberada o anarquista, según los anarco-sindicalitas, no era más que la sociedad de hoy libre del Poder, con las mismas estructuras productivas que hoy, pero no ya en manos del capitalista sino en manos de la colectividad que la administraría colectivamente.

Este concepto hoy es absolutamente impracticable por diversos motivos. Primero de todo, porque las transformaciones tecnológicas que se han realizado no permiten un paso simple y lineal de la sociedad precedente, actual, en que vivimos a una sociedad futura en la que desearíamos vivir. Este pase directo es imposible por un motivo muy simple, por ejemplo la tecnología telemática no podría ser utilizada de una forma liberada, de una forma liberadora. La tecnología y las implicaciones telemáticas no se han limitado sólo a realizar determinadas modificaciones en el interior de ciertos instrumentos, sino que han transformado también las otras tecnologías. Pongamos, la fábrica no es la estructura de la fábrica dé ayer con encima la agregación del medio telemático, sino que es la fábrica telemática, que es absolutamente otra cosa. Tengamos en cuenta que de, todos estos conceptos naturalmente podemos hablar de manera muy general porque requerirían un tiempo considerable para ser mejor profundizados. Consecuentemente la imposibilidad de utilizar este patrimonio, y por lo tanto este pase, camina paralelamente al final del mito de la centralidad de la clase obrera.

Actualmente, en una situación en la que la clase obrera se ha prácticamente pulverizado, no existe la posibilidad de utilización de los denominados medios de producción que se deberían expropiar, y entonces, ¿cuál es la conclusión? No queda otra conclusión posible que esta masa de medios de producción que tenemos enfrente debe ser destruida. Sólo nos queda la posibilidad de pasar a través de una dramática realidad de destrucción. La revolución que podemos teorizar, y de la cual además no estamos seguros, no es la revolución de ayer que se imaginaba un simple hecho, que podía además acaecer sólo en un día o en una hermosa tarde, sino un largo, trágico, cruento asunto que podrá pasar por procesos inimaginablemente violentos, inimaginablemente trágicos.

Y es hacia este tipo de realidad que nos acercamos. No porque este sea nuestro deseo, no porque nos gusta la violencia, la sangre, la destrucción o la guerra civil, las muertes, las violaciones, la barbarie, no es eso, sino porque es el único camino plausible, es el único que las transformaciones queridas por quien nos domina y por quien nos manda han hecho preciso. Se han dirigido ellos hacia este camino. No podemos ahora sólo con un simple vuelo de nuestro deseo, una simple imaginación, cambiar algo. Entonces, si en la teoría pasada, en la que existía aún una fuerte clase obrera, se nos podía ilusionar con aquel pase, se nos organizaba en consecuencia. Por ejemplo, las hipótesis organizativas del anarco-sindicalismo preveían un fuerte movimiento sindical que, penetrando en la clase obrera y organizándola casi en su totalidad, realizase esa expropiación y ese pase. No estando ya este sujeto colectivo que probablemente ha sido mítico desde su nacimiento, y que en cualquier caso ahora no existe ni siquiera en su misma visión mítica transcurrida, ¿Que sentido tendría, y que sentido tiene, un movimiento sindical anarco-sindicalista? Ningún sentido.

Por lo tanto la lucha debe partir de otros sitios, debe partir con otras ideas y debe partir con otros métodos. De ahí que nosotros hayamos desarrollado desde hace aproximadamente quince años una crítica del sindicalismo y del anarco-sindicalismo, de ahí que nosotros seamos y nos definamos anarquistas insurreccionalistas. No porque pensemos que la solución sean las barricadas. Las barricadas quizá pueden ser una trágica consecuencia de nuestras elecciones, sino que somos insurreccionalistas porque pensamos que la acción del anarquismo debe necesariamente afrontar problemas gravísimos, nos deseados por los anarquistas, pero que son impuestos por la realidad que los dominadores han construido, y que no podemos eliminar con un simple vuelo de nuestro deseo.

Una organización anarquista que se proyecta hacia el futuro debería consecuentemente ser más ágil. No puede presentarse con las características pesadas, cuantitativamente pesadas, de las estructuras del pasado. No puede presentarse a través de una dimensión de síntesis, como por ejemplo la organización del pasado cuya estructura organizativa anarquista pretendía reasumir la realidad en su propio interior a través de determinadas “comisiones” que trataban los varios problemas, comisiones que después tomaban sus propias decisiones en un congreso periódico anual que se pronunciaba sobre la base de tesis que probablemente se remontaban al siglo pasado. Todo esto tuvo su época, no porque haya pasado un siglo desde que fue ideado, sino porque la realidad ha cambiado.

De ahí que nosotros sostengamos la necesidad de la formación de pequeños grupos basados en el concepto de afinidad, grupos incluso minúsculos que están constituidos por pocos compañeros que se conocen, que profundizan en ese conocimiento, porque no puede haber afinidad si no nos conocemos. Nos podemos reconocer como afines sólo profundizando precisamente los elementos que determinan las diferencias, frecuentándose. Este conocimiento es un hecho personal, pero es también un hecho de ideas, de debates, de discusiones. Mas, en vigor del primer discurso que hemos hecho esta tarde, si se acuerdan, no hay profundización de ideas que no sea igualmente práctica de cosas a hacer juntos, de acciones, de realizaciones de hechos. Por lo tanto entre la profundización de ideas y la realización de los hechos hay un continuo trasvase mutuo.

Un pequeño grupo constituido por compañeros que se conocen y que se identifican a través de una afinidad, un pequeño grupo que se reuniese solo para soltar cuatro chismes por la tarde sería un grupo no de afinidad sino un grupo de simpáticos socios que reuniéndose por la tarde pueden hablar de cualquier cosa. Por el contrario un grupo que se reúne para discutir pero que discutiendo se coloca en conjunto para hacer y que haciendo contribuye a desarrollar la discusión que llevada adelante se transforma en otras ocasiones de hacer, éste es el mecanismo de los grupos de afinidad. ¿Cuál puede ser después el modo en que a los grupos de afinidad les sea posible entrar en contacto con otros grupos de afinidad respecto a los cuales no es necesario el conocimiento profundo que por el contrario es indispensable dentro de cada grupo? Este contacto puede ser asegurado por la organización informal.

¿Pero qué es una organización informal? Entre los diversos grupos de afinidad que entran en contacto entre si, para intercambiarse ideas y hacer cosas conjuntamente, puede haber una relación de naturaleza informal y consecuentemente la construcción de una organización, incluso amplísima a nivel territorial, incluso de decenas y, por qué no, de centenares de organizaciones, de estructuras, de grupos, que tienen una característica informal que es siempre justamente la discusión, la periódica profundización de problemas, de las cosas a hacer juntos, y cosas así. Esta estructura organizativa del anarquismo insurreccional es diferente de la organización de la que habíamos discutido antes a propósito de las formas del anarco-sindicalismo.

Pero este análisis de las formas organizativas, dicho acá en pocas palabras, merecería una profundización, cosa que no puedo hacer aquí, en el ámbito de una conferencia. Una organización de este tipo, en efecto, quedaría a mi modo de ver sólo como un hecho interno al movimiento si no se realizase también en relaciones con el exterior, esto es a través de la construcción de grupos de referencia externos, de núcleos externos basados también en una característica informal. No es necesario que estos grupos de base estén constituidos sólo por anarquistas: en su interior podrá participar la gente que tiene intención de luchar para alcanzar la determinados objetivos, aunque sean circunscritos, a condición de que estén basados en algunas condiciones esenciales. Primero de todo la “conflictividad permanente”, es decir grupos que tienen la característica de atacar la realidad en la que se encuentran, sin esperar la orden de alguien. Después la característica de ser “autónomos”, esto es de no depender ni relacionarse con partidos políticos u organizaciones sindicales. Por último la característica de afrontar los problemas uno cada vez y no de proponer plataformas sindicales genéricas que inevitablemente se traducirían en la gestión de un mini-partido o un pequeño sindicato alternativo. El resumen de estas tesis puede parecer más bien abstracto y es por eso que antes de concluir quiero poner un solo ejemplo para que en la práctica algunas de estas cosas se entiendan mejor.

En el intento que se hizo, en los primeros años ochenta, buscando impedir la construcción de la base de misiles americana en Comiso fue aplicado un modelo teórico de este tipo. Los grupos anarquistas que intervinieron a lo largo de dos años construyeron las “ligas autogestionadas”. Estas ligas autogestionadas eran precisamente grupos no anarquistas que operaban en el territorio y que tenían como único objetivo el de impedir la construcción de la base destruyendo el proyecto en curso de realización.

Las ligas eran por lo tanto núcleos autónomos con las siguientes características: tenían como único fin el de atacar y destruir la base. Por lo tanto no tenían una serie de problemas, porque si se hubiesen propuesto una serie de problemas se habrían convertido en grupos de sindicalistas con el objetivo, pongamos, de la defensa del puesto de trabajo, o de encontrar un trabajo, o quizá de resolver otros problemas inmediatos. En vez de eso tenían como fin sólo el de destruir la base. La segunda característica era la conflictividad permanente, esto es desde el primer momento en que estos grupos fueron constituidos (no eran grupos anarquistas, sino grupos de personas en los cuales había también anarquistas) desde el primer momento en que fueron constituidos, decía, estos grupos entraron en conflicto con todas las fuerzas que querían construir la base, sin que esta conflictividad fuese determinada o declarada por organismos representativos o responsables de los grupos mismos. Y la tercera característica era la autonomía de estos grupos, es decir que estos no dependían ni de partidos, ni de sindicatos ni similares. Las vicisitudes de la lucha contra la construcción de la base en parte son conocidas, en parte no y no se si viene al caso retomar acá su historia, quería sólo referirme a ésta a título de ejemplo.

Por lo tanto el anarquismo insurreccionalista debe superar un problema esencial, para ser tal debe superar un límite, si no sólo queda la hipótesis del anarquismo insurreccionalista. Esto es, los compañeros que forman parte de los grupos de afinidad y que por lo tanto han operado lo que decíamos antes, aquella insurrección de naturaleza personal, aquella iluminación que dentro de nosotros produce las consecuencias de una idea fuerte que se contrapone a la verborrea de las opiniones, aquí, estos compañeros, entrando en relación con otros compañeros, también de otros sitios, a través de una estructura de tipo informal, hasta ese punto han realizado sólo una parte del trabajo. En un cierto punto deben decidirse, deben superar esta línea de demarcación, deben dar un paso del que después no es fácil dar marcha atrás. Deben entrar en relación con personas que no son anarquistas, en función de un problema que es intermedio, que está circunscrito (la destrucción de la base de Comiso, por cuanto fantástica esta idea pudiese ser, o interesante, o simpática, evidentemente no era la anarquía, no era a buen seguro la realización de la anarquía). ¿Qué habría sucedido si realmente se hubiese alcanzado a entrar en la base y destruirla? Yo no lo sé. Probablemente nada, probablemente todo. No lo se, no se puede saber, nadie puede saberlo. Pero la belleza de la realización de aquel hecho destructivo no se halla en sus posibles consecuencias.

Los anarquistas no aseguran nada de las cosas que hacen, sino que identifican las responsabilidades de las personas y las responsabilidades de estructuras, por lo tanto en base a una decisión se determinan a la acción y desde ese momento en adelante se sienten seguros de sí, porque aquella idea de justicia que actúa dentro de ellos ilumina la acción, hace ver las implicaciones de una persona, de más personas, de una estructura, de más estructuras y por lo tanto las consecuencias de estas implicaciones. Aquí se coloca la determinación de actuar de los anarquistas.

Sin embargo una vez que actúan junto a otras personas, deben también tratar de construir organismos sobre el territorio, esto es organismos que tengan la capacidad de aguantarse, de causar consecuencias en la lucha contra el poder. No debemos olvidar en efecto, y es importante esta reflexión, que el Poder tiene su reslización en el espacio, es decir, el Poder no es una idea abstracta. El control no sería posible si no estuvieran los cuarteles de policía, si no estuvieran las cárceles. El Poder legislativo no sería posible si no estuviera el Parlamento, si no estuvieran los parlamentitos regionales. El poder cultural que nos oprime, que construye la opinión, no sería posible si no estuvieran las escuelas o las universidades.

Ahora, las escuelas, las universidades, los cuarteles, las cárceles, las industrias, las fábricas, son lugares que se materializan en el territorio, son zonas acotadas en las que nosotros podemos movernos sólo si aceptamos determinadas condiciones, o sea si aceptamos el juego de las partes. Estamos aquí dentro porque hemos aceptado el juego de las partes, en caso contrario no habríamos podido entrar. Esto es interesante. Podemos utilizar incluso estructuras de este tipo, pero en el momento del ataque estos lugares nos son prohibidos. Si entrásemos aquí con la intención del ataque, la policía nos lo habría impedido, me parece claro.

Ahora, ya que el poder se realiza en el espacio, la relación del anarquista con el espacio es importante. Ciertamente la insurrección es un hecho individual y por lo tanto, en aquel sitio recóndito de nosotros mismos, por la tarde cuando nos estamos adormeciendo pensamos “…bueno, a fin de cuentas las cosas no van tan mal”, porque uno se siente en paz consigo mismo y se duerme. Aquí está, en este lugar particular que está privado de espacio, nos movemos como queremos. Pero después debemos además transitar nosotros mismos por el espacio de la realidad y el espacio, si lo piensan bien, está casi exclusivamente bajo la tutela del Poder. Consecuentemente, moviéndonos en el espacio, llevamos con nosotros estos valores de insurrección, estos valores revolucionarios, estos valores anarquistas y los medimos en un enfrentamiento en el que no estamos sólo nosotros.

Debemos localizar pues los que son los objetivos significativos y si éstos están y, mira por dónde, estos objetivos están siempre y por doquier, contribuir a crear las condiciones para que la gente, los explotados, sobre cuya piel aquellos objetivos están prosperando, hagan algo para impedirlos.

Este proceso revolucionario, según lo veo yo, es de naturaleza insurreccional. No tiene un fin (esto es importante) de naturaleza cuantitativa, porque la destrucción del objetivo o el impedimento del proyecto no puede ser medido en términos cuantitativos. Sucede que se me viene a decir: “Pero cuantas luchas hemos hecho en los últimos veinte, treinta años” y en cuántas ocasiones he hecho este discurso también yo mismo y cuántas veces me he oído decir: “¿Pero qué resultado hemos obtenido?” Incluso cuando se ha hecho algo, la gente después ni siquiera se acuerda de los anarquistas.? “¿Los anarquistas? ¿Pero quiénes son estos anárquicos, los monárquicos? Quizá los del rey”. Las personas no se acuerdan bien. ¿Pero qué importancia tiene.? No es de nosotros que se deben acordar, sino que deben acordarse de su lucha, porque la lucha es suya. Nosotros somos una ocasión en la lucha. Nosotros somos un algo más.

En la sociedad liberada, en la anarquía ya llevada a término, o sea en una dimensión del todo ideal, los anarquistas, que en cambio son indispensables en la lucha social a todos niveles, entonces tendrían sólo el papel de llevar siempre más allá las luchas, eliminando incluso las más mínimas trazas de poder y perfeccionando cada vez más la tensión hacia la anarquía. Los anarquistas son los habitantes de un planeta incómodo en todos los casos, porque cuando la lucha va bien se les olvida, cuando la lucha va mal se les acusa de ser los responsables, de haber llevado la lucha de mala manera, de haberla llevado a un mal desenlace. Ninguna ilusión entonces respecto a posibles resultados cuantitativos: si la lucha que es realizada desde un punto de vista insurreccional es correcta, va bien, y los resultados, si los hay pueden ser útiles para la gente que la ha realizado, no desde luego para los anarquistas. No hace falta caer en la equivocación, en la que desgraciadamente muchos compañeros han caído, de pensar que el resultado positivo de la lucha pueda traducirse en un crecimiento de nuestros grupos, porque esto no es cierto, porque esto se traduce sistemáticamente en una desilusión. El crecimiento de nuestros grupos, y el crecimiento de compañeros desde un punto de vista numérico, son cosas importantes pero no pueden llegar mediante los resultados obtenidos, cuanto más bien por la construcción, la formación de aquellas ideas de fuerza, de aquellas dilucidaciones de las que hablábamos antes. Los resultados positivos de las luchas y el crecimiento también numérico de nuestros grupos son dos cosas que no pueden ligarse por un proceso de causa y efecto. Pueden estar en conexión entre ellas, pueden no estarlo.

Quisiera decir aún dos palabras antes de concluir. He hablado de qué es el anarquismo, de qué es la democracia, de cuales son los equívocos que nos son colocados continuamente enfrente, de las formas en que se está transformando la estructura de poder que llamamos capitalismo moderno, capitalismo post-industrial, de unas estructuras de lucha de los anarquistas que hoy no son ya aceptables, del modo en el que hoy nos podemos contraponer a las que son las realidades de poder, y finalmente he hablado de las diferencias entre el anarquismo tradicional y el anarquismo insurreccional de hoy.

Agradezco su atención.

Alfredo Maria Bonanno

Cúneo, 28 enero 1995


[1] Craxi: ex secretario general del PSI (Partido Socialista Italiano), ex jefe de gobierno, implicado en muchos juicios por financiación ilícita del partido, corrupción, etc. Ya condenado, en algún juicio, por la justicia italiana (8 años), se encontraba bajo varias órdenes de busca y captura. Falleció recientemente después de vivir varios años de “exilio” en su lujosa villa de Hammamet, cerca de Túnez.

[2] Andreotti: miembro destacado de la DC (Democracia Cristiana) en los últimos 50 años. Varias veces jefe de gobierno, senador vitalicio, relacionado, durante el curso de su carrera, en decenas de sucesos oscuros desde la corrupción al asesinato, la asociación mafiosa y al intento de golpe de Estado. Siempre ha salido absuelto en los juicios. En el momento de darse esta charla tenía otro juicio: estaba acusado de ser quien ordenó el asesinato del periodista Pecorelli y, otra vez, de asociación mafiosa.

[3] Riina: actualmente en la cárcel, está considerado, por los media y los jueces, el jefe supremo de Cosa Nostra (mafia siciliana). Fugitivo por decenas de años, ahora, algunos arrepentidos mafiosos lo relacionan con Andreotti. Al parecer los dos han sido vistos besarse en las mejillas, en el ritual mafioso sinónimo de hermandad y complicidad entre jefes.

[4] Di Pietro: ex policía, ha sido el fiscal más destacado del equipo de “Mani Pulite” de Milán, el organismo que primero empezó a derribar el imperio del PSI. Exaltado por la muchedumbre como el salvador de la nación, dejó la fiscalía para entrar en política y ha sido ministro de obras públicas del gobierno durante unos meses, hasta que él mismo se ha visto involucrado en juicios por corrupción.

[5] Borrelli: fiscal jefe de Milán, coordinador del equipo de “Mani Pulite”.

El presente texto es la transcripción de una conferencia titulada “Anarquismo y Democracia”, celebrada en Cúneo (Italia) el 28 de enero por Alfredo M. Bonanno en la sala de reuniones del liceo científico “G. Peano”.

Algunas notas sobre anarquismo insurreccional

El anarquismo insurreccionalista no es una solución ideológica a todos los problemas sociales, no es un artículo del mercado capitalista de las ideologías y opiniones, sino una praxis continua que tiene como objetivo acabar con la dominación del Estado y la continuidad del capitalismo, y que requiere para avanzar del análisis y la discusión.

No buscamos una sociedad ideal u ofrecer una imagen de utopía para consumo público. A lo largo de la historia, la mayoría de las anarquistas, excepto aquellas que creen que la sociedad puede evolucionar hasta el punto de dejar al estado al margen, han sido anarquistas insurreccionalistas. De una forma más simple, esto quiere decir que creemos que el estado no va simplemente a desaparecer, por lo que las anarquistas deben atacarle para que sea derrotado; lo que se necesita es un amotinamiento expansivo y la propagación de la subversión entre las explotadas y excluidas.

En este texto aclaramos algunas ideas que nosotras y otras anarquistas insurreccionalistas hemos trazado a partir de este problema general: si el Estado no va a desaparecer por sí mismo, ¿cómo podemos entonces acabar con su existencia? Es por consiguiente, en primer lugar una práctica enfocada a la organización del ataque. Estas notas no son un producto cerrado o finalizado; esperamos que sean parte de una discusión continua por lo que serán bienvenidas las respuestas. La mayoría de estos apuntes proceden de números antiguos de la revista Insurrection y de panfletos de Elephant Editions.

1. EL ESTADO NO VA A DESAPARECER; DEBEMOS ATACAR

– El Estado del capital no va a “esfumarse”, como parece ser que muchas anarquistas creen al no sólo atrincherarse en posiciones abstractas de “espera”, sino incluso posicionándose claramente en contra de los actos de aquellas para quienes la creación de un nuevo mundo depende de la destrucción del viejo. El ataque es el rechazo a la mediación, al apaciguamiento, al sacrificio, a la acomodación y a la transigencia.

– Es a través de la acción y de aprender a actuar, y no de la propaganda, como abriremos camino hacia la insurrección, a pesar de que la propaganda tenga un papel importante en la clarificación de cómo actuamos. Esperar sólo enseña a esperar; actuando una aprende a actuar.

– La fuerza de una insurrección es social, no militar. La medida para evaluar la importancia de una revuelta generalizada no es la clase armada, sino por el contrario la dimensión de la parálisis de la economía, de la normalidad.

2. AUTO-ACTIVIDAD versus revuelta dirigida: de la insurrección a la revuelta.

– Como anarquistas, la revolución es nuestro punto constante de referencia. Precisamente porque es un evento concreto, debe ser construido diariamente a través de un gran número de modestos intentos que no tienen todas las características liberadoras de una revolución social en un sentido estricto. Estos intentos modestos son insurrecciones. En ellos, el alzamiento de la mayor parte de las explotadas y excluidas de la sociedad y las minorías sensibilizadas políticamente abre el camino hacia que una posible implicación de estratos cada vez más amplios de explotadas genere un flujo de rebelión que pueda conducir a la revolución.

– Las luchas deben desarrollarse, tanto a largo plazo como intermedio. Es necesario el planteamiento de estrategias claras para permitir así la utilización de métodos diferentes de una manera coordinada y productiva.

– Acción autónoma: la autogestión de la lucha significa que aquellas que luchan son autónomas en la toma de decisiones y en sus actos; justamente lo opuesto a una organización de síntesis que siempre intenta tomar el control de la lucha. Las luchas sintetizadas dentro de una única organización que las controle son fácilmente integradas dentro de las estructuras de poder de la sociedad actual. Las luchas auto-organizadas son por naturaleza incontrolables cuando se esparcen a través del contorno social.

3. DESCONTROL versus revuelta controlada: la propagación del ataque.

– Nunca es posible conocer el resultado de una lucha concreta por adelantado. Incluso una lucha parcial puede llegar a tener las consecuencias más inesperadas. El camino desde varias insurrecciones que puedan tener lugar -parciales y específicas- hasta la revolución, no puede estar garantizado de antemano por ninguna estrategia a seguir.

– Lo que el sistema teme no son estos actos de sabotaje en sí mismos, si no que se extiendan socialmente. Cada individuo proletarizado que dispone incluso de los métodos más modestos puede alcanzar sus objetivos, solo o junto a otros. Es materialmente imposible para el Estado y el capital vigilar el aparato de control que opera sobre todo el territorio social. Cualquiera que quiera realmente combatir las redes del control, puede llevar a cabo su propia contribución teórica y práctica. La aparición de los primeros eslabones rotos coincide con la propagación de los actos de sabotaje. La práctica anónima de la auto liberación social puede expandirse hacia todos los campos, rompiendo así los códigos de prevención introducidos en su lugar por el poder.

– Las pequeñas acciones, por consiguiente, fácilmente reproducibles, requieren de métodos no sofisticados al alcance de cualquiera, son por su simplicidad y espontaneidad incontrolables. Por ello se mofan incluso de los desarrollos tecnológicos más avanzados de la contra-insurgencia.

4. CONFLICTIVIDAD PERMANENTE versus mediación con las fuerzas institucionales.

– La conflictividad debe verse como un elemento permanente en la lucha contra aquellos que tienen el poder. Una lucha que pierda este elemento termina empujándonos hacia la mediación con las instituciones, creciendo acostumbrados al hábito de delegar y creyendo en una emancipación ilusoria consumada por decreto parlamentario, hasta el punto de llegar a participar activamente en nuestra propia explotación.

– Deberían quizá ser razones individuales las que nos hicieran dudar sobre el intento de alcanzar nuestros propios objetivos con métodos violentos. Pero cuando la no-violencia viene a ser elevada al nivel de principio de no-violencia y la realidad está dividida entre “buenos” y “malos”, los argumentos dejan de tener valor, y todo se ve en términos de sumisión y obediencia. Los dirigentes del movimiento anti-globalización, a través del distanciamiento y denunciando a otras, han dejado claro una cuestión: que entienden sus principios como una demanda de poder sobre el movimiento como un todo.

5. ILEGALIDAD; la insurrección no es solamente robar bancos.

– El anarquismo insureccionalista no es una ética de la supervivencia: todas sobrevivimos de varias formas, a menudo en compromiso con el capital, dependiendo de nuestra clase social, nuestro talento o nuestros gustos. Naturalmente no nos oponemos al uso de métodos ilegales para liberarnos de las cadenas del trabajo asalariado para así vivir y poder realizar nuestros proyectos, no obstante no divinizamos la ilegalidad ni la transformamos en algún tipo de religión con sus mártires; es simplemente un método y a menudo un método adecuado.

6. ORGANIZACIÓN INFORMAL; sin revolucionarias o activistas profesionales, sin organizaciones permanentes.

De los partidos/sindicatos a la autoorganización:

– Dentro del movimiento revolucionario existen diferencias muy profundas: la tendencia anarquista hacia la calidad de la lucha y su autoorganización y la tendencia autoritaria hacia la cantidad y la centralización.

– La organización se emplea para tareas concretas: por ello estamos en contra de los partidos, sindicatos y de las organizaciones permanentes, todos ellos actúan para sintetizar la lucha y convertirla en elementos de integración para el capital y el Estado. Su fin pasa a ser su propia existencia, en el peor de los casos primero construyen la organización y después encuentran o crean la lucha. Nuestra tarea es actuar; la organización es sólo un método. Por ello nos oponemos a la delegación de la acción o de la práctica a una organización: necesitamos generalizar la acción que nos dirija hacia la insurrección, no controlar las luchas. La organización no debe servir para la defensa de ciertos intereses, sino para atacar ciertos intereses.

– La organización informal se basa en un número de compañeras unidas por la afinidad; su elemento propulsor es siempre la acción. Cuanto mayor sea el número de problemas, estas compañeras los enfrentarán como una unidad, aumentando así su afinidad. Sabemos que la organización real, la capacidad efectiva de actuar juntos, sabiendo donde encontrar al otro, analizando y estudiando los problemas juntos, pasando a la acción, todo tiene lugar en función de la afinidad alcanzada y no tiene nada que ver con programas, plataformas, banderas o partidos más o menos camuflados.

La organización anarquista informal es por lo tanto una organización singular que se aglutina entorno a una afinidad común.

La minoría anarquista y los explotados y excluidos:

Nosotras somos las explotadas y excluidas, y por eso nuestra labor es actuar. Aunque algunos critiquen que toda acción que no es parte de un movimiento social visible y amplio sea “actuar en nombre del proletariado”. Por ello, aconsejan analizar y esperar, en lugar de actuar. Supuestamente, nosotras no somos explotadas al lado de explotadas; nuestros deseos, nuestra rabia y nuestra impotencia no son parte de la lucha de clases. Esto no es más que otra separación ideológica entre los explotados y los subversivos.

– La minoría anarquista activa no es esclava de los números sino que continúa actuando contra el poder incluso cuando el conflicto de clases se encuentra a un bajo nivel dentro de los explotados de la sociedad. La acción anarquista no debe en consecuencia
aspirar a organizar y proteger al conjunto de la clase explotada, en una amplia organización para presenciar la lucha desde el principio hasta el final, sino que debería identificar los aspectos individuales de la lucha y tenerlos en cuenta en sus conclusiones de ataque. También, debemos alejarnos de la imagen estereotipada de las grandes luchas de masas y del concepto del crecimiento infinito de un movimiento que está para dominar y controlarlo todo.

– La relación con la multitud de explotadas y excluidas, no puede ser estructurada como algo que debe resistir el paso del tiempo, es decir basarse en el crecimiento sin fin y en la resistencia contra el ataque de los explotadores. Debe tener una dimensión específica más reducida, una que sea decididamente una relación de ataque y no de retaguardia.

– Podemos comenzar a construir nuestra lucha de tal manera que las condiciones de la revuelta puedan emerger y el conflicto latente pueda desarrollarse y sacarse hacia el exterior. De esta manera se establece un contacto entre la minoría anarquista y la situación específica donde puede desarrollarse la lucha.

7. LO INDIVIDUAL Y LO SOCIAL: individualismo y comunismo, un falso problema.

– Tomamos lo mejor del individualismo y lo mejor del comunismo.

– La insurrección comienza con el deseo de los individuos de romper con las circunstancias forzadas y reguladas, el deseo de reapropiar la capacidad de crear nuestra propia vida como creamos adecuado. Esto requiere que venzan la separación existente entre ellos y sus condiciones de existencia. En el lugar donde unos pocos, los privilegiados controlen las condiciones de existencia, no será posible para la mayoría de los individuos decidir realmente su existencia en base a sus decisiones. La individualidad sólo puede proliferar donde la paridad de acceso a a las condiciones de existencia son una realidad social. Esta igualdad de acceso es el comunismo; lo que los individuos hacen con ese acceso está limitado por ellos mismos y por aquellos que le rodean. De tal manera que no hay igualdad o identidad de los individuos implícita en el comunismo verdadero. Lo que nos fuerza a buscar una identidad o la igualdad son los roles sociales impuestos por el sistema actual. No hay contradicciones entre individualidad y comunismo.

8. NOSOTRAS SOMOS LAS EXPLOTADAS, somos la contradicción: no es tiempo de esperar.

– Ciertamente el capitalismo contiene profundas contradicciones que lo empujan hacia metodologías de adaptación y evolución, dirigidas hacia la evasión de las crisis periódicas que le afligen; pero no podemos permanecer pasivos en espera de esas crisis. Cuando ocurran serán bienvenidas si favorecen el proceso insureccional. Como explotados, sin embargo, somos la principal contradicción del capitalismo. Por ello cualquier momento es siempre el adecuado para la insurrección, precisamente por ello podemos percibir que la humanidad podría haber acabado con la existencia del Estado en cualquier momento de su historia. Una ruptura en la reproducción continua de este sistema de explotación y opresión ha sido siempre posible.

Revista Killing King Abacus #2

Bash Back! – Insurreccionalismo contra el género

Bash Back! en castellano quiere decir literalmente “¡Devuelve el golpe!”. El nombre del colectivo ya denota el espíritu de defensa y resistencia que querían implantar desde un inicio quienes lo fundaron para la gente oprimida por su no heteronormatividad. Su origen tiene lugar en una ciudad medianamente conocida del Medio Oeste norte de EEUU, Milwaukee, la ciudad más poblada del Estado de Wisconsin. El conservadurismo político de esta zona (sea de derecha o izquierda) va de la mano con una profunda homofobia arraigada en la gente. Las invertidas criadas en Milwaukee sufrieron desde siempre la homofobia cotidiana y la agresión física como forma correctiva para cualquier persona que se delatara públicamente como queer. En EEUU que sea asesinada una persona no heterosexual, especialmente si además es trans, puta y no blanca, no es algo extraño, y en esa zona del país casi forma parte de la cotidianeidad. Pero llegó un momento en que algunas de estas personas comenzaron a tener una práctica política, se organizaron en grupos anarquistas para atajar todas las opresiones cotidianas, y con el deseo de visibilizarse como queers ante las venideras movilizaciones contra las convenciones pre-electorales de los partidos Republicano y Demócrata y la conflictividad social creciente. Para entonces, durante varios años colectivos en otros lugares más politizados de EEUU (New York, San Francisco…) habían llevado a cabo un profundo trabajo de género dentro del anarquismo local, sensibilizando a sus componentes sobre la opresión específica homofóbica, sobre la lucha trans, cárcel y opresión sexual… todo bajo el sesgo que la palabra queer tiene en EEUU, que no sólo alude a la deconstrucción del binarismo de género, sino también a prácticas de acción directa en la lucha que enlazan bastante bien con lo promulgado desde todo el anarquismo. Con décadas detrás de trabajo de la lucha feminista, el Poder Negro y la misma disidencia sexual (EEUU es la cuna de grupos como el Gay Liberation Front, Queer Nation o Lesbian Avenger) y cierta interacción informal entre ellos, el trabajo fue dando sus frutos.

En 2008 miembros de Milwaukee Anarchists se organizan autónomamente visibilizándose como queers y forman Bash Back!. Dos miembros escriben el libelo Towards to Queerest Insurrection (“Hacia la insurrección más queer”), que difunden concienzudamente dentro del anarquismo estadounidense. Comienzan a promover dentro de la disidencia sexual local prácticas de autodefensa: clases de artes marciales, boxeo, roban artículos de lujo y los venden para comprar y regalar bates de baseball, palancas, martillos, protecciones, puños americanos, navajas y crean una red telefónica para avisarse en caso de agresión. Y funciona: dos compas son perseguidos por un grupo de Frat Boys (“chicos de fraternidad”, traducible por “machirulos”) hasta esconderse en el Campus de Milwaukee. Se activa la red de llamadas. En un rato, un grupo de invertidas y degeneradas armadas hasta los dientes se presenta en la zona, le da una paliza tremenda a los machirulos y rescata a sus compañeros.

Como bien ha dicho algún politicucho alguna vez, el anarquismo es un virus que se expande si no se le coloca un cordón sanitario alrededor. Y entre la coyuntura de la crisis y la radicalización de los movimientos sociales estadounidenses, Bash Back! comienza a hacerse oír y expandirse por toda la geografía yanqui. Denver, New York, Seattle, Berkeley, Memphis, Lansing, Minneapolis, Chicago, Philadelphia, Washington, Olympia… son ciudades a las que viajan miembros de Bash Back! Milwaukee o militantes de otros Bash Back! a donde gente de Milwaukee había ido anteriormente. Comienza a crearse una especie de federación informal, con multitud de colectivos llamados igual que se autodenominan anarco-queers y operan en consecuencia dentro de sus especificidades locales, sin una línea común definida, ni asambleas plenarias, ni encuentros predefinidos, ni estatutos.

El Gay Pride (“Orgullo Gay”) de 2008 será largamente recordado en EEUU, mucho más que aquél en 1990 en el que Queer Nation irrumpió con su comunicado “I hate the Straights!” (“¡Odio a los heteros!”). En Milwaukee, simultáneamente se convocó un congreso del Nacional-Socialist Movement estadounidense con un discurso abierta y beligerantemente homofóbico. Un grupo de radicales queers con armamento sobrante, banderas rosinegras, capuchas y tras una pancarta que decía “These faggots kill fascist” (“Estos maricones matan fascistas”) irrumpieron en las inmediaciones del acto fostiando a cualquier nazi que se les acercara, mandando un número considerable al hospital y abandonando la zona solamente con un herido de consideración y camuflándose entre el Pride oficial.

En Chicago y Memphis, Bash Back! se presenta en los actos oficiales realizando acciones de boicot y denuncia del proceso de gentrificación de los barrios “gays”, la incitación perpetua al consumo y las políticas de asimilación promovidas entonces por el Partido Demócrata en el preludio del gabinete Obama (adopción, matrimonio…). Ese mismo verano tienen lugar en Denver y Saint Paul respectivamente las citadas Convenciones del Partido Demócrata y Republicano. En estas convenciones se elige quién va a ser presidente y vicepresidente de cada partido en las próximas elecciones en caso de ganarlas. En Saint Paul BB! realiza un piquete, evitando durante largo rato que los coches republicanos accedan a la convención, hasta que la policía los dispersa violentamente. En Denver, ciudad de mayor tradición política, se realiza una inmensa manifestación anti-Convención con un nutrido Black Bloc (“Bloque Negro”) al final. Dentro del Black Bloc aparece un “trans and queer bloc” que se destaca en la destrucción del mobiliario urbano y en la respectiva confrontación con la policía, ante la mirada estupefacta del hetero anarcobloque ante banderas queers destrozando escaparates y golpeando cascos de antidisturbios.

En noviembre de 2008 Bash Back! es catapultado a la fama gracias a la prensa. Para visibilizar la homofobia montaraz de la Mount Hope Church (Iglesia del Monte de la Esperanza) de Lansing, se realiza una acción que miembros del colectivo calificaban de “light”: durante un acto multitudinario, militantes de Bash Back! se suben a los altos de la iglesia y despliegan una pancarta firmada con el lema “”It’s OK to be gay” (“Es bueno ser gay”) mientras abajo varias personas de mismo sexo social asignado comienzan a comerse la boca a la salida de la iglesia. Las reacciones fueron desde fieles que intentaron agredir a las compas, hasta ultracristianas que se desmayaron allí mismo al ver tales aberrantes actos. Pese a la reciente victoria electoral de Obama, se orquestó una campaña mediática contra Bash Back! en la que se daba cobertura a comentarios de miembros de la iglesia que lo calificaban de ser un grupo satánico, pagano, antiamericano, comunista (¿!) y, por supuesto, comentarios homófobos respectivos que aludían a que la homosexualidad no sólo es una enfermedad, sino también una condena para gente que realiza tales actos. La ultracristiana Alliance Defending Freedom (“Alianza de Defensa de la Libertad”, ya, claro) interpuso una denuncia a las personas filiadas en la acción, requirió que fueran vulneradas sus cuentas del servidor anarquista riseup.net para buscar más responsables y logró que por orden judicial se condenara a las participantes a $ 2750 dólares en total por daños y perjuicios, y a que no pudieran acercarse a una cantidad de metros estipulada a un edificio religioso.

Con lo de Lansing reciente y la Administración Obama legalizando el nuevo lote legal de asimilación gay estadounidense, en septiembre de 2009 se convoca un G-20 en Pittsburgh. Bash Back! se moviliza a nivel estatal para acudir a él. Se preparan multitud de actos: mini-parlamentos callejeros para hablar de alternativas al capitalismo, charlas, acciones directas, el típico paseíllo pacífico… y el Black Bloc, por supuesto. Mientras ciudadanistas apagafuegos se enfrentan a anarcoinsurreccionalistas furibundos vestidxs de negro en las inmediaciones de la reunión, BB! organiza un cabaret travesti en un barrio rico de la ciudad. Al finalizar el cabaret, ante la total ausencia policial, un miembro del colectivo agarra la megafonía y advierte de que el grupo de asistentes va a comenzar a moverse en manifestación. Cuando crucen la tercera manzana, van a destruir todo lo que haya alrededor. Quien no quiera participar, que se marche antes de cruzar la tercera calle. Dicho y hecho: una multitud de maricones, bolleras, travolos, putas, vestidas con alas de ángel, varitas mágicas, pelucas… y martillos, palos y adoquines deja atrás el tercer cruce y comienza a destrozar todos los comercios pijos a ambos lados de la calle, sin intervención policial alguna. Por el camino, se encuentran con unos Frat Boys que, al ver una turba de mariconazos y además disfrazados, se disponen a hacerles frente. Claramente, se llevan la paliza de su vida. Tras varias manzanas arrasadas, la piara se dispersa sin ningún detenido. El Black Bloc no se creía lo que ocurrió, y florecieron los comentarios estupefactos ante tales hechos. De entre el anarcomachirulismo se destacó un reconocido militante anarquista partícipe en la contracumbre, que en un artículo en prensa afín escribió que esos disturbios no pudieron hacerlos queers, porque la gente queer es débil y se dedica a otras cosas que no son disturbios (como oler flores, ir a garitos a ligar…), haciendo suyo el discurso LGTB oficial y toda la homofobia refundada que lo rodea. Ante tamaña gilipollez, Bash Back! salió al paso con un comunicado desternillante en el que aseguraban que la máxima expresión de la palabra queer es precisamente eso, hacer disturbios, quemar contenedores.

Derivadas de los casi 200 arrestos durante el G-20 hubo varias prisiones preventivas para sus partícipes, entre los cuales se hallaba Ariel Attack, trans de Bash Back! Denver, a quien se condenó a 18 meses de prisión y cuantiosas multas bajo la acusación de romper ventanas durante la Convención demócrata. Comenzaron a realizarse acciones de solidaridad, especialmente orientadas a destrozar la fachada de bancos o edificios oficiales y firmar con el nombre del preso. Entonces el Poder judicial comenzó a amenazar con que si seguían las acciones, al estar firmadas con su nombre, se las encausarían al preso (que tiene poderes extrasensoriales y puede destruir bancos desde la celda). Entre este intercambio dialéctico, un certero cóctel molotov reduce a cenizas una sucursal de la Wells Fargo, banca yanqui superprogresista, famosa por jactarse de dar dinero a proyectos ecologistas, feministas institucionales… y, por supuesto, a los grupos LGTB oficiales. Al firmarse la acción en solidaridad con Ariel, Wells Fargo tiene un cortocircuito mental y retira las subvenciones a los grupos LGTB, objetivo intentado durante años y años por los grupos queer radicales con comunicados, performances… y al final un único molotov lo logra de repente. A los cuatro meses aproximadamente de comer prisión, el compañero sale de la cárcel sin explicación judicial alguna, pero se cree claramente que la campaña de solidaridad tuvo algo que ver en ello.

Entre 2010 y 2011 los grupos de Bash Back! formales se van disolviendo, pues consideran que existe ya un espíritu dentro de mucha gente del entorno queer de autodefensa, de venganza, de resistencia autónoma al heteropatriarcado, por lo que los colectivos no sólo ya no sirven, sino que pueden ser contraproducentes. Bash Back! queda como un espíritu de lucha, como un nombre con el que firmar una acción si es realizada contra el poder blanco hetero, al estilo descentralizado del Frente de Liberación Animal. Por esas fechas en Milwaukee una prostituta trans y negra fue asesinada por un blanco y hetero vecino de la localidad. BB! Milwaukee ya no existía, fue el primer grupo en disolverse. Se convocó una concentración frente a la casa de la asesinada en su recuerdo. A continuación y de manera inesperada, personas enmascaradas y sin ninguna relación con BB! Milwaukee incitaron a las concentradas a moverse hasta la casa del asesino. Cuando se aproximaban al inmueble, sacaron antorchas y las encendieron. Al llegar a la casa, rompieron sus ventanas e introdujeron las antorchas dentro. La casa ardió hasta sus cimientos.

En 2011 la situación económica y política de EEUU se agrava, y con ello las reacciones de las personas contra el Estado. La policía extrema sus acciones, asesinando a varias personas por motivos raciales que incitan motines en Oakland y en Seattle. En ésta última, en el Gay Pride de 2011 una manada de invertidas bajo el nombre de Queers Fucking Queers realiza un Pink Bloc (“Bloque Rosa”) por el centro de la ciudad, atacando tiendas de ropa pija binarista y enfrentándose a la policía. Doce coches de la policía de Seattle quedan dañados por la manifestación, que se dispersa sin detenciones.

Se suceden los ataques a miembros del NSM, una iglesia de Mars Hill arde en Portland en recuerdo de varias trans asesinadas, se sabotean bancos, periódicos… En octubre de 2011 irrumpe el Occupy Movement en la costa este, con un tinte de clase media blanca triste porque le han quitado algunos de sus privilegios. En Seattle u Oakland, gracias a la presencia de negros, queers y anarquistas, el Occupy adquiere tintes mucho más radicales. En la acampada de Oakland destaca un grupo queer feminista que trabaja la disidencia sexual dentro del movimiento y organiza un destructor Pink Bloc para la huelga general de Oakland de noviembre de 2012. En Seattle anarco-queers convocan otro Queer fucking queers en junio de 2012 brutalmente reprimido por la policía. En respuesta, cientos de anarco-queers y simpatizantes se concentran delante del poder policial local bien armadas en respuesta a la represión, ante lo cual la policía se encierra herméticamente dentro del edificio muerta de miedo hasta que las manifestantes se marchan. Algunas acciones más están documentadas en el zine “Espacios Peligrosos. Resistencia violenta, autodefensa y lucha insurreccionalista en contra del género”, una reciente publicación del ámbito queer estadounidense, donde, además de enunciarse varias acciones directas recientes, se ponen sobre la mesa nuevos debates sobre género de la zona, como la sustitución de los comúnmente llamados “espacios de seguridad” libres de patriarcado por “espacios de peligrosidad” en los que, entendiendo que personas de condiciones vitales alejadas del varón blanco heterosexual siempre son susceptibles de ser agredidas, hay que estar siempre alerta en cualquier espacio.

En junio de 2011 CeCe McDonald, una prostituta trans negra de Minneapolis , se hallaba en un bar cuando un nazi local comenzó a acosarle verbalmente por sus salidas de la norma blanca hetero. Comenzaron a pelearse, y CeCe le asestó una puñalada mortal en el torso, donde casualmente tenía tatuada una esvástica. Fue arrestada y puesta en libertad bajo fianza a la espera de juicio bajo cargos de homicidio. Según la legislación yanqui, estaríamos ante un caso de defensa propia, lo cual no sería penalizado, pero al tratarse de una puta, trans y negra… A continuación comenzó una campaña de solidaridad por CeCe, en la que se han destacado ataques contra bancos, edificios administrativos, un Starbucks y un molotov contra una oficina principal de la Wells Fargo. Una de las acciones se llevó a cabo en Denver el primero de mayo de 2012, el mismo día en el que una brutal huelga general, la primera a nivel estatal en la historia de EEUU, ponía en evidencia la inmensísima conflictividad social actual en el país hegemónico. Como respuesta represiva a la huelga, cinco personas del entorno anarquista de EEUU fueron llamadas a declarar ante el Gran Jurado, una figura judicial estadounidense especializada en la represión de movimientos políticos (la responsable de la brutal represión al movimiento de liberación animal hace una década) según la cual puedes permanecer hasta 3 años en prisión si te niegas a dar información al Estado sobre las actividades políticas de otras personas. Ninguna habló. Una de las encarceladas pertenecía al entorno anarco-queer local. Actualmente cuatro de ellas se hallan en libertad vigilada tras su paso por la cárcel, y una se encuentra huída y escribiendo comunicados al poder judicial yanqui diciéndole que se joda, que no la encontrarán nunca.

Pese a esta coyuntura represiva actual, muy probablemente el espíritu Bash Back! se halle ahora organizando el venidero Gay Pride a su manera, con acción directa y lucha contra el Estado. Si algo nos enseña esta experiencia, es que la acción directa, la autoorganización, la autodefensa, el apoyo mutuo, la contundencia… son estrategias políticas necesarias para cualquier grupo social sojuzgado por la norma imperante. Y que no son sólo palabras, sino que es posible materializar todo ello y obtener de ahí un movimiento social autónomo y combativo. La realidad yanqui no es igual que la ibérica, alí la opresión social, los privilegios, la antirrepresión… son fenómenos más trabajados fruto de la necesidad imperante, y la gente militante lo asume mucho más. Pero la coyuntura actual en el Estado español comienza a ser no muy diferente a la estadounidense, con los efectos de la “crisis” cada vez más visibles. No dentro de mucho será indispensable para la vida urbana asaltar supermercados para comer, okupar casas, defenderse ante los abusos policiales… todo ello junto a la específica opresión de género y sexo que se añadirá a todo lo demás. Un mundo extremo exige posiciones extremas. Tomémoslas y hagámoslas un hecho.

T. Piras

2013