INTIMIDAD CRIMINAL

 

Porque la noche pertenece a los amantes. Porque la noche nos pertenece.

Patti Smith

 

SOBRE LO MUERTO

Para vivir en esta cultura unx tiene que permanecer muertx, vacíx. El estar sin vida es el afecto y la aspiración de la membresía social dominante. Una relación social en que la vida se reduce al intercambio del capital. No hay escape, se encuentra en cada persona caminando por la calle esquivando la mirada de la otra, en los intercambios de servicios, en las naves del gran almacén y en las bancas de la iglesia. En el capital, en la heteronorma, en las leyes, en la moralidad. La lógica de la muerte es la totalidad.

El tabú de nuestros deseos se reitera una y otra vez. El poder y el control están escritos en nuestros cuerpos. ¿Qué es la pasión, el deseo, la aventura, el goce? Qué, sino solamente frases pegadizas para anunciantes. Nuestro amor, nuestros deseos y hasta nuestros propios cuerpos están inscritos en esta cultura. El capital está tatuado en nuestros cuerpos. No nos atrevemos a soñar. Honestamente, cómo podríamos querer otra cosa.

Son agentes y fuerzas del biopoder; las botas de quienes nos golpean, las cámaras de vigilancia en el panóptico con sus malditas luces azules, las sirenas y pistolas de la policía, las campañas a favor del matrimonio gay y por los derechos de los soldados homosexuales, los persistentes horrores de la monogamia, y los maniquíes de figuras tan perfectas, ad nauseam (rectos, de pie como en retenes) garantizando la imposibilidad de cualquier alternativa. La vida, reventada, no es nada más que la supervivencia pura, banal, fría, y paralizada. No hay un hecho más claro: el hetero-capitalismo, esta cultura, esta totalidad quiere acabar con nosotros.

TOMANDO Y COMPARTIENDO: OBTENIENDO LO NUESTRO

La maquinaria de control ha ilegalizado hasta nuestras propias existencias. Hemos aguantado la criminalización y crucifixión de nuestros cuerpos, nuestro sexo, nuestros géneros rebeldes. Nos han detenido en redadas, y quemado por ser brujxs. Hemos ocupado el lugar de los desviados, de las putas, de los pervertidos, y las repugnantes. Esta cultura nos ha vuelto criminales, y por supuesto, hemos dedicado nuestras vidas al crimen. Descubrimos los placeres de la vida criminal criminalizando nuestros placeres ¡Cuando nos ilegalizaron por ser quienes somos descubrimos que somos unos pinches bandidxs!

Muchos culpan a lxs queers por la decadencia de esta sociedad (eso nos llena de orgullo). Otros piensan que deseamos destrozar la civilización y su tejido moral, tienen toda la razón. ¡A menudo nos llaman depravadxs, decadentes y asquerosxs, pero ni siquiera hemos empezado!

Seamos explícitos: Somos criminales queer-anarquistas, y este mundo no es suficiente para nosotrxs y nunca lo será. Queremos aniquilar la moralidad burguesa y dejar este mundo en ruinas. Venimos para destruir lo que nos destruye.

Debemos hablar de la revuelta. Estamos averiguando las raíces de nuestra criminalidad queer y trazando el deceso de la orden social. ¡Ahhh! que sabrosos alimentos. Lesbianas piratas navegando como tormentas por la mar, amotinadxs queer quemando coches policiales, orgías en la decadencia del industrialismo, ladronxs luciendo triángulos rosas, redes de apoyo mutuo entre putxs, ladrones, y pandillas de maricas que madrean agresores. Nos han asegurado que cada día podría ser el último, así que hemos decidido vivir como si cada uno fuera el final. Entonces, comprendimos que los días de esta existencia están contados.

Desarrollamos una manera de jugar con la revuelta. Experimentamos con la autonomía, el poder, y la fuerza. No hemos comprado nada de lo que llevamos puesto, y rara vez pagamos por nuestra comida. Robamos en el trabajo y taloneamos para seguir viviendo. Compartimos consejos de estafas mientras chismeamos y nos acariciamos sensualmente. Saqueamos las tiendas hasta cansarnos, pero nos gusta compartir el botín. Por la noche echamos desmadre en la calle y llegamos saltando a la casa. Siempre estamos desarrollando estructuras informales de apoyo, y siempre apoyaremos a nuestrxs amigxs. En orgías, en disturbios, y en atracos, intentamos articular la colectividad de estas rupturas, a la vez que las profundizamos.

SOBRE LA INTIMIDAD CRIMINAL. CREANDO UN MUNDO POR VENIR.

La sensaciones eléctricas y extáticas que causa el crimen son innegables. Hemos sentido el dulce torrente de adrenalina al escapar de un guardia de seguridad, o cuando cogemos en el autobús. La única oportunidad de vivir aparece al golpear las estructuras del capital. De hecho, el crimen nos motiva a levantarnos de la cama cada mañana.

Nosotras, la gente queer y lxs insurgentes hemos desarrollado lo que se llamaría una intimidad criminal. Estamos explorando la solidaridad material y afectiva fomentada entre rebeldes y bandidxs. Con cada ley que quebramos juntxs, descubrimos ilegalmente la belleza entre nosotros mismos. Al revelar nuestros deseos a nuestrxs compañerxs criminales, llegamos a conocernos el uno al otro de una manera tan íntima que jamás podría ofrecernos la legalidad. Nuestros deseos producen el conflicto con el capital. Quizá el conflicto sea un escape al debilitamiento de nuestras vidas. El discurso de nuestra pandilla es el conflicto.

La potencia que manifiestan nuestros delitos no se encuentra en el daño causado a nuestros enemigos, ni en el mejoramiento de nuestras condiciones materiales (aunque, claro que nos agradan ambos). Nuestro fuerza se encuentra en las relaciones y la resolución que ejercemos. Las posibilidades de nuestras afinidades amplían el goce y el ataque, cuando nos quitamos las máscaras y compartimos nuestros proyectiles. En estas posibilidades aprendemos cómo podríamos hacer escombros este mundo.

Debemos ser cuerpos sin órganos. Cada persona está llena de potencialidades; nuestros deseos, el afecto, la fuerza, y las costumbres tienen posibilidades infinitas. Debemos de experimentar cómo es que nuestros cuerpos interactúan con otros para encarnar y activar estas posibilidades. Juntos cometemos delitos para nuestro devenir criminal. Nuestra intención no es ofrecer lo ‘criminal’ y lo ‘queer’ como identidades o categorías. La criminalidad y lo queer son instrumentos para luchar contra la identidad y las categorías, son nuestras líneas de fuga. Estamos en conflicto con todo lo que intenta limitar cada uno de nuestros deseos. Podemos ser cualquiera y lo único que tenemos en común es el odio hacia todo lo existente. Nuestros deseos rebeldes nunca podrán ser asimiladas por el Estado.

Los conservadores invocan la imagen de una ‘guerra cultural’ entre la sociedad por un lado y lxs queers por el otro. Nosotrxs rechazamos este tipo de guerra. Nuestra guerra es una guerra social. Sí, el nexo de la dominación y el sistema de clases se encuentra por todos lados, pero nuestro entorno también está lleno de rupturas y puntos de conflicto contra esta sociedad. Nuestro hablar sucio y nuestros susurros nocturnos son una lengua propia y secreta. Este lenguaje de ladronxs y amantes es ajeno a la sociedad, sin embargo es el sonido más bello para lxs rebeldes. Nos revela nuestro potencial para construir mundos. Porque el conflicto es un espacio en donde nuestras posibilidades pueden florecer. Estamos construyendo un mundo nuevo, amotinado, orgiástico, y quebrantado mediante la organización de un universo secreto de abundancia compartida y posibilidad explosiva.

Queer Ultraviolence.

Bash Back!

 

 

Putas sobre ruedas

Teníamos conexiones con la mafia. Lo deben recordar, todo el mundo vendía drogas bajo su supervisión. Toda la gente enviaba las drogas, y hasta dios las compraba y revendía en otros bares, como yo misma. Yo no era ningún angelito. Podía recoger mis drogas en el Stonewall y llevarlas al Washington Square Bar, en la tercera calle de Broadway, que era el bar de drag queens tercermundistas[1]. Por aquella época nuestros pequeños clubes aún estaban separados racialmente. Había bares para gays blancos y, entonces había muy pocos bares tercermundistas y bares para drag queens.
En la noche del Stonewall, ocurrió que esa semana Judy Garland se había suicidado. Algunas personas dicen que los disturbios comenzaron por su muerte. Eso es un mito. Todas estábamos envueltas en diferentes luchas, incluyéndome a mí misma y a muchas otras trans. Pero en esas luchas, en el Movimiento por los Derechos Civiles, en el Movimiento Contra la Guerra, en la Lucha de las Mujeres, todavía estábamos marginadas. La única razón por la que se toleraba a la comunidad trans en alguno de esos movimientos era por nuestra implicación, por estar siempre en la línea del frente. No comenzamos nada desde cero. No teníamos nada que perder. Ustedes tenían derechos. Nosotras no teníamos nada que perder. Sería el primer paso dado por algún tipo de organización, ningún cable fue echado por ningún político para conseguir derechos para nuestra comunidad.
Vuelvo a la historia: estábamos todas en el bar, había buen ambiente. Luces nos alumbraron, sabíamos lo que estaba pasando: era una redada. Era la segunda vez en una semana que el bar sufría una redada. Se decía que era práctica habitual de la policía del Sexto Distrito ir a cada bar gay a recibir su dinero. La rutina era “Maricones aquí, lesbianas aquí, bichos raros allá” refiriéndose a mi bando dentro de la comunidad. Si no tenías tres piezas de ropa masculina, ibas al calabozo. Una lesbiana butch debía tener tres piezas de ropa femenina, o de lo contrario iba al calabozo. La noche continuaba, sabías que revisarían tu identificación, después de esto podías marcharte sin más. Las identificaciones falsas aumentaron después de esto; yo entonces aún no tenía 18 años, los estaba rondando. Nos sacaron del bar. La rutina era que los policías tomaban su dinero, confiscaban el licor, si eras mesero escondías tu dinero tan pronto como vieras las luces aparecer, de lo contrario no volverías a verlo nunca más. Un candado en la puerta servía para mantener el local acordonado. Al ocurrir esto, nosotras desaparecíamos hacia la cafetería en una plaza durante quince minutos. Cuando regresábamos, la mafia estaba reabriendo, reponía el licor, y el negocio volvía a la normalidad.
Bien, lo que ocurrió esa noche fue escandaloso; todo mundo comenzó a ponerse, me parece, loco; muchas de nosotras nos enredamos en riñas, por lo que advertían que nos retiráramos, entonces nos fuimos por las calles. Se olvida la parte de la historia en la que, como los policías estaban dentro del bar, la confrontación empezó fuera cuando se lanzaron objetos contra ellos. Comenzamos con las monedas de un centavo, cinco centavos, diez, un cuarto de dólar. “¡Aquí está su dinero, puercos! ¡Cerdos de mierda! ¡Fuera de nuestros espacios!”. Esto lo comenzaron las drag queens callejeras de aquella época, de las que formábamos parte yo, Marsha P. Johnson y muchísimas otras que ya no están aquí. Debíamos ser unas 50 por entonces, de las cuales yo sigo aquí.
Una cosa más. La disputa se puso tan tensa, que el Comandante Pine, quien estaba al mando de la redada, tuvo que atrincherarse junto a sus hombres dentro del bar, porque no podían salir. Tuvieron que meter a la gente arrestada dentro del bar junto a ellos, usándola como escudos humanos. Hablando en serio, como lo cuenta la historia, hasta el día de hoy, ¡no sabemos quién cortó las líneas telefónicas! Así que no pudieron llamar al Departamento de Policía. Lo que pasaba es que el Comandante Pine no era bienvenido en el Sexto Distrito porque hacía poco tiempo se le asignó para detener la corrupción y, como saben, cuando intentaba usar el teléfono, del otro lado de la línea había una tropa de desviadas y pervertidas. Así que él estaba ahí para tal propósito, y quién sabe si no fue uno de sus propios hombres quien tomó el dinero para él solito.
La policía junto a la gente detenida se atrincheraron dentro del bar, con un reportero del The Village Voice, quien más tardé contó su historia en el periódico, en la que dijo que llevaban un arma en la mano. Los policías estaban tan asustados de nosotras, esa noche, que si hubiéramos tirado la puerta del bar, hubieran abierto fuego. Tenían orden de disparar si la puerta era destrozada. Alguien arrancó un parquímetro del suelo. Estaba suelto, yo no entiendo cómo pudo estar suelto. Y comenzó a estrellarlo contra la puerta.
Había gente que me preguntaba “¿Cuál es el plan para los disturbios?” porque de la nada habían aparecido bombas molotov. Me ha sido dada la autoría del lanzamiento del primer cóctel molotov por muchos historiadores, pero yo siempre he querido corregirlo; ¡Yo lancé el segundo, no el primero! Y no sabía qué era un cóctel molotov, a mí me hicieron sostener esa cosa que estaba encendida y pregunté “¿Qué demonios se supone que tengo que hacer con esto?” “¡Lánzalo en frente, carajo!” “¡De acuerdo!
Los disturbios se nos fueron de las manos, porque allí estaba el ‘Cookie’s’ al final de la calle, estaba ‘The Haven’, estaba el ‘Christopher’s End’. Una vez que corrió la voz de que en el Stonewall había sucedido una redada y que aún seguía, la gente vino desde los clubes. Pero también tenemos que recordar una cosa: no fueron solamente la comunidad gay y las drag queens callejeras quienes intensificaron estos disturbios; fue la ayuda de muchos hombres y mujeres heterosexuales radicales que vivían en el barrio entonces, que conocían los problemas de las comunidades gay y trans.
La muchedumbre aumentó de tamaño. Como saben, fue una larga noche de disturbios. Ahora mismo me causa una gran excitación el recuerdo del aullido que se extendía por todas las calles, “¡La revolución está aquí!”. Se volcaron autos, se rompieron ventanas, se prendió fuego por toda la zona. Se derramó sangre. Cuando finalmente los policías abandonaron el lugar, cuarenta y cinco minutos más tarde llegaron los refuerzos, nos montamos una línea de baile de drag queens levantando sus tacones mientras cantaban su himno, que hoy todavía escuchamos: “Somos las chicas del Stonewall / llevamos nuestro pelo rizado / llevamos nuestros vestidos / por encima de las rodillas / mostramos nuestro vello púbico” y así sucesivamente.
Tras esto, comenzó la batalla. La policía se lanzó contra nosotras. No sé cómo lo recuerda la mayoría de la gente, o lo que leyeron sobre el enfrentamiento a lo largo del país. La violenta táctica policial consistió en dar de garrotazos, a dos manos, en la cabeza. Pero lo impresionante esa noche fue que la mayoría de quienes fueron golpeadas, regresaban. Habíamos determinado que esa noche íbamos a conseguir la liberación, que nosotras liberaríamos a nuestra comunidad. Actualmente, yo cambiaría el “nosotras”: Tú has adquirido tu liberación, tu libertad, desde esa noche. Yo misma: yo no he conseguido una mierda, simplemente es lo que he tenido desde entonces. Pero yo sigo luchando, sigo continuando la lucha. Lucharé hasta el día en que muera y mi principal lucha actual es que mi comunidad consiga los derechos que por justicia son nuestros.
Estoy cansada de ver a mis hijas – llamo así a todo el mundo, incluyendo a quienes están en esta sala –, estoy cansada de ver a mis hijas transgénero sin hogar. Estoy cansada de ver la falta de interés de el sector adinerado de la comunidad. Ésta es una comunidad muy acaudalada. Cómo puede inaugurarse, para este aniversario, un edificio que necesita millones y millones de dólares y comprar otro edificio en esta misma calle, y todavía no preocuparse de las hijas sin hogar de su comunidad, y lo sé por un simple hecho, porque la razón de llevar acreditación todo el tiempo, para moverme por este edificio, es porque antes de llegar a este rehabilitado edificio he visto a muchas de esas niñas en la calle, muchas de nuestras hijas durmiendo en los escalones de esa iglesia. Vine aquí con una actitud. He subido desde el infierno. Sí, quizás intente destruir la recepción de ahí enfrente, pero no atacaría a nadie. ¿Qué hizo este centro comunitario por mí? ¿Me han dado las gracias por todo lo que he hecho por esta comunidad rarita? ¡Me han arrestado y dejado en Bellevue![2] ¿Así que supongo tengo que besarle las nalgas? No, yo por ninguna causa le beso el culo a nadie. No he llegado tan lejos para besarle el culo a nadie.
Esa noche, recuerdo haber cantado el “Venceremos” muchas veces, en diferentes manifestaciones, sobre la tribuna de Albany, cuando hicimos nuestra primera marcha, cuando hablé a la muchedumbre en Albany. Recuerdo cantarlo, pero no hemos ganado ninguna maldita cosa. No estoy al mismo nivel, estoy en la parte de atrás del autobús[3]. Mi comunidad está siendo arrastrada por una cuerda alrededor de nuestro cuello atada a la defensa del maldito autobús que tenemos enfrente. Liberación Gay, ¡pero nunca transgénero! Sí, guardo un montón de rabia. Pero tengo el derecho. Tengo el derecho de estar encolerizada. He luchado demasiado duro como para tolerar esta falta de respeto que he recibido y que mi comunidad ha recibido en los últimos treinta y dos años.
Puntualizando la historia, todas sabemos de la Ordenanza de Derechos Gay de hace diecisiete años [Aprobada en 1986]. Pero vayamos de nuevo al comienzo. Mientras hacíamos peticiones para la Ordenanza, sólo hubo una persona que fue arrestada. Ésa fui yo. Porque tuve el valor de entrar al recinto del Times Square en la Calle 42 y pedir a la gente que firmara esta petición. Y la única razón por la que lo hice fue porque este proyecto de ley incluía a la comunidad transgénero. Dos o tres años dentro del movimiento y la ley está siendo presentada y yendo de aquí para allá en el ayuntamiento. Tenían un pequeño pacto secreto para no invitar a la señora Sylvia y a otras activistas trans a ese pequeño pacto junto a otros políticos. La letra pequeña decía: “Échalas fuera y aprobamos la Ordenanza”. Así que, ¿qué simpático gay blanco conservador lo hizo? Enviaron a la comunidad que les había liberado de bajo del río, ¡y esto todavía lo vemos diecisiete años después de conseguir la maldita aprobación de la Ordenanza! Y odio decirlo, pero fue muy divertido. Algunas de las infinitas veces en que la Ordenanza ha sido sometida a votación, he dicho: “Espero que no sea aprobada”, a causa de lo que ellos me hicieron. Tan pronto como supe que esta comunidad necesitaba de esa Ordenanza, no sentí que se justificara hacerla sobre mi sudor y lágrimas, ni sobre mis hombros.
Así que Stonewall es una gran, gran fundación. Fue el comienzo del moderno día de la liberación del movimiento, como dije antes de las Daughters of Bilitis y de la Mattachine Society[4]. Sí, hubo otros muchos pequeños grupos, pero tienen que saber que se llamaban a sí mismos “homosexuales normales”. Vestían trajes y corbatas. En las primeras manifestaciones que ellos hacían, lesbianas que nunca habían usado vestido llevaban vestido y medias altas para mostrar al mundo que ellas eran normales. ¿Normal? Estupendo.
Uno de mis actuales mejores amigos, quien me ha empleado en los últimos siete años antes de cambiar de trabajo, es Randy Wicker[5]. Él era un muy conocido activista gay masculino en 1963. Fue el primer gay masculino – antes de que ningún movimiento real lo hiciera – en llegar a hablar, mostrar y afirmar al mundo que él era un homosexual normal. Le reconocí el mérito por ello. Ha hecho muchas y diferentes cosas, pero también él, en 1969 y durante muchísimos años, mandó al bote de la basura a la comunidad transgénero. Tardó muchos años en levantarse y darse cuenta de que nosotras no somos diferentes a cualquier otra persona; que sangramos, lloramos, y que sufrimos.
Pero esto ha seguido ocurriendo durante muchísimo tiempo. Quiero decir que antes de la liberación gay, ocurría lo mismo: “drag queens allá, nosotros estamos aquí”. El mundo vino a caer en la cuenta en 1969 y en el cuarto aniversario del Movimiento de Stonewall, de los disturbios de Stonewall, que la comunidad trans fue silenciada a causa de una lesbiana radical llamada Jean O’Leary, que sintió que la comunidad trans era ofensiva para la mujer porque nos gusta llevar maquillaje y ponernos minifalda. ¡Perdóneme! ¡Es que convinaban con los acuerdos que hacíamos en ese momento! Lo que pasa es que la gente falla en darse cuenta – no intento alejarme de la historia – de que todo el mundo piensa que queremos estar en las esquinas de las calles lejos de la gente. No lo queremos. No queremos estar en las calles chupando vergas y poniendo el culo para que nos la metan. Pero es la única alternativa que tenemos para sobrevivir porque las leyes no nos dan el derecho a ir y conseguir un trabajo con el que nos sintamos más seguras. No quiero ir a trabajar pareciendo un hombre cuando yo sé que no soy un hombre. He estado de esta forma desde antes de que dejara el hogar y he vivido en el mío propio desde los diez años.
De todas formas, Jean O’Leary comenzó esa gran confusión en esta jornada [Día de la Liberación en Christopher Street, 1973]. Fue el año en que Bette Midler hizo un performance para nosotras. Me habían solicitado ser ponente en el discurso de ese día. Pero teniendo en cuenta que las mujeres sentían que éramos ofensivas, se les impidió hacer su performance a las drag queens Tiffany y Billy. Tuve que luchar por acceder al estrado y literalmente, gente a la que había considerado camaradas en el movimiento, literalmente me echaron a golpes como a una mierda. Ahí fue donde todo comenzó, donde se empezó realmente a silenciarnos. Ellas me pegaron, yo les pateé el culo. Llegué a hablar, conseguí mis propósitos atravesando su barrera.
Fue otra oradora de ese día, Lee Brewster[6] (ella pasó a mejor vida hace un año), muy conocedora de la comunidad trans y de la forma de vestir de la comunidad. Ella subió al estrado, lanzó su tiara a la multitud y dijo “Que se joda la liberación gay”[7]. Pero la gente no se enteró de que Lee Brewster puso la mayor parte del dinero necesario para organizar la Marcha del Orgullo Gay de 1970, que fue la primera. Había otra vez, cerca de dos o tres mil de nosotras, empezando desde el barrio, subiendo por la Sexta Avenida, subiendo los dos pequeños carriles vehiculares. Haciéndonos visibles de nuevo, como comunidad trans. Y al día de hoy, si se observa dónde nos colocan todos los años, estamos una y otra vez hasta el final. Todavía tengo el placer de marchar junto a mi comunidad, por el simple hecho de que yo comencé el grupo de Veteranas Vivas de Stonewall, y yo marcho al frente.
Pero hasta que a mi comunidad le sea permitido el respeto de marchar al frente, marcharé con mi comunidad porque aquí es donde soy necesaria y este es el lugar donde comencé. Y sí, vestiré mi gran faja que dice “Stonewall”. La gente me preguntará. Les diré por qué: porque aquí es donde la Herencia del Orgullo [el grupo que organiza la marcha] quiere que permanezcamos. Ya ven, yo no me ando con bromas. Yo no estoy de acuerdo con gritar los nombres. Se joden con la comunidad transgénero, van a encontrar a la organización Street Transgender Action Revolutionaries hasta en el escalón de su puerta. Al igual que desechamos la HRC[8] por no aprobar las acciones de Amanda Milan[9], y cuando nos ofrecieron unas migajas, nos negamos a aceptarlas. ¿Cómo se atreven a preguntar la validez de un grupo transgénero preguntando quién les apoyo, cuando esta mujer trans ha sido asesinada? No. La comunidad trans ha permitido, nosotras hemos permitido que las comunidades gay y lesbiana hablen por nosotras. Los tiempos están cambiando. Nuestros ejércitos se están levantando y nos encontramos más fuertes. Y cuando vengamos a atacar (ya sea aquí, en Albany, o en Washington) van a ser conscientes de que no se fastidia a la comunidad transgénero.
Lo corriente, la normalidad, ser normal. Entiendo por qué mucha gente prefiere estar dentro de las ordinarias comunidades gay y lesbiana. Ya saben, pertenecer a algo maravilloso para ser vanguardia, para ser diferente del resto del mundo. Nos veo volviendo dentro del así llamado armario liberado, porque nosotras, no nosotras, ustedes de la comunidad normal, desean contraer matrimonio, desean cierto status. Eso es todo. Pero están olvidando sus raíces, están olvidando su propia identidad individual. Nunca podrán ser como ellos. Sí, podemos adoptar hijos, qué bien, qué bonito, es excelente. Me encantaría tener hijos. Me encantaría casarme con mi amor e irme lejos [Julia Murray], pero por razones políticas no lo haré porque no siento que tenga que encerrarme dentro del armario de la normal y heterosexual sociedad hacia la que los gays normalizados están siempre intentando ir.
Esto ocurre porque no quieren que la gente transgénero tenga derechos. Porque siempre nos dicen “Oh, déjenos conseguir los nuestros primero y luego les ayudamos con los suyos”. Si vuelvo a escuchar eso una vez más, creo que me tiraré del Empire State Builiding. Estoy segura de que a mucha gente le gustaría eso, especialmente si lo hubiera hecho en los viejos tiempos, ahora me he ido ablandando con el paso de los años. Solía ser una puta sobre ruedas[10].
Pero esos fueron días sobre los que he reflexionado. Este es un mes muy importante. Es posible que esté muy furiosa, pero es porque esto significa algo para mí, porque después de ser el Orgullo Mundial el año pasado en Italia, el ver a 500 000 hermosas y liberadas gays, lesbianas y personas transgénero y que me llamaran la madre del movimiento transgénero mundial y del movimiento de liberación gay, me produce un gran orgullo ver a mis hijas de celebración. Es lo único que espero – y he escuchado muchas cosas positivas en esta sala esta noche, tan positivas como gente dándose cuenta de que la comunidad trans es su benefactora, o ver gente abriendo sus ojos. Tienen que recordarlo, no lo digan simplemente porque estamos aquí; muestra tu apoyo cuando llamemos a la acción para apoyar nuestras acciones, las cosas que hemos planeado hacer.
O sea, me duele recordar que el 4 de mayo de 2001 tuvimos una histórica violación de derechos civiles por parte del cuerpo municipal. Nuestra Ordenanza fue finalmente introducida. ¡Guau! ¡Lo esperamos desde hacía tanto tiempo! ¿Pero dónde estaban mis hermanas y hermanos? ¿Dónde estaban las hijas que liberé? Muy pocas aliadas aparecieron. Pero lo que me llenó de orgullo fue que la comunidad trans apareciera en buen número, que las chicas que trabajan en esas esquinas se hicieran con el valor suficiente como para estar entre el público y continuar algo que ellas nunca hubieran pensado que fuera posible, como fue marchar hacia el Ayuntamiento, porque ellas tenían miedo a la policía, pero estaban ahí. Así que eso vino a mostrar al resto de la comunidad que, en la práctica, cuando preguntamos por su apoyo, queremos su apoyo. Y si en nuestro largo camino no lo tenemos, lograremos el que necesitemos.
Pero no lo olvidemos: las acciones por Amanda Milan continúan. Espero ver a muchas de ustedes en ellas. Y recuerden una cosa: cuando sean arrestadas, incluyéndome a mí misma, por Matthew Shepard[11], y muchas de nosotras vayamos a la cárcel, yo sólo iré a verlos cinco minutos, porque por ser la persona que soy, una luchadora de primera línea, según me siente en el suelo de la calle, uno de los camisas blancas[12] que me conoce desde hace años dirá “Cuando llegue la orden, agarra a esa puta de ahí, sácala a la calle y métela en el auto”. Así que ésa será la forma en que nos veamos.
Parece como si todo el mundo y hasta sus respectivas madres salieran por Matthew Shepard. ¡Un gay blanco de clase media que era afeminado! Amanda Milan apareció asesinada el año pasado, cinco días antes del Orgullo Gay. Esperamos un mes a tener una vigilia por ella. Tres mil personas se manifestaron. ¿Qué tipo de comunidad carece de sentimientos? ¡Somos parte de la comunidad gay y lesbiana! Lo que realmente me dolió es ver que sólo tres mil personas se manifestaran. Y no fue como suele ser una larga vigilia, sino que fuimos desde la Calle 36 a la Calle 42. Así que, cuando llamamos a la gente, no era sólo para patrocinar nuestras acciones, sino que esperábamos verla involucrada en ellas. Como dije, somos capaces de hacerlo por nuestra propia cuenta porque lo que hemos ido aprendiendo hasta ahora, después de treinta y dos años, es que no podemos depender de nadie, excepto de nuestra propia comunidad trans, para continuar empujando hacia delante.
Pero recuerdo lo liberadas que se mostraban en las celebraciones de ese mismo mes. Y siento pena por aquellas que no son capaces de leer la historia de Stonewall a lo largo del mundo. Y tenemos que culpar una vez más a todos los editores y a los que no lo son. Intenté incitar a la editorial de Martin Duberman [Plume/Penguin] a tener el libro de Stonewall traducido al castellano. Pero ellos sospecharon que el libro no se vendería en países del Tercer Mundo, en países latinos. ¡Qué montón de mierda! Porque la única manera por la que van a aprender la historia, especialmente si están lejos o simplemente apartadas, es siendo capaces de comprar un libro y leer la historia de Stonewall y de cómo fueron liberadas. Sé que muchos países, en lo concerniente a los gays, no están tan liberados como en Estados Unidos, especialmente en países latinoamericanos, pero recuerden una vez más que si tenemos que jugar al rol de macho fuerte, ya saben, muchachos, ¡tenemos que hacer un montón de bebés! Pero es una vergüenza que la gente haya tardado treinta y dos años en darse cuenta finalmente de todo lo mucho que hemos dado, del papel trans en la historia de este movimiento. Y otra cosa, espero verles cuando envíe los correos, y espero que los tengan en cuenta. Espero verles a muchas de ustedes aquí para hacer acciones por Amanda Milan, y una vez más les deseo a todas un feliz día del Orgullo Gay, pero que también reflexionen en esto.

Sylvia Rivera

Junio de 2001

 

[1] Literalmente “the drag queens third world bar”. Lo remarco por lo controvertido que puede ser usar este término en castellano. (NdT).

[2] Ciudad cercana a Seattle, Washington. Es práctica habitual de la policía estadounidense arrestar y dejar a las arrestadas a kilómetros de sus casas. (NdT).

[3] Referencia a Rosa Parks, negra que en 1955 se sentó en la parte de un autobús reservada para blancos y fue inmediáticamente detenida por ello. (NdT).

[4] “Sociedad Mattachine”. Grupo gay creado en 1950 en Los Ángeles, disuelto en la década de los 70′ y 80′ tras su declive ante nuevas formas de organización gay. (NdT

[5] Nacido en 1938, “Randy” Wicker perteneció a la Mattachine Society y tras Stnewall se unió a la Gay Activists Alliance, grupo aparte del Gay Liberation Front, al que consideraban muy radical. Hasta la actualidad, ha seguido en un ámbito LGTB institucional.

[6] Lee Brewster (1943-2000) fue una activista radical transgénero. Estrecha colaboradora de Sylvia Rivera, en 1970 fundó Queens Liberation Front, separándose del Gay Liberation Front y de buena parte de las drag queens de entonces. Murió diagnosticada de cáncer.

[7] En el texto no queda del todo claro, así que lo explico mejor: Jean O’Leary acaba de dar su citado discurso transfóbico cuando éstas dos trans subieron al estrado. Sylvia Rivera también se encontraba en el estrado entonces, y junto a ellas dijo “¡Van a bares gracias a lo que las drag queens hicieron por ustedes y estas putas nos dicen que dejemos de ser nosotras mismas!” Lesbianas transfóbicas y drag queens abandonaron el espacio tras esto. (NdT).

[8] Human Rights Campaing (Campaña de Derechos Humanos). Lobby LGBT creado en 1980 en EEUU, con tácticas de presión política y discurso asimilacionista. Una visión de Liberación Trans acusa a la HRC de apagafuegos, recuperadora, recaudadora de subvenciones, colaboracionista con el Estado

[9] Trans asesinada en el año 2000, a sus 25 años, a la salida del tren neoyorquino en la periferia de la ciudad por dos hombres que la golpearon y le dispararon. Al ser pocos días antes del Orgullo Gay de 2001 (el día 20), el impacto y la respuesta militante fue mucho mayor, llevándose a cabo acciones de protesta, sabotajes… Sylvia Rivera aprovechó este hecho para refundar STAR. Sus asesinos fueron detenidos y condenados a prisión. (NdT).

[10] “Bitch on wheels” Expresión coloquial estadounidense que hace referencia positiva a alguien que no se calla ni deja de hacer algo nunca. En este caso Sylvia Rivera utiliza el “bitch” teniendo en cuenta que a ella se lo han dicho muchas veces. (NdT).

[11] Matthew Shepard fue asesinado a sus 22 años en Laramie, Wyoming, por dos hombres que se ofrecieron a llevarlo a su casa. Lo golpearon y torturaron antes de asesinarlo. Comenzó una campaña política inmensa, en buena parte incitada por la cómoda extracción social de Mathew y su raza blanca, que culminó con la aprobación en 1999, bajo presidencia de Bill Clinton, de la Ley de Prevención de Crímenes de Odio, que incrementaba la pena de cárcel en caso de móvil homófobo. Sus asesinos fueron encarcelados. En torno a este asesinato multitud de entidades, lobbies, políticos gays, fundaciones y organismos parecidos obtuvieron una mayor cantidad de subvenciones, y peso político (NdT).

[12] En alusión a la seguridad privada de Nueva York, Atlas Securty, en cuyo uniforme destaca la camisa blanca. (NdT).

Bash Back! – Insurreccionalismo contra el género

Bash Back! en castellano quiere decir literalmente “¡Devuelve el golpe!”. El nombre del colectivo ya denota el espíritu de defensa y resistencia que querían implantar desde un inicio quienes lo fundaron para la gente oprimida por su no heteronormatividad. Su origen tiene lugar en una ciudad medianamente conocida del Medio Oeste norte de EEUU, Milwaukee, la ciudad más poblada del Estado de Wisconsin. El conservadurismo político de esta zona (sea de derecha o izquierda) va de la mano con una profunda homofobia arraigada en la gente. Las invertidas criadas en Milwaukee sufrieron desde siempre la homofobia cotidiana y la agresión física como forma correctiva para cualquier persona que se delatara públicamente como queer. En EEUU que sea asesinada una persona no heterosexual, especialmente si además es trans, puta y no blanca, no es algo extraño, y en esa zona del país casi forma parte de la cotidianeidad. Pero llegó un momento en que algunas de estas personas comenzaron a tener una práctica política, se organizaron en grupos anarquistas para atajar todas las opresiones cotidianas, y con el deseo de visibilizarse como queers ante las venideras movilizaciones contra las convenciones pre-electorales de los partidos Republicano y Demócrata y la conflictividad social creciente. Para entonces, durante varios años colectivos en otros lugares más politizados de EEUU (New York, San Francisco…) habían llevado a cabo un profundo trabajo de género dentro del anarquismo local, sensibilizando a sus componentes sobre la opresión específica homofóbica, sobre la lucha trans, cárcel y opresión sexual… todo bajo el sesgo que la palabra queer tiene en EEUU, que no sólo alude a la deconstrucción del binarismo de género, sino también a prácticas de acción directa en la lucha que enlazan bastante bien con lo promulgado desde todo el anarquismo. Con décadas detrás de trabajo de la lucha feminista, el Poder Negro y la misma disidencia sexual (EEUU es la cuna de grupos como el Gay Liberation Front, Queer Nation o Lesbian Avenger) y cierta interacción informal entre ellos, el trabajo fue dando sus frutos.

En 2008 miembros de Milwaukee Anarchists se organizan autónomamente visibilizándose como queers y forman Bash Back!. Dos miembros escriben el libelo Towards to Queerest Insurrection (“Hacia la insurrección más queer”), que difunden concienzudamente dentro del anarquismo estadounidense. Comienzan a promover dentro de la disidencia sexual local prácticas de autodefensa: clases de artes marciales, boxeo, roban artículos de lujo y los venden para comprar y regalar bates de baseball, palancas, martillos, protecciones, puños americanos, navajas y crean una red telefónica para avisarse en caso de agresión. Y funciona: dos compas son perseguidos por un grupo de Frat Boys (“chicos de fraternidad”, traducible por “machirulos”) hasta esconderse en el Campus de Milwaukee. Se activa la red de llamadas. En un rato, un grupo de invertidas y degeneradas armadas hasta los dientes se presenta en la zona, le da una paliza tremenda a los machirulos y rescata a sus compañeros.

Como bien ha dicho algún politicucho alguna vez, el anarquismo es un virus que se expande si no se le coloca un cordón sanitario alrededor. Y entre la coyuntura de la crisis y la radicalización de los movimientos sociales estadounidenses, Bash Back! comienza a hacerse oír y expandirse por toda la geografía yanqui. Denver, New York, Seattle, Berkeley, Memphis, Lansing, Minneapolis, Chicago, Philadelphia, Washington, Olympia… son ciudades a las que viajan miembros de Bash Back! Milwaukee o militantes de otros Bash Back! a donde gente de Milwaukee había ido anteriormente. Comienza a crearse una especie de federación informal, con multitud de colectivos llamados igual que se autodenominan anarco-queers y operan en consecuencia dentro de sus especificidades locales, sin una línea común definida, ni asambleas plenarias, ni encuentros predefinidos, ni estatutos.

El Gay Pride (“Orgullo Gay”) de 2008 será largamente recordado en EEUU, mucho más que aquél en 1990 en el que Queer Nation irrumpió con su comunicado “I hate the Straights!” (“¡Odio a los heteros!”). En Milwaukee, simultáneamente se convocó un congreso del Nacional-Socialist Movement estadounidense con un discurso abierta y beligerantemente homofóbico. Un grupo de radicales queers con armamento sobrante, banderas rosinegras, capuchas y tras una pancarta que decía “These faggots kill fascist” (“Estos maricones matan fascistas”) irrumpieron en las inmediaciones del acto fostiando a cualquier nazi que se les acercara, mandando un número considerable al hospital y abandonando la zona solamente con un herido de consideración y camuflándose entre el Pride oficial.

En Chicago y Memphis, Bash Back! se presenta en los actos oficiales realizando acciones de boicot y denuncia del proceso de gentrificación de los barrios “gays”, la incitación perpetua al consumo y las políticas de asimilación promovidas entonces por el Partido Demócrata en el preludio del gabinete Obama (adopción, matrimonio…). Ese mismo verano tienen lugar en Denver y Saint Paul respectivamente las citadas Convenciones del Partido Demócrata y Republicano. En estas convenciones se elige quién va a ser presidente y vicepresidente de cada partido en las próximas elecciones en caso de ganarlas. En Saint Paul BB! realiza un piquete, evitando durante largo rato que los coches republicanos accedan a la convención, hasta que la policía los dispersa violentamente. En Denver, ciudad de mayor tradición política, se realiza una inmensa manifestación anti-Convención con un nutrido Black Bloc (“Bloque Negro”) al final. Dentro del Black Bloc aparece un “trans and queer bloc” que se destaca en la destrucción del mobiliario urbano y en la respectiva confrontación con la policía, ante la mirada estupefacta del hetero anarcobloque ante banderas queers destrozando escaparates y golpeando cascos de antidisturbios.

En noviembre de 2008 Bash Back! es catapultado a la fama gracias a la prensa. Para visibilizar la homofobia montaraz de la Mount Hope Church (Iglesia del Monte de la Esperanza) de Lansing, se realiza una acción que miembros del colectivo calificaban de “light”: durante un acto multitudinario, militantes de Bash Back! se suben a los altos de la iglesia y despliegan una pancarta firmada con el lema “”It’s OK to be gay” (“Es bueno ser gay”) mientras abajo varias personas de mismo sexo social asignado comienzan a comerse la boca a la salida de la iglesia. Las reacciones fueron desde fieles que intentaron agredir a las compas, hasta ultracristianas que se desmayaron allí mismo al ver tales aberrantes actos. Pese a la reciente victoria electoral de Obama, se orquestó una campaña mediática contra Bash Back! en la que se daba cobertura a comentarios de miembros de la iglesia que lo calificaban de ser un grupo satánico, pagano, antiamericano, comunista (¿!) y, por supuesto, comentarios homófobos respectivos que aludían a que la homosexualidad no sólo es una enfermedad, sino también una condena para gente que realiza tales actos. La ultracristiana Alliance Defending Freedom (“Alianza de Defensa de la Libertad”, ya, claro) interpuso una denuncia a las personas filiadas en la acción, requirió que fueran vulneradas sus cuentas del servidor anarquista riseup.net para buscar más responsables y logró que por orden judicial se condenara a las participantes a $ 2750 dólares en total por daños y perjuicios, y a que no pudieran acercarse a una cantidad de metros estipulada a un edificio religioso.

Con lo de Lansing reciente y la Administración Obama legalizando el nuevo lote legal de asimilación gay estadounidense, en septiembre de 2009 se convoca un G-20 en Pittsburgh. Bash Back! se moviliza a nivel estatal para acudir a él. Se preparan multitud de actos: mini-parlamentos callejeros para hablar de alternativas al capitalismo, charlas, acciones directas, el típico paseíllo pacífico… y el Black Bloc, por supuesto. Mientras ciudadanistas apagafuegos se enfrentan a anarcoinsurreccionalistas furibundos vestidxs de negro en las inmediaciones de la reunión, BB! organiza un cabaret travesti en un barrio rico de la ciudad. Al finalizar el cabaret, ante la total ausencia policial, un miembro del colectivo agarra la megafonía y advierte de que el grupo de asistentes va a comenzar a moverse en manifestación. Cuando crucen la tercera manzana, van a destruir todo lo que haya alrededor. Quien no quiera participar, que se marche antes de cruzar la tercera calle. Dicho y hecho: una multitud de maricones, bolleras, travolos, putas, vestidas con alas de ángel, varitas mágicas, pelucas… y martillos, palos y adoquines deja atrás el tercer cruce y comienza a destrozar todos los comercios pijos a ambos lados de la calle, sin intervención policial alguna. Por el camino, se encuentran con unos Frat Boys que, al ver una turba de mariconazos y además disfrazados, se disponen a hacerles frente. Claramente, se llevan la paliza de su vida. Tras varias manzanas arrasadas, la piara se dispersa sin ningún detenido. El Black Bloc no se creía lo que ocurrió, y florecieron los comentarios estupefactos ante tales hechos. De entre el anarcomachirulismo se destacó un reconocido militante anarquista partícipe en la contracumbre, que en un artículo en prensa afín escribió que esos disturbios no pudieron hacerlos queers, porque la gente queer es débil y se dedica a otras cosas que no son disturbios (como oler flores, ir a garitos a ligar…), haciendo suyo el discurso LGTB oficial y toda la homofobia refundada que lo rodea. Ante tamaña gilipollez, Bash Back! salió al paso con un comunicado desternillante en el que aseguraban que la máxima expresión de la palabra queer es precisamente eso, hacer disturbios, quemar contenedores.

Derivadas de los casi 200 arrestos durante el G-20 hubo varias prisiones preventivas para sus partícipes, entre los cuales se hallaba Ariel Attack, trans de Bash Back! Denver, a quien se condenó a 18 meses de prisión y cuantiosas multas bajo la acusación de romper ventanas durante la Convención demócrata. Comenzaron a realizarse acciones de solidaridad, especialmente orientadas a destrozar la fachada de bancos o edificios oficiales y firmar con el nombre del preso. Entonces el Poder judicial comenzó a amenazar con que si seguían las acciones, al estar firmadas con su nombre, se las encausarían al preso (que tiene poderes extrasensoriales y puede destruir bancos desde la celda). Entre este intercambio dialéctico, un certero cóctel molotov reduce a cenizas una sucursal de la Wells Fargo, banca yanqui superprogresista, famosa por jactarse de dar dinero a proyectos ecologistas, feministas institucionales… y, por supuesto, a los grupos LGTB oficiales. Al firmarse la acción en solidaridad con Ariel, Wells Fargo tiene un cortocircuito mental y retira las subvenciones a los grupos LGTB, objetivo intentado durante años y años por los grupos queer radicales con comunicados, performances… y al final un único molotov lo logra de repente. A los cuatro meses aproximadamente de comer prisión, el compañero sale de la cárcel sin explicación judicial alguna, pero se cree claramente que la campaña de solidaridad tuvo algo que ver en ello.

Entre 2010 y 2011 los grupos de Bash Back! formales se van disolviendo, pues consideran que existe ya un espíritu dentro de mucha gente del entorno queer de autodefensa, de venganza, de resistencia autónoma al heteropatriarcado, por lo que los colectivos no sólo ya no sirven, sino que pueden ser contraproducentes. Bash Back! queda como un espíritu de lucha, como un nombre con el que firmar una acción si es realizada contra el poder blanco hetero, al estilo descentralizado del Frente de Liberación Animal. Por esas fechas en Milwaukee una prostituta trans y negra fue asesinada por un blanco y hetero vecino de la localidad. BB! Milwaukee ya no existía, fue el primer grupo en disolverse. Se convocó una concentración frente a la casa de la asesinada en su recuerdo. A continuación y de manera inesperada, personas enmascaradas y sin ninguna relación con BB! Milwaukee incitaron a las concentradas a moverse hasta la casa del asesino. Cuando se aproximaban al inmueble, sacaron antorchas y las encendieron. Al llegar a la casa, rompieron sus ventanas e introdujeron las antorchas dentro. La casa ardió hasta sus cimientos.

En 2011 la situación económica y política de EEUU se agrava, y con ello las reacciones de las personas contra el Estado. La policía extrema sus acciones, asesinando a varias personas por motivos raciales que incitan motines en Oakland y en Seattle. En ésta última, en el Gay Pride de 2011 una manada de invertidas bajo el nombre de Queers Fucking Queers realiza un Pink Bloc (“Bloque Rosa”) por el centro de la ciudad, atacando tiendas de ropa pija binarista y enfrentándose a la policía. Doce coches de la policía de Seattle quedan dañados por la manifestación, que se dispersa sin detenciones.

Se suceden los ataques a miembros del NSM, una iglesia de Mars Hill arde en Portland en recuerdo de varias trans asesinadas, se sabotean bancos, periódicos… En octubre de 2011 irrumpe el Occupy Movement en la costa este, con un tinte de clase media blanca triste porque le han quitado algunos de sus privilegios. En Seattle u Oakland, gracias a la presencia de negros, queers y anarquistas, el Occupy adquiere tintes mucho más radicales. En la acampada de Oakland destaca un grupo queer feminista que trabaja la disidencia sexual dentro del movimiento y organiza un destructor Pink Bloc para la huelga general de Oakland de noviembre de 2012. En Seattle anarco-queers convocan otro Queer fucking queers en junio de 2012 brutalmente reprimido por la policía. En respuesta, cientos de anarco-queers y simpatizantes se concentran delante del poder policial local bien armadas en respuesta a la represión, ante lo cual la policía se encierra herméticamente dentro del edificio muerta de miedo hasta que las manifestantes se marchan. Algunas acciones más están documentadas en el zine “Espacios Peligrosos. Resistencia violenta, autodefensa y lucha insurreccionalista en contra del género”, una reciente publicación del ámbito queer estadounidense, donde, además de enunciarse varias acciones directas recientes, se ponen sobre la mesa nuevos debates sobre género de la zona, como la sustitución de los comúnmente llamados “espacios de seguridad” libres de patriarcado por “espacios de peligrosidad” en los que, entendiendo que personas de condiciones vitales alejadas del varón blanco heterosexual siempre son susceptibles de ser agredidas, hay que estar siempre alerta en cualquier espacio.

En junio de 2011 CeCe McDonald, una prostituta trans negra de Minneapolis , se hallaba en un bar cuando un nazi local comenzó a acosarle verbalmente por sus salidas de la norma blanca hetero. Comenzaron a pelearse, y CeCe le asestó una puñalada mortal en el torso, donde casualmente tenía tatuada una esvástica. Fue arrestada y puesta en libertad bajo fianza a la espera de juicio bajo cargos de homicidio. Según la legislación yanqui, estaríamos ante un caso de defensa propia, lo cual no sería penalizado, pero al tratarse de una puta, trans y negra… A continuación comenzó una campaña de solidaridad por CeCe, en la que se han destacado ataques contra bancos, edificios administrativos, un Starbucks y un molotov contra una oficina principal de la Wells Fargo. Una de las acciones se llevó a cabo en Denver el primero de mayo de 2012, el mismo día en el que una brutal huelga general, la primera a nivel estatal en la historia de EEUU, ponía en evidencia la inmensísima conflictividad social actual en el país hegemónico. Como respuesta represiva a la huelga, cinco personas del entorno anarquista de EEUU fueron llamadas a declarar ante el Gran Jurado, una figura judicial estadounidense especializada en la represión de movimientos políticos (la responsable de la brutal represión al movimiento de liberación animal hace una década) según la cual puedes permanecer hasta 3 años en prisión si te niegas a dar información al Estado sobre las actividades políticas de otras personas. Ninguna habló. Una de las encarceladas pertenecía al entorno anarco-queer local. Actualmente cuatro de ellas se hallan en libertad vigilada tras su paso por la cárcel, y una se encuentra huída y escribiendo comunicados al poder judicial yanqui diciéndole que se joda, que no la encontrarán nunca.

Pese a esta coyuntura represiva actual, muy probablemente el espíritu Bash Back! se halle ahora organizando el venidero Gay Pride a su manera, con acción directa y lucha contra el Estado. Si algo nos enseña esta experiencia, es que la acción directa, la autoorganización, la autodefensa, el apoyo mutuo, la contundencia… son estrategias políticas necesarias para cualquier grupo social sojuzgado por la norma imperante. Y que no son sólo palabras, sino que es posible materializar todo ello y obtener de ahí un movimiento social autónomo y combativo. La realidad yanqui no es igual que la ibérica, alí la opresión social, los privilegios, la antirrepresión… son fenómenos más trabajados fruto de la necesidad imperante, y la gente militante lo asume mucho más. Pero la coyuntura actual en el Estado español comienza a ser no muy diferente a la estadounidense, con los efectos de la “crisis” cada vez más visibles. No dentro de mucho será indispensable para la vida urbana asaltar supermercados para comer, okupar casas, defenderse ante los abusos policiales… todo ello junto a la específica opresión de género y sexo que se añadirá a todo lo demás. Un mundo extremo exige posiciones extremas. Tomémoslas y hagámoslas un hecho.

T. Piras

2013