“Retomando Nuestras Vidas” fueron una serie de charlas con Jean Weir en Hamburgo y Berlín, Alemania. Asistieron entre 50 y 100 personas. En Hamburgo se realizó en la “Rote Flora” un espacio anticapitalista que lleva mucho tiempo, y en Berlín se hizo en “Stadthaus Bocklerpark” un popular espacio deportivo. Lo que sigue es un fragmento de algunas de esas charlas.

Sabes qué… de cierto modo, creo que tenemos que examinar nuestras expectativas – porque estamos aquí – porque vivimos en un mundo de repeticiones y las cosas se suelen repetir, también con nosotros dentro del movimiento. Posiblemente esperamos, en cuanto aparece una compañera de cierta edad, que esta persona nos explique su forma de organizarse, y así reproducirla luego de describirla. No es el caso esta noche. Sólo intentaré comunicar un par de ideas dentro del contexto del ideal anarkista- bueno, hablaré del punto de vista de una anarkista- no tomaré por descontado que todo el mundo aquí es anarkista, pero obviamente estamos de acuerdo en que tenemos un enemigo común.

…El hecho de exteriorizar la violencia no significa que vamos hacia la revolución. Podría ser que el capital, en su necesidad de participación y control, nos ofrece momentos para expresar la violencia contenida y la frustración, así protege su esencia estructural y nos da un enemigo simbólico. Porque al fin y al cabo el policía es un símbolo del capital, no es el capitalismo, es una herramienta del capital. El banco es un símbolo de capital, el dinero es un símbolo del capital. Si atacamos el capital de manera destructiva el dinero se hace relativo. Si nos acercamos directamente al comunismo; no al comunismo del Estado, sino al comunismo sin jerarquía ni lideres, el dinero desaparece inmediatamente. Si llegamos a un momento en que la lucha insurrecta se hace realmente destructiva, tanto que destruya el funcionamiento del capital, el Estado pierde su consenso porque la gente empieza a organizar sus vidas directamente, los policías dejan de ser una cosa garantizada por el Estado y muchos de ellos saldrán corriendo. Porque, como ya sabemos, son cobardes. Son violentos, peligrosos y asesinos pero también son cobardes.

Así que, los problemas que tenemos pendientes son bastante urgentes, hay una urgencia en este asunto. Hay la necesidad de poder analizar la realidad de alguna manera- ¡mejor de lo que lo estoy haciendo esta noche!- hacer un análisis básico mínimo de la realidad que vivimos ahora en este momento, antes que se reduzca nuestro lenguaje, porque nuestro lenguaje se está reduciendo en todos los sitios. Se esta reduciendo en las escuelas, en el terreno social y en muchas de las áreas de las humanidades. No sé en Alemania, pero en Inglaterra se está eliminando de los estudios. Las ciencias ya se han vendido al capital por completo, y de aquí a nada no tendremos ni la capacidad de razonar y únicamente seremos reactivos.

…. Estamos perdiendo la capacidad de mirar a nuestro alrededor, evaluar algunos peligros y tomar la iniciativa y la responsabilidad, hasta una acción tan simple y sencilla (pero cada día mas peligrosa) como cruzar la calle. Cruzamos cuando nos dan permiso, cuando es legal, cuando tenemos (los peatones) el derecho legal para cruzar. De cualquier manera, solo es un apartado. La cuestión es que tenemos dos elementos opuestos delante. El viejo elemento de la cantidad, eso de que debemos ser muchos para poder movernos, para poder atacar. Afrontamos la elección entre cantidad y calidad. Tenemos fechas para la manifestación grande o la cumbre, o nos identificamos con una campaña- tipo ecología o anti-nuclear- y dentro de esa realidad nos encontramos otra vez con la elección de si queremos estar con mucha gente, lo cual requiere la formación de alianzas con diferentes tipos de grupos, si queremos encontrar calidad en nuestra lucha. Deseamos involucrarnos en una lucha con la calidad que decidamos, inventemos y experimentemos. Reconocemos que también necesitamos ser muchos si queremos luchar, atacar y destruir el capital. Eso, otra vez, es lo que tenemos que decidir, porque no todas las anarkistas quieren destruir el capital. En el pasado, no sé del presente, muchas anarkistas pensaban que el proyecto era crecer en cantidad como movimiento. Los obreros tomarían los medios de producción y se autogestionarían sin jefes ni esclavos: todo el mundo como iguales. Un tipo de anarko-sindicalismo digamos. Hay otra parte del movimiento que cree que nuestra falta de fuerzas es porque no estamos lo suficientemente “organizados”, y como no tenemos una organización fuerte, los esfuerzos de estos compañeros están dedicados a la consolidación de esa organización para hacerla crecer antes que podamos llegar al momento de atacar. Porque necesitamos a “la clase trabajadora” en nuestras organizaciones antes que podamos atacar. Pero si, como hemos visto, “la clase trabajadora” como clase consciente ha desaparecido entonces esta proyectualidad esta destinada a quedar tal como está.

Cuando decimos que la clase obrera ha desaparecido no estamos diciendo que ha desaparecido la explotación o que la gente ya no trabaja, sino que se ha cambiado la clase de productores en las cuales se basaron las antiguas teorías revolucionarias. El principal sector productivo de Europa es ahora el terciario, ha dejado de ser la producción primaria al convertirse en producción dirigida, una manera de organizar lo que viene de otros sitios; información, servicios e industria.

Está claro que también somos explotados, y por eso estamos aquí. Pero tenemos más, a parte de sentirnos explotados. Tenemos ideas, tenemos una visión de otro mundo, tenemos cierta claridad para ver las cosas como son, desde la cuestión social, tenemos capacidad de análisis y mucho más.

Si estamos de acuerdo en que no queremos éste mundo, que debemos destruir el trabajo, porque el trabajo no sólo nos esta destruyendo, sino que también está destruyendo el planeta entonces, en algún momento necesitaremos ser más en este proyecto. Así que pienso que el problema que debemos afrontar hoy, es como podemos funcionar de una manera eficaz, sin mediaciones, para atacar lo que sabemos que debe ser destrozado y a la vez ser muchos más. ¿Quienes son nuestros compañeros? ¿Buscamos compañeros dentro de los movimientos, en las enormes masas de gente que aparecen en las cumbres, o durante las fechas de la algunas manifestaciones de ecologistas, etc?, por supuesto que estarán algunos compañeros allí, ¿pero cómo encontrarlos? Si no nos interesa formar una organización visible con un nombre y una manera fija de funcionar, les encontramos actuando en grupos pequeños, actuando directamente en contra del capital, haciendo de algún modo que estos ataques se desarrollen y multipliquen. Acciones que son fáciles de identificar y reproducir. El ataque tiene que ser visible no sólo a los potenciales compañeros que estén ahí, sino a las demás compañeras potenciales que no vemos. Es posible que en este mismo edificio, en este momento, haya personas que sean nuestras compañeras. Esa es la clave, hay compas a nuestro alrededor, en esta ciudad, en cualquier ciudad y en este país. Nuestras compañeras están en todas partes.

….. Cuando una situación empieza a ser aplastante hay una muchedumbre, no una demostración política en la cual sabemos “quienes somos” (posiblemente no estamos todos juntos en una marcha pero sabemos quienes somos, nos reconocemos); aquí estamos en la muchedumbre, no conocemos a nadie. Esta es la situación que buscamos si estamos intentando destrozar al capitalismo. No tenemos el control, ni buscamos un proyecto de control. Ya vivimos en una situación de control: autocontrol en un nivel muy grande, y del movimiento.

Entonces, ¿cuál es la función de las anarkistas dentro de movimientos de masas insurrectos? pues, algunas anarkistas terminan implicándose en la lucha de masas; miles de egos actuando como uno. Ese es el momento de autogestión, no hay nadie organizándo desde fuera. Puede definirse, si quieren hacerlo así, como una insurrección. Pero si no actuamos, después de unos días, los problemas aparecerán dentro del movimiento de masas. Es posible que sea reprimido por las fuerzas represivas o cuando no se sabe hacia dónde se dirige el movimiento, ahí es cuando aparecen los líderes.

Pero si decimos que es momento de atacar y destruir lo que nos está destruyendo, que además acaba con nuestro futuro y toda perspectiva de futuro para nuestras hijas y sus hijos, entonces hay que desarrollar modelos que nos hagan posible extender la insurrección de una manera horizontal. Necesitamos experimentar con métodos que no sólo se basen en golpear objetivos, sino que además contengan a la organización mínima autogestionada.

Ese es el nudo en cuestión. ¿Qué podemos obtener de la realidad? como ya hemos dicho, nuestra teoría viene de la acción. Acción que se ha venido desarrollando desde los setentas, hasta hoy, por grupos pequeños. Podemos usarla como modelo organizativo a aplicar y atacar directamente al capital. Porque si estamos de acuerdo que hay una necesidad urgente de atacarlo, no hace falta esperar a nadie, no hace falta esperar consensos generales antes del ataque, aunque seamos pocos, no nos apetece atacar en la dimensión de una vanguardia minoritaria sino usando formas mínimas de organización que se puedan multiplicar. Es lo que suele llamarse grupo de afinidad, a falta de otra palabra mejor. No nos referimos a un grupo de afinidad en el contexto activista, donde miles o incluso millones de personas aparecen en un momento dado para una situación especifica, posiblemente una manifestación, digamos dentro de la esfera del ataque simbólico. Es simbólico porque no va mas allá que los días de acción. Así que se necesita eficiencia, hay que poder actuar inmediatamente y ser capaz de dividirse en grupos y en varios sectores. Y la gente, de una manera u otra, debería ser invitada a formar grupos de afinidad.

Cuando hablamos de grupos de afinidad no es, precisamente, amistad lo que deseamos referir. Queremos decir grupos de uno, dos, tres compañeros que deciden buscar conocimientos recíprocos el uno del otro. Deseamos superar el respeto a los derechos, diferencias, y a “las cosas de cada uno”, por eso es que dialogamos. Hablamos claramente de lo que nos pasa por la mente, de lo que queremos, empezamos a conocer las ideas de cada una, y quizás decidamos actuar juntos. La acción no necesita cincuenta páginas de explicación. No hace falta que lo firme un acrónimo. No hace falta que haya sido hecho en nombre del proletariado. No sintetiza la lucha entera, ni intenta continuarla. Toma un artefacto casero hoy, pequeñas armas mañana, y al día siguiente una metralleta, porque el objetivo es acercarse al enemigo; que casi siempre es la policía. El grupo de afinidad se concreta en pequeñas acciones; en este punto estas compañeras ya han transformado algo dentro de sí mismas, al nivel de conocimientos recíprocos y al conocer lo que están atacando. Básicamente, es sólo a través de la acción que nos conocemos a nosotros y a la realidad. Los compañeros que no conocemos, los desconocidos, pueden ver también una indicación para su lucha, porque el propósito no es acercar gente al movimiento anarkista, sino sobrepasar al movimiento con métodos anarkistas. Cuando digo anarkista me refiero a un antiautoritario, enemigo de jerarquías, que contiene el elemento de transformación, implicado en la lucha constante; sin esperar “plazos” para actuar, que posee elementos de permanente conflictividad, capaz de autogestionar la lucha y el ataque (no autogestionar la miseria de nuestra vida cotidiana).

Entonces, el siguiente punto es, y después voy a parar de hablar, el puente entre las acciones individuales de los grupos de afinidad y el llegar a los explotados en el contexto de una lucha especifica. Esto es lo que podemos llamar una lucha intermedia, no es la revolución sino un determinado objetivo, que en un momento dado una persona especifica está afrontando. Podría ser una base militar a punto de ser construida, una prisión rechazada por la gente, o cualquier cosa. Probablemente habrán muchas fuerzas refractarias, no solo anarkistas, sino comunistas, socialistas, sindicalistas, ecologistas…lo que sea. A todo eso, rechazamos el tipo de organización de “frente popular” y basándonos en un análisis de cuál es el objetivo especifico dentro del contexto de un sentido global -porque eso es lo que hace que el objetivo sea revolucionario- la cuestión gira entorno a los medios. Para nosotros los medios que usamos es lo importante en la lucha, no el resultado final- eso es relativo.

Empezamos con los medios de siempre, panfletos, charlas al aire libre, presencia en la calle, hablando con la gente de como vemos las implicaciones (sociales, económicas etc..) de la situación que sea, y hacer una propuesta organizativa, una propuesta organizativa de masas. Cuando digo masas no me refiero al número de personas, sino hablo en un sentido “no-político,” es decir, sin ningún partido político o sindicato dentro de la propuesta organizativa. así que, proponemos un tipo de entidad organizativa básica. En este momento no estamos hablando a las masas, estamos hablando a los pocos que han eliminado los sindicados y partidos como punto de referencia de su lucha. Los que quieren luchar directamente. No escondemos el hecho de que somos anarkistas: somos anarkistas pero no estamos intentando convertir a esa gente y hacerles formar parte del movimiento anarkista, sino queremos darles y usar, junto a ellas, métodos anarkistas, lo que quiere decir que tienen que ser autogestionados. Tienen que ser autogestivos, al mismo tiempo que se relacionan con otras estructuras autogestionadas de la misma lucha, sin pasar por la mediación de una entidad organizativa formal, aunque sea anarkista.

Debemos tener claro el objetivo del cual partimos, eso define toda la lucha intermedia, porque nuestro objetivo no es intentar solucionar todos los problemas que tiene la gente. Sabemos que en cualquier sitio donde hay una campaña para construir una prisión, un centro de internación para inmigrantes, o una base nuclear va a ser un lugar donde hay mucha gente sin trabajo, o posiblemente sin viviendas dignas…. los sitios donde construyen cosas así es donde existe más malestar social.

Pero necesitamos concentrarnos en el objetivo que queremos destruir, trabajando juntas con estas entidades básicas que podrían crecer de un día a otro -llegando, quizá, a ser miles de personas- y al final concretar el ataque. Es en el ataque en sí, en donde existe esperanza de que las cosas puedan extenderse mas allá del objetivo. Soy consciente que todo eso ha sido difícil de articular; el intentar dar una visión coherente a una propuesta de lucha que probablemente ya existe. Quiero decir, no conozco la situación acá, hay muchos más elementos importantes dentro de la lucha anticapitalista que no he mencionado porque es un tema demasiado grande. Un ejemplo podrían ser los “excluidos” e “incluidos”- los que están incluidos en el proyecto del capital, y las masas excluidas que lo están para siempre. Otro tema podría ser el crecimiento exponencial de la tecnología – cosas que antes tardarían años pueden pasar ahora mismo, porque la tecnología hace muchas de ellas mas rápido. O el control de la vida social que se está moviendo desde los enclaves de antes; como hemos dicho – las fábricas, las prisiones, los manicomios, etc… a todo el territorio, hasta alcanzar el idioma. Reduciendo nuestro lenguaje, y el hecho de que éstas tecnologías están literalmente penetrando nuestros cuerpos, no son sólo externas. Estamos yendo de la estructura cerrada de la prisión a una estructura de la sociedad como prisión. Pues las personas que no tiene comportamientos adecuados, para el proyecto capitalista, son demasiadas para contenerlas dentro de una estructura cerrada, y casi se ha llegado a un punto, en el cual, la tecnología está suficientemente desarrollada como para controlar grandes masas en un sitio específico y mantenerlas allí. Como dijimos antes, esta tecnología de control es objetiva, pero también es subjetiva, porque aquí ni siquiera tendemos del idioma para salir de ciertos guetos. Se definirá el gueto, entre otras cosas, por su falta de idioma.

Y para concluir, existe el hecho de que la disponibilidad de los recursos del capital es limitada. Por ejemplo, energía y recursos como el petroleo no van a durar para siempre. El capital va a tener que buscar nuevas formas de energía, la transmisión que afectará seguramente al lugar en donde vivimos, tendiendo a la militarización total del territorio.

También, como ya sabemos, la superficie del planeta está en retroceso, las áreas que producen aimentos están disminuyendo. Estados como el chino, con una población a la que no alcanza a alimentar, acceden a lugares en África para comprar grandes áreas de cultivo, exportando arroz para alimentar a su población. Así que vamos a un nivel en el que incluso el transporte y la alimentación estarán militarizados, porque cada vez más gente se están muriendo de hambre.

Por eso la urgencia de lo que afirmamos. En el actual momento histórico – por supuesto que hemos dicho que, como anarkistas, no tomamos la historia como punto de referencia- tenemos un desafío por delante. Como somos anarkistas estamos mas cercanos, somos los únicos sujetos, los únicos humanos que tienen en sus corazones el deseo de libertad y la idea de la totalidad que conlleva cada pequeña acción realizada. Llevamos dentro el sentido de esa totalidad.

Eso es lo que pienso, ahora les toca a ustedes opinar. Tan solo quiero señalar que este contexto me parece un poco forzado, al empezar con una única persona hablando. Obviamente esa no es la manera que una querría continuar, sino abriendo alguna posibilidad, algo que pueda continuar en el tiempo, examinando y a lo mejor experimentando ciertas ideas.

Jean Weir