Somos el enjambre

Si piensas que eres demasiado pequeño para marcar la diferencia, prueba a dormir en una habitación cerrada con un mosquito.

Proverbio etíope

Cerramos la ventana para evitar que entraran más. Escuché atentamente durante suficiente tiempo hasta estar seguro que solo había uno en el cuarto. Llegué a la conclusión de que era imposible dormir mientras estuviera con nosotros y, por consiguiente, encendí la lampara. Espere, y escuche, el juego. Sabía que podía atraparlo. Había atrapado algunos antes. Solo era cuestión de esperar y escuchar, mantenerse quieto hasta poder verlo, y después golpear rápidamente sin compasión.

Eran las 5:45 cuando finalmente me rendí. El mosquito me había ganado – sin importar lo activo que estuve, el tiempo de espera, o cuantos de sus congéneres había atrapado y eliminado previamente – ni siquiera lo había visto, por no hablar de matarlo. Todo lo que me quedaba por hacer era apagar la lámpara, acostarme, y esperar a ser comido vivo.

***

Esto es lo que debemos hacer con nuestra rabia. Ser pacientes. Ser sigilosos. Ser rápidos. Golpear duro. Sí, somos pequeños, pero eso es lo que nos hace rápidos y difíciles de golpear. Nuestro enemigo es torpe y lento. Y nosotros somos muchos. Podemos actuar juntos, en grupos, con aquellos a los que podemos confiar nuestras vidas. Podemos actuar a solas, seguros de que hay otros actuando también, y que nuestro enemigo no puede vernos a todos, por no hablar de matarnos a todos. Sí, debemos ser prudentes. Cuidadosos. Mantener la distancia cuando veamos a nuestro enemigo listo para golpear. Tener la seguridad de que está desprotegido cuando nos aproximamos, y durmiendo cuando golpeamos. Si planeamos nuestra fuga, podemos golpear tan fuerte como para despertar al enemigo rugiendo de su sueño, aullando en sangre. No estaremos ahí. En orden, para ser invisibles, no debemos ser mansos. En orden para ser efectivos, necesitamos no estar “organizados”. Vamos a ser encabronadamente salvajes. Estamos rodeando a nuestra presa, nos estamos preparando para acabar con el Leviatán, miembro a miembro. Porque sabemos que es un asunto de vida o muerte. Y no estamos dispuestos a morir.

Haz enjambre, pulula. Destruye.

 

Kevin Tucker

 

Amabilismo

Amabilismo: tendencia más o menos codificada socialmente, de afrontar la realidad en términos dependientes de si los otros se comportan cordialmente; tiranía del decoro que impide pensar o actuar por uno mismo; modo de interacción basado en la ausencia de juicio crítico o autonomía.

Todes preferimos lo amistoso, sincero, agradable, amable. Pero en un mundo de miserable dominación, que debería provocarnos re-examinar todo radicalmente, lo amable puede ser lo falso.

La cara del dominio es frecuentemente amable, culturizada. Auschwitz viene a la memoria con sus gestores, que disfrutaban de Goethe y de Mozart. De forma similar, no fueron monstruos con aspecto demoníaco los que construyeron y lanzaron las bombas atómicas, sino amables intelectuales liberales. De la misma manera, considerando a aquellos que están virtualizando la vida, y quienes son los principales participantes de este orden podrido, tal como el amable-hombre-de-negocios (por cuenta propia o ajena) que es la columna vertebral de una existencia cruel de trabaja-y-compra, ocultando sus verdaderos horrores.

En casos de amabilismo se incluyen los pacifistas, cuya ética de la amabilidad les coloca, una y otra vez, en estúpidas y ritualizadas situaciones de no-ganar. Como Earth First[1] que rechaza enfrentarse a sus prejuicios ideológicos en lo alto de su organización. O Fifth Estate[2], cuyas importantes contribuciones corren el riesgo de ser eclipsadas por el liberalismo. Todas las causas parciales, desde el ecologismo hasta el feminismo, y toda la militancia a su servicio, son sólo maneras de evadirse de la necesidad de una ruptura cualitativa con el sistema.

Lo amable como perfecto enemigo del pensamiento táctico o analítico: sé afable, no dejes que tener ideas radicales influya en tu comportamiento social. Acepta los métodos pre-fabricados y los asfixiantes límites cotidianos. La respuesta condicionada a “jugar dentro de las reglas” —las reglas de la autoridad—, es la verdadera quientacolumna que tenemos dentro.

En el contexto de una vida social impuesta, que exige lo drástico como respuesta mínimamente saludable, el amabilismo se vuelve más y más infantil, conformista y peligroso. No puede otorgarnos alegría, sólo más rutina y aislamiento. El placer de la autenticidad existe sólo contra la raíz de esta sociedad. El amabilismo nos mantiene a todas y a todos en nuestros papeles impuestos, reproduciendo dócilmente todo cuanto supuestamente aborrecemos. Dejemos de ser amables hacia esta pesadilla y hacia todos aquellos que nos mantienen en ella.

Revista Insurrection


[1] Organización anarco-ecologista que realiza acciones no-violentas.

[2] Publicación anarquista estadounidense.

Acerca de la autogestión

Las propuestas económicas formuladas desde el ámbito anárquico puede que sean varias, tales propuestas pueden catalogarse como “económicas” porque se proponen desde lo actual, donde las necesidades materiales básicas se satisfacen por medio del dinero generado por el trabajo. El dinero obtenido por el mendigo o por la ladrona no se obtuvo directamente mediante el trabajo, pero es trabajo lo que lo ha generado antes.

Estas propuestas solo pueden desarrollarse en una vida libre y autodeterminada, sin duda las mas conocidas son tres: el mutualismo, el colectivismo y el comunismo anárquico, solo insistiré con este último. ya que los anteriores poseen residuos burgueses que perpetúan la sociedad de clases de otros modos.

Es grave intentar legitimar una propuesta por el supuesto prestigio y reconocimiento de quien la ha formulado, si bien fue Piort Kropotkin quien realizó esta afirmación según sus mismas palabras esto no podría haberlo creado solo: Cualquier producto, cualquier bien económico es, en realidad, fruto de la cooperación de todas las personas, tanto del propio país como del extranjero, tanto del presente como del pasado. ¿Como podrá medir y segregar en la gran masa de la riqueza social la parte que corresponde al esfuerzo y a la inteligencia de cada uno? ¿Acaso el mayor esfuerzo y la mayor inteligencia hubiera podido crear sola y sin ningún auxilio una parte, siquiera ínfima, de aquella riqueza social?

Por eso se propone el conocido “De cada una de acuerdo a su capacidad, a cada una de acuerdo sus necesidades” Pero como he señalado antes: estas nuevas relaciones productivas solo pueden realizarse sobre las ya caídas ruinas del capitalismo, pueden desarrollarse en una vida libre y autodeterminada, no son aplicables de ningún modo a la sociedad de orden actual, ya que quedarían aplicadas a pequeños grupos de personas y ni así porque rápidamente se halla el límite que impone la mercancía.

La gestión del capital a manos de la clase trabajadora, no posee autonomía con respecto a las leyes de la producción capitalista. Esto reforma el capitalismo poniendo a los mismos trabajadores a preocuparse de la economía mercantilista, olvidando que lo que necesitan es en realidad la destrucción de esa economía. Por ello es una mentira lo de “obreros y obreras sin patrón/a“, o si bien puede ser verdad igualmente no equivale a la autonomía de quienes trabajan, el patrón es quien además de vivir del trabajo de “sus” empleados perpetúa y obliga a producir de tal manera, pero a menudo parece que ya lo han planificado todo perfectamente y que nos han adiestrado tan bien que podemos seguir del mismo modo sin el ojo del amo a nuestras espaldas, rechazando la autonomía por el automatismo.

Un ejemplo muy claro es lo que generalmente denominamos “autogestión”, a la que muchos recurrimos por necesidad pero no abre caminos al cambio, abre caminos dentro de la miseria de lo existente, por eso terminamos por alzar la bandera de la gestión del Capital en nuestras manos.

Para que no recaigan en esta nota las clásicas críticas sin fundamentos de “pequeño-burgués” o “insensible”, pasaré a desarrollar lo siguiente, no para justificar o cumplir con alguien en particular que pueda sentirse tocado, sino para que dichos adjetivos luego no terminen por desviar la crítica fundamental de este texto.

Vuelvo a repetir que a la “autogestión” varios hemos acudido por una necesidad material, o a veces de otro tipo, ya que en los espacios que esta genera además de gestionar el Capital, podemos encontrar personas mas afines que las que supuestamente podríamos encontrar en trabajos asalariados, donde abundan traidores y ventajeras. Por esto mismo hoy es imposible para algunas negar la autogestión como salida, como es de idiotas acusar de conformista a quien recurre al trabajo asalariado como forma de ganarse el pan en este sistema capitalista. Pero tambien es estúpido mostrar la “autogestión” como una lucha anticapitalista cuando no sale de sus (cada vez mas amplios) márgenes, al igual que lo es sentir y propagar lo que el trabajo dignifica.

El problema surge cuando prácticas para la supervivencia se idealizan como seguras alternativas al cambio, como si un cambio radical pudiese realizarse en pleno capitalismo, bajo la pesada bota del Estado y el Capital.

Es necesario para vivir, vivir libres y autoliberándonos de las clases sociales, una revuelta que atente contra los valores del Capitalismo. Cuando desde un optimismo desmedido y fantasioso se analiza que el sistema capitalista está en decadencia, nos estamos negando nuestro papel activo en el entierro de este y su poder de adaptación a los tiempos que corren, y ¿qué es peor que eso? Que nosotras estamos aportando para que se lleve adelante dicha transformación, abriendo válvulas de escape, creándole alternativas, y queriendo demostrar que dentro del capitalismo se pueden llevar adelante “prácticas no-capitalistas” o hasta “anti-capitalistas“. Entonces ¿por qué oponernos al capitalismo si este nos permite salirnos de él? ¿Acaso no es el capitalismo ese mundo donde caben muchos mundos, donde se nos deja relacionarnos de otro modo? ¿Cómo pensar sin Estado y sin Capital? ¿En donde estamos al resguardo de ellos? ¿Podemos desarrollar plenamente nuestras vidas dentro del capitalismo dejando que la burguesía produzca “por otro lado“? No, no y no. Hoy el pleno ejercicio de nuestras vidas solo puede darse sobre las ruinas del capitalismo, y de todo aquello que huela a orden y jerarquía.

En la toma de fábricas y de espacios, se atenta contra la propiedad privada, se confronta con el patrón y sus guardias, se cambia el uso “obligado” de medios de producción y de espacios para necesidades y deseos reales, entre otras prácticas que pueden ser el comienzo de una verdadera revuelta, y no la restauración del orden a manos de nosotros, nosotras y nuestra gente. Se hace necesario un sentimiento continuo de inconformidad para no estancarnos en momentos de estallidos y así seguir en la lucha.

***

Los explotados no tienen nada que autogestionar, a excepción de su propia negación como explotados. Sólo así junto a ellos desaparecerán sus amos, sus guías, sus apologetas acicalados de las mas diversas maneras (…) Curiosamente, aquellos que consideran a la insurrección como un trágico error (o también, según los gustos, como un irrealizable sueño romántico), hablan mucho de acción social y de espacios de libertad para experimentar (…)

Muchos libartarios piensan que el cambio de la sociedad puede y debe acontecer gradualmente, sin una ruptura repentina. Por eso hablan de “esferas públicas no-estatales” donde elaborar nuevas ideas y nuevas prácticas. Dejando de lado los aspectos decididamente cómicos de la cuestión (¿Dónde no hay Estado? ¿Cómo ponerlo entre paréntesis?), lo que se puede notar es que el referente ideal de estos discursos sigue siendo el método autogestionario y federalista experimentado por gente subversiva en algunos momentos históricos (la Comuna de París, la España revolucionaria, etc). El pequeño pormenor que se descuida, sin embargo, es que la posibilidad de hablarse y de cambiar la realidad, los rebeldes la han tomada con las armas. En definitiva se olvida un pequeño detalle: la insurrección (…)

Ai ferri corti con l’esistente, i suoi difensori e i suoi falsi critici. Anónimo

 

Revista Disarmo #11.

Rosario, Argentina. 2006

La revuelta de los Banlieusards

A MODO DE PROLOGO

Papá, he quemado tu coche y tu mezquita.

“¡Maldecidos! ¡Maldecidos! ¡Maldecidos!
Mi cabeza de halcón picotea los ojos de Jesús
mientras pende de la cruz.
Bato mis alas ante el rostro de Mahoma
y le dejo ciego.

Con mis garras arranco la carne del hindú,
del budista y de todo aquel que salmodia oraciones.
¡Escupo en sus creencias de crápulas!
Que María la inmaculada sea destrozada sobre ruedas:
¡Por causa de ella sean despreciadas todas las mujeres castas!”

Aleister Crowley

Esta maldición fue escrita por un mago que a principios del siglo XX era considerado “el hombre más malvado del mundo”. Pero también podría haber sido gritada por una parte de los jóvenes insurrectos que han asolado Francia durante un mes: aquellos que han destruido no ya iglesias y sinagogas, sino también mezquitas. Y esto, a pesar de que los disturbios inicialmente se recrudecieron a raíz del ataque con granadas lacrimógenas a una mezquita por parte de la policía. Estos muchachos, que le han prendido fuego a todo, afirman no tener ni dios ni ley.

“Si Dios existiera habría que matarlo, pues su sola existencia haría imposible la libertad humana”

Bakunin

¿Hay crimen contra la propiedad más horrible que el quemar iglesias, que además atenta contra la libertad religiosa y contra el arte? Todas las religiones patriarcales son criminales: desde el incendio de la Biblioteca de Alejandría, una de las 7 maravillas, por parte de los cristianos, hasta la destrucción de las grandes estatuas budistas por parte de los talibanes, pasando por las cámaras de gas para vengar al Jesús ario crucificado por los judíos, el nombre un “Dios Padre Todopoderoso” justifica todas las guerras, toda explotación, todo genocidio, todo régimen y toda opresión.

Cierto es que en estos disturbios también han ardido bibliotecas. Aquellos que han pretendido crear un movimiento de pánico generalizado hubieran quemado también todas las cafeterías para evitar que alguien pudiera sentarse tranquilamente a almorzar leyendo el periódico mientras sus barrios seguían tomados por la policía.

Francia es un Estado laico. La diosa Razón custodia los tres principios dimanantes de la revolución burguesa: Libertad, Igualdad y Fraternidad. Siendo esta la cultura oficial francesa, lógico que se generara en el qhetto cierto malestar ante la cultura que acabó haciendo arder los templos del saber.

Los renglones torcidos del Gran Arquitecto.

Gran parte de los burgueses franceses del siglo XVIII creían en Dios. No en Jehová ni en Cristo, sino en el Gran Arquitecto. Organizados en sociedades secretas piramidales, manipularon a las clases bajas para tomar el poder: hicieron la Revolución.

El Gran Arquitecto se enfrentó al reto de construir una sociedad de masas: de las mazmorras medievales a las galerías de celdas en panóptico, del taller a la fábrica, del burgo a la metrópoli. Del ghetto a los suburbios.

El Gran Arquitecto dio libertad política a las colonias: ya eran sus esclavas económicamente. Trajo consigo abundante mano de obra barata, y para encerrarla diseñó los Banlieus.

¿Es Dios un corrupto incompetente?

Gavroche

14 de Diciembre 2005

La revuelta de los Banlieusards

Sombras en la ciudad de las Luces.

“La revuelta se extiende, la guerrilla urbana se ha instalado en todos nuestros barrios. Injusticia social, violencia cotidiana, discriminación, marginación, condiciones de vida insoportables son las causas. Hoy ya es demasiado tarde para que los grandes duques adopten nuevas medidas para establecer condiciones de vida soportables en nuestros barrios, que de todas formas nunca han sido habitables y no lo serán jamás. No queremos dialogar con el gobierno; nuestros padres, nuestras familias ya han recibido demasiados abusos tras sus discursos. El diálogo se ha roto definitivamente, no piensen en adormecernos. No podrán manipularnos, a pesar de la utilización de imanes y portavoces que empujan a que hagan llamamientos a la calma. No tenemos armas de destrucción masiva, no tenemos bombarderos, tan sólo algunos petardos. Pero tiemblen pequeños barones de Neuilly, porque hoy estamos en nuestros barrios, pero de aquí unos días estaremos en la puerta de sus casas.
La lucha que acaba de comenzar será larga, y nuestro combate es justo. La sociedad nos ha creado, lo que prueba que esta civilización corre a su fin. No tenemos nada que perder, preferimos morir rodeados de sangre que de mierda.”

Combatientes de la revuelta del Banlieu 93.

“Banlieu” es el nombre que se da en Francia a los suburbios. No son barrios marginales, sino auténticas metrópolis, carentes de infraestructuras, en las que se hacinan millones de personas en condiciones insalubres. En la banlieu parisina,la geografía urbana es sumamente agresiva: el 47% de los hogares están concentrados en inmuebles de más de nueve niveles; y es muy habitual la superpoblación de viviendas. En Aulnay-Sous-Bois, barrio norte, el llamado “3000”, van a ser destruidas 14 torres de viviendas, y sus habitantes no van a ser realojados. A la carencia inicial de infraestructuras se añade el efecto de la privatización de los servicios públicos: cuando el gobierno privatiza Correos y el transporte público, estos servicios desaparecen de los barrios pobres. Habitualmente caen ascensores. Los servicios de recogida de basura funcionan de forma irregular. Son las Zonas Urbanas Sensibles (ZUS), tal como las califica el gobierno, y ascienden a unas 750 ZUS en toda Francia.

Para el Presupuesto Nacional del 2006, se han suprimido el 15% de los fondos destinados a la lucha contra la vivienda insalubre.

Más de 9 millones de personas viven en la banlieu parisina, el triple que el llamado París-intramuros. El “muro” que protege París de los gigantescos suburbios son las autopistas periféricas que ejercen de frontera entre el primer y el cuarto mundo.

El inmenso extrarradio de la capital francesa está, en su mayor parte, super-poblado por irreductibles franceses de nacimiento: hijos y nietos de inmigrantes llegados, a partir la década de los cincuenta, desde las antiguas colonias en África y América. Esta mano de obra barata fue, en gran parte, artífice (aunque no beneficiaria) del pujante desarrollo económico francés. Esta mano de obra barata fue recluida en barrios que, si bien eran ya ghettos para la época, hoy tiene que albergar (hacinar) también a sus hijos y nietos. Como si de un ciclo histórico se tratase, hay una regresión a la situación producida por la Revolución Industrial, cuando se creaban sórdidos barrios periféricos para amontonar allí a los nuevos proletarios venidos del campo.

A principios de siglo XX, la población de Clichy-sous-Bois era de 1010 habitantes; en el censo de 1999 se da cuenta de 24.121, suponemos que sin contar a los inmigrantes “ilegales”. El 39% de la población de Clichy tiene menos de 20 años de edad.

El desempleo es endémico y va en aumento. Según la Alcaldía de Clichy, en más de un cuarto de los hogares él o la cabeza de familia no tiene empleo. Si esto dice el Ayuntamiento, podremos aventurar que se trata de casi un tercio de cabezas de familia sin empleo. De la minoría de jóvenes que tienen uno, la mayoría es ocasional y sin contrato. El 40.3% no tiene diploma de ningún tipo. Los cuadros y profesionales superiores sólo suponen un 4% de la población activa.

En Francia, el desempleo entre los graduados universitarios en general es del 5%, pero para los graduados universitarios de origen magrebí es del 26.5%. Y apenas un 5% de los hijos de inmigrantes consiguen entrar en la universidad. Según acaba de reconocer el Primer Ministro Villepin; “El desempleo de los jóvenes alcanza en algunos barrios casi el 40%.”. El Observatorio Nacional de Zonas Urbanas Sensibles (ZUS) informa de que el promedio de desempleo en el 2004 fue del 20.7% en los suburbios: el doble del índice nacional. En edades comprendidas entre 16 y 25 años, afecta al 36% de la población masculina y al 40% de la femenina. Testimonio de una consejera de un centro de planificación del “barrio de los 3000”: “En 450 entrevistas con mujeres, no he recibido a más que a 10 que trabajaran, y no vayan a creer que tienen un CDI (contrato). No, son pequeños trabajos de interinidad, de algunos días, tareas de hogar en Roissy donde estas mujeres sufren acoso sexual.”

SOS Racisme denuncia regularmente casos de empleadores que sistemáticamente tiran directamente a la basura los curriculum de la gente “de color”.

En Francia hay más de 15.000 niños sin escolarizar, y el fracaso escolar afecta a unos 150.000 chicis cada año.

Hace años, jóvenes sociólogos hijos de franceses e hijos de inmigrantes, crearon una asociación llamada Banlieuscopie con el objeto de estudiar, analizar y presentar propuestas concretas a los poderes públicos para paliar el mal que afecta a esta juventud de la que el Estado se desentiende. Entregaba informes serios y científicos a diversos ministerios, que quedaban olvidados en los estantes de la administración. Banlieuescopie se acabó disolviendo: al Estado el problema llamado “banlieu” sólo le sugería la represión como respuesta.

“El estado nos está jodiendo / Y bueno, nosotros nos vamos a defender / No lo intentes comprender.”

Fonky Family. Canción “No intentes comprender”.

Desde hace unos diez años se viene imponiendo de facto el toque de queda en las cités (que es como los franceses llaman a los barrios pobres). Los accesos están controlados por polizontes y cámaras de seguridad.
La policía de proximidad fué sustituida por los CRS (Compañias Republicanas de Seguridad: antidisturbios) y por un cuerpo de élite creado al efecto, los BAC (Brigade Anti Criminalité), creado en 1994: todos sus miembros, escogidos entre la policía nacional, son varones, cinta negro de karate, y han de ser capaces de reducir a un sospechoso en 3 segundos cronometrados. Con su coche camuflado, provisto de un kit antidisturbios, con chalecos antibalas, irrumpen en la cité. Llevan a cabo rafles (batidas) indiscriminadas: realizan controles de identidad de manera violenta, con insultos racistas para provocar; si uno no calla y agacha la cabeza, se es golpeado y arrestado.
Luego en comisaría pueden encerrarte en una celda de un material irrompible y transparente, donde continuamente eres observado; o bien en otro tipo de celda más clásico, pero con el añadido de que hay un gran extractor que ventila aire frío en la celda, y otro que extrae el aire, formándose una corriente helada, y por mucho que protestes no van a darte tu chaqueta. Y olvídate de colchoneta y manta. Para dar más ambientación, este tipo de celda refrigerada está pintada de azul.
Y para los sin papeles, centros de detención especiales: Los Sangat.

“Hombres y mujeres vivimos día a día bajo violencias sociales mucho más devastadoras que un coche quemado. Aquellos que no entienden hoy la causa de los disturbios son amnésicos, ciegos o ambas cosas. De hecho, hace ya 30 años que los barrios reclamamos justicia; 25 años de revueltas, de motines, de manifestaciones, de marchas, de reuniones públicas, de gritos de cólera y de reivindicaciones precisas.
En Minguettes (1981), en Vaulx-en-Velin (1990), de Mantes-la-Jolie (1991) a Sartrouville (1991), de Dammarie-les-Lys (1997) a Toulusse (1998), de Lille (2000) a Clichy, el mensaje está claro:
¡Basta ya de crímenes policiales sin castigo, basta de controles por razones de raza, basta de escuelas basura, basta de paro programado, basta de alojamientos insalubres, basta de prisiones, basta de humillaciones! Basta de justicias paralelas que protegen a políticos corruptos y que condenan sistemáticamente a los más débiles!”

Movimiento de Inmigración en los Barrios.

El peso de la violencia estructural institucinalizada, violencia racial, económica, policial y judicial, unido al crecimiento del racismo entre la población francesa con el subsiguiente auge del Frente Nacional; la quema de edificios de inmigrantes y las numerosas palizas y asesinatos a manos de los boneheads (skinheads nazis) llevan tiempo provocando respuesta en los “barrios bajos”, que son, como hemos visto, auténticas grandes ciudades.

En el 2004 las denuncias contra la violencia policial aumentaron un 18.5% respecto del año anterior. Asimismo, en el 2004, 2.434 vehículos fueron incendiados. Según el Ministro de Interior Sarkozy; de Enero a Octubre del 2005, 9.000 autos policiales fueron apedreados, y entre 20 y 40 vehículos eran incendiados cada noche.
 

“Mejor que la policía no cometa un error o la gente se levantará / La cité es una bomba de tiempo / Desde el Jefe de Policía hasta el agente en las calles, todos son odiados.”

Canción “Frente a la policía”.

El jueves 27 de Octubre del 2005, en Clichy, un grupo de 10 jóvenes, estudiantes de secundaria en su mayoría, volvían de jugar al futbol cuando apareció la policía para identificarlos. Los muchachos huyeron, iniciándose una persecución policial. Tres de esos muchachos se metieron en un callejón, treparon por una subestación eléctrica y se electrocutaron. Zyad Benn (17 años) y Bounna Taroré (15), ambos nacidos en Francia y estudiantes del instituto nº3, murieron. Metin (23), inmigrante en proceso de regularización, sufrió quemaduras graves. El abogado de las familias de las víctimas ha puesto una querella contra la policía por omisión de auxilio.

Los muchachos que fueron detenidos quedaron en libertad sin cargos una hora después de su detención.

¿Por qué huyeron? En las banlieu los habitantes viven con miedo constante a los controles de identidad humillantes, a las detenciones arbitrarias, palizas impunes, vejaciones, torturas…miedo a acabar como cabeza de turco porque un delito fue cometido por un moro o un negro, y todos los moros y todos los negros son “iguales” ante la Ley. El racismo de la policía francesa es notorio, y bien conocido en las banlieu. Sarkozy mismo dijo que el “drama” había pasado después de la comisión de un delito en el cual estaban involucrados “jóvenes como ellos”, es decir, moros o negros.

Sarkozy negó la persecución policial. Sin embargo, el control policial existió: amigos de las víctimas fueron detenidos ¿Dejó huir la policía a los otros, sin más? ¿Por qué entonces esos tres chicos, tan cerca de sus casas, entraron en aquel callejón, treparon una valla y se metieron en una subestación eléctrica? La mentira tiene las patas cortas, pero las de Sarkozy, apoyadas por los medios de “comunicación”, han dado varias veces la vuelta al mundo.
 

Quien siembra miseria, recoge cólera.

“Para que salgan de una vez por todas de dudas, hemos decidido crear un movimiento de pánico general. Así estamos seguros de que no nos olvidarán y sabrán que si nos levantamos no es porque somos islamistas, sino porque nos han despreciado y dejado en el olvido social. Esto no es una guerra islamista. Es la voz de lo que el Estado llama zonas urbanas sensibles.”

Un insurrecto de Aulnoy-sous-Bois.
 
Los primeros disturbios empiezan el mismo jueves 27-10 al anochecer, tras las muertes de Zyad y Bounna, de las que es testigo al menos uno de sus amigos. Se queman 15 vehículos, se saquean y destruyen comercios. Los enfrentamientos contra la policía se saldan con 27 detenidos, y 23 policías y un periodista heridos. Ignoramos el número de manifestantes heridos. La policía realiza al menos un disparo y lanza gas lacrimógeno.

Viernes 28-10. Se agravan los disturbios, produciéndose en las grandes avenidas que bordean la barriada Chêne Pointou. Hay disparos con arma de fuego contra los coches de los gendarmes y los CRS. Arden coches de correos, 30 vehículos particulares, papeleras, contenedores; apedrean un camión de bomberos, se destruyen paradas de bus, y hay un conato de incendio en un colegio.

Sábado 29-10. Por la mañana, alrededor de 1000 personas participan en una marcha silenciosa y pacifica en Clichy, en memoria de Zyad y Bounna. A las 18:30, momento de la ruptura del ayuno, mientras la gente esta comiendo o se reune en las mezquitas para la Noche del Destino, la más sagrada del mes del Ramadán, noche que generalmente la gente pasa en la mezquita, las vacías calles de la cité du Chêne Pointou se llenan con unos 400 CRS y gendarmes. La policía empieza a provocar a diestro y siniestro, lanzando insultos racistas a los vecinos. Al cabo de una hora salen algunos jóvenes a hacer frente a la policía.

Domingo 30-10. A las 20:45 la policía lanza al menos una granada de gases lacrimógenos contra la mezquita Bilal de Bosquets, en Clichy. La mezquita esta llena de fieles en plena oración. Varias mujeres que se encuentran en la sala de oración reservada a ellas, están a punto de desmayarse. Cuando salen a la calle para respirar, varios policías las insultan, llamándolas “putas” y “guarras”. Esta misma noche un comunicado de la policía niega haber lanzado qranadas contra la mezquita, diciendo que el modelo de granada hallado es distinto del usado por la policía.

Lunes 31-10. Por la mañana, desde la prefectura de Bobigny, nueva versión oficial del ataque a la mezquita: La granada hallada en la mezquita sí es del tipo que usa la policía, pero ningún policía lanzó granadas dentro ni hacia la mezquita.
Por la noche los disturbios se extienden por toda la región de Seine-Saint-Denis. En Montfermeil arde el garaje de la policía municipal.
Un portavoz de uno de los sindicatos de policía describe la intensidad y el alcance de la insurrección como “guerra civil”, pidiendo la intervención del ejercito.

Martes 1-11. Los disturbios se extienden por otros nueve suburbios. Se queman 69 vehiculos. En Sevran, los chicos incedian dos aulas de una escuela primaria, y tres policías sufren lesiones leves. En Aulnoi-sous-Bois se lanzan cocteles molotov contra la alcaldía y piedras a la estación de bomberos. Enfrentamientos con los gendarmes y CRS.

Miércoles 2-11. 315 vehículos quemados. Dos escuelas primarias, una oficina de correos y un centro comercial son dañados, un concesionario de automóviles es destruido. Distintos grupos en distintos lugares apedrean furgones y coches policiales. En un movimiento de los disturbios hacia el oeste, a la zona de Hauts-de-Seine, se ataca una comisaria con cocteles molotov. 49 personas son detenidas por la policía.

SEGUNDA SEMANA.

Jueves 3-11. El fuego de la insurrección se extiende por Francia: ahora, además de extenderse por París, los disturbios llegan a Dijon, Bouches-Du-Rhone y Rouen. 500 vehículos quemados. Cerca de cien bomberos tratan de apagar un incendio en una fábrica de alfombras. 27 autobuses son pasto de las llamas. Se revientan las cristaleras de varios vehículos cerca de la estación de metro de La Chapelle.
Los trabajadores de Cercanias del RER inician una huelga y se interrumpe el trafico de la linea B entre el tramo que une París con el Aeropuerto Charles de Gaulle. Los manifestantes atacan la estación Le Blanc-Mesnil, fuerzan a un conductor a descender del tren y rompen las ventanillas.

Viernes 4-11. La insurrección llega a Lille y Toulouse. 900 vehículos calcinados. Se arroja un coctel molotov contra una sinagoga.

Sábado 5-11. Se pega fuego a 1.295 coches. Los disturbios ya se han extendido a 211 municipios de una docena de departamentos provinciales; abarcan desde la frontera norte y el Atlántico hasta el Mediterráneo. Los disturbios se extienden a Cannes y Niza. En Griqny se incendian dos escuelas. En Torcy, cerca de Eurodisney, se prende fuego a una estación de policía y a un centro de juventud. En la ciudad de Evreux, en Normandía, se incendian dos escuelas, una estación de correos y un centro comercial. En dicha ciudad, los manifestantes, armados con palos y bates de beisbol, hieren a 4 policías. Por primera vez, se queman coches en pleno centro de París, cuatro de ellos en la histórica Plaza de la República. Un tribunal de primera instancia cercano a Paris es arrasado por las llamas. 7 helicópteros apoyan a la policía. 349 personas son detenidas. Según el País del lunes 7, la noche del sábado  al domingo “El fuego destruyó un número indeterminado de comisarías, escuelas, institutos, gimnasios, bibliotecas, agencias bancarias, supermercados, peluquerías y autobuses.”
 
Domingo 6-11. Durante el día, se ataca en Lille a un equipo de la cadena de noticias belga RTBF, hiriendo a un cámara; y en Aubervilliers se le propina una paliza a una periodista coreana de la cadena KBS. 
Por la noche en Grigny los insurrectos disparan a la policía con pistolas y rifles de grueso calibre, hiriendo a 34, 3 de ellos de gravedad. Se atacan iglesias católicas con bombas molotov en Liévin, Lens y Sète.
1.408 vehículos son pasto de las llamas, 982 de ellos fuera de París. Se incendia un autobús turístico polaco.
En Toulouse, lanzan un coche en llamas por las escaleras de la boca del metro de Reynerie.
395 personas son detenidas.

-Los disturbios saltan la frontera para visitar Bélgica. En Saint-Gillis, Bruselas, se incendian 5 automóviles.

Lunes 7-11. Muere un anciano de 61 años a consecuencia de las lesiones sufridas por una paliza cuando se enfrentó a varios jóvenes que habían quemado un contenedor en el suburbio de Stains.
El canal de t.v. France 3 decide dejar de publicar las cifras de vehículos incendiados.
De Villepin anuncia en el canal de t.v. TF1 el despliegue de 8.000 policías a los que se sumará una reserva de 1.500.
Tres bloggers franceses son arrestados por incentivar la insurrección.
La Unión de Organizaciones Francesas Islámicas publica una fatwa condenando la violencia.
El alcalde de Le Raincy, donde sólo han ardido 6 vehículos desde el inicio de los disturbios, declara el toque de queda. 

Disturbios en 274 municipios franceses. 1.300 vehículos calcinados. En Toulouse, un joven pierde una mano al estallar una granada lacrimógena lanzada por la policía. En Pau, arde el liceo (instituto de secundaria) Saint-john Perse. También arden 2 escuelas en Valenciennes, y un gimnasio en Villepintes. Varios policías pegan una brutal paliza a un chico. 186 detenidos. 36 policías heridos, dos de ellos por balines.

-Alemania: 5 coches arden en Berlín y 3 en Bremen.
-Bélgica: Disturbios en Bruselas.

Martes 8-11. El presidente Jacques Chirac declara el estado de emergencia, y la reactivación de una ley de 1955, usada para reprimir revueltas anticoloniales, y por vez primera usada en suelo francés, que permite a los prefectos imponer el toque de queda por un periodo de 12 días. Las personas que vulneren el toque de queda serán encarceladas por dos meses, y pagarán 3.750 euros de multa. Sarkozy anuncia que las familias de los detenidos dejarán de recibir ayudas sociales. Toque de queda en Orleans y Amiens. 1.500 gendarmes y CRS se suman a los ya desplegados.

Disturbios en 116 municipios. 617 vehículos incendiados. se ataca una iglesia protestante en Meulan. Clausura del transporte público en Lyon tras el lanzamiento de varios cocteles molotov a una estación de trenes. 280 personas son detenidas. 12 policías heridos.

-Estado Español: Durante el día, un concejal del opositor PP en el ayuntamiento de Sevilla pide “medidas policiales drásticas para acabar con la quema de coches y contenedores que se han producido en los últimos días”.
Por la noche, arden 3 comercios en Leganés y Vallecas. Se queman 2 coches en Hospitalet de Llobregat. En Las Palmas un coche y dos contenedores son pasto de las llamas.
La televisión, las radios y los periódicos del estado español reciben instrucciones, por parte del Ministerio del Interior, de no “alarmar a la población ni provocar un <<efecto contagio>>”. La censura está servida.

-Bélgica: 17 vehículos incendiados y 7 detenidos.

Miercoles 9-11. Sarkozy ordena la expulsión de todos los extranjeros, incluso aquellos con permiso de residencia, que sean condenados por participar en los disturbios. El euro cae en su nivel más bajo frente al dolar en los últimos 2 años. Los empresarios y comerciantes franceses expresan su preocupación. Se proclama el toque de queda en 38 áreas, incluyendo París, Marsella, Niza, Cannes, Estrasburgo, Lyon y Toulusse.

En Arras se prende fuego a 2 grandes superficies de muebles, una empresa y una sala de fiestas. 482 vehículos calcinados. 203 personas detenidas. 1 policía herido, con fractura en una muñeca, suma la baja 108 en las fuerzas del “orden”.

-Bélgica: Arden al menos 15 vehículos: 10 en Bruselas, otros en Amberes, Lokeren, Malinas y Ledeberg.

TERCERA SEMANA.

Jueves 10-11. Una emisora local emite un video que recoge el momento en que dos policías golpean en la cabeza a un joven de 19 años, durante los disturbios en Courneuve, Seine-Saint-Denis. 7 poblaciones de Alpes-Maritimes se suman al toque de queda. Se incendian 463 vehículos. 201 personas son detenidas.
 
-Alemania: Se queman al menos diez vehículos y una motocicleta en Berlín y Colonia. En Altenburgo, se lanzan tres coctel molotov contra una escuela.

Viernes 11-11. Seis agentes que lincharon a un joven el lunes día 7, así como los 2 agentes que aparecieron en televisión el día anterior golpeando a un joven, son detenidos provisionalmente.

Se ataca una mezquita con cocteles molotov. 502 vehículos incendiados en el estado francés. 206 personas detenidas.

Sábado 12-11. En París es impuesta una orden de prohibición de concentraciones públicas, con duración de 22 horas. Unos 3000 agentes controlan la metrópoli, 12.000 el resto de Francia. A pesar de la prohibición, unas 1500 personas se manifiestan por la tarde en la plaza Saint Michel, Barrio Latino, protestando contra el toque de queda y la expulsión de los inmigrantes detenidos por los disturbios.

Por la noche, en los suburbios de París, se arroja una bola de metal desde un edificio de apartamentos, hiriendo a un policía. En Lyon, donde numerosos escaparates de comercios multinacionales son destrozados, 10 personas quedan detenidas. En Carpentras arden una mezquita y una escuela. En Saint Quentin, un coctel molotov estalla en la cara de un policía, que queda herido de gravedad. Más de 500 vehículos son incendiados en toda Francia. 212 personas son detenidas, uno de los detenidos, de diez años de edad.

-Resto Europa: En Barcelona, durante el día, las fuerzas policiales revientan una concentración-protesta frente al consulado francés, deteniendo a 5 personas.
En el centro de Madrid se queman papeleras, en Vallecas se pega fuego a los bancos. En todo Madrid arden al menos 7 coches.
En Bruselas se incendian 15 vehículos.
En Holanda se prende fuego a dos coches en Rotterdam.
En Atenas, sendos concesionarios de Citröen y Mercedes Benz son pasto de las llamas, con un saldo de 20 automóviles incendiados.

Domingo 13-11: 285 vehículos calcinados. 115 detenidos. Cinco policías heridos. En Lyon, la tercera ciudad del país, los disturbios llegan al centro de la ciudad. Se lanza un coctel molotov a la gran mezquita, sin apenas causar daños. Atacadas escuelas en Estrasburgo, Carpentras y Toulousse.

-Resto Europa: Disturbios en Holanda, Bélgica y Grecia.
En Holanda, al menos dos coches quemados en la ciudad de Rotterdam, donde la policía hizo un gran despliegue de efectivos.
En Bélgica se incendian 27 vehículos. Disturbios en Bruselas, Lieja, Charleroi, Louvan-La-Neuve, Binche, Colfontainelos y Mouscron. En Lieja un menor de edad, que participaba en la revuelta, sufre quemaduras graves. 50 personas detenidas.
En Atenas se asaltan varios establecimientos con vinculación francesa.
 
Lunes 14-11: El gobierno francés prorroga por 3 meses el estado de emergencia. 215 vehículos en llamas.

Martes 15-11: Un parlamentario del partido conservador gobernante anuncia una reforma de la ley de inmigración, con el objetivo de restringir la reunificación familiar (no conceder permisos de residencia a inmigrantes por el hecho de tener familia en Francia) y de endurecer la lucha contra las personas que están en el país como “ilegales”.

Dos focos de incendio devastan la iglesia de Saint Jeans d`Ars, en Dromê. 164 vehículos carbonizados.

Miercoles 16-11: Bernard Accoyer, jefe del grupo parlamentario del partido gobernante, UMP, y Gerard Larcher, ministro de empleo, en sendas declaraciones a distintos medios, afirman que la poligamia es sin duda una de las causas del estallido de la violencia. Sarkozy, al ser preguntado al respecto, informa que se está tramitando la expulsión de 10 inmigrantes condenados por los disturbios. La cifra palidece en comparación con los más de 2.000 franceses detenidos. ¿No era esta una revuelta de inmigrantes?

CUARTA SEMANA.

Jueves 17-11: 98 vehículos carbonizados. La insurrección continúa. ¿Cuanto tiempo durará?

C´est la racaille? Et bien: j´en suis.

Juicios Concorde: la condena aterriza antes de que la vista haya despegado.
 
“En Bobigny, cerca de París, en el Palacio de Justicia, al que la policía trasladó a 40 detenidos, se vivió un escándalo enorme cuando el juez condenó a un joven negro a partir de un testimonio escrito de un policía que hablaba de un “joven de tipo norteafricano”. En muchos casos los documentos testimoniales de los policías bajo juramento presentaban tantas coincidencias que casi se les podía definir como “inquietantemente idénticos”. Los asistentes al juicio denunciaron un montaje policial.”

El País 8-11-05. Nótese que el juez condena al muchacho negro cuando el testimonio policial habla de un joven magrebí.

Justicia exprés: juicios tan rápidos como faltos de toda posibilidad real de defensa.

El palo…
 
Medidas del Estado de Emergencia:

-La poli puede realizar registros domiciliarios, día y noche, sin autorización judicial.
-Implantación del toque de queda en una ciudad o en determinados barrios. De forma genérica o para determinadas franjas de edad, e incluso para determinado grupo de población.
-Sanciones de dos meses de carcel y multa de 3.750 euros por incumplir el toque de queda.
-Creación de zonas de seguridad con acceso restringido.
-Medidas de confinamiento para personas determinadas, o prohibición de acceso a zonas específicas.
-Los prefectos pueden asignar una residencia forzada a personas individuales.
-Se permite cerrar locales como salas de espectáculos y lugares de reunión.
-La policía podrá requisar cualquier tipo de armas, incluidas las de caza, aunque el propietario disponga de permiso.

…Y la zanahoria.

Más promesas que en un circo electoral:

-Todos los jóvenes de menos de 25 años que viven en una de las 750 zonas sensibles serán citados en los próximos tres meses en el Instituto Nacional de Empleo para una “entrevista en profundidad”.
-Creación de una prima de 1.000 euros para incitar a los que cobran ayudas sociales a encontrar un empleo.
-20.000 contratos de apoyo al empleo y contratos “de futuro” reservados a los barrios desfavorecidos.
-Puesta en marcha de 15 nuevas zonas de desarrollo empresarial en áreas urbanas.
-Los medios de la Agencia de Renovación Urbana serán aumentados en un 25% en los próximos 2 años.
-Creación de 5.000 puestos de asistentes pedagógicos en los 1.200 colegios de barrios sensibles.
-Posibilidad de empezar la formación profesional con 14 años en vez de con 16.
-Establecimiento de 100.000 becas de estudio, en función de las notas, en septiembre del 2006.
-Creación de una Agencia de Cohesión Social e Igualdad de Posibilidades.
-Las 14.000 asociaciones subvencionadas por el Estado recibirán 100 millones de euros más en el 2006.

“No pararemos hasta matar al menos a dos policias”.

Joven banlieusard.
 

La principal consigna de la insurrección está clara: sangre por sangre.
No hay reivindicaciones mínimas frente al estado que puedan ser empleadas por los recuperadores: a modo de objetivo mínimo la insurrección se plantea matar a dos policías; como objetivo final acabar con todos. Y acaso también con todo lo existente: capitalismo y democracia.
 
¿Plantean acaso alguna alternativa? Se les acusa de carecer de “programa revolucionario”. Estos nuevos revolucionarios crecidos en el Cuarto Mundo no tienen programa: han visto cómo las luchas de sus padres y sus hermanos mayores han sido siempre traicionadas por los pactos de sus líderes a cambio de falsas promesas del gobierno.

“La juventud ha de llegar a tiempo a la cita fijada / En efecto: para mearse sobre la bandera tricolor / El puto estandarte del partido de los cerdos / ¿Soy muy hardcore? ¡Pero si me gustaría verles a todos muertos! / Sueño a veces verles martirizados, mártires en un film gore…”

NTM. Canción “Plus jamais ça”. Album “París bajo las bombas”. 1995.

Si algo une a los protagonistas de tal movimiento subversivo es un factor de clase, económico, material: son el Lumpen; la clase social que está por debajo del proletariado. Y, en estos tiempos en que vivimos engañados respecto a nuestra condición de proletarios; cuando por tener coche, casa e hipoteca nos creemos “clase media”, irrumpe en escena una clase social que no es nueva, pero cada día aumenta , y que lleva décadas siendo silenciada y “barrida bajo la alfombra” para que no moleste al turista: el Lumpen, siendo la clase social inferior a todas, resulta ser la superior en cuanto a consciencia de clase. No hacía falta que viniera Sarkozy a llamarles <<racailles>> (escoria, canallas, gentuza, chusma), en los banlieus franceses ya llevan más de 30 años siendo tratados como basura, con los antidisturbios de barrenderos.

“A Sarkozy no le gusta esta gente y quiere desembarazarse de esta escoria a golpes de porras y de gases lacrimógenos. Y lo dice alto y claro en medio de una ciudad caliente a las once de la noche. La respuesta está en la calle. La tolerancia cero funciona en ambos sentidos.”

Mathieu Kassovitz.

Cuando Sarkozy escupe la palabra racaille, vuelve a sonar una vieja canción de la Comuna de París (1871), “La Canaille” (La Chusma), compuesta por Jean Bautiste Clément -autor también de “Tiempo de cerezas”-, canción que describe la vida y miserias del proletariado de la época, y reivindica el título con el que la burguesía insulta al pueblo. El estribillo dice: “C´est la canaille? Et bien: j´en suis.” (¿Es eso ser chusma? Pues bien: yo lo soy).

La clase media es un engaño. Y el consumo es aún menos que el opio del pueblo: es un sucedáneo del opio. El Lumpen no puede permitirse muchos lujos; pero cuando recicla comida, o roba en el super, o ahora que directamente saquea, come la misma mierda adulterada que todos: sucedáneos en lata. Pero el pies negros que manga una botella de buen vino y la comparte con los colegas en la okupa, seguramente disfruta más de la vida que muchos ejecutivos con cara de estreñidos que podrían comprar la bodega entera.
Todo lo que el dinero puede pagar no son más que pseudo-gratificaciones: compensaciones por una vida no vivida. Ya sea una playstation o un fin de semana en un parque temático, ya sea un jet privado o un chalet en las Seycheles, lo que uno gasta en ocio,por mucho que sea, no basta para amortizar la deuda existencial que tenemos con nuestras propias vidas. Los burgueses están, en ese sentido, tan alienados como nosotros mismos; pero lo están a nuestra costa.
Y el Lumpen sabe, por su experiencia vital, que es más feo pedir que robar.

Si, amigo proletario, el Lumpen es una clase social en aumento; mas no se nutre sólo de inmigrantes: expedientes de regulación de empleo, despidos masivos, precariedad laboral; en una palabra, paro, y tú o tus hijos irán a vivir a ese barrio que no te atreves a pisar, en un apartamento de 30 m cuadrados. O quizá estés ya allí leyendo esto. Y temiendo a tus vecinos porque sabes que si le pegan fuego a tu coche no te podrás permitir comprar otro.

No tenemos miedo a los coches en llamas porque llevamos un mundo nuevo en nuestras bicicletas.

La quema indiscriminada de vehículos no es un método muy popular que digamos de cara a la opinión pública, pero no negaremos que es un método muy eficaz de llamar su atención. Los “casseurs” (destructores) atacan a la sociedad de consumo en su raíz: el coche, vehículo del narcisismo, indicador del éxito, fantasía erótica y sublimación  de la potencia sexual; con el refuerzo de que, en Europa, los veinteañeros suelen tener más facil conseguir un coche que un piso como picadero.

Si Francia celebrase hoy un “día sin coches”, obtendría un éxito sin precedentes.

“Los jóvenes que queman coches han comprendido todo de la sociedad. No los queman porque no pueden tenerlos: los queman para no tener que desearlos.”

Frédéric Beigbeder. “13´99 Euros”

Con la violenta separación entre el cabeza de familia y sus cuatro ruedas, el cuerpo social no ha sido decapitado; pero le han sido cortados los talones: cerca de 10.000 vehículos incendiados, autobuses incluidos, significan muchos miles de personas sin poder ir a trabajar. Muchos servicios de autobús, metro, tren y cercanías han sido suspendidos.

No ha sido decapitado (todavía) porque el gobierno y la oligarquía siguen existiendo: sus coches no arden; son los coches de los curritos y algún pequeño comerciante sin garaje. -Pausa publicitaria: “Parece ser que con la revalorización de las plazas de aparcamiento, su precio se va a poner por las nubes. Invierta en Parkings De Francia. Es un consejo sólo para el 1% de la población, que es quien puede permitírselo.”

Poca gracia le harán nuestros chistes a aquellos cuyo coche ha ardido. Aunque, paradojicamente, haya más de uno que le han quemado el coche y como reacción ha ido a quemar el coche del vecino, o el de su patrón, o todos los que pueda. Es la gente que ya no tiene nada que perder la que, arriesgando su libertad y a veces su vida, apuesta por el caos y la destrucción.

El cuarto mundo silenciado por el cuarto poder.

Han ardido muchas comisarias, innumerables bancos y comercios. Pero no salen en los media: los coches son más fotogénicos. Ver un coche ardiendo asusta al proletario, que se cree a sí mismo pequeño propietario. Pero ver una comisaría en llamas podría inculcarle ideas nocivas para el sistema. También arden muchas escuelas e institutos: teniendo en cuenta que la edad media de los insurrectos es de 12 a 18 años, es facil de comprender. Si hay algo todavía más bonito en esta vida que ser rebelde es ser joven y rebelde. Y quemar tu propia escuela.

No es un problema racial, es un problema social llamado racismo.

El Neocolonialismo también funciona de puertas para adentro. Y, para confirmarlo, contra la revuelta del cuarto mundo se invoca una ley promulgada durante la guerra de independencia argelina. Francia nunca ha reconocido públicamente la guerra sucia, el terrorismo de estado que usó contra el pueblo argelino. Peor aún: el 23-2-05, los diputados y senadores franceses adoptaron una ley que reconoce “la obra realizada por Francia” en sus antiguas colonias; el artículo 4 exige que los programas escolares “reconozcan en particular la labor positiva de la presencia francesa en ultramar”.
Lógico que ardan tantas escuelas.

Moros, negros, eslavos, portuqueses, españoles, asiáticos e incluso un buen número de franceses vive en las cités. Hijos de inmigrantes e hijos de franceses, integrados en el contexto social de la pobreza, hermanados por la exclusión. Pero un francés que ha nacido en la cité siempre tendrá más posibilidades de salir de allí que el hijo de argelinos con el que se ha criado en las calles.

No hay ni un sólo africano en el gobierno, ni en la Asamblea Nacional, ni presentando un programa de televisión. Sin embargo, hay media docena de ellos en la Selección Nacional de futbol, xej. Zidane, no tan lejana ganadora de un Mundial. Mas de uno, si hubiera sufrido una lesión de tobillo cuando era niño, estaria ahora quemando coches en la cité.

Afortunadamente, los insurrectos no tienen líderes, ni los quieren. No luchan por echar a Sarkozy (aunque su dimisión sea un objetivo, y su muerte el mayor deseo), ni por tener representantes políticos. Lo quieren todo, y lo quieren ya.

Tampoco es esta una insurrección de inmigrantes, por mucho que el gobierno francés y los media traten de hacer creer. El 95% de los insurrectos (Según El Mundo 15-11-05) han nacido en Francia. Y una parte de ellos son hijos de franceses.

“La segregación abarca también al ocio: en las discotecas, un individuo llamado Bouba, de 1,90 y 100 kilos de peso, te hace comprender enseguida que poco importa tu nacionalidad francesa: “Désolé, toi, tu rentres pas!” (lo siento, tú no entras). Si es amable, añade: “Désolé, c´est la direction; moi, je fais que mon boulot, faut bien que je gagne ma vie!” (lo siento, órdenes de la dirección; yo sólo hago mi trabajo, necesito ganarme la vida)…Lo más patético es que la juventud que puede entrar baila a ritmo de Johnny Clegg y Savuka S.”

Achour Bouteldja.

“Party” (fiesta) significa, en argot de ciertos grupos antisistema estadounidenses, “disturbios”. Cuando por el color de tu piel no te dejan entrar en sus discotecas, es normal que se busquen otros medios para deshaogar la frustración acumulada en un trabajo de mierda o por la desesperación del paro.

Más de un curriki de banlieu podrá asegurar, acompañando sus palabras con una irónica sonrisa, que la auténtica causa de la insurrección es el aburrimiento.

“¿La jornada? Dormir, ir a ver a los amigos, jugar a la Play…y por la noche, quedar: a las 9 vamos a hacerle la guerra a la policía. Amo ver a los CRS con pánico, agachados detrás de sus escudos. Estamos en Matrix.”

Joven Banleuisard.

La muerte de dos chavales por causa de la policía no ha sido el origen de los disturbios, sino su detonante: no es nada extraño que la policía francesa elimine a algún chaval (a veces niños chicos) en su celosa defensa de la ley republicana y el orden ilustrado. Casi cada mes hay un muerto por disparos policiales o en comisaría, y casi siempre los muchachos son de los mismos barrios. Tampoco es una novedad que a cada muerte le siga una algarada violenta como respuesta. Para ese tipo de reacción las instituciones de la república francesa estaban preparadas (CRS, alcaldes, ONG´s, autoridades religiosas, etc).
Pero se han encontrado cara a cara con una juventud que está cansada de encerrarse con los amigos y jugar a la Play como único recurso para matar el tiempo: han decidido recuperar la calle como espacio para sus juegos.

“París es una fiesta”.

Ernst Hemingway.

La insurrección es una afirmación lúdica al tiempo que luddica* una saturnal conciencia dionisíaca un carnaval de pasamontañas violencia orgiástica un colocón de adrenalina: un potlach** en el que, a falta de bienes personales que llevar a la hogera, con gran alegría se quema generosamente lo ajeno, sobre todo si pertenece al estado.
La insurrección tiene “duende”. En un mundo muerto, las ciudades en llamas anuncian que vivir es posible, y sobre-vivir superfluo. 

*De “Luddista” (destructor de máquinas), revuelta antitecnológica de finales del siglo XVIII, principios del XIX.
**Fiesta de ciertos pueblos “primitivos”, en la que un miembro de la tribu regalaba todo lo que tenía, excepto una parte que iba destinada a la hoguera.

Muere un obrero jubilado.

No puede culparse a todo un movimiento, sobre todo a un movimiento espontáneo, de las acciones de uno de sus miembros. De cualquier manera, ese anciano se encaró con unos jóvenes a causa del incendio de un contenedor. Quizás se enfrentó a ellos, o amenazó con denunciarles. Actuó como un agente de la ley, aún cuando no era su trabajo. Y los que le golpearon no pretendían matarlo:
 
“La mujer del fallecido sostiene que el puñetazo que dieron a su marido no era mortal por sí mismo. Es decir, que arrastraba problemas neurológicos severos y la agresión complicó las cosas.”

Le Mond 15-11-05.

“Son unos canallas, arremeten contra los símbolos de todas las religiones de Francia”.

Sarkozy.

Nicolás Sarkozy vuelve a usar su exabrupto favorito contra los insurrectos, a raíz de la quema de la iglesia de Saint Jeans d`Ars, en La Monnaie, Romans-sur-Isère (Dromê). Nada dijo cuando la policía ataco la mezquita de Clichy, salvo un cobarde “nosotros no hemos sido”. Sarkozy también había alentado la idea, propagada por los media, de que el terrorismo islámico estaba detrás de los disturbios.

De hecho, en las ciudades y barrios donde el terrorismo islámico está bien estructurado no ha habido incendios; las rondas de voluntarios musulmanes pacificadores (con birrete y vestidos de blanco a la moda salafista) no han sido obedecidas por los insurrectos, y en algunos casos han sido rechazadas violentamente.

La canalla no respeta nada, y ya han sido pasto de las llamas iglesias, mezquitas y sinagogas. Se definen a sí mismos “Sans foi et sans loi” (Sin fe y sin ley). El Lumpen ha comprendido que el único templo que ilumina, es el que arde.

“Detrás de esta guerrilla urbana están grupos traficantes de droga”.

Sarkozy.

Cierto es que la mafia y las bandas abundan en los suburbios, donde el paro no deja más salida que el trapicheo. Pero si hay algo que no le conviene a los traficantes, es una insurrección que joda el negocio, con el toque de queda y los barrios sitiados por la policía.

Al gobierno sí que le interesa tener cada cité inundada de droga: recordemos el plan de la C.I.A. en los 70 para llenar los barrios negros estadounidenses de heroína, y más específicamente convertir en adictos a los luchadores del Partido de los Panteras Negras. O el plan Zona Especial Norte, en los 80 en el Estado Español, que hizo lo propio en Euskadi.

El gobierno y la policía franceses, como los de todos los países, si que deben estar llenos de grandes trapicheros.

Respecto al problema de las bandas, una insurrección es la mejor solución que podía darse: al igual que en la revuelta de Los Ángeles (1992), en que las bandas rivales “Bloods” y “Creeps” firmaron un acuerdo (alto el fuego y unión contra la policía) entre sí y con las bandas de sudamericanos; en Francia los pandilleros han dejado de matarse entre sí para hacer frente al enemigo común.

“[La revuelta la] organizaron los líderes de las pandillas, ansiosos de sacar corriendo a la policía para vender drogas, y los imanes musulmanes que buscan carne de cañón para la jihad.”

Editorial de Libération.

Esto es lo que vomita un periódico supuestamente izquierdista. La presidenta del Partido Comunista, Marie-Georges Buffet, al ser interrogada sobre si los muchachos que queman carros son víctimas o delincuentes, contestó de inmediato: “Delincuentes”.
El periódico del PC comentó que la insurrección es “una consecuencia desastrosa de medidas desastrosas”, y pidió una investigación sobre la muerte de Zyad y Bounna, como si no se supieran ya los hechos y el pueblo no hubiera dado su veredicto. El PC ha organizado manifestaciones “por la paz”. 

¿Dónde están los partidos de extrema izquierda, esos que recogen un 13% de los votos?

Leemos en un comunicado de CNT-AIT Toulouse:”Las asociaciones, los partidos y los sindicatos de izquierda y de extrema-izquierda han hecho todo lo posible por sofocar el movimiento de contestación espontánea surgido en Clichy el 27-10-05. Vemos la posición de la dirección del PCF el 3-11: “reestablecer el orden es una urgencia extrema. Los responsables de la violencia y de la degradación deben ser sancionados…” o “la violencia cotidiana en los barrios es quizá debida a los gamberros y traficantes, de Arlette Laguiller. L.O. más todavía: “la ola de revuelta y violencia que sacude hoy la periferia y los barrios populares suscita inquietud en la población…” de Alain Krivine. Estas palabras iban en línea directa con las maniobras de poder. Tales discursos han permitido hacer aceptar a la población el Estado de Urgencia.”

Lo cierto es que la CNT francesa en sus comunicados, aunque no ha condenado a los insurrectos sino al gobierno, se suele limitar a pedir medidas reformistas, como la dimisión de Sarkozy.

“En mi hogar nos regimos por severas normas musulmanas. A mi padre no le gusta que me maquille. Mis hermanos no quieren que vaya a trabajar sola. A mi padre nunca se le ha pasado por la cabeza someterme a la ablación del clítoris, o exigirme llevar siempre puesto el chador. Prefiere verme con el pelo cubierto, pero hay otras mujeres que no tienen elección ni derecho de palabra.”

Yasmina.

¿Y para cuando una insurrección de mujeres, armadas con tijeras y cuchillos de cocina?

De todas formas, el machismo de los musulmanes es uno de los argumentos que ahora usan los políticos y los media (antes les daba igual) contra unos insurrectos que responden quemando mezquitas.

“Si la violencia de las últimas semanas ha revelado algo positivo, ha sido hasta que punto han fracasado los grupos musulmanes extremistas a la hora de penetrar de manera significativa en la cultura de la juventud urbana de los suburbios.”

Mark Le Vigne, Universidad de California.

Pero en las barricadas sigue ausente una muchacha con una teta al aire: la Libertad guiando al Pueblo. Lo de la teta es opcional (aunque le da un aire clásico a la par que romántico al cuadro): respecto al vestuario basta con que después de los disturbios pueda quitarse el pasamontañas, y no para ponerse el “chador” (velo). Y, que carajo, que quemen el chador y también sus sujetadores si les sale de los ovarios.

Teenage warning.

La insurrección de los banlieusards es fruto de las contradicciones económicas y culturales de una sociedad enferma de ambición y racismo. 30 años de tensiones y protestas venían avisando. Pero el gobierno francés sólo supo emplear más mano dura. Como dice el sabio Sun Tzu en “El Arte de la Guerra”, nunca acorrales a una fiera herida, pues será más peligrosa que nunca y, redobladas sus energías, luchará a muerte. 

La insurrección de los banlieusards es fruto de las contradicciones del sistema capitalista. Pero quedarnos en este punto sería igual a atribuirla a los movimientos de los astros o al paso de un cometa: una fatalidad histórica.

Si la “madre patria” francesa hubiese acogido en su seno a estos extranjeros que nacieron en ella; si el “papá estado” los hubiese adoptado como a hijos propios ¿Hubiera estallado la revuelta? Si no hubiese retirado a nuestros amigos los policías de barrio para cambiarlos por robocops, si hubiese cumplido las promesas de integración y ayudas a los suburbios, si hubiese fomentado los centros de cultura en barrios en los que actualmente no hay ni un cine, generando una cultura de ocio sano frente a los problemas de la delincuencia y la drogadicción, en definitiva, si no se hubiese violentado sistemáticamente al sector más pobre y desprotegido de la población ¿Habría crecido una generación violenta?

No nos atrevemos a asegurar que no. Cierto que, antes de ser una revuelta anticapitalista, hay un factor de desigualdad ante la posibilidad de encontrar un puesto de trabajo, y por lo tanto una inadaptación a la sociedad de consumo que ejerce como causa del anticapitalismo. La sociedad de consumo se ve así rechazada no a causa de un rechazo generalizado a la opulencia, sino, en mayor medida, por la amarga consciencia de no poder competir por ella. Se fragua así un motín instintivo, nihilista, que no plantea nada salvo la destrucción de todo. Y, aunque nosotros somos de la opinión que este sistema no puede ser reformado, ni mantenido, sino que debe ser destruido, también creemos que la violencia no es un fin en si misma, y que como medio debe ser empleada con inteligencia. Los Banlieusards han quemado los coches de sus vecinos, cuando deberian haber buscado el apoyo de los trabajadores, en una época de grandes huelgas, y los estudiantes. Los grupos aislados que han cometido actos imprudentes, como pegar fuego a un autobús sin percatarse de que quedaba gente dentro, han provocado el rechazo del pueblo. Y, cuando el pueblo cierra sus puertas a los amotinados, la insurrección muere sin que sus golpes contra la Realidad hayan conseguido transformarla. El Banlieusard ha pretendido crear una situación de pánico generalizado, pero París ha bebido ya demasiado terror revolucionario a lo largo de su historia como para impresionarse ahora. Los banlieusards no son terroristas islámicos, ni terroristas siquiera. Son un movimiento espontaneo, popular, heterogeneo, que se auto-organiza en guerrilla urbana mediante grupos de afinidad. Pero no ha alcanzado una comprensión de la Acción Directa más allá de la violencia. Y cuando decimos más allá no nos referimos a “desvinculada de”, sino “no confundida con”. Pero la explicación a los actos irresponsables de algunos de estos revolucionarios la encontramos en su juventud. Desde niños de 10 años hasta chavales de 24, esta es una insurrección protagonizada por jóvenes.

Pero no hemos respondido a la pregunta: Si la “madre patria” francesa hubiese acogido en su seno a estos extranjeros que nacieron en ella; si el “papá estado” los hubiese adoptado como a hijos propios ¿Hubiera estallado la revuelta?
La insurrección de los banlieusards es fruto de las contradicciones del sistema. Pero, si el sistema capitalista, basado en la explotación piramidal de muchos hombres por una minoría cada escalón más reducida, hubiese eliminado el handicap racial, e integrado en su way of life a los hijos de inmigrantes, habría conseguido hacer la explotación menos humillante. Y, teóricamente, hubiera conseguido reforzarse: a menor malestar social, menor disidencia.
Pero resulta que esto no es así. El sistema no puede eliminar el racismo sin sufrir una fuerte conmoción.

La divisa de la República Francesa, heredera de la Revolución Francesa, es “Igualdad, Fraternidad, Libertad”. Pero la Revolución Francesa, desde el momento en que la Burguesía tomó el poder, traicionó estos ideales. Ideales que deben ser la consigna de la revolución del mañana. Ideales a todas luces complementarios: igualdad económica junto a libertad de pensamiento y acción crean un mundo de hermanos. Bakunin decía: libertad sin socialismo es libertinaje, injusticia; socialismo sin libertad es barbarie y opresión. Entiéndase la palabra “socialismo” en su acepción del S. XIX.
De libertad y de igualdad se ha hablado ya mucho. La revuelta de los Banlieusards nos habla sobre todo de fraternidad. Es aquí donde vemos y saludamos su aportación al ¿marchito? ¿creciente? movimiento revolucionario internacional.

La insurrección de los banlieusards es fruto de las contradicciones del sistema patriarcal. El Patriarcado es el poder basado en la sumisión a la figura paterna, y su sublimación en toda figura de autoridad. El gobierno es edípicamente interiorizado como padre de la nación, siendo la madre el territorio sobre el que gobierna. Y, aunque no nos guste nuestro gobierno, quien se casa con nuestra madre pasa a ser nuestro padrastro. De acuerdo a la programación que la vida familiar inculca en nuestras cabezas desde la más tierna infancia, nos acostumbramos a recibir órdenes de un padre que, en nuestra temprana infancia, se nos aparenta Dios y Todopoderoso. La religión está diseñada específicamente para inculcar este modelo machista y gerontocrático. Conforme vamos despegando de la familia, buscamos a alguien que siga pensando por nosotros, ya sea un líder, un jefe, un esposo si soy mujer, o bien ser uno mismo líder, jefe, esposo, padre en definitiva. Esto no quiere decir que quien sea huerfano de padre vaya a convertirse en revolucionario, pero sí que probablemente estará descondicionado y mal adaptado, y, en alguna faceta de su vida, puede ser conflictivo con el sistema. Pero si no hay padre a mano, siempre se encontrará un buen modelo paterno: el profesor, el poli de barrio…

Decíamos que el sistema no puede eliminar el racismo sin sufrir una fuerte conmoción. Esto es a causa de la Fraternidad. La Fraternidad es una forma de estructuración de la sociedad consistente en la horizontalidad, la abolición de las jerarquías. Todo lo contrario al sistema Patriarcal. En una Fraternidad bien entendida, todos sus integrantes son hermanos: no hay por tanto ni padre, ni jefe, ni más liderazgo que la razón. Si toda la raza humana se hermanara, haríamos temblar los pilares de la dominación. El sistema nos quiere a cada uno de nuestro padre y de nuestra madre, y ni siquiera insiste demasiado para con nuestras “obligaciones” respecto a nuestros hermanos biológicos. Y cuando a mis amigos les llamo “hermano” o “hermana”, es un pequeño acto revolucionario.

En Clichy-sous-Bois murieron dos adolescentes por culpa de la policía, sin tiempo de llegar a comprender en toda su magnitud que tenían millones de hermanos, no sólo en Francia, sino también algunos repartidos por Bélgica, Holanda, Alemania, Grecia y España.

Esos hermanos han tratado de vengar su muerte atacando no sólo los intereses del estado y el capitalismo -cebándose particularmente en la paternalista red de servicios sociales: los centros educativos, centros sociales, hogares del jubilado, ambulatorios-. Estos muchachos han tomado como blanco favorito de su ira el coche, objeto que, como decíamos más arriba, es el vehículo del narcisismo, fantasía erótica y sublimación  de la potencia sexual; y, sobre todo, el instrumento de afirmación del “pater familia”, símbolo del nivel de presupuesto familiar.

Destruir los humildes vehículos de vecinos, padres y hermanos mayores es un enfrentamiento de una audacia pocas veces vista. Es quemar los apoyos que puedas tener en tu entorno más cercano; es cuestionar (no con palabras, sino con hechos) todos los valores del trabajador aplicado, del comunitarismo patriarcal familiar.

¿Se puede ir más allá en este sentido? Sí. El factor primero que caracteriza a la insurrección como un ataque claro contra el Patriarcado y la Gerontocracia es la destrucción de templos de todas las religiones indiscriminadamente. Son hechos más aislados que el ataque a los coches, pero mucho más significativos. El hecho de quemar el templo de tu padre, su mezquita, revela hasta que punto llega el conflicto generacional el la cité. Los jóvenes no sólo se rebelan contra un país adoptivo que les rechaza: rebelándose contra sus padres biológicos, se rebelan a un tiempo contra todo orden establecido.

El conflicto de integración cultural en las banlieu, conflicto que millones de jóvenes han tenido que soportar entre la farsa liberal del modelo occidental y la rígida cultura musulmana, ha acabado estallando: ni pa’ uno ni pa’l otro. Estos chicos han empezado a encontrarse a sí mismos, a raíz de no reconocer más familia que a sus “hermanos”, ni más cultura que la gestada en el barrio.

Ahora sólo faltan las mujeres, víctimas entre la espada y la pared, siendo la espada una cimitarra que ha sido usada durante siglos para la ablación, y aunque ahora pocas veces se emplee para tal fin, el que la porta sigue queriendo castrar su vida. Y ¿que hay en la pared? Anuncios. Anuncios de cirugía estética, “Se busca…para sexo. Grandes ingresos”, anuncios eróticos de electrodomésticos y frívolos anuncios de perfume. También hay una pintada del Frente Nacional, para que recuerde el tipo de miradas que puede encontrar si consigue salir de la cité.

Velos para protegerla de la mirada de los hombres, en barrios donde son habituales las violaciones en grupo. Matrimonios a la fuerza. Esto por un lado. Por el otro, viejos de la “clase media” que ofrecen un matrimonio rentable. Jóvenes francesitos que no sabes si te miran porque les gustaría follarte o porque les gustaría matarte, o ambas cosas ¿Por qué me mira así? Amigas que sabes que no son racistas pero sientes que han crecido escuchando “moros de mierda” hasta que se les ha quedado grabado como un disco rayado.
 
Para que la revolución social funcione, es preciso una Revolución Sexual, que rompa con la represión y la agresión, que son dos caras de la misma moneda patriarcal; pues quien me castra, aunque sea imponiéndome un chador, me está agrediendo sexualmente, y quien abusa de mí, me está castrando psicológicamente impidiéndome disfrutar en relaciones futuras.
Una Revolución Sexual de la juventud, que rompa al mismo tiempo contra los celos, síntoma de carencia afectiva y posesividad enfermiza, y contra el sexo mecánico que busca follar para batir records, síntoma de desapego emocional y desprecio.
Es tarea de la Revolución Sexual explorar modelos no alienantes de familia, pasando de la familia biológica a familia humana, de la endogámia a la exogamia en un sentido figurado, para librarnos de la educación autoritaria que hemos recibido, y poder ofrecer a los niños de hoy y del mañana crecer en un proyecto de sociedad libre que avanza al tiempo que se va desmoronando la sociedad existente.

Ni putas ni sumisas, pero tampoco integradas.
Ni dios, ni amo, ni marido ni partido.

Texto perpetrado por Gavroche. Uno más que está todavía aprendiendo a amar, y ya sabe odiar. Dedicado a tod@s l@s agitadores y propagandistas cuyos textos me han inspirado y/o he plagiado para la confección de este.

Copia y difunde.

20 de Noviembre 2005.

Demofascismo

Hacia un “neofascismo” global: el “destino” de la Democracia occidental como destino de la Humanidad 

En aquellos países de Europa donde la Civilización por fin ha dado sus más ansiados frutos de “urbanidad”, “virtud laica”, “buena educación”,… (civilidad, en definitiva), el Policía de Sí Mismo posdemocrático es ya una realidad -ha tomado cuerpo, se ha encarnado

I)

Me propongo volver la vista a la realidad histórico-social que la literatura de la Globalización encubre y deniega: el estado y el futuro de la Democracia Liberal. Marcel Gauchet ha observado que, ciertamente, las democracias occidentales son aún muy jóvenes; y que, de alguna manera, ignoramos qué frutos nos regalarán en su madurez, desconocemos a dónde pueden llevarnos. ¿Hacia dónde apuntan las democracias? ¿Qué nos tienen reservado?

No es fácil responder a interrogantes tan intranquilizadoras; pues, como es sabido, en el pasado los regímenes liberales se mezclaron con el fascismo, lo prepararon y encumbraron… ¿Acabó ya esa relación? ¿Qué ocurre hoy? Hace poco, Günter Anders declaró que la “democracia” en Alemania era la mera tapadera de un auténtico “fascismo”; y la verdad es que, ante semejantes invectivas, no siempre se sabe qué responder. ¿Será cierto?

El estado actual de la Democracia es lastimoso. Se ha quedado sin oponente, pero se dice que también sin sustancia… El desapego de la ciudadanía ante su pretendida “fórmula de autogobierno” no admite ocultamiento: abstención electoral masiva, descrédito generalizado de los dirigentes y sus camarillas, marea alta del apoliticismo,… Impera un difuso desencanto político que en realidad es desafección a la democracia. Como he indicado en otra parte, esta aceptación resignada -y, curiosamente, desengañada- del sistema demo-liberal puede interpretarse como simple docilidad de la población ante un régimen que se proclama “sin alternativa”. Todo cuanto la Democracia prometía (el gobierno del pueblo por el pueblo, la transparencia de la gestión pública, la libertad política,…) se ha venido abajo; y, sin embargo, es ésta la fórmula que ha triunfado, enterradas las restantes modalidades de organización política. Su victoria sabe amarga, pues se ve empañada por el mencionado movimiento de deserción cívica -que la castiga con todos los signos del “consentimiento apático” y de la “des-participación benevolente”. “¿Quiere esto decir que la democracia no vivía en realidad más que de su discusión, y que, desprovista en adelante de adversarios, ha entrado en un torpor final en que apenas se tratará ya más que de la gestión reactiva, al día, de una historia sufrida?”, se pregunta Gauchet.

¿Torpor final? A mí me parece que es ahora cuando la Democracia está empezando a mostrar su verdadero rostro, a desvelarnos sus intenciones; y que sólo ahora, dominante, hegemónica, incontestable, sin la posibilidad de legitimarse por contraste, comenzando a hartar incluso a sus aduladores, nos va a sorprender con el raquitismo de su organismo y la malevolencia de sus propósitos. Ya ha mostrado algo de su lado oscuro, como un jirón de su pequeña alma enferma: tiende a despolitizar a la población, ahuyentando a los ciudadanos de la política y dejando esa actividad en manos de reducidos círculos de hombres ambiciosos y corruptos, hombres mediocres cultivadores del cinismo.

II)

¿Con qué sueñan las democracias? ¿En qué quieren resolverse andando el tiempo? Procurar responder a estas preguntas es plantear la cuestión de la relación entre “fascismo” y “democracia”. ¿Cómo se define el “fascismo” desde esta arena de la “democracia” en que antaño levantara castillos? ¿Es su contrario ? ¿Es otra cosa ? ¿Es lo mismo?

La historia de las ideas ha contemplado tres formas de dilucidar estos interrogantes, tres teorizaciones del fascismo desde la perspectiva de la Democracia. La primera de ellas, nacida en medios historiográficos académicos, ha querido presentar el fascismo histórico (alemán, italiano) como una suerte de monstruo sin parangón, un horroroso fenómeno “aislado” que respondería a causas muy determinadas, específicas, propias de un tiempo y de unos países, de unos hombres y de unas mentalidades, que poco o nada tienen que ver ya con nosotros. El juego de las causas económicas (crisis, paro, carestía, ruina de la clase media, etc.), sociales (turbulencias, conflictos, amagos de revolución, temor de los poderosos,…), políticas (ascenso de determinadas nuevas formaciones, esclerosis y desprestigio de los partidos tradicionales y casi del sistema democrático en su conjunto…) e ideológicas (difusión de planteamientos racistas, nacionalistas, xenófobos, totalitarios, etc.) se bastaría para explicar un proceso local, casi como una planta endémica, que situaría a dos Estados en las antípodas mismas de la Democracia. Para estos historiadores, Mommsen entre ellos, el “fascismo” constituye la antítesis perfecta de la “democracia”; y su plasmación histórica, en el período de entreguerras, devino como desenlace de procesos y circunstancias “particulares”, resultado de una combinación difícilmente repetible de factores “concretos”. La Democracia, habiendo aprendido la lección, deberá permanecer siempre alerta, vigilante, para no verse de nuevo amenazada por organizaciones totalitarias que, aprovechando las coyunturas de crisis y de descontento social, difundirán sus abominables ideas y procurarán fortalecerse sectariamente…

Esta tesis, grata a los políticos y a los gobernantes, pues legitima la Democracia “por contraste” (el monstruo habita fuera de ella; es su contrario absoluto) y tranquiliza de paso a las poblaciones -Auschwitz no se repetirá: hemos enterrado en sal su semilla-, no carece de dificultades internas y mantiene alguna cuestiones en la penumbra: aunque, una vez asentadas en el aparato del Estado, las formaciones fascistas “minaron” desde dentro el régimen liberal, su robustecimiento electoral y su ascenso político se produjeron en el respeto y en la observancia de las “reglas del juego” democráticas -legalización, comicios, alianzas,.. La ciudadanía quiso el fascismo y la democracia lo condujo hasta donde debía llegar: la cúpula del Estado…

Con variantes, esta interpretación liberal del fenómeno fascista ha terminado formando parte de la “ideología oficial del Sistema”; y es la que, durante mucho tiempo, se ha enseñado casi sin contestación en nuestras escuelas, la que se difundía privilegiadamente por los medios, etc. Solía verse aderezada con una sobrevaloración del papel de los líderes (Hitler, Mussolini, demonizados a conciencia) y un énfasis exagerado en la incidencia de las ideologías; y, habitualmente, des-responsabilizaba al conjunto de la población, a los “hombres corrientes” que votaron y aplaudieron hasta el fin a esos partidos, que idolatraron a esos dirigentes, y que -como ha atestiguado recientemente Goldhagen- tampoco quisieron perderse siempre la ocasión de participar motu propio en las torturas, en los asesinatos…

III)

La segunda interpretación surgió en los medios historiográficos y politológicos marxistas, en encendida polémica con las versiones liberales. Desde esta perspectiva, que halló en Nicos Poulantzas un sustentador de excepción, la “democracia representativa” y el “fascismo” deben conceptuarse como dos cartas (valga la metáfora) que la burguesía dominante, las oligarquías nacionales, los valedores sociales y económicos del Capitalismo, pueden poner encima de la mesa, una u otra, guardándose la sobrante debajo de la manga, en el momento en que les interese. En tiempos de bonanza económica y de paz social, la carta democrática sirve mejor a sus aspiraciones, atenuando el recurso al aparato de represión física y suscitando pocos “problemas de legitimación”. Pero en tiempos de acentuada conflictividad social, bajo la amenaza (real o imaginaria) de que se fragüe un proceso revolucionario anticapitalista, tiempos de crisis económica, de desórdenes, de descontento generalizado, de efervescencia de las ideologías contestatarias, etc., las burguesías hegemónicas, las clases dominantes que controlan e instrumentalizan el aparato del Estado, recurrirán, para salvaguardar sus posiciones de privilegio, a esa terrible carta (fascista) que esconden debajo de la manga, y alentarán, financiarán y sostendrán el “proceso de fascistización” encargado de restaurar el Orden e impedir que el sistema capitalista se lesione.

El “fascismo” no se percibiría ya, desde esta plataforma conceptual, como un “horror” enterrado para siempre en el pasado; sino como una opción para el Capital, una mera alternativa funcional a la Democracia, monstruo sustitutorio que muy fácilmente puede re-visitarnos, una baza a la que jamás renunciarán las burguesías dominantes… Según esta interpretación, sin duda menos tranquilizadora, el “fascismo” no constituye la antítesis de la “democracia”: aparece más bien como su hermano de sangre, su recambio ocasional. Dejando a un lado toda sensiblería “humanista”, lo peor que cabría decir del fascismo es que sirve a los mismos intereses que la democracia: allí donde el fascismo es malo, la democracia es perversa. Hijos los dos del sistema capitalista, sus historias correrán siempre de la mano, ocultándose uno detrás del otro, sucediéndose rítmicamente…

IV)

La tercera interpretación ha surgido en medios filosóficos y literarios; y es la menos complaciente, la más inquietante de cuantas conocemos. Por presentarla brutalmente: sostiene que el fascismo, bajo “nueva planta”, es el destino de la Democracia, su verdad y su futuro, aquello hacia lo que apunta, el lugar al que nos lleva, su esencia desplazada y pospuesta. Yo me adhiero a esta versión…

La democracia representativa conduce a un fascismo de nuevo cuño; y, al globalizarse ésta como fórmula de organización política en nuestros días, se mundializa también dicho “neofascismo” en tanto desenlace de la Humanidad. Paradójicamente, las raíces de esta lectura pueden encontrarse en Dialéctica de la Ilustración, de Adorno y Horkheimer, autores que no suscribirían el desarrollo dado a la perspectiva que con su obra arrojaron. La Teoría Francesa (Foucault, particularmente), con su apropiación de los posicionamientos de Nietzsche, constituye la segunda fuente. Desde estas dos tradiciones (Escuela de Frankfürt, Pensamiento Genealógico), se han ido aportando los materiales teóricos y conceptuales con que fundamentar el desenmascaramiento de la democracia representativa liberal como larva del “neofascismo”. Las dos corrientes, a pesar de sus discrepancias, de sus diferentes trayectorias intelectuales, han coincidido en la constatación de una circunstancia cuyo reconocimiento aún molesta al “saber oficial”: que los regímenes democráticos liberales de Occidente se amparan en la misma forma de racionalidad y recurren a los mismos procedimientos que los fascismos históricos y el estalinismo (véase, a este respecto, ¿Por qué hay que estudiar el poder? La cuestión del sujeto, opúsculo de Michel Foucault). Esta “identidad’ de los aprioris conceptuales, de las categorías rectoras, de la matriz filosófica de los fascismos, el estalinismo y la democracia -tres modulaciones de una misma forma de racionalidad, tres excrecencias de la racionalidad política burguesa-, deriva del hecho de que nuestra Cultura se ha cerrado sobre su punto de anclaje en la Ilustración y ha desarrollado sus conceptos políticos en la obediencia a los dictados logocéntricos de la Ratio, en el sometimiento riguroso al Proyecto Moderno.

Establecida esta afinidad de fondo entre “fascismo” y “democracia”, nada excluía que aquél pudiera “suceder” a ésta -o, mejor, superponerse-, sobre todo si se manejaba un concepto amplio, poco restrictivo, del mismo. A la elaboración de ese concepto amplio de fascismo, que admitiría una considerable “diversificación” en sus manifestaciones y legitimaría la idea de un “fascismo de nuevo cuño” -con un formato distinto al “antiguo”, pero una identificación en sus caracteres básicos generadores-, se ha aplicado, entre otros, E. Subirats. Para este autor, la ausencia de resistencia interna (ausencia de oposición estimable, de crítica, de contestación; es decir, “docilidad’ de la población) y el expansionismo exterior (beligerancia, afán de universalización) constituirían los dos rasgos capitales, definidores, del “fascismo” como fenómeno socio-político. Yo añadiría un tercero: la voluntad de exterminar la Diferencia (diferencia cultural, psicológica, político-económica,…). Estos tres rasgos emparentan a las experiencias alemana e italiana de “fascismo” -los llamados fascismos históricos- con los modelos de formación del espacio social (pautas de gobierno de las poblaciones, usos de gestión socio-política) que tienden a caracterizar a los regímenes demo-liberales. Cabría hablar, así, de un neofascismo superpuesto, en mayor o en menor grado, al aparato político de la democracia (elecciones, parlamento, partidos, etc.); un neofascismo de y en las democracias -fascismo democrático o demofascismo- no sé si venidero o instalado ya en nuestras sociedades…

V)

Creo que estamos en el umbral de esa nueva época, si no hemos entrado ya en ella. Y lo menos importante es la adecuación o inadecuación de la expresión que he elegido para designarla. Podría haber hablado de “despotismo democrático”; pero el término se me quedaba corto, al no aludir al expansionismo y a la represión de la Diferencia. Podría haber dicho “posdemocracia”; pero no quería dar la sensación de que me sumaba a una moda (la moda de los “post”: “post-moderno”, “post-industrial”, “post-historia”,…). Las diversas corrientes de pensamiento que han querido distanciarse del Proyecto Moderno, que procuran dar la espalda a la cadena de mitos que nos legó la Ilustración -cadena que tanto estiman las oligarquías del Planeta-, surten elementos, perspectivas, conceptos, para fundar y desarrollar esta idea de la posdemocracia o del demofascismo. Yo me he limitado, en un libro reciente, a “señalarla” y a recolectar indicios de que no es una fantasía, de que tiene los pies en la tierra… Y me ha interesado esta problemática, podéis imaginarlo, porque estimo que ya ha empezado a sobrevenirnos la Escuela del neofascismo, signo y fragua de los nuevos tiempos… A golpes de “reforma”, ya está quedando medio embastada la Escuela posdemocrática…

VI)

He aludido a los rasgos que asimilan la “posdemocracia” al concepto amplio de fascismo, caracteres que comparte con las experiencias totalitarias de Alemania y de Italia. Ahora quisiera referirme a los aspectos que la distinguen y singularizan, casi oponiéndola al modelo de los fascismos históricos.
Se detecta, en primer lugar, una clamorosa “falta de entusiasmo” hacia el régimen liberal, antítesis del “calor de masas” que acompañó a los fascismos antiguos. Esta “falta de entusiasmo” deviene, en parte, como una consecuencia de la despolitización de la sociedad a que ha abocado la práctica insulsa del liberalismo político (votar y esperar a ver qué pasa, esperar a votar porque no ha pasado nada). Frente a la re-politización de la ciudadanía que distinguió a las Alemana e Italia “fascistizadas”, tenemos hoy el apoliticismo creciente de los hombres y mujeres nominalmente demócratas, cada vez más decepcionados por una fórmula que les prometía nada menos que la “autodeterminación política”. Falta de entusiasmo: desilusión, desencanto, abulia,…

En segundo lugar, el “demofascismo” se caracteriza por la subrepción progresiva (invisibilización, ocultamiento) de todas las tecnologías de dominio, de todos los mecanismos coactivos, de todas las posiciones de poder y de autoridad. Tiende a reducir al máximo el aparato de represión física, y a confiar casi por completo en las estrategias psíquicas (simbólicas) de dominación. La dialéctica de la Fuerza debe ceder ante una dialéctica de la Simpatía… La represión posdemocrática resulta, francamente, “muy buena” como represión. Decía Arnheim que, en pintura como en música, “la buena obra no se nota” -apenas hiere nuestros sentidos. De este género es, me temo, la represión demo-fascista: buenísima, ya que “no se nota”, casi no se ve. Su ideal se define así: “convertir a cada hombre en un policía de sí mismo”. Y, en la medida en que deban subsistir figuras explícitas de la autoridad, posiciones empíricas de poder, éstas habrán de dulcificarse, suavizarse, diluirse o esconderse: policías “amistosos”, carceleros “humanitarios”, profesores “casi ausentes”,… En los espacios en que deba perdurar una relación de subordinación, un reparto disimétrico de las cuotas de poder, se procurará que los dominados (las víctimas, los subalternos) tomen las riendas de su propio sojuzgamiento y ejerzan de “doblegadores de sí mismos”: los estudiantes que actuarán como “autoprofesores”, damnificados de sí, interviniendo en todo lo escolar, opinando sobre todo, “dinamizando” las clases, participando en el gobierno del Centro y, llegado el caso, “autosuspendiéndose” orgullosamente, valga el ejemplo. Por esta vía, el “objeto” de la práctica institucional asumirá parte de las competencias clásicas del “sujeto”, una porción de las prerrogativas de éste y también de sus obligaciones, convirtiéndose, casi, en sujeto-objeto de la práctica en cuestión. Los estudiantes haciendo de profesores; los presos ejerciendo de carceleros, de vigilantes de los otros reclusos; los obreros, como capataces, controlándose a sí mismos y a sus compañeros,… De aquí, de esta hibridación, de esta semi-inversión (seudo-inversión) de los papeles, se sigue una invisibilización de las relaciones de dominio, un ocultamiento de los dispositivos coactantes, una postergación estratégica del recurso a la fuerza…

No todos los estudiantes, los obreros, los presos, etc., caen en la trampa, por supuesto: Harcamone, el criminal honrado de Genet, que verdaderamente se había ganado la Prisión (asesinando niños), y no como aquellos otros que recalaban en “la mansión del dolor” (Wilde) por razones patéticas -víctimas de errores judiciales, ladronzuelos arrepentidos, delincuentes ocasionales y hasta involuntarios,…-, quiere un día regalarse el capricho de matar a un carcelero. Y no se equivoca de objeto: no elige a la sabandija de turno, al sádico prototípico, cruel e inhumano; sino a aquel jovencito idealista, lleno de buenas intenciones, que habla mucho con ellos, dice “comprenderlos”, les pasa cigarrillos, critica a los mandamases de la Prisión, y no se permite nunca la agresión gratuita. Harcamone se da el gusto de asesinar al carcelero a través del cual la institución penitenciaria enmascara su verdad, miente cínicamente y aspira incluso a “hacerse soportable”… Tampoco los pobres de Viridiana se dejaron engañar del todo por la cuasi-monja que los necesitaba para sentirse piadosa, generosa, virtuosa, y que no escatimaba ante ellos los gestos (indignos e indignantes) de una conmiseración imperdonable.

Estuvieron a un paso de violarla o de asesinarla… La pobreza profunda es terrible (“Mi privación mata”, parece querer decirnos, después de cada asesinato, el Maldoror de Isidoro Ducase): con ella nadie puede jugar, sin riesgo, a ganarse el Cielo… Por desgracia, ya no quedan prácticamente asesinos con la honestidad y la lucidez de Harcamone, ni pobres con la entereza imprescindible para odiar de corazón a los “piadosos” que se les acercan carroñeramente… La posdemocracia desdibuja y difumina las relaciones de sometimiento y de explotación, ahorrándose el sobre-uso de la violencia física represiva que caracterizó a los antiguos fascismos…

VII)

Y es que el “demo-fascismo” será, o es, un ordenamiento de hombres extremadamente civilizados -es decir, parafraseando y sacando de sus casillas a Norbert Elias, hombres que han interiorizado, en grado sumo, el aparato de autocoerción y se han habilitado de ese modo para soportarlo todo sin apenas experimentar emociones de disgusto o de rechazo; hombres sumamente “manejables”, incapaces ya de odiar lo que es digno de ser odiado y de amar de verdad lo que merece ser amado; hombres amortiguados a los que desagrada el conflicto, ineptos para la rebelión, que han borrado de su vocabulario no menos el “sí” que el “no” y se extinguen en un escepticismo paralizador, resuelto como conformismo y docilidad; hombres que no han sabido intuir los peligros de la sensatez y mueren sus vidas “en un sistema de capitulaciones: la retención, la abstención, el retroceso, no sólo con respecto a este mundo sino a todos los mundos, una serenidad mineral, un gusto por la petrificación -tanto por miedo al placer como al dolor” (Cioran). Nuestra Civilización, nuestra Cultura, en su fase de decadencia (y, por tanto, de escepticismo/conformismo), ha proporcionado a la posdemocracia los hombres -moldeados durante siglos: “aquello que no sabrás nunca es el transcurso de tiempo que ha necesitado el hombre para elaborar al hombre”, advertía Gide- que ésta requería para reducir el aparato represivo de Estado, hombres avezados en la nauseabunda técnica de vigilarse, de censurarse, de castigarse, de corregirse, según las expectativas de la Norma Social.

En aquellos países de Europa donde la Civilización por fin ha dado sus más ansiados frutos de “urbanidad’, “virtud laica”, “buena educación”,… (civilidad, en definitiva), el Policía de Sí Mismo posdemocrático es ya una realidad -ha tomado cuerpo, se ha encarnado. Recuerdo con horror aquellos nórdicos que, en la fantasmagórica ciudad del Círculo Polar llamada Alta, no cruzaban las calles hasta que el semáforo, apiadándose de su absurda espera (apenas pasaban coches en todo el día), les daba avergonzado la orden. Y que pagaban por todo, religiosamente, maquínicamente (por los periódicos, las bebidas, los artículos que, con su precio indicado, aparecían por aquí y por allá sin nadie a su cargo, sin mecanismos de bloqueo que los resguardaran del hurto), aun cuando tan sencillo era, yo lo comprobé, llevarse las cosas por las buenas… Para un hombre que ha robado tanto como yo, y que siempre ha considerado la “desobediencia” como la única moral, aquellas imágenes, estampas de pesadilla, auguraban ya la extinción del corazón humano -será sólo un hueco lo que simulará latir bajo el pecho de los hombres demo-fascistas…

 

Pedro García Olivo