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Entrevista a Marco Camenisch realizada por John Zerzan

Lago de Lugano 12 Junio 2017

Camenisch: Siendo un muchacho pensaba que para valorar y analizar algo necesitaba ir a la raíz. El análisis primitivista, más que cualquier otro, va a la raíz de las cosas. Creo que es necesario para una comprensión auténtica, para entender las cosas más a profundidad. Para entender donde vivimos, cuales son las raíces, las causas profundas de toda esta mierda en la cual vivimos.

La gente dice que es una mierda, aunque piensa que quizá sea necesaria, que sin ella no se podría vivir. Para hacer una comparación, dicen que sin la medicina moderna y la tecnológica, muchas personas morirían. Pero no dicen cuantas personas mueren a causa de la medicina, una verdadera matanza.

Zerzan: Como decía al principio Matteo; hoy, estas ideas no van en aumento, no son populares como lo fueron, digamos, hace veinte años ¿Tú que crees?

Camenisch: Quizás lo que está creciendo es la dependencia, dependencia a los miles de nuevos autos, que son y hacen más veloces siempre, y que luego de dos o tres años parecen haber existido siempre. Aunque creo que están aumentando también las contradicciones; por un lado se aceptan las críticas a la tecnología y al sistema, mientras por otro aumenta la dependencia a todo eso. Aumentando el sentido de impotencia.

Al mismo tiempo, también aumenta la conciencia del nivel de dependencia y de cómo las cosas van siempre empeorando Hay siempre más tensión, siempre más enfermedades, y pienso que se pueda llegar a un punto de ruptura interior, a nivel psicológico; ese momento llega cuando el nivel de dependencia crece a tal punto que, por ejemplo, entre el 30-40% de las personas, de población urbana, no puede estar sin psicofármacos.

Zerzan: No es una solución satisfactoria. Es la otra cara de la moneda, por ello muchas personas están buscando algo más, a un nivel de conciencia desconocido, que no logran articular. El hecho es que no son felices de depender de las cosas.

Camenisch: Son un poco como conejillos en una jaula, que para librarse de la alienación, o para hacerla más soportable, creen que deber correr sobre la rueda, siempre más rápidamente.

Zerzan: Característico de nosotros, que debemos ir siempre más veloces.

Camenisch: Pero se llega a un punto de ruptura en el que debemos rendirnos. Creo que ya estamos en el abismo. Incluso lo afirman los líderes del mundo tecnológico, sus análisis más optimistas sostienen que estamos en un punto de no retorno y que debamos resolverlo.

Zerzan: A propósito de la ruptura de la cual hablas, pienso que es inevitable, se llegará a un punto en el cual la gente no podrá más. Pero no hay certeza de que así sea, ojalá no suceda nunca, quizás no se llegará nunca al punto en el cual la gente no pueda de verdad más ¿Tú qué piensas, crees que sea inevitable? ¿Que haya bastantes personas listas para rebelarse?

Camenisch: ¡Bien! La reacción como parte de la antigua teoría de la miseria: pero es aún peor, pues la gente está dispuesta a rebelarse, más que dispuesta tiene el deber, es decir, si no hay más agua ¿qué se hace? Se debe luchar para sobrevivir, luchar por agua. La Unión Europea tiene programas en las metrópolis de la región mediterránea para garantizar la electricidad –es decir electrodomésticos como la TV y la computadora, para mantener la manipulación y el control de mentes y de corazones en clave anti-insurreccional– y el agua, porque sin agua se rebelan incluso los más sumisos esclavos.

Nuestra sociedad ha sido creada para satisfacer, de la manera más completa posible, necesidades reales y necesidades creadas artificialmente. Si no puede hacerlo, si el sistema no puede satisfacer esas necesidades, entonces es normal que haya rupturas, la dirección que tomen después no puede saberse.

Ahora existe una nueva forma de fascismo, esa nueva derecha que se ve, por ejemplo, en Alemania. Si por un lado aumentan las tendencias de derecha, por el otro avanza la conciencia de lo que hay que hacer, de lo que se puede hacer. Aquí también el capitalismo es muy eficiente, vemos que productos ecológicos o locales, pueden servir como sustitutos de la actividad revolucionaria, al punto de convertirse en una auténtica obsesión. Se sabe que lo orgánico es una estafa, un engaño capitalista que conforma su “nueva” careta verde. Si observamos cómo se lleva a cabo la producción, al final queda muy poco de orgánico. Te dicen que vienen justo de al lado de tu casa, pero en realidad lo traen de, digamos, China, y tú repitiendo: “¡Quiero orgánico!”

Está decayendo el nivel de análisis y de conciencia, para sobrevivir en medio de todo (entre intentar la salvación y tener la conciencia tranquila) con comercio justo, mercado bio, etcétera. Bueno, también yo me doy el lujo de elegir qué comprar, prefiero alimentos sin tóxicos y cultivados de forma respetuosa con el ambiente, de acuerdo, pero creo que no hay que darle tanta importancia a estas falsas prioridades.

Zerzan: Así, todo se reduce a una cuestión de consumo.

Camenisch: Con ello colaboramos amablemente del consumismo capitalista.

Matteo: Me recuerda el eterno dilema entre creación y destrucción. El problema es cuando nos centramos solo en uno de estos dos polos: si queremos contrarrestar al capitalismo, al sistema tecnoindustrial, tenemos que considerar alternativas, y viceversa. Lo mismo ocurre con la dualidad individuo-comunidad, es una danza continua entre estos dos polos.

Camenisch: Creo que incluso entre los pueblos primitivos es una contradicción, no una contradicción elaborada, en el sentido de que sea producto de una reflexión o experiencia común. En nuestro caso ha sido armada, experimentada en el aislamiento de una persona individual, dentro de los límites de sus capacidades, necesidades, trabajo, etc. Todo ello a expensas del sentido de comunidad, de centrarse en resolver problemas comunes, porque solo al vivirlos juntos existen problemas colectivos que resolver, normalmente esta capacidad es dejada de lado y se pierde. Es una cuestión de comunicación, y la auténtica comunicación se da directamente, cara a cara, solo es posible en comunidad; y esto atraviesa tanto cuestiones colectivas como individuales que afectan a la comunidad.

Zerzan: Cierto, alguien dijo a Mondeggi: “se necesitan asambleas constantes para hacer funcionar las cosas”. No es en automático, implica trabajar todo el tiempo sobre las diferentes cuestiones, no es solamente a nivel organizativo sino también personal.

Camenisch: La cuestión es que a nivel psicológico nos mantienen bajo control, se trata del enorme poder manipulador de los medios, aunque todo empieza en la escuela, por supuesto. Se puede eliminar a muchas personas sin resolver nada. Por ejemplo, la gente que piensa; ah, la naturaleza (o la ecología) es una cuestión secundaria, y cosas así. Dicen: hagamos la revolución, después veremos. Yo pregunto: ¿Quieren hacer la revolución y recibir un páramo, un lugar donde no es posible habitar?¿Qué lógica tiene eso? Lo mismo sucede cuando mencionas sus contradicciones a tu querido y apreciado compañero, no hay respuesta.

Aunque pienso que discutir tiene sentido, incluso a un nivel mínimo, individual o grupal; combinándolo con la acción, según las capacidades, para difundir estas ideas a un mayor número de personas. No podemos esperar que las cosas vayan por donde queremos que vayan, o que cambien como lo deseamos. Lo único que podemos esperar es que nunca olvidemos la capacidad del análisis radical para concientizar a la gente. Quizá adoptar principios comunitarios con personas con las que se tiene contacto o que son más cercanas. Tal vez lo que aglutine no sea el primitivismo, quizá sean años de solidarizarse con presos, etcétera. Aquí, por ejemplo, personalmente los compañeros comunistas me son muy cercanos, pero es necesario repetirlo de vez en cuando, buscando claridad – no para una tendencia específica, sino como anarquistas en general -, “no obstante, ahora colaboramos solidarizándonos de corazón con ellos y con otros, pero si hacemos la revolución, la insurrección o lo que sea, sabemos perfectamente que llegará una fase de confrontación respecto a la cuestión del autoritarismo, porque ellos desean conquistar el Estado, y yo no quiero eso, pues soy antiautoritario”.

Zerzan: Quiero preguntar algo, aunque no estás obligado a contestar, ¿qué piensas hacer ahora?

Camenisch: Respecto a la cuestión militante y a la lucha armada, ya he dicho que soy un veterano. Por conciencia propia, por razones de edad, y por estar bajo control, no puedo decir a los compañeros jóvenes “hagamos la lucha armada”. También en términos de eficacia sería contraproducente e irresponsable. Por tanto, repito que desde el punto de vista de mi militancia en la lucha armada, soy un veterano que hizo acciones y pagó por ello.

Bien. Lo que deseo es seguir haciendo traducciones. Ahora estoy dentro del sistema y sometido a la actual esclavitud burocrática que llaman libertad. No es por despreciar esta libertad que obtuve al dejar la prisión, la aprecio. Claramente puedo vivir un poco mejor, pero también con más contradicciones. Porque cuando estaba en la cárcel, solía decir: El mejor lugar para mí es la prisión… aparte de la libertad del hombre fugitivo, ave en el bosque. Luchar verdaderamente contra el sistema es la forma más elevada de libertad, cualitativamente hablando. Pienso seguir haciendo canastas, es el trabajo que aprendí del Estado suizo. Me dije: ¡Bien! Gracias Estado, me mostraste cómo producir estos artefactos, me has enseñado un oficio sin un alto nivel de contradicciones, porque no hago canastas de plástico, sino de materiales naturales. Ahora quiero organizar mi vida de manera que tenga la mitad del tiempo para continuar elaborando estas cosas, y la otra mitad más intelectual, trabajando en la computadora. Compré un equipo nuevo. Debo trabajar desde la computadora, porque hoy en día no es práctico hacerlo de otra manera, podría hacer manuscritos, pero entonces otra persona tendría que transcribirlos de todos modos. Así que yo mismo hago esa parte. La misma contraposición que con el teléfono móvil, podría decir que no deseo ensuciar mi alma usándolo, pero para organizarse en este mundo, en este sistema, en este momento, tendría que acudir a alguien más y pedir prestado su teléfono. Así que en la situación actual, es preciso usar esta basura tecnológica, porque si no estaría obligado a utilizar el de alguien más. Tampoco puedo criticar el uso del automóvil, porque mañana lo tengo que emplear, ahora mismo lo necesito para pequeños quehaceres, para encontrarme con gente e ir por ahí organizando debates. Como tú, que has venido en avión, y ahora en auto, no puedo decir: ¡qué asco! Un compañero hace una broma, pero hay que tomársela en serio: “¿Usas Google Maps, aunque seas primitivista?”.

Zerzan: Por eso haces canastas.

Camenisch: Hacer canastas es otra experiencia. Ahora hago trabajos para clasemedieros, que dicen: “¡Hermoso! ¡Ah, son lindas estas canastillas para bicicletas! O las obsequio, tengo una larga lista de personas a las que me gustaría regalárselas. Hay otras que sirven para ir de compras. Aquí hay una de ellas: es una muestra de lo valioso que son estos productos, esta la hice hace cuatro o cinco años en Lenzburg, sigue en una pieza, no se ha roto. Esta otra tiene muchos años. En este oficio se puede diferenciar entre las que hago yo y las que hacen niños sin sueldo, o con un sueldo ridículo, por ejemplo, ahora venden canastas por un euro, esa es la globalización. Para hacer una canasta como esta tengo que invertir 50 euros en el material, termino ganando unos 5 euros por hora, que no es mucho. Si la tratas adecuadamente, sin dañarla ni dejándola bajo la lluvia, puede durarte cuarenta o cincuenta años.

Zerzan: El reciente ensayo que estoy escribiendo trata sobre el tejido, la independencia de los tejedores que utilizaban telares manuales, los ludditas.

Camenisch: Eso puede aprenderse con relativa facilidad. Sabemos que los pueblos primitivos van por los caminos reuniendo lo que encuentran, unas hojas por ejemplo. En un instante crean una bolsa o una canasta, que puede que no les dure cincuenta años, pero pueden volver a hacerla sin complicaciones, ya que tienen un profundo conocimiento de la naturaleza, de los materiales, de dónde crecen, cuándo cosecharlos. Ahora nos hemos desviado de la senda, pero tengo la idea de organizar mi vida en ese sentido.

Zerzan: ¿Vas a permanecer en Ticino?

Camenisch: Sí, me gustaría quedarme por unos años. Soy de las montañas de Grigioni, en los Alpes, donde hay un cruce de muchas culturas. Pero aunque solo hables alemán hay mucha influencia latina, es diferente si vas a Zúrich o si vienes aquí. Es distinto el trato dado, como la hospitalidad. Tal vez no haya mucha diferencia cultural o en la forma de vida, ni en el idioma, pero no soy tan alemán como italiano, soy más latino. Si tuviera que vivir aquí, por la situación de represión italiana, es como si viviera en Italia, en cierto modo. Ahora que has venido lo sabes, aquí estoy más cerca de mi gente que en la región de Zúrich. Así que por muchas razones me gustaría venir a vivir aquí, y por supuesto. Tengo la perspectiva de irme a vivir a las montañas, posiblemente en una ambiente colectivo, con miras a la autosuficiencia, tener una tierra, etc. No cortar completamente las relaciones con los que viven en la metrópoli, pero buscar la autonomía propia, cultivar, hacer lo que hacía en el monte, cosechar, cazar, y crear un espacio donde los distintos compañeros puedan encontrarse, discutir, dormir y cocinar.

Ticino está relativamente cerca desde el punto de vista logístico, accesible desde el norte y el sur.

Zerzan: ¿No tienes la restricción de permanecer en Suiza?

Camenisch: No, no tengo restricciones, podría tomar mi pasaporte y viajar. Pero tengo el problema del proceso legal relacionado con la Operación Ardire. No sé si exista una orden de aprehensión para la Unión Europea. En 2015, archivaron el caso, pero no han informado nada. Un abogado en Italia descubrió accidentalmente que lo habían publicado en Internet, pero no directamente a las personas afectadas; aunque es posible que existan otros procedimientos abiertos de los que aún no han dicho nada.

Cuando me detuvieron en Italia, el tribunal de Génova decidió prohibirme de por vida regresar a Italia. Mi abogado dice que quizá ya no tiene validez legal, porque los acuerdos bilaterales han cambiado. No es posible que Italia pueda impedirme entrar. En aquel momento decían que yo era socialmente peligroso, una amenaza para el país. De acuerdo, entonces era verdad, pero ahora no pueden decir eso porque he pasado 30 años en prisión y he realizado una “resocialización exitosa”, no soy reincidente. He pensado posponer los viajes al extranjero hasta que haya cumplido mi condena, que será en mayo del año que viene (2018). Entonces depende, porque las cosas pueden cambiar deprisa, de la noche a la mañana: no más teléfonos, no más electricidad, ni más agua. Somos totalmente dependientes, pues no controlamos esos elementos. Nos pueden cortar el agua, ¿no es así? Así que mejor no olvidemos que se puede vivir sin todas esas cosas. Como con un apagón, que provoca el repunte de nacimientos luego de nueve meses, lo cual es una señal de que el instinto natural sigue ahí. Si no es aplastado por la televisión u otras actividades alienantes, aprendemos que hacer el amor es quizás mejor que ver una pantalla. Debemos contemplar esto como un antídoto para no desesperar, que no todo está perdido. Porque hay habilidades que tal vez se están perdiendo, pero siguen ahí, podemos sanar, estamos enfermos pero somos capaces de recuperar esas capacidades. Si lo queremos, o si nos obligan. Si no tenemos agua disponible en las tuberías, bueno, aún hay manantiales, podemos ir por agua, bañarnos. Pues el agua entubada significa adicción, puedes tomarla cuando quieras. Estos discursos a menudo hacen enfurecer a la gente, porque no tienen argumentos para rebatirlos. Seguro que tú también has experimentado estas cosas al discutir con la gente.

Zerzan: ¿Qué pasa cuándo se enfadan?

Camenisch: Al quedarse sin argumentos deben conceder que tienes la razón, eso les obliga a llegar a un acuerdo consigo mismos, ¿no? Tienen que admitir sus propias contradicciones. Si no son capaces de hacerlo, la reacción es el enfado hacia ti. A veces verás cómo reaccionan gritando para defenderse. Pero eso no es negativo, es un proceso que inicia con la agresión, pues has acabado con sus falsas certezas, les has quitado su sostén. Creo que a menudo, en un segundo momento, comprenden que un proceso de concienciación ha comenzado.

Zerzan: Hiciste que dieran un paso adelante.

Camenisch: Creo que tú, John, tienes muchas experiencias en torno a lo que puede ser la conciencia de las personas, más allá de las diferentes expresiones culturales o de lenguaje. Has escrito que este análisis, va a la raíz, que es algo que importa ¡Estamos en el camino correcto! Lo cual nos motiva para resistir. Y bueno, yo en lo personal estoy de acuerdo contigo en no ser pesimista sobre cómo están yendo las cosas. Escribiste, en uno de tus textos, una pequeña anécdota, si no recuerdo mal; hablabas sobre el sistema con una vecina, sobre los problemas existentes, y esta mujer dijo acertadamente: “Mira, todos tenemos el corazón roto”. Esto me hace pensar que debemos ser capaces de hablar un lenguaje distinto, la gente habla de otra manera, tiene una educación diferente, una forma diferente de expresar las cosas. Contamos con el análisis duro, que va a la raíz, pero esta mujer supo identificar adecuadamente que todos tenemos el corazón roto.

Zerzan: Paseábamos, entonces ella dijo: “No debemos olvidar nunca que todos tenemos el corazón roto”¡Vaya! Aún recuerdo ese momento.

Camenisch: A menudo utilizo esas palabras. Tenemos que curarnos, es un proceso de curación, debemos seguir adelante. Es que la civilización ha sido una enfermedad muy prolongada.

Zerzan: Estaba pensando en lo que me decía Matteo en estos días; que en el último periodo las luchas han sido en defensa de la Tierra, NO TAV, ZAD y muchas otras… debe ser así. Quizá en Estados Unidos sea más fácil entender esto porque existen pueblos indígenas, y para mí ese es el vínculo con las ideas primitivistas. Para ellos todo gira en torno a la Tierra, la Tierra lo es todo; muchos anarquistas no lo tienen en cuenta para nada, pero ahora estamos en medio de luchas que tienen que ver con la Tierra. Para la gente que fue a Standing Rock tal vez la situación sea otra, porque son lugares diferentes, por supuesto… pero muchos de ellos no estaban acostumbrados, normalmente practican un tipo específico de lucha militante: van a un lugar determinado, apoyan luchas… Pero en este caso participaban los nativos, los pueblos indígenas. ¿Por qué es tan importante? Para ellos es muy relevante porque la tierra es sagrada. En fin, ahora se puede decir que ha terminado, pero fue una experiencia muy interesante, la forma en que mucha gente… cómo decirlo, en teoría todo el mundo apoya a los indios, pero luego realmente no piensan mucho en ello. Repito, en Estados Unidos tenemos esa ventaja, que hay indígenas, todavía existen, los conocemos. Por supuesto, es una situación totalmente diferente a la tuya, pero aun así fue una sorpresa. ¡Vaya! Standing Rock se convirtió una gran experiencia, duró meses… Pero tal vez no haya terminado y la lucha regrese.

Camenisch: Siempre hay que saber empezar de cero, porque cada vez es un nuevo comienzo; por ejemplo cuando aparece una lucha como en Val di Susa, entonces el análisis radical se pone en práctica, está ahí para la gente. Quizá hay veces que no vemos el enfoque positivo que se ha desarrollado en las diversas situaciones, en los pequeños grupos, en las diversas luchas. Necesitamos una mezcla de pesimismo y optimismo. Las cuestiones están abiertas. Esta civilización apesta, este es el pesimismo que debemos intentar transmitir, la conciencia de que la civilización es letal. Pero la cuestión está abierta. Hay escritos de Jarach que me han gustado, en ellos afirma que los anarquistas no debemos ser tan duros, ni tan puros. La historia aún no ha demostrado qué tipo de organización es la adecuada para alcanzar el objetivo de la revolución, por lo que incluso nosotros, como anarquistas, debemos en algún momento dejar los prejuicios, sobre lo que entendemos por autoritario o antiautoritario, sobre cómo organizarnos con la gente normal, entre nosotros, o con los comunistas. Jarach afirma que la cuestión de la organización aún no se ha resuelto, no hay respuestas en la historia, toda está por probarse, no sabemos qué funciona mejor en una situación determinada. Porque el error que cometemos a menudo es que confundimos la acción y el pensamiento, pregonamos como si la revolución ya hubiera sucedido. Estamos en una situación determinada con unas condiciones determinadas, tendremos que actuar de forma contradictoria, y no podremos actuar si declaramos: ‘no tienes razón’. Creo que hay que tener mucho cuidado al hacer declaraciones, al decir que las cosas son así y así, tenemos que verificar las cosas, verificarlas nosotros mismos junto con otras personas. Y luego preguntarnos: ¿qué puede hacerse? Jarach, y creo que tú también John, dicen que el anarquismo es también una ideología moderna y por tanto debemos cuestionarla en su conexión con las luchas que nos rodean. No podemos afirmar que los indígenas sean auténticos primitivistas, o anarquistas, en realidad no lo son. ¿Nosotros lo somos? ¡No, tampoco!

Soy yo quien debe saber cómo cambiar, para después pedir a la gente que me rodea que cambie de un modo que respete la autodeterminación. Para mí quizá sea un atajo, pero cuando reflexiono sobre el anarquismo, el primitivismo está ahí, está dentro de él, es lógico, es obvio. Así como es lógico que para el concepto de anarquía (no digo anarquismo a propósito) la crítica a la civilización sea básica, fundamental, porque la civilización no tiene nada de anárquica, toda la historia lo demuestra y con mayor razón la actual. Muchas veces, en las discusiones digo que las cosas son simples: si se piensa en la revolución, en una auténtica revolución, el análisis anarquista-primitivista es en cierto modo obvio. Si no tienes estas herramientas para entender cómo son las cosas, creo que no tienes la oportunidad de ir a los cimientos, de ir realmente a la raíz de las cosas. Sin sin ir a la raíz no se puede profundizar, porque de lo contrario siempre se detendrá un cierto límite, que la próxima generación se encargará de superar. Aunque tal vez la próxima generación quiera Facebook, ¿no? O quizá no, dirán que es alienante, contraproducente, etc. ¿Pero qué le vas a decir a la generación más joven que ahora está acostumbrada a Facebook? Debes exponerle la crítica básica que aplicas contra los automóviles, que también utiliza.

Zerzan: Aunque la gente se está alejando de Facebook, no les controla lo suficiente.

Camenisch: ¡Je, je!… Es mucha variedad, y la variedad es importante para los acercamientos.

Lo último que me gustaría decir, aunque no sea importante, es que si ahora estoy en libertad después de todos estos años, se lo debo a la solidaridad que me han expresado directa o indirectamente. Si ahora soy libre para estar aquí y poder hablar contigo, no es por casualidad. Por supuesto, también es porque ‘el Estado es bondadoso y me ha liberado’, pero en gran parte es gracias a la solidaridad que he recibido todo este tiempo. No es una gran victoria, es una victoria muy pequeña, pero también tenemos que vivir para estas pequeñas victorias, ¿no? Este es el mensaje que quiero transmitir a la gente: estoy muy agradecido porque si puedo disfrutar de este periodo de libertad antes de morir, creo que se debe al principio de solidaridad. Creo que también se debe a una pequeñísima dosis de anti-pesimismo, no de optimismo sino de anti-pesimismo. Aunque me cuesta utilizar estos dos términos; optimismo, pesimismo. Creo que no deberían tener tanto peso en nuestras reflexiones, ni en las motivaciones para actuar. No debemos perdernos en esta dicotomía optimismo o pesimismo, victoria o derrota.

Zerzan: Yo también conozco a muchos pesimistas, pero no se rinden, siguen luchando, siguen reflexionando los hechos.

Camenisch: Verlo todo en términos de lo que funciona o de lo que no, de pesimismo u optimismo, nos incapacita, nos paraliza. Deberíamos dejar estas cosas para los visionarios y pensar no tanto en el futuro como en la realidad del ahora, teniendo claros nuestros objetivos. Actuar en el momento presente, hacer lo que podamos, sin ocultar nuestros objetivos, principios o lo que sea; y estar mentalmente abiertos, claros: Esto es lo que somos, ¿Nos aceptan? ¿No nos aceptan? ¡Adiós! Pero sin pensar que poseemos la verdad.

Matteo: Una pequeña cosa que añadir a lo que decías de la solidaridad. Nosotros también tenemos que darte las gracias: por la maravillosa persona que eres, por la fuerza que nos has transmitido, por el cariño y la cercanía que nos has expresado, por la ironía estimulante de tus críticas. Una vez dijiste algo muy profundo: “Quien ha probado el sabor de la libertad y la ha elegido como amante, no la dejará escapar fácilmente”. Las primeras veces que te vi en la cárcel me sorprendió lo consciente que eras de cómo iba la sociedad, lo acertadas que eran tus apreciaciones. Sabías más que la mayoría de los compañeros de fuera.

Camenisch: Sí, pero es estructural. Estás solo en tu celda, no tienes la posibilidad de comunicarte. La situación de la prisión es quizá una paradoja; te permite obtener mayor información, y entrar en contacto con muchas más situaciones y personas diferentes de todo el mundo.

Matteo: Estoy de acuerdo, pero no es solo el hecho de tener acceso a la información, es también la forma de interpretarla. Era como si estuvieras presente en las situaciones a las que hacías referencia, distinguías pequeñas discrepancias que la gente de fuera no podía ver.

Camenisch: Eso es lo fundamental por lo que se termina en la cárcel… ¡je, je! Si tienes esa forma de analizar, de enfocar las cosas, puede que por eso estés prisionero. La comunicación es fundamental para sentirse parte de una comunidad. Pienso: este es mi hermano ¿no? Hablo con él, me visita, esto es hacer comunidad. Comunidad imperfecta… comunidad muy dolorosa en el sentido de que para ser felices deberíamos vivirla, pero podemos vivir partes importantes de lo que una comunidad es, o debería ser, o podría ser. En este sentido la prisión era como un privilegio, ciertamente no elegido, una especie de reducto. Así me enteré de la lucha NO TAV y de todas las historias de las que hablábamos; eché un vistazo al conflicto mapuche y así sucesivamente. Entonces reconocí dónde empieza una comunidad, o lo que queda de ella, en nuestros corazones. Cuáles son las posibilidades de una comunidad en medio de todas estas restricciones que conducen a su extinción.

No es tanto un mérito como una condición. Cuando estuve preso en Italia hice muchos compañeros. Esos fueron los mejores momentos, cuando más viví los principios comunistas. Sin jerarquía, teníamos un modo de vida realmente colectivo en la cárcel. Los camaradas de allí, comunistas, todos trabajaban, todos escribían, todos estudiaban, pero no creo que nadie escribiera tanto como yo, ni a tanta gente. También le escribí a personas que son adversarios políticos; por ejemplo, cuando estuve en Biella había un grupo de Refundación Comunista. Por diversas razones tenían posiciones, objetivos y principios más avanzados que el resto de su partido, así que incluso con esta gente intenté ver qué podíamos tener en común para actuar juntos contra la represión. Cada vez se aclaraban más mis posiciones con respecto a las suyas, mis objetivos se radicalizaron más, etcétera. Pero los respeto y puedo estar de acuerdo en una pequeña parte de su actuar, eso nos dispone a ir un poco más lejos.

Durante ese tiempo no me aburrí ni un segundo, aunque la gente ordinaria, incluso a veces los compañeros que la han vivido, piensan que la cárcel es aburrida. Hay muchos momentos en los que no se puede hacer nada, eso es tedioso. Yo, en cambio, no tenía tiempo para contestar todas las cartas, luego trabajaba y siempre pensaba que no había hecho lo suficiente; se hacían las dos o las tres de la mañana escribiendo, traduciendo, pensando que tenía que terminar un trabajo o continuar una discusión sobre la situación de algún camarada o algo así. Creo que las horas que trabajé fueron muchas, pero nunca me aburrí. En todo momento tenía algo que hacer. Estaba con la mente afuera, no encerrado.

Zerzan: Tengo un amigo que lleva en la cárcel desde 1974, como tú es muy abierto de mente y con gran sentido del humor. Cuando lo visito en California me digo: ¿cómo puede ser?

Camenisch: De nuevo, es lo mismo que interiorizar la situación. Esta interiorización puede resolver la vida, por más humilde que esta sea. La libertad empieza aquí, en lo más profundo de tu interior, para luego realizarse hacia el exterior.

Zerzan: ¿Tuviste que enfrentar mucha violencia en la cárcel?

Camenisch: No, nunca. Hay otras formas. La prisión es un mundo muy complejo; hay momentos en que el entorno carcelario es muy pacífico, pero hay otros en que puede existir un motín u otras violencias. Puedes estar en una prisión justo después de haber brotado la violencia. Por ejemplo, tenía dos compañeros que, durante peleas brutales en la prisión, habían sido trasladados poco antes, por lo que no las habían vivido, o llegaron poco después cuando la situación se había “normalizado”. Así que todo es muy aleatorio. Hay prisiones como la de Stammheim con altos regímenes de aislamiento, pues los han modernizado mucho: es algo terrible si no tienes un corazón fuerte, o si no puedes comunicarte con la gente de afuera.

Zerzan: ¿Jugabas al ajedrez en la cárcel?

Camenisch: No, no, no. No tenía tiempo y no me interesaba. Escribir era lo mejor, jugar al ajedrez es una pérdida de tiempo, también porque no me gustan esos juegos para pasar el rato. Mantuve los mismos principios de vida que cuando estuve fuera, incluso de antes, cuando fui campesino y pastor, (que por supuesto es ser muy civilizado) cuando no imaginaba situaciones en las que fueran necesarias vacaciones, o descansos para luego volver al trabajo. Haces cosas que te satisfacen, son duras pero satisfactorias, no es necesario tomar vacaciones por la tensión si lo que haces es relajante, lo disfrutas y es sano. No tienes ese tipo de división, como los pueblos libres que no necesitan desarrollar el concepto de libertad, ni el de suicidio: en su condición no necesitan esas palabras, esos conceptos. Diría que es mejor hacer el amor que permanecer aburrido o jugar al ajedrez. Está claro que la cárcel te deja huella, hasta en el corazón. Si no tienes el corazón completamente roto, debes cuidar que la cárcel no te lo destruya definitivamente, pero si puedes vivir tranquilo todo irá bien. Entonces estás en una situación en la que ni siquiera consideras arrepentirte. Sé que existe el arrepentimiento, he oído hablar de él, pero nunca he pensado que pudiera arrepentirme. Está fuera del imaginario, debido a la base que tenemos, de cómo estamos hechos, cómo afrontamos las dificultades y los errores, que no son acciones equivocadas. Sí, he cometido muchos errores, pero en el fondo ninguna equivocación.

La marca de la vida

En búsqueda de una forma imaginativa de destruir lo existente

Ideas nacidas de los hechos, palabras acompañadas por la acción que conlleva la marca de la vida. Hemos dejado incapacitado a Roberto Adinolfi, uno de tantos farsantes del átomo, de alma cándida y conciencia tranquila. Roberto Adinolfi, ingeniero nuclear, administrador a cargo de Ansaldo Nuclear; conduce el Consorcio Ansaldo Fiat como director técnico, empresa creada para el diseño de las plantas italianas de Montalto di Castro y Trino Vercellese; en el pasado colaboró en la renovación de Superfénix y en la construcción de la planta de Cernavoda en Rumania. Antes que la tecnología nuclear cayera en desgracia, fue de los principales responsables, junto a Scajola, de su retorno a Italia. Miembro de Unicem [Comisión de Regulación Nuclear] y vicepresidente de la Sociedad Nuclear Italiana. Forma parte de la junta administrativa de la Plataforma Tecnológica Europea de Energía Nuclear Sostenible.

A pesar que nos desagrada la retórica de la violencia, tomamos con gusto las armas y con placer llenamos los cargadores. Empuñar un revólver, elegir y seguir al objetivo, coordinar la mente y el tacto fueron pasos necesarios. La consecuencia lógica del ideal de justicia implica riesgos, pero al mismo tiempo, confluyen sensaciones placenteras. Un pequeño fragmento de justicia; el plomo en la pierna es recuerdo imborrable para un gris asesino. El objetivo fue un científico deslucido, un tecnócrata (tristemente palabra de moda) que detrás de una neutralidad ficticia esconde el largo brazo del capital. Un directivo poco propenso a apariciones públicas, aunque responsable del diseño y operación de instalaciones nucleares que han causado y siguen causando muertes por todo el mundo. No solo ha proyectado la creación de mortíferas industrias, sino que ha urdido complicidades de la empresa Ansaldo con los poderes; científicos, políticos y económicos.

En el siglo pasado, ​​la ciencia prometió una época dorada, pero hoy en día nos lleva a la destrucción y a la esclavitud totales. El binomio ciencia-tecnología nunca ha estado al servicio de la humanidad, en su sentido más profundo muestra una imperiosa necesidad por eliminar lo que es irracional, por deshumanizar, aniquilar y destruir a la humanidad. El capitalismo, con ayuda de la ciencia, tiende a anular los conflictos, hoy el individuo es libre de reafirmar su subjetividad a través del consumo y la producción de mercancías. La máquina ordena, el ser humano cumple. El capital ordena, el cliente consume. La ciencia ordena, la tecnología mata. Estado y ciencia, capitalismo y tecnología son una sola cosa, un solo Moloch.

Acuerdos de colaboración cada vez más estrechos entre Estados, capitalismo trasnacional, ciencia sin escrúpulos y tecnología criminal están acabando con el planeta. En el norte, a pocos kilómetros, en Francia, Suiza, Rumania, las centrales nucleares son innumerables. En la Unión Europea hay ciento noventa y siete, doce dentro de las fronteras italianas. Adinolfi sabe bien que es solo cuestión de tiempo antes que un Fukushima europeo siembre la muerte en nuestro continente. Estamos seguros, ingeniero, que aunque sea por solo un segundo, te has sentido responsable por la espada de Damocles que pende sobre nuestras cabezas. Tenemos malas noticias para ti: por cada acción existe una reacción igual y opuesta, y tu cuerpo lo demuestra. Con nuestro accionar, te devolvemos una ínfima parte del sufrimiento que tú, hombre de ciencia, has vertido sobre el mundo.

Roberto Adinolfi, líder de Ansaldo Nuclear, tentáculo de Finmeccanica, pulpo artificial monstruoso. Sus tentáculos están en todas partes, estrangulando, asesinando y oprimiendo. Finmeccanica quiere decir Ansaldo Energía con sus tumbas nucleares. Finmeccanica significa Ansaldo Breda, con sus trenes de alta velocidad que devastan la Tierra. Finmeccanica significa Selex Sistemi Integrati, Dirstechinical Service Inc. Elsag Datamat equipando a la policía racista estadounidense para el control de la frontera con México, con su delirante diseño de muros electrónicos contra migrantes en Libia, y el suministro de tecnología sofisticada para carabineros de Chile. Finmeccanica Alenia significa Avio Alenia, Selex Galileo con sus bombarderos F35 de combate, y los terribles aviones no tripulados. Finmeccanica significa centros policiales en el Salto de Quirra, Cerdeña. Finmeccanica significa bio y nano tecnologías. Finmeccanica significa muerte y sufrimiento, las nuevas fronteras del capitalismo italiano.

Los seres humanos están hechos de materia y sueños. Nuestro sueño es una humanidad libre de toda forma de esclavitud, que crezca en armonía con la naturaleza. Un sueño que hacemos vivir en el instante que luchamos por conseguirlo. Nuestro sueño tiene para nosotros un nombre, “anarquía”, y estamos dispuestos a todo para realizarlo. No estamos solos en esta aventura, en todo el mundo una nueva anarquía está floreciendo, opuesta al anarquismo ideológico y falso, anarquismo vacío de cualquier aliento de vida, que solo se hace efectivo en la teoría, en el asistir a asambleas y manifestaciones, y en la cobardía de un ciudadanismo que apesta a muerte. Una nueva anarquía se está levantando entre las ruinas de ese anarquismo, miles de células que se comunican entre sí a través de miles de acciones.

Damiano Bolano, Giorgos Nikolopoulos, Panayiotis Argyrou, Gerasimos Tsakalos, Michalis Nikolopoulos, Olga Ikonomidou, Christos Tsakalos, Haris Hatzimichelakis, los miembros encarcelados de la Conspiración de Células de Fuego (CCF) FAI son los hermanos y hermanas que dedicaron su determinación y coraje a la lucha, su coherencia y proyección nos han hecho fuertes. Camenish, Pombo da Silva, Eat y Billy, Tortuga, Silvia Costa, y tantos otros prisioneros en las cárceles de todo el mundo; Rusia, México, Chile, Indonesia, Suiza, Estados Unidos, fueron quienes nos enseñaron a no temer a la cárcel. De Blasi, Pinones, Di Napoli, Cinieri, Morales, Sole, Baleno y otros tantos asesinados por la represión estatal, nos enseñaron a no temer a la muerte. Fueron desconocidos hermanos y hermanas de la FAI/FRI italiana, que impulsan el proyecto de la organización informal. Con su determinación, constancia y persistencia, a pesar del pesimismo general, en contra de la crítica malintencionada, contrario a un realismo desesperanzado, contra todo y todos, han logrado mantener viva la llama de la nueva anarquía. Una llama encendida como sol cuando hermanas y hermanos de la CCF han aportado con su coraje-acción-organización.

Si fuéramos más realistas no hubiéramos tomado las armas. Si fuéramos más realistas no afrontaríamos tantos riesgos, viviríamos nuestra existencia produciendo y consumiendo, quizá indignándonos. Somos amantes locos de la libertad, nunca renunciaremos a la revolución ni a la destrucción completa del Estado y su violencia. En nuestra revuelta anárquica y nihilista, con la esperanza de un futuro sin fronteras, sin guerras, sin clases sociales, sin economía, sin explotados ni explotadores. La posibilidad de realizar este sueño es para nosotros como un rayo de luz en la oscuridad. A pesar de lo tenue de ese rayo, siempre valdrá la pena buscarlo, cueste lo que cueste engrandeceremos nuestras vidas.

Ustedes, anarquistas que nos acusan de ser poco realistas, aventureros, suicidas, provocativos y mártires, les decimos que con su lucha “social”, con su ciudadanismo hacen que se fortalezca la democracia. Siempre en la búsqueda de consenso, sin llegar a cruzar el límite de lo “posible” y lo “racional”, la única brújula que orienta su acción es el código penal. Dispuestos a arriesgarse solo hasta cierto punto, siempre dispuestos a encontrar infinitas justificaciones ideológicas para no aceptar sus propios miedos. Estamos seguros de que algún día tendrán la última palabra sobre nosotros, como en el pasado la tuvieron sobre otras experiencias de la lucha armada. En algunos años escribirán un bello libro sobre esta historia, criticarán nuestros errores y deficiencias. Desde las alturas de su “coherencia” nada es lo suficientemente revolucionario, pero nadie, ni siquiera ustedes serán capaces de quitarnos el placer de haber realizado y vivido, aquí y ahora, nuestra revolución.

Al considerar la vida de la inmensa mayoría, nos damos cuenta que los anarquistas no estamos tan lejos de la enajenación de aquellos que producen, consumen y mueren. Nosotros somos productores y consumidores de cultura radical y música alternativa, poco a poco, muy lentamente, morimos sin haber tomado las armas ni haber disparado contra el opresor. Toda nuestra tensión revolucionaria se desahoga con los encendidos artículos de publicaciones y sitios de internet, también con las apasionadas letras de nuestras canciones, o en los esporádicos enfrentamientos callejeros, suficiente para acallar la conciencia propia. Claro que hacemos autocrítica, no nos sentimos diferentes de los demás anarquistas por empuñar una estúpida pistola, tan solo hemos dado un paso de los muchos que hay que dar para escapar de la enajenación del “Ahora no es el momento…” “Los tiempos no están maduros…”

Vencer el miedo ha sido más sencillo de lo que hubiéramos imaginado. Haciendo ahora lo que ayer creíamos imposible, es la única solución que hemos encontrado para derribar el muro de la opresión cotidiana, de impotencia y de resignación que, hasta ahora, hemos visto es la salida de un anarquismo insurreccionalista de fachada, que por falta de coraje legitima al Poder. Se podría buscar “consenso” golpeando ahí donde hay malestar social, por ejemplo, contra algún funcionario de Equitalia [oficina de recaudación de impuestos], aunque con esa acción no se busque tal “consenso”. Lo que ahora buscamos es complicidad. Hace poco, una célula de la FAI/FRI hirió de gravedad a un burócrata de Equitalia, acción que ha tenido una amplia aceptación, algo que los denominados anarquistas “sociales” han intentado obtener en numerosas ocasiones, pero sin mucho éxito. Los hermanos y hermanas del “Nucleo por la libertad de Eat y Billy” han demostrado con su accionar que la coherencia da resultados, y que no es necesario limitarse a acciones que buscan obtener “consenso.” Estos compañeros han acabado con la maldición que durante mucho tiempo cargaron en sus espaldas los anarquistas, aquella que mal interpretaba la búsqueda de consenso social, atando de manos a quienes son conscientes de la urgencia de accionar, aquí y ahora.

En estos tiempos existe la certeza de que el Estado-Capital se hunde, por eso no puede ser abolida la idea de libertad. La idea de lucha social con la cual nos identificamos, y con la que deseamos activar, es la del pueblo armado contra cualquier Estado, cualquier político, y cualquier opresión económica. Nosotros no nos reconocemos con la ciudadanía indignada por el mal funcionamiento del sistema, del que quieren seguir siendo parte. Intercambiar rabia e indignación en lugar de un proceso de rebelión contra lo establecido es una peligrosa señal de miopía revolucionaria. Vincularse con compañeros (incluso si son honestos) que laboran en el campo de la democracia disidente con grupos que presionan a políticos y empresarios, donde la generosidad se transforma en asistencialismo, es contribuir a que la conflictividad sea tornada espectáculo por los medios de comunicación. Solo radicalizando el conflicto nos orientaremos hacia caminos de libertad individual y social. Identificar el objetivo, “golpear donde más duele”, saber reconocer al enemigo aunque aparente ser cordero. Hacer trabajo que permita transitar del arma de la crítica a la crítica armada. No hay retórica ni espectáculo cuando una acción propicia la coincidencia entre instrumentos y objetivos.

Con esta acción nace el “Núcleo Olga.” Nos adherimos con entusiasmo a la FAI/FRI, uniéndonos a tantos otros grupos de la nueva internacional anarquista por todo el mundo; México, Chile, Perú, Argentina, Indonesia, Rusia, Inglaterra, Italia, España, Grecia … Operación proyectada y realizado por anarquistas sin experiencia militante ni especialización, sencillamente anarquistas. Con esta primera acción, deseamos definitivamente trazar una línea entre nosotros y el anarquismo que se conforma tan solo con palabrerías y se hunde en el gregarismo.

Hemos tomado el nombre de una hermana nuestra de la CCF, Olga Ikonomidou, debido a su coherencia y fuerza como parte de la “Célula de integrantes encarcelados de la CCF”, instalada en el corazón de la FAI/FRI. En nuestra próxima acción, usaremos el nombre de otro hermano griego, una acción para cada uno de ellos. Con Adinolfi herido, proponemos una campaña de lucha contra Finmeccanica, el pulpo asesino. Hoy Ansaldo Nuclear, mañana otro de sus tentáculos. Invitamos a todos los grupos e individualidades de la FAI a atacar esa monstruosidad con todos los medios necesarios.

¡Larga vida a la Conspiración de Células de Fuego!

¡Larga vida a la FAI/FRI!

¡Viva La Anarquía!

Núcleo Olga FAI/FRI

Mayo 2012

La Java des Bons-Enfants

El festín de Bons-Enfants (La java des Bons-Enfants) es un canto anarquista que hace referencia al atentado explosivo de 1892, en París, cuando Emile Henry colocó una bomba en oficinas de la industria minera. El explosivo fue encontrado por un guardia que lo llevó a la comisaría de Bons-Enfants donde estalla y mata a cinco policías.

Su composición se atribuye a Raymond La Ciencia (integrante de la Banda Bonnot) en 1912. Fue recuperada por Guy Debord y musicalizada por Francis Lemonnier.

Des Bons-Enfants es la calle 
donde hay de todo y a detalle.
Antes había una comisaría,
pero no está donde debería.

Aquella explosión fastuosa,
no dejó en pie ni una losa.
Se creyó obra de Fantomas,
lucha de clases que se retoma.

Asustado salió el guardia andante
llevando consigo el detonante,
que imprudente excitó,
por eso explotó.

Al general y al comandante
buscó el vulgo inquietante.
Hallaron dispersos sus fragmentos.
En un trapo los echaron sin lamentos.

Contrario a lo que se creía,
había quien tenía
un asombro acentuado
al encontrarlos en el tejado.

¡Bien!, lo merecen los barones,
hacerles guerra en sus mansiones.
Sábelo, que tu mejor amiguita,
proletario, es la dinamita.

El socialista no la ha aplicado
para acabar con el acentuado
horror capitalista.
Por suerte llegó el anarquista.

No tengas recelo.
Cómete al clero,
a la patria y al colonialismo.
Reniega del autoritarismo.

Son lindos empeños
por acabar con los dueños.
Solucionar radicalmente
el problema social pendiente.

Des Bons-Enfants es la calle
donde reparten viandas a detalle.
Un futuro brillante se explaya
¡Mientras el viejo mundo estalla!
---
Dans la rue des bons enfants,
On vend tout au plus offrant.
Y'avait un commissariat,
Et maintenant il n'est plus là.

Une explosion fantastique
N'en a pas laissé une brique.
On crut qu'c'était Fantômas,
Mais c'était la lutte des classes.

Un poulet zélé vint vite
Y porter une marmite
Qu'était à renversement
Et la retourne, imprudemment.

L'brigadier et l'commissaire,
Mêlés aux poulets vulgaires,
Partent en fragments épars
Qu'on ramasse sur un buvard.

Contrair'ment à c'qu'on croyait,
Y'en avait qui en avaient.
L'étonnement est profond.
On peut les voir jusqu'au plafond.

Voilà bien ce qu'il fallait
Pour faire la guerre au palais
Sache que ta meilleure amie,
Prolétaire, c'est la chimie.

Les socialos n'ont rien fait,
Pour abréger les forfaits
D'l'iinfamie capitaliste
Mais heureusement vint l'anarchiste.

Il n'a pas de préjugés.
Les curés seront mangés.
Plus d'patrie, plus d'colonies
Et tout pouvoir, il le nie.

Encore quelques beaux efforts
Et disons qu'on se fait fort
De régler radicalement
L'problème social en suspens.

Dans la rue des bons enfants
Viande à vendre au plus offrant.
L'avenir radieux prend place,
Et le vieux monde est à la casse !

Cristo y Bonnot. Un cuento navideño

El auto gris está detenido a la orilla de la depresión, junto al bosque (¿Qué ménsula se habrá tensado? ¿Cuál de sus conductos se habrá obstruido, negando el flujo a su núcleo?). Debajo del auto un joven se arrastra, se revuelve y reniega.

Por el camino, unos pasos silenciosos recorren la alfombra de hojas amarillentas (¡estamos en otoño, el triste otoño de todas las cosas!). Se acerca.

Es un vagabundo rubio, con el pelo largo despeinado y la barba partida a la altura del mentón.

No es atractivo, ni fuerte.

El viento podría doblar su delgada figura, barrer en la distancia su extraña fisonomía, que parece haber escapado de algún viejo cuadro carcomido por los gusanos; una de esas antiguas pinturas sobre fondo betún, de las que sobresalen figuras de cera.

Aunque sus labios son de esos que gustan besar y morder las pecadoras. Sus ojos, azules y brillantes, parecen mirar hacia dentro, hacia el alma, (más allá de la burda realidad de las formas) ofreciendo una mirada de cariño a quienes poseen conciencia para sentir el sufrimiento.

Se acerca, se agacha y pregunta en voz muy baja (al hombre que cansado, suda y blasfema).

– ¿Para qué te esfuerzas, hermano?

El hombre, sorprendido y preocupado, sale de debajo del auto, detrás de una rueda, con la cara manchada de grasa (un rostro enérgico de rasgos remarcados): en la sombra empuña el cañón de un revólver.

Dura su mirada, escudriña e indaga; después estalla en una carcajada alegre e irónica.

– ¿Para qué me esfuerzo? Para no vivir esa existencia que arrastras por los caminos del mundo, vagabundo.

Regresa a su sitio debajo el vehículo, mientras el otro, con la tranquila paciencia de alguien acostumbrado a esperas prolongadas, se sienta sobre el tronco de un árbol derribado. Mira hacia otros rumbos, a la lejanía.

Chirridos de tornillos que se ajustan, pequeños y precisos golpes metálicos, una cadena que se desenrolla y al fin sale el tipo de debajo de la máquina, da un salto y se sacude.

– ¿Cómo es qué sigues aquí? ¿Quieres que te lleve hasta el siguiente pueblo donde las monjas reparten platos con comida caliente a medio día?

– Te equivocas, hermano, no me gustan los traslados apresurados. Se llega al mismo lugar caminando tranquilamente.

– Es verdad, lo mismo se llega, si no mueres de hambre por el camino; llegas igual, pero desbaratado, enlodado y agotado; y cuando alcanzas tu destino, te das cuenta de que otros llegaron antes que tú y han tomado todo lo que podías llevarte. Por ejemplo; hoy ha bastado una descompostura para perderme un gran golpe.

– Un golpe inútil.

– Ahora tendré que esperar un mes para que vuelva a presentarse la ocasión, si es que se vuelve a presentar.

– Si volviera a presentarse, ¿qué expectativas tienes?

– Un buen fajo de esos papeles con denominaciones numéricas que te hacen obtener todo lo que quieras, en este mundo donde todo se vende.

– Eres pragmático y amargado.

– Soy lo que ellos querían que fuera.

– Supongamos que el portador del fajo, un anciano tal vez, se obstina en retenerlo; si grita, si forcejea.

– Lástima por él. La guerra es la guerra, y siempre cae antes el soldado que el comandante. Al final, él también es culpable.

– Él obedece, tiene un deber que cumplir; es fiel a él.

– Pero es la lealtad de los siervos lo que hace fuertes a los amos. Me dan tanto asco como los demás. Al diablo con los sirvientes.

– ¿Entonces quieres dominar?

– Quiero vivir y gozar.

– Trabaja.

– He trabajado durante muchos años. Trabajé de niño cuando los demás aún jugaban. ¿Y qué gané?

– Vivías con tranquilidad, ahora estás preocupado, olfateas a tu alrededor, estás al acecho.

– ¿Vivir tranquilamente? Pero tenía hambre de todo: de saber, de pan, de alegría, de amor. Los inútiles de arcas llenas vivían tranquilos, ellos estaban satisfechos mientras yo me partía el lomo trabajando el acero. Esos, a los que ahora les fastidio su fiesta, gozaban, se daban la gran vida. Todo les era posible, mientras todo me estaba negado a mí. Así se los hice ver a los miserables como yo, que estaban obligados a doblegarse bajo el mismo yugo degradante. Les dije, compañeros: injusto es el mundo, injustos son los hombres, injusto es Dios.

– Blasfemia.

– Les cuestioné. ¿Por qué la fatiga y la privación para nosotros? ¿Por qué la ociosidad y la abundancia para ellos? Para mis compañeros de trabajo, esa fábrica era una condena perpetua, donde entraban como hombres y salían como una bestias. Solo se encogieron de hombros.

– ¿Qué se le va a hacer? Desde que el mundo es mundo, siempre ha sido así.

– ¿Siempre así?

– Siempre. El yugo se ha hecho más duro y pesado cada que intentan quitárselo de encima. Resígnate, es el destino. Está escrito: “El que trabaja gasta su vida pobre y miserablemente; el que hace trabajar a los demás disfruta”. Lo mejor sigue siendo adaptarse, después de todo, el capital es un usurero que nunca está satisfecho, sin embargo, gracias a él se puede sobrevivir.

– El trabajo no pagado es la fortuna de otros. Nos están robando.

– Cierto, tienes razón, pero el mundo es de los ladrones.

– ¿De los ladrones? Entonces seré un ladrón; estoy cansado de que me roben.

– ¡Iluso! Ellos tienen la ley de su lado. Son ellos mismos la ley. Su robo es legal, se llama circulación de ganancias.

– Pero, ¿cómo comenzó?

– ¿Qué más da? ¿Quién sabe? A veces un antepasado empezó a robar para ellos. Tú solo vivirás de pequeños hurtos.

– Nada de eso. Extenderé mis garras hacia sus abundantes tesoros.

– Están bien defendidos.

– Me abriré el camino con las armas en la mano.

– Te podrás librar una o dos veces. Luego te darán caza, toda una manada contra ti, sus sabuesos te pisarán los talones.

– Un jabalí perseguido se vuelve y acomete.

– ¡Pero muere!

– Sin duda, pero tras haber vivido su existencia en libertad. Después de todo, el cordero también morirá degollado. El adaptarse no lo salva.

– Si no llegas a morir, cuando hayas reunido suficiente dinero, te convertirás en el buen ciudadano que vive de sus rentas. Con el dinero robado, te guste o no, también explotarás el esfuerzo de los demás.

– ¡No! ¡Eso nunca!

– Entonces, ¿para qué robas?

– Para disfrutar de mi vida, y vivirla plenamente. Para vengarme y castigar, pero también para ayudar. Este es mi sueño. El sueño de mis noches insomnes. Son pensamientos que se han establecido en mi mente. Escucha: Soy un bandido ilegal, a los bandidos legales les daré, con alegría desenfrenada, una hermosa y terrible batalla. Por eso estoy en este camino.

El vagabundo sacudió la cabeza y sonrió. Antiguo comensal de ladrones y prostitutas, se sentía extremadamente indulgente con los proscritos, lo que siempre había escandalizado a los fariseos.

– ¿Y cómo va tu batalla?

– ¡Como todas las batallas! Días inquietos, días de combate sin tregua. Noches de desenfreno, en compañía de diez o veinte desposeídos: luego, por la mañana, vuelta a la contienda. Días de caza en los que soy el perseguidor o el perseguido. Días de júbilo para celebrar la victoria conseguida con tanto esfuerzo. Luego, de nuevo, el combate cuerpo a cuerpo, los disparos, las salpicaduras sangrientas. Escapando por el bosque, por los tejados, fajos de billetes. Pero también tengo mis horas de disfrute, mujeres hermosas, la buena comida y un lecho que no magulle el cuerpo. Desprecio la ley, hago dormir mal a los amos y canso a los mejores sabuesos.

– ¿Y eso es todo?

– A mi me basta, me embriaga.

– ¿Y los ladrones legales?

– Chillan y se arman.

– ¿Y tus antiguos compañeros de condena?

– ¡Los imbéciles! me creen loco.

– En realidad, eso eres.

– Si alguien más me lo dijera. Pero si tú no eres más que una piltrafa humana, un derrotado que ha abandonado la lucha. No sonrías. Tus harapos protestan contra tus sonrisas. Loco, mi estimado, es el que se deja morir de hambre mientras prepara el festín para los demás. Yo tomo de donde hay en exceso.

– Acabarás mal y demasiado rápido.

– Tal vez, pero habré vivido.

– Por un tiempo.

– Mejor que nada.

– La injusticia seguirá gobernando el mundo, como antes.

– Si el mundo así lo quiere, que así sea. No es culpa mía.

– Deberías seriamente trabajar para eliminarla.

– ¿No es, acaso, lo que hago? ¿No estoy llevando el terror allí donde la injusticia acumula sus dividendos de goce en beneficio de unos pocos privilegiados?

– No haces nada que deje un surco profundo, tu camino conduce al abismo.

– Porque todos los que sufren no tienen la audacia de seguir mi ejemplo.

– ¿Y si se atrevieran? Piensa en las feroces batallas, en los que morirían.

– ¿Los que morirán? Suma los muertos en las inútiles guerras, suma a los que mueren en la miseria cada día, a los que, agotados por la tuberculosis y las privaciones, se llevarán los vientos de otoño. Agrega a quienes se suicidan por el hambre, y ni mencionar a los que tritura la maquinaria o son engullidos por las minas.

– Entonces, cuando todo esté quemado y destruido, ¿No habrá mayor miseria y más extensa?

– Entonces podremos ver; por ejemplo, rehacer el trabajo, en beneficio de todos.

– Entonces la rueda volverá a girar de nuevo: el ser humano volverá a la vida salvaje, y serán los más fuertes y astutos los que reorganizarán la vida en su beneficio. Tu destrucción es ciega; es una locura. No purifica, embrutece. El camino está en otra parte.

– ¿Será el camino que tu recorres, descalzo?

– Lo es.

– Al final de tu camino hay una sopa, la mendicidad, hecha con sobrantes.

– Al final está la paz para todos. Mírame a la cara.

– Lo he estado haciendo desde que llegaste.

– Mírame, ¿no recuerdas haberme conocido antes?

– No lo creo, espera. De pequeño, en una iglesia del campo (una de esas iglesias húmedas y frías, donde los candelabros son de madera y los adornos de papel, donde Dios se hace humilde para predicar su ejemplo a los miserables) vi una estatua de yeso mal pintada, llena de polvo, que se parecía a ti.

– ¡Era yo!

– ¿Tú? Quieres hacerme estallar de risa. Hay quien niega que el hambre crónica provoque alucinaciones en el cerebro ¿Tú, Jesús? ¿El que, según mi abuela (cuando no podía darme un pastel, me contaba un cuento) se hizo clavar en la cruz para salvar a todos los hombres?

– ¡El mismo!

– ¿También habrás muerto por mí?

– También. Sobre todo por ti.

– A ver. No salvaste a nadie, ni siquiera a ti mismo ¿No lamentas hoy la inutilidad de tu sacrificio?

– No me arrepiento de nada, y subiría al Calvario una vez más.

– ¿Y después?

Cristo inclinó la cabeza.

– ¿Para qué entonces?

En las largas vigilias de su conciencia (en el desierto que el pensamiento hace alrededor, aunque se esté entre la multitud) eso le había angustiado y torturado tantas veces. Pero se recompuso. Sacudió la cabeza como si quisiera liberarse de un íncubo, y con su hermosa voz dijo:

– Satanás, ¿por qué me tientas? Créelo. El sacrificio tendrá su revancha y recogerá la cosecha que la sangre ha fecundado, incluso en el terreno más pedregoso.

– ¿Cuándo?

– No te preocupes, el día llegará.

– ¿Vendrá? Pero mi vida es ahora.

– La vida es eterna y nosotros reviviremos en aquellos que vendrán después.

– Esos son cuentos. Nacemos y morimos. ¿Por qué, entonces, entre la cuna y la tumba, para algunos solo hay alegría y para el resto tristeza?

Cristo quedó un instante pensativo. En otra época, hablaría de la gloria que espera a los hombres al lado del Padre; del reino de los cielos, cerrado a los pecadores pero abierto a los humildes y a los pobres de espíritu. Mas divinidad encarnada, arraigado en el Olimpo de los sueños, hombre constreñido a vivir la vida del hombre, se agitó durante mucho tiempo por rebeliones intempestivas y agrias contra el Padre que lo sabía todo, que lo quería todo, y que, pudiéndolo todo, permitía sin embargo que los seres y las cosas se torturaran mutuamente, solo para distraer su enojo eterno. ¿No se había señalado el destino del hombre desde el primer momento? ¿Por qué el mensaje de salvación, si el Bien y el Mal debían enfrentarse inútilmente, como estaba previsto, en el espacio y en el tiempo? Pero él, el Cristo, nunca renunció a su sueño personal de paz y amor.

Levantó la cabeza; sus ojos brillaban y una extraña fascinación irradiaba ahora de toda su persona. De pie, con los brazos abiertos y la frente alta, habló:

– Hermano, entra en ti mismo, desciende a lo más profundo de tu alma. En un rincón, el más profundo, hay un tesoro que vale por todos los tesoros. ¿Por qué te esfuerzas en ser lo que no eres? El odio te agita y te desespera; pero el amor está en ti. Está en todos los hombres, en verdad. Reniegan de él, los apetitos; las pasiones lo sofocan; pero su pequeña llama arde descuidada. Anímala con el soplo de tu voluntad y se convertirá en una llama purificadora. No te digo que te adaptes al mal y lo sufras. Pero tú quieres oponer violencia a la violencia. Es un desahogo, no una liberación. No se puede construir el edificio de la paz con arcilla ensangrentada. El mal te aplastará si lo refrendas. Hay que acabar con el mal negándose a hacerlo o a servirlo. Esto, créeme, requiere un heroísmo mayor que cualquier otro acto, pues no ofrece otra gloria en compensación que la íntima satisfacción de no haber sido arrastrado a los remolinos de la violencia y el crimen.

– ¡Lindas palabras!

– Hay que hablar como hermanos a los hombres cuyas mentes estén contaminadas por el error. Basta con apelar a su humanidad. La tranquilidad de todos presupone un estado de paz; no habrá paz mientras no haya justicia. Amigo mío, sé justo contigo mismo y con tu prójimo. No juzgues. Persuade. Deja en paz al opresor si no quieres ser oprimido.

– ¡Hermosas palabras!

– Esto debe ir seguido de obras, es decir, de buenas obras, obras coherentes animadas con el pensamiento.

– ¿Cuánto tiempo llevas predicando este evangelio?

– Casi dos mil años, y otros lo han predicado antes de que yo apareciera.

– ¿A cuántos has convencido?

– A muy pocos ¡Demasiado pocos, por desgracia!

– Así que ya ves, tu prédica es estéril.

– No es por el terreno, es por la falta de trabajadores de buena voluntad. ¿Quieres ser uno de ellos?

– No, no quiero ser uno de ellos. Me pides que renuncie a lo poco que aún puedo conquistar a cambio de una ridícula compensación. Compensación que no me quita ni una arruga, ni me ahorra un golpe. Moriste por nada y continúas tu apostolado en vano. Si yo no resuelvo nada, al menos me vengaré. Tú solo se creas gente resignada. Personas que esperan un milagro.

– Ese es su error. Los milagros no surgen espontáneamente. Hay que construirlos día tras día. ¿Quienes los construirán? Aquellos que están atormentados por la miseria y que, impotentes ante todas las vejaciones, tendrán que someterse o rebelarse, aunque rebelarse sea suicida. Que unan sus miserias; ¡Que se imponga una resistencia pasiva! Pero también es necesario abordar a los demás. Dondequiera que haya hombres de buena voluntad.

– Que lo demuestren, no añadiendo palabras a las palabras. Pero las horas pasan. Tienes tiempo para ti. No sé lo que me espera esta noche o mañana. Te dejo. Aquí hay algo de dinero.

– No lo quiero.

– Dáselo a la primera persona hambrienta que encuentres.

– El dinero corrompe. La redención debe realizarse mediante la palabra que ilumina.

– Me voy. Sin embargo, me gustaría ayudarte. ¿Por qué no vienes conmigo? Si no me detienen, tengo suficientes recursos para platicar un mes contigo. Comeremos algo y luego podemos ir juntos a pelear contra lo injusto.

– ¿Por qué no abandonas el auto? ¿Por qué no arrojas los billetes al viento? Cuando no sientas su peso, tu conciencia será diferente. Entonces, puros de espíritu, iremos a los lugares donde la gente sufre, para llevar palabras de esperanza.

– Nos mandarán al diablo.

– Entraremos a las casas de los ricos para reprocharles sus culpas

– Los guardias llamarían a la policía.

– ¡Veo que eres obstinado!

– Estoy decidido.

– Adiós, hermano; yo sigo mi camino; otros me escucharán.

– Yo también seguiré el mío. Antes de que me atrapen, entenderás lo que digo.

Los dos hombres estrecharon sus manos. Bonnot, a pesar de todo se sentía triste. Los ojos de Cristo se humedecieron. El auto encendió, y luego, bajo el impulso de su potente motor, avanzó.

Por el camino polvoriento que conducía a ciudades lejanas, Cristo reanudó su ardua marcha, seguramente hacia un nuevo Calvario.

Por la misma ruta, pero en dirección opuesta, hacia la inmensa ciudad, –donde cada noche Epulón celebra sus fiestas, mientras que, por las ruinas oscuras, vaga Lázaro, como un perro rabioso, azotado por la intemperie, vencido por el hambre– corría el automóvil gris, hacia la lucha sin cuartel del bandido ilegal contra los bandidos legales.

Después, ambos desaparecieron.

Uno predicando amor y resistencia pasiva al mal, en el tiempo en que este iba en aumento debido al delirio bélico. El otro, como lo había previsto, cercado en su refugio gastando su último cartucho, pisoteado y masacrado por el fanatismo nacionalista. Y en el mundo, la injusticia como antes, peor aún

¡Ah, si en vez de seguir caminos separados, estos dos hombres se hubieran unido y ayudado mutuamente! Si por otro camino, igual de fatigoso, el cansado caminante hubiera transformado la violencia desesperada del otro, ofreciéndole un objetivo más amplio que el fugaz e incierto”goce de vivir” del insurrecto individualista.

Si el otro hubiera apoyado la prédica de la fe, que mueve montañas solo si se ayuda de la fuerza, con el brazo potente que derriba obstáculos. Quizá hoy… ¿quién sabe?

Pero ambos volverán al mundo. Que en su próximo encuentro se entiendan y se asocien. Y que marchen juntos, sumando todos sus heroísmos por un nuevo camino. Con todas sus violencias y con todas sus bendiciones.

Destruyendo y sembrando al mismo tiempo.

Gigi Damiani

1927

Entrevista a Alfredo Maria Bonanno, por Tierra y Tempestad

Alfredo, ¿qué es la anarquía para ti?

Es una buena pregunta, no sé qué es la anarquía. Yo pienso que es una tensión, una aspiración, un ideal, como la revolución anárquica. Yo no sé qué es la revolución… Es un proceso, una tentativa, no es algo que esté en un lugar preciso, que podamos ir a ver, medir. La anarquía, como la revolución anárquica, no tiene medida, no tiene un punto de referencia histórico, no es que en España en 1936 hayan alcanzado la anarquía, no es verdad, o en Ucrania, o en México, son estados tentativos de acercamiento. Para mí la anarquía sería la ausencia del principio supremo, del Arque, ausencia del dominio, del poder, ausencia total, ¿qué hombre puede lograr la ausencia total del poder? ¿cómo lo puede lograr? Nos podemos acercar, buscando contribuir a construir una sociedad mejor a la que tenemos hoy. No es que eso sea la anarquía, sería otra forma de poder múltiple contra la que los anarquistas lucharían en nombre de la anarquía, evidentemente eso no será la anarquía.

¿Y la revolución anarquista?

Hay que ver si para vos es la misma cosa que la anarquía, por lo que dijimos antes, o si tal vez tiene alguna cosa distinta, o si le llamamos revolución anárquica a un proceso organizativo que se acerca a la destrucción del poder. Si decimos sólo revolución, es un proceso, pero no es un proceso necesariamente de destrucción del poder, pero puede significar la construcción de un poder, incluso peor. En una época se decía revolución social en vez de revolución anárquica, por lo menos en Europa, y había incluso una revista de Kropotkin que se llamaba Revolución Social . Pero hoy hablar de revolución social es muy equivoco, mejor es hablar de revolución anárquica, siempre como un proyecto, no como una cosa precisa que está acá o allá; siempre como un proceso, siempre es una realización parcial, nosotros luchamos por la revolución anárquica pero lo que realizamos no es la revolución anárquica, la revolución anárquica viene después, entonces empezamos de nuevo, entonces ¿que hacen los anarquistas? Siempre están recomenzando de nuevo. Muchos compañeros tienen miedo de esto, de estar recomenzando siempre de nuevo… ¿cómo hacer posible que nosotros peleemos sólo para tener que comenzar de nuevo? ¿es posible que los anarquistas estén destinados a vivir solo de la lucha? A mí me parece que sí, no sé, a menos que uno quiera convertirse en presidente de la república, puede ser…

¿Cual es tu definición de anárquista, de insurreccionalista? ¿Qué significa eso?

Soy anarquista, lo de insurreccionalista hay que ver, no es mi definición, es de los periódicos, usan esta definición los diarios en todo el mundo, en todos lados desde Islandia hasta Filipinas, desde Bielorrusia hasta América Latina; con nuestra fuerza no podemos hacer nada, todos hablan de anarquismo insurreccionalista, fíjate que la misma cosa sucedió con los nihilistas rusos en la segunda mitad del siglo XIX, ellos no se llamaban nihilistas, fueron los diarios que los llamaron nihilistas y al final ellos mismos terminaron llamándose nihilistas y no podés hacer nada.

Hablar de insurrección es una cosa y hacer la insurrección es otra cosa, son dos cosas distintas… si nosotros nos limitamos a hablar de insurrección terminamos como los periodistas, hacemos charlas, chácharas sobre la insurrección… ¿Podemos realizar la insurrección? ¿Los anarquistas pueden realizar la insurrección? No, no más de cuanto pueden hacer la revolución; no es que los anarquistas luchando hacen la revolución, la revolución o la insurrección es un proceso, se desarrolla de acuerdo a ciertas transformaciones del capital, del poder. Lo que podemos hacer nosotros es el proyecto insurreccional, es una cosa mucho más pequeña, que tiene que ver con la insurrección hasta cierto punto pero no es la insurrección… Por lo tanto, el engaño de los diarios, de ciertos críticos, como Amorós -este compañero español-, es que hablan de insurreccionalismo, cuando nosotros no hablamos de insurreccionalismo como si fuese una ideología, nosotros hablamos de un proyecto de insurrección, es otra cosa. ¿Comprenden? no sabemos qué es la insurrección, cuando la miramos decimos ‘bueno’. Pero, además, te da un poco de miedo la insurrección, porque no sabés qué hacer bien si no tenés un proyecto antes. He visto ciertas situaciones en las que cierta gente se alborota, y vos con toda tu práctica, toda tu experiencia “y yo ¿qué carajo tengo que hacer?”. Y uno tiene miedo, porque se siente extraño, porque en la potencia del proceso insurreccional o revolucionario nosotros somos extraños; y si no somos extraños y estamos junto a los demás, nos hacemos arrastrar por el proceso, como si nadáramos en el mar o en el río, nos hacemos arrastrar, ¿y nuestro proyecto?

¿Puedes explicar brevemente en qué consiste el proyecto insurreccional?

El proyecto insurreccional evidentemente tiene que tener un conocimiento de la realidad, un conocimiento de la situación en la que uno se encuentra. Por ejemplo, ustedes son uruguayos, trabajan en Uruguay, conocen los elementos de la situación en Uruguay, y también las relaciones internacionales del capitalismo acerca de la situación uruguaya, algo que solamente ustedes pueden hacer. Porque en el estado actual en el que vivimos, lo que sucede en China tiene consecuencias en el Uruguay. Las transformaciones del capital son a nivel global. Entonces, saber esto es importante para poder definir el proyecto insurreccional. Pero esto, queda ligado, en el momento, a acciones de los grupos de afinidad, al estudio y profundización, a encontrar los medios para las acciones, no es una cosa simple. Esto constituye a grandes rasgos el proyecto insurreccional. Y al mismo tiempo es parte del proyecto, estar atentos a la posibilidad de un proceso insurreccional, a lo que está pasando, e incluso a las cosas que parecen poco importantes; transformaciones del poder del punto de vista político, por ejemplo, un poder más o menos represivo, un poder más socialdemócrata, la desaparición o el retorno de viejas formas de gestión socialdemócrata, como el Partido Comunista.

Acá todavía existe el Partido Comunista y es obviamente un signo de atraso -el Partido Comunista va desapareciendo en todo el mundo, desaparecerá hasta en China-. Esto quiere decir que el Uruguay, desde el punto de vista de la gestión global, es un país más atrasado. Tendrá que desaparecer el Partido Comunista, no es un elemento de la lucha política insertado en la gestión global del capital. Esto lo tiene que ver el proyecto insurrecional y preguntarse ¿por qué en Uruguay está el Partido Comunista? Ahora, el proyecto insurreccional es no solamente el estudio de la situación en la que vos te encontrás, sino también de la situación política. No es suficiente que los anarquistas se declaren en contra de la política, tienen también que saber qué es la política, quiénes son los enemigos, cómo se organizan los enemigos; tienen que saberlo, saber cómo está conformado el ejército, qué significa el ejército… no es porque nosotros estamos en contra de la armas, en contra de la violencia, que no nos interesa nada del ejército; sí que nos interesa. Esto es parte del proyecto insurreccional. Es algo muy complejo, muy articulado.

Muchos compañeros piensan que solamente se trata de charlar un poco, no es verdad. Estamos hablando de insurrección para ver cuál es la relación entre proceso y proyecto. Pero en efecto el proyecto habla poco del proceso insurreccional, ¿qué podés decir del proceso insurreccional? Poco. Mientras mucho se puede decir de la gestión del poder, de cómo está estructurado el poder. ¿Por qué existe esta estructura en Uruguay? ¿Por qué se da esta “linda” recuperación más que en Europa? “Vamos todos juntos, caminamos todos juntos”. Es un modo del poder político, que en Uruguay advierte la precariedad, la inestabilidad de este tipo de gestión, y llama a la recuperación, a colaborar para otorgar mayor fuerza. El Partido Comunista del Uruguay no es que no se da cuenta de que miente, no existe como fuerza política, se da cuenta de esto, y por esto llama a la gente para que colabore. ¿El Partido Comunista ha llamado alguna vez a alguien para que colabore? No, lo que hace es dominar, ha siempre buscado dividir, no colaborar. El concepto de colaboración, de solidaridad es un concepto extraño al Partido Comunista, pero acá lo hace porque se siente débil. Yo insisto siempre con los compañeros: el proyecto insurreccional comprende un análisis político de la situación; porque después siguiendo en el camino todo parece distinto, no sabés qué hay detrás; todo se resuelve en la policía, sin embargo atrás de la policía hay muchas cosas. Si no estudiaste antes, no sabés qué hay detrás.

¿Con una teoría insurreccional no se genera un nuevo «ismo»? ¿Qué puede detener este proceso tan dinámico como lo es el proceso insurreccional?

De hecho es esto lo que estamos diciendo, lo que están haciendo los diarios. ¿Por qué los diarios de todo el mundo hablan de insurreccionalismo? Para detener, para frenar, para criminalizar estos intentos de los compañeros de organizarse de manera diferente. Para decir “estos son terroristas”. Cualquier “ismo” es peligroso, porque es como una camisa de fuerza que cierra, aprieta la realidad. La realidad es vida, es movimiento, es cambio contínuo. ¿Qué tiene que ver con el “ismo”? Poco. Pero no viene de nosotros este “ismo”, viene de los diarios, viene de los intentos de criminalizarte. Si nosotros hubiésemos hablado desde el primer momento de anarquismo insurreccionalista, hubiéramos sido unos imbéciles. Ya que del todo imbéciles no parecemos, no lo dijimos. Los que hablan así son los periodistas y los teóricos (más o menos), llámenlos así, hablan de insurreccionalismo, es más, de ideologías insurreccionalistas. Tratan de tomar distancias, “nosotros no tenemos nada que ver con ellos, esta es gente que pone bombas, son personas peligrosas… Bonanno es uno que antes entraba y salía de los bancos con pistola”. (Igual no es tan fácil entrar y salir con una pistola). Esto lo hacen para mostrar lo malo y lo peligroso que sos.

¿Qué es para ti el grupo de afinidad? ¿Cuál es su importancia en el proceso insurreccional?

El grupo de afinidad es un vínculo entre compañeros, que es muy difícil de definir. De todas formas no es ciertamente una relación afectiva, no es una relación de amor, no es una relación de simple conocimiento, no es una amistad, no es todas estas cosas, es otra cosa. Definirlo no es fácil. Es conocimiento, es profundización; experimentar algo juntos; también pequeñas cosas, también tratar de recurrir a ocasiones para ver cómo reacciona el otro, verlo en la vida de todos los días, cómo se comporta. Porque es inútil que los dos hagamos un discurso “musculoso” y tratemos de parecer fuertes, y después cuando hay una pequeña cosa, por la calle hay alguien que nos hace “buh!”, yo me asusto y me escapo corriendo. Entonces decís “¿qué discurso hiciste hasta ahora?” Son muchas las ocasiones que hay que utilizar para estudiar, profundizar y recoger la afinidad. De la misma manera, en la misma situación, y en lugar de escaparme yo comienzo a disparar o a hacer cosas excesivas, tampoco está bien. Escaparse o hacer algo excesivo es lo mismo. Encontrar el control de sí mismo es la esencia fundamental de la relación de afinidad. Uno tiene que confiar, tener confianza en el otro. En esos casos vos pensás que el otro se comporte de la manera adecuada, es decir, ni demasiado miedoso ni excesivo, porque las dos cosas son erradas. En los procesos insurreccionales los grupos tienen la función de saber qué hay que hacer de distinto de lo que está haciendo el proceso. Por lo tanto el proceso se mueve en un determinado sentido, los grupos tratan de tener un proyecto ligeramente distinto. Porque no está dicho que el proceso que se mueve, sepa lo que hay que hacer. A veces los procesos revolucionarios, insurreccionales, tienen naturaleza violenta, extremadamente violenta (la gente rompe todo porque justamente reacciona de manera violenta a la represión, a los siglos de miseria, de pobreza, de sufrimiento, de dolor, y todo eso explota). El revolucionario anarquista que es parte de los grupos de afinidad debe saber qué hacer, porque si él también explota… Por ejemplo, cuando en el ‘36 hubo en España la toma del poder fascista, los compañeros anarquistas se adueñaron de las armas, porque sabían donde estaban las armas. No es una casualidad que Ascaso haya muerto enfrente de un cuartel, porque trataba de conseguir armas. Porque si no se toman las armas de los soldados, ¿la gente qué hace? Rompe todo, pero sin las armas no sé puede hacer nada. Luego hubo todos los errores sucesivos en la revolución española… Pero se movieron los compañeros españoles actuando como compañeros conscientes, que sabían hacia donde ir, no yendo a donde iba la masa, sino buscando las cosas necesarias para hacer la revolución.

¿El proyecto insurreccional sólo busca debilitar al Poder? ¿Atacar para debilitarlo? ¿Solo eso?

Probablemente este es uno de los objetivos. Porque si tú atacas al poder en más lugares, principio de la guerrilla: si atacás en distintos lugares, no donde se mueve el proceso insurreccional, sino también donde el proceso insurreccional no se está moviendo, debilitás el poder permitiendo un crecimiento, dando indicaciones para un crecimiento del proceso insurreccional. Además das medios a los compañeros, por lo tanto a los grupos de afinidad que están dentro del proceso pero que además tienen un proyecto en mente; les das medios, ideas, etc., que pueden transmitir a los demás.

Por ejemplo, si lo piensas, un proceso insurreccional puede comenzar con una manifestación, como por ejemplo, podía ser la manifestación de los cien mil en Atenas en ocasión de la muerte de Alex. Ahora, cien mil personas son muchas, pero al mismo tiempo no son muchas. Tomados uno por uno, ¿saben lo que están haciendo? No, no lo saben. Saben que están enojados. Y no es suficiente. El proyecto es algo de pocos, de pocos compañeros conscientes de qué hacer porque lo estudiaron antes, aprendieron a nadar antes. No es que nadan, aprenden a nadar en la manifestación. Saben a dónde ir, saben qué hacer. Esto contribuye a debilitar el poder por un lado, porque si el poder dice “estos quieren atacar al parlamento”, se ponen todos enfrente al parlamento y ahí se termina todo. Si entonces ven que hay cien ataques distintos en toda la ciudad, se preguntan “¿qué tenemos que hacer?” No lo saben. La explosión de rabia del proceso insurreccional toma otro camino, se expande. ¿Entendés la diferencia, la enorme diferencia de una cosa de este tipo? ¿qué hubiese pasado en Atenas, si hubiesen estado quinientos anarquistas capaces de llevar a cabo acciones en grupos separados en toda la ciudad?, ¿qué hubiera pasado con esos cien mil? Estos iban a destruir toda la ciudad. No hay dudas sobre eso.

¿Qué es la organización informal?

La organización informal es, antes que nada, informal, es decir, no es fija, no dura en el tiempo, no tiene una sigla, porque es justamente libre de forma y es reconstruida cada vez para lograr un objetivo, para atacar un objetivo que es bastante importante, significativo y grande, porque un único grupo de afinidad que normalmente es constituido por pocos compañeros no puede atacarlo solo. Entonces, se juntan más grupos de afinidad y constituyen una organización informal para atacar a ese objetivo. Pero esta organización informal, que dura hasta atacar a ese objetivo, luego se disuelve. Por lo tanto no es la Federación Anarquista Informal; aquí lo informal es teórico, pero en la realidad metemos la firma. Una organización informal no puede tener una firma. ¿Por qué no puede tener una firma? Porque no tiene un objetivo cuantitativo, no busca agarrar a la gente e ingresarla, no razona de esta manera. Solo tiene un objetivo, pero que podría ser un objetivo que perjudica los intereses de una parte de la gente. Por ejemplo la cuestión acá en Uruguay de la minería daña una cierta zona del Uruguay, yo no sé donde se encuentra, por lo tanto es una cantidad de gente limitada, serán cinco mil o cincuenta mil personas, no lo sé. Entonces, estas personas, que no son anarquistas, pueden estar involucradas en la lucha contra ese objetivo por parte de esa organización informal, es decir, de estos grupos de afinidad que son parte de la organización informal. La organización informal, en este caso, tiene que hablar con estas personas, pero no para que se vuelvan anarquistas. No tiene que hablar en cuanto anarquistas, sino como alguien que, aunque sea anarquista, no quiere hacer que se vuelvan anarquistas esas personas, sino que quiere colaborar con ellos para destruir ese objetivo. Estas personas pueden organizarse por sí mismas, con la ayuda de los anarquistas, en los que definimos núcleos de base, o sea, organizaciones de base que se pueden llamar como quieran, que no son constituidas por anarquistas, sino que tienen presencia anarquista, pero no son anarquistas. Porque la gente no quiere volverse anarquista para destruir la minería.

Dices que el método de ataque, para ser anarquista, tiene que ser sencillo, simple y reproducible. Cuando el objetivo es más complejo y se forma una organización informal, ¿no deja de ser, entonces, un objetivo simple, sencillo y reproducible?

Estamos hablando de dos cosas distintas. Porque el objetivo simple y reproducible es cuando el ataque es del grupo, mientras el objetivo más complejo, donde está la presencia de la organización informal, parece simple pero es una cosa compleja. Son dos cosas distintas. Esa es una lucha específica, es una lucha de grupos de afinidad. Son dos cosas distintas. La lucha de los grupos de afinidad, el ataque, tiene que ser reproducible. El ataque de la organización informal dura cierto tiempo, es también reproducible, pero en su conjunto se trata de algo extremadamente complicado. Puede verse como modelo, como método anarquista de la destrucción, como método para relacionarse con la gente, como método para debatir con las personas, de intentos de crear grupos de afinidad, que son parte de la organización informal y que intervienen para hacer algunas cosas que la gente no puede hacer, utilizan algunos métodos, esos métodos de los que hablábamos antes (los medios de comunicación inflan esos métodos) que los grupos de afinidad tienen y que, por lo tanto, son parte también de la organización informal, pero sin embargo, la gente no los tiene. El deber de los anarquistas, de la organización informal, es entonces la de realizar acciones relativas a esos objetivos que la gente no puede realizar, pero que no sean acciones que asusten a la gente. Y que sean también coordinadas con lo que la gente efectivamente advierte, siente. Porque el objetivo es de las personas, la minería perjudica a las personas, no perjudica a los anarquistas. Los anarquistas están colaborando con la gente.

¿Entonces hay dos tipos de ataques? Los que son realizados por los grupos de afinidad…

…los simples y reproducibles, y los que son una cosa más compleja. Tanto es así que requiere la unión de más grupos de afinidad en una organización informal.

Y estos ataques de la organización informal no pueden asustar a la gente…

… como acciones específicas realizadas por los grupos de afinidad que son parte de la organización informal; hacen cosas que tienen que saber hacer, porque si haces cosas demasiado grandes, demasiado importantes, asustas a las personas. Enseguida los diarios escriben “estos son terroristas” y la gente se asusta. Tienen que ser importantes pero no demasiado. Estamos hablando de otro tipo de situaciones, que se llama lucha intermedia o lucha específica; es una situación distinta, en la que hay necesidad de una organización más grande que la organización informal. Pero todo lo que hay que hacer, hay que hacerlo con cabeza, razonando.

¿Cómo se puede generalizar una lucha particular?

No lo sé, porque esto es el sueño de todos los anarquistas. Nosotros realizamos una lucha limitada, circunscrita, pero tiene que ser limpia en el método. Es el método lo que se generaliza, no la lucha. Lo que nosotros tratamos de generalizar es el método. Ahora, si el método es confuso, ¿qué carajo se generaliza? Porque la lucha ¿cómo hace para generalizarse? No existe una minería en Montevideo, por lo tanto ¿cómo se hace para generalizar la lucha contra la minería en Montevideo? Pero se puede generalizar el método, entonces es el método que tiene que ser limpio.

¿El método cuál es? ¿El ataque simple, reproducible?

El ataque, sí. Éste es importante, porque si no, no se puede generalizar la lucha que se quiere generalizar.

¿Hay una necesidad, por lo menos en primera instancia, de que existan espacios más estables y organizados, donde los compañeros puedan conocerse y vincularse, y luego formar estos grupos de afinidad?

No son dos cosas ligadas entre sí. Los espacios autogestionados, no los espacios liberados (en realidad no existen espacios liberados, estas son chácharas de los marxistas), los espacios donde los compañeros se encuentran son importantes… Ustedes tienen ese centro, (…) son espacios importantes porque los compañeros se encuentran allí, probablemente los grupos de afinidad pueden surgir a partir de que los compañeros se encuentren allí; probablemente, no es seguro. Porque también pueden encontrarse por la calle. En cualquier caso, todos los procesos de conocimiento, de profundización que requiere el desarrollo de la afinidad… Algunos, la mayoría de esos procesos, no se pueden dar en los grupos anarquistas; hay que realizarlos en la calle, porque en los grupos se habla, se discute, y la mayoría de estos procesos de conocimiento no son chácharas, son cosas que hay que hacer.

¿Qué son las armas para los anarquistas?

Una fea bestia son las armas. Pero son instrumentos, son instrumentos. Además todos los Estados prohíben el uso de las armas, porque el Estado no puede permitir que los ciudadanos utilicen las armas; cuando lo permite, como en los Estados Unidos, se necesita un permiso. En Estados Unidos hay una gran difusión de armas pero están todas registradas. En sí el arma, como objeto es una cosa que a mí me perturba, pero me doy cuenta de que el conocimiento de las armas, no de todas, sino de algunas para mí es indispensable. Y no es una cosa fácil de resolver. Porque el Estado sabe bien cuan peligrosa puede ser un arma en las manos de los revolucionarios. Entonces prohíbe su posesión, ya que si no se posee no se puede aprender. Esto sin necesidad de sacralizarlo, y volverlo un mito. La pistola es un objeto asqueroso. Lo mismo que el puñal. Si se tiene un puñal y no se sabe utilizar, es inútil; se debe saber como se empuña. No se empuña así, sino así. Si alguien no sabe qué hacer, debe averiguar cómo se hace.

Tu propuesta, que es una propuesta distinta a otras de organización informal, como por ejemplo de la de la Federación Anarquista Informal

La diversidad consiste en el hecho de que la Federación Anarquista Informal no es informal. Es una organización cerrada. Como cualquier otra organización cerrada.

Además el hecho de que hay compañeros que no se conocen entre sí, que están en distintos países, que es una sigla para…

Pero la sigla es el problema. Porque la sigla denuncia la finalidad cuantitativa, del crecimiento cuantitativo de compañeros, de la organización informal. Ahora, la organización informal no debe tener como fin el crecimiento cuantitativo, porque la organización informal es la suma de grupos de afinidad, entonces los que deben crecer son los grupos de afinidad, no la organización informal. ¿Qué necesidad hay de que una organización informal tenga una sigla? Ya que los grupos de afinidad no tienen una sigla, el crecimiento cuantitativo ocurre a través del conocimiento, de la construcción de nuevos grupos informales, que luego pueden o no entrar en la organización informal, como grupos, no como individuos. El crecimiento de la organización informal es un sinsentido, que para crecer necesita un punto de referencia, porque si no, ¿cómo se hace para saber? El punto de referencia es una sigla. La sigla es una cosa formal. Es inútil que te definas “informal” si luego estás formalizado. Esta es la contradicción. Muchos compañeros que han sentido sobre la cuestión, se dejan fascinar por tantos discursos, algunos de los cuales son un poco, digamos, excesivos.

¿Qué cosas son excesivas?

Tantos discursos sobre el hecho de destruir el mundo, son un poco excesivos. La organización informal puede hacer ciertas cosas, pero no puede destruir el mundo. Las cosas que puede hacer se refieren a un objetivo específico, pueden destruir la minería, no pueden destruir todo el Uruguay, no es posible. Aparte eso, muchos compañeros, especialmente los jóvenes, se dejan fascinar por las grandes palabras, por las actitudes fuertes pero la contradicción existe siempre.

¿Cuál es tu opinión sobre las teorías y tácticas del Poder Popular?

No es una respuesta fácil, en primer lugar porque no conozco mucho sobre esas teorías.

¿No existen en Europa?

Que yo sepa, no. Pero pienso una cosa, desde la ignorancia; que la palabra «poder» me asusta.

¿Cuál es tu opinión sobre estas teorías anti-desarrollistas (combatir el avance del desarrollo capitalista)? ¿Son compatibles con los grupos de afinidad, la organización informal, el proyecto anarquista insurreccional?

Debería conocer este proyecto. No conozco mucho este concepto. ¿Son las teorías de [Miguel] Amorós?

Por ejemplo.

No las conozco. No sé que decirte. Sobre la cuestión de la tecnología te puedo hablar. Sobre la cuestión de combatir contra el desarrollo, sería mejor un Capital menos desarrollado.

El Capital todo el tiempo tiene que expandirse; entonces tú atacas los lugares donde este se está desarrollando. En el caso de Uruguay, por ejemplo, ¿dónde se expande el Capital? Con las nuevas infraestructuras, con la regasificadora, son los lugares donde el Capital se expande para sobrevivir. Se dice que tienes que atacar, no al capitalismo en funcionamiento, sino a las partes nuevas donde se expande para sobrevivir. El tema es si esto es compatible con la lucha de los grupos de afinidad.

Es decir, ¿se trata del ataque a los procesos de desarrollo del Capital, y no al Capital?

Sí, hacia los nuevos desarrollos, por ejemplo.

No sé, yo no veo esta diferencia, pero podría no entenderlo.

Es una elección de objetivos de ataque. Por ejemplo, antes que un cuartel, se ataca a… la obra de construcción de una regasificadora

El Capital es un proceso. No tiene una parte más atrasada y otra más avanzada. O sea, tiene ciertamente una zona más atrasada y otra más avanzada, pero, ya que el proceso es globalizante, la parte más atrasada está comprendida en la parte más avanzada. En determinados aspectos, la situación de Uruguay está más atrasada que la de Suecia, o Suiza o Alemania, desde el punto de vista del Capital, de la gestión del Capital. Algunos procesos de gestión que son normales en Alemania serían extraños en Uruguay. Esto no quiere decir que no haya relación entre el Capital alemán y el uruguayo. Hay una relación a nivel mundial solo que gestiona dos partes diferentes. No sé si estamos hablando de eso.

Creo que no… ¿En qué momento te hiciste anarquista? ¿En que contexto?

Yo procedo de la lucha contra Dios, digamos, del ateísmo. Desde que era pequeño, porque vengo de una escuela de curas. Conocí a los anarquistas a través del ateísmo.

¿En que años?

60, 61… 58, 59… Linda la anarquía pero los anarquistas no me gustan. Y lo que escribían los anarquistas, tampoco me gustaba. Entonces empecé a escribir libros anarquistas. Es por eso que no leo libros anarquistas.

¿Qué libros anarquistas empezaste a escribir?

Lucha y poder. Luego El placer armado.

Habla de tu experiencia cuando escribiste este texto, El placer armado. El contexto y cuál ha sido el impacto en el movimiento anarquista y también en la sociedad.

Este es un texto que tiene una difusión enorme en todo el mundo. Cuando lo escribí, era 1977. Lo escribí en pocos días para llevarlo a Bolonia, donde había un encuentro de tres días con la participación de 150.000 compañeros de todo el mundo, y era un evento importante. En un momento que en Italia había un cambio en las estructuras armadas y en la acción. El 77 fue un año de cambio. Es algo complicado explicar la situación italiana. De todas formas, solamente en esos días se vendieron 5.000 copias de El placer armado directamente. Lo cual no quiere decir nada, porque con 100.000 personas, 5.000 copias no son muchas. Pero si hubiésemos tenido 20.000, se hubiesen vendido 20.000. El texto respondía al sentir de los compañeros que estaban presentes. Sin embargo, la experiencia más importante de aquellos 3 días, para mí, ha sido esta: vi como un pequeño trozo de papel, puede desencadenar una situación revolucionaria… un trozo de papel. No lo escribí sólo, sino con otro compañero. Bolonia es una ciudad circular, con una estructura medieval, la ciudad es redonda; había 150.000 compañeros, y la población, las tiendas todas cerradas, no había tranvía, no había nada, estaba toda la ciudad bloqueada, no había ni un policía, nada de policía. Luego supimos que la ciudad estaba rodeada por la policía, pero la policía estaba rodeada por los trabajadores del Partido Comunista, que habían llegado de toda la Emilia.

Bolonia es la capital de Emilia, una región de Italia. Esto no lo sabíamos. No había policía, eso lo sabíamos. Entonces, los dirigentes del movimiento comunista, y los extraparlamentarios, los autónomos, también estaba Acción Revolucionaria, estaban todas las estructuras armadas… todos tenían armas. Los dirigentes habían sugerido que, después de esos tres días, en lugar de destruir toda la ciudad, cosa que tenía posibilidades de suceder, se haría una manifestación desde la plaza de la universidad hasta otra enorme plaza, donde estaba un clown, futuro premio Nobel, que se llama Dario Fo, que hacía un espectáculo. Entonces, el proyecto era este: reunir a las 150.000 personas, de los cuales al menos 30.000 estaban armadas, y llevarlas a ver al clown. Nosotros habíamos pedido a la universidad una sala, un local y habíamos hecho, no yo, otro compañero, una pequeña octavilla en la que se decía a quien no estaba de acuerdo con la manifestación que nos reuniríamos en esa sala. Nosotros pensamos en cien compañeros, trescientos. Nos dieron una sala para mil. Vinieron 25.000… un trozo de papel. Tuvieron que armar de apuro todos los micrófonos, porque estaba la sala, la sala vecina, la calle, la plaza. La propuesta contenida en ese pequeño trozo de papel era: “quien no esté de acuerdo con la manifestación de cierre de estos tres días, nos veamos en tal lugar de la universidad”. No había nadie que dejara hablar, porque tal vez estuvieran algunos de los dirigentes, pero eran silenciados con silbatos. Nadie podía hablar. Me dejaron hablar solo a mi. ¿Y la propuesta cual era? Demos un paso atrás… para entender la propuesta. El Partido Comunista quería demostrar ser capaz de gestionar Italia. Entonces, ¿qué hizo? “Con 150.000 personas de izquierda, autorizar al cardenal hacer una misa con los fascistas en la plaza principal de la ciudad.”

El cardenal y los fascistas estaban rodeados por los paracaidistas de la Folgore, un cuerpo especial del ejército que defendía esa plaza. No había policía, estaban los fascistas en esta plaza, y 150.000 personas marchando a 300 metros. ¿Nuestra propuesta cuál era? Quien no esté de acuerdo, rompe la marcha y se ataca la plaza; atacamos a los fascistas. Esto estaba escrito en el trozo de papel. Pero, ya que yo tenía que hablar, la responsabilidad de dejar morir a 50 personas era mía, y no tuve corazón. Dije que no. Hablé, no podía no hablar. Yo estaba de acuerdo con atacar la plaza, pero no podía asumir la responsabilidad. Si hubiésemos tenido una estructura constituida por grupos de afinidad, y hubiéramos discutido, con un proyecto insurreccional desde antes… aquí lo importante. ¿De dónde viene esta charla que estamos teniendo? La experiencia de cosas de este tipo. Si no sería un cretino que diría “ataquemos”. Yo no soy un general del ejército, soy un compañero. ¿Cómo hago para decir “ataquemos”? Claro, podríamos decirlo”, pero ¿cuánta gente moriría? Si en cambio tuviésemos un proyecto, si hubiésemos estado más grupos de afinidad, la cosa hubiera sido distinta.

¿Cómo, por ejemplo, hubiese sido distinta?

Hubiera sido distinto porque lo hubiésemos discutido antes. Se hubieran estudiado calles diferentes. Yo no conozco Bolonia. Sabes que feo es estar en una situación así en una ciudad que no conoces. Conozco Bolonia, pero sólo las calles principales. No sabía por dónde podíamos llegar, qué estrategias emplear, por dónde sacar a esa gente, el acceso a las casas, ¿entiendes? ¿Qué mierda hacemos?, yo no lo sé. Desde que hicimos la octavilla hasta cuando nos juntamos 25.000 personas, habían pasado 2 horas. ¿En dos horas, qué mierda haces? Esta responsabilidad no la asumo. En este caso estamos pagando las consecuencias de no tener un proyecto insurreccional organizado antes, con una estructura de grupos de afinidad que funcionan, y con los cuales seríamos capaces de atacar. Yo no tengo el corazón de mandar a 20.000 personas para que se dejen masacrar. ¿Estamos locos? Esta es la experiencia de El placer armado. No digo que El placer armado haya hecho mover a estas 25.000 personas, estas 25.000 personas se acercaron por un trozo de papel. No estaba escrito “Bonanno”, estaba escrito “los anarquistas”.

¿Y El placer armado generó lo mismo? ¿Generó que mucha gente se planteara un montón de cosas? ¿Por qué el paralelismo?

No. Era la misma situación. Los mismos tres días. Estos compañeros compraron 5.000 copias de El placer armado. Yo no sé si hay una relación. Yo estoy diciendo que en aquel momento, en el momento que este libro salió, cuando se distribuyeron todas las copias que teníamos, en ese momento sucedió esta experiencia que produjo un trozo de papel. Para mí es una cosa extraordinaria. Se ve que en efecto, cuando hay un hecho revolucionario no se necesitan grandes medios. Cuando se desencadenó la revolución francesa, Demoulins subió arriba de una silla para decir cuatro palabras. No son necesarias grandes cosas porque la situación está madura. ¿Entiendes? No es tampoco el trozo de papel, es la situación, es el proceso que está maduro, no el proyecto, que además no estaba, y hubiera sido lo mismo. Estaba el proyecto, y estaba el proceso.

¿Qué piensas hoy de El placer armado?

Es un libro viejo. Para mí un lindo libro, que releí últimamente, y nunca leo mis libros, no me gusta leer mis libros. Pero lo releí, porque me preguntaba ¿por qué se sigue imprimiendo? ¿Por qué razón? No lo sé.

[Compañera presente] Tiene un lindo título.

El título es la mitad del libro. Rompe los dos tercios del libro. Es un lindo libro igualmente hoy. No es solamente una cuestión de medios y de razonamientos, es también una cuestión de corazón.

Hablas de este placer armado y toda esta cuestión de la lucha armada, para nosotros anarquistas no es que tengamos una necesidad de lucha armada. Parece una cosa parecida: el placer armado y la lucha armada.

Para mí no es algo similar.

Parece similar, pero puede ser una cosa antitética.

Es una cosa antitética… Puede ser una equivocación buscada.

¿Una provocación?

No precisamente… yo me encontré en situaciones de enfrentamientos armados, y pensaba cuando era más joven que uno era portador de la libertad. Decís “yo soy anarquista, por lo tanto yo soy la libertad”, no es verdad. Nosotros no llevamos la libertad. Si estamos en un lugar de enfrentamiento, donde se utilizan armas, lamentablemente la libertad está lejos. Pero hay que hacer cosas que muchas veces tienen poco que ver con la libertad. Estas cosas se pueden hacer con placer… tengo mis dudas. Si se pudieran hacer con placer, sería ya un paso adelante. Pero no siempre se pueden hacer con placer. A veces uno está obligado a hacerlas.

Recientemente fue planteado este problema por los periodistas, porque hubo un infortunio en una reivindicación en la que unos compañeros habían escrito algo que se podría haber evitado, algo sobre el placer. Entonces los periodistas hicieron una conexión. Pero yo no me refería a esto, no es que si tú empuñas una pistola lo haces con placer. No. El placer está en el proyecto armado, debería entrar en el proyecto armado porque contribuye a la liberación. Este debería ser el placer. No empuñar una pistola. La pistola siempre es una cosa más bien dolorosa. Qué nadie sienta placer por empuñar una pistola… sería un pistolero. Es diferente.

Has conocido la cárcel en varias ocasiones. Puedes contar algo, cómo ha sido la relación entre compañeros, dentro y fuera de la cárcel, la solidaridad, también la represión…

Hice más o menos 15 años de cárcel, en total. Conocí 100 cárceles, 101 o 99, y pocos compañeros en la cárcel, porque me tienen siempre en aislamiento, aparte la experiencia en Grecia, que fue bastante particular. En Italia no conocí a muchos compañeros porque siempre me mantienen separado. Los compañeros que conocí son compañeros como los demás. No había una situación particular porque estábamos en la cárcel.

¿Y el desarrollo de la situación en la cárcel?

¡Ah! Tú dices la lucha en la cárcel.

No. ¿Por qué caíste, siempre por atracos, etc.? ¿Cómo fue?

Porque cometimos errores. Los atracos están todos bien, si hablamos de atracos. O acciones. En una acción, tu decides el momento, cómo, dónde, cuándo, nunca la policía lo debe saber. Pero, ponemos un 90% de probabilidades a tu favor, si cometes un error, se reduce a 70, si cometes dos se reduce a 30, si cometes 3, se reduce a 0. Es necesario no cometer errores. Desgraciadamente siempre se cometen errores. Porque hay una cosa que no se podía imaginar. Este discurso es importante aunque no tenga que ver.

¿Tú has caído siempre por lo mismo?

No, no. Las primeras condenas fueron por las cosas escritas. Una vez estuve condenado a un año y ocho meses por haber escrito cómo se derriba una torre de alta tensión. Esto evidentemente molestó, porque en Italia en 9 años han sido derribadas 1200 torres de alta tensión. También por otras razones, por artículos en periódicos. Ahora el delito de opinión se despenalizó, porque con Berlusconi… él es más “bueno”. En el proceso Marini me condenaron por atraco y propaganda subversiva. Dos condenas. Una condena en suspenso en la que durante dos años no podía hacer nada, si no me iba 10 años adentro. Básicamente delitos de opinión y atracos.

¿Cuál fue el proceso más largo?

El proceso Marini. Había unos 80 compañeros, también ligados con otros procesos, con el proceso de Parma, el más largo y el más complejo. Normalmente por atraco son 4 o 5 años. En Italia no es muy alta la pena por atraco. En Grecia es más alta. En Grecia Christos fue condenado a 8 años y 9 meses, puede llegar a 12 con agravantes.

¿Cuál es tu perspectiva de la lucha anarquista insurreccionalista hoy en Europa?

¿En Europa? No es fácil. No lo sé. Para mí cometimos un gravísimo error, los anarquistas, 10 años atrás, 12 años atrás, cuando renunciamos ‒yo personalmente no, pero sí muchos otros compañeros‒ a la perspectiva de una organización internacional anarquista, insurreccionalista, informal. La propuesta era la de unir más estructuras informales de lucha en la perspectiva de que en el Mediterráneo, mucho antes que la insurrección del No TAV, que es de hace 15 años.

¿Costantino Cavalieri lo escribió?

Lo escribí yo, él lo publicó.

[La compañera de Alfredo dice que Costantino contribuyó a desterrar…]

No es importante quién lo escribió. De todas formas la responsabilidad de desterrar fue de muchos, también del Estado …

[La compañera de Alfredo remarca la actuación de Costantino en un encuentro en Velletri, cerca de Roma, en el que hablaba del FIES, que no tenía nada que ver]

La propuesta la hice yo cuando fuimos a Grecia. La propuesta fue hecha en 1993, en Grecia, durante una serie de conferencias.

¿Y no es esto institucionalizar la informalidad?

No, es institucionalizar una relación internacional. Mantener dentro de ciertos límites de relación internacional. Es decir, los compañeros intercambian información. No es una organización de lucha, sino solamente de información. Se dan reuniones periódicas, se intercambia información, y luego cada organización informal, cada grupo de afinidad deciden si utilizar esa información o no utilizarla. Hubiese sido un gran instrumento de conocimiento si hubiese funcionado. No de lucha, de conocimiento para desarrollar las luchas. De por sí es algo formalizado, pero sólo para el intercambio de información. Ese hubiera sido un instrumento de perspectiva, pero ahora no existe y no parece que haya grandes posibilidades de lucha. Hay situaciones locales, en Italia hay dos o tres, hay una en Bruselas; pero, por ejemplo, no es posible hacer nada en Ámsterdam, donde hay situaciones muy pacificadas, o es muy difícil hacer algo en París, donde hay una situación extremadamente dispersa. Están muy aislados entre sí, no hay relaciones entre ellos, sino la de hacer unas charlas juntos. Esto no quiere decir nada, porque París es una ciudad siempre sorprendente. Hacer previsiones es siempre malo porque se espera que la realidad contradiga lo que se previó.

¿En Italia y Grecia?

En Grecia es un poco distinto. En Italia está bastante pacificada la cosa…

¿Por la represión?

No es particularmente feroz.

¿Y por qué?

Porque está en una fase de asentamiento socialdemócrata. Está claramente desaparecida la izquierda, y la derecha no existe más, por lo tanto tienen que encontrar un nuevo camino, como la de nos queremos todos. Pero no son todavía lo bastante inteligentes para hacer este discurso. Pero dirás que no son tan estúpidos, como para recurrir solamente a la represión. Están a mitad del camino, como todas las cosas que se hacen en Italia. Ni carne ni pez, ni macho ni hembra, ni blanco ni negro… está mitad del camino.

Es una nación gris, siempre fue una nación que nunca pudo dar señales de sí misma… con todas las chácharas que se dicen sobre los italianos, son chácharas, los italianos son fundamentalmente unos embaucadores. Les gusta charlar, hablar. También en los períodos, digamos, más significativos: en los años 70, en Italia efectivamente se realizaron más de 500.000 acciones. De estas 500.000 acciones que se hicieron, no se habló. Por eso podrían haber sido hechas en Suecia, no en Italia, pero cuando el italiano comienza a hablar no se calla más. Deberían dejar de hablar. Desgraciadamente, hablan.

¿Crees que hay un potencial para la lucha anarquista insurreccional en esta región?

Yo pienso que esta parte del mundo es mejor que Europa.

¿Por qué?

Antes que nada por una cuestión de corazón. Ustedes son personas distintas, son personas menos viejas, son más jóvenes. Más amantes de la vida. Europa es un continente viejo, demasiado asfixiante. Demasiadas chácharas, demasiados sofismos, demasiadas tradiciones, demasiados conocimientos, demasiada Grecia, demasiada Roma. Estas estupideces son demasiado sofocantes. Demasiada filosofía. Demasiado Hegel. Pero ustedes también tienen algunos pesos de los que liberarse. Demasiadas estructuras armadas clásicas pesadas en el pasado, que aún hoy tienen un cierto peso, un cierto significado, persisten. Tener las ideas claras sobre ciertos problemas y ciertos límites no está mal. Esto es difícil para mí. En Italia esto es un dato clarísimo, no hay problema. Aquí quizás pueda haber todavía algún problema. Un discurso sobre los límites del otro demonio. No del primero, sino del segundo, tal vez no sería malo. Estoy sugiriendo una profundización sobre un problema de ustedes, que solamente ustedes pueden hacer. La mística de la clandestinidad de las organizaciones armadas. Ese es un gran problema, que en Italia no está más.

¿Hay una mitología de que esa lucha es “la lucha”?

No “la lucha”. Que es una lucha importante sin la cual no se pueden hacer muchas otras cosas; como si fuese una especie de tutela, de garantía para hacer otras cosas. No es así. No estoy de acuerdo.

¿Y Grecia?

Grecia es toda una interrogante. Pero hasta cierto punto, porque no están los intereses norteamericanos. Ellos no tienen interés en hacer volver a los poderes fuertes en Grecia. Cuando se termine la plata de los armadores griegos que son muy pero muy ricos, entre los más ricos del mundo, desaparecerá la derecha, la extrema derecha de los nazis. Luego, si va a haber una reestructuración de la estructura capitalista en Grecia a los niveles europeos es muy difícil, porque Grecia no está al nivel europeo, es una estructura basada en la mediana burguesía, es decir hay una distancia entre estos enormemente ricos y el resto, hay una gran brecha. Falta la industria, falta la agricultura industrial. En un país de 11 millones de habitantes, donde la mayoría, 5 millones, vive en Atenas, una ciudad caótica, se la arreglan más o menos. Si no viven a costa del Estado, no tienen actividades industriales. Las zonas industriales griegas, en el nordeste, donde está Tesalónica, es bastante pequeña, como para sustentar a 11 millones de personas. Entonces nunca podrá estar al nivel de Europa, al nivel de Alemania o de Francia. Por lo tanto siempre habrá problemas. Pero no irresolubles. No como para declarar un proceso insurreccional. Además no hay que olvidar que Grecia soportó demasiado, cuando se habla de Grecia, porque sí, son gente combativa, de la experiencia, de la resistencia vieja, de la resistencia más reciente, pero están un poco cansados de todo eso. Los jóvenes ciertamente. Es importante saber que poco antes del comienzo de la dictadura en el 69, dos barcos llenos de jóvenes de la pequeña burguesía griega, iban a estudiar a Italia… muchas familias mandan a estudiar a Italia a los hijos, todos los que estudian farmacéutica, porque allá no existe la facultad de farmacéutica, el 50% de los médicos estudian en Italia. Algunos también en Francia, en Inglaterra, los que se lo pueden permitir. Estos mil o dos mil jóvenes, luego volvieron a Grecia, eran un elemento de ideas europeas que llevaban a Grecia. Hoy no pasa una cosa así, porque está internet, la comunicación es más directa. Pero es una cuestión de discurso, no de experiencias prácticas.

¿Cuál es la debilidad y la fortaleza del movimiento anarquista griego?

La fuerza para mí es la gran cantidad de compañeros que se animan a salir a la calle. Y la debilidad es la gran cantidad de variantes que hay… son 100 mil, hay 100 mil que piensan de manera distinta. Cada uno piensa a su manera. Y juntar a dos, no digo que piensen de la misma manera pero parecido, es un esfuerzo considerable. Esta es un poco la debilidad. Cada compañero griego no busca, no digo de no aceptar las ideas del otro, sino de acercarse un poquito, para intentar hacer cualquier cosa juntos. Porque si no, cada uno se queda amo de su cabeza y solo se queda en su cabeza.

Revista Tierra y Tempestad. Números 19 y 20.
Montevideo, 25 de noviembre de 2013.