Lago de Lugano 12 Junio 2017
Camenisch: Siendo un muchacho pensaba que para valorar y analizar algo necesitaba ir a la raíz. El análisis primitivista, más que cualquier otro, va a la raíz de las cosas. Creo que es necesario para una comprensión auténtica, para entender las cosas más a profundidad. Para entender donde vivimos, cuales son las raíces, las causas profundas de toda esta mierda en la cual vivimos.
La gente dice que es una mierda, aunque piensa que quizá sea necesaria, que sin ella no se podría vivir. Para hacer una comparación, dicen que sin la medicina moderna y la tecnológica, muchas personas morirían. Pero no dicen cuantas personas mueren a causa de la medicina, una verdadera matanza.
Zerzan: Como decía al principio Matteo; hoy, estas ideas no van en aumento, no son populares como lo fueron, digamos, hace veinte años ¿Tú que crees?
Camenisch: Quizás lo que está creciendo es la dependencia, dependencia a los miles de nuevos autos, que son y hacen más veloces siempre, y que luego de dos o tres años parecen haber existido siempre. Aunque creo que están aumentando también las contradicciones; por un lado se aceptan las críticas a la tecnología y al sistema, mientras por otro aumenta la dependencia a todo eso. Aumentando el sentido de impotencia.
Al mismo tiempo, también aumenta la conciencia del nivel de dependencia y de cómo las cosas van siempre empeorando Hay siempre más tensión, siempre más enfermedades, y pienso que se pueda llegar a un punto de ruptura interior, a nivel psicológico; ese momento llega cuando el nivel de dependencia crece a tal punto que, por ejemplo, entre el 30-40% de las personas, de población urbana, no puede estar sin psicofármacos.
Zerzan: No es una solución satisfactoria. Es la otra cara de la moneda, por ello muchas personas están buscando algo más, a un nivel de conciencia desconocido, que no logran articular. El hecho es que no son felices de depender de las cosas.
Camenisch: Son un poco como conejillos en una jaula, que para librarse de la alienación, o para hacerla más soportable, creen que deber correr sobre la rueda, siempre más rápidamente.
Zerzan: Característico de nosotros, que debemos ir siempre más veloces.
Camenisch: Pero se llega a un punto de ruptura en el que debemos rendirnos. Creo que ya estamos en el abismo. Incluso lo afirman los líderes del mundo tecnológico, sus análisis más optimistas sostienen que estamos en un punto de no retorno y que debamos resolverlo.
Zerzan: A propósito de la ruptura de la cual hablas, pienso que es inevitable, se llegará a un punto en el cual la gente no podrá más. Pero no hay certeza de que así sea, ojalá no suceda nunca, quizás no se llegará nunca al punto en el cual la gente no pueda de verdad más ¿Tú qué piensas, crees que sea inevitable? ¿Que haya bastantes personas listas para rebelarse?
Camenisch: ¡Bien! La reacción como parte de la antigua teoría de la miseria: pero es aún peor, pues la gente está dispuesta a rebelarse, más que dispuesta tiene el deber, es decir, si no hay más agua ¿qué se hace? Se debe luchar para sobrevivir, luchar por agua. La Unión Europea tiene programas en las metrópolis de la región mediterránea para garantizar la electricidad –es decir electrodomésticos como la TV y la computadora, para mantener la manipulación y el control de mentes y de corazones en clave anti-insurreccional– y el agua, porque sin agua se rebelan incluso los más sumisos esclavos.
Nuestra sociedad ha sido creada para satisfacer, de la manera más completa posible, necesidades reales y necesidades creadas artificialmente. Si no puede hacerlo, si el sistema no puede satisfacer esas necesidades, entonces es normal que haya rupturas, la dirección que tomen después no puede saberse.
Ahora existe una nueva forma de fascismo, esa nueva derecha que se ve, por ejemplo, en Alemania. Si por un lado aumentan las tendencias de derecha, por el otro avanza la conciencia de lo que hay que hacer, de lo que se puede hacer. Aquí también el capitalismo es muy eficiente, vemos que productos ecológicos o locales, pueden servir como sustitutos de la actividad revolucionaria, al punto de convertirse en una auténtica obsesión. Se sabe que lo orgánico es una estafa, un engaño capitalista que conforma su “nueva” careta verde. Si observamos cómo se lleva a cabo la producción, al final queda muy poco de orgánico. Te dicen que vienen justo de al lado de tu casa, pero en realidad lo traen de, digamos, China, y tú repitiendo: “¡Quiero orgánico!”
Está decayendo el nivel de análisis y de conciencia, para sobrevivir en medio de todo (entre intentar la salvación y tener la conciencia tranquila) con comercio justo, mercado bio, etcétera. Bueno, también yo me doy el lujo de elegir qué comprar, prefiero alimentos sin tóxicos y cultivados de forma respetuosa con el ambiente, de acuerdo, pero creo que no hay que darle tanta importancia a estas falsas prioridades.
Zerzan: Así, todo se reduce a una cuestión de consumo.
Camenisch: Con ello colaboramos amablemente del consumismo capitalista.
Matteo: Me recuerda el eterno dilema entre creación y destrucción. El problema es cuando nos centramos solo en uno de estos dos polos: si queremos contrarrestar al capitalismo, al sistema tecnoindustrial, tenemos que considerar alternativas, y viceversa. Lo mismo ocurre con la dualidad individuo-comunidad, es una danza continua entre estos dos polos.
Camenisch: Creo que incluso entre los pueblos primitivos es una contradicción, no una contradicción elaborada, en el sentido de que sea producto de una reflexión o experiencia común. En nuestro caso ha sido armada, experimentada en el aislamiento de una persona individual, dentro de los límites de sus capacidades, necesidades, trabajo, etc. Todo ello a expensas del sentido de comunidad, de centrarse en resolver problemas comunes, porque solo al vivirlos juntos existen problemas colectivos que resolver, normalmente esta capacidad es dejada de lado y se pierde. Es una cuestión de comunicación, y la auténtica comunicación se da directamente, cara a cara, solo es posible en comunidad; y esto atraviesa tanto cuestiones colectivas como individuales que afectan a la comunidad.
Zerzan: Cierto, alguien dijo a Mondeggi: “se necesitan asambleas constantes para hacer funcionar las cosas”. No es en automático, implica trabajar todo el tiempo sobre las diferentes cuestiones, no es solamente a nivel organizativo sino también personal.
Camenisch: La cuestión es que a nivel psicológico nos mantienen bajo control, se trata del enorme poder manipulador de los medios, aunque todo empieza en la escuela, por supuesto. Se puede eliminar a muchas personas sin resolver nada. Por ejemplo, la gente que piensa; ah, la naturaleza (o la ecología) es una cuestión secundaria, y cosas así. Dicen: hagamos la revolución, después veremos. Yo pregunto: ¿Quieren hacer la revolución y recibir un páramo, un lugar donde no es posible habitar?¿Qué lógica tiene eso? Lo mismo sucede cuando mencionas sus contradicciones a tu querido y apreciado compañero, no hay respuesta.
Aunque pienso que discutir tiene sentido, incluso a un nivel mínimo, individual o grupal; combinándolo con la acción, según las capacidades, para difundir estas ideas a un mayor número de personas. No podemos esperar que las cosas vayan por donde queremos que vayan, o que cambien como lo deseamos. Lo único que podemos esperar es que nunca olvidemos la capacidad del análisis radical para concientizar a la gente. Quizá adoptar principios comunitarios con personas con las que se tiene contacto o que son más cercanas. Tal vez lo que aglutine no sea el primitivismo, quizá sean años de solidarizarse con presos, etcétera. Aquí, por ejemplo, personalmente los compañeros comunistas me son muy cercanos, pero es necesario repetirlo de vez en cuando, buscando claridad – no para una tendencia específica, sino como anarquistas en general -, “no obstante, ahora colaboramos solidarizándonos de corazón con ellos y con otros, pero si hacemos la revolución, la insurrección o lo que sea, sabemos perfectamente que llegará una fase de confrontación respecto a la cuestión del autoritarismo, porque ellos desean conquistar el Estado, y yo no quiero eso, pues soy antiautoritario”.
Zerzan: Quiero preguntar algo, aunque no estás obligado a contestar, ¿qué piensas hacer ahora?
Camenisch: Respecto a la cuestión militante y a la lucha armada, ya he dicho que soy un veterano. Por conciencia propia, por razones de edad, y por estar bajo control, no puedo decir a los compañeros jóvenes “hagamos la lucha armada”. También en términos de eficacia sería contraproducente e irresponsable. Por tanto, repito que desde el punto de vista de mi militancia en la lucha armada, soy un veterano que hizo acciones y pagó por ello.
Bien. Lo que deseo es seguir haciendo traducciones. Ahora estoy dentro del sistema y sometido a la actual esclavitud burocrática que llaman libertad. No es por despreciar esta libertad que obtuve al dejar la prisión, la aprecio. Claramente puedo vivir un poco mejor, pero también con más contradicciones. Porque cuando estaba en la cárcel, solía decir: El mejor lugar para mí es la prisión… aparte de la libertad del hombre fugitivo, ave en el bosque. Luchar verdaderamente contra el sistema es la forma más elevada de libertad, cualitativamente hablando. Pienso seguir haciendo canastas, es el trabajo que aprendí del Estado suizo. Me dije: ¡Bien! Gracias Estado, me mostraste cómo producir estos artefactos, me has enseñado un oficio sin un alto nivel de contradicciones, porque no hago canastas de plástico, sino de materiales naturales. Ahora quiero organizar mi vida de manera que tenga la mitad del tiempo para continuar elaborando estas cosas, y la otra mitad más intelectual, trabajando en la computadora. Compré un equipo nuevo. Debo trabajar desde la computadora, porque hoy en día no es práctico hacerlo de otra manera, podría hacer manuscritos, pero entonces otra persona tendría que transcribirlos de todos modos. Así que yo mismo hago esa parte. La misma contraposición que con el teléfono móvil, podría decir que no deseo ensuciar mi alma usándolo, pero para organizarse en este mundo, en este sistema, en este momento, tendría que acudir a alguien más y pedir prestado su teléfono. Así que en la situación actual, es preciso usar esta basura tecnológica, porque si no estaría obligado a utilizar el de alguien más. Tampoco puedo criticar el uso del automóvil, porque mañana lo tengo que emplear, ahora mismo lo necesito para pequeños quehaceres, para encontrarme con gente e ir por ahí organizando debates. Como tú, que has venido en avión, y ahora en auto, no puedo decir: ¡qué asco! Un compañero hace una broma, pero hay que tomársela en serio: “¿Usas Google Maps, aunque seas primitivista?”.
Zerzan: Por eso haces canastas.
Camenisch: Hacer canastas es otra experiencia. Ahora hago trabajos para clasemedieros, que dicen: “¡Hermoso! ¡Ah, son lindas estas canastillas para bicicletas! O las obsequio, tengo una larga lista de personas a las que me gustaría regalárselas. Hay otras que sirven para ir de compras. Aquí hay una de ellas: es una muestra de lo valioso que son estos productos, esta la hice hace cuatro o cinco años en Lenzburg, sigue en una pieza, no se ha roto. Esta otra tiene muchos años. En este oficio se puede diferenciar entre las que hago yo y las que hacen niños sin sueldo, o con un sueldo ridículo, por ejemplo, ahora venden canastas por un euro, esa es la globalización. Para hacer una canasta como esta tengo que invertir 50 euros en el material, termino ganando unos 5 euros por hora, que no es mucho. Si la tratas adecuadamente, sin dañarla ni dejándola bajo la lluvia, puede durarte cuarenta o cincuenta años.
Zerzan: El reciente ensayo que estoy escribiendo trata sobre el tejido, la independencia de los tejedores que utilizaban telares manuales, los ludditas.
Camenisch: Eso puede aprenderse con relativa facilidad. Sabemos que los pueblos primitivos van por los caminos reuniendo lo que encuentran, unas hojas por ejemplo. En un instante crean una bolsa o una canasta, que puede que no les dure cincuenta años, pero pueden volver a hacerla sin complicaciones, ya que tienen un profundo conocimiento de la naturaleza, de los materiales, de dónde crecen, cuándo cosecharlos. Ahora nos hemos desviado de la senda, pero tengo la idea de organizar mi vida en ese sentido.
Zerzan: ¿Vas a permanecer en Ticino?
Camenisch: Sí, me gustaría quedarme por unos años. Soy de las montañas de Grigioni, en los Alpes, donde hay un cruce de muchas culturas. Pero aunque solo hables alemán hay mucha influencia latina, es diferente si vas a Zúrich o si vienes aquí. Es distinto el trato dado, como la hospitalidad. Tal vez no haya mucha diferencia cultural o en la forma de vida, ni en el idioma, pero no soy tan alemán como italiano, soy más latino. Si tuviera que vivir aquí, por la situación de represión italiana, es como si viviera en Italia, en cierto modo. Ahora que has venido lo sabes, aquí estoy más cerca de mi gente que en la región de Zúrich. Así que por muchas razones me gustaría venir a vivir aquí, y por supuesto. Tengo la perspectiva de irme a vivir a las montañas, posiblemente en una ambiente colectivo, con miras a la autosuficiencia, tener una tierra, etc. No cortar completamente las relaciones con los que viven en la metrópoli, pero buscar la autonomía propia, cultivar, hacer lo que hacía en el monte, cosechar, cazar, y crear un espacio donde los distintos compañeros puedan encontrarse, discutir, dormir y cocinar.
Ticino está relativamente cerca desde el punto de vista logístico, accesible desde el norte y el sur.
Zerzan: ¿No tienes la restricción de permanecer en Suiza?
Camenisch: No, no tengo restricciones, podría tomar mi pasaporte y viajar. Pero tengo el problema del proceso legal relacionado con la Operación Ardire. No sé si exista una orden de aprehensión para la Unión Europea. En 2015, archivaron el caso, pero no han informado nada. Un abogado en Italia descubrió accidentalmente que lo habían publicado en Internet, pero no directamente a las personas afectadas; aunque es posible que existan otros procedimientos abiertos de los que aún no han dicho nada.
Cuando me detuvieron en Italia, el tribunal de Génova decidió prohibirme de por vida regresar a Italia. Mi abogado dice que quizá ya no tiene validez legal, porque los acuerdos bilaterales han cambiado. No es posible que Italia pueda impedirme entrar. En aquel momento decían que yo era socialmente peligroso, una amenaza para el país. De acuerdo, entonces era verdad, pero ahora no pueden decir eso porque he pasado 30 años en prisión y he realizado una “resocialización exitosa”, no soy reincidente. He pensado posponer los viajes al extranjero hasta que haya cumplido mi condena, que será en mayo del año que viene (2018). Entonces depende, porque las cosas pueden cambiar deprisa, de la noche a la mañana: no más teléfonos, no más electricidad, ni más agua. Somos totalmente dependientes, pues no controlamos esos elementos. Nos pueden cortar el agua, ¿no es así? Así que mejor no olvidemos que se puede vivir sin todas esas cosas. Como con un apagón, que provoca el repunte de nacimientos luego de nueve meses, lo cual es una señal de que el instinto natural sigue ahí. Si no es aplastado por la televisión u otras actividades alienantes, aprendemos que hacer el amor es quizás mejor que ver una pantalla. Debemos contemplar esto como un antídoto para no desesperar, que no todo está perdido. Porque hay habilidades que tal vez se están perdiendo, pero siguen ahí, podemos sanar, estamos enfermos pero somos capaces de recuperar esas capacidades. Si lo queremos, o si nos obligan. Si no tenemos agua disponible en las tuberías, bueno, aún hay manantiales, podemos ir por agua, bañarnos. Pues el agua entubada significa adicción, puedes tomarla cuando quieras. Estos discursos a menudo hacen enfurecer a la gente, porque no tienen argumentos para rebatirlos. Seguro que tú también has experimentado estas cosas al discutir con la gente.
Zerzan: ¿Qué pasa cuándo se enfadan?
Camenisch: Al quedarse sin argumentos deben conceder que tienes la razón, eso les obliga a llegar a un acuerdo consigo mismos, ¿no? Tienen que admitir sus propias contradicciones. Si no son capaces de hacerlo, la reacción es el enfado hacia ti. A veces verás cómo reaccionan gritando para defenderse. Pero eso no es negativo, es un proceso que inicia con la agresión, pues has acabado con sus falsas certezas, les has quitado su sostén. Creo que a menudo, en un segundo momento, comprenden que un proceso de concienciación ha comenzado.
Zerzan: Hiciste que dieran un paso adelante.
Camenisch: Creo que tú, John, tienes muchas experiencias en torno a lo que puede ser la conciencia de las personas, más allá de las diferentes expresiones culturales o de lenguaje. Has escrito que este análisis, va a la raíz, que es algo que importa ¡Estamos en el camino correcto! Lo cual nos motiva para resistir. Y bueno, yo en lo personal estoy de acuerdo contigo en no ser pesimista sobre cómo están yendo las cosas. Escribiste, en uno de tus textos, una pequeña anécdota, si no recuerdo mal; hablabas sobre el sistema con una vecina, sobre los problemas existentes, y esta mujer dijo acertadamente: “Mira, todos tenemos el corazón roto”. Esto me hace pensar que debemos ser capaces de hablar un lenguaje distinto, la gente habla de otra manera, tiene una educación diferente, una forma diferente de expresar las cosas. Contamos con el análisis duro, que va a la raíz, pero esta mujer supo identificar adecuadamente que todos tenemos el corazón roto.
Zerzan: Paseábamos, entonces ella dijo: “No debemos olvidar nunca que todos tenemos el corazón roto”¡Vaya! Aún recuerdo ese momento.
Camenisch: A menudo utilizo esas palabras. Tenemos que curarnos, es un proceso de curación, debemos seguir adelante. Es que la civilización ha sido una enfermedad muy prolongada.
Zerzan: Estaba pensando en lo que me decía Matteo en estos días; que en el último periodo las luchas han sido en defensa de la Tierra, NO TAV, ZAD y muchas otras… debe ser así. Quizá en Estados Unidos sea más fácil entender esto porque existen pueblos indígenas, y para mí ese es el vínculo con las ideas primitivistas. Para ellos todo gira en torno a la Tierra, la Tierra lo es todo; muchos anarquistas no lo tienen en cuenta para nada, pero ahora estamos en medio de luchas que tienen que ver con la Tierra. Para la gente que fue a Standing Rock tal vez la situación sea otra, porque son lugares diferentes, por supuesto… pero muchos de ellos no estaban acostumbrados, normalmente practican un tipo específico de lucha militante: van a un lugar determinado, apoyan luchas… Pero en este caso participaban los nativos, los pueblos indígenas. ¿Por qué es tan importante? Para ellos es muy relevante porque la tierra es sagrada. En fin, ahora se puede decir que ha terminado, pero fue una experiencia muy interesante, la forma en que mucha gente… cómo decirlo, en teoría todo el mundo apoya a los indios, pero luego realmente no piensan mucho en ello. Repito, en Estados Unidos tenemos esa ventaja, que hay indígenas, todavía existen, los conocemos. Por supuesto, es una situación totalmente diferente a la tuya, pero aun así fue una sorpresa. ¡Vaya! Standing Rock se convirtió una gran experiencia, duró meses… Pero tal vez no haya terminado y la lucha regrese.
Camenisch: Siempre hay que saber empezar de cero, porque cada vez es un nuevo comienzo; por ejemplo cuando aparece una lucha como en Val di Susa, entonces el análisis radical se pone en práctica, está ahí para la gente. Quizá hay veces que no vemos el enfoque positivo que se ha desarrollado en las diversas situaciones, en los pequeños grupos, en las diversas luchas. Necesitamos una mezcla de pesimismo y optimismo. Las cuestiones están abiertas. Esta civilización apesta, este es el pesimismo que debemos intentar transmitir, la conciencia de que la civilización es letal. Pero la cuestión está abierta. Hay escritos de Jarach que me han gustado, en ellos afirma que los anarquistas no debemos ser tan duros, ni tan puros. La historia aún no ha demostrado qué tipo de organización es la adecuada para alcanzar el objetivo de la revolución, por lo que incluso nosotros, como anarquistas, debemos en algún momento dejar los prejuicios, sobre lo que entendemos por autoritario o antiautoritario, sobre cómo organizarnos con la gente normal, entre nosotros, o con los comunistas. Jarach afirma que la cuestión de la organización aún no se ha resuelto, no hay respuestas en la historia, toda está por probarse, no sabemos qué funciona mejor en una situación determinada. Porque el error que cometemos a menudo es que confundimos la acción y el pensamiento, pregonamos como si la revolución ya hubiera sucedido. Estamos en una situación determinada con unas condiciones determinadas, tendremos que actuar de forma contradictoria, y no podremos actuar si declaramos: ‘no tienes razón’. Creo que hay que tener mucho cuidado al hacer declaraciones, al decir que las cosas son así y así, tenemos que verificar las cosas, verificarlas nosotros mismos junto con otras personas. Y luego preguntarnos: ¿qué puede hacerse? Jarach, y creo que tú también John, dicen que el anarquismo es también una ideología moderna y por tanto debemos cuestionarla en su conexión con las luchas que nos rodean. No podemos afirmar que los indígenas sean auténticos primitivistas, o anarquistas, en realidad no lo son. ¿Nosotros lo somos? ¡No, tampoco!
Soy yo quien debe saber cómo cambiar, para después pedir a la gente que me rodea que cambie de un modo que respete la autodeterminación. Para mí quizá sea un atajo, pero cuando reflexiono sobre el anarquismo, el primitivismo está ahí, está dentro de él, es lógico, es obvio. Así como es lógico que para el concepto de anarquía (no digo anarquismo a propósito) la crítica a la civilización sea básica, fundamental, porque la civilización no tiene nada de anárquica, toda la historia lo demuestra y con mayor razón la actual. Muchas veces, en las discusiones digo que las cosas son simples: si se piensa en la revolución, en una auténtica revolución, el análisis anarquista-primitivista es en cierto modo obvio. Si no tienes estas herramientas para entender cómo son las cosas, creo que no tienes la oportunidad de ir a los cimientos, de ir realmente a la raíz de las cosas. Sin sin ir a la raíz no se puede profundizar, porque de lo contrario siempre se detendrá un cierto límite, que la próxima generación se encargará de superar. Aunque tal vez la próxima generación quiera Facebook, ¿no? O quizá no, dirán que es alienante, contraproducente, etc. ¿Pero qué le vas a decir a la generación más joven que ahora está acostumbrada a Facebook? Debes exponerle la crítica básica que aplicas contra los automóviles, que también utiliza.
Zerzan: Aunque la gente se está alejando de Facebook, no les controla lo suficiente.
Camenisch: ¡Je, je!… Es mucha variedad, y la variedad es importante para los acercamientos.
Lo último que me gustaría decir, aunque no sea importante, es que si ahora estoy en libertad después de todos estos años, se lo debo a la solidaridad que me han expresado directa o indirectamente. Si ahora soy libre para estar aquí y poder hablar contigo, no es por casualidad. Por supuesto, también es porque ‘el Estado es bondadoso y me ha liberado’, pero en gran parte es gracias a la solidaridad que he recibido todo este tiempo. No es una gran victoria, es una victoria muy pequeña, pero también tenemos que vivir para estas pequeñas victorias, ¿no? Este es el mensaje que quiero transmitir a la gente: estoy muy agradecido porque si puedo disfrutar de este periodo de libertad antes de morir, creo que se debe al principio de solidaridad. Creo que también se debe a una pequeñísima dosis de anti-pesimismo, no de optimismo sino de anti-pesimismo. Aunque me cuesta utilizar estos dos términos; optimismo, pesimismo. Creo que no deberían tener tanto peso en nuestras reflexiones, ni en las motivaciones para actuar. No debemos perdernos en esta dicotomía optimismo o pesimismo, victoria o derrota.
Zerzan: Yo también conozco a muchos pesimistas, pero no se rinden, siguen luchando, siguen reflexionando los hechos.
Camenisch: Verlo todo en términos de lo que funciona o de lo que no, de pesimismo u optimismo, nos incapacita, nos paraliza. Deberíamos dejar estas cosas para los visionarios y pensar no tanto en el futuro como en la realidad del ahora, teniendo claros nuestros objetivos. Actuar en el momento presente, hacer lo que podamos, sin ocultar nuestros objetivos, principios o lo que sea; y estar mentalmente abiertos, claros: Esto es lo que somos, ¿Nos aceptan? ¿No nos aceptan? ¡Adiós! Pero sin pensar que poseemos la verdad.
Matteo: Una pequeña cosa que añadir a lo que decías de la solidaridad. Nosotros también tenemos que darte las gracias: por la maravillosa persona que eres, por la fuerza que nos has transmitido, por el cariño y la cercanía que nos has expresado, por la ironía estimulante de tus críticas. Una vez dijiste algo muy profundo: “Quien ha probado el sabor de la libertad y la ha elegido como amante, no la dejará escapar fácilmente”. Las primeras veces que te vi en la cárcel me sorprendió lo consciente que eras de cómo iba la sociedad, lo acertadas que eran tus apreciaciones. Sabías más que la mayoría de los compañeros de fuera.
Camenisch: Sí, pero es estructural. Estás solo en tu celda, no tienes la posibilidad de comunicarte. La situación de la prisión es quizá una paradoja; te permite obtener mayor información, y entrar en contacto con muchas más situaciones y personas diferentes de todo el mundo.
Matteo: Estoy de acuerdo, pero no es solo el hecho de tener acceso a la información, es también la forma de interpretarla. Era como si estuvieras presente en las situaciones a las que hacías referencia, distinguías pequeñas discrepancias que la gente de fuera no podía ver.
Camenisch: Eso es lo fundamental por lo que se termina en la cárcel… ¡je, je! Si tienes esa forma de analizar, de enfocar las cosas, puede que por eso estés prisionero. La comunicación es fundamental para sentirse parte de una comunidad. Pienso: este es mi hermano ¿no? Hablo con él, me visita, esto es hacer comunidad. Comunidad imperfecta… comunidad muy dolorosa en el sentido de que para ser felices deberíamos vivirla, pero podemos vivir partes importantes de lo que una comunidad es, o debería ser, o podría ser. En este sentido la prisión era como un privilegio, ciertamente no elegido, una especie de reducto. Así me enteré de la lucha NO TAV y de todas las historias de las que hablábamos; eché un vistazo al conflicto mapuche y así sucesivamente. Entonces reconocí dónde empieza una comunidad, o lo que queda de ella, en nuestros corazones. Cuáles son las posibilidades de una comunidad en medio de todas estas restricciones que conducen a su extinción.
No es tanto un mérito como una condición. Cuando estuve preso en Italia hice muchos compañeros. Esos fueron los mejores momentos, cuando más viví los principios comunistas. Sin jerarquía, teníamos un modo de vida realmente colectivo en la cárcel. Los camaradas de allí, comunistas, todos trabajaban, todos escribían, todos estudiaban, pero no creo que nadie escribiera tanto como yo, ni a tanta gente. También le escribí a personas que son adversarios políticos; por ejemplo, cuando estuve en Biella había un grupo de Refundación Comunista. Por diversas razones tenían posiciones, objetivos y principios más avanzados que el resto de su partido, así que incluso con esta gente intenté ver qué podíamos tener en común para actuar juntos contra la represión. Cada vez se aclaraban más mis posiciones con respecto a las suyas, mis objetivos se radicalizaron más, etcétera. Pero los respeto y puedo estar de acuerdo en una pequeña parte de su actuar, eso nos dispone a ir un poco más lejos.
Durante ese tiempo no me aburrí ni un segundo, aunque la gente ordinaria, incluso a veces los compañeros que la han vivido, piensan que la cárcel es aburrida. Hay muchos momentos en los que no se puede hacer nada, eso es tedioso. Yo, en cambio, no tenía tiempo para contestar todas las cartas, luego trabajaba y siempre pensaba que no había hecho lo suficiente; se hacían las dos o las tres de la mañana escribiendo, traduciendo, pensando que tenía que terminar un trabajo o continuar una discusión sobre la situación de algún camarada o algo así. Creo que las horas que trabajé fueron muchas, pero nunca me aburrí. En todo momento tenía algo que hacer. Estaba con la mente afuera, no encerrado.
Zerzan: Tengo un amigo que lleva en la cárcel desde 1974, como tú es muy abierto de mente y con gran sentido del humor. Cuando lo visito en California me digo: ¿cómo puede ser?
Camenisch: De nuevo, es lo mismo que interiorizar la situación. Esta interiorización puede resolver la vida, por más humilde que esta sea. La libertad empieza aquí, en lo más profundo de tu interior, para luego realizarse hacia el exterior.
Zerzan: ¿Tuviste que enfrentar mucha violencia en la cárcel?
Camenisch: No, nunca. Hay otras formas. La prisión es un mundo muy complejo; hay momentos en que el entorno carcelario es muy pacífico, pero hay otros en que puede existir un motín u otras violencias. Puedes estar en una prisión justo después de haber brotado la violencia. Por ejemplo, tenía dos compañeros que, durante peleas brutales en la prisión, habían sido trasladados poco antes, por lo que no las habían vivido, o llegaron poco después cuando la situación se había “normalizado”. Así que todo es muy aleatorio. Hay prisiones como la de Stammheim con altos regímenes de aislamiento, pues los han modernizado mucho: es algo terrible si no tienes un corazón fuerte, o si no puedes comunicarte con la gente de afuera.
Zerzan: ¿Jugabas al ajedrez en la cárcel?
Camenisch: No, no, no. No tenía tiempo y no me interesaba. Escribir era lo mejor, jugar al ajedrez es una pérdida de tiempo, también porque no me gustan esos juegos para pasar el rato. Mantuve los mismos principios de vida que cuando estuve fuera, incluso de antes, cuando fui campesino y pastor, (que por supuesto es ser muy civilizado) cuando no imaginaba situaciones en las que fueran necesarias vacaciones, o descansos para luego volver al trabajo. Haces cosas que te satisfacen, son duras pero satisfactorias, no es necesario tomar vacaciones por la tensión si lo que haces es relajante, lo disfrutas y es sano. No tienes ese tipo de división, como los pueblos libres que no necesitan desarrollar el concepto de libertad, ni el de suicidio: en su condición no necesitan esas palabras, esos conceptos. Diría que es mejor hacer el amor que permanecer aburrido o jugar al ajedrez. Está claro que la cárcel te deja huella, hasta en el corazón. Si no tienes el corazón completamente roto, debes cuidar que la cárcel no te lo destruya definitivamente, pero si puedes vivir tranquilo todo irá bien. Entonces estás en una situación en la que ni siquiera consideras arrepentirte. Sé que existe el arrepentimiento, he oído hablar de él, pero nunca he pensado que pudiera arrepentirme. Está fuera del imaginario, debido a la base que tenemos, de cómo estamos hechos, cómo afrontamos las dificultades y los errores, que no son acciones equivocadas. Sí, he cometido muchos errores, pero en el fondo ninguna equivocación.