Si piensas que eres demasiado pequeño para marcar la diferencia, prueba a dormir en una habitación cerrada con un mosquito.
Proverbio etíope
Cerramos la ventana para evitar que entraran más. Escuché atentamente durante suficiente tiempo hasta estar seguro que solo había uno en el cuarto. Llegué a la conclusión de que era imposible dormir mientras estuviera con nosotros y, por consiguiente, encendí la lampara. Espere, y escuche, el juego. Sabía que podía atraparlo. Había atrapado algunos antes. Solo era cuestión de esperar y escuchar, mantenerse quieto hasta poder verlo, y después golpear rápidamente sin compasión.
Eran las 5:45 cuando finalmente me rendí. El mosquito me había ganado – sin importar lo activo que estuve, el tiempo de espera, o cuantos de sus congéneres había atrapado y eliminado previamente – ni siquiera lo había visto, por no hablar de matarlo. Todo lo que me quedaba por hacer era apagar la lámpara, acostarme, y esperar a ser comido vivo.
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Esto es lo que debemos hacer con nuestra rabia. Ser pacientes. Ser sigilosos. Ser rápidos. Golpear duro. Sí, somos pequeños, pero eso es lo que nos hace rápidos y difíciles de golpear. Nuestro enemigo es torpe y lento. Y nosotros somos muchos. Podemos actuar juntos, en grupos, con aquellos a los que podemos confiar nuestras vidas. Podemos actuar a solas, seguros de que hay otros actuando también, y que nuestro enemigo no puede vernos a todos, por no hablar de matarnos a todos. Sí, debemos ser prudentes. Cuidadosos. Mantener la distancia cuando veamos a nuestro enemigo listo para golpear. Tener la seguridad de que está desprotegido cuando nos aproximamos, y durmiendo cuando golpeamos. Si planeamos nuestra fuga, podemos golpear tan fuerte como para despertar al enemigo rugiendo de su sueño, aullando en sangre. No estaremos ahí. En orden, para ser invisibles, no debemos ser mansos. En orden para ser efectivos, necesitamos no estar “organizados”. Vamos a ser encabronadamente salvajes. Estamos rodeando a nuestra presa, nos estamos preparando para acabar con el Leviatán, miembro a miembro. Porque sabemos que es un asunto de vida o muerte. Y no estamos dispuestos a morir.
Haz enjambre, pulula. Destruye.
Kevin Tucker